Discleimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, le pertenecen al gran Masashi Kishimoto, si esto no fuese así créanme que The Last se estrenaría también en Latino América.

Resumen: Sasuke y su hija se encuentran algo distanciados. Él como un ANBU ocupado y ella como una adolescente problemática. A Sakura se le ocurre una idea, su hija quiere un traje igual al de su padre cuando era joven entonces será Sasuke quien la acompañe a buscarlo. — ¿Cómo me veo, otō-sama? —Es demasiado revelador.

Sin más varas que nadie lee, sí mis adorados loquillos, yo sé que ustedes me ignoran xD, les dejo la historia.


Los hijos, cuando son pequeños, entontecen a sus padres; cuando son mayores, los enloquecen.

—Proverbio inglés.


Escote


Desde la mañana se mantuvo esa delicada frescura que se veía en la primavera, las calles rebozaban de la alegría de los más pequeños y del ajetreo de los ciudadanos madrugones y trabajadores. Los pequeños brotes de verde pasto eran cubiertos por una cristalina capa de gotas de rocío, los rayos del sol se colaban entre el follaje de árboles frondosos y arraigados a la tierra. Las nubes dejaban a plena vista el hermoso oleo del cielo turquesa, gracias a una fina pero presente corriente de aire, en fin, era un día precioso como casi todos los días en la pacífica Konoha desde hace veintitrés años.

— ¡No!

Casi todos los días.

El grito negativo resonó en los territorios del clan Uchiha, provenientes del cuarto de uno de los herederos de un poderoso dōjutsu ocular, específicamente del de la adolescente Uchiha Sarada. Justo en el corredor del segundo piso, de frente a la puerta del dormitorio, se encontraba Sakura con los puños apretados y con una ferviente vena mostrándose con rabia en su sien. Su hija le había azotado la puerta en la cara. La presión de su torrente sanguíneo le pegaba a gritos que rompiera esa puerta de una vez y demostrara quién era la ama de la casa pero solo se obligó a sí misma a respirar lenta y consecutivamente para , era una reacción que ya se esperaba de parte de la menor, de ser en varios años atrás ya habría perdido la paciencia pero eso es algo que aprendió a tener con mayor cantidad con los años. Resopló. Bueno, no era una gran cantidad de paciencia que tenía, aún así. A sus treinta y nueve años había aprendido con certeza cómo era la vida de una familia, aunque ella tuvo el bono extra de tener una familia tan particular como esta.

La razón del disgusto de su hija era simple, Sakura le había informado que su padre, Sasuke, sería quien la acompañaría en una compra de un atuendo que estaba marcada para ser en la tarde. Desde hace un tiempo atrás, Sakura había notado que la relación padre e hija entre Sasuke y Sarada era prácticamente inexistente; las misiones de Sasuke como el mejor ANBU de la aldea no le dejaban mucho tiempo libre y lo poco que tenía él tendría que ver cómo lo repartía entre sus tres hijos y su esposa. Además, su hija era un tanto diferente a como cualquiera pensaría de ella, siendo quien era, una de las hijas de Uchiha Sasuke; cabeza dura, terca, rebelde, arrogante aunque siempre fría, calculadora y un tanto inexpresiva.

Sí, era una chica muy diferente a sus padres. Como no. Sakura sonrió con diversión. En verdad era muy tonto de su parte pensar en que su hija no heredaría algo del carácter de ambos, aunque en estos momentos estaba en esa etapa de la vida en la cual uno busca encontrarse a sí mismo y lo que debe o necesita hacer en este contradictoria y tan temida adolescencia.

Pero Sakura también era terca y obstinada, era la gran ninja médico, discípula de los antiguos sannin, miembro del legendario equipo siete, quién diría que ella pasaría a ser una leyenda al igual que Sasuke y los demás miembros de la generación, incluyendo al sexto Hokage, Naruto.

Como toda madre, conocía a su hija y sabía que ella la admiraba al igual que su padre, Sarada era una fan de las historias en las que sus padres eran reconocidos como héroes. Entonces ¿qué se le ocurrió a Sakura? Simple, pronto se acercaba el ascenso de su hija mayor como jōnin y quería conseguirle un traje especial y ya sabía cuál sería. Una réplica del traje de antaño de Sasuke, en versión femenina, a ella le encantaría. Y no solo eso, sería Sasuke el que la acompañaría, tal vez si padre e hija pasaban más tiempo juntos esa brecha que se había hecho entre ellos cedería. Pero su hija tenía que ser tan terca.

—Sarada, sabes que estaré ocupada hoy en el hospital —dijo Sakura con un tono comprensivo y convincente, a pesar de ser eso una pequeña mentira piadosa—, no puede ser tan malo ir de compras con tu ó un resoplido desde el interior del cuarto y el sonido de ella tirándose, muy probablemente, de espaldas en la cama, si su hija no cedía ella tampoco.

—Pero bueno, estoy segura que tú estás cansada, muy cansada como para ir con tu padre —. Ella escuchó un "Ajá…" desganado y sonrió con malicia— entonces tampoco podrás ir a la fiesta que organizaran los Uzumaki, a la cual Bolt-kun te invitó —.Al decir esto, un sonido seco y corto se escuchó, como el de algo cayendo de lleno al piso, Sakura se pegó a la puerta—… cariño ¿estás bien? —otra cosa cayó al suelo ¿Qué estaría pasando adentro?

La puerta se abrió, mostrando a una joven de cabello azabache y mirada aún más oscura, ella se acomodaba el cabello como quien no quiere la cosa pero se notaba que tenía un ligero sonrojo y Sakura era experta en ver sonrojos casi invisibles. La mayor sacudió un poco su bata médica y colocó un largo mechón rosa detrás de su oreja. Sonreía, su plan funcionó, Bolt-kun era el hijo mayor de Naruto y Hinata además de un amigo de la infancia de Sarada y pues, solo eso es necesario saber.

—Vamos, es solo un rato, tú padre te esperará en el campo de entrenamiento siete, solo irán a traer el traje y a él le queda de paso, muy conveniente ¿no lo crees? —. Sarada no era tonta, la sonrisa de su madre no le predecía nada bueno pero ella no era ninguna cobarde, la sonrisa de su madre aumentó— ¿Qué podría salir mal?

—No hay duda de por qué eres una de las mejores kunoichis de Konoha, madre —dijo entre dientes la menor, comenzando a caminar hacia las escaleras que llevaban al piso inferior, con gesto orgullosamente derrotado.

—No solo eso, querida —. Su madre la alcanzó y le dio una leve palmada en la espalda, llegando a bajar antes que su hija—. Soy la domadora de Uchihas.

Sakura sintió una mirada fulminante en su espalda pero siguió sonriendo mientras bajaba, ella ya era inmune a las miradas asesinas de cualquier Uchiha.


Cuánto amaba a su adorada madre. No, no era una afirmación, en estos momentos se estaba preguntando eso, todavía no podía creer que accedió a ir de compras con su padre. No la malinterpreten, ella ama a su padre y lo admira pero hay una gran diferencia entre ellos, más que nada, para ella, la edad.

Recordaba cuando era pequeña y esperaba ansiosa cuando su padre estaba libre y jugaba con ella y sus hermanos. Lastimosamente, con el tiempo, esas convivencias familiares se volvieron más escazas entonces llegó el tiempo en el que ella comenzó a confundir esa escases de convivencia con falta de interés por ellos. "No es como si me hiciese falta" pensó ella con el rostro neutro cuando se acercó al lugar de reunión con su padre.

Él, como siempre, se mostraba mayormente inexpresivo, su traje lo hacía lucir como lo que era, un gran shinobi que aguardaba la paz en las sombras. Sasuke, además de ser el mejor ANBU de la aldea, también era uno de los guardaespaldas y semi-consejeros del hokage, además de embajador de la paz, esto hacía que su tiempo fuera muy preciado y escaso, después de todo la Alianza Shinobi debía tener buena comunicación, para ayudar a la unidad.

—Lamento la tardanza —Sarada se acercó a su padre, él estaba de pie, recostado en un fornido tronco, aguardándose en la sombra de este ya que el sol a esta hora, aproximadamente la una y tanto de la tarde, reflejaba la ferocidad y calor de sus rayos.

— ¿Qué te retrasó? —preguntó Sasuke, ella no era de las personas que hacían esperar a los demás.

—Nada, solo no quería venir —. Y es aquí donde la sinceridad de las personas a veces no debería ser tan clara y confiada. A pesar del calor una corriente fría paso por ese lugar, trayendo consigo un incómodo y gélido silencio, miradas chocando y pensamientos divididos. Sasuke no dijo nada, en cierta forma ya estaba acostumbrado a ese tipo de trato pero de cierta forma eso no le gustaba. Ambos dejaron de verse y caminaron, a paso derecho, firme y coordinado, hacía la aldea. Puede que esa tarde sea aún más larga de lo esperado.


¿Cuánto tiempo llevaban ahí? ¿Dos horas, casi tres? En realidad no entendía el motivo por el cual las mujeres, esos seres que lograban sacar en los hombres un lado que ni ellos mismos conocían, escudriñaban tanto su vestimenta. Eso no era un tema de vida o muerte, con tal que le permitiera movilidad a la hora de un combate todo estaría bien. Pero esa solo era la opinión de un hombre, Sasuke lo sabía, muchas veces Sakura le había dicho los mismo "La ropa no significa solamente utilidad en batalla, a veces puede ayudar a cosas más profundas". No podía debatirle eso, ese era un tema que él desconocía y lo hacía sentir primitivo.

Pero volviendo al tema, esa costurera era una tortuga o qué. Cuando llegaron, inmediatamente una mujer de avanzada edad, la cual podía explicar su lentitud, se encargo de arrastrar, literalmente, a su hija. Según le había comentado Sakura, este era un traje especial, no era mentira que él estaba completamente orgulloso de los logros de sus hijos, su hija con solo dieciséis años ya se convertiría en jōnin, demostrando que la alegría de un padre es grande cuando su hijo le supera. Pero aún así, un traje no podía ser tan especial, él tenía que estar soportando miradas poco prudentes de parte de mujeres, él no les prestaba atención, el estaba felizmente casado con la mujer que amaba y que lo amó aún en tiempos difíciles, bueno, en tiempos en los que él intentaba matarla. Negó con sosiego. Eso era increíble ver cómo aún teniendo ya casi cuarenta años las mujeres se sentían atraídas por él, y no importaba el tiempo que fuese, siempre le parecería incómodo, todavía le causaba cierta gracia el ver cómo Sakura demostraba su lugar cuando alguna mujer le mandaba aunque sea una mirada principiantemente ó la cortina abrirse. Por fin podría ver el motivo por el cual llevaba un buen rato encerrado en ese extraño lugar.

Cuando su cabeza logró girar lo suficiente para ver a su hija, no pudo evitar hacer una mueca. Sus ojos se abrieron más de lo normal y su boca se abrió ligeramente, sus cejas temblaban o mejor dicho, tenían un leve conflicto que no les permitía quedarse arriba o abajo. Sarada llevaba el mismo traje que él usaba en antaño, sandalias, traje y hasta el accesorio característico de los discípulos de Orochimaru, todo moldeado y copiado a la perfección de un cuerpo femenino. Pero eso no era lo que lo dejó así, al igual que lo usaba él, su hija llevaba el cierre de la camisa bastante bajo, mostrando una gran cantidad de… piel, una cantidad algo exagerada para él. Sasuke pensaba desde cuándo su hija tenía ese tipo de musculatura, desde cuándo ella mostraba tanto.

Mientras tanto su hija se miraba en el espejo, posando y revolviendo sus cabellos azabaches. Inclusive llevaba el mismo accesorio en la muñeca. La longeva costurera se encontraba al lado del espejo, con una foto mostrándose hacia la menor, ahí podía verse claramente al modelo original con el traje original, un Sasuke de unos diecisiete años de edad. Sarada sonreía en el espejo por el resultado, era obvio que el traje fue hecho para ella, se luciría en su ascenso. Entonces, por un acto más que nada orgulloso, altivo y algo ególatra se giró hacia atrás, para ver a su padre, que ya se encontraba de pie, antes estaba sentado en un pequeño mueble algo tullido.

— ¿Cómo me veo, otō-san? —preguntó ella. Sería una gran mentira si ella dijera que el traje no le gustaba, le quedaba como quería y hasta aceptaba que eso acentuaba el parecido entre padre e hija, un parecido que ella mayoritariamente negaba. Su sonrisa se acrecentó, hasta su padre se había quedado sin habla, se imaginaba la expresión idiota de Bolt al verla.

—… — el silencio de Sasuke se plasmó, se acercó a su hija, la cual seguía sonriendo aunque con una expresión algo curiosa. Sasuke miró hacia el lugar revelador en el atuendo de su hija, hacia el escote. Pensó en todos los chicos, adolescentes alborotados más precisamente, que verían a su hija así. ASÍ. Con las cejas enarcadas hacia abajo y la boca caída, tomó el cierre de la camisa y ante la mirada incrédula de su hija, cerró el cierre hasta al final, casi llegando a tapar la boca de la menor— es demasiado revelador.

— ¡¿Eh?! —fue lo único que pudo exclamar Sarada, completamente estupefacta.

Y gracias a esa repentina e improvisada idea de Sakura, Sasuke pudo darse cuenta que no se había dado cuenta de muchas cosas, ahora sentía el deber de vigilar más de cerca sus pasos, esa niña ya estaba intentando dejar de serlo y él no lo permitiría tan pronto, más valía que el hijo del dobe se mantuviera alerta y precavido, Sasuke la protegería y le dedicaría más tiempo, lo sacaría de donde pudiese.

Sarada entendió, mientras intentaba llegar a un acuerdo con su padre sobre el nivel de escote que podía tener, que su padre se preocupaba por ella, tal vez demasiado, que él no la dejaría sola ni a ninguno de sus hermanos pero sobre todo entendió, además de lo escandaloso que podía llegar a ser el desarrollo de los hijos para los padres, que Sakura, su queridísima madre, también era la matriarca manipuladora de Uchihas.


El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día".
—Leon Battista Alberti


Muy buenas, si quieren culpar a alguien por estas ideas tan a la sorpresa ninja, culpen a las imágenes que siempre consigo y que logran contarme más de una historia. Las actualizaciones de la historia, si es que la continúo, serán en esos momentos en los cuales esté muy aburrida, sin inspiración o por simples fluctuaciones en mi canal cerebral artístico (en español: cuando a mi musa le garre feo).

Espero saber de sus opiniones, las cuales ayudan en todo el sentido a la palabra. Muchas gracias por leer.
Saludos y un cafecito, si les parece.

EDITADO: 01/12/14

Como algunos podrán notar, he editado los nombres de los descendientes de nuestros ninjas favoritos ya que me gusta que todo esté lo más acorde posible al cannon original aunque esto es un intento de comedia xD Algo que no pienso cambiar es la existencia de los otros dos hermanos de Sarada porque... ¡vamos! todos nos imaginábamos que Sasuke y Sakura tendrían más tiempo para, ya saben, reconstruir el clan ¬w¬. Sin más que agregar...

¡Cambio y fuera!