LA INMORTALIDAD DEL AMOR

Capítulo 7: Un solo corazón

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_Que te quede claro, yo… no siento nada por ti.

Hipo contuvo la respiración al escuchar eso. No, no era cierto, se negaba a creerle.

_ "Estás mintiendo…"

Y aun así, le destrozaba por dentro.

_ Y tú sólo estás confundido, necesitas pensar mejor las cosas y te darás cuenta.

¿Confundido? No… ¡No! ¡No estaba confundido! Había aceptado sus sentimientos por Jack y por primera vez en su vida estaba completamente seguro de lo que sentía.

Y tenía que repetírselo, ¡tenía que hacerle entender eso!

_ No quiero… no quiero volver a verte.

_ … – los ojos de Hipo de abrieron con estupor, el dolor que sentía ante lo que Jack acababa de decir era evidente en su rostro. Trató de decir algo, pero las palabras simplemente no salían de su boca. Su pecho se oprimió y se le cerró la garganta. Le dolía tanto… le dolía tanto escuchar a Jack decir eso.

Pero le estaba dando la espalda.

Quería que lo mire a los ojos, ¡que se lo diga de frente!

_ De ahora en adelante estás muerto para mí y yo estoy muerto para ti.

_ ... – las lágrimas de Hipo corrieron por sus mejillas. Su cuerpo se paralizó completamente en ese corto momento.

Y Jack salió por la puerta, sin mirar atrás.

Fue entonces que Hipo reaccionó.

_ ¡Jack…! – su primer impulso fue correr tras el guardián, pero de repente un agudo dolor en el pecho lo detuvo.

Sorprendido por el repentino dolor, miró sus manos. Estaban pálidas.

Y no lo veía, pero marcas negras comenzaban a extenderse sobre su pecho.

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Invierno era su nombre. Ella era fría y rebelde como la helada ventisca, pura como la nieve, frágil y transparente como la escarcha.

Verano era su nombre. Él era abrasador y persistente como las olas de calor. Apasionado y firme como las llamas del sol.

Nadie más lo sabía, pero ellos se encontraban.

Frío y calor formaban la añorada templanza.

Invierno y verano formaban la primavera.

Con la lluvia, representando la profundidad de sus sentimientos.

Con las flores, representando la belleza de su unión.

¿La estación del amor la llamaban?

No podría tener un nombre mejor...

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Chimuelo, acostado sobre el césped, movía su cabeza de un lado al otro mirando a la guardiana pelirroja, quien no dejaba de caminar dando vueltas, exasperada por la espera.

_ ¡Aaaagh! – Mérida soltó un grito de frustración – ¡¿Cuánto tiempo tenemos que esperar aquí?! – le preguntó a la bruja, quien continuaba tranquilamente sentada sobre el tronco de un árbol tarareando una canción mientras tallaba un trozo madera – ¡Ya pasaron horas!

_ La impaciencia no arreglará nada – fue lo único que dijo la mujer como respuesta.

_ ¡Y quedarnos aquí inútilmente tampoco arreglará nada! – objetó la guardiana.

Chimuelo levantó la cabeza en alerta, y de repente la discusión se vio interrumpida por un estrepitoso ruido proveniente del cielo.

Miraron hacia arriba y vieron cómo se abría portal mágico, del cual salió un trineo rojo volando.

_ ¿North?

El trineo aterrizó, revelando a sus pasajeros. North, Toothiana, Sandman y Conejo estaban allí.

Justo después de eso, Pitch apareció detrás de ellas, desde las sombras de los árboles.

_ MIM nos informó sobre Jack – dijo North bajando del trineo, con un rostro claramente preocupado – ¡Vinimos a ver cómo está!

_ Yo no, yo vine a verlo sufrir – corrigió Pitch con una expresión tranquila y de satisfacción.

Mérida estuvo a punto de quejarse de cómo la bruja no les dejaba ver a sus amigos desde hace horas, pero la mujer la interrumpió.

_ Es hora de entrar.

La bruja tronó los dedos y se acercó para abrir la puerta. Los demás se apresuraron a seguirla.

Mérida caminó por delante y fue la primera en entrar a la cabaña, seguida por Rapunzel. Los ojos de la pelirroja cayeron primeramente sobre la cama, ya que ese fue el último lugar donde dejó a sus amigos, pero la cama estaba vacía.

Fue entonces cuando vio a Hipo tirado de bruces en el suelo.

_ ¡HIPO! – las chicas corrieron hacia él. La arquera se arrodilló a su lado y lo giró para verle la cara. El castaño tenía las mismas marcas que tenía Jack la ultima vez que lo vio.

_ ¿Qué? ¡¿Qué está pasando?! – preguntó Pitch claramente sorprendido. Él se había enterado sobre la maldición de Mandrake sobre Jack, pero no sabía nada sobre la condición de Hipo, no esperó verlo así.

_ ¡Hipo, háblame! – la pelirroja recostó la cabeza del vikingo sobre sus piernas. Hipo estaba respirando con mucha dificultad y parecía a punto de perder la conciencia.

Los consejeros se miraron entre sí sintiendo mucha impotencia y tristeza. Sabían que ellos no podían hacer nada para solucionar lo que estaba sucediendo.

_ Por favor… – Hipo murmuró débilmente.

_ ¿Qué?

_ No… no le digas a Jack…

_ ¿Jack? – Mérida buscó con la mirada a su alrededor, no había rastro del peliblanco – ¡¿Dónde está Jack?!

_ Ya se fue – respondió la bruja – se sanó gracias a que él tomó su lugar.

_ ¡¿Cómo que se fue?! – preguntó Rapunzel sintiéndose confundida – ¡No lo vimos salir por esa puerta en ningún momento!

_ Mi poder trabaja con espacio y dimensión – explicó la bruja, aunque no le comprendieron del todo, pero no importaba ese tipo de aclaraciones en ese momento.

_ ¡Hipo, resiste! – le pidió su amiga pelirroja. Chimuelo se acercó, mirando a su dueño con mucha angustia.

Hipo se sentía débil. Trataba de enfocar su mirada en los rostros de sus amigos que tenía frente a él, pero su vista comenzaba a tornarse borrosa. Las marcas negras iban extendiéndose sobre su rostro y sentía un insoportable dolor en el pecho…

No pudo evitar preguntarse si ese era el dolor que Jack había sentido cuando tenía la maldición sobre él.

Pronto dejaría de existir.

Pero no le importaba. Él lo había decidido así.

Esa era la única forma de salvar a Jack.

_ Cuida a Chimuelo…

_ ¡Cállate, tonto! ¡Deja de hablar como si te fueras a morir! – Mérida no pudo evitar que sus lágrimas salieran; su amigo estaba muriendo en sus brazos y ella no podía hacer nada. Como último recurso, miró hacia la bruja con desesperación en sus ojos – ¡por favor, ayúdelo! ¡¿No puede hacer otra píldora o algo?!

_ No, él decidió pagar el precio – fue lo único que la bruja respondió.

_ ¿Precio? ¿Cuál precio? ¡¿Precio de qué?! – era extraño de ver, pero uno de los más angustiados en apariencia era Pitch – ¡Explique lo que está pasando!

_ Él se ofreció para morir en lugar del guardián – informó la bruja – Al ofrecer su vida y mantenerse cerca de él no sólo le transmitió calor, le transmitió su amor. Cualquier mal del corazón puede ser sanado con el amor de los seres queridos, pero en este caso, sólo podía ser sanado por su persona especial.

_ ¿Qué es toda esa tontería de amor de la que está hablando? ¡No entiendo nada! – se quejó el pelinegro con frustración, y miró a los consejeros para ver si ellos habían entendido o si sabían algo para poder explicarlo mejor, pero ellos permanecieron en silencio, viendo con mucha desolación cómo el vikingo se iba poco a poco.

_ Hipo… – musitó Rapunzel con lágrimas en los ojos.

_ ¡No! ¡No puedo verlo morir! – se negó la pelirroja – ¡Hay que hacer algo!

_ No hay nada que nosotros podamos hacer – ratificó la bruja – pero él sí.

_ ¿Qué?

_ Él es el único capaz de salvarse de la magia de Mandrake – dijo la mujer mostrándoles una figura de madera en forma de corazón que acababa de tallar – esa magia oscura fue absorbida por su cuerpo, pero aún no ha consumido su corazón, por eso aún está vivo. Si él siente dolor porque el chico le rompió el corazón, morirá; pero si por el contrario, el dolor que siente está conectado al dolor del guardián, vivirá. El verdadero amor comparte, no sólo alegría, sino también tristeza.

Los demás presentes no habían comprendido lo que la bruja acababa de explicar, y Pitch fue el primero en quejarse.

_ ¡¿Eso qué quiere decir?! ¡Hable en idioma terrestre!

Justo en ese momento, el cuerpo de Hipo se puso completamente pesado, y Mérida se dio cuenta de eso. Cuando lo miró, vio que el vikingo estaba comenzando a cerrar los ojos…

_ ¡Hipo…!

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¡Hipo…!

La voz de sus amigos comenzó a desvanecerse poco a poco, y de repente todo se hizo oscuro.

Pero había algo extraño, él aún estaba consciente. Se esforzó por abrir los ojos de nuevo, pero al hacerlo se vio en otro lugar.

_ Hipo Haddock…

Aquella voz oscura llegó a los oídos de Hipo, y levantó la mirada. Su cuerpo débil estaba sostenido de pie junto a un árbol podrido, raíces negras que crecían poco a poco lo sostenían allí como si amenazaran con hacerlo parte de ese putrefacto árbol, e Hipo no tenia las fuerzas suficientes para luchar contra eso.

Sus ojos verdes y cansados se posaron sobre la persona que estaba parada frente a el. Frunció el ceño al ver a ese hombre.

_ Bienvenido al último resquicio de conciencia que te queda – dijo Mandrake, ¿qué hacía allí? ¿Mandrake seguía vivo? ¿O sólo estaba alucinando? – mi magia oscura hace maravillas en la gente, ¿no te parece? – el hombre sonrió mirando alrededor, con lo que Hipo reparo en las condiciones del lugar en donde estaba.

Era un bosque, destruido y putrefacto. Notó que había pasto verde a unos metros alrededor de él, y que poco a poco lo verde cambiaba a un color oscuro y sin vida.

¿El último resquicio de conciencia…?

_ ¿Te agrada el lugar? – preguntó el hombre notando el desconcierto del castaño – el interior de todas las personas es como un bosque – explicó acercándose a otro árbol putrefacto que estaba allí – Cada árbol, cada flor, cada pequeño césped en este lugar son sentimientos y recuerdos, momentos del pasado que hacen de ti lo que eres hoy en día, y como en cualquier bosque, hay cambios de clima también. Pero no todo es lindo en los bosques internos; como en todo bosque hay una parte podrida que representan momentos amargos de tu vida, momentos que te causaron dolor – arrancó una pequeña rama del árbol podrido y la estrujó en su mano – y ahora, gracias a mí, todo dentro de ti se reduce a esto.

Hipo fijó sus ojos en el pequeño espacio de pasto verde que quedaba…

Con que así trabajaba su magia...

_ Tú me acabaste con Inferno, Haddock, pero dejé algo de mí antes de irme – habló Mandrake caminando hacia el vikingo con un aire muy casual – Mi objetivo era llevarme a tu amado guardián para que sufras el resto de tu vida – confesó con una macabra sonrisa – pero me conformo con asesinarte a ti. Lástima que tu corazón sea puro, pudiste haber sido un boggan formidable.

Hipo estrechó los ojos con desprecio. ¿Cómo se atrevía ese tipo a mencionar a Jack?

Antes de poder decir algo, un repentino dolor agudo se posó en su pecho. Sentía como si se estuviese haciendo trizas por dentro.

_ ¡Kh…! – el castaño cerró fuertemente los párpados y presionó sus dientes tratando de soportar el dolor. Tenía ganas de gritar, pero se negaba a hacerlo. No quería darle a ese hombre la satisfacción, y no quería quejarse de algo que el había elegido. Si este era el dolor que tenia que soportar para salvar a Jack, lo haría.

_ Duele, ¿verdad? – pregunto Mandrake con una sonrisa complacida al ver la expresión de contención del castaño. El sabía perfectamente lo que su magia provocaba – tu corazón está hecho pedazos…

"¿Sabes qué? Tienes razón, eres un inútil, ni siquiera sé por qué estás aquí"

Hipo abrió grande los ojos al escuchar la voz de Jack en su mente. No lo creía posible, pero el dolor en su pecho se incrementó, pero no era un dolor meramente físico. El dolor que sintió en su alma al escuchar las palabras revivió y se multiplicó. Sus lágrimas comenzaron a brotar a medida que su mente recordaba involuntariamente escenas del pasado.

"¿Sabes qué? Tienes razón, eres un inútil, ni siquiera sé por qué estás aquí"

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"Ya no importa lo que hayas sentido, y ya no importa lo que sientas ahora"

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"… yo no te amo"

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"Que te quede claro, yo… no siento nada por ti"

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"No quiero volver a verte"

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"De ahora en adelante estás muerto para mí y yo estoy muerto para ti"

Un sollozo salió de sus labios mientras sus incesantes lágrimas mojaban su rostro. Su mente se había olvidado de todo, y ahora sólo podía pensar en el dolor que le habían provocado esas palabras.

Dolía…

Dolía tanto…

Mandrake continuó observando con satisfacción la escena mientras las raíces negras que envolvían el cuerpo del vikingo comenzaron a crecer más rápidamente. Ese era el primer paso hacia la destrucción, pronto lo envolverían por completo. Y él no desaprovecharía la oportunidad de apresurar el proceso.

_ Él fue muy cruel, ¿no es así? Tú diste la vida por él, te sacrificaste por él, le proferiste tu amor, ¿y qué hizo él a cambio? Despreciarte, lastimarte – el hombre esbozó una macabra sonrisa – Es muy injusto, ¿no lo crees?

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Caminaba de un lado al otro, no sabía qué hacer.

En ese momento, estaba en la zona sur, el lugar más frío de todos los reinos. La nieve cubría todo, no había ningún ser vivo a la vista.

Siempre que se sentía abrumado, iba a ese lugar, tratando de descargar todo lo que sentía.

Y lo que sentía en ese preciso momento, nada le era comparable.

_ ¡Todo es culpa tuya! – gritó el guardián exasperado, mirando hacia la luna llena – ¿Por qué? ¡¿Por qué tuvo que enamorarse de mí?! – el frío viento chocaba contra su rostro húmedo. Nunca se había sentido tan mal – ¡Ahora él también tiene que sufrir esto! – en ese momento, Hipo era lo único que le importaba, lo único en lo que podía pensar. Ya no le importaba lo que él mismo pudiera sentir, el sufrimiento en el rostro de Hipo era lo único en su mente – Yo podía haberlo soportado… yo podía haberlo soportado sabiendo que él era feliz, pero no lo es – se agarró el rostro con frustración, agachando la mirada mientras sus silenciosas lágrimas no dejaban de salir. De repente se dio cuenta que el cayado en su mano estaba cubierto de escarcha, eso significaba que sus poderes estaban normalizados.

"Me alegra que te estés recuperando… no sé qué hubiera hecho si algo malo te pasaba."

Jack apretó los párpados con fuerza mientras ponía su mano sobre su corazón.

Se sentó al lado de una roca cubierta de nieve, encogiendo su cuerpo allí.

_ Lo siento, Hipo… lo siento – se disculpó, como esperando que el viento lleve sus palabras hasta el castaño – por favor, olvídame…olvídame… – rogó abrazándose a sí mismo – no quiero que sufras…

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Aquellas frases sonaban en su mente una y otra vez.

"¿Sabes qué? Tienes razón, eres un inútil, ni siquiera sé por qué estás aquí"

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"Ya no importa lo que hayas sentido, y ya no importa lo que sientas ahora"

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"… yo no te amo"

Sentía que su vida se iba apagando con cada palabra. Tenía ganas de morir.

"Que te quede claro, yo… no siento nada por ti"

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"No quiero volver a verte"

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"De ahora en adelante estás muerto para mí y yo estoy muerto para ti"

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"Siempre que iba a Berk para ver si sabían algo de ti, nadie me decía nada…"

Hipo se sobresaltó al escucharla última frase. De repente su débil corazón comenzó a palpitar fuertemente. Los recuerdos que la magia de Mandrake trataba de borrar de su mente comenzaron a surgir…

"Tú siempre has ayudado al equipo"

"¿Hablas de afilar las armas de Mérida? Eso lo podría hacer cualquier otra persona"

"También haces planes y estrategias"

"Las cuales nunca son llevadas a cabo. Ustedes siempre terminan haciendo lo que quieren y al final no sirve de nada"

"Pero tú…"

"¡Yo sólo estorbo y arruino las cosas! ¿Para qué me molesto? ¿Qué podrías saber tú? Eres el Señor Popularidad. Jamás lo entenderías."

"…"

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"Nosotros no hacíamos más que buscarte y resulta que estabas muy tranquilo viviendo tu vida sin importarte lo que pase con nosotros. Pues, bien por ti."

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"Siempre que iba a Berk para ver si sabían algo de ti nadie me decía nada, tu padre decía que no había nada de qué preocuparse, que los vikingos tenían la costumbre de irse a la intemperie a buscar iluminación y que de seguro eso era lo que hacías"

"¿Iluminación?"

"Yo no le creía. ¿Pero qué más podía hacer? Sólo seguir buscando como idiota"

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"No confío en él, pero confío en ti. Eso es suficiente para mí"

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"Es obvio que vas a terminar casándote con Elsa"

"¡¿Qué?!"

"No necesitas fingir, se nota a leguas que estás enamorado de ella. Y no debes preocuparte, ella siente lo mismo por ti."

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"… Te amo"

"… ehm… y-yo también te amo…"

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"Eres un tonto…tú nunca te diste cuenta de nada…"

"…"

"Tú nunca fuiste un estorbo para mí, Hipo. Y lamento si alguna vez te hice sentir así…"

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"No podemos volver a vernos"

"Pero ya no hay restricción. Podemos ve-"

"¡La restricción no importa! ¿No lo entiendes? Yo soy inmortal, y tú… tú ya no lo eres."

_ … - las lágrimas de Hipo comenzaron a correr nuevamente, pero esta vez, el motivo era un dolor diferente.

Mandrake estaba tan distraído viendo como sufría, que no notó que las raíces negras habían dejado de crecer.

_ Tu corazón roto está siendo consumido por el dolor, y no hay nada que puedas hacer.

Hipo, quien hasta ese momento se había mantenido con la cabeza gacha, levantó la mirada hacia Mandrake.

Mandrake se sobresaltó al ver la expresión del vikingo. Su mirada llena de determinación no era algo que él esperaba ver.

_ Te equivocas – aseveró Hipo con mucha seguridad – mi corazón no está roto.

Mandrake se sorprendió al escuchar eso, y fue entonces que notó que la putrefacción en el césped estaba retrocediendo, y el color verde volvía.

Sintió una repentina desesperación al ver eso.

No era posible.

_ ¡Mientes! – negó Mandrake – ¡tu corazón está roto! ¡Sus palabras de desprecio lo rompieron! – dijo exasperado.

_ Me dolieron sus palabras, pero mi corazón sabe que no eran sinceras – aseguró el vikingo – Mi corazón no tiene motivos para romperse, Jack siempre me ha correspondido, mi certeza de ello nace de sus acciones. Sus palabras me decían una cosa, pero la tristeza en su rostro me decía otra – apretó los puños y estrechó los ojos mientras la angustia lo envolvía. Cada cosa que amaba de Jack la recordaba perfectamente, al igual que cada cosa que Jack había hecho por él. Recordaba su hermoso rostro con esa expresión de dolor al reprocharle que se había ido, al pensar que amaba a otra persona, al tener que decirle todas esas palabras hirientes para alejarlo de él porque no podían estar juntos – El dolor que siento ahora no es porque mi corazón esté roto; es porque me duele saber que en este momento él esta sufriendo. Me duele saber que yo fui la razón de su corazón roto, me duele saber que él trataba de apagar su amor pensando que yo no lo amaba, ¡me duele saber que fui un idiota que no notó lo mucho que lo lastimaba!

Las raíces negras comenzaron a deteriorarse, la contaminación retrocedía velozmente.

_ ¡Ya basta! – ordenó Mandrake desesperado.

_ ¡Y no me importa cuanto dolor me cause tu maldición, porque lo amo! – las raíces secas se hicieron pedazos, e Hipo estaba libre y de pie. Mandrake retrocedió con miedo al ver al vikingo caminar hacia él con firmeza – Si tengo que morir para salvarlo, lo haré… – dijo con determinación – ¡Una y mil veces!

De repente, lluvia comenzó a caer empapando todo el lugar. Cada gota que caía sobre el césped eliminaba la putrefacción, y cada gota que caía sobre Mandrake le quemaba como fuego.

_ ¡NOOO! – gritó el hombre, justo antes de petrificarse y desintegrarse, volando en forma de polvo hacia el vacío.

Hipo se quedó allí, de pie, mientras sus lágrimas se perdían entre la lluvia que caía por su rostro.

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¡… Hipo!

_ ¡Hipo!

_ ¡…! – Hipo abrió los ojos sobresaltado. Tardó un momento en ajustar sus pensamientos. ¿Qué había sucedido? ¿Dónde estaba?

_ ¡Está vivo! – celebró Rapunzel llena de felicidad.

Hipo observó todos los rostros que estaban sobre él, mirándolo con alivio y alegría. Mérida, Rapunzel, Chimuelo, Pitch, North, Conejo, Sandman, Toothiana, y… ¿el cuervo en la cabeza de North?

_ Qué susto tan desagradable – dijo Conejo masajeándose la frente. Eso no era bueno para sus nervios.

_ ¡Casi me das un infarto, muchacho! – se quejó Pitch.

_ ¿Qué… qué sucedió? – preguntó el castaño sintiéndose confundido.

_ ¡Es increíble! ¡La magia de Mandrake se desvaneció! – le informó Mérida eufórica mientras lo ayudaba a sentarse – ¡Las marcas desaparecieron completamente!

Hipo se agarró la cabeza, un poco aturdido; observó a su amiga pelirroja con duda.

_ ¿Y… eso que significa?

_ ¡Que no te vas a morir! – le respondió Rapunzel con una gran sonrisa.

_ ¿Qué? – Hipo pestañeó sorprendido ante la respuesta – ¿Y que pasará con Jack?

_ El chico ya está sanado, porque tú recibiste su maldición – explicó la bruja abriéndose espacio torpemente entre los que estaban allí acaparando la vista de Hipo – y pudiste eliminarla de tu interior a través de la conexión de los sentimientos de ambos. Tú no tenías el corazón roto, tu corazón sufre por él, no por ti mismo.

_ ¿No es grandioso, Hipo? ¡Ambos se salvaron! – dijo su amiga rubia con una feliz sonrisa. Pero Hipo no se veía muy feliz.

_ … – el vikingo agachó la mirada, pensando en todo lo que había pasado – Eso no cambia mucho.

_ ¿Pero qué dices? – preguntó Mérida mirándolo con confusión por esa reacción – ¡Ambos van a vivir! ¿Te parece poco?

_ Jack está sufriendo. Y es… – soltó un suspiro al viento mientras mantenía su triste semblante – es culpa mía.

_ ¿Uh? – Mérida no esperaba escuchar eso. Rapunzel y ella intercambiaron miradas, preocupadas. ¿Eso significaba que estaba enterado de los sentimientos de Jack? – ¿Por qué dices eso?

_ Ya no finjan – espetó el castaño con molestia – saben bien a qué me refiero. Él tenía el corazón roto por mi culpa, y aún lo tiene – estrechó los ojos conteniendo el enojo que sentía hacia sí mismo – soy… soy un tonto.

_ Hipo… – Rapunzel se puso de cuclillas frente a Hipo para que la mire a los ojos y vea en ellos la seriedad de sus palabras – tú no tienes la culpa de nada, una persona no decide a quién amar, nadie podía evitar que todo esto pasara, ¿entiendes?

_ … – Hipo desvió la mirada por un momento. Le entendía, pero eso no le quitaba la culpa.

_ Hipo, a pesar de que tú no lo amas de esa manera, sabemos lo importante que es para ti y que no te gusta verlo sufrir – continuó hablando Rapunzel – pero lo mejor es que...

_Yo lo amo – dijo Hipo interrumpiéndola. Rapunzel y Mérida se sorprendieron al escucharlo decir eso. Hasta ese momento ellas sólo lo habían llegado a suponer, pero nunca tuvieron una total certeza de que Hipo amara a Jack. Y ahora, Hipo lo había hecho irrefutable – y se lo dije.

_ Oh, cielos – la rubia se llevó una mano a la boca por la impresión. Eso complicaba mucho más las cosas.

_ ¿Qué? ¿Estás enamorado de Jack? – Pitch hizo una mueca de repulsión – ¿Por qué? ¡Él es horrible! – se quejó justo antes de recibir un codazo por parte de Toothiana.

_ Y... ¿y qué hizo cuando se lo dijiste? – preguntó Rapunzel con una mirada expectante.

_ Dijo que él no me amaba y que no quería volver a verme – relató el vikingo desanimado.

_ ¡Te lo dije! ¡Él es horrible! – volvió a hablar Pitch, y esta vez recibió un zape en la cabeza por parte de Sandman, quien flotaba a su lado.

La rubia se llevó ambas manos a la boca ante lo que dijo Hipo. Ahora comprendía mejor la situación.

_ No es verdad, Hipo – dijo Toothiana tratando de ayudar – ni siquiera habría salido conmigo porque él te quiere.

_ Eso sería muy feo, tú colectaste sus dientes cuando él era un niñito, pedófila – le dijo Pitch con mucho desprecio.

_ ¡Ya me hartaste! – Pitch esquivó el puñetazo que el hada trató de darle y desapareció, apareciendo al otro lado de la habitación mostrándole una sonrisa ladina – ¡ven aquí!

_ B-Bueno, no le hagas caso, Hipo – dijo Mérida con una sonrisa nerviosa, tratando de animar al vikingo – de seguro fue por los nervios, cualquiera dice tonterías cuando está nervioso. Si le hubieras dado un beso habría entrado en confianza – le sugirió, sin saber muy bien qué más decir. No quería Hipo se sienta tan triste, y menos después de casi haber muerto.

_ Le di un beso.

_ Oh, cielos – Mérida abrió los ojos grande ante la noticia – b-bueno, cualquiera se pone nervioso al recibir el primer beso – rió un poco aunque sin ninguna gracia. Ahora sí se había quedado sin ideas.

Hipo levantó la mirada sorprendido al escuchar eso.

_ "¿Primer beso?" – pensó en su fuero interno. Jack le había dicho…

"Y… ¿qué hay de ti? ¿Tú has besado a alguna vez?"

"Sí, muchas veces."

Él le había dicho que ya había besado a alguien más, pero…

"Después de todo, soy el Señor Popularidad, ¿recuerdas?"

_ "No era cierto…" – concluyó, sorprendido… ¿por qué rayos se sorprendía? ¡Debió haberse dado cuenta antes! Jack no haría tal cosa. Le había dicho esa mentira simplemente porque se lo merecía.

Se agarró la cabeza, pasando sus dedos por su cabello, sintiendo impotencia nuevamente.

_ El también te ama, Hipo – le aseguró Mérida, pensando que Hipo creía lo contrario – no pienses que-

_ Lo sé – interrumpió el vikingo poniéndose de pie – sé que él me ama, y ese es el problema. Si no me amara, al menos no le dolería el hecho de que no podamos estar juntos.

_ Si de verdad le dijiste que lo amabas, no creo que en este momento esté sufriendo sólo por eso, Hipo.

Hipo levantó la mirada hacia Rapunzel, poniendo toda su atención en ella.

_ ¿Qué quieres decir? – le preguntó.

_ Te rompe el corazón saber que no puedes estar con la persona que amas y que debe estar con alguien mas, ese era el motivo de su corazón roto cuando lo encontraste en las montañas nevadas. Lo sé porque yo también siento eso – confesó la rubia poniendo su mano sobre su pecho – y no es porque no queramos, es porque la muerte y el tiempo nos separarán tarde o temprano, y será muy doloroso para ambos – dijo agachando la mirada por un momento – pero… estoy segura que lo que más le duele a Jack en este momento es algo diferente. Él te ama, y lo que más le importa es que seas feliz, por eso estaba dispuesto a soportar que te quedes con alguien más y alejarse de ti. Pero ahora sabe que tú también lo amas, y por eso sabe también que estás sufriendo al separarte de él. Estoy segura que lo que más le duele es saber que tú sufres – Hipo se quedó sin palabras. ¿Era eso verdad?, ¿era ese su mayor dolor? – Justo como la señora dijo, cuando el amor es verdadero, se comparte no sólo la alegría, sino también el dolor – puso una mano sobre el hombro de Hipo, para que la escuche con suma atención – Hipo… Jack sólo te desea la felicidad, y está dispuesto a alejarse de ti para siempre con tal de que lo olvides y formes tu vida, lo cual, dadas las circunstancias, es lo mejor para los dos. Tal vez sea muy difícil, pero-

_ No – Hipo negó rotundamente al percibir por dónde iba la conversación – no estaré con nadie más.

_ Hipo, entiendo cómo te sientes, pero debes comprender – insistió la rubia – debes-

_ Yo no sería feliz – el castaño desvió la mirada, frunciendo el ceño sólo de imaginarlo – ni siquiera podría fingir serlo.

_... – Rapunzel lo miró muy sorprendida. Ella, al igual que Jack, quería que la persona que amaba sea feliz; en su caso, se trataba de Eugene. Siempre había pensado que sería posible que Eugene encuentre a alguien más, pero, ¿sería posible ignorar los propios sentimientos y tener una vida normal con otra persona? ¿Podría ser feliz?

Hipo acababa de responder que no.

Entonces ella comprendió…

Ella cambiaba los corazones haciendo que las personas retomen el camino de sus sueños, ese era su centro. ¿Y qué era un sueño? Sueño es aquello que una persona quiere alcanzar, aquello capaz de darle felicidad. Eso era un sueño real.

En ese momento, Hipo le estaba diciendo, en otras palabras, que Jack era su sueño.

Pero, ¿cómo podría inspirarlo a alcanzar ese sueño, si ella misma había renunciado al suyo?

_ ¿Qué harás entonces? – preguntó North sumándose a la conversación, mientras que el vikingo se ponía su armadura.

_ Voy a continuar – respondió el castaño – voy a recuperar mi inmortalidad – aseguró abrochando los cordones de su cubre brazo, terminando de vestirse.

North y Conejo se miraron entre sí al escuchar eso. Hipo se veía muy seguro de poder recuperar su inmortalidad.

Pero había algo que debía saber…

_ Tú no recuperarás tu inmortalidad, Hipo – informó el peliblanco, haciendo que Hipo detenga todo movimiento.

El castaño se volteó hacia North y lo miró fijamente.

_ ¿Qué?

_ El hombre de la luna me lo dijo – continuó North – Es en vano. No te devolverá la inmortalidad, no importa lo que hagas ni cuanto se lo pidas.

Hipo lo observó, estupefacto. Trató de ver en los ojos de North algún resquicio de mentira, pero la mirada del peliblanco se mantenía firme, por lo que el vikingo miró al suelo, abrumado, aún sin poder digerir lo que acababa de escuchar.

Él se había hecho la idea de que el Hombre de la Luna le concedería la inmortalidad de vuelta si lograba ser digno de ser guardián, dando todo de sí para proteger a la gente y encontrando su habilidad interna y externa. Por ello se había esforzado tanto siendo un buen protector y haciendo todo lo que le mandaba.

¿Y ahora resultaba que no le daría una segunda oportunidad?

_ Renunciaste a ser guardián y rechazaste el puesto, por lo tanto, ya no eres digno – ratificó North.

_ … – Hipo se quedó en silencio por un momento. ¿Entonces eso era todo? ¿Jamás volvería a ser guardián? ¿No viviría para proteger a las personas? ¿Jamás podría estar con Jack?

Mérida y Rapunzel lo miraron con preocupación.

El vikingo cerró los ojos y tomó un profundo respiro. Luego levantó la mirada y miró a North fijamente.

_ No me importa.

North se sorprendió ante lo dicho.

_ ¿Qué quieres decir?

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Sentado a la mesa de su casa, Estoico se encontraba revisando el informe del día distraídamente. Su esposa se acercó a él con una taza de té caliente para que acompañe a su trabajo.

_ ¿Los jinetes ya volvieron de Arendelle? – preguntó Valka sentándose al lado de su esposo.

_ Sí, me informaron que todo salió bien en la batalla – informó Estoico con evidente alivio, luego tomó un sorbo de té.

_ Me alegra escuchar eso – dijo la mujer sonriendo.

_ Sí, de seguro nuestro hijo se lució – dijo Estoico con orgullo, haciendo reír un poco a su esposa. Pero Estoico dejó de sonreír cuando algo asaltó su mente – ese muchacho me preocupa.

Valka lo miró algo confundida por el repentino cambio de humor.

_ ¿Por qué?

_ Es que él… – hizo una corta pausa buscando en su mente las palabras correctas para explicarlo bien – se la pasa buscando recuperar su inmortalidad, y no entiendo para qué, si ya hace lo mismo que los guardianes hacen, proteger a la gente.

_ Él extraña mucho a sus amigos – le mencionó su esposa con un semblante tranquilo.

_ ¿Acaso sus amigos son lo más preciado que tiene? ¿Qué hay de nosotros? Sus padres, su pueblo.

Valka sonrió. Sabía que Estoico no estaba despreciando a los amigos de Hipo, simplemente extrañaba que su hijo viviera en la aldea.

Los vikingos eran personas muy arraigadas a su origen y a su gente, se mantenían siempre unidos y por eso eran un pueblo muy fuerte. Pero Hipo estaba destinado a otra cosa, y Estoico no comprendía muy bien eso, pero ella sí.

_ El pueblo te tiene a ti, y nosotros nos tenemos el uno al otro – le dijo Valka poniendo una mano en el hombro de su esposo – es natural que Hipo también quiera estar al lado de su persona especial.

_ … – Estoico quedó meditativo por un momento, y cuando al fin digirió las palabras de su esposa, le mandó una mirada confundida y algo sorprendida – ¿dices que él está enamorado de una de las guardianas? – Valka sonrió de soslayo, lo cual él tomó como respuesta afirmativa a su pregunta – ¿Él te dijo eso?

_ No hay necesidad de que me lo diga, una madre percibe ese tipo de cosas – aseguró la mujer, y luego miró fijamente a su esposo para explicarle con más detenimiento la situación de Hipo – Estoico, nuestro hijo nació para ser guardián, tiene un corazón que lo guía a cuidar de los demás, igual que tú, sólo que él fue escogido para proteger a todos, no sólo a la aldea – Estoico miró a un lado pensativo, comprendiendo mejor el punto – pero, ¿cómo proteger a todos si no puedes proteger a la persona que más amas? Todo es mejor cuando estás al lado de la persona que te complementa y te hace feliz.

Estoico asintió con la cabeza. Él comprendía eso. Por mucho tiempo él estuvo lejos de su esposa, y, aunque se esforzaba al cien por ciento en ser un buen jefe, tardó mucho en ser un buen padre a pesar de amar y tratar de proteger a su hijo; le costaba mucho demostrar el afecto que le tenía. Quien cambió eso fue su mismo hijo, el cual tenía mucho de su madre dentro de sí, y ese lado suyo fue lo que le ayudó a ser una mejor persona, un mejor jefe, y un mejor padre.

_ Entonces, por eso quiere volver con los guardianes – concluyó Estoico meditativo – quiere proteger a todos y estar con ella…

_ Es él – corrigió Valka sonriendo de lado.

_ ¿Él? – repitió Estoico algo confundido.

_ Él.

_ ¿Él?

_ ¡Él!

_ …

_ …

_ ¿Qué quieres decir? – la observó desconcertado.

_ Dijiste ella, pero es él.

_ …

_ …

Ahora sí había entendido.

_ ¿El chico nieve? – preguntó estrechando los ojos con duda.

_ Sí.

_ ¿No será Mérida, la pelirroja guerrera? Es fuerte, hermosa, valiente y-

_ No – la mujer rió por lo bajo ante la insistente asunción de su esposo – trata de pensar desde la perspectiva de tu hijo, Estoico, no desde tu propia opinión.

_ Mmh… – Estoico miró hacia la nada, recordando.

/*/Flashback/*/

_ Los guardianes vinieron a buscarte hoy otra vez.

_ ¿En serio? – Hipo miró a su padre con mucha atención, mientras Estoico guardaba algunas armas en una caja de madera – y… ¿Jack también vino?

_ Sí, él amenazó con congelar nuestras cosechas si se enteraba que te hicimos algo malo – comentó distraídamente – en serio, ¿qué clase de guardián es ese?

Hipo se rio por lo bajo.

_ ¿Crees que se pase por aquí pronto? – preguntó el castaño acercándose a él con un bote en las manos. Estoico lo sostuvo sin saber qué era, ¿había líquido adentro? – Quiero que le des este bote de helado. Está derretido, pero se congelará rápidamente cuando él lo toque.

Al escuchar eso, Estoico lo miró como si le hubiese salido otra cabeza.

_ ¿Me amenaza y quieres que le dé helado como premio?

_ Es… es que… – Hipo movió los hombros con claro nerviosismo – no es sólo para él, es para las chicas también – aseguró pasando una mano por su cabello mientras miraba al suelo – pero él es quien puede congelarlo, ¿no?

_ Ah, está bien – dijo su padre encogiéndose de hombros, sin prestarle mucha atención a las expresiones de su hijo – ellas son muy agradables, ¿no? – preguntó Estoico con un tono sugestivo, dándole un golpecito en el brazo... un golpecito que al parecer fue más fuerte de lo que debió ya que su hijo inmediatamente comenzó a frotar la zona tratando de disipar el dolor.

_ Uhm, sí – respondió el menor un poco dislocado con el comentario de su padre, quien se volteó a guardar el helado derretido.

_ Escuché que el cumpleaños del chico nieve es pronto – mencionó Estoico.

_ Se llama Jack – corrigió Hipo revirando los ojos – sí, su cumpleaños será pronto.

_ Pero creo que no hará ninguna fiesta, como el año pasado.

_ … – Hipo miró a un lado, pensativo. A Estoico le extrañó un poco esa reacción, su hijo se veía preocupado – Supongo que la vida de un guardián es muy ocupada.

/*/Fin del Flashback/*/

_ Mmmh… ya veo – dijo simplemente mientras ponía una mano en su barba – bueno, de todas formas, Hipo quiere ser guardián. Los guardianes no tienen hijos, así que no hay mucha diferencia.

Valka sonrió con algo de malicia ante la resignación de su esposo.

_ Y Jack es muy agradable – agregó la mujer, instando a su esposo a concordar con ella. Pero él no concordaba del todo.

_ A mí me parece muy arrogante – frunció el ceño confundido ante la opinión tan segura de su esposa; no recordaba haberla visto interactuar mucho con el guardián.

_ ¡Mira quien habla! – dijo Valka riendo.

_ Y muy rebelde – agregó Estoico

_ Indomable, como un dragón salvaje. Ideal para tu hijo.

Estoico soltó un par de risas ante ese comentario, ¿todo tenía que ver con dragones para ella?

_ Y es muy flaco – Estoico continuó diciendo.

_ Es muy atractivo – corrigió Valka levantando una ceja sugestiva. Tenía que admitir que al principio ella no estaba muy contenta cuando percibió el interés de su hijo en el guardián, ella aún no lo conocía y pensaba que era muy raro que Hipo se fije precisamente en un chico, habiendo tantas mujeres hermosas e interesantes a su alrededor. Pero mientras más le hablaba Hipo de él, ella se daba cuenta de que no era un sentimiento simple y pasajero, y tenía más ganas de conocerlo personalmente. Y él le agradó mucho cuando lo hizo. El chico era divertido, hermoso, fuerte, valiente, y se notaba lo mucho que Hipo le importaba.

_ Astrid es más atractiva – parecía que sólo quería contradecirle como si fuese una especie de competencia.

_ No, él es más atractivo – ella sonrió y se cruzó de brazos, manteniendo su posición firme. Y realmente le parecía más atractivo.

_ ¿Y que hay de la belleza interior? – objetó Estoico.

_ Por algo nuestro hijo se enamoró de él, ¿no? – dijo Valka usando un tono lleno de obviedad.

_ A Hipo le gustaba Astrid cuando era más joven.

_ Gustar no es lo mismo que amar. No se trata de un simple gusto.

Estoico sonrió burlón. Su esposa no se iba a dar por vencida.

_ Está bien, tú ganas – aceptó él.

_ Eso me gusta de ti – dijo Valka poniendo una mano en su hombro y mirándolo con cariño, logrando que su esposo le sonría de vuelta – que seas un buen perdedor.

_ Sí, soy un buen… hey – la miró acusadoramente.

Ambos se pusieron a reír.

Estoico miró a su esposa fijamente por un momento, viendo cada rasgo de su rostro risueño. Además de ser marido y mujer, eran amigos, y eso era lo que hacía que su relación sea tan natural, agradable y divertida; era amor de verdad. Tal vez, eso era lo que Hipo había encontrado, y como esperaría de su hijo, no iba a dejar ir ese sentimiento tan único por nada en el mundo.

_ Supongo que todo esto significa que Hipo seguirá buscando la inmortalidad – concluyó Estoico.

_ Él nunca se rinde – aseguró su esposa mostrándole una pequeña sonrisa – eso lo sacó completamente de ti.

Estoico sonrió con mucho orgullo.

_ De seguro vendrá pronto a visitarnos, ya que por fin terminó el peligro en Arendelle – dijo él.

_ Seguro que sí.

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Con la mente completamente agotada al igual que su cuerpo, encogido en ese lugar frío, Jack terminó quedándose dormido.

No supo cuanto tiempo estuvo así, cuando de repente escuchó la voz de alguien, y se despertó.

_ Vaya, vaya – Jack abrió los ojos, y vio a Pitch parado frente a él – tus ojos se ven muy cansados, ¿acaso estuviste llorando?

Jack frunció el ceño, y de inmediato se puso de pie y agarró con fuerza su cayado. Le dijo a Hipo que confiaría en su decisión con respecto a Pitch, pero eso no significaba que confiaría en Pitch. No le agradaba el tono sarcástico y burlesco que Pitch siempre usaba para hablarle.

_ ¿Qué quieres? – le preguntó poniéndose en una posición defensiva.

_ Voltea.

Obviamente, Jack no le hizo caso. No era tan tonto como para bajar la guardia de esa manera.

Pero entonces escuchó una risa a sus espaldas.

_ "¿Hipo?" – se volteó sin poder evitarlo.

Apenas se volteó y se encontró en otro lugar. Parecía el interior del castillo de Arendelle, pero Jack le prestó poca atención a eso cuando vio a Hipo allí.

Estaba a unos metros lejos de él. Por impulso, Jack se escondió detrás del muro más cercano, y continuó observando la escena que tenía delante de sus ojos.

Hipo estaba ahí, con Elsa. Ambos se veían muy felices. Elsa cargaba un bebé en brazos. La reina colocó al bebé en el suelo para que caminara hacia Hipo, quien lo esperaba de cuclillas y con los brazos abiertos. El bebé dio dos tambaleantes pasos y llegó hasta el castaño, quien con una gran sonrisa lo alzó y lo elevó en el aire con mucho orgullo.

_ ¡Hahah! ¡Ese es mi hijo! – exclamó el vikingo.

Jack contuvo la respiración mientras sus ojos se humedecían viendo la escena, estupefacto. Luego agachó la mirada, no quería seguir viéndolo, le dolía demasiado.

_ ¿No es encantador? – dijo Pitch parado detrás suyo, mostrando una leve sonrisa – Esto era lo que querías, ¿cierto? Esto era lo que esperabas que pase…

_ … – Jack levantó la mirada de nuevo, viendo como Hipo, con el bebé aún en brazos, le daba un pequeño beso a su… esposa – solo quiero que sea feliz – murmuró el guardián, viendo con atención la alegría en el rostro del vikingo.

_Por supuesto, se ve muy feliz… – concordó Pitch – lástima que esto no es real.

De repente la escena en frente de sus ojos se desvaneció y todo quedó en blanco. Jack pestañeó sorprendido, y justo antes de que se voltee hacia Pitch para pedirle una explicación, escuchó una voz...

_ Jack…

Jack se volteó rápidamente.

Hipo estaba allí, de pie a unos metros lejos de él, esta vez solo, sin nadie ni nada a su alrededor.

Tenía la cabeza agachada, por lo que no podía mirarlo a los ojos.

Lentamente, Hipo levanto la mirada. Jack se paralizó al ver ese rostro tan triste, pálido y con marcas negras extendiéndose por su mandíbula.

_ Perdóname… - le pidió Hipo justo antes de caer de rodillas mientras se agarraba el pecho y se encogía tratando de soportar el dolor.

_ ¡Hipo! – inmediatamente, Jack corrió hacia él, pero apenas avanzó unos pasos y chocó contra una pared de cristal – ¡¿Qué es esto?! – puso sus manos sobre el vidrio tratando de empujarlo, luego lo golpeó con los puños, pero no logró moverlo – ¡Hipo! – le gritó.

_ Es inútil – dijo Pitch parado detrás de él – no puede escucharte.

_ ¡Tú! – Jack se volteó inmediatamente lanzándole un ataque con su cayado, pero Pitch ya estaba preparado para eso, y lo esquivó rápidamente desapareciendo de repente – ¡¿Qué le hiciste?! – exclamó el peliblanco furioso mientras buscaba a Pitch con la mirada, pero no lo encontró a la vista.

_ Yo no le hice esto, Jack – escuchó la voz burlona e irónica de Pitch saliendo de la nada – lo hiciste tú.

Jack no le prestó atención a sus palabras y continuó en posición de ataque, buscando alrededor alguna sombra que le indique la ubicación de Pitch, pero todo era blanco.

_ ¿Sabes cuál fue el precio de sanarte de la maldición de Mandrake? – Jack se giró hacia la voz y vio a Pitch parado al lado de Hipo, quien continuaba en el suelo conteniendo el dolor – Alguien más debía ocupar tu lugar y morir – dijo el pelinegro tranquilamente. Jack se quedó inmóvil mientras su cerebro comenzaba a procesar lo que Pitch estaba diciendo. De repente, Pitch estaba parado detrás de él otra vez, poniendo una mano en su hombro, acercándose a su oído para decirle aquello que Jack estaba tratando de negar en su interior – adivina quien se ofreció…

_ No… – susurró el peliblanco mientras miraba a Hipo fijamente con angustia y desespero – ¡Hipo, no! – corrió hacia él de nuevo, pero la pared aún estaba allí, impidiéndoselo. Golpeó el vidrio con desesperación, pero era inútil – ¡por favor, no! – gritó sin poder evitar que las lágrimas corran por su rostro.

De repente imágenes que no eran parte de su memoria comenzaron a reproducirse en su mente…

Hipo lo sostenía en brazos mientras que él yacía inconsciente.

"¡Jack! ¡Jack, responde, por favor! ¡Jack!"

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"Sólo hay una forma de salvarlo, y es haciendo que alguien muera en su lugar."

"¡Yo lo haré!"

Se ofreció Hipo sin pensarlo dos veces.

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"Si tengo que morir para salvar a Jack, lo haré"

Jack sintió que se le cortaba la respiración, se quedó en su lugar, paralizado, incapaz de mover un solo músculo por la conmoción que estaba sintiendo. No, no era cierto, no podía ser cierto.

"Eres especial. Eres un guardián"

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"Ya están en la hora en la que todos pasan un buen momento con su familia. Tú deberías volver y hacer lo mismo"

"Nah, yo prefiero estar contigo. De haber sabido que te quedarías, yo me habría quedado también"

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"Yo no quiero que te haga daño, Jack… no quiero que le haga daño a nadie. Por eso pensé que si era posible tenerlo de nuestro lado, entonces debía hacerlo"

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"Me alegra que te estés recuperando. No sé qué hubiera hecho si algo malo te pasaba"

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"Te amo… no estoy mintiendo."

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"No tienes idea de cuánto me arrepentí cada segundo después de marcharme, y que, aunque no podía verte, no podía estar un día sin saber algo de ti. Tardé mucho en darle nombre a este sentimiento, pero siempre estuvo allí, impulsando mis acciones."

"¿Tus acciones? ¿Acciones como la de marcharte sin decir nada y dejar el equipo sabiendo que eso implicaba el no volver a vernos?"

"¡No estaba pensando bien! ¡Estaba enfadado y en lo único que podía pensar era en lo inservible que yo era para el equipo! ¡Para ti! Yo deseaba pelear al lado de ustedes, especialmente deseaba pelear a tu lado. Cuando te conocí mejor y supe por lo que estabas pasando, entendí tu dolor; supe que te sentías solo al igual que yo, y yo… quería ser tu amigo y estar a tu lado, ¿pero cómo hacerlo si tú estabas en un nivel diferente que el mío? Tú dejaste de ser invisible y todos te admiraban, era desesperante ver cómo yo me quedaba atrás y te alejabas de mí cada vez más."

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"Tú eras arrogante, rebelde y bromista, y yo te admiraba, te odiaba, te… ¡te amaba! Yo te amaba, desde antes. Lo sé ahora. Lo sé porque lo que siento por ti no ha cambiado en nada. Y ese día, cuando comprendí que Chimuelo no podría ser mi talento y que había quedado en cero de nuevo, sentí que jamás lograría alcanzarte"

_ Él hizo tanto por ti… – la voz de Pitch rompió el silencio – ¿Y cómo le pagaste tú?

"¿Sabes qué? Tienes razón, eres un inútil, ni siquiera sé por qué estás aquí"

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"Te resulta muy fácil pensar en ti mismo, ¿verdad?"

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"Ya no importa lo que hayas sentido, y ya no importa lo que sientas ahora"

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"… yo no te amo"

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"Que te quede claro, yo… no siento nada por ti"

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"No quiero volver a verte"

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"De ahora en adelante estás muerto para mí y yo estoy muerto para ti"

Jack miró al suelo mientras lloraba desconsoladamente.

_ Dile adiós…

El peliblanco levantó la mirada y vio horrorizado cómo Hipo se petrificaba completamente y luego se deshacía como si estuviese hecho de polvo.

_ Hipo… ¡NO, HIPO!

Jack despertó de repente tomando una bocanada de aire bruscamente, como si acabara de salir del agua buscando respirar. De nuevo se encontraba en la tundra.

Frotó sus ojos húmedos y vio arena negra flotando y alejándose del lugar.

Una pesadilla. Todo había sido una pesadilla creada por los poderes de Pitch.

Y aún sabiendo eso, no se sentía más tranquilo.

"¿Sabes cuál fue el precio de sanarte de la maldición de Mandrake?"

Una sensación de vacío se apoderó de él.

_ No… – ¿podría ser cierto? ¿Hipo había hecho algo así para salvarlo? – ¡no, no puede ser!

Se puso de pie y alzó vuelo. Tenía que verificarlo. ¡Tenía que comprobar que Pitch estaba mintiendo!

En poco tiempo, llegó hasta la cabaña donde había dejado a Hipo y entró rápidamente.

_ …

No había nadie…

Entonces sintió miedo.

Sintió un profundo miedo en su interior.

Pero no iba a quedarse allí parado.

Se dirigió hacia la casa de Hipo en Arendelle, debía ser lo más probable que estuviera allí.

Cuando llegó al lugar, se asomó por todas las ventanas de la casa. Hipo no estaba.

Por impulso, se le ocurrió ir a revisar en el castillo de la reina, pero al asomarse por la ventana, solo vio a Elsa conversando con su hermana. Hipo no estaba allí tampoco.

El siguiente lugar al que fue a revisar fue Berk, pensó que tal vez Hipo había ido a casa de sus padres, pero se equivocó.

¿Dónde se había metido?

"Adivina quién se ofreció…"

Las palabras de Pitch resonaban en su mente una y otra vez. No era posible, Hipo estaba bien la última vez que lo vio, al menos físicamente. Además, ¿por qué tendría que creerle a Pitch? No era alguien digno de confianza, de seguro sólo dijo eso para hacerle sentir mal aprovechándose de su situación.

_ "Pitch estaba mintiendo, él… él sólo estaba mintiendo…" – se convenció a sí mismo, y decidió regresar al palacio de los guardianes. Ya era hora de regresar a casa.

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_ Wargablar – saludó uno de los Yetis al ver a Jack entrar al Palacio.

_ Hola, Bob – el yeti lo miró confundido. Jack se veía muy agotado y desanimado, y, además le extrañaba verlo llegar solo al palacio, normalmente llegaría de una misión con el resto del equipo y a una hora decente, no a las cuatro de la madrugada – avísame cuando lleguen las chicas, ¿sí? – le pidió pasando de largo, dirigiéndose a las escaleras.

Su plan era ir a descansar en su habitación, pero antes de entrar puso sus ojos en la habitación que estaba en frente de su puerta. Era la antigua habitación de Hipo, y Phil estaba allí limpiando con un plumero, quitando el polvo de los objetos. Desde que Hipo se fue hace cinco años, habían mantenido el lugar intacto, esperando su regreso…

Pero ahora…

_ Ya no es necesario que hagas eso – le informó Jack acercándose al yeti – él ya no volverá.

_ ¿Blarghaghablr Wargablar? – preguntó Phil mirándolo con extrañeza. Jack ignoró su cuestionamiento.

_ Será mejor que ocupen este cuarto para otra cosa. Saca todo lo que está aquí y… quémalo – ordenó. Si quería deshacerse de Hipo, tenía que hacerlo definitivamente.

El Yeti puso una expresión de horrorizado.

_ ¡Blarghaghablar! – dijo Phil negando con la cabeza.

Ante lo que obviamente era una respuesta negativa, Jack frunció el ceño.

_ Olvídalo, yo mismo lo haré – dijo caminando hacia el estante que estaba en la habitación – ¿dónde hay un fósforo? – apenas terminó de formular la pregunta y encontró una cajita de fósforos.

_ ¡Blarghghablarwar! – exclamó el yeti sobresaltado e inmediatamente caminó hacia él para intentar quitarle la caja de fósforos, pero Jack le apuntó con su cayado impidiendo que se acerque más.

_ ¡No me vengas con tu blarblarblar! Él ya no regresará, ¿entiendes? ¡Y no te atrevas a darle información de nosotros como lo has estado haciendo! – ordenó de manera rotunda – Ahora sal de aquí, quiero estar solo.

Phil bajó los brazos con resignación, obedeció y salió de la habitación, dejando la puerta abierta.

Al verse completamente solo, Jack le dio la espalda a la puerta y observó alrededor de la habitación. Respiró hondo y luego miró hacia la caja de fósforos que tenía en las manos… ¿podría quemar todo?

_ ¿Qué estás haciendo?

_ ¡…! – la voz que escuchó detrás de él lo sobresaltó. Se giró rápidamente, pensando que sus oídos lo estaban engañando y que había escuchado mal, pero no…

Hipo estaba ahí.

_"Él está bien…" – fue lo primero en lo que pensó mientras observaba al vikingo con pasmo. Concluyó en que Pitch le había mentido, y no tardó en fruncir el entrecejo – ¿Qué estás haciendo aquí?

Hipo dio un par de pasos dentro del cuarto y cerró la puerta, mirando a su alrededor por un momento y pensando en que el lugar se veía más pequeño de lo que recordaba.

_ Esta es mi habitación – dijo el vikingo con simpleza.

_ Ya no lo es, ¡y eso no responde mi pregunta! – dijo el guardián, enojado ante la actitud casual del castaño – ¿qué parte de no quiero volver a verte no entendiste?

Hipo lo miró con una cara llena de ironía.

_ Yo no soy una persona muy obediente, creí que eso ya estaba establecido.

_ ¡Hablo en serio! ¡Largo!

Pero en vez de irse, Hipo se acercó más, cambiando su semblante sarcástico a uno suave.

_ Jack, quiero hablar contigo.

_ No hay nada de qué hablar, sólo vete – espetó el peliblanco. En serio, ¿de qué más podrían hablar? Ya todo estaba dicho, en su opinión. Además, Hipo debería detestarlo después de haberlo tratado como lo trató, no debería estar allí intentando hablar con él otra vez – mientras tanto, yo quemaré este lugar – dijo mostrándole la caja de fósforo que tenía en la mano, tal vez eso le muestre a Hipo que hablaba muy en serio.

_ ¿Tú qué? – Hipo se sorprendió al escucharlo, y lo miró con incredulidad.

_ ¡Lo quemaré! – repitió el guardián, enfadado porque al parecer el castaño no lo creía capaz.

_ ¿No estás siendo demasiado dramático?

_ ¡No me importa, lo quemaré de todos modos!

Inmediatamente, Jack encendió un fósforo y lo dejó caer a la alfombra de la habitación.

Y…

El fuego del fósforo se apagó.

_ …

_ …

Jack permaneció en silencio por un momento mientras miraba al fósforo apagado.

¿Qué había pasado? ¿Y el fuego?

Ah, cierto. Tenía que rociar el lugar con algún combustible primero.

_ ¿Qué se supone que pase después de eso? – preguntó el vikingo con curiosidad mirando el fósforo apagado por encima del hombro del peliblanco, y justo después Jack le estaba apuntando con su cayado amenazadoramente – ¡Wow! ¡Tranquilo! – se alejó un par de pasos y alzó ambas manos en defensa propia.

_ Dije que te largaras – ratificó el peliblanco.

Hipo frunció el ceño.

_ Y yo dije que quería hablar contigo – respondió con firmeza.

_ ¡Y yo dije que no hay nada de qué hablar!

_ ¡Y yo dije que…!

_ ¡SILENCIO! ¡Fuera! – avanzó hacia adelante haciendo que Hipo retroceda impulsivamente, pero el vikingo no tardó en detenerse a pesar del semblante amenazador de Jack.

_ Dispara, tengo una armadura cubriéndome todo el cuerpo y que no dejará que un poco de hielo me moleste – aseguró el vikingo dispuesto a no dejarse intimidar.

Jack lo miró con aburrimiento y apuntó su cayado directo hacia la zona que no estaba cubierta con armadura… justo en medio de sus piernas.

_ ¡ESPERA! – exclamó el vikingo sobresaltado y dando un rápido paso hacia atrás – N-No hagas nada precipitado – le pidió mostrando una cara muy asustada.

Jack soltó un suspiro con resignación y se enderezó dejando su posición amenazante. En otra ocasión se mataría de la risa, pero no tenía ganas de reír en ese momento.

_ Sólo vete, ¿está bien? – pidió mirando a un lado, con un semblante apagado.

_ Jack, por favor – dijo Hipo acercándose un poco – sólo escúchame una última vez.

_ … – Jack se quedó en silencio por un momento, reconsiderando sus palabras… había dicho "una última vez", ¿no? – ¿y prometes irte después de eso?

Hipo dejó caer sus hombros y miró al suelo.

_ Si eso es lo que quieres, sí – dijo resignado – sólo quiero conversar contigo, sin cayado y sin patadas… – su frase iba a detenerse ahí, pero luego recordó otro punto – y sin puñetazos… – pensó de nuevo y dedujo que aún le faltaba algo – y sin cachetazos… y sin pellizcos… – puso una cara sin gracia al darse cuenta de todas las condiciones que tenía que poner – ¿Sabes? Acabo de darme cuenta de que eres la persona más tierna del mundo – dijo sarcásticamente.

_ También puedo morder – dijo Jack sonriendo de lado por un momento y caminó hacia la pared para dejar su cayado apoyado allí – bien, habla de una vez – se volteó para mirarlo de frente.

_ Quería… – Hipo pensó un momento por dónde empezar – quería pedirte perdón.

_ No es necesario, no tengo nada qué perdonarte – dijo Jack rápidamente mientras ponía sus manos en sus bolsillos.

_ ¿Recuerdas nuestra última conversación hace cinco años? – definitivamente, sabía que lo recordaba – Sé que te lastimé con mis palabras. Por un momento olvidé que nadie podría entenderme mejor que tú.

Jack miró a un lado del suelo, escuchando con atención.

_ Y luego te lastimé yéndome, haciéndote sentir culpable – Hipo dio un paso hacia él, pero luego se detuvo. Lo mejor era darle su espacio mientras hablaba con él para que no reaccione a la defensiva – perdóname.

_ Ya te dije que no tienes que pedir perdón de nada, no fue tu-

_ Por favor – le interrumpió Hipo, lo cual hizo que Jack levante sus ojos hacia él y logre ver su rostro suplicante – perdóname – le repitió.

_ Está bien, te perdono – aceptó desviando la mirada, sabiendo que Hipo no se iría de allí sin su perdón – si eso es todo, ya puedes irte.

Pero Hipo estaba lejos de terminar.

_ ¿Sabes cuál fue una de las razones por las que sentía que debía irme y dejar los guardianes? – preguntó el vikingo, haciendo que Jack lo observe con curiosidad – Era porque pensaba que mi trabajo en el equipo ya estaba hecho. Ese había sido mi único logro como guardián, al menos, en mi opinión.

_ ¿A qué te refieres?

_ Me refiero a hacer que tú aceptes ser guardián – respondió el castaño con una leve sonrisa – el hacer que tú aceptes el puesto de guardián y decidas vivir con nosotros como uno del equipo, fue mi primer y mayor logro.

Jack lo miraba sorprendido mientras sentía que le palpitaba el corazón. ¡Tonto Hipo! ¡Estaba empeorando las cosas con sus…! ¡Sus…! ¡Sentimientos y honestidad!

_ Después de que me fui, yo solía viajar de un lado a otro y no me establecía en ningún lugar en particular – comentó Hipo mientras tomaba una de las artesanías vikingas que estaban en el estante de su habitación y la observaba distraídamente – pero luego decidí quedarme a vivir en Arendelle, ¿sabes por qué?

Jack frunció el ceño.

_ ¿Por Elsa? – preguntó rodando los ojos.

Hipo sonrió un poco ante la cara que ponía Jack.

_ Sí – respondió, disfrutando el gesto que hacía el guardián estrechando los ojos – cuando la conocí, sentí una extraña necesidad de protegerla...

_ Hah – Jack espetó satíricamente y miró a un lado, aún frunciendo el ceño.

_ Porque me recordaba a ti – confesó Hipo.

Jack volvió a mirarlo. Su enojo parecía haberse esfumado de repente.

_ Elsa es una mujer maravillosa, es hermosa, inteligente, divertida, gentil, encantadora – y Jack frunció el ceño otra vez, haciendo que Hipo vuelva a sonreír. No se había equivocado al pensar que Jack era del tipo posesivo – ¿pero sabes? A pesar de todas sus virtudes nunca logré enamorarme de ella, y yo me preguntaba por que. Y ahora sé con certeza la respuesta a esa pregunta – se acercó lentamente al guardián aprovechando que éste había puesto su mirada en el suelo de nuevo, como tratando de ignorar lo que estaba a punto de decir – Nunca pude enamorarme de ella, porque sin importar las similitudes… – se paró justo en frente de él, y Jack levantó la mirada, logrando que sus ojos se conecten intensamente durante esa pequeña pausa – ella no eras tú.

_ … – Jack tomó un profundo respiro y contuvo el aire en sus pulmones por un breve momento. Pero luego logró romper el contacto visual cuando un cuestionamiento llegó a su mente.

_ Hipo, contéstame algo – le pidió. Hipo lo observó con mucha atención esperando escuchar su duda – ¿Es verdad que tú…? – guardó silencio por un instante, ya que el sólo decirlo le parecía horrible – ¿…que tú ibas a morir?

_ ¿Qué? – el vikingo levantó las cejas, sorprendido.

Jack lo miró a los ojos con firmeza, para que no tenga oportunidad de mentir. Realmente quería saber la respuesta.

_ ¿Es verdad que parte de mi curación consistía en que dieras la vida por mí? – repitió frunciendo el ceño, dándole a entender a Hipo que debía decirle la verdad.

_ Uhm… quién… ¿quién te dijo eso? – preguntó nervioso.

_ Pitch.

_ … – Hipo reviró los ojos ante la respuesta. Debió suponerlo. Bueno, no le quedaba más remedio que decirlo – sí, es cierto – dijo desganado.

Jack abrió los ojos grandemente, y luego se agachó mirando al suelo y apretando los puños. Sus hombros se tensaron de repente.

_ Pero… pero mírame, no morí – se apresuró a decir el castaño – sólo-

De repente un puñetazo voló a su mandíbula interrumpiéndolo.

_ ¡¿Podrías expresar tus emociones de otra manera?! – le pidió enojado el vikingo mientras ponía una mano en su cara tratando de aguantar el dolor palpitante de la zona. Pero pronto se le fue el enojo cuando vio los ojos húmedos de Jack y su rostro lleno de conmoción.

_ ¡¿Por qué no me lo dijiste?! – preguntó furioso el guardián.

Olvidándose del dolor en su cara, Hipo se enderezó y lo miró fijamente.

_ No habría cambiado nada, sólo te habrías sentido culpable.

_ ¡Por supuesto que me iba a sentir culpable! ¡Ibas a morir por mi culpa!

_ Si moría no iba a ser culpa de nadie. Fue mi decisión – dijo con firmeza – y lo volvería a hacer.

_ ¡No! ¡No lo digas! – ordenó el peliblanco – ¡No te atrevas a hacer algo así nunca más!

_ No podía dejarte morir, Jack – confesó usando un tono suave – el mundo te necesitaba, y tú aún tenías mucho qué dar. Además, no hubiese soportado verte morir.

_ ¡¿Y crees que yo sí habría soportado tu muerte?!

_ Se suponía que no ibas a enterarte – dijo el vikingo mirando a un lado y pasando una mano por su cabello nerviosamente.

_ ¡Eres tan…! ¡Argh! – Jack se tapó la cara con ambas manos tratando de calmarse – Promete que no volverás a hacerlo – le ordenó seriamente.

_ No – fue la rotunda respuesta de Hipo.

_ ¡Promételo!

_ No puedo.

Jack contuvo la respiración por un momento. Los sentimientos de Hipo eran sinceros, él lo sabía…

"Te amo… no estoy mintiendo."

Pero debían dejar de existir, ¿cómo podía hacerle entender eso?

Él debía ser sincero también.

_ Hipo… – le dijo usando un tono tan suave que al vikingo le sorprendió un poco y puso su absoluta atención para escucharlo – Lo que te dije en la cabaña… no era cierto – confesó, y luego levantó su mirada hacia los ojos verdes del castaño, quien lo miraba sobrecogido y expectante – yo también te amo – vio cómo Hipo lo miraba anonadado, luego Jack bajó la mirada al suelo para continuar hablando – pero eso no importa, lo sabes, ¿verdad? No podemos estar… – volvió a mirar al vikingo, y al ver la expresión en su cara, frunció el ceño – ¿por qué rayos estás sonriendo como un tonto?

Sin dejar de sonreír emocionado, Hipo le respondió.

_ Dijiste que me amabas.

Él sabía que Jack lo amaba, pero escuchar esas palabras de sus propios labios lo llenaba de una felicidad y una emoción indescriptibles.

Jack apretó los labios y frunció el entrecejo, ¡lo estaba haciendo sentir avergonzado y ni siquiera había captado su punto!

_ Y también dije que eso no importaba – repitió el peliblanco.

_ Es lo único que me importa – aseguró el vikingo acercándose lentamente a él. Jack comenzó a alejarse por impulso.

_ ¡Pues no importa lo que te importe! ¡¿No entiendes lo que trato de decir?! ¡Ya ponte serio de una vez! – exigió, aun dando pasos hacia atrás – ¡Odio tener que ser el serio aquí! ¡Odio tener que seguir las reglas! ¡Pero lo hago por ti! ¡Debes olvidarte de mí!

No pudo seguir retrocediendo cuando su espalda se topó con la pared. Estaba acorralado.

_ Jack, no importa cuanto te alejes de mí… – se acercó lo más posible a él, pero sin tocarlo – yo no dejaré de amarte.

Jack negó con la cabeza. Hipo estaba ignorando el principal problema.

_ Eres tan tonto ¿Qué planeas hacer, eh? – le miró retador y reprendedor – ¿Desperdiciar toda tu vida pidiendo tu inmortalidad? ¿Desperdiciar tiempo valioso? ¿Desperdiciar tu felicidad?

Sin decir nada más, Hipo comenzó a inclinarse, acercando su rostro al de él.

_ Hipo, no hagas esto… – pidió Jack con sus últimos resquicios de voluntad mientras ponía una mano en pecho del castaño para que no se acerque más – escucha, yo soy un guardián; te4ngo un destino ya establecido, pero tú eres libre, puedes hacer, lograr y tener todo lo que quieras, puedes… - miró a un lado recordando la escena de su pesadilla – puedes tener una familia, puedes tener un hogar, puedes-

_ Sí, puedo… pero mi corazón tendría que ser arrancado primero – interrumpió el vikingo poniendo su frente contra la de Jack, y éste no pudo evitar entrecerrar los ojos mientras su corazón palpitaba acelerado – tú eres el único que quiero. Te he entregado mi corazón Jack, para siempre – con su mano derecha sostuvo la mano izquierda de Jack que trataba de apartarlo, y entrelazó sus dedos – sólo debes… recibirlo…

Se acercó más, inclinando su rostro a un lado. Sus respiraciones se entremezclaron mientras se miraban fijamente a los ojos, y entonces, Hipo eliminó la distancia.

Jack cerró los ojos cuando los labios del castaño tocaron los suyos. Su cuerpo se estremeció por un segundo ante el contacto. Era un toque tan suave, tan íntimo, tan puro.

Su mano entrelazada con la de Hipo se cerró completando la unión. Hipo le estaba transmitiendo su amor a través de ese beso, y él se lo transmitía de vuelta.

El leve toque de sus labios cesó después de un momento. Ambos abrieron un poco los ojos, encontrándose con los del otro en una intensa mirada.

Y volvieron a besarse, esta vez, con más desesperación.

Hipo lo abrazó de la espalda y de la cintura, y Jack lo abrazó del cuello, acercándose el uno al otro lo máximo posible, como si estuviesen tratando de fundirse como uno solo.

Jack se olvidó de todo, no le importaba nada más, al menos, en ese pequeño momento que estaba teniendo con la persona que amaba.

Rompieron el beso otra vez, con la respiración agitada.

El peliblanco lo soltó y trató de apartarse, pero Hipo lo sostuvo firme impidiéndole alejarse.

_ Soy inmortal ahora – le dijo sonriente el vikingo.

Jack levantó una ceja.

_ ¿Qué?

_ Soy inmortal.

Jack reviró los ojos.

_ ¿Eres inmortal sólo por besarme? ¿Qué crees? ¿Qué es como en el cuento del príncipe sapo?

_ Hahaha, no – negó divertido el castaño ante ese comentario. Lo soltó un poco para explicarle – Jack, yo sé que el estar cerca de ti sin que podamos estar juntos te causa mucho daño, así que no habría venido si no hubiese recuperado mi inmortalidad. Lo último que quiero es lastimarte. Y sí, estaba dispuesto a pasar el resto de mi vida pidiendo mi inmortalidad hasta obtenerla.

_ Entonces… – Jack frunció el entrecejo con confusión – ¿recuperaste tu inmortalidad? ¿Así de repente?

_ Si no me crees, te lo mostraré – el vikingo dio un paso atrás para hacer lo que dijo.

_ ¿Qué? – ¿mostrárselo? ¿Cómo se suponía que iba a mostrárselo? La respuesta llegó a su mente cuando el vikingo sacó un cuchillo que estaba guardado en el cobertor de su brazo y luego lo puso en la palma de su mano derecha con la clara intención de cortarse – ¡No, espera…! – pero el castaño no le hizo caso, y se cortó. Jack se quedó mirándolo sorprendido al ver que la herida de su mano no sangraba.

Una de las características de los inmortales era que no podían sangrar, debido a que la coagulación era inmediata.

Lastimosamente, eso no quitaba el hecho de que duela.

_ ¿L-Lo ves? – Hipo apretó los labios aguantándose las ganas de soplarse la herida para calmar un poco el ardor que sentía. Se aclaró la garganta tratando de ignorar el dolor – ¿ahora me crees?

_ Eres inmortal… – musitó el peliblanco tomando en sus manos la de Hipo para inspeccionar la herida, verificando que lo que veían sus ojos era real – ¡Eres inmortal de nuevo! – exclamó mirando a Hipo a los ojos, esperando una explicación… y sacudiéndole la mano.

_ ¡Ow, ow! – el vikingo hizo una mueca de dolor.

_ ¡¿Cómo pasó?!

_ Pues…

.

/*/Flashback/*/

_ No me importa.

North levantó las cejas con sorpresa, como si no hubiese esperado ese tipo de respuesta.

_ ¿Qué quieres decir?

_ Lo que quiero decir es que no voy a rendirme – dijo con firmeza el vikingo.

_ ¿No escuchaste lo que dije? No importa cuánto te esfuerces, el hombre de la luna no te devolverá la inmortalidad – repitió North con seriedad.

_ Entonces moriré tratando. Pero no voy a dejar de buscar mi inmortalidad.

_ A Jack no le hará feliz saber que te estás sacrificando de esa manera – argumentó el peliblanco. Tal vez con eso, Hipo entraría en razón.

_ Él no tiene por qué enterarse – dijo el vikingo levantando su casco del suelo – cuando recupere mi inmortalidad, iré con él. Pero mientras tanto, me mantendré alejado para no causarle más daño.

_ Hipo, estás sacrificando toda tu vida por algo que jamás alcanzarás – le recordó North con preocupación.

_ Sí, lo sé, y ya dije que no me importa.

Era muy terco.

_ Deberías escuchar a Rapunzel – North continuaba insistiendo – lo mejor es que formes tu vida y te olvides de Jack. ¿Qué tal Elsa? Ustedes dos son muy cercanos, y ella se parece mucho a Jack... ¡hasta tiene poderes de hielo!

Hipo frunció el ceño.

_ Yo no estoy enamorado de Elsa.

_ ¿Y qué tal Astrid? Tiene ojos azules también, y tiene un hacha… imagina que es un cayado.

Hipo miró a North con incredulidad. ¿Estaba tratando de convencerlo de que corra detrás de otra chica así de fácil? ¿Y con esas razones tan tontas?

_ No – respondió rotundamente.

_ ¿Y qué tal Anna? – Hipo miró de un lado al otro buscando una explicación lógica a las preguntas de North, no tenía ningún sentido – Ella es una chica muy divertida. Kristoff sufrirá, pero de seguro lo superará algún día.

_ ¿Qué? – Hipo estrechó los ojos con confusión.

¿Qué rayos?

_ ¿O tal vez quieras otro chico? Kristoff es un buen chico, le gusta el hielo.

_ … – Hipo abrió la boca, sin palabras. Ok, eso se estaba poniendo ridículo.

_ O, ¿qué tal Eugene? Tiene una bonita y blanca sonrisa…

_ ¡Ya dije que no! ¡Nadie puede remplazar a Jack! ¡Antes muerto! – exclamó – Me estaría mintiendo a mí mismo si siquiera tratara de amar a otra persona, estaría negando mi propio ser. ¿Quieren que yo sea feliz? Entonces dejen de pedirme renunciar a la única persona que mi corazón anhela.

_ … – North se puso serio de repente y se acercó a Hipo de forma intimidante para mirarlo a los ojos fijamente – Entonces… ¿esa es tu última palabra?

El castaño le sostuvo la mirada con firmeza.

_ Sí.

_ …

_ …

_ ¡HAHAHAHAHAHA! – North se enderezó soltando una soberana carcajada.

_ Ya se le zafó un tornillo – dijo Pitch mientras él y los demás en la habitación miraban a North como si le hubiese salido otra cabeza.

_ ¡Eso era lo que quería escuchar! – exclamó el peliblanco.

_ ¿Qué? – Hipo hizo un gesto de confusión.

_ Estás dispuesto a pasar el resto de tu vida buscando la inmortalidad, por Jack y por todos, renunciando a cualquier otra cosa que en apariencia podría hacerte feliz. Pero tú ya sabes distinguir entre la verdadera felicidad y la superficialidad. Has madurado; ahora sabes lo que significa ser un guardián, sabes lo que es trabajar en equipo, sabes lo que es el máximo sacrificio – dictaminó poniendo una mano en el hombro del vikingo – eso significa que te has ganado… – hizo una pausa dramática – la inmortalidad.

_ ¿Qué? – repitió el vikingo.

_ ¡Y volverás a ser guardián! – dijo North contento.

_ Pe-Pero… – Hipo pestañeó rápido, sintiéndose muy confundido – ¡acabas de decir que nunca recuperaría la inmortalidad!

_ Mintió – dijo Conejo con aburrimiento.

_ ¡Sí! – confirmó North mostrándole una gran sonrisa – En realidad sólo quería probarte.

_ Mentir es malo – le recordó Pitch sonriendo de lado.

_ ¡Lo hice por una buena causa! – se excusó el peliblanco.

_ Entonces… – Hipo apenas estaba digiriendo la noticia – entonces, ¿puedo recuperar mi inmortalidad?

_ Recuperarás tu inmortalidad – aseguró North – ahora.

_ ¿Ahora?

_ Ahora.

_ ¿Justo ahora?

_ ¡Justo ahora!

_ ¡¿Cómo?! – preguntó el vikingo emocionado.

_ El último capitulo del libro de reglas de los guardianes habla de la restitución de un guardián. No leíste esa parte, ¿no?

_ Uhm… – Hipo se rascó atrás de la nuca, algo avergonzado – Nunca llegué al último capítulo.

_ Bueno, ahí dice que si tienes el corazón puro, y tus habilidades interna y externa definidas, tienes las cualidades para ser un guardián – informó North.

_ ¿En serio crees que esté listo? – preguntó Hipo. North estaba a punto de responder, pero Pitch se le adelantó.

_ ¿Es una broma? ¡Tú mereces ser guardián más que cualquiera de estos perdedores! – dijo apuntando a los consejeros – sin ofender.

North lo ignoró y se volteó hacia Hipo de nuevo para hacerle una pregunta.

_ ¿Tienes definidos tu talento interno y externo?

_ Sé que mi talento externo son los dragones – respondió Hipo pensativo – pero mi talento interno… no lo sé – miró a un lado sin saber qué decir.

_ Piensa, ¿cómo cambias el corazón de la gente? – preguntó North – Jack es diversión, Mérida es unión, Rapunzel son los sueños, ¿qué hay de ti?

_ Diferencia.

Todos se voltearon a mirar a Pitch después de que dijo eso.

_ Le demuestras a la gente que ser diferente no es malo, que ser diferente es especial, y que con esa diferencia somos capaces de cambiar las cosas para bien – explicó el pelinegro.

_ Eso fue muy tierno, Pitch – dijo North sonriendo y poniendo una mano en la espalda de Pitch.

_ ¡No pedí tu cursi opinión, panzón! – Pitch se hizo a un lado con cara de repulsión.

_ Gracias – le agradeció Hipo.

_ Sí, lo que sea, lo que sea. ¡No diré algo así nunca más!

_ Bien, ahora que están definidos tus talentos, sólo queda una cosa por hacer. Es el proceso de restitución – dijo North volviendo al tema – ya que por cuenta propia renunciaste a tu inmortalidad, la eliminaste, por eso, para ser inmortal de nuevo, debes adquirir la inmortalidad de otra persona.

_ ¿A qué te refieres?

_ Eso hay que hacerlo en el monte Luna – explicó detenidamente – El proceso consiste en que tomes la mano de una persona inmortal, y bajo la voluntad de ambos, la inmortalidad de esa persona se transmitirá a ti, mientras que tu mortalidad se transmitirá a la otra persona.

_ Pero, ¿quién querría dar su inmortalidad? – se preguntó Conejo.

_ Yo sé quien – dijo Mérida, y se acercó a Rapunzel poniendo su mano en su hombro.

_ ¿Mérida? – preguntó la rubia confundida.

_ Punzie, has hecho un maravilloso trabajo como guardiana, lograste que muchas personas en este mundo vuelvan a perseguir sus verdaderos sueños y ser felices… – dijo la pelirroja sonriendo gentilmente a su amiga – Llegó la hora de que tú alcances el tuyo.

_ ¡Gracias, amiga! – Rapunzel abrazó a su compañera. Al fin, tenía la oportunidad y sus amigos la apoyaban.

_ Y también necesitamos que uno de los guardianes le dispare a Hipo en el corazón – agregó North.

_ ¡¿Disculpa?! – preguntó Mérida deshaciendo el abrazo con Rapunzel.

_ Uno de los debe dispararte en el corazón para probar que es fuerte y puro – le dijo el peliblanco a Hipo. El vikingo asintió.

_ ¿Lo estás diciendo metafórica o físicamente? – preguntó Mérida, irrumpiendo en la conversación.

_ Físicamente – respondió North.

_ Vale la pena intentarlo – dijo Hipo mirando a Mérida fijamente, dándole a entender su silenciosa petición – ¿tienes tu arco y flecha contigo?

_ ¿Estás loco? ¡No voy a lanzarte una flecha en pleno corazón! ¡Te mataría! – exclamó la pelirroja alterada – ¡¿Por qué todo tiene que envolver tu posible muerte?! ¡Yo no quiero asesinarte, muchas gracias!

_ En realidad sería un suicidio porque yo te lo estoy pidiendo.

_ ¡Eso no me tranquiliza!

_ Ustedes prosigan, yo tengo algo qué hacer. Ya saben, mi trabajo – dijo Pitch interrumpiéndolos mientras caminaba a la puerta – Toothiana, necesito un par de memorias, si no es mucha molestia – le pidió al hada. A veces utilizaba memorias para hacer las pesadillas, porque muchas de las personas ya habían vivido situaciones que les causaban miedo. Y esta vez, quería hacer algo especial…

Iba a ir a darle pesadillas a Jack como castigo, ¡el desgraciado casi mata a Hipo!

Claro que nadie sabía que eso era lo que iba a hacer.

_ Ya sabes de donde las puedes sacar – dijo Toothiana.

_ Gracias – dijo sonriendo de lado antes de irse.

.

.

En la cima del monte Luna, el mismo lugar donde Hipo había renunciado a su inmortalidad, se encontraban todos para comenzar con la restitución.

Siguiendo el protocolo, Hipo y Rapunzel estaban allí tomados de las manos mientras North hacía las preguntas correspondientes.

_ Rapunzel, ¿aceptas otorgar tu inmortalidad a Hipo y renunciar a tu puesto de guardiana, entregando la responsabilidad que acarrea tu poder?

Con eso, se refería a renunciar a su poder de curación. Ya no tendría cabello mágico.

_ Acepto – respondió Rapunzel.

_ Y tú Hipo, ¿aceptas la inmortalidad de Rapunzel y aceptas la responsabilidad que conlleva el ser un guardián?

_ Acepto.

_ Entonces, por el poder conferido en mí, yo-

_ ¡YO ME OPONGO! – gritó alguien interrumpiendo el proceso.

Todos se voltearon hacia la voz y vieron a Eugene llegar cabalgando velozmente en Maximus. El chico se bajó del caballo de un salto y corrió hacia Rapunzel.

_ ¡Rapunzel, no te cases con él! ¡Yo te amo! – exclamó con desesperación.

_ ¡Eugene! – dijo la rubia sorprendida.

_ ¡Si vas a casarte con un mortal, entonces cásate conmigo! – rogó Eugene.

_ No se están casando, tonto – dijo Mérida revirando los ojos con aburrimiento.

_ … – al escuchar eso, Eugene miró a todos los presentes con vergüenza al ver que éstos lo miraban raro – ¿No se están casando?

_ No – confirmó Hipo, mirándolo sin ninguna gracia.

_ Pero el tipo alto de cabello negro me dijo que se estaban casando – dijo Eugene, obviamente, refiriéndose a Pitch.

_ Esto es un procedimiento para que ella me transmita su inmortalidad – explicó Hipo con impaciencia.

Eugene miró a Rapunzel, luego a Hipo, luego a Rapunzel, luego a Hipo.

_ Oh… – dijo Eugene, y luego se aclaró la garganta – esto es vergonzoso…

Maximus lo miraba con cara de "te lo dije, tonto".

_ Espera – cuando se le pasó un poco la pena, Eugene pareció darse cuenta de algo – ¿Eso significa que ella será mortal ahora? – preguntó.

_ Sí – contestó Rapunzel encogiendo los hombros y mostrándole una pequeña sonrisa.

_ Yo… yo no sé qué decir – dijo Eugene suavemente, denotando su emoción interna y poniéndose todo sentimental de repente – creo que este es uno de los días más felices de mi vi-

_ ¿Ya puedes hacerte a un lado para que podamos continuar? – preguntó el vikingo interrumpiendo su momento cósmico. No tenía tiempo para eso.

Mientras tanto, Rapunzel soltaba risitas.

_Claro, claro, lo siento – Eugene se alejó unos pasos.

_ Gracias – dijo Hipo. Tomó a Rapunzel de la mano otra vez y se voltearon hacia North de nuevo para que prosiga.

_ ¿Es necesario que se tomen de las manos? – preguntó Eugene, interrumpiendo… otra vez.

Hipo soltó un gruñido.

_ Yo estoy enamorado de Jack, sólo para que lo sepas – le dijo para que deje de fastidiar y no piense que le quería quitar a la novia.

Eugene pestañeó rápido, sorprendido ante la repentina información.

_ ¿… Jack?

_ Sí.

_ ¿Eso es un código entre guardianes? – preguntó Eugene, esa era la única explicación que encontró – O sea, que es una forma de decir que lo quieres mucho como amigo, ¿no?

_ No – contestó Hipo seriamente.

_ Pero… Jack es un chico, ¿no?

_ Sí, lo es.

_ Entonces… él y tú… ¿se besan y esas cosas? – preguntó estrechando los ojos con curiosidad.

_ … Sí – espetó el vikingo.

_ Pero… Jack es un chico… ¡UF! –Maximus le dio un golpe en el estómago para que se calle.

_ Gracias – Hipo le agradeció al caballo.

Mientras Eugene estaba en el suelo retorciéndose de dolor, North aclaró su garganta.

_ Continuemos – dijo abriendo el libro de los guardianes – habiendo aceptado ambos las condiciones, el Hombre de la Luna dará su aprobación a través de la máxima prueba – se volteó a mirar a la guardiana pelirroja – ¿Lista, Mérida?

_ Estoy lista – dijo ella con su arco y flecha en mano.

_ Mantengan las manos unidas. Cuando la flecha te atraviese, si el Hombre de la Luna aprueba tu corazón, tú y Chimuelo recibirán la inmortalidad – le explicó North a Hipo. Chimuelo también sería inmortal, ya que era el talento de Hipo – pero si el Hombre de la Luna no lo aprueba, morirás.

_ Esperen – Eugene se había levantado del suelo e interrumpió levantando la mano para hacer una pregunta– todo esto no lastimará a Rapunzel, ¿o sí? ¡UF! – Maximus lo golpeó otra vez.

_ ¿Estás listo? – le preguntó North al vikingo.

Hipo sacudió sus hombros, preparándose.

_ Sí, estoy listo – aseguró.

_ Mérida – North le habló a la pelirroja para que se pusiera en posición.

_ ¡Sí!

_ ¡Todos aléjense! – dijo North, y se preparó para darle la señal a Mérida – Tres, dos… ¡UNO!

Mérida disparó su flecha, directo al corazón de Hipo.

Hipo cerró los ojos cuando la flecha impactó su cuerpo.

Una luz intensa inundó el lugar de repente y todos los que estaban alrededor tuvieron que cubrirse los ojos por un momento. Cuando volvieron a mirar a Hipo y a Rapunzel, sus auras estaban visibles, ondeando alrededor de ellos.

Cada persona tenía un aura. A Rapunzel la rodeaban ondas de color morado, y flores amarillas remolineaban a su alrededor. Su largo cabello se alzó en el viento y comenzó a brillar intensamente.

Hipo, en cambio, con su aura visible, parecía estar envuelto en llamas. El fuego era, sin duda alguna, su elemento en todos los sentidos. La flecha en el pecho de Hipo se convirtió en una luz que se adentró en su cuerpo.

De repente, el cabello de Rapunzel se cortó, y sus hebras doradas comenzaron a teñirse de color castaño, mientras el brillo del poder curativo flotaba hacia una esfera de cristal que habían preparado.

Luego de un momento, el espectáculo de luces terminó.

Rapunzel ya no era inmortal.

Hipo ya no era mortal.

.

/*/Fin de Flash Back/*/

.

_ El Hombre de la Luna me devolvió mi inmortalidad porque he logrado madurar – explicó Hipo.

_ ¿Madurar? – Jack estrechó los ojos y sonrió de lado – ¿En seeeerio?

_ Hablo en serio, pregúntale a North – aseguró Hipo – aprendí que el ser un guardián no se trata de que los demás me reconozcan y sepan mi nombre, se trata de protegerlos. Aprendí que el trabajo en equipo es muy importante y que mis compañeros son mi mayor apoyo. Aprendí que el valor de alguien no está en las veces que luche contra un malvado, sino por el tamaño del sacrificio que está dispuesto a hacer por el bien de los demás – miró a Jack fijamente a los ojos – y lo más importante, aprendí que el verdadero amor es inmortal.

Jack miró al suelo, sonriendo burlón.

_ ¿También aprendiste a ser cursi?

_ ¡Qué cruel eres! – se quejó el vikingo con una sonrisa en su rostro.

Jack le estiró de la oreja suavemente, en señal de reprensión.

_ ¡Pudiste haberte ahorrado mucho drama si me hubieras dicho desde el principio que ya recuperaste tu inmortalidad, cabezón!

Hipo rió por lo bajo. Jack tenía razón, pero…

_ Quería que sepas que, inmortal o no, yo te amo a ti y no puedo ser feliz con nadie más.

Jack se agachó de nuevo, sonriendo. Ese vikingo era tan… sincero con sus sentimientos. Le hacía sentir apenado.

El peliblanco levantó la mirada, mostrando una sonrisa burlona.

_ ¿En serio? – preguntó, como si no le creyera.

_ En serio – respondió el castaño.

_ ¿En serio?

_ ¡En serio!

De repente, Jack lo agarró de las mejillas y lo estampó contra su boca. Ese beso más parecía un golpe, y no duró ni medio segundo.

_ ¡Hay que celebrar tu retorno! ¡Haremos una gran fiesta! – Hipo se había quedado paralizado y sorprendido con el repentino beso, pero reaccionó cuando Jack pasó de largo con la intención de dirigirse a la puerta – Le diré a Phil que prepare todo para-

_ ¡Oye, espera, espera! ¿A dónde vas? – agarró al peliblanco del brazo y lo hizo voltear estirándolo hacia él. Lo apresó con sus brazos para que no se le escape – se supone que este debería ser un momento muy romántico y conmovedor, ¿y tú andas pensando en fiestas? Deberías estar abrazándome, llorando de la felicidad y besándome muy tiernamente – fingió molestia.

_ ¡Hahahaha! – Jack se puso a reír, nunca había escuchado algo tan gracioso en su vida – ¡Ni en tus más locos sueños, cabezón! – dijo burlón mientras le apretaba la nariz.

Hipo se rió también. Obvio que no esperaba una reacción diferente de Jack.

_ Te encanta hacerme rogar, ¿verdad?

_ Sí, verdad – respondió Jack con mucho orgullo.

Hipo sonrió malicioso.

_ ¡Voy a hacerte pagar por ser tan malo!

_ ¿Qué? – preguntó, justo antes de que Hipo se agache un poco y lo agarre fuertemente de la cintura para alzarlo – ¡¿Qué haces?! ¡Bájame! – exigió el peliblanco, pero no tuvo tiempo de patalear, porque para cuando reaccionó Hipo ya lo había llevado hasta la cama que estaba en la habitación y lo tumbó allí. Jack lo miró sorprendido cuando el vikingo gateó hasta posicionarse sobre él – espera, ¿qué vas hacer? no… ¡No! hahahahaa ¡Hipo! haha ¡basta! – comenzó a retorcerse cuando el castaño se puso a hacerle cosquillas.

_ Di que me amas y pararé.

_ Hahahaha ¡pero…! Hahaha ¡Pero si ya lo dije!

_ Pero quiero escucharlo otra vez.

_ Hahahaah ¡No! Hahahaha

_ ¡Dilo, dilo!

_ Hahahaha ¡Está… Está Bien! ¡Te Amo! Hahahaha

Hipo paró de hacerle cosquillas y al fin pudo respirar.

Miró al vikingo, quien tenía una sonrisa victoriosa. ¡Ha! Él estuvo a punto de repartir patadas, pero pensó que el pobre castaño ya había sufrido mucho dolor físico ese día, fue sólo lástima.

Aún con la respiración agitada, el peliblanco le sacó la lengua de forma juguetona, haciendo reír al otro.

El castaño se agachó, cuidando de no aplastarlo, para darle un beso en los labios. Jack lo recibió gustoso.

_ Pensé que tendría la oportunidad de decir "consíganse una habitación", pero por lo visto ya lo hicieron.

Ambos se separaron y levantaron de golpe cuando escucharon la voz de Mérida.

Todos estaban ahí, en la puerta… mirando…

¿En qué momento la habían abierto?

_ ¿No creen que es muy pronto para hacer esas cosas? – preguntó North.

_ ¡N-No estábamos haciendo nada! – explicó Hipo todo sonrojado y avergonzado – S-Sólo estábamos, estábamos…

Ellos ya lo sabían, habían escuchado las risas provocadas por las cosquillas desde atrás de la puerta… pero igual, darse besitos en la cama podría llevar a algo más.

_ Algo de privacidad no estaría mal – refunfuñó Jack mientras caminaba hasta su cayado para alzarlo.

_ ¿Significa que ahora están juntos? – preguntó Toothiana revoloteando con emoción.

_ Sí – respondió Hipo.

_ No – respondió Jack.

_ ¿Uh? – Hipo lo miró confundido.

_ ¿Creíste que por ser inmortal lo ibas a tener sencillo? – preguntó el peliblanco sonriendo de lado, luego caminó acercándose a los demás, dejando a Hipo ahí parado.

_ Pe-pero… ¡pero, pero…!

_ ¡Rapunzel! ¿Qué le hiciste a tu cabello? Se ve muy bien – dijo Jack hablando con Rapunzel, e ignorando a Hipo.

_ Gracias – dijo Rapunzel, quien ahora era castaña y tenía el cabello corto.

_ Entiendo por lo que estás pasando, hermano – dijo Eugene poniendo su brazo alrededor de los hombros de Hipo. El vikingo lo miró de reojo – ¿pero sabes? Conozco una táctica para hacer que logre ceder. Lo único que necesitas es… – hizo una pausa dramática, como si fuera a decir el mayor secreto del mundo – años y años de súplica, súplica y súplica. Y por fin te dirá que sí.

_ Uh… ¿gracias?

_ De nada… ¡ugh! – de repente, alguien estiró a Eugene del cuello con un cayado interrumpiendo la conversación y alejándolo de Hipo.

_ Rapunzel, creo que esto es tuyo – dijo Jack empujando a Eugene hacia Rapunzel y se paró al lado de Hipo, quien en ese momento estaba mirando la herida en su mano – No tenías que hacer eso, cabezón – apuntó al corte del vikingo – Con explicármelo bastaba.

_ No es muy sencillo convencerte de algo sin hechos y palabras.

_ ¿Te duele?

_ Claro que no-¡OW! – hizo un gesto de dolor cuando Jack tocó su herida.

_ ¿No que no te dolía? – preguntó el peliblanco sonriendo burlón.

_ ¡Obvio que dolerá si le metes el dedo! – se quejó.

_ Toma esto – dijo Rapunzel entregándole una bola de cristal, la cual contenía el poder de curación. La herida de Hipo se curó cuando tocó la esfera – Una parte de mí se quedará con ustedes.

_ No hables como si te fueras a ir para siempre – dijo la pelirroja dándole un empujoncito a su amiga – puedes visitarnos cuando quieras y yo también iré a visitarte.

_ Gracias, Mérida.

_ ¿Y dónde está Chimuelo? – preguntó Jack justo antes de que el dragón asome su cabeza por la entrada de la puerta – ¡Hola, amigo! – lo saludó y Chimuelo se acercó corriendo a recibir una caricia en la cabeza. Luego el dragón se puso a olfatear y mirar alrededor del cuarto con mucha curiosidad. Olía a su dueño, pero nunca había estado allí – ¿él también es inmortal?

_ Sí – contestó Hipo, y no podía sentirse más feliz. Era guardián de nuevo, tenía a Jack, tenía a Chimuelo, y todos estaban bien – Bueno, ya que estamos juntos…

_ Ya te dije que no – dijo el peliblanco sonriendo de lado.

_ … Ahora debemos bailar y cantar una canción – dijo Hipo quitándole el cayado de la mano para ponerlo a un lado y que no estorbe.

_ ¿Disculpa? – cuestionó Jack riendo. ¿Estaba bromeando, verdad?

_ Es la moda. Todo el mundo lo hace, hasta mis padres – dijo el vikingo sonriendo y tomando a Jack de las manos – si quieres yo empiezo – se aclaró un poco la garganta y comenzó a cantar – tu corazón y el mío son uno mismoooo ~ – hizo a Jack dar una vuelta, cosa que logró sólo porque el peliblanco estaba pasmado – ahora sigues tú.

_ ¡Estás loco! – Jack se hizo soltar y salió de la habitación caminando a paso veloz. Obviamente, Hipo lo siguió.

_ ¡Oh, vamos! ¡Quieres cantar y lo sabes! – Hipo rió mientras lo perseguía por el pasillo de las habitaciones, los demás miraban la escena con gracia – me haces correr tras de ti, pero no me importaaaa~

_ ¡Eso ni siquiera rima! – se burló Jack. Hipo lo atrapó del brazo y lo estiró hacia él, logrando atraparlo de la cintura, como había hecho antes.

Hipo les hizo dar un par de vueltas mientras seguía cantando.

_ Mi amor brilla como el sol para darte calooor~

_ ¡Ya deja de cantar! – lo empujó de la cara haciendo que lo suelte, ¡todos los estaban mirando, por todos los cielos! – ¡Estás haciendo que dude de esta relación! – se puso a correr por el pasillo de nuevo.

Hipo corrió tras él con una sonrisa divertida.

_ Moriría por tiiiiii~ ¡AHG! – Hipo cayó de cara al suelo cuando Chimuelo lo hizo tropezar con su cola – ¡Chimuelo! – se quejó el vikingo cuando vio al dragón correr al lado de Jack mientras los dos se reían de él – ¡Traición!

_ ¡Corre, Chimuelo! – Chimuelo y Jack corrieron bajando las escaleras hasta el salón principal.

_ ¡Ya verán ustedes dos! – Hipo se levantó de un salto – ¡Vuelvan aquí!

Jack había olvidado su cayado en la habitación de Hipo, así que lo único que podía hacer era correr.

Los tres se pusieron a correr por todo el salón sin dejar de reír (Chimuelo y Jack huyendo de Hipo), y parecía que no iba a atrapar a ninguno, hasta que por fin…

_ ¡Te atrapé! – atrapó a Jack por la espalda. Éste se rió, y se volteó para tratar de apartarlo y huir otra vez.

_ ¡Deja de sostenerme!

_ No te estoy sosteniendo, te estoy abrazando – el vikingo lo abrazó con fuerza, y sonrió al sentir que Jack rodeaba su cuello con sus brazos.

Jack rió por lo bajo y encogió un poco los hombros cuando sintió la nariz de Hipo rozando la sensible piel de su cuello, le hacía cosquillas. El castaño soltó un gorgorito cuando se dio cuenta de eso. Ahora tenía una nueva curiosidad… ¿Dónde estarían los puntos más sensibles de Jack? Definitivamente lo iba a descubrir.

Después de un momento, Hipo miró Jack a los ojos fijamente. El peliblanco lo miró de vuelta, y rió un poco cuando el vikingo le dio un besito en la frente.

_ ¿Qué? ¿Qué está pasando? Yo quiero ver – dijo Eugene mientras Rapunzel le tapaba los ojos con sus manos. Ella y Mérida miraban la escena de lo más emocionadas.

_ Créeme, no quieres – dijo Conejo de brazos cruzados.

_ Te gusta verlos cariñositos y lo sabes – dijo North sonriendo burlón. Conejo reviró los ojos.

Hipo y Jack se miraron fijamente otra vez, y antes de compartir un suave beso en los labios, ambos pensaron lo mismo…

Esto es felicidad.

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Dos cuerpos separados por la realidad, uno brillando en el día, el otro brillando en la noche.

Ella removiendo las olas, él removiendo las nubes.

Amanecer y Atardecer se llamaban aquellos pequeños momentos en los que podían sentirse más cerca.

Ella lo amaba. Él la amaba.

Y la realidad que los separaba trató de apagar el amor que sentían.

Entonces, lo imposible ocurrió.

La realidad no pudo separarlos más.

Y aquel infinito momento se llamó Eclipse solar…

Conocieron así, que su amor era inmortal.

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FIN

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¡ES EL FIN!

¡Perdón por tardar tanto en actualizarlo! ¡De verdad tuve muchas cosas qué hacer! Este semestre fue de lo más horrible. Y también me debatía mucho para darle un buen final a la historia. No quedó tan épico como quería, pero me gustó y estoy satisfecha con el resultado.

Ohm, me siento sentimental, es el primer fic HiJack que finalizo, espero de verdad que les haya gustado TwT

¡Luego vendrá un epílogo! xD

¡Y el video!

Muchas gracias a todos por leer y por su apoyo a través de bellos reviews. En serio, no esperaba tantos! ¡Me animaron mucho a escribir y a editar videos!

¡GRACIAS! ¡LOS QUIEROOO!