Gracias a: azumii Cullen, BarbieRamos11, pixieonalamb, LeChuza Rain, Johan Taishō, LunaPattinson92.

Primero que nada, acá concluye "Celos". Gracias a ferpattinson por la idea, en lo personal, me ha gustado mucho escribir y leer esta mini historia. Espero que para ustedes también haya sido un placer. Por lo pronto, no estaré continuando más estas historias aunque en un futuro, y a petición de una lectora, continuare "Polos Opuestos". Pero por ahora, dejaré estas mini historias por algún tiempo, por falta de tiempo.

Gracias a todas las chicas y espero que nos veamos en un futuro cercano, besos y disfruten la lectura.


Celos IV

Bella caminó hacia el bar cercano a su apartamento y entró sintiéndose renovada, con una confianza que nunca había sentido hacia el sexo masculino. Estaba bella de verdad, unos tacones simples en negro, vaqueros que se apegaban a sus pocas curvas y una blusa blanca de salir. Era simple pero sensual. Miradas por aquí y por allá le causaron sonreír con triunfo. Edward no sería el único en coquetear, ella también iba a dejar que la agarraran del brazo y se rieran en su oído, aunque Edward no pudiera verlo, ella lo disfrutaría. Más tarde decidiría que hacer con Edward, si quedarse con él o botarlo… de verdad que estaba enojada. El ultraje que sentía era tan increíble que no le importó que un hombre le comprara una bebida y le acariciara con lentitud la pierna, como si la conociera de toda la vida.

― ¿Y estas por graduarte, dices?

El hombre era de buen parecer; alto, con cabellos rubios y ojos grises. Tenía una barba deliciosa y unos labios tan seductores que Bella pensó en besarlo en el instante.

―Así es, es mi último año ―suspiró, dándole un trago a su Martini.

El hombre la veía con deseo, ella lo sabía, no era la primera vez que un hombre la veía de esa forma.

― ¿Psicología?

Bella entrecerró los ojos.

― ¿Cómo lo sabes?

Él sonrió arrogantemente.

―Intuición.

Ella negó.

―No te creo, me conoces ―asintió con una sonrisa en el rostro.

El hombre rio también.

―Culpable, me has descubierto ―Bella lo observó, esperando a que hablaran―. Conozco a tu hermano.

― ¿Emmett? ¿Enserio?

―Sí, me ha platicado de ti y te he visto varias veces en fotos. Cuando te vi aquí te reconocí, ¿Qué puedo decir? ―se encogió de hombros―. No quise perder la oportunidad.

Bella se sonrojó, sonriendo y negando levemente con la cabeza.

―Tengo novio, ¿sabes? ―dijo con tranquilidad.

El chico rubio, llamado Jason, asintió.

―Lo sé, pero estas aquí por algo ¿no es así?

Bella no dijo nada y quitó su mirada de él, posándola en su bebida.

―No me juzgues ―dijo rápidamente―. Tuvimos una pelea y… solo vine a tomar ―se encogió―. Quería hablar con algún chico pero es todo, es tonto de verdad ―dijo terminándose su trago.

―No lo es ―negó divertido―. También tengo novia, está allá con otro chico ―dijo echando una mirada a una morena que parecía modelo, Bella casi se atraganta con su saliva. Jason rio―. No te preocupes, estamos enojados también. Ella es así, me quiere provocar pero sé que solo me ama a mí.

― ¿Tanta confianza tienes? ―dijo viendo al hombre con el cual la morena estaba―. Ese chico parece de verdad interesado en ella.

Jason se encogió.

―No haría nada, me ama demasiado.

― ¿La amas también? ―entrecerró sus ojos.

Asintió.

― ¿Y que con eso de no querer perder tu oportunidad?

Jason hizo una cara.

―Fue pura habladuría, por favor no le digas nada a tu hermano… ni a ella ―dijo como la morena venía hacia ellos.

Bella abrió los ojos como platos y se volteó rápidamente.

―Otro Martini, por favor ―dijo al bartender.

― ¿Jason? ¿Quién es tu amiga? ―dijo con voz queda, enojada, sin querer mostrarlo, hasta un deje dolido se escuchaba.

Jason sonrió apenas.

―Es la hermana pequeña de Emmett, ¿te acuerdas de él?

La chica hizo un gesto y asintió.

― ¿Swan?

Bella volteó a verla, con una sonrisa y mirada inocente.

―Hola… mucho gusto, tuve una pelea con mi novio y vine a tomar ―dijo―. No estaba coqueteando con él ni nada… al menos no lo hubiera hecho si supiera que tenía novia ―dijo con reproche.

Jason rio, siendo el blanco de su novia y de Bella.

―Soy Katherine, está bien… yo hago lo mismo con ese chico de allá, aunque para ser sinceros, me está hartando, no deja de susurrar como me quiere llevar a la cama ―dijo cansada, sentándose en un taburete a lado de Bella.

Jason entrecerró el cejo.

― ¿Disculpa? ―dijo enojado―. ¿Llevarte a la cama? ¿Qué carajo, Katherine?

Katherine hizo una cara.

―No me hables así, eres tú el que está coqueteando con esta chica. Inocente, pobre chiquilla.

Bella quiso reír, pero no lo hizo.

―Es verdad, coqueteó conmigo ―asintió Bella.

Jason la vio, esta vez él la veía con reproche.

Katherine lo asesinó con la mirada.

―Al menos no estoy tratando de llevármela a la cama.

Katherine arrugó el ceño.

―No creo que te importe si me voy o no con él a la cama. Por lo visto estas muy bien aquí con una chica mucho menor que tú, coqueteando. Se cuándo coqueteas, Jason.

Jason iba a hablar pero Katherine lo calló.

―Me voy con él a la cama ―dijo sin más y se fue de ahí a la mesa en donde estaba el chico.

Bella veía todo con la boca abierta.

―Dios… ¿siempre pasa esto? ―dijo sin saber que decir.

Jason, con puños engarrotados y mirada de fuego, negó con la cabeza.

―Nunca se había portado así, creo que está enojada de verdad.

―Claro que está enojada, yo también lo estaría. Justo por esto me enojé con mi novio, ahora terminé siendo a la chica que odio, que fastidio ―dijo tomándose su Martini de un trago.

Jason negó.

―Lo siento, Bella. Ha sido mi culpa. Yo amo a Katherine, jamás haría algo así… jamás la traicionaría, es solo que a veces es… ―gruñó― muy testaruda y caprichosa. Dile a ese novio tuyo que no haga lo que yo hice, dile que no sea un cabrón ―veía con atención a Katherine, siendo sugestiva con aquel hombre de buen parecer―. Te dejo, Katherine lo está convenciendo… maldita mujer. Adiós, Bella.

Cuando Katherine estuvo a punto de salir del bar, Jason corrió tras de ella.

― ¡Katherine! ―se alcanzó a escuchar.

Bella sonrió con ironía, ¿Por qué los Dioses le presentaban a esas personas? ¿A esas situaciones extrañas? Después de tomarse otro Martini y rechazar amablemente a un chico lindo que le quiso invitar un trago, salió de ahí con nuevos pensamientos. ¿Qué debía hacer con Edward? ¿Dejarlo a la suerte? ¿Debía volver con él? Caminó en silencio hacia su departamento, seguro estaría solo. La ciudad de Chicago se alzó ante sus ojos, vivía en un lugar bonito, donde las luces de los edificios iluminaban las calles y las calles mismas estaban llenas de vida y de gente exótica. Ese sábado fue la excepción, ya que poca gente se encontraba en las calles y todo lo ameritaba a que había un montón de ferias y carnavales en la ciudad, de esos que pasaban dos o tres veces al año.

Con varias personas en las calles aparte de ella, caminó con tranquilidad en ese atuendo bonito y sensual que se había puesto, jeans, blusa y tacones, no era nada provocativo pero se veía bien. Con las copas encima, se sentía mareada, lo mucho como para tener que parar para no caerse. Se rio como tonta y siguió su camino a su departamento.

Debía dejar a Edward, si… eso sería lo más razonable. ¿Qué seguiría después? ¿Iría a los bares así como ese chico Jason? ¿Coquetearía con chicas más jóvenes y diría "no quise perder mi oportunidad"? Bah, sabría que más haría ese chico… ¿coquetearía mucho cuando ella no la veía? Se encogió, ella sabía que no era así… sabía que Edward la amaba. Esa era la primera vez que lo había visto coqueteando con alguien, había sido insoportable de ver… ¿Qué tal si él lo volvía a hacer?

― ¿Bella?

Bella alzó su cabeza, había llegado a la entrada del edificio de su departamento y un Edward mal cuidado estaba a punto de subir por el elevador.

Ella levantó la cabeza en una señal de saludo y siguió su curso, llamando al elevador.

Edward arrugó el ceño.

― ¿Estas ebria? ―dijo acercándose a ella.

Bella gruñó.

―Déjame.

―Estas ebria ―acusó, enojado.

―Sí, ¿y qué?

― ¿De dónde carajos vienes? ―preguntó, echando humo de las orejas―. ¡Apestas a cigarro! Ni siquiera fumas, ¿Quién carajos fumó donde estabas tú?

―Un hombre, ¿de acuerdo? ―Edward abrió los ojos desmesuradamente―. Un hombre guapo… alto y rubio, se llamaba Jason ―dijo con una sonrisa tonta, entrando al elevador.

Edward se metió con ella, hecho una furia.

― ¿Qué carajos, Bella? ¿Es una venganza por lo que he hecho? ―dijo furioso.

― ¿Venganza? Ni siquiera te iba a decir nada, no tenías por qué enterarte ―se encogió de hombros―. Esa ha sido una jugada del destino.

Edward gruñó.

― ¿Y qué? ¿Ahora sales con él?

Bella arrugó el ceño y después se rio.

―Yo no salgo con nadie ―se carcajeó―. Eres gracioso.

―Eres mi novia ―dijo él cuando ella salía del elevador.

―Hmm, no lo sé ―se encogió―. Como que tú hiciste que se me quitaran las ganas de ser tu novia… ―hizo un mohín―. Eso pasa cuando coqueteas con otra chica, ya sabes.

Edward se restregó el cabello como un completo maniaco.

―Por dios, Bella… no me hagas esto, me he disculpado, no quiero que dejes de ser mi novia.

―Aja.

―Bella, por favor… ―vio a Bella batallar para sacar la llave del departamento e intentó quitársela.

―No, mi llave, mi departamento, fuera ―dijo enojada―. No te acerques, déjame en paz.

Edward siguió observando a Bella, batallaba con la llave y no decía una palabra.

―Bella… lo siento, no debí hacerlo. Fue algo tonto, no debió pasar, ni siquiera estaba prestando atención a lo que decía, solo quería ponerte celosa.

Bella arrugó el ceño.

―Eres un cabrón.

Edward asintió.

―Lo sé, cariño, lo siento.

Ella volteó a verlo, cansada de batallar con la llave.

― ¿Y qué tal si vuelves a coquetear de nuevo? ¿Qué tal si… cuando yo no esté cerca lo vuelvas a hacer? Si eso has hecho delante de mí…

―No, jamás haría algo así, lo sabes, maldita sea.

Bella bajó su mirada, unas lágrimas gordas empezaron a nublar su vista.

―No llores, cariño…

―No me llames cariño, lloro porque estoy ebria, no por ti, pedazo de animal.

Edward sonrió apenas.

―Entremos ―dijo él, extendiendo la mano para que ella le entregara la llave.

Ella lo hizo de mala gana y ambos entraron al departamento vacío, oscuro y con una vista impresionante de la ciudad de Chicago.

―Te daré agua.

Ella gruñó y se dejó caer en el sofá, hacía mucho que no se emborrachaba y debía admitir que los efectos no estaban nada mal. Todo le daba vueltas y sonreía por todo, aquello era como estar en las nubes.

―Me vas a dejar ―dijo él, ni siquiera lo preguntó.

Bella dejó de sonreír y no dijo nada.

―Dilo de una vez.

―Quiero dejarte ―dijo viéndole a los ojos―. ¿Qué pasará si vuelves a hacer lo mismo?

Edward negó.

―Nunca lo había hecho… y fue una tontería. No volvería a hacerlo.

Ella bajó su mirada y suspiró.

―Lo sé… solo que estoy muy enojada ―dijo recostándose en el sofá.

―Entonces… me voy para que se te pase ―dijo dirigiéndose a la puerta.

Bella se paró de inmediato.

―No… ―dijo ahogada en un suspiro―. No te vayas.

Edward sonrió antes de voltear y caminó hasta ella.

―Te amo, lo sabes.

Ella asintió.

―Eres un cabrón.

Edward rio.

―Lo sé.

―También te amo.

―Lo sé ―respondió él―. ¿Me vas a dejar? ―preguntó esta vez.

Ella negó.

―No, hoy no ―sonrió con melancolía―. Ya se me pasará.

―No volveré a hacerlo ―aseguró.

Ella asintió, aún con una sonrisa y pensó en Jason. "Dile que no sea cabrón"

―Por favor ya no seas un cabrón.