AUREA

No creo que Kyoko le haya dado algún tipo de afrodisíaco en particular a Xanxus para haberlo seducido, cosas como esa y el veneno no afectarían a un hombre como él; preparándole una buena comida supongo que debe de haber bastado :D

Jitomatazos, abucheos, intento de linchamiento y amenazas con armas punzo cortantes. Al final del capítulo, por favor.

Nota/Disclaimer/Negación/Aviso/etc…: Katekyo Hitman REBORN y Cía. no me pertenecen, son propiedad de Amano Akira. Esto es por mero entretenimiento sin fines de lucro.


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°O° Hay razones que la razón nunca entenderá... °O°

...

Las cosas de él y las cosas de ella: Excentricidades.

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Xanxus y Kyoko.

Conocido mafioso italiano. Desconocida nipona civil.

Si. Era extraño que con lo contradictorio que podían ser ambos personajes en tantos aspectos (de forma rotunda, dolorosamente a simple primera vista), en el fondo pudieran ser tan similares que resultaba ser… perturbador.

O inquietante. Esa era la palabra que tenía justo en mente cierto importante mafioso ruso, el temido y respetado Isaac.

Y que dicho hombre hubiese considerado tal calificativo para lo que tenía en frente, era una verdadera sorpresa. Y su gesto: una ceja poblada levemente arqueada como la única evidencia traicionera indicando que había visto algo que lo había desequilibrado, al siempre sereno y serio hombre de negocios sucios, había puesto de piel de gallina a su gente. Muy pocas cosas lograban mover algún músculo de su impasible rostro y usualmente eso no era buena señal la mayoría de las veces.

Isaac debía de admitir que había contemplado cualquier variante en cuanto a su encuentro con Varia. Usualmente había lidiado con ellos una que otra ocasión, siempre en terreno neutral y no había ignorado su siempre presente extravagancia para mostrarse y hacerse oír. Lidiar con Xanxus y su estuche de monerías que era su grupo de asesinos era una cosa, pero ahora esto… Esto era otro nivel y se preguntaba si el grupo lo hacía con el afán de nunca perder su originalidad o simplemente les era natural este nivel de barbaridad.

No sabía si lo que presenciaba se trataba alguna tradición italiana, alguna extravagancia de Vongola, simplemente algún hábito de Xanxus o… ¿alguna costumbre nipona?

Lo que fuese, los miembros de su casa solo esperaban que no fuera a desatarse alguna guerra en plena audiencia que tenían ellos con Varia y otras familias.

Pero no era para menos, cada uno de los presentes no sabía que pensar si esto era algo serio o una falta de respeto muy severa. O alguna cuestión metafísica en la que dos dimensiones se había sobre-encimado en mal gusto en plena sala de juntas: Una habitación enorme, antigua y con decoración fina, de techo altísimo, candelabros rústicos, típicos pilares; muebles y adornos antiquísimos, denotando poderío y respeto, glamour y temor, todo en una excelsa sala cubierta de sedas, tapices y terciopelos de dinastías de zares y emperatrices, la historia rusa y la modernidad de ese país con esos escudos de armas y esas curiosas ventanas de diseño pequeño. Y esa era solo una parte del enorme complejo de la mansión de este influyente hombre.

Si, esa era la modesta Sala de Juntas... o eso es lo que era hasta hacía unos momentos. No es como si Varia hubiera destruido las instalaciones (francamente una de las ideas más posibles y consideradas) pero lo que tenían justo en sus narices era algo que no estaba dentro de lo esperado.

El pensar que incluso en su casa, en su propio territorio, el grupo no mostraría recato alguno fue incluso algo que tomó en cuenta el buen Isaac. Pero esto que tenía enfrente era…- ¿Cómo explicarlo? Se cuestionaba para sus adentros, paseando su mirada de uno a otro involucrado que había cautivado su interés, ignorando despectivamente a los demás miembros del Batallón italiano y a sus propios guardias.

A la vez debía de admitir que no sabía si admirar más la desfachatez con la que se presentaba Xanxus: allí sentado en toda su desparpajada gloria y con su típico gesto hosco y de mala leche que tenía plasmado en su rostro, o aplaudir la buena etiqueta y modales que mostraba la chica de dulce aspecto y bonitos ojos que le miraba por sobre su delicada tacita de té de la cuál justo ahora estaba bebiendo con elegancia.

La imagen de la irreverencia y la buena cortesía representadas del mejor modo posible y codo a codo frente a sus narices.

Isaac tenía ganas de reír. En verdad. Una de esas buenas carcajadas de las que él no era adepto y quizás ni siquiera recordaba cómo eran o cuando había sido la última vez en su vida que había reído de tal forma.

Solo si lograra decidirse por qué de las ganas de reír: por lo ridículo de la escena frente a él, al otro lado de la mesa o la ridiculez que la gente seguía alegando que esta pareja, Xanxus y la japonesa, no tenían nada en común. Si, como no.

Isaac termino con solamente una sonrisa en sus labios en lugar de la carcajada que aún sentía en su pecho con ganas de salir al mundo. Se rasco la barbilla, hizo un leve gesto con la mano y ante la expresión atónita de sus seguidores, dio inicio a la reunión. Poco podían comprender como su Jefe había tomado en serio y con poco recelo la situación actual de Varia, pero decidieron no comentar nada.

No es como si tener el ridículamente ostentoso, pesado y enorme asiento (trono, de hecho) de el líder de Varia, que había salido de quién sabe donde y hacía palidecer los demás adornos de la habitación fuera suficiente como para desubicar a la concurrencia. Eso no era nada y quizás hasta tendría lógica pero... pero la mesa de té blanca, de forma oval y de mármol precioso de estilo rústico, con finos acabados en su base y con su juego de sillas acojinadas coquetas; las flores blancas frescas y aromáticas, que parecían recién cortadas; la hermosa vajilla, las servilletas bordadas y los deliciosos bocadillos y pastelillos que yacían en un carrito ubicado justo a un lado de la mesa.

Eso y sin olvidar la joven de cabello claro, sus enormes (enormes ojos) y su beatifica sonrisa, con un buen y dulce humor, quién no tenía pinta de que hacer allí. Tan fuera de lugar como la mesa de té en la que estaba tranquilamente ubicada y mirando con genuina e inocente curiosidad sus alrededores mientras degustaba su pastel. Ella pasaba desapercibida en el lugar tanto como su vestido juvenil blanco entre el uniforme oscuro de Varia.

Si, exactamente... ¿Qué demonios?

Su Jefe Isaac parecía de buenas por alguna razón y no iban a buscarle la lógica. Aunque quizás cuando la única mujer en esa habitación llena de hombres rudos y peligrosos había dado unas cuantas palmadas a la pierna de precisamente el hombre más rudo y peligroso de la habitación, indicándole a este que se sentara de una forma más correcta en su lugar y obteniendo el resultado esperado a regañadientes, sin mayor derramamiento de sangre y solo un gruñido por parte de Xanxus, la gente rusa supo con menos razón que veía de interesante o divertido su jefe en la interacción de esa peculiar pareja. Lo mejor era solo seguir con la corriente. Xanxus de Vongola iba a hablar de negocios y por más de malas que estuviera sentado de forma decente en su gigante trono, todo mundo estaba más que seguro que no iba a desquitarse con la mujercita que estaba a su lado y sonreía satisfecha por la buena educación de su marido.

Isaac había aprendido una buena lección para la próxima reunión. Oh, porqué habría una siguiente y muchas más reuniones y tratos con Vongola, esta gente era de lo más interesante y entretenida. De lo más honesta, por más desquiciados y excéntricos que fueran, sin olvidar de exquisitamente educados cuando querían (o eran forzados a serlo, gracias a la damita entre ellos) Así que el jefe de esta mafia rusa había decidido muy por las buenas en seguir en contacto con Vongola, ahora consideraría en futuro la única variante constante para sus siguientes encuentros: mandar al diablo todos los arreglos a la sala de audiencia, Varia hacía lo que se le pegaba su regalada gana y se tomaba sus propias libertades en cuanto al mobiliario; y la segunda instancia era procurar mandar la lista del menú a la signora della bestia. Xanxus mandaba, era evidente, pero nunca estaba de más tener contenta a la señora.

Aunque para cierto comandante peliblanco no era perturbador, ¡era exasperante!

Si ya era suficiente tener que aguantar a su desesperante, esclavista, caprichoso y excéntrico jefe, lo peor ahora era tener que soportar a su desesperante, esclavista, caprichoso y excéntrico jefe y su esposa.

¿Por qué?

¿Quién demonios creían que eran los encargados de cargar con tanto adorno? Antes se quejaba de carga con la silla de el imbécil de su líder; ahora Varia había aprendido a servir una mesa de té y tener que tener a la mano toda una selección de postres. Lo más extraño es que nunca se dieron cuenta cuando empezaron con esa nueva tradición o como la chiquilla había logrado conseguir que le siguieran la corriente... Xanxus no le había pegado esa maña, ella cuando llego a Varia ya tenía las suyas.

No sabía pensar que era más estúpido: que Lussuria encontraba toda la escena absolutamente adorable (Xanxus dejando que su hermosa esposa lo acompañase al trabajo, ella con lindamente tomando su té y toda la gente a su alrededor con una expresión de estupefacción y jodida ignorancia) o que medio mundo aún siguiera dudando que Xanxus y Kyoko no eran tal para cual.

Estúpidos.


Si Xanxus puede llevar a donde quiera su silla... ¿Por qué no Kyoko puede llevar sus pasteles también? Ambos son excéntricos y les encanta serlo.

Muchas gracias por los comentarios, me hizo feliz saber que no paso tan desapercibido este drama :'D
Después de todo es Crack y la cuestión es ¿el porqué no? ¿cómo de que no es posible?

¿Comentarios, quejas, sugerencias y traumas?

Pd 1. OMG ya se acabo el Mundial :(
Pd 2. Tengo una encuesta en mi Profile para que se den una vuelta por ahi :)