PRINCIPE AZUL ¿EXISTE?—

Aclaraciones:

—Diálogo.

[...] Cambio de escena.

OO000—CAPITULO XV —000OO—

Los finales solo son nuevos comienzos

Ya había pasado un año desde que Naruto le había dado aquel anillo. Ahora se miraba en un espejo de cuerpo completo. Llevaba un vestido blanco, largo hasta el suelo, como siempre había querido. Tenía unos pendientes de color azul. Sus pies estaban cubiertos por unas sandalias viejas de Ino. Algo azul. Algo viejo. Algo prestado. Respiró hondo, estaba lista. Se había imaginado exactamente así. Sasuke la esperaría en el altar. Pero no era así, y agradecía por eso a Naruto, Naruto Uzumaki. En pocos minutos pasaría a llamarse Sakura Uzumaki.

—Sakura Uzumaki— saboreó muy feliz.

—Deja de fantasear —oyó—. Eso será realidad.

Vio a Ino reflejada en el espejo a lo lejos. Se dio vuelta y la miró largamente. Traía un vestido violeta hasta las rodillas, con un pequeño moño anudado a la altura de la cintura. Se había quejado un poco, diciendo que le cubría mucho y que no era su estilo. Pero la verdad era que le quedaba precioso.

Ino se acercó a su amiga. No dijo nada y la abrazó. Y era más que un abrazo.

Se separaron y salieron de la habitación rumbo al altar. Ambas estaban paradas en la puerta. Y a pesar de que Ino era la dama de honor, Sakura quería que la acompañase hasta el altar. Se miraron y sonrieron. Las puertas se abrieron y los invitados clavaron sus miradas en ellas. A lo lejos esperaba Naruto, que tenía una sonrisa tan grande que parecía que en cualquier momento su rostro se rompería.

Y se oyó la marcha nupcial tocada por un arpa. Caminaron justas, casi abrazadas.

Todos los presentes, familiares y amigos, no podían quitarles los ojos de encima e incluso unos ojos ónix, estaban presentes en esa ocasión tan especial justo al lado de Naruto. Llegaron al altar adornado con bellas flores de diversos colores.

—Pobre de ti si no la cuidas— le advirtió la rubia al momento de entregarle a su mejor amiga.

—Tranquila, Ino, la cuidare, ella es mi vida— dijo el rubio.

Ino rodó los ojos ante tanta cursilería pero terminó sonriendo. Sakura sólo se mantenía callada. Toda esa situación aún se le hacía producto de su imaginación. Era muy bueno para estar pasando en la realidad.

Todos tomaron sus lugares. Los novios al centro, Sasuke del lado de Naruto e Ino del de Sakura. El padre comenzó la misa mencionando todo lo que implicaba ser una pareja feliz y darse amor.

Ni Sakura, ni Naruto dejaban de mirarse cada vez que el padre hacía énfasis en aquella palabra que tanto significaba para ellos: amor. Pero no eran los únicos; Ino no dejaba de coquetearle ni decirle cosas a Shikamaru desde su lugar parada al lado del altar; vocalizando cosas como: ''te amo'' o ''eso también va para ti''.

Y el vago numero uno solo se sonreía y agachaba de vez en vez la cabeza ahí en medio de sus padres y los de Ino.

—¡Shikamaru Nara!— su madre le llamó la atención, algunas cosas nunca cambiarían—. Deja de sonreír tan bobamente, me das vergüenza ajena— el menor de los Nara se sonrojó de pies a cabeza mientras los que estaban cerca no pudieron evitar reírse de él.

A continuación fue el turno de los anillos. Y como era de esperarse el rubio hiperactivo siempre tenía con qué sorprender.

Un fuerte ''¡oh!'' retumbó por todo el salón cuando los invitados vieron al pequeño anillo salir volando por los aires.

—¡Uf!— soltó Naruto muy aliviado justo después de caer de lleno al suelo pero atrapando el anillo—. Lo atrape, ¡de veras!— gritó poniéndose de pie y levantando en alto el anillo.

—¡Cállate!— le gritó la rubia mientras se agarraba la cabeza.

En verdad él nunca cambiaría. Miró a su mejor amiga con algo de miedo; Sakura quería que todo fuera perfecto y venía Naruto a montar el espectáculo. Pero ciertamente no podría haber sido de otra forma. Y, en parte, eso era lo que le hacía amarlo.

—Tranquila, todo está bien— Sakura por fin rompió el silencio en el que se había sumergido desde que había comenzado la ceremonia; Naruto volvió algo avergonzado con el anillo.

Él la miró a los ojos, estaba algo nervioso.

—Perdóname— tomó la mano de Sakura y le sacó con suma delicadeza el guante que llevaba.

—Tranquilo, fue divertido— le sonrió ella mientras admiraba sus dedos en contacto.

—Sakura-chan, eres la mejor.

—Lo sé, pero ay de ti si haces otra tontería hoy— le dijo toda serena y con la misma sonrisa dulce de hace rato. Mirando por fin el anillo dorado en su mano; ahora era su turno.

—Cuidado son resbalosos— le comento el rubio, Ino no pudo evitar carraspear; se notaba que Sakura tenía algo que decirle.

Por su parte, Sasuke se mantenía imperturbable a pesar de que la caída de su amigo le había parecido bastante graciosa. Quería dejar de ocultar sus sentimientos de una vez por todas; no siempre tenía éxito, pero esta vez sí: una leve sonrisa apareció en su rostro. Aquello era lo que Naruto siempre había querido. Con ayuda de su determinación lo había conseguido.

—Naruto Uzumaki, eres un tonto, distraído, torpe y pervertido— comenzó Sakura. Él cerraba los ojos un poco más con cada palabra—. Pero eres el único, que me saca una sonrisa en mis peores momentos, el único con el que yo podría ser feliz plenamente; porque yo te necesité a ti siempre, a mi ''payaso personal'', a mi mejor amigo, sólo a ti y a nadie más, siempre fuiste sólo tú y al fin pude darme cuenta de esto— y una vez más se escucho carraspear a Ino.

Sakura entendía perfectamente porqué su mejor amiga le había llamado la atención. Era una advertencia ya que su voz ya estaba empezando a sonar entrecortada; y era de mala suerte llorar en la propia boda.

—Yo también te amo, Sakura-chan— le dijo su rubio hiperactivo ya con el anillo puesto le regalo un beso en los labios.

Tanto los padres de Naruto como los de Sakura esperaban con ansias la unión para ahora formar una gran familia. Se encontraban los cuatro sentados en la primera fila. Mebuki ya estaba soltando las primeras lágrimas y Kushina no estaba muy lejos. Sus hijos eran finalmente felices.

—¡Jovencito!— el padre interrumpió el beso— ¡Todavía no hemos llegado a esa parte! — y como era de esperarse otra vez todos se rieron.

Todos eran felices en esa boda; y cuando el padre mandó a poner la cadena como símbolo de la unión; Sasuke no pudo evitar suspirar. Juntos se acercaron hacia el padre, quien sostenía la cadena de oro.

—Cambia esa cara— le dijo Ino muy bajito hablando mientras no dejaba de sonreír.

—Pude ser yo— le contestó el azabache, tomando la cadena.

La rubia frunció el ceño. ¿Acaso se arrepentía y envidiaba a Naruto? Eso sí que le pareció extraño.

—Deja de decir estupideces— Ino le miro de mala forma.

El Uchiha la miró también a ella, otra hermosa mujer que se le había escapado gracias a su estupidez; pero ahora viéndolo mejor, tal vez las cosas si debían ser así después de todo. Tanto Sakura como Ino estaban con dos personas que de verdad las querían, las querían de una manera que él nunca podría haber querido. Sin embargo, deseaba ser capaz de hacerlo en un futuro ahora que las heridas de su pasado estaban cerca de cerrar.

Sakura y Naruto sus mejores amigos serían muy felices juntos. Y eso también la traía felicidad a él.

—Tienes razón— tomó desprevenida a la rubia la sincera sonrisa que le regalo; aunque aun así se veía tan altiva.

Colocaron juntos la cadena de oro en ambos cuellos, uniéndolos de por vida.

—Quiero ser el primero en presentarles oficialmente— el padre tomó aire después de que los novios dieron el clásico ''acepto''—. ¡El señor y la señora Uzumaki!— gritó a los cuatro vientos.

Todos los presentes aplaudieron e incluso algunos se levantaron de sus asientos. Para ese momento Kushina ya había soltado unas cuantas lágrimas de felicidad. Minato, igual o más feliz, la abrazaba.

—Eh, ¿padre? — el rubio se veía bastante ansioso.

—Dígame, señor Uzumaki— le digo con pesar, suspirando ese hombre lo había dejado sin energías.

—¿Ahora puedo besar a mi hermosa novia?— el padre le sonrió con ternura, para luego carraspear.

—Puede besar a su esposa— apenas el padre le dio permiso Naruto tomó a Sakura en brazos.

—¡Eh Naruto!— la de cabellos rosas estaba sonrojada en sus brazos.

Él la sostenía, con un brazo en su espalda y otro debajo de sus rodillas. Definitivamente no podría ser más feliz.

—Esposo, dime esposo— le pidió casi en suplica cuando se acercaba a su rostro.

Ella asintió, sonrojada.

Ambos estaban tan felices que no pudieron borrar sus sonrisas ni siquiera cuando se besaron. El flash de algunas cámaras se hizo presente. Ella abrazó con fuerza el cuello a su ahora esposo; Naruto dio algunas vueltas sobre sí mismo provocando la risa de su amada.

La depositó en el suelo muy suavemente. Zafiro y esmeralda chocaron. Únicamente con sus ojos se dijeron lo mucho que se amaban y aquello era suficiente, porque podían entenderse a la perfección.

Unos minutos después salieron al jardín de la capilla para recibir la felicitación de todos sus invitados. El jardín era bastante amplio y había rosas blancas esparcidas por todo el lugar. El sitio perfecto.

Apenas Naruto y Sakura cruzaron el umbral de la puerta trasera les llovió arroz. Era una típica tradición para un próspero y largo matrimonio. Las fotos no se hicieron esperar.

—Frente, por fin me has ganado— la primera en acercarse a Sakura cuando todo aquel jaleo del arroz hubo terminado había sido Ino, tomándola por sorpresa con el gran abrazo.

La rubia le acarició el cabello a su amiga, que ahora estaba algo más largo.

—¿Por fin?— Sakura soltó una risa irónica—. Creo que llevas mal las cuentas, cerda— le sonrió dejando explícito lo mucho que la quería, y como su relación a pesar de los años nunca se marchitaría.

—Frente de marquesita— le dio un leve empujón con los dedos en la frente pero luego se acercó a susurrarle en el oído—. Dime Sakura ¿los llevas puesto verdad?— preguntó con su típico tono pícaro.

Aquella pregunta hacía sonrojar a su mejor amiga e Ino siempre disfrutaría de eso, sobre todo cuando se trataban de esos temas. Le había obsequiado la lencería de su noche de boda y estaba orgullosa de su regalo; unas hermosas bragas de encaje blancas con abertura; prácticamente dos líneas de hilo que tenían en el centro unas perlas blancas.

—¡Ino!— no pudo evitar gritarle, bajo la voz al percatarse—. Si las llevo puestas y las perlas molestan un poco— giró la cara haciéndose a las ofendidas aun con el rostro algo sonrojado—. No quiero ni imaginar las ropas que Shikamaru ha tenido que ver.

—Pregúntale, no le disgustaron en lo absoluto.

Sakura fue a reunirse con Naruto, que estaba hablando con sus amigos. Las felicitaciones seguían llegando y Naruto ya se iba impacientando un poco. Además todos querían una foto con los novios.

—¡Gracias a todos! — el rubio se había decidido a tomar la palabra y también a su esposa—. Pero es hora de irnos— subió una vez más a Sakura a sus brazos con intención de caminar hacia la limusina que los dejaría en el aeropuerto.

Claro que él ya tenía organizada una luna de miel inolvidable en una playa paradisíaca en donde, estaba seguro, nadie les molestaría. No veía la hora de llegar allí para hacerla suya una y otra vez, para demostrarle con sensaciones lo mucho que la amaba.

Naruto emprendió su camino hacia el vehículo que los esperaba.

Sakura lo golpeó en la espalda con el ramo a pesar de que sabía que no le iba a causar mucho dolor. Solamente quería captar la atención de su esposo. Le gritó que debía lanzar el ramo y él, de mala gana, la dejó en el suelo. Ella se dio la vuelta y anunció lo que estaba a punto de hacer.

En menos de dos segundos las mujeres solteras se habían reunido detrás de ella más que emocionadas.

—¡A la una! ¡A las dos!— el rubio comenzó a golpear su pie contra el suelo, ¡dios! ahora entendía perfectamente a Shikamaru, las mujeres si que eran problemáticas—. ¡Tres!

El ramo de flores salió disparado por los aires. Ino vio con pesar que caía justo detrás de ella y no iba a dejar que la chica que estuviese atrás se lo robara así que saltó hacia atrás doblando su espalda. Sabía que iba a caer sobre la pobre persona que estaba allí pero conseguiría aquel ramo.

—¡Al fin! —exclamó feliz Naruto.

La agarró y colocó la cintura de su esposa sobre su hombro, de modo que Sakura colgaba cerca de su espalda. Naruto se acercaba a la limusina. Ni siquiera podía ver quién había agarrado el ramo, pues todas las mujeres estaban aglomeradas alrededor de esa persona.

—Maldita sea, ahora nunca lo sabré— su esposa se cruzaba de brazos con el seño fruncido.

—Tranquila, estoy seguro que nos invitarán— le dijo sonriente mientras subían al vehículo.

[...]

La rubia gritó eufórica cuando tuvo el ramo en sus manos. Estaba cayendo sobre la persona que tenía atrás y poco le importaba en ese momento. La caída le dolió un poco pero pudo levantarse sin dificultad. Pidió disculpas a la mujer y pronto corrió a presumir el premio con su madre y su futura suegra.

—¿Es hermoso no creen?

Shikamaru la miró sonriente.

—¿Me la prestan, por favor?

La tomó de la cintura sin esperar respuesta de los demás. Se alejaron un poco.

—Ahora debemos casarnos, Shikamaru— Ino habló apenas estaban seguros detrás de un grueso árbol—. No tienes excusa.

La deliciosa risa de la rubia llegó hasta los oídos del Nara. Sonrió de lado. La luz del sol de la tarde sentaba perfecta para aquel momento tan especial.

—Problemática, se supone que yo debo pedírtelo.

El moreno metió la mano en el bolsillo de su saco.

—Shikamaru, no debiste, no era necesario.

—Claro que si y mas viendo la cara de envidia que pusiste al ver el de Sakura— Shikamaru encontró por fin la cajita en su bolsillo y puso una rodilla en el piso—. No es una reliquia como la de Naruto, pero ahorré mucho para comprarlo.

Sacó el anillo de la cajita, un hermoso y enorme diamante se lucía. A Ino se le secó la boca. Extendió sus dedos para rozar aquel objeto brillante. Las mariposas en su estómago estaban más alborotadas que nunca. Y no tenía palabras, no sabía qué decir. Abría su boca y se le trababa la lengua.

—Es mejor que el de Sakura— susurró—. Pero no por lo hermoso que es, sino porque tú me lo das— y no pudo continuar ya que el moreno demandó silencio mirándola directamente a los ojos.

Ella le extendió la mano, consciente de lo que seguía. Sus ojos brillaban de la emoción.

—Ino Yamanaka, ¿quieres casarte conmigo?— le preguntó fuerte y claro, y su rubia en respuesta saltó a sus brazos, consiguiendo que ambos quedasen recostados en el suelo.

—Si, Shikamaru— le dijo mientras le llenaba de besos el rostro—. Ya te estabas tardando— soltó divertida.

Se puso de pie y extendió la mano hacia el Nara para ayudarlo.

—¿Tardando?— le tomó la mano a Ino ahora estaban uno frente a otro separados por solo treinta centímetros distancia que la rubia eliminó abrazándolo.

—Sí, ya tenía miedo que se me note— soltó como si nada.

Él le colocó el anillo y se besaron.

[...]

Habían llegado hacía algunas horas. Primero recorrieron un poco el lugar: una playa paradisíaca, con el agua cristalina y la arena blanca. Treinta grados bajo el sol. Sakura tomó fotografías del lugar y se las mandó a Ino por el móvil. Ésta le contó acerca del anillo. Ambas sonrieron debido a la felicidad de la otra.

Entrada la noche, Naruto y Sakura regresaron al pequeño pero acogedor apartamento que habían rentado por la semana que duraba su luna de miel. Ni siquiera habían desarmado las maletas cuando se arrojaron a la cama, suspirando a la vez que se miraban con intensidad.

—¿Quieres divertirte, Sakura-chan?

Ella asintió. Naruto tomó su almohada y le dio un golpe en el hombro. Sakura agarró la suya, dispuesta a devolvérsela. En menos de cinco segundos ya estaban saltando sobre la cama mientras se golpeaban mutuamente. Reían como niños, se sentían como niños.

—¡Naruto!— gritó Sakura cuando la primera pluma escapó de la almohada. Luego tendrían que pagar por los objetos que rompieran.

—Es divertido, vamos.

Y Sakura se sorprendió de sí misma cuando comenzó a golpearlo más fuerte sólo para permitir una lluvia de plumas blancas. Continuaron peleando, utilizando las almohadas como si fuesen dos espadas. Les dolía la panza de tanto reírse.

De pronto, Naruto resbaló y cayó sobre su ahora esposa. Toda la cama y algunas zonas del suelo se encontraban cubiertas por las plumas. Se miraron nuevamente a los ojos. Se amaban, se los notaba en la mirada.

La besó de improviso. Saboreó aquellos labios dulces que eran solamente suyos. Naruto sabía que nadie la podía hacer sentir lo que él; y nadie le podría hacer sentir a él lo que ella. Perfectos, hechos el uno para el otro. Esos labios rosados le hacían perder la cordura. Ahondó el beso un poco más. Y no lo podía evitar, sus pantalones le apretaban; tenía a la mujer más atractiva justo debajo de él.

Ella se aferró a su cuello con una mano mientras que la otra recorría su espalda, aún cubierta por una camisa. No tardó en sacársela. Y cuando lo hizo, Sakura lo obligó a invertir los lugares, ahora ella estaba sobre él demostrando que era una mujer dominante y con carácter. Ella se inclinó y alternó besos y mordidas a lo largo y ancho de su pecho. Definitivamente le volvía loco.

El rubio la liberó de su camiseta y sujetador. Se deleitó una vez más con aquellos pequeños pero, para él, perfectos pechos.

No era la primera vez que la veía así pero el leve rubor que adornaba sus mejillas continuaba apareciendo cada vez que se encontraban en alguna situación como aquella. Sakura emitió un gemido ahogado cuando él mordisqueó uno de sus pezones. La combinación de las sensaciones y el amor le hacía acelerar el corazón.

La chica se bajó de la cama y comenzó a desabotonarse sus pantalones. Luego de quedarse completamente desnuda, posó para su esposo, quien abrió la boca al verla así. Su erección cobró aún más fuerza si aquello era posible.

—¿Te gusta lo que ves?— le preguntó ella.

—Sabes que no me gusta— dijo guardando en su mente cada detalle de esa imagen tan erótica—, me encanta.

Sakura sonrió y con sus dedos estimuló sus pechos únicamente para intentar provocarlo (y con mucho éxito).

¿Por qué ella tenía que ser tan malditamente hermosa? Amaba su personalidad, su humor, su cuerpo, su boca y más que cualquier otra cosa: su sonrisa. Y en aquel momento Sakura le estaba regalando una de sus más hermosas sonrisas. La quería más que a su propia vida. Deseaba demostrarle lo mucho que la amaba ya que con las palabras se quedaba muy corto.

Le tendió una mano, ella la tomó y se recostó a su lado. Naruto aprovechó el momento para quitarse el resto de ropa que le estorbaba. Luego la abrazó y le besó la frente. Se posicionó sobre ella y rozó su intimidad con la de ella. Notó el efecto que aquello tenía en su esposa cuando se estremeció.

—Naruto— gimió ella.

Él le acarició el cabello y se inclinó para juntar sus labios. Mientras lo hacía se frotó un poco más; sí que le gustaba hacerla desear. Como respuesta recibió unos arañazos en su espalda que lo encendieron aún más.

Una sonrisa pícara y torcida se instaló en el rostro de Naruto. Respiró hondo y se hundió en ella muy despacio, para disfrutarlo al máximo. Así, juntos, unidos, se sentían completos. No era la primera vez que hacían el amor pero era igual de especial; cada vez que se amaban era igual de especial. Las mariposas en el estómago nunca desaparecían y en momentos como ese parecía que se multiplicaban.

Ella lo tomó del cuello y le dio un beso fogoso, pidiéndole más, de modo que Naruto comenzó a incrementar la velocidad de sus embestidas hasta hace un momento muy suaves. Los gemidos no se hicieron esperar. Sakura alzó sus piernas y las colocó sobre la espalda del rubio. Oh, sí, así lo sentía mucho más profundo.

—Me vuelves loco, Sakura—chan.

Sakura observó el cuerpo de su hombre sobre ella. Era terriblemente atractivo. Creía que era una persona con suerte, además de tener un esposo con un físico fascinante, él era la mejor persona que alguna vez había conocido. Incluso le había ayudado a ella a ser mejor.

Naruto aceleró un poco más. Ya comenzaban a sentir esas conocidas cosquillas que anteceden al orgasmo. La miró a los ojos, quería verla cuando ella llegase al apogeo. Un poco más de intensidad. Se derramó en ella mientras observaba las reacciones: pestañaba más rápido de lo normal, sudaba y abría la boca.

Y en sus ojos vio su propio placer. Se amaban.

[...]

Sakura se dejó caer en un sofá cercano, le dolían los pies de tanto bailar. Naruto se había alejado para traerle alguna bebida refrescante. Como no podía ser distinto, Ino le había ordenado ponerse un vestido demasiado revelador para su gusto mucho más recatado. Aquella prenda roja se pegaba a su cuerpo dejando en evidencia sus curvas, cosa que a su esposo no le agradaba en lo más mínimo pero después de todo era la boda de su mejor amiga, no podía decir que no.

Por su parte, Ino lució un vestido de color blanco un palmo más arriba de la rodilla. La falda era vaporosa. Un vestido de novia poco convencional para una mujer especial. Llevaba unos viejos pares de zapatos azules y Sakura le había prestado un collar de perlas.

Una vez que la rubia se libró de sus familiares y el tumulto de personas felicitándola fue a reunirse con Sakura. Se sentó a su lado con una sonrisa que nada ni nadie podría borrar.

—¿Qué tal estás, cerda?

—No puedo estar más feliz— le brillaban los ojos.

Había sido una ceremonia muy bonita. Luego de terminar con el casamiento en sí fue el turno de la gran fiesta. La rubia no se había podido resistir a tirar el ramo, así que lo arrojó antes de que empezara la celebración. Para sorpresa de todos, las flores cayeron directamente a las manos de Hinata Hyuga, que después de todo aquel tiempo había conseguido olvidar a su antiguo amor, Naruto. Hacía unos dos meses había comenzado una relación con Kiba Inuzuka. Al atrapar el ramo la chica enrojeció y su novio se acercó para tomarla de la cintura y besarla delante de todos.

En aquel momento, Naruto comenzaba a dirigirse hacia ellas con una botella de agua fría en la mano pero se quedó platicando con Shikamaru de modo que las dos amigas tuvieron un poco más de tiempo a solas.

—Tengo una noticia que darte, Ino— mencionó Sakura tomando las manos de su amiga. Se veía emocionada y ansiosa.

—Ahora que lo dices… Yo también tengo una.

Y de alguna manera se entendieron mirándose a los ojos. Gritaron al unísono:

—¡Estoy embarazada!

Ambas reían y chillaban tan fuerte que algunos invitados se quedaron viéndolas. Las amigas se abrazaron fuerte, cerrando los ojos y sonriendo de oreja a oreja.

Finalmente la felicidad les había llegado, de improviso, sin levantar ninguna sospecha. La realidad era que siempre había estado ahí, ellas sólo tuvieron que mirar de un modo diferente al habitual. No fueron ni Shikamaru ni Naruto; ellas cambiaron su forma de ver el mundo porque ser feliz no es una condición, es una decisión.

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OO000—FIN—000OO—

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Nai (Linak): luego del lemon no apto para diabéticos… ¡al fin terminamos! Hasta aquí llegó este fic que para nosotras fue una especie de reto. Nuestro objetivo principal era crear una historia con tanto ShikaIno como NaruSaku, creo que quedó bastante equilibrado. También queríamos que los fans del SI conocieran un poco el mundo NS y los NS lo mismo con el SI. Ciertamente con el tiempo me pasó esto último: ¡me encanta el ShikaIno! Ahora son la pareja secundaria de mis fics más actuales.

Espero que con esta historia hayan podido expandir un poco sus horizontes como lectores. También queríamos pedirles disculpas por lo mucho que los hicimos esperar por las últimas actualizaciones, ni Nao ni yo encontrábamos inspiración a lo último, pero he aquí el fic terminado, qué feliz me hace. Me queda agradecer a todos y cada uno de ustedes por leer esta historia y darnos fuerzas para seguir. Y también quería darle las gracias a Naoko por los lindos momentos que pasamos decidiendo los acontecimientos de la historia y escribiendo. Encontré en ella a una buena amiga.

Un beso a todos y nuevamente les agradezco. ¡Hasta la próxima!

Naoko-eri: Oh! Hemos llegado al final, primero agradecerles a todos y todas las que leyeron nuestro humilde fic sus reviews, sus follow, sus favoritos siempre fueron un impulso para nosotras espero que como dijo Nai hayan podido ampliar sus horizontes y lo mismo aprendí a amar el narusaku y odiar un poquito nada mas (me desagrada mucho) el naruhina.

Este proyecto para mi fue tan importante por varias razones; creo que podría considerarlo mi mejor proyecto y eso es gracias a Nai que me ha ayudado a crecer bastante como escritora asi que… gracias! Por todo! Nai!

Saludos y besos a todos en agradecimiento esperamos y nuestro final les complazca y pronto volveremos con un nuevo proyecto juntas :x es que estar juntas nos ha caído de maravilla.