Vuestros deseos son órdenes! Aquí está el epílogo, espero que os guste! :)


Epílogo

Hermione Granger no podía creer los giros tan inesperados que había dado su vida en tan poco tiempo. Ni el mismo Severus Snape era capaz de concebir cómo su vida había empezado a ser de verdad una vida.

Después de terminar su curso en Hogwarts, ambos acordaron empezar una vida juntos. El castillo fue su opción, ése era su hogar. Aunque Snape tenía la casita de Spinner's End, sabía que no era el lugar idóneo para empezar de cero. Así que con el consentimiento de Hermione, la vendió y se compraron una modesta casita a las afueras de Londres para ir en vacaciones o algunos fines de semana.

Así pues, visto que ella quería quedarse a su lado en Hogwarts, ambos informaron a la directora de su estado de pareja actual. Minerva les felicitó, no sin antes sorprenderse un poco. Dándoles la confirmación de poder compartir los aposentos de Snape.

Cuando el curso finalizó, sin que nadie supiera de su relación, ellos disfrutaron unos días del castillo para ellos solos...

- Eres feliz, Severus? -dijo ella mientras le abrochaba los último botones de su levita negra-.

El mago la miró a los ojos con profundidad y cogió sus manos entre las suyas, deteniendo lo que estaba haciendo.

- Por primera vez, Hermione.

Ambos sonrieron y se besaron.

Hermione ya no se sorprendía por sus sonrisas. Es más, era algo bastante normal en él. Casi a finales de curso, los alumnos murmuraban entre ellos al verle pasar sonriendo. Ella solo se reía de lo necios que eran.

- Estás preparado? -le cogió de la mano antes de desaparecerse-.

- Mucho.

Con un sonoro "plop" se fueron del castillo para llegar a Grinmaud Place, donde los amigos esperaban a Hermione, pero no a un Severus. Hoy era el día en que harían pública su relación.

- Hermione! -Harry al abrir la puerta la recibió con un abrazo y vio sobre su hombro una figura oscura que de sobras conocía-. Pro..profesor Snape! Ha venido. Que...que bien! No lo esperaba. -sonrió verdaderamente complacido-.

Snape le miró sin ningún atisbo de odio. Muy lejos quedó todo aquello. Ahora entre él y Potter había una simple amistad. Y sabiendo que era el mejor amigo de su novia, no iba a dejar que el odio entrara de nuevo en su vida.

- Sí. Espero que no le cause un inconveniente... Hermione me dijo que sería lo mejor hacerles una visita.

Harry levantó una ceja pero la bajó en seguida. "Hermione"?, pensó. Desde cuándo ése hombre tuteaba a los alumnos? O...ex alumnos...?

- Bien, bien. Ningún problema, adelante. -le tendió la mano y ambos magos la estrecharon-.

Al entrar, Hermione sonrió con picardía a Snape y él intentó contenerse las ganas de besarla en ése preciso momento.

Aquella bruja había hecho de él un completo desastre en los últimos meses. Cada vez que veía esa mirada, perdía el norte. Sus noches de pasión y lo que no eran noches, no dejaban de aparecerse en su mente. Lo había vuelto loco y muy, muy, posesivo. En el buen sentido.

Una vez dentro del salón, el resto los saludó con alegría. Ron, Ginny, sus hermanos y padres y una claramente aturdida Lavender Brown, quien al ver a Snape no supo ni como decir Hola.

Las miradas de Ron hacia Hermione y Snape no pasaban desapercibidas por el mago, quien a su vez; miraba con bastante desdén a el joven Weasley.

Ron abrazó a Hermione sin pensarlo y Snape tragó saliva. Eso ya no le gustaba tanto...

- Ron! Ginny! Qué ganas tenía de veros...

Los Weasley saludaron amigablemente a Severus y le ofrecieron té, aunque él tenía las orejas puestas en otro sitio.

- Hermione...cómo es que ha venido Snape? -susurró Ron mientras se separaba de su abrazo-.

- Le dije que viniera. Vereís...-miró a Harry y Ginny y muy a su pesar a Lavender, quien no se separaba de Ron- Hemos tenido una gran amistad estos meses.

- Y eso? -volvió de preguntar Ron-.

- Pues por que es un hombre muy agradable.

- Cómo? Acaso estamos hablando del mismo murciélago mugrien...-Hermione le detuvo hablando entredientes-.

- Ron Weasley no quiero oír nunca más esta frase, entiendes?

Ron se puso rojo y Snape harto de oírle hablar se acercó a ella.

Antes de que nadie pudiese decir nada, Snape con la mano libre que no sujetaba la taza de té, cogió a Hermione por la cintura y la atrajo a él. Todos observaron aquello medio boquiabiertos. Y sin dudarlo más, Snape plantó un rotundo beso en los labios a la joven. Hermione, olvidando todo lo que estaba a su alrededor, correspondió aquel beso como siempre hacia: como si fuera su primer beso. Cuando necesitaron algo de aire, se separaron.

Con la mirada brillante y los labios rojos, señal de excitación, ambos giraron sus cabezas para ver a un público mudo.

- Eh...esto...-empezó Hermione y terminó riéndose-.

- Pero qué?! -soltó Lavender por fin de vuelta a la tierra-. Sales con un profesor!?

- Sí señorita Brown -repuso Severus- Algún problema?

La joven cerró la boca y miró al suelo avergonzada. Harry, Ginny y Ron estaban rojos de vergüenza y claramente querían hacer mil preguntas. Aunque Ron parecía no gustarle mucho lo que había visto.

- Sí...veréis...Severus y yo...nos gustamos y hemos empezado una relación. A partir de ahora viviremos en Hogwarts. El próximo año empezaré prácticas de pociones y él me ayudará.

-Vaya...Hermione...que...que noticia! -dijo al fin Harry- Me alegro por vosotros...-dijo sinceramente- Pero...-miró a Snape- Más le vale portarse bien con ella.

- No lo dude ni un segundo Potter...

Hermione se puso roja.

- Bueno...dónde está la cena?

Arthur y Molly volvieron a la tierra y ambos cerraron la boca.

- Es...esto..sí sí! La cena, claro! Pasad, sentaos todos! -dijo Molly- Arthur, mueve ese culo y ayudame con las bebidas...

Todos sonrieron y cogieron su sitio en la mesa.

- Y...cómo empezó todo? -preguntó Ginny, siempre sin cortarse ni un pelo-.

- Oh...pues...verás... -empezó Hermione-.

- Tuvimos varios encuentros no planeados y nos hicieron ver qué había en el otro. -terminó Snape con naturalidad-.

Hermione sonrió y puso su mano encima del muslo del mago por debajo de la mesa. Snape cogió su mano con la suya.

- Exacto.

- Y el primer beso? -insistió la pelirroja a lo que Snape le echó una mirada algo enfadada-.

- Calla Ginny. -dijo Ron aún rojo-.

Entonces, Snape tuvo más ganas de contestar.

- El primer beso...-miró a Hermione que le sonreía abiertamente- Fue tan torpe que tuve que rescatarla de un muérdago mágico -Hermione le dio un codazo mientras reía- Y para eso, tuve que besarla.

- Pero te gustó. -dijo ella-.

Ambos se miraron, tan enamorados, que los presentes no pudieron evitar sonreír por ellos. Todos menos Ron, que seguía sin comprender qué pasaba.

Harry, se levantó contento y habló.

- Por Severus y Hermione! Os deseo que seáis muy felices.

Todos brindaron y Hermione le dio otro beso a Snape.

3 años después

Al terminar su aprendizaje en la maestría de pociones al lado de Snape, Hermione empezó a trabajar en San Mungo. Hasta el día en que Snape fue a visitar San Mungo. Por qué? Bueno...Snape y Hermione iban a ser padres.

Después de 4 horas de suplicio y de no poder hacer nada para parar el dolor que sentía su ya mujer; Snape andaba arriba y abajo del pasillo de partos del hospital. Los Potter y los Weasley llegaron y antes de hablar o preguntar, Snape salió hacia el lavabo para no tener que gritarles.

Cuando salió, algo más calmado, una enfermera se acercaba a los demás familiares y oyó su nombre.

- Hermione Granger?

- Yo! -dijo Snape acercándose a ella corriendo-. Qué? Cómo está? Qué ha pasado?

- Está bien, ya puede a entrar a verla. Felicidades, es una niña. -sonrió amablemente la medimaga- Quien es su marido?

- Yo! -gruñó Snape-.

- Oh, entonces sigame por favor.

- Y nosotros, podemos verla? -dijo Harry-.

- Cuando les avise...-dijo Snape nervioso-.

Al entrar a la habitación y ver a Hermione con su hija en brazos, no pudo soportarlo y dejó que varias lágrimas de felicidad surcasen su rostro. Ella le tendió la mano con una sonrisa cansada para que se pusiera a su lado.

- Hola papá -dijo ella en un hilo de voz mientras también dejaba caer las lágrimas- Te presento a tu hija.

Snape casi se cae al suela antes de posarse en la silla. Emocionado, pasó una mano por el rostro de su mujer y después miró intensamente a su hija. Era padre! Padre! Nunca en la vida había pensado que llegase este momento. Era tan feliz, que no cabía en si de gozo. Se acercó de nuevo a Hermione y la besó en los labios varias veces, las mejillas, la frente...hasta que sus ojos dejaron de llorar.

- Mi vida...estás bien?

- Sí. Ya ha pasado...

- Puedo...puedo cogerla?

- Claro. Ahora deberás acostumbrarte. Quién sinó iba a levantarse cada noche a parar sus llantos? -dijo ella y Snape sonrió ante sus palabras-.

- Claro que lo haré, bruja del demonio...-sonrió de lado-.

Ambos pasaron varios minutos sin decir nada. Sobraban las palabras. Su hija, de pelo oscuro, ojos castaños y piel blanca les miraba adormilada.

- Tiene tu pelo...-dijo ella en un susurro-.

- Gracias a Dios tiene tu nariz...-dijo él mientras su mano cogía los pequeños dedos de su hija-.

- Has pensado en un nombre?

- Sí...-dijo él- Ana. Te gusta? -dijo inseguro-.

- Me gusta mucho Severus.

Tras otro silencio, Snape volvió a dejar caer un par de lágrimas y Hermione le apretó de la mano tan fuerte que tuvo que mirarla, aún avergonzado de mostrar sus lágrimas.

- Serás un padre estupendo Severus...no lo dudes ni un segundo.

Snape sonrió de lado y se acercó a ella besándola como si no hubiera un mañana. En medio de los dos, la pequeña Ana, empezaba a dormirse.

THE END!

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