Familia

Jack estaba tan feliz de que Elsa volviera, no podía dejar de mirarla y ella parecía estar en las mismas, él de repente pensó que era un milagro que no se hubieran caído porque no estaban viendo al suelo.

Se oyó un carraspeo incómodo, Jack y Elsa voltearon a ver quién los había interrumpido y se encontraron con los Guardianes que los miraban entre incómodos y curiosos, por otro lado las haditas no estaban exactamente contentas con que Jack tuviera su atención en otra persona.

-Bueno, bueno muchacho ¿quién es esa bella dama que traes de tu brazo? – Preguntó Norte con tono bonachón mientras se cruzaba de brazos y los miraba con una ceja alzada.

Jack quería morirse ahí mismo, es decir ¿por qué? Una de las cosas que nunca había deseado de ser humano –y más un adolescente- eran los padres molestos que aquejaban a cualquier chico normal, pero ni de eso podía salvarse: Norte era el padre y la madre juntos haciendo que cualquier cosa que dijera resultara cien veces más embarazosa.

Sonrió pensando en quién sería cada quien, al Canguro de Pascua –Conejo, cof, cof- lo tenía por el primo fastidioso al que es muy divertido molestar, pensaba en Hada como su tía cariñosa y empalagosa que siempre estaría ahí, y Meme… bueno Meme era como un hermano comprensivo que no necesitaba palabras para hacerte sentir mejor –literalmente, sin palabras-. Esa era su familia y estaba feliz de poder presentarles a Elsa, siempre y cuando no hicieran algo para hacerlo sentir avergonzado.

-Guardianes, les presento a Elsa, Elsa, los Guardianes – dijo Jack.

-Es un placer conocerlos – dijo Elsa, algo nerviosa por las miradas que le dirigían todos, sin embargo ella era una reina y sabía manejar esas situaciones, así que se quedó tranquila, mirando a todos con atención.

-Entonces… ¿ella es tu novia? – Preguntó Conejo.

De todos los comentarios fuera de lugar que pudo hacer ese canguro –y créanme, tenía una lista laaaaaarga-, escogió ese. Jack quería estrellar su cabeza contra un árbol pero Elsa solamente rio.

-Soy su futura esposa.- Respondió Elsa confiada.

Creo que se podrán imaginar la cara que pusieron los Guardianes –incluyendo a Jack- ante semejante declaración, mientras tanto la sonrisa de Elsa se ensanchaba.

-¿Creíste que te iba a dejar ir tan fácil de nuevo?


Jack se sentía demasiado extraño con la ropa tradicional de Arendelle, pero Elsa quería que su boda fuera como, así que ahí estaba, él vestido con un… ¿esmoquin? ¿Levita? No tenía ni idea de cuál era la diferencia entre una y otra pero se veía raro. Las cosas que se hacían por amor, no podía esperar para volver a ponerse su sudadera, pantalones, y quitarse los zapatos. Hada lo estaba ayudando a que todo estuviera en orden, después de todo no había nada como "el toque femenino" según Elsa.

Había visto muchas bodas a lo largo de los siglos, nunca le gustaron por completo porque le recordaban a Elsa, y sin ella… Lo que sí le gustaba era ver a los novios andar de un lado de la habitación para el otro en un vaivén de nerviosismo, nunca lo había comprendido: si ya habían llegado tan lejos ¿por qué echarse para atrás en los últimos minutos? Los tradicionales nervios no le llegaban a él, estaba completamente seguro de que serían felices y que estaba tomando la decisión correcta.

-Te ves muy bien Jack – le dijo Hada.

-Gracias – respondió él.

Estuvieron en silencio por un momento.

-Jack ¿puedo preguntarte algo? – Él no tuvo tiempo de responder pues Hada continuó - ¿Por qué nunca nos contaste de Elsa?

Él suspiró.

-Porque… dolía mucho – dijo – en cierta forma nunca lo había aceptado, me sentía culpable porque no se me había ocurrido pedirle al Hombre de la Luna que la hiciera inmortal o un espíritu como yo.

-¿Nunca se te ocurrió? – Preguntó Hada sorprendida.

-Sí, bastantes veces pero… no quería hacerle eso a Elsa, quitarle su humanidad, yo no recordaba nada de quién era o si tenía alguien a quién extrañar pero sentía que lo había y que ser humano era maravilloso así que no quise que ella terminara como yo aunque de esa manera pudiéramos estar juntos, no quería quitarle la oportunidad de vivir. Creo que fue por eso que la dejé vivir aunque sabía que moriría.

Hada le puso una mano en el hombro en lo que buscaba las palabras adecuadas.

-Pero eso no importa porque ahora están juntos y siempre lo estarán- le recordó. – Nunca más tendrán que separarse.

Eso le subió el ánimo a Jack quien sonrió.

-¡Tienes razón! – Exclamó.

-¡Claro que la tengo! ¡Es tu boda! – Se limpió una pequeña lagrimita – Estoy tan emocionada, has crecido tanto.- Lo abrazó muy fuerte y lo zarandeó de un lado a otro.

-Hada, por favor – suplicó Jack.

La puerta se abrió repentinamente.

-Hada, deja al Cerebro Congelado, ya es hora – dijo Conejo.


Elsa estaba siendo escoltada por Norte, el Guardián insistió tanto que ella no pudo encontrar una manera amable de decirle que no. En realidad ella habría preferido caminar sola, así sentía que las personas que ella había conocido –la familia de Anna, su propia familia, sus padres y amigos- que ya no estaban la acompañaban, pero el que Norte la escoltara también era bueno, sentía que la llevaba hacia su nueva vida, hacia su nueva familia.

No había marcha nupcial, no era típica de Arendelle además, ni siquiera la habían inventado cuando ella vivía así que en lugar de la célebre pieza estaba puesta una canción tranquila, sobria y que –si la escuchabas con atención- cantaba promesas acerca de un futuro brillante lleno de amor.

Jack se veía estupendo, y Elsa no podía hacer otra cosa que sonreír porque su sueño por fin se hacía realidad, no de la manera en que ella se lo imaginaba pero aun así era hermoso y su corazón saltaba de alegría. Por fin su amor quedaría consolidado en un lazo que jamás se romperían, por fin estarían juntos para siempre.

Si el aire estaba frío o el cielo estaba nublado ella nunca se dio cuenta realmente, todo lo que importaba era Jack que la miraba con ojos llenos de amor y alegría, sabía que se sentía igual que ella.

Dijeron sus votos, dijeron acepto, se besaron, y todo fue perfecto.


La nieve venía de todas partes, Jamie estaba feliz porque sabía lo que eso significaba: Jack Frost estaba en el pueblo ¡volvería a ver a su amigo! Feliz se vistió, fue a despertar a su hermana, desayunó a toda prisa y salió a la calle con su trineo. Si Jack estaba cerca de seguro convocaría más e incluso pondría hielo solo para él y sus amigos ¡Sería genial!

Se encontró con sus amigos y juntos fueron al lago donde había tomado lugar el final de la batalla de los súper-asombrosos-guardianes y jugaron ahí un rato mientras esperaban a que Jack o el hambre aparecieran, dependiendo de quién fuera el primero regresarían a casa o jugarían un rato más.

-¡Hola chicos! ¿Qué tal todo?- Preguntó Jack después de aterrizar.

-¡JACK! – Gritaron todos los chicos llenos de entusiasmo.

Cuando se dieron la vuelta se encontraron con su Guardián favorito, todos fueron a abrazarlo en bola haciendo que Jack soltara una gran carcajada.

-Los extrañé chicos – dijo él – tengo a alguien que presentarles.

Los niños se apartaron y vieron hacia atrás de Jack, ahí estaba parada la joven más hermosa que jamás hubieran visto, su cabello era tan rubio que parecía casi blanco, sus ojos eran azules aún más sorprendentes que el del mar y vestía elegantemente aunque estaban seguros que si no lo hiciera seguiría pareciendo una reina.

-¿Quién es ella? – Preguntó Jamie.

-Es bonita – dijo la "Peque".

Se oyeron comentarios como ese de bocas de todos los niños que miraban embobados a Elsa.

-Ella es Elsa, la Reina de las Nieves y –Jack sonrió – mi esposa.

-¿Esposa? – Corearon los niños -¡Ewww!

-Creo que les va a agradar, cariño, haz lo tuyo.

-Con mucho gusto.

Y dicho esto Elsa hizo uso de sus poderes por primera vez –en frente de otra persona que no fuera Jack - desde que volviera a la vida. Hizo un tobogán de hielo con nieve al final para amortiguar la caída, había tantos giros y era tan enorme que los niños se quedaron boquiabiertos, después erigió hombres de nieve gigantes –como Malvavisco pero más amables- que los ayudaban a subir al tobogán y por último hizo que la nieve formara figuras: Norte con su trineo, Conejo decorando huevos, Hada volando y recolectando dientes, y Meme en su nube mandando dulces sueños a todos.

-¡WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW! – Los niños rieron y fueron a disfrutar de los regalos que les había hecho Elsa, todos menos Jamie.

Jamie se quedó ahí, mirándola fijamente todavía sin poder creer lo que veía ¡la Reina de las Nieves! ¡Como en el cuento!

-Hola pequeño ¿cómo te llamas? – Preguntó Elsa agachándose para quedar a su altura.

-Jamie, Jamie Bennet, un placer conocerla Su Majestad – definitivamente jamás había hecho una reverencia en su vida, pero ella se la merecía aunque fuera una tan torpe como la de él.

Elsa lo miró conmovida, era uno de los gestos más tiernos que nadie hubiera tenido con ella, el ver al pequeño haciendo esa reverencia le recordó a sus hijos cuando recién comenzaban a aprender a hacerlo.

-No tienes que hacer eso ¿sabes? Ya no soy la reina de nada, pero muchas gracias por tu gesto – Elsa hizo una reverencia de vuelta que lo hizo sentir avergonzado, la suya no había sido nada comparada con la de ella. – Así que tú eres Jamie, Jack me contó mucho sobre ti.

-¿En serio? – Preguntó Jamie mirando al aludido quien se encogió de hombros y voló para jugar con los demás niños.

-Claro que sí, salvaste al mundo al seguir creyendo, eso es algo digno de mencionar y admirar, creo que eres un gran niño Jamie, te agradezco que hayas creído en mi esposo.

-Umm… humm… de nada, cuando quiera.

Elsa sonrió.

-¿Por qué no vamos a jugar con los demás? De seguro no tardan en echarte de menos.

Jaime feliz, tomó a Elsa de la mano y ambos corrieron hacia los demás.


Pronto iba a ser Navidad y Norte estaba muy emocionado, había preparativos por doquier, los Yeti trabajaban sin descanso fabricando los juguetes más hermosos que nadie jamás hubiera visto, al parecer ese año los niños buenos habían aumentado considerablemente.

Elsa jamás había visto tanto color y actividad desde que el Hombre de la Luna la trajo de nuevo, se alegraba de poder estar ahí ayudando: cuando alguna máquina se sobrecalentaba ella iba y la enfriaba, además los pobres Yetis de vez en cuando se sentían sofocados por el calor, la aglomeración de Yetis y su gran pelo así que Elsa conjuraba un poco de nieve aquí y allá para que todos trabajaran a gusto.

Jack también ayudaba, con el viento ayudaba a cargar el trineo más rápido de lo normal y de vez en cuando jugaba alguna travesura para aliviar el estrés entre los yetis o para espantar a los duendes cuando creaban problemas.

Hada volaba de ahí por allá con algunas haditas, haciendo el inventario mientras que Conejo ayudaba a los Yeti con la labor creativa y Meme entretenía a los duendes con sus arenas doradas.

Elsa miraba a todas partes y reía por las expresiones de los Yetis, las locuras de los duendes y las peleas de Conejo y Jack, la fábrica completa era un hervidero de energía y alegría, todos estaban felices de que llegara la Navidad y ella no era la excepción.

Esos últimos meses habían sido maravillosos, junto con Jack había recorrido el mundo entero, se había encontrado con grandes sorpresas, el mundo había cambiado tanto. Muchas cosas que amaba se habían ido, lo único que todavía estaba era su castillo, seguía en Arendelle y no lo habían derrumbado por ser una gran atracción turística pero ya no había monarcas, fueron a buscar las tumbas del esposo de Elsa y sus hijos, afortunadamente las encontró y estaban en buenas condiciones. La ahora espíritu creó unos adornos de hielo permanente en forma de copos de nieve, fue algo triste pero Jack estaba a su lado así que no dolió tanto. Después había leído la biografía de sus hijos en algo llamado internet y se sintió más tranquila porque –por lo que podía ver- habían sido felices.

Sintió que algo golpeaba su cabeza y volteó hacia arriba con el ceño fruncido, ahí estaba Jack sonriendo brillantemente hacia ella, le sonrió de vuelta, no podía estar enojada con él realmente, le volvió a arrojar algo y entonces sí cachó lo que le había lanzado un poco antes. Lo olió.

-Chocolate – dijo sonriendo y quitándole la envoltura se lo echó a la boca.

Se alegraba de poder comer, aunque en realidad no lo necesitaba era agradable poder sentir el sabor del chocolate y del relleno de cereza que traía adentro. Simplemente delicioso.

-Me alegra que te guste – escuchó a Conejo hablar.

Abrió los ojos y él estaba ahí, sonriendo, al mismo tiempo Elsa podía ver que quería decirle algo pero dudaba si hacerlo o no.

-¿Se te ofrece algo Conejo? – Preguntó educadamente.

-¿Cómo es que alguien tan noble y tranquila como tú acabó con un alborotador como él? – Preguntó finalmente.

Elsa no pudo hacer nada más que reír frente a su honestidad, se encogió de hombros y respondió: Simplemente tenía que pasar.

Conejo negó con la cabeza y volvió al trabajo.


En unas cuantas horas Norte partiría hacia todas las casas del mundo a repartir sus maravillosos juguetes, por supuesto que había una pequeña fiesta, más como una merienda donde todos comían alegres y cansados por todo el trabajo que habían hecho.

Elsa descansaba su cabeza en el hombro de Jack mientras miraba a todos intercambiar bromas y anécdotas graciosas de las que ya formaba parte en algunas de ellas, los Guardianes la recibieron como si fuera una más de ellos. Todos estaban tan felices, exhaustos, pero felices.

Norte carraspeó, atrayendo la atención de todos.

-Tengo varios anuncios que hacer – dijo con voz potente y seria – primero que nada quiero agradecerles por la ayuda brindada en esta Navidad, no esperaba tanto trabajo y de seguro que sin ustedes no podría haberlo hecho tan bien. –Todos sonrieron, Elsa y Hada lanzaron un pequeño "awww".- Pero eso no es lo importante – ante esto los Guardianes se mostraron confundidos – al ver a estos dos tortolitos – dijo señalando a Jack y Elsa- me acordé de lo hermoso que es, cof, cof, el amor así que decidí darme una escapada por el mundo y encontré a alguien. – Dijo feliz, los demás lo observaban con los ojos y bocas abiertos del asombro.- Pero no me ve, así que necesito su ayuda para poder… ya saben…

Elsa sonrió. Al parecer la familia iba a crecer un poco más.


¡Capítulo Extra! Espero les haya gustado, eso de mamá Claus no estaba previsto pero de repente me puse a pensar sobre ¿en dónde está mamá Claus? Así que la metí al final. Este extra no estuvo centrado tanto en Jack, siento si los decepcioné por ello pero hice mi mejor esfuerzo porque de verdad amé el gran apoyo que me dieron, de verdad no me esperaba tantos comentarios buenos. Así que aquí está el capítulo extra. Muchas gracias por comentar, agregar a favoritos y seguir la historia.

Love u