He tenido este capitulo desde hace ¿dos días? Y no lo había podido publicar porque no había internet en mi casa ya que se había dañado un cable y tuvieron que arreglar el módem, así que solo estaba con internet en la universidad y en las practicas pero ese ultimo no cuenta porque ha habido mucho trabajo y en fin...

Como sea aquí les dejo nuevo capítulo antes de irme a estudiar para mis exámenes y empezar a hacer una maqueta (necesitare curitas) y espero leer sus hermosas opiniones.

¡Oh! Antes que se me olvide voy a promocionar una nueva historia de mi amiga (¡Chica, te amo!), y que simplemente me estoy riendo a carcajadas: "Todo queda en familia" de Black Rose -IMZ Y también promocionar mi nueva historia "Ha pasado tanto tiempo"; no se van a arrepentir.


AlienHeart1915.- Que así sea.

Guest.- Se que eres tu, si tu Black Rose -IMZ . Eres la única que sabe que ese color no le va hahah... Mira quien lo dice, la que quería 1234 minis de ella.

Pd.- ¡Larga vida a las bailarinas!

RizeNeoWolf.- Hola, veo que ya tienes cuenta. Es la magia de esta historia; no hay que improvisar en menos de 5 minutos y una mujer sabe como sino pregúntale a cualquier mujer, es un don.

jeffersongongora.- ¿Que tienes en contra de ellos? No, aquí no levantaremos discordias... Aun.

IECS.- De hecho no hay un drama "romántico" más que nada es ¿familiar?

Leonard kenway.- ¡Él es una mujer hermosa! Me alegro que te guste.

YueMoonLuna.- Si, lo se. Adoro hacerle bullying.

kung fu tuff 96.- Eso, aunque no lo creas, es un don.

nina23.- ¡Aquí esta nuevo capitulo! Pues no lo se, no te preocupes que cuando sepa algo te aviso.

shanya and ty-rex.- ¡Ustedes dos, si ustedes dos me han tenido muy pero muy abandonada! No te preocupes Shanya que te endiento porque ando en las mismas, aunque si me extraño no saber de ustedes. Dimelo a mi Ty, pero en fin.

Oh por favor no digas todo eso... ¿A quien engaño? Por favor continua alimentando mi ego hahah y gracias Ty pero soy un alma libre(?)

little tigress.- Al contrario me alegro que te tomaras la molestia de leer la historia y dejar tu comentario. Lo se, es impresionante saber que nunca tuvo la charla pero después de tantos años ha salido de la oscuridad(?)

Reyii-C-T.- Sobre como diablos esta vivo pero con drama de telenovela. No diré nada.

alwayswlove.- Me alegro haberte hecho reír.

Guest.- Lo verás más adelante, no te preocupes.


Kung Fu Panda pertenece a la franquicia de Dreamworks & Jennifer Yuh Nelson


Habían pasado ya varios días desde aquel festival de invierno en aquella aldea donde se habían llevado varias sorpresas que no esperaban encontrar como por ejemplo que los bandidos hubieran querido atacar la aldea a tan solo unos minutos de haber llegado, que casi raptaran a Tigresa, que la pequeña se llevara bien con Song (¡¿Quién lo hubiera dicho?!) y descubrir que Tai Lung no estaba muerto, no que va, sino que estaba vivito y coleando.

Ah, también que habían encontrado a la escritora de aquellos rollos sobre el origen de los bebés pero eso solo lo sabía Tigresa; la pequeña no quería que su nueva amiga sufriera la ira del maestro Shifu, pero ese es otro tema.

Cuando habían vuelto al Valle de la Paz los aldeanos se pusieron más pálidos al ver al felino que los acompañaba de regreso y no era para menos: ¿Cómo no espantarse a muerte cuando veían a alguien que había sido uno de los villanos más temidos del lugar? ¿Ver a alguien que pensaban que estaba muerto y ¡Oh, sorpresa! estaba más que vivo?

Después de que el maestro Shifu explicara a todos los habitantes sobre los eventos que habían ocurrido y darles una breve pero muy detallada información que le habían revelado Po y Tai Lung, los habitantes quedaron un poco más tranquilos o al menos informados sobre el hecho. Tal vez por las caras envenenadas y/o temerosas que la mayoría de los aldeanos enviaban hacia el felino fue cuando Shifu se le ocurrió decretar lo siguiente:

"Ciudadanos del Valle de la Paz, quiero que sepan que no corren peligro ante la presencia de Tai Lung. Sé que es difícil de creer pero mientras él esté aquí estará bajo nuestro cuidado, si llegara a desobedecer una orden o regla nuestra les aseguro que cumplirá su castigo."

Y con varios murmullos y miradas de desconfianza hacia Tai Lung pudieron aceptar la palabra de viejo panda rojo, si él decía que no corrían peligro y podían manejarlo entonces estaban a salvo. Aunque el que necesitaba estar a salvo de ahora en adelante sería Tai Lung.

Apenas a la mañana siguiente fue cuando el viejo panda rojo había decidido no hacerle las cosas fáciles a su primogénito, oh no, si él se iba a quedar durante un tiempo indefinido en el Valle de la Paz no estaría de flojo tirado en su cama o tomando el sol, no señor, estaría trabajando durante todo el día cumpliendo la lista de deberes que él había hecho más aparte ayudarles a los ciudadanos del valle.

La primera semana fue la más difícil para todos, pues la mayoría no confiaba en el felino que había llegado a "casa" después de tanto tiempo en donde lo creían muerto; incluso los chicos del palacio habían hecho apuestas de cuando duraría la calma en el lugar antes que Tai Lung se volviera loco a causa de todas las tareas y obligaciones que tenía sobre sus hombros y más cuando tenía estrictamente atacar una orden que simplemente al felino le ponían los nervios de punta.

No entrenar. Es más, ni siquiera acercarse al salón de entrenamientos.

Los únicos que parecían aceptarlo era Po y Tigresa, más que nada la pequeña estaba casi alrededor de él cuando tenía tiempo e incluso asomaba su cabecita sutilmente para observar al nuevo inquilino antes de irse a entrenar, aunque después de unos días más tarde eso cambiaría ya que gracias a la presencia de Tai Lung en el palacio y otra vez en sus vidas, el tiempo que el maestro Shifu le había dedicado a Tigresa semanas atrás ahora se las dedicaba al recién llegado, y aunque fuera solamente para llamarle la atención o darles las tareas del día siguiente a ella simplemente le era molesto.

Tal vez fuera una adulta pero ahora también era una niña, y como la digna niña pequeña que era ahora, no le gustaba que alguien tomara su lugar y le robara la atención al que consideraba su papá.

Después de tanto tiempo no dejaría que él viniera y le quitara toda la atención que había ganado de todos, en especial con el maestro Shifu.

La Tigresa infantil estaba enojada porque alguien le robara la atención que había obtenido durante todo este tiempo y la Tigresa adulta estaba enojada porque ese alguien fuera Tai Lung.

Lo miró fijamente mientras su cabeza trazaba miles de ideas en su cabeza, una idea tras otra venía a su mente, frunciendo el ceño al que tenía enfrente. No escuchó las palabras de Shifu, no escuchó absolutamente nada, toda su atención estaba enfocada a la figura que era 10 veces su tamaño (incluso más) e incluso ignoró los puntos que debía mejorar en el próximo entrenamiento.

"... Y eso es todo lo que deben saber y mejorar, estudiantes. Pueden retirarse."

"Si, maestro Shifu."

"Tai Lung, espero que no haya incidentes." Le advirtió el maestro, viendo al mencionado.

"Si, maestro Shifu." Fue la única contestación, seca pero una contestación resignada a acatar la orden.

"Bien." Y sin más se retiró el viejo maestro junto con los demás, pero antes de eso agregó. "Recuerda que es tu turno llevar a Tigresa al pueblo, además de realizar las tareas que te encomienden los aldeanos."

Y con un suspiro y gruñido del parte del felino, el maestro Shifu salió de su campo de visión. Tigresa solo hizo una mueca al escuchar lo último y observó a su "adorado niñero del día."

"Quiero ir con el señor Ping." No fue una petición sino una orden antes de caminar hacia la puerta. "Ahora."

"Niña mimada." Murmuró lo suficientemente bajo para que solo los dos escucharan.

Tigresa solo volteó a verlo con el ceño fruncido y le lanzó una pedorreta antes de salir y decir: "¡Gato tonto!"

Estaba decidido, tanto su lado infantil como su lado adulto estaban de acuerdo en algo: mostrarle quien era la que se merecía toda la atención y ese alguien no era Tai Lung.

Sonrió ante ese último pensamiento. ¡Oh, como se divertiría hoy en el pueblo! Y que mejor compañía que su "adorado niñero del día."

"¡Tai Lung…!" Lo llamó con voz cantarina en la puerta que daba a las largas e interminables escaleras. "Quiero ir con el señor Ping… Y tú debes ir a ayudarle en el restaurante…"

"Ya voy, ya voy." Murmuró desganado el felino. ¿Qué más le quedaba hacer? Una desobediencia de su parte y adiós libertad.

Tigresa volteó hasta quedar frente a él y levantó sus brazos hacia él. "¡Arriba!"

Tai Lung solo se quedó observando a la pequeña como si le hubiera salido otra cabeza frente a sus ojos. "¿Qué?"

"¡Arriba!" Repitió sin bajar los brazos y abriendo y cerrando los puñitos mientras se levantaba de puntitas hacia él. "¡Arriba, Tai Lung, arriba!"

"¿Quieres que te lleve todo el camino cargando?" Preguntó con incredulidad. Tigresa solo volvió a levantar los brazos y hacia un ligero puchero en forma de respuesta.

Tai Lung solo se llevó los dedos al puente de la nariz mientras contaba hasta diez, no había llegado ni siquiera el mediodía y Tigresa ya andaba con sus niñerías. Una cosa era cargarla cuando andaba inconscientemente para llevarla a que un médico le revisara la cabeza a ver si no se había hecho daño, y otra muy diferente cargarla mientras bajaban esas infernales escaleras solo porque a la niña se le antojaba no caminar.

Maldijo al panda por consentirla demasiado.

Con un gruñido por debajo de su aliento y una ligera mueca adornando sus labios, cargó a la pequeña cachorra de tigre que tenía ahora una sonrisita adornando su rostro al haber cometido su capricho.

"Espero que no te muevas mucho." Le advirtió el felino con voz seria. "No vaya a ser que 'accidentalmente' te vayas rodando por las escaleras."

"¡Buuu!" Lo abucheó la pequeña mientras fruncía el ceño. "Eres un aburrido, Tai Lung."

"Y te haces llamar maestra." Le comentó con seriedad y en sus ojos anaranjados reflejaban burla. "Eres una niña."

"Soy una niña, genio." Le respondió con obviedad en su voz. "¿Cuál es tu excusa?"

Tai Lung solo le regalo una fea mirada mientras se mordía la lengua para evitar pronunciar las palabrotas que quería decir y que el peor de los piratas malhablado estaría más que orgulloso al escuchar aquel extenso y florido vocabulario, digno de un marinero.

'Cuenta hasta diez, Tai Lung. Cuenta hasta diez… Cuenta hasta diez…'

"¿Estás enojado?" Preguntó quedito Tigresa al ver el semblante de su acompañante.

"Tal vez." Fue la única respuesta del felino mientras miraba al frente.

"No te enojes." Lo abrazó la pequeña del cuello. "Te vez más lindo cuando sonríes y a Song le gusta más."

Tai Lung solo bufó al escuchar la última frase de dicha por la pequeña que tenía en sus brazos. ¡Menuda tontería! A veces se preguntaba si Tigresa no pasaba demasiado tiempo de calidad con Víbora, mira nada más que con el poco tiempo que llevaba viviendo nuevamente en el palacio se había dado cuenta que la réptil veía romance donde simplemente no había.

"Sonríe." Decía la pequeña con voz cantarina, mientras que con sus manitas trataba de ponerle una sonrisa a su cuidador. "Sonríe, Sonríeee…"

"Tigresa, ya deja de cantar." Le advirtió el felino. "¡Y deja de jalarme los bigotes!"

"No hasta que sonrías y quites esa cara de amargado." Le respondió con voz cantarina.

"Maldita sea Tigresa. ¡Deja de jalarme los bigotes, demonios!"

Y sin esperar la contestación de la pequeña que tenía en brazos, la puso boca abajo el resto del camino hasta llegar rápidamente al negocio de fideos y tailarines perteneciente al padre del Guerrero Dragón, mejor conocido como el Señor Ping.

"¡Oh, es bueno verlos de volver a verlos!" Exclamó felizmente el viejo ganso caminando rápidamente hasta llegar a los recién llegados. "Necesito ayuda con- ¡Baja a Tigresa en este instante!"

Y sin esperar una respuesta por parte de Tai Lung, le dio un golpe fuerte en el brazo con ayuda de su fiel cucharon de madera, fulminando en el acto al felino y voltear a ver a la pequeña preocupado.

"¡Oiga!"

"Eso es por como la traías cargada." Fue la única respuesta del ganso antes de voltear hacia la cachorrita. "Tigresa ¿Cómo te sientes?"

"Creo que voy a vomitar."

"Oh, ven aquí." Y atrayendo a la pequeña cachorra entre sus brazos y acomodando su pelaje la encamino hacia el interior del establecimiento. "Necesitas reposar un poco, ve a la vieja habitación de Po y ahorita te subo un plato de fideos."

Tigresa solo asistió levemente con su cabeza, no quería tentar su suerte y que al abrir la boca vomitara el desayuno.

"Y tú, ve a dejar las ordenes a las mesas 3, 5, 9, 12 y 4." Le ordenó el señor Ping antes de volverlo a golpear con el cucharon.

"¡Deje de golpearme con el cucharon!"

"Recuerda que hoy tienes que ayudarme a cargar todos los vegetales que acaban de llegar." Le recordó el ganso mientras le amarraba aquel delantal viejo que había pertenecido a Po e ignoraba la queja del felino. "¡Y no olvides sonreír!"

Y con un gruñido de parte de Tai Lung y el Sr. Ping pasándole los pedidos, Tigresa subió los escalones hasta llegar a la vieja habitación de Po y veía por la ventana el paisaje que regalaba parte del Palacio de Jade y al bajar la mirada veía la figura del felino atendiendo algunas mesas, antes que la pequeña decidiera acomodarse en la cama y dejar que las ganas de vomitar desaparecieran por completo.

"Veo que seguiste mi consejo." Tigresa volteo hacia la puerta y pudo ver al viejo ganso cargando una bandeja con un plato de fideos antes de ponerlo en la mesita de junto. "Recuerdo que Po solía hacerse el fuerte hasta que caía rendido a la cama. Oh, viejas memorias."

"¿Cómo era Po?" Preguntó con curiosidad Tigresa, viendo al viejo ganso y con ello ganándose toda su atención. "De cachorro ¿Cómo era Po?"

"Oh, no hay mucho que decir; es igual que ahora solo que más pequeño y más tímido que de costumbre." Le contó el señor Ping con una sonrisita en sus labios. "Pero mejor te dejo descansar antes que me quede en los recuerdos; además alguien tiene que cuidar a Tai Lung que no toque mi cocina."

Y sin más salió de la habitación dejando a la pequeña comiendo su sopa de fideos para salir a la puerta trasera del restaurante y ver a Tai Lung moviendo la mercancía que recién acaban de recibir.

"Recuerda no golpear las verduras, separar las verduras golpeadas o en mal estado de las demás, acomodar la demás mercancía y juntarlas en las cajas más grandes que hay dentro de la casa y acomodar las cajas más pequeñas afuera."

Tai Lung solo asistió afirmativamente antes que el Sr. Ping lo dejara solo, sinceramente prefería esas tareas que le acababa de encomendar a que servirle a los comensales que solo lo miraban con caras de terror o enojo la mayor parte del tiempo. Con un suspiro y un ligero movimiento de hombros decidió empezar a mover las cajas y a revisar la mercancía, separando las verduras más dañadas vaciándolas a una pequeña caja deshilachada.

Poof

Poof

Tai Lung solo volteo cuando el ruido ya llevaba siendo demasiado repetitivo, demasiado para su gusto y pudo observar a la pequeña Tigresa sentada en el suelo jugando a lanzar al suelo aquel trapo gris y recoger aquel objeto una y otra vez. Solo que ese trapo no era un trapo sino SU cola la que estaba jugando y al parecer estaba tan entretenida que ni siquiera apartar la vista del objeto.

"¿Qué haces con mi rabo?" Le preguntó con seriedad y arrojaba el ultimo rábano a la canasta donde estaba la demás verdura que iban dentro de la casa.

"Jugando." Le contestó Tigresa sin quitar la vista de su nuevo juguete. "Tu cola es muy larga y suavecita. Parece una cuerda o una bufanda muy rara."

"¿Por qué no vas a jugar a otro lado?"

"Porque alguien tiene que cuidar que hagas tus tareas."

Tai Lung solo gruñó en respuesta tan simple, ahora era el turno de maldecir aquel viejo panda rojo. Seguro que era por aquel viejo amargado que ahora tenía a esa niña pegada como chicle.

"Me voy a quedar contigo." Le advirtió la pequeña viendo la mirada del adulto. "Y no me separaré ni aunque me vuelvas a cargar de cabeza y esta vez sí vomitaré encima de tuyo."

"Si me fastidias, prometo que la cargada de cabeza será un lindo paseo por el parque." Fue la única palabra que le regalo antes de enfocarse a terminar de acomodar aquellas cajas.

Y así se pasó el resto del día mientras Tai Lung cumplía con los deberes que le habían encomendado el viejo Sr. Ping como lavar los trastes, limpiar las verduras, limpiar los frijoles, regar las plantas, sacar la basura, volver a atender a los comensales, ir a comprar harina, dejar varios recados…

…Y en todas aquellas tareas estaba Tigresa detrás de él, siguiéndolo en silencio mientras jugaba con el rabo del felino la mayor parte del tiempo o saludando a las personas a las que se encontraba antes de volver a jugar con su nuevo juguete y seguir como sombra a Tai Lung.

"…Al pasar la barca me dijo el barquero: Las niñas bonitas no pagan dinero. Yo no soy bonita ni lo quiero ser… Arriba la barca: uno, dos y tres… Cuatro, cinco y seis…" Cantó Tigresa mientras utilizaba la cola de Tai Lung como cuerda de saltar.

Tai Lung solo suspiró mientras terminaba de barrer el negocio mientras escuchaba a Tigresa cantar aquella cancioncita infantil mientras escuchaba solo los brinquitos como música de fondo. Algo de crédito le tenía que dar a la pequeña: había durado prácticamente todo el día en silencio hasta ahora después de tantas horas.

"Veo que ya terminaste todos los deberes, muchacho." Lo felicito el señor Ping. "Ven, dame las cosas para que puedas irte a casa. Yo le diré al maestro Shifu que ayudaste a este viejo ganso."

El felino le entregó la escoba y el recogedor, antes que aquel viejo ganso las pusiera a un lado y le entregara una pequeña mochila de bolso. "Ten muchacho, unos panes de frijol dulce para ti y para los demás chicos."

"Gracias." Fue la única respuesta del leopardo ya que estaba sorprendido por aquella acción tan desinteresada de aquel señor que era de los pocos que lo veían como una persona más y no como un loco desquiciado.

"De nada muchacho. Ahora váyanse antes de que se les haga más tarde. No vaya a ser que por mi culpa los regañe el viejo maestro Shifu."

Y con esa despedida de parte del Sr. Ping caminaron por el pueblo hasta llegar a los pies de aquellas inmensas escaleras mientras los demás aldeanos prendían las lámparas para alumbrar sus casas y con ello el valle.

Tigresa se plantó frente a Tai Lung y levantó los bracitos hacia él para repetir la misma acción de aquella mañana: "¡Arriba!"

"Tigresa ¿no puedes caminar tu sola?" Preguntó con cansancio Tai Lung, viendo a la cachorra.

"¡Arriba, Tai Lung, arriba!" Fue la única contestación de la pequeña.

Con una mueca de cansancio adornando su rostro, tomo a la pequeña y la acomodó en un brazo mientras que en el otro acomodaba lo que le había dado aquel ganso. Quien hubiera dicho que los niños eran una gran dicha, felicidad y bendición en sus vidas, estaba completamente loca. O al menos no se habían topado con un niño que se comportara como Tigresa lo estaba haciendo.

"…Ciento setenta y dos elefantes se columpiaban sobre la cuerda de una araña…" Cantaba Tigresa mientras jugaba con un hilo que tenía entre sus dedos y estaba moviendo su cola perezosamente. "…Como veían que resistía, fueron a llamar otro elefante…"

"Tigresa, guarda silencio."

"Nop."

'Cuenta hasta diez, Tai Lung. Cuenta hasta diez… Cuenta hasta diez… Recuerda que no es correcto arrojar a una niña de 3 años por las escaleras…'

"Veo que al fin llegaron al palacio por lo que significa que terminaste con tus tareas encomendadas el día de hoy, Tai Lung." Fue el recibimiento del maestro Shifu.

"Si, maestro." Exclamaron los dos felinos haciendo una leve reverencia apenas Tigresa brinco de los brazos de Tai Lung.

"¡Si, el señor Ping mando comida!" Exclamó Mantis con voz chillona antes de recibir un latigazo de Víbora.

"Lo que quiere decir Mantis es que nos alegramos que volvieran sanos y salvos." Aclaró la reptil mientras los demás chicos se reían de Mantis.

"¿Y Po?" Preguntó Tigresa al no ver al panda con los demás.

"Está en la cocina, al parecer está haciendo un pastel de manzana con nuez." Fue el turno de Grulla contestarle mientras se le hacía agua la boca.

"¡Sí! Pastel de manzana, pastel de manzana…" Canturreó la pequeña.

"Pero primero a tomar un baño antes de que comas pastel." Le dijo Víbora tomando la manita antes de llevarla al baño.

"Awww…"

Tai Lung solo se sacudió el polvo mientras pasaba el viejo morral al simio antes de dar media vuelta e ir rumbo a las habitaciones por ropa limpia, podría haber ido tranquilamente sino fuera por lo que escuchó a continuación:

"El color rosa combina con tus ojos." Le gritó Mono antes de irse corriendo como alma que se lleva el diablo rumbo a la cocina.

Tai Lung solo observó su cola, adornada con hermosos listones de colores en forma moños. Frunció el ceño antes de soltar un grito, casi rugido que retumbo por todo el palacio a causa del enojo.

"¡Tigresa!"

"¿Qué le hiciste a Tai Lung, Tigresa?" Preguntó Víbora mientras tallaba la cabeza de la pequeña, observándola con curiosidad.

"¿Yo? Nada." Le contestó rápidamente Tigresa, antes de sonreírle angelicalmente. "Solo le hice un pequeño regalo."

"Aja." Fue la única contestación de la reptil mientras la veía seriamente, antes de dejar el tema a un lado y enfocarse en bañar a la cachorra.

Tigresa sonrió para sí misma al pensar en lo que le había hecho durante todo el día.

Pensaba que ella era una niña mimada. Bien, le demostraría lo mimada que podía ser.

Aunque ahora solo se conformaba en pensar en el delicioso pastel de manzana que la estaba esperando en la cocina.


Lo siento pero reviví toda mi infancia en este capitulo, ¿quien no jugo a saltar la cuerda, cantaba canciones infantiles y fastidiaba al prójimo cuando lo veían como competencia? Oh, los recuerdos... por favor dejen sus comentarios que animan a esta escritora a escribir.

¡Larga vida a la escritora, larga vida a Narnia! Okay no...