Ella


Una pequeña niña, de unos escasos 8 años quizás, corría a través del amplio jardín a una velocidad sorprendente para su edad, entró corriendo a una casa blanca bien conservada y subió las escaleras con súbito entusiasmo, azotando sus pequeños pies por el piso de madera.

- ¡Hermione! Te he dicho que no corras por la casa -Gritó una voz proveniente desde la cocina

La niña ignoró los gritos de su madre y continuó corriendo, disminuyó abruptamente su velocidad, casi colisionaba contra la puerta al final del pasillo en el segundo piso y sin embargo la pequeña niña de ojos marrones y cabello castaño rizado sonreía enormemente.

La pequeña giró el pomo de la puerta y con la misma emoción que tenía entró al cuarto. En lo alto de la puerta había un pequeño cartel de madera, color violeta con letras pulcramente talladas en negro "Hermione" anunciaba.

Con la respiración entrecortada y las piernas ligeramente adoloridas avanzó varios metros hasta llegar a la cama, se inclinó y se deslizó por debajo de la cama. De ahí, sacó una pequeña caja de cartón forrada con varios tipos de papel de regalo reciclado. La sonrisa de la niña aumentó más de ser posible, aunque sentía sus mejillas arder por la continua sonrisa sentía imposible borrar esa sonrisa, era demasiada su emoción.

Abrió su cajita y metió su mano en el bolso de su pequeño pantalón con prisa sacó una esfera de plástico. Abrió la esfera y dos pequeños anillos con una bolita cayeron al suelo, la pequeña se apresuró a recogerlos.

La pequeña caja que estaba temporalmente olvidada sobre las piernas de la pequeña contenía pequeños recortes, un hombre de traje y una mujer vestida de blanco partiendo un enorme pastel de bodas, también habían varios recortes similares. Había una invitación de boda, evidentemente los nombres habían sido borrados con corrector y ahora decía "La futura señora Hermione de príncipe azul y el hombre más afortunado del mundo les invitan a su próxima unión" y contenía más detalles borrados y algunos dejados intactos. Dentro de la caja había un pequeño vestido de novia, seguramente de una muñeca. Y un traje de novio a lado.

Hermione sonrió a su nueva posesión, dos pequeños anillos de fantasía, había gastado gran parte de su mesada en la maquina tratando de obtener los anillos pero no se había dado por vencida hasta que logro sacarlos. La pequeña sonrió y dejó los anillos en el interior de la caja antes de cerrarla y abrazarla a su pecho.

Dejó salir un enorme suspiro y se tiró sobre el piso de madera. Cerró los ojos con una sonrisa en el rostro, dejó que su imaginación divagará por el ansiado evento, creando todo tipo de escenarios y posibilidades, permanecería en esa posición hasta que su madre subiera por ella obligándola a bajar y comer algo.

Permanecería así, en ese momento que era enteramente suyo, donde podía crear todo tipo de escenarios y todo tipo de eventos, el tiempo era suyo y la imaginación era su mejor arma.


- ¡Mamá! ¿Dónde está mi blusa rosa? -Gritó Hermione mientras revolvía entre sus cajones

Hermione Jean Granger había crecido en un ambiente nada hostil, un cálido y amoroso hogar, rodeada de familia que la adoraba y fieles amigos. Su vida hubiera sido muy sencilla si no fuera porque ella y sus amigos estuvieran en constante peligro de muerte cada año escolar, aunque eso había ido perdiendo importancia año con año, no podía predecir qué pasaría ese año escolar pero bien podía darse una idea de lo que podría pasar.

Hermione siempre fue diferente, en muchos sentidos. Había sabido que era diferente a los demás desde mucho tiempo atrás, cosas raras sucedían cuando se enojaba y a veces su suerte era demasiada para ser "normal". Hermione desde hace años atrás había dejado de ser la niña que se guiaba por la imaginación y los cuentos de hadas. Ahora sabía y conocía la magia, la magia no era algo con lo que podía simplemente soñar, era algo que era real y estaba al alcance de su mano.

Su cabeza era demasiado racional para pensar en la posibilidad de ser realmente una bruja, que la magia existiera realmente. Pero no estuvo sorprendida al recibir la noticia en su onceavo cumpleaños, cuando la señora mayor entró a su casa con una enorme sonrisa y le diera un cálido apretón de manos, haciéndola sentir mayor de lo que era. Esa noche preguntó muchas cosas y muchas de sus preguntas fueron aclaradas, Hermione no se había sentido tan emocionada desde que era pequeña.

Ahora, a sus 15 años y a punto de empezar un nuevo ciclo escolar sentía muy lejano ese día en que se había emocionado tanto que creyó que su corazón sufriría un ataque. Dejó salir un bufido de molestia. Ella solía ser una persona bastante ordenada pero cuando su madre entraba a limpiar su habitación, todas, absolutamente todas sus cosas eran removidas de su habitual sitio. Aquello sacaba de quicio a la castaña.

Hermione abrió su ropero, era demasiado grande para su gusto, a pesar de tener una gran cantidad de prendas para vestir muy pocas de ellas eran utilizadas, Hermione observó la parte más alta de su ropero, aquella parte que le era casi imposible de alcanzar y observó un vestigio de tela rosa. La castaña sonrió al creer que la había hallado y a la vez frunció la frente pensando en decirle un par de cosas a su madre. La castaña brincó lo más alto que pudo e intentó tirar de la tela pero no la alcanzo. Tomó aire y se impulsó nuevamente pero falló en agarrarla. La castaña observó con los ojos entrecerrados la ropa y brincó con fuerza.

Hermione tomó la tela pero no contaba con que varias cosas estuvieran sobre la tela y por consiguiente cayeran con la tela. Hermione gruñó cuando un objetó pesado cayó sobre su cabeza, observó la tela con decepción, aquella no era la blusa que buscaba.

Se levantó y comenzó a recoger los objetos caídos del piso. La castaña observó una gastada caja de cartón- ¿Qué…? -Pero no terminó la frase, estaba sorprendida de ver esa caja nuevamente. Ni siquiera recordaba esa vieja caja y sin embargo al verla la reconoció de inmediato. Se sentó sobre el suelo para abrirla, una sonrisa cubrió su rostro.

- Vaya -Susurró a si misma mientras recordaba todo el contenido de esa caja, los viejos recortes estaban amarillentos por el paso del tiempo, la invitación de boda olía a humedad, el cartón de la caja estaba flácido y en la esfera de platico permanecían esos dos anillos de fantasía. Hermione no pudo contener la risa, sus mejillas se ruborizaron ligeramente, estaba avergonzada al recordar todo lo que había hecho para conseguir eso anillos.

Hermione echó un suspiró, era evidente que siendo niña la perspectiva era diferente a ahora, que estaba ahí, próxima a cumplir 16 en un par de meses y sabiendo perfectamente que ese sueño seguía latente pero diferente. Hermione tomó el pequeño recorte de la boda y rio. Se levantó rápidamente, su mente había ideado algo.

Tomó un estuche de la mesa en la esquina y rápidamente regresó a lado de la caja y su contenido. Abrió su estuche y con un poco de corrector borró parte de la invitación de la boda, sopló unos momentos al corrector para que estuviera seco y seguidamente escribió nuevamente en la invitación. Sonrió complacida por la nueva inscripción en la invitación "La futura señora Hermione de princesa azul y la mujer más afortunada del mundo les invitan a su próxima unión"

Hermione siempre fue diferente, en muchos sentidos. Había sabido que no buscaba un príncipe azul después de pasado sus 14 años e incluso las dudas habían estado antes de esa edad. Recordaba perfectamente cuando estuvo segura que no buscaba un caballero de brillante armadura. Hermione aunque hubiera nacido princesa, no buscaba un Romeo, buscaba a Julieta. Su vida sentimental era nula y después de ese gran descubrimiento de sí misma estaba segura que continuaría de esa manera, por lo menos varios años más.

Hermione nunca había estado enamorada, Nunca había sentido ese deseo tan impulsivo, bueno, eso no era de todo cierto. Había alguien que si había provocado sensaciones inexplicables y muy confusas, pero nunca había podido aclarar sus sentimientos hacia esa chica aunque quizás, quizás y solo quizás podría… Hermione sacudió la cabeza al recordarla. Era imposible. Hermione no atraía la atención de nadie, ni siquiera de una simple abeja, era imposible poder llamar la atención de esa chica. Chicas como esa no se fijaban en chicas como Hermione, ni siquiera se fijaban en chicas, pensó.

Decidió no pensar en su chica imposible, en lo mal que se sentía no ser socialmente aceptada y lo poco viables que eran sus sueños. Era cierto que Hermione era racional, que meditaba demasiado las cosas y para ella todo tenía explicación. Pero también era cierto que siempre podía permitirse volver a ser niña, volver a soñar con cualquier cosa, las posibilidades eran infinitas. Hermione sonrió y comenzó a rehacer sus recortes y con ello sus sueños, esos que seguían latentes a pesar del cambio de perspectiva.


Hermione cerró la puerta del departamento detrás de ella, se quedó observando a la nada, tratando de analizar los eventos pasados

- ¿Y bien? -Preguntó Ginny que estaba sentada en el sofá leyendo el periódico

Hermione sonrió- Creo que le gusto -Dijo sonriente

Ginny abrió la boca incrédula- ¿En serio? ¿Estás bromeando verdad?

Hermione parecía decepcionada- ¿No crees que le guste? -Inquirió nerviosamente

Ginny se apresuró a negar- ¡No! ¡No es eso! -La pelirroja le indicó que se acercará- Estoy segura que le gustas… ¿Has visto la forma en que te mira?

Hermione asintió- Es por eso que te digo que creo que le gusto

Ginny sintió ganas de estrellar su periódico contra la cabeza de su amiga- No, si te dieras cuenta de la forma en la que te mira hace tiempo que hubiésemos pasado por esto

Hermione se encogió de hombros, insegura.

- ¿Te ha dicho algo Gaby?

Hermione asintió- Dice que no puede hablar mucho por aquello de "secretos de Hermana" que tiene que respetar pero también opina que le gusto

Está vez Ginny le pegó a Hermione con su periódico- ¿Y qué esperas?

-¿Para qué?

- Para dejar de huir… ¡Mujer! Es que tienes que darle un respiro a la pobre chica… ¡Eres muy bipolar con ella! Más bipolar de lo usual

Hermione gruñó en desacuerdo- No soy así

Ginny giró los ojos- Solo déjate llevar… deja que lo que sientes se exprese por si solo

- Me da miedo -Confesó

Ginny asintió- Igual que cuando eras joven te daba miedo la oscuridad ¿Pero sabes qué? Maduramos… y esos miedos se van perdiendo cuando podemos entender lo que sentimos… El valor no es la ausencia del miedo, es darse cuenta que hay algo más allá del miedo, algo mejor: una oportunidad.

Hermione se mordió el labio nerviosamente- ¿Crees que debo…? -No terminó la sentencia su voz se hizo inaudible

Ginny esperó que terminara su pregunta pero no fue así, por lo que decidió hablar- Creo que debes dejar de huirle cuando estás tan cerca de ella, creo que debes dejar de fingir que lo que sientes aquí -Ginny apuntó a su pecho- Es pasajero… porque ambas sabemos que no lo es…

Hermione negó ligeramente- No estoy segura que ella

- ¡No tienes que estar segura! No son matemáticas… no son exactas y tampoco predecibles… -Ginny abrazó ligeramente a su amiga- Si te soy sincera me das envidia… La forma en la que ella te mira es… -La pelirroja dejó salir un suspiro- … es… única -Concluyó al fin- A veces parece querer comerte con la mirada, arrancarte cada trozo de tela -Ginny rio al ver la expresión ruborizada de su amiga- Otras veces te ve como si fueras algo fuera de este mundo, como si fueras algo de valor excepcional universal -Ginny sonrió- Y hay veces que simplemente te ve, te ve sin darse cuenta que te ve, como si verte fuera tan necesario como respirar.

Hermione vio pasar todas las imágenes mentales que tenía de ellas juntas, identificando lo que su amiga le decía.

- No puedo decirte que ella te ama, eso es muy difícil de asegurar y eso solo ella te lo puede decir -Agregó la pelirroja haciendo que la castaña reaccionará nuevamente- Pero te puedo decir que claramente le gustas

Hermione asintió, esperando que las palabras de su amiga fueran ciertas- Tienes razón, debería dejar de ser tan bipolar con ella

Ambas se miraron un momento antes de romper en carcajadas.


Hermione tomó otro sorbo de vino y dejó salir una bocanada de aire

- Muy bien -Gabrielle le arrebató la copa de vino de las manos- Deja el vino o llegarás borracha y eso no es lo que quieres

Hermione se mordió el labio nerviosamente. Estaba a punto de dar un gran paso y no estaba segura del suelo en el que iba a pisar, podía caer o dar el primer paso de todo un esplendoroso camino.

Observó que Gabrielle Delacour la miraba animándola. La pequeña niña había sido una gran amiga para ella desde que ganaron la batalla. Se habían hecho muy cercanas, para Hermione la compañía de Gabrielle era más grata que la de Harry o Ron y evidentemente podía hablar de muchos más temas con ella.

- Tienes 4 años y medio de noviazgo con ella… ¡No tienes de que preocuparte! -Gabrielle la abrazó- Estoy segura que mi hermana te dirá que si… ¡Te lo aseguro!

Hermione tomó aire. Gabrielle sabía darle las palabras de aliento correctas.

- Piensa en ella… con ropa -Agregó rápidamente la pequeña francesa, ganándose un golpe en el brazo- Y verás que todo es más sencillo

Hermione pensó en el rostro de su novia y respiró tranquilamente, Gabrielle tenía razón. Fleur y ella llevaban 4 años, 7 meses y 28 días de noviazgo, estaba segura que Fleur la amaba tanto como ella. La familia de ambas se llevaba maravillosamente, aún no vivían propiamente juntas pero Hermione tenía aceptar que visitaba más el departamento de Fleur que su propio departamento. No había de que preocuparse.

La castaña había logrado ganarse un buen puesto en el ministerio de magia, trataba día a día de cambiar muchas leyes. Lidiaba con sus amigos y sus padres. Tenía una novia magnifica y hermosa. Podría decirse que tenía todo para ser feliz y era verdad. Era feliz pero quería llevar esa felicidad a otro nivel, quería cumplir un sueño que seguía latente.

Quería pedirle a su novia, que fuera su esposa. Que estuvieran legalmente unidas. Que vivieran propiamente juntas.

Todo ello le causaba una gran emoción y a la vez un terrible pánico, hacía muchos años que no experimentaba ese miedo, incluso había olvidado la cicatriz que yacía en su brazo, todos esos duros años de dolor y de incertidumbre los recordaba escasamente. Tan solo unos cuantos días y cuántos recuerdos se colaban en su mente ocasionalmente.

Pero hoy, esa noche, sentía que podía ser nuevamente herida, herida gravemente.

Quería confiar en lo que su corazón le decía, quería sonreír y estar despreocupada por la respuesta de su novia, pensar que todo saldría bien y sería muy fácil. Pero su raciocinio no la dejaba, estaba esa pequeña y lejana voz en su cabeza que le mostraba una serie de terribles escenarios posibles.

- Necesito otro sorbo de vino -Pidió nuevamente

Gabrielle negó- Necesitabas uno para darte valor y ya has tomado más de 5… ni un sorbo más -Gabrielle observó su reloj- Mi hermana no ha de tardar

Hermione dejó salir un suspiro, ni en sus años de batalla se había sentido tan vulnerable como en esos momentos. Fleur era la única persona capaz de robarle el aliento y de hacer latir su corazón intensamente al mismo tiempo.

El timbre de la puerta sonó y Hermione se paralizó.

Gabrielle sonrió- Vamos vaquera -Gabrielle le extendió una cajita a la castaña

Hermione tomó la pequeña cajita y la guardó en su bolso, se miró por última vez en el espejo y sonrió. Hoy era el día. Abrazó a Gabrielle con fuerza y le susurró un débil "Gracias". Tomó un fuerte respiro tratando de reunir todo el valor posible antes de abrir la puerta.

Si su corazón no le mentía, este era el primer paso de un hermoso futuro.


- ¡Los perdiste! -Hermione sintió que comenzaba a hiperventilarse- ¡Los perdiste! -Caminó por círculos en la habitación- ¡Perdiste los anillos de boda!

Gabrielle abrió y cerró la boca sin saber que decir- N-No -Dijo débilmente- ¡No! -Dijo con mayor fuerza, tratando de contestar con seguridad- ¡Por supuesto que no!

Hermione frunció la frente y el labio- Bien, muéstramelos

Gabrielle abrió y cerró la boca nuevamente- No los tengo aquí… justo aquí no -Dijo rápidamente

- Bien, ve por ellos -Hermione se cruzó de brazos

- Vamos atrasadas -Anunció Gabrielle rápidamente- Aún falta el vestido, peinarte y maquillarte, solo has desayunado… ¡Ni te has bañado! … ¿No crees que deberíamos preocuparnos antes por esas cosas? Sé que faltan varias horas pero lo mejor es estar según el horario que tú misma estructuraste…

Hermione ladeó insegura la cabeza un momento- ¿Cómo se supone que me case si mi dama de honor ha perdido los anillos?

Gabrielle fingió estar ofendida- Yo no he perdido los anillos… ya te dije que los tengo guardados… ahora… Mueve ese trasero tuyo que tanto le encanta a mi hermana o llegaremos tarde y entonces tendrás problemas… tu futura esposa podría morir de un infarto si ve que no llegas

La castaña lo meditó un momento- Espero que los tengas guardados -Anunció retadoramente antes de ingresar al baño. Cerró la puerta detrás de ella y camino hasta el lavabo.

Hermione miró su reflejo en el espejo y sonrió. Ya no era la niña de años tras pero sus ojos brillaban con la misma ilusión que años atrás había sentido.


Este NO es un long fic, tiene únicamente tres partes. Cómo habrán leído esta parte se enfocó en Herms, el siguiente será en Fleur y al final la perspectiva general.

El punto argumental es la boda de ambas, ésta idea llevaba días rondándome pero hasta hoy me animé a iniciarla. Quería una historia que no se enfocará en la guerra, en los amigos o en las decepciones, una breve historia rosa sin mucho lío y drama.

Espero que les haya gustado. Actualizaré en cuanto me sea posible :)