Este Fic es un drabble para el concurso del foro Reto drabbles SK,

Va dedicado a mi hermanita nani27

Disclaimer: No me creerán, pero esta mañana hablé con Takei y me propinó los derechos del Manga (¿Un chiste malo? ¡Tú has uno mejor si puedes!) ¬_¬


Nuestro cielo

En una bella tarde en la pensión Asakura, el cielo anaranjado se podía apreciar a lo lejos, una vista considerada hermosa por muchos, incluido al Rey Shaman, que se encontraba bajo un árbol acariciando el lomo de un gato blanco con su mano derecha mientras otros dos gatos marrón y negro descansaban en su pecho y rodillas.

—¿Otra vez entraste gatos a la pensión? —Habló un joven igual a él de estatura más alta, que increíblemente era el menor de los dos hermanos—. Annita te va a regañar de nuevo.

—Lo sé —respondió seco, sin ánimos, al tiempo que su hermano gemelo se sentaba a su lado y tomaba al gato marrón de su pecho.

—Que lindo, me recuerda a Matamune.

Hao vio como su hermano acariciaba la boca y bigotes del felino, muchos espíritus y Shamanes aún no concebían que el aterrador Apache de hace quinientos años tuviera un afecto tan grande por una simple criatura animal del mundo humano, pero ellos no conocían todo su pasado.

—¿Qué te preocupa, hermano?

—Soy Dios. ¿Acaso hay algo que no deba preocuparme de este asqueroso mundo? —dijo con voz desanimada, pues el Shaman que planeaba el exterminio de la humanidad estaba pensando aún en que hubiera sido de su vida si su plan no hubiese sido frustrado por su madre, su cuñada y hermano.

—Nii-chan —respondió poniendo su mano en el hombro de su hermano dándole unas pequeñas palmadas—. Ya te dije que Annita y yo haremos un buen trabajo para mejorarlo.

Hao suspiró. ¿Qué tenia que hacer para que lo trataran como el Rey que era? Aunque el trato de su hermano no le molestaba, es más le agradaba poder sentir lo que en su infancia humana nunca tuvo, le parecía que se llamaba afecto o cariño.

—Deja de tratarme así, soy el Dios de este universo y merezco respeto —se volteó para evitar a su hermano, no podía permitirse demostrar sentimientos tan dignos de un homo sapiens.

Yoh sonrió, sabía como se sentía, pues él era su hermano, su antepasado y al mismo tiempo una parte de Hao y aunque lo que se acaba de decir va en contra de toda lógica científicamente humana comprensible, era así.

—Y yo merezco un hermano mayor a quien molestar —dijo tomando por la cabeza a su hermano de forma gentil y comenzando a forcejear en un juego de niños—. Aunque... mírate, eres un enano.

—Es que no quiero envejecer como ustedes, patéticos humanos —respondió aún siguiendo el juego.

Un rato después, ambos quedaron mirando el cielo. La noche había acabado de caer.

—El cielo de su mundo es muy hermoso, mi Rey —rompió el silencio Yoh tratando de sonar en la forma respetuosa que a Hao le gustaba.

—No —sonrió antes de continuar—. El cielo de nuestro mundo es hermoso, hermano —finalizó así el Dios de todas las almas mirando al cielo y creyendo que si había esperanza en la raza humana.