Hermione.

-¿Hermione, puedo hablar contigo?-Me frené en medio de mi carrera hacia mi camerino, y me giré para encontrarme frente a frente con Oliver.

-Sí, dime.-Nuestra relación no había vuelto a ser lo mismo desde que me enteré sobre sus sentimientos hacia mí, y me resultaba en extremo incómodo filmar escenas románticas junto a él.

-Estuve hablando con el director sobre la escena de mañana, ya sabes, la pelea y la reconciliación. Me dijo que sería útil si nos reuniéramos a ensayarla fuera de aquí, pues es difícil y-

-Oliver.-Corté su perorata mientras respiraba hondo-No creo que sea una buena idea.

-Es por Malfoy, ¿Verdad?

Vacilé antes de responder.

-Es por mí. Simplemente no creo que…Esté bien.

-Hermione, es por la película. No te haré sentir incómoda-Me mordí el labio, indecisa, y Oliver sonrió ampliamente-Prometo portarme bien.

Suspiré.

-Está bien.

Oliver sonrió ampliamente, encantado.

-Perfecto, ¿Tú casa o la mía?

Lo pensé durante unos segundos. Si iba a su casa, podría excusarme y marcharme de allí en cualquier momento, en cambio en la mía, sería demasiado grosero echarlo.

-En la tuya.

Oliver se apresuró a anotar su dirección en un pequeño papel, para luego entregármelo.

-Te espero a las 8.

Asentí y me giré nuevamente.

No quería ir a la casa de Oliver, no quería estar a solas con él.

Bufé.

A veces ser actriz apestaba.

Alcancé mi teléfono celular cuando comenzó a sonar, y atendí con urgencia.

-¡Draco!

-Hola, cielo.

Suspiré.

-Te he extrañado.

-Y yo a ti. Mucho. Estas tres semanas sin ti han sido insoportables-Murmuró.

-¿Cómo estás? Pareces cansado.

-Lo estoy. Frederick está insoportablemente exigente, tengo shows todas las noches, entrevistas durante la tarde, no duermo casi nunca, y te extraño.

Me mordí el labio, mientras me sentaba en el sillón de mi camerino.

-¿Por qué no puedes dormir?

-Creo que por la última razón.

-Te amo. Y necesito verte.

-Mi día libre es dentro de dos semanas.

Suspiré.

-Falta mucho para eso.

-Es cierto. Cariño, debo irme ahora. Frederick está gritando mi nombre en el pasillo del hotel como un idiota.

-Bien… Adiós, cuídate. Te amo.

-Te amo.

Eran las siete y cincuenta y siete minutos, según mi celular, y volví a echar un vistazo al edificio de Oliver.

-No quiero ir, no quiero ir, no quiero ir.

Respiré profundo y me bajé del coche, corriendo lo más rápido que podía hasta la entrada, cuando como salidos de la nada, un grupo de diez paparazzis se abalanzaron sobre mí.

Me paralicé.

Oliver me había prometido que no habría ninguno.

No le había hablado a Draco de mi visita al departamento de Oliver para que no pensara cosas que no eran, pero ahora todo se había ido por la borda.

Fije mi vista en la van negra en la que había venido, y de nuevo al departamento.

La película se podía joder, pensé, mientras apresuraba mi paso de vuelta a la van, junto con la horda de paps que me seguían detrás.

-¿¡Hermione, estás engañando a Malfoy!? ¡Miren ustedes a la niñita buena de Hollywood!

-¿¡Dónde está tu novio Hermione!?

-¡Hermione! ¿¡Y Malfoy!?

Hice oídos sordos a sus estúpidos gritos, y me subí a la van de un salto.

-Seamus, de vuelta al hotel, por favor.

-¿No te quedas?

-No.

Sin más, el vehículo se puso en marcha y en menos de cinco minutos estaba subiendo a mi habitación del hotel.

-¿Hermione? ¿No deberías estar en el departamento de tu co-estrella?

-Debería.

-¿Y…?

Me frené, bufando y me giré hacia John.

-Cuando llegué allí estaba atestado de paps, John. ¡Atestado! Oliver prometió que no habría ninguno, pero lo había. Asique decidí no entrar. Fin de la historia.

John tenía los ojos abiertos como platos, y me giré, dejándolo allí, parado.

-Estamos jodidos.-Lo oí susurrar antes de cerrar la puerta.

Draco.

No. No, no, no, no.

Eso no podía ser verdad.

No podía estar pasando.

Las fotos dicen lo contrario.

Volví a echar un vistazo a la foto en la que Hermione entraba caminando al departamento de Oliver Wood.

Sin poder contenerme, arrojé la revista al otro extremo de la habitación.

Ella no podía estar haciéndome esto.

Ella no.

Dios santo, cuánto dolía.

-Hablé con John.-La voz de Frederick me llegaba lejana.-Dice que fue un mal entendido, que se encargará de arreglarlo con la prensa.

-¿¡Un mal entendido!? ¡Oh, claro, ya entiendo! ¡Ella solo estaba de paso por allí, pasó a saludar a su co-estrella, que por casualidad está enamorado de ella, y luego siguió con su camino! No me jodas, Frederick.

-¿Hablaste con ella?

-No.

-¿Llamó?

-Sí.

-¿Por qué no la atendiste?

-¡Porque no quiero oír sus patéticas excusas! Y en caso de que decida decirme la verdad, ¡No quiero saber los detalles de toda esta mierda!

Frederick suspiró.

-Creo que deberías hablar con ella. ¿Y si de verdad todo fue un mal entendido?

-No lo fue.

-Draco, dale el beneficio de la duda.

Suspiré, volviendo a enterrar mi cara en mis manos.

-Frederick, vete.

-Draco…

-Vete.

Mi manager suspiró y se marchó.

Insulté a viva voz cuando una lágrima se deslizó por mi mejilla.

Mierda, no podía llorar.

¿Por qué, Hermione? ¿Por qué?

...

No tenía idea de cuánto había tomado anoche. Tampoco tenía idea de qué hora era.

Me desperté con una resaca insoportable, aunque por supuesto, nada se comparaba con el terrible vacío que sentía en el pecho.

Recordaba haber ido a un bar. Recordaba haber querido acostarme con alguna otra, cualquier otra.

Pero no había podido.

No podía.

Mientras me cepillaba los dientes, observé mi reflejo en el espejo.

Tenía ojeras, y lucía demacrado. Infeliz.

Quise odiarla. Quise odiarla por lo que mi hizo. Por haberme engañado.

Pero tampoco pude.

No pude dejar de amarla como un idiota. Y eso me hacía odiarme a mí mismo.

-Vete de aquí, John.-Espeté cuando dos pequeños golpes en la puerta irrumpieron mis pensamientos.

Más golpes.

Abrí la puerta con brusquedad, y volví a cerrarla.

Ella no podía estar allí.

¿Seguiría borracho?

-Draco, abre la maldita puerta.

-No estás aquí.

-¡Abre, mierda!

Abrí.

-¿Por qué insultas?

-Porque estoy muy enfadada contigo. ¿¡Por qué no respondes al maldito teléfono!?

-¿¡Tú estás enfadada conmigo!?-No pude evitar gritar, y Hermione resopló, y empujando mi pecho me hizo entrar en la habitación del hotel para luego cerrar la puerta.

-Sí, lo estoy.

-Es decir que a mí me engañan, ¿Pero eres tú la que se enfada?-Solté una carcajada seca.

-¿A quién engañan? Dios mío, no puedo creer que te hayas tragado toda esa mierda de las revistas, Draco.

-¡Estabas en la puerta de su puto departamento!

-¡Pero no entré!

-Ah, ya entiendo, solo viste a ver en dónde vivía y luego te marchaste.

-No te pongas sarcástico.

-¡Me pondré como se me ocurra, mierda!

Hermione frunció el ceño, y sus ojos se llenaron de lágrimas.

No, Draco, no puedes tener ganas de abrazarla ni de consolarla.

¡Ella te engaña, carajo!

-De veras piensas que te engañé.

-Porque lo hiciste.

-No lo hice.-No respondí.-Fui a su casa a ensayar unas escenas de la película. El me prometió que no habría paparazzis pero cuando llegué ellos salieron de la nada. Me fui en ese momento. Nunca llegué a entrar a su casa.

-No puedes esperar que me crea eso.

-¿Por qué no?-Su voz no era más que un hilo de voz, y las ganas de sostenerla entre mis brazos era cada vez más intensa.

Mierda.

-¡Porque es ridículo!

-¡Por supuesto que no lo es! Es la verdad. No puedo creer que le creas a las revistas y no mí, esto es…

Cerró los ojos, frotándose la frente.

-Estás agotada.

-Estuve en un vuelo de 10 horas sin dormir para venir a ver a un imbécil que no cree en mis palabras a pesar de que dice amarme. Estoy agotada, enfadada, y muy furiosa.

Sacudí la cabeza.

-Dime que pensarías tú sí de la nada aparecieran fotos mías en la puerta del departamento de alguien más, cualquier otra mujer.-Hermione desvió la mirada.-Dímelo.

-Pensaría que me engañas.

-Exacto.

-Pero en cuanto tú me demostraras lo contrario, te creería.

-No lo harías.

-Claro que sí.

-¿Por qué?

-Porque te amo, y porque confío en ti.-En ese momento su voz se quebró, y gruesas lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.

-Y yo te amo y confío en ti, Hermione.

-No confías en mí. No me crees.

-Solo…-Gruñí, pasando mis manos por mi cabello repetidas veces.-Esto es tan frustrante.

-No amo a Oliver. Nunca querría tener nada con Oliver porque…Porque-Sollozó.-Porque solo te quiero a ti. Nunca podría estar con nadie más porque te amo a ti. ¡Y tú eres un idiota!-Gritó cuando intenté tomarla en brazos, empujando mi pecho sin lograr correrme.

A pesar de sus protestas, la estreché con fuerza.

Dios, cuánto había necesitado eso.

-Necesito creerte.

-Y entonces créeme.-Sollozó.-No podría soportar perderte, Draco, no…No podría.

-Pensar que habías estado con alguien más fue horrible, cielo.

-Pues no lo pienses más, porque eso no sucedió. Y nunca sucederá

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

Bajé mi cabeza para por fin hacer lo que quise hacer desde que la vi en la puerta de mi habitación.

Besarla.

Ella me respondió al beso rodeando mi cuello con sus brazos y abriendo más la boca.

-Siempre dicen que esta es la mejor parte de una relación.

-¿Cuál?-Pregunté mientras caminaba pegado a ella hasta la cama.

-La reconciliación.

-¿Y cómo quieres reconciliarte conmigo, mi amor?

-Hazme el amor, Draco. Quiero que me hagas el amor todo el día.

Luego de eso, procedí a cumplir los deseos de mi adorada novia.

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Doh, he aquí el hijo feo de la familia. The last chapterrrrrrr.

Y bueno, les mando besos a todas. Son geniales lalalalskdklasjdkas Las quiero muchísimo, y gracias por sus reviews.

Saluditos, Emma!

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Es verdad, lamentablemente este es el último capítulo D:

Me encantó este fic…

Dejen reviews!

Con amor,

Another Girl :P