Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto

«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper».

Capítulo 1 La misión del ángel


—Mi madre siempre me contaba cómo se había enamorado de mi padre y constantemente decía que su cabello rojo era su hilo del destino, acepto que me intrigó un poco cuando era pequeño así que hice que mi madre me hablara de esa leyenda…

Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con un bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.

—Siempre me pregunte si sería posible encontrar a esa persona que se halla al otro lado del hilo, mi madre constantemente me dijo que tarde o temprano la encontraría pues el hilo rojo conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias ahora creo haberla encontrado y no dejare que se aleje de mi jamás…

Mientras tanto…

Una hermosa chica despertaba de su profundo sueño, su cabello largo negro-azulado caía sobre su espalda de la cual unas enormes alas sobresalían, era un ángel, se levantó de la cama se puso su bello vestido blanco como la nieve, un collar de oro con un par de alas colgando y con una perla que hacia juego con sus ojos y se dispuso a buscar a alguien…

—¡Sasuke-sama!—gritaba contenta por toda la casa.

—¿Aun estas aquí? deberías irte de una vez—dijo un apuesto pelinegro saliendo de uno de los cuartos.

—¿Por qué m…me trata así? Sasuke-sama dijo…—los ojos de la chica se humedecieron.

—¿Qué te amaba?, no es verdad, nunca fue verdad—señaló arrogante.

—P…pero usted y yo—dijo Hinata con voz entrecortada.

—Olvídalo, ahora vete de aquí—Sasuke iba a regresar al cuarto en el que estaba anteriormente.

—Pero ¿por qué?—preguntó desesperada la Hyuuga con lágrimas en los ojos.

—Te digo que te vayas—expresó mientras la tomaba del brazo y la sacaba de su casa.

Las lágrimas rodaron por sus mejillas, se dejó caer frente a la puerta y lloró amargamente, cansada y deprimida decidió regresar a casa, debían estar preocupados por ella, de cualquier manera ya nada podría perder o eso pensaba ella. Avanzado entre pequeñas calles y intrincados callejones por el oscuro camino de regreso comenzó a sentir que la seguían así que apretó el paso pero no fue suficiente, alguien la tomó por la espalda, aquella silueta era imposible de distinguir pero por su compleción se podía decir que era un hombre, más bien un demonio, este le ordenó a Hinata que no se acercara más al inframundo, también le recordó que los ángeles y los demonios no deben mezclarse, luego el extraño sujeto jaló el collar de la Hyuuga arrancándolo de su cuello…

—Yo…no quiero volver n…nunca más, ahora dame eso—dijo Hinata con los ojos llorosos.

—Qué bueno que lo entiendes pero te dejare un lindo recuerdo para que no te arrepientas…

El demonio lanzó a Hinata al suelo, mientras ella se incorporaba él se acercó a su espalda y con una espada cortó las alas del ángel, el enorme dolor que la chica sintió la hizo desmayarse, no supo más de ella hasta que despertó deseando que todo fuera un sueño pero el dolor seguía siendo muy fuerte y su bello vestido estaba teñido de rojo, lo primeo que hizo fue mirar a su alrededor se encontraba en una pequeña casa y un ángel regordete estaba sentado en una mesa comiendo dangos, en cuanto él la vio despierta se acercó a ella para revisar cómo se encontraba…

—H…hola—dijo asustada Hinata— ¿dónde estoy? ¿Quién eres? ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Qué pasó?

—Déjame ver, el purgatorio, Choji, 4 días…, la última realmente no estoy seguro—contestó sonriente el chico.

—¿Qué?—preguntó la Hyuuga.

—Lo siento, esas son las respuestas que tengo…Estas en el purgatorio, yo soy Choji un ángel que recibe a los espíritus recién llegados y decido si se van al cielo o al inframundo, pero tu llegaste por el portal del inframundo y al ver tu vestido rojo pensé que eras un demonio…

—No, yo soy…—dijo tristemente.

—Me di cuenta—interrumpió el ángel regordete— vi tus alas o donde se supone estarían, así que llamé a una amiga para que te curara, has estado inconsciente por 4 días, lo que no me explico es que hacías en el mundo de los demonios esos seres no son precisamente una buena compañía.

—Lo sé—dijo a punto de llorar.

—Sabes las penas con pan son menos, la comida esta lista vamos a comer—dijo el muy glotón.

—Hola Choji ¿cómo estás?—preguntó una mujer entrando, luego se dirigió a la ojiperla—veo que despertaste.

—¡Kurenai! hola—saludó Choji.

—¿Cómo te sientes querida?—preguntó kurenai.

—B…bien—contestó Hinata tímidamente.

—Dime ¿qué hacías en ese lugar? los ángeles tenemos prohibido bajar—indagó.

—No quisiera hablar de eso—dijo la Hyuuga afligida.

—Entiendo pero por favor no vuelvas a bajar, mira como terminaste, ahora saca tu joya espiritual para regenerar tus alas—dijo amablemente el ángel de apariencia mayor.

—Yo—comenzó a llorar—él…se la llevó…

—Esto es un grave problema, lo sabes verdad—dijo preocupada—Sin alas no puedes ser un ángel y sin la joya no puedes recuperar tus alas.

—Puede pedir una nueva joya ¿no?— interrogó Choji.

—Sí, pero si se enteran de como la perdió no podrá ser un ángel nunca más, incluso…Está bien, dime tu nombre querida—averiguó atentamente.

—Hyuuga Hinata—contestó casi como un susurro.

—Eres una Hyuuga, eso sí que no me lo esperaba—dijo conteniendo lo mayor posible su sorpresa.

—¿Por qué?—indagó nuevamente Choji.

—Los Hyuuga son reconocidos por cumplir su periodo en la tierra de manera impecable y al regresar al cielo forman parte del clan de ángeles guardianes más fieles al servicio de kami-sama—contó kurenai.

—Entonces sí que metiste la pata Hinata—dijo Choji con demasiada sinceridad.

—Lo sé, pero estoy dispuesta a pagar las consecuencias—contestó seria la ojiperla.

—Es lo mejor, vamos te ayudaremos a llegar al cielo—ofreció la mujer de cabello ondulado.

Mientras tanto dos chicos llevaban varias horas caminando mientras buscaban a Hinata, eran su primo Neji y su amigo Shino quienes sabían que dentro de poco la Hyuuga tendría una misión como ángel guardián y debería estar preparándose, incluso le preguntaron a la mano derecha de la diosa Tsunade, Shizune, si se había ido antes, pero no, nadie sabía nada acerca de su paradero, en esos momentos Hinata, kurenai y Choji llegaron al cielo y se dirigieron directamente a buscar a Tsunade, pero en el camino se encontraron con el primo de la Hyuuga.

—Hinata ¿qué sucedió? ¿Te encuentras bien?—averiguó preocupado el joven Hyuuga.

—Yo, Neji, es que…—la chica no sabía que contestar.

—¡Tus alas! ¿Qué ocurrió? Contéstame Hinata—decía desesperado.

—Un demonio se las cortó—contestó kurenai.

—¿De qué habla? ¿Cómo llegó aquí un demonio?—preguntó Neji.

—No, yo fui al inframundo—contestó apenada.

—Pero que rayos…tu…—Neji estaba molesto, pero no porque ella había hecho algo malo si no porque no pudo protegerla.

—Estaba enamorada del demonio y él me dijo…lo siento los defraude y ahora no tengo alas ni mi joya espiritual—se disculpaba entre sollozos Hinata.

—Dime quien fue, iré a ponerlo en su lugar—amenazó Neji.

Hinata trataba de calmar el enfado de Neji pero en ese momento llegó su padre, un ángel estricto a cargo de la familia Hyuuga, era bastante inflexible y fiel seguidor de las reglas, a estas alturas el hombre ya estaba enterado y posiblemente pensaba que la chica era la peor deshonra de la familia…

—Padre—la chica bajo la cabeza.

—Hablare con kami-sama para que no puedas volver a entrar aquí—comentó Hiashi.

—Es su propia hija ¿cómo puede decir eso?—reprendió kurenai.

—Hiashi, Hinata vengan un momento—Tsunade quien había escuchado el alboroto y los llamó.

—Lady Tsunade, por favor perdone a Hinata—imploraba Neji.

—Gracias Neji, todo está bien—lo reconfortó su prima mientras se alejaba con Tsunade.

Tal como había pedido la rubia, ambos Hyuuga la siguieron hasta un edificio semiesférico y una vez dentro comenzaron a subir escaleras, un par de minutos después los tres se encontraban en la oficina de Tsunade, esta les hizo un gesto con la mano indicándoles que se sentaran y empezó a hablar…

—Hinata mantenías una relación sentimental con un demonio, acto que está penado por nuestras leyes—amonestó Tsunade.

—Lo sé, en verdad lo siento—contestó Hinata.

—No mereces ser perdonada, no dejare que arruines el nombre de los Hyuuga—regañaba Hiashi.

—Hiashi los ángeles deben ser compasivos y tolerantes a los errores o al menos eso esperaría de los Hyuuga los mejores Ángeles guardianes—le reprendió Tsunade.

—Esto es diferente, ella rompió las reglas, ahora ni siquiera tiene alas—decía con decepción.

—Hiashi tranquilízate haré que Hinata recupere sus alas. Y más te vale ir cambiando esa actitud o tú y tu familia dejaran de ser mis Ángeles predilectos si tienes ese título es porque siempre fueron los más amorosos y comprensivos, te hice venir con la esperanza de que habláramos en calma pero creo que va a ser imposible por ahora así que te pido que salgas por favor—advertía la rubia

—Lo siento, entonces me retiro, dejo a mi hija en sus manos—dijo Hiashi atravesando la puerta.

—Hinata tengo entendido que perdiste sus alas y tu joya espiritual—aclaró Tsunade— ¿sabes que eso te quita tú puesto de ángel guardián?

—Si—fue lo único que pudo contestar.

—Puedo fabricar otra y estará lista en 1 año—dijo seria—sabes que son muy poderosas, por eso no se crean de la nada. Pero no puedo dártela así como así para que seas un ángel nuevamente pues has violado las leyes y no puedo darte un trato preferente

—Lo entiendo—contestó desilusionada.

—Más sin embargo, podemos hacer algo…te encomendare una misión si la cumples dentro del plazo de 1 año la joya será tuya y con ella podrás regenerar tus alas y volver a ser un ángel, si no lo cumples no serás un ángel nunca más y te quedaras para siempre aislada en el purgatorio…

—Sí, aceptare, ¿cuál será mi misión? dígame por favor—dijo entusiasmada la joven.

—Tu misión se realizara en el mundo de los humanos y estarás bajo órdenes de cupido…

—¿Cupido?—preguntó la peliazul.

—Sabes—comentó Tsunade— las personas al nacer están atadas con los hilos del destino, un hilo rojo atado a su meñique invisible para todos excepto para cupido y para mí, muchas veces esos hilos rojos se tensan o se enredan pero nunca se rompen pues son la prueba de que todos tenemos una alma gemela. El trabajo de cupido es flechar a los humanos que están unidos por un hilo, si estos viven una vida de bien ambos se convertirán en ángeles y vivirán aquí juntos, si ambos fueron malos irán al inframundo.

—¿Y qué pasa si uno fue bueno y el otro no?—pregunto curiosa Hinata.

—En tal caso—respondió la rubia—quien hizo las cosas mal tiene la opción de pagar por lo que ha hecho en otra vida humana, pero solo una, de esta manera pueden ser ángeles los dos, pero sí de nuevo hace el mal ira al inframundo definitivamente y no les será posible estar juntos.

—Qué triste—pensaba Hinata.

—Si todos fueran buenos humanos se convertirían en ángeles y podrían vivir en armonía—dijo Tsunade seria—es una lástima que no sea posible, bueno eso era una pequeña introducción, por este año iras a la tierra como un humano y te daré la capacidad de ver estos lazos en las personas, tu tarea será ayudar a cupido a encontrar a las personas que están a los dos extremos de un hilo y unirlas, parece un trabajo fácil pero no lo es, cupido te entrenara solamente por poco tiempo pero podrás pedirle consejo si se te dificulta algo, depende del número de parejas que unas y las consecuencias positivas o negativas que generes decidiré si puedo darte la oportunidad de ser ángel de nuevo.

—Espere, ¿lo hare yo sola? no sé si pueda—Hinata dudaba de sí misma.

—¿No esperabas que fuera algo fácil verdad?—dijo la rubia de manera desilusionante.

—B…bueno—aun titubeaba.

—Entonces ¿rechazas mi oferta?—dijo Tsunade molesta.

—No, acepto—dijo la Hyuuga.

—Shizune manda a traer a cupido—ordenó la rubia a su mano derecha—bien Hinata une parejas y serás un ángel de nuevo.

—Si –dijo entusiasmada.

—Cupido está aquí—anunció Shizune.

—Hazlo pasar—respondió Tsunade.


Aquí termina el primer capítulo espero les haya gustado, desde que me llegó la idea para escribir este fic estaba bastante entusiasmada así que me alegra poder compartirlo con ustedes, en cuanto a los escenarios en los que se desarrolla este primer capítulo debo hacer una aclaración, el inframundo en mi imaginación se vería igual que la guarida de Orochimaru en el primer capítulo de Naruto Shippuden y el cielo lo trataré de representar como la aldea de Konoha.

En mi perfil tengo una página de Facebook en la que subiré contenido relacionado con mis fanfics, Naruhina y Sasusaku (y algo de Gruvia por si les gusta Fairy Tail), por ahora está algo abandonada pero espero ir mejorándola, también dejare mi DeviantArt y mi Tumblr dentro de poco empezare a subir dibujos Naruhina hechos por mí, sería un honor que pasaran por allí y me dejaran sus opiniones.

Por cierto no olviden que cualquier comentario, duda, sugerencia o crítica (constructiva) es bienvenida, sin más por el momento…

Nos leemos luego (n.n)/