Definitivamente si alguien quisiera una vida como la mía, debería estar loco.

Yo no quería nacer así y estoy segura que la mayoría de las personas como yo tampoco quisieran.

Lo que yo recomiendo es encerrarse en una casa sin puertas o ventanas con un espacio donde haya aire y una forma de conseguir comida todo el tiempo. Bueno, quizás no sea tan buen consejo pero estoy segura que es mejor que vivir huyendo de monstruos que intentan matarte a cada maldito momento.

Ser como nosotros es peligroso y todo el tiempo consigues que dioses o monstruos intenten asesinarte de la peor y más dolorosa manera. ¿Qué estoy exagerando? Te contare mi historia de pies a cabeza para que veas que no exagero.

Si crees que es todo mentira, bien ya puedes irte yendo a la… está bien, calma. No me voy a alterar. Te advierto, esto no es ficción y todo lo que estoy por contarte es exactamente lo que paso. ¿No crees en los dioses griegos? Bueno, te recomiendo hacerlo antes de que alguno de ellos te vaporice.

Mi nombre es Katherine Rush, aunque preferiría que me llamaran Kath.

¿Mi edad? No importa. Bueno, está bien. Tengo 12 años.

¿Qué es lo extraño en mí? Soy hija de un mortal y una diosa griega. ¿Qué es lo peor que ser hija de una diosa griega? Ser hija de la misma Artemisa, la diosa que juro solemnemente nunca enamorarse de un hombre. Seguro querrán saber cómo o porque mi madre se enamoro de mi padre y tuvo como resultado a esta hermosa criatura que hoy les está contando esta historia. La verdad es que no tengo ni la mas pálida idea del porque mi madre rompió su propio juramento, pero solo sé que a causa del juramento roto eso hace que los monstruos sean atraídos hacia mí como cualquier hijo de uno de los tres dioses principales. Bah, a mi me gustaría atraer chicos, no monstruos.

Mi vida no era dramática y abrumadora como lo era antes… antes de cumplir los siete años. Verán, mi padre puede ser la persona más encantadora y paciente persona con todos… excepto conmigo. No puedo afirmar que me odia porque odiar seria darme mucho sentimiento de él hacia mí pero les podría asegurar que en serio no soy de sus personas favoritas. Es más, si tuviéramos que ubicarme en un edificio llamado "Cuanto le importas a Thomas Rush" definitivamente yo estaría en el subsuelo numero veinte. Si, es un edificio con muchos subsuelos. El hecho es que a pesar de lo mucho que le desagradaba a mi padre, por alguna razón el no me había enviado a un orfanato, hasta que los monstruos empezaron a hacerse notar más de lo común. Todo empezó un sábado, oh lo recuerdo perfectamente a pesar de que era joven, yo estaba acostumbrada a encontrarme con cosas raras y callarme para que mi padre no pegara en la cabeza y me llamara niñata tonta mientras mi "encantadora" y de más maquillada madrastra se riera de mí con esa risa de serpiente rastrera. La muy serpiente tiene de nombre Sophia pero yo tengo preferencia de llamarla Lilith, ya saben la mujer esa demonio. Si, lo admito, es un nombre bastante gracioso pero a mi padre no le sentaba muy bien que le dijera Lilith a su esposa esa de curvas y espalda descubierta por vestidos apretados. Si, toda una ramera.

El hecho es que todo ocurrió un sábado en el que estábamos de paseo con mi padre, Lilith y mi apestoso hermanastro Gideon. Habíamos ido al zoológico a pasear, a mi me habían llevado solo por el hecho de que era mi cumpleaños pero la verdadera razón de la salida era porque "Giddy" quería ver serpientes. Y bueno, si Giddy quería algo eso se hacía en la casa. Más aun porque cada vez que Gideon pedía algo, Lilith pestañeaba con sus pestañas postizas negras y movía las caderas hasta encontrarse cerca de mi padre y le susurraba algo que seguramente no me gustaría imaginar en mi padre y luego el anunciaba con una sonrisa que se haría lo que el mocoso había pedido.

¿Te preguntas lo que paso ese sábado? Te lo contare. Como decía, estábamos en el zoológico dirigiéndonos a la sección de serpientes cuando a Gideon se le ocurre comer un helado. ¿Qué hice yo? Le dije a mi padre que me adelantaría a la casa de serpientes mientras ellos compraban el helado. Mi padre asintió sin interés y fue a comprar la comida para el mocoso y su esposa. Me arrepiento enormemente de cómo me comporte allí. Había entrado confiadamente en ver muchas serpientes solitarias allí detrás de sus vidrieras sin nada que se me acercase.

Oh mis dioses, eso no fue nada que ver con lo que me encontré allí.

Lo primero que deben saber es que el primer monstruo con el que uno se enfrenta es el peor, y más aun cuando tienes nada más que siete años. Lo que vi al entrar fue lo mismo que esperaba, todas las serpientes en sus respectivos lugares, excepto la más grande. Al instante me quede petrificada al ver la enorme serpiente frente a mí. ¿Razones? Primero, no es común ver una serpiente de ese tamaño, y menos aun cuando esta tiene dos cabezas.

"¡Toma!" grito un chico rubio. Al parecer estaba detrás de mí, por lo que me di vuelta y vi que tenía una daga en su mano, mientras me la lanzaba por el suelo para que esta no me cayera y me lastimara. Me agache y tome la daga pero no me moví. "¡Tírasela a la cara!" volvió a decir pero yo seguía petrificada mirando cada cabeza de la enorme cosa. La gran serpiente se encamino hacia mí con las dos cabezas mirándome y enseñándome los colmillos, cuando se acerco lo suficientemente para llegar a morderme retrocedí mientras cerraba los ojos pero no me mordió. Abrí los ojos esperando ver la razón por la que no me había mordido pero lo único que conseguí ver era al chico rubio que ataco a la serpiente y le clavo una espada que saco de no-se-donde y la cosa exploto dejando un rastro de polvo. Jadee de miedo mientras el chico rubio daba la vuelta y me miraba.

"¿Te encuentras bien?" pregunto guardando su espalda.

Quise decir 'Oh, claro. Desayuno serpiente de dos cabezas en el almuerzo' pero me abstuve ya que iba a sonar muy descortés a la persona que me acababa de salvar la vida. También quise agradecerle pero lo único que salió de mi boca un "Mm-hmm"

"Tienes suerte de que no fuera tan grande" dijo una chica con pelo negro que estaba detrás del chico. No me había dado cuenta de su presencia, ni la de otra chica rubia que estaba detrás de ella que parecía tener mi edad.

"¿Suerte?" mi vos sonó tan sarcástica y de mal humor que me arrepentí al ver a la chica enojarse.

"Si, a nosotros no han tocado cosas peores que la anfisbena" comento la chica con el ceño fruncido, mientras la de atrás asentía.

"¿Anfi-que?" mi voz sonó incrédula.

"Anfisbena" confirmo el chico rubio. Estiró su mano hacia mí para que yo la estrechara. "Me llamo Luke, ellas son Thalía y Annabeth"

Estreche su mano y asentí a ambas chicas. "Yo soy Katherine, pero llámenme Kath"

"¡Katherine!" resonó la voz furiosa de mi padre. Los cuatro nos dimos la vuelta. Allí estaban Lilith, Gideon y él mirándonos enojados. "¿Qué demonios paso aquí? Salieron todos corriendo diciendo que unos niños estaban matando serpientes"

"Y-yo" titubee, ni siquiera sabía que acababa de pasar.

"¿Es tu padre biológico?" pregunto Luke en un susurro. Asentí. "Usted debería saber que sucedió, si tuvo algo con una diosa"

"¿Diosa?" preguntamos Lilith y yo al mismo tiempo. Ambas nos miramos con asco y volvimos a ver a mi padre.

"Entonces es culpa de esta mocosa" dijo mi padre ignorando a su esposa y a mí. "Te tienes que ir, pones en peligro a nuestra familia, no es como si te fuéramos a extrañar"

Mis ojos se llenaron de lágrimas de impotencia, bronca y tristeza. "¿Me estás diciendo que me tengo que ir? Ni siquiera tengo un lugar"

"Te vienes con nosotros" dijo Thalía, los otros dos chicos asintieron.

"¿Qué?" pregunte confundida.

"Eres como nosotros" dijo Luke mientras Thalía tomaba mi mano y me sacaba a rastras de allí.

"Eres especial, Kath" hablo ella mientras me sonreía y me tendía la daga que me había lanzado Luke. "Nosotros estamos combatiendo monstruos y defendiéndonos porque nos quieren atacar. ¿Te apuntas?"

Tome la daga con una sonrisa. "Estoy dentro"

Y eso fue lo que paso cinco años atrás. Luego de andar unos cuantos días más nos encontramos con Grover, tuvimos muchos conflictos, entre ellos una lucha con un gigante, pero llegamos al campamento mestizo… sin Thalía quien se sacrifico por nosotros. Debo admitir que nunca sufrí tanto como sufrí la perdida de Thalía, en esos días que estuve con ella se hizo una de mis amigas, mejores amigas como con Annie. Pero decidí seguir adelante, allí conocimos a Quirón y al Señor D. Poco tiempo después de llegar Luke fue reconocido por Hermes y Annie por Atenea. Yo estuve en la cabaña de Hermes con Luke por otros dos días hasta que un arco y flecha aparecieron brillantes en frente de mi cabeza mientras todos estaban incrédulos, incluyendo Annabeth, Luke y Quirón. Pocos segundos después todos se inclinaban hacia mí mientras Quirón anunciaba "Salve Katherine Rush, hija de Artemisa, diosa de la caza, la luna, señora de las fieras, protectora de los animales salvajes."

Poco tiempo después me mude a la cabaña ocho, la de Artemisa claro. Extrañaba estar rodeada de todos los de la cabaña once, eran todos graciosos y a veces te robaban las cosas pero aun así era divertido. Además, me divertía hablando con Luke y los gemelos Stoll.

Ahora, lo importante es lo que paso cinco años después… Quirón, extrañamente, me anuncio que iria a ayudar a Grover a traer a un mestizo de una academia llamada Yancy. La razón por la que me mando allí no la sé, pero había escuchado algo sobre una profecía cuando oí a Grover hablando con Quirón. Lo bueno era que Quirón también iria allí, y se haría pasar por un profesor. Ahora debía llamarlo Sr. Brunner, eso sí que sería raro.

Pero bueno, al final me gusto el colegio, digo… no me gusta el colegio porque soy disléxica y tengo un montón de problemas más que no son buenos para el rendimiento escolar pero me refiero a que el lugar era hermoso. Todo comenzó cuando Grover decidió presentarme a alguien. "Percy, te presento a Kath"

El chico me sonrió tímidamente y yo también lo hice. "Soy Katherine Rush, pero dime Kath" dije tendiendo mi mano.

Él la estrecho. "Mi nombre es Percy Jackson".