Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi, sin embargo la trama es completamente mía.

Fic en colaboración con la campaña de fickers unidas para llevar el canon hasta la cima.

Capítulo 1

Inuyasha Taisho movió el pincel al mismo tiempo que ladeaba la cabeza. La tenue luz que entraba por la ventana parecía darle vida al bonito rostro que estaba plasmando sobre el papel. Amaba pintar, mezclar colores, darle vida a las imágenes a través de sus pinceles. Era una forma de expresar sus sentimientos. Aunque últimamente sus sentimientos lo llevaban a pintar cuadros grises, sin vida. Era como si el vacío que sentía en el pecho tomara forma también en el papel.

Ya eran dos años desde que ella se había ido. Su relación con Kagome Higurashi terminó antes de que él pudiera darse cuenta. No entendía en qué momento dejaron de amarse tanto, al menos para él, el amor estuvo presente cada día. Adoraba verla despertar a su lado. Y no entendía cómo es que habían terminado así, tan lejos el uno del otro. Los recuerdos eran cada vez más dolorosos, era como si estuviera experimentando una interminable pesadilla.

Recordaba la primera vez que la vio. Tan bella con un vestido blanco, con aquella bicicleta que apenas lograba controlar. En ese momento jamás pensó que esa mujer llegaría a poner su mundo de cabeza. Se apoderó no solo de su corazón. Sino que ocupó la mitad de su armario, la mitad de su tocador e hizo lo que quiso con su casa. Cada rincón seguía oliendo a ella, como esa tarde en que había hecho sus maletas para irse.

"Mi mundo es un desierto donde voy muriendo, no recuerdo la felicidad. El 14 de febrero lo detesto y van dos diciembres que no estas"

Dejó el pincel sobre la mesa y se acomodó en el sofá. Como suponía ese lugar también lo hacía recordarla, al igual que otros muchos lugares en los que habían estado juntos, y, ¿día de los enamorados? Eso eran tonterías. La soledad lo iba a volver loco, ¿Por qué todo lo hacía sentirla e imaginarla?, era tan desesperante la forma en que quería volver a estar con ella, que se reprochaba su propia actitud. ¿La odiaba o la amaba?, aunque lo más segura era la segunda opción.

Suspiró y pasó la mirada por la parte vacía del sofá. Recordaba su vaga presencia, cuando en esa época del año corría por una cobija y se acurrucaba contra él. Su suave piel, erizarse por el frio y la sensación de protección que lo embargaba al sentir que podía cubrirla, se sentía un gigante protegiendo a una princesa, sentía que Kagome lo volvía el hombre más fuerte del mundo.

"solo, sencillamente solo. Tan solo aburrido, loco y solo. Solo sin tus besos, solo sin tu cuerpo. Solo porque ya tu no estas."

"La puerta de mi casa ha seguido abierta, por si acaso tú decides regresar. No dejaste sustituta que me de fuerza. Tú eras mi principio y mi final."

Se encogió en el sofá dejándose arrastrar por los recuerdos. De pronto, la gatita amarilla con manchas negras que le había regalado Kagome en su cumpleaños se montó sobre él y se dejó acariciar.

—Kirara, seguro que tú también la extrañas.

Como era de esperarse la gata no respondió, en cambio maulló y se acurrucó más entre sus piernas. Kirara era lo único que le recordaba que lo de él y Kagome había sido real.

El timbre de la puerta lo sacó de sus pensamientos y tuvo que alejar a kirara con un movimiento de manos para poder levantarse.

—Inuyasha —el grito de Sango, su mejor amiga, lo hizo dar un salto. Iba con impermeable cubriéndole hasta los pies. Y por la cara de pilla que tenía, seguro que tenía algo importante que decirle.

—¿Qué paso? ¿Por qué tan contenta? —pronunció al momento que la chica se le arrojó a los brazos.

—Miroku me pidió al fin que fuéramos novios —dibujó una sonrisa al ver a su amiga feliz. Él sabía que Miroku estaba loco por ella, pero el muy cobarde nunca se atrevía a decírselo.

—Me alegro por ustedes. —Sango lo escrutó con la mirada.

—Vamos Inuyasha, trata de al menos decirlo con verdadera felicidad —Sango miró el interior con el ceño fruncido—, ¿no has arreglado nada?, hombre tenías que ser.

—No importa, ya limpiaré cuando tenga tiempo —se excusó, mientras caminaba para recoger unas camisas que estaban en el sofá.

—Si, como no —Sango se quitó el impermeable y lo ayudó a levantar unas cuantas cosas, las llevó al cesto de ropa, luego volvió por los trastes regados en la mesa y pasó un trapo en ella para quitar los restos de salsa derramada—. ¿Solo has estado sobreviviendo con pizza?

—No sólo con pizza, también con hamburguesas y no sabes lo bien que me quedan las sopas instantáneas.

—Eres un bruto —se quejó pasándole los vasos para meterlos al lavavajillas. —No sé cómo te soporta la pobre Kaede —refunfuñó buscando más en la cocina.

—Sango, Sango, deja eso ya —le quitó la escoba de las manos y la aventó al sillón—, lo haré cuando tenga tiempo.

—Es lo que dices siempre, pero me estás colmando la paciencia. Quiero que levantes todo tu mugrerío de aquí y que te laves mientras te preparo algo decente.

—Dejaré que te metas en mi cocina, pero no me pidas levantar nada, en mi desorden tengo todo ordenado.

Sango le quitó importancia a sus palabras con las manos y se puso manos a la obra.

Inuyasha miró con desgano la ventana, se acercó hasta ella y el viento que soplaba a fuera lo hizo acordarse de su pintura, si no la terminaba a tiempo no podría presentarla a los señores Fujiwara, sabía que uno de sus hijos estaba a punto de casarse y querían hacerle un regalo de bodas, aunque la verdad era regalo para su nuera que era la aficionada por el arte. Las instrucciones eran, pintar un cuadro que mostrara las bellezas de Japón. Llevaba pensando en su obra más de una semana, pero seguía sin poder retratar algo decente.

Volvió su vista hacia la ventana y limpió con la mano el vidrio que se había empañado por su cálido aliento hasta que el sonido de los tacones de Sango lo sacó de su ensimismamiento.

Ella colocó una taza humeante de café sobre la mesa donde se encontraban las pinturas y los botes, mientras sostenía una en las manos y la llevaba hasta sus labios.

—Deberías pensar en abrir una galería para tu trabajo —mencionó la morena al ver el cuadro de Inuyasha—, aunque si solo sigues pintando a Kagome, muchos hombres la buscaran a ella en vez de tus cuadros —Inuyasha miró el cuadro apenas terminado y bajó la manta sobre él.

—¡Demonios Sango! Un cuadro no se ve antes de estar terminado. —gritó con fingida molestia.

—Lo lamento, pero es imposible no verlo. Es hermoso —Sango miró de soslayo a Inuyasha y lo vio metido de nuevo en sus pensamientos. Carraspeó y continúo hablando—. Miroku me dijo del cuadro que te encargaron los señores Fujiwara.

—Sí, he intentado concentrarme en eso, pero no veo la forma de belleza de Japón. —tomó la tazas y la llevo a sus labios.

—Podrías dibujar los hermosos jardines —Inuyasha pareció sopesarlo y después asintió.

—Podría ser —sonrió con pesar, que no pasó desapercibida para la chica. Su amigo se sentía muy solo y lo sabía, Kagome era todo para él y eso no iba a cambiar hiciera lo que hiciera—. Necesito concentrarme Sango, así que deberías ir a cuidar a tu novio.

—Mejor córreme —dejó la taza sobre la mesa y caminó con rumbo a la salida— Miroku no me engaña, seguro lo tengo donde quiero —Inuyasha sonrió y le aventó uno de los cojines del sofá, que ella esquivó con facilidad.

—¿Todas son así de obstinadas? —ella se encogió de hombros y tomó el impermeable que estaba a un lado de la puerta. Solo se giró para mostrarle la lengua en un gesto divertido.

En cuanto Sango desapareció Inuyasha se arrojó de nuevo al sofá, y el ruido que reino en el lugar lo hizo darse cuenta de cuan solo estaba en realidad. Un nudo se acumuló en su garganta, sin embargo se aferró a las ganas inmensas de sonreír.

"solo, sencillamente solo. Tan solo, aburrido, loco y solo. Solo sin tus besos, solo sin tu cuerpo, solo porque ya tu no estas (y quizá no volverás)"

"te juro mi amor que no me queda nada. Que en mi cama hay un vacío como también en mi alma."

La semana que siguió a la visita de Sango se dedicó de lleno a su proyecto. Acumuló notas con ideas, visitó muchos lugares en sus ratos libres para inspirarse hasta que un día sin que pudiera detenerse empezó el cuadro con un simple pincelazo hasta que logró terminar.

La presentación del cuadro se llevaría a cabo esa misma semana. Arregló su mejor traje de noche y se presentó como un invitado especial en la fiesta de compromiso de Koga Fujiwara.

Continuará…

Editado: 18/enero/2019

Tomé la decisión de editar los capítulos de Dulce soledad por dos razones. La primera porque no me gustaba como estaban, tenía muchas faltas de ortografía, y algunas cosas gramaticales que no me sonaban bien cuando lo leí por segunda vez. Y la otra es que quería volver a darle vida. Volver a mostrarlo al fandom.

Gracias por volver a leer Dulce Soledad.