Hola chicas! Bueno capitulo nuevo, espero que les guste.

Les informo que habrá actualización una ves al mes, debido a que me tardo en escribir los capítulos y el tiempo que lleva mi beta en verlo y corregirlo.

Nos leemos abajito.


Capítulo beteado por manue0120, Beta FFAD: www facebook com / groups / betasffaddiction


La heredera de tu amor.

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Capítulo 7: Mi repuesta.

¿Qué?

—Sé que te parecerá extraño que un desconocido te diga esto, pero déjame decirte que seré un extraño para ti, pero yo siento aquí... —Se tocó el pecho donde está el corazón—, que te tengo que proteger, que desde esa misma noche que te vi en el callejón y luego en el hospital sola y desprotegida me prometí a mí mismo cuidarte y no dejar que nada ni nadie te haga daño. Estuve pensando y pensando en cómo cumplir esa promesa, y qué mejor manera que darte mi apellido. Pero esto pasará solo si tú quieres, si estás de acuerdo. Cuando estés lista puedes darme tu respuesta. ¿De acuerdo?

—Está bien.

—¿Quieres menderar? Asentí con la cabeza—. Podemos pedir que la traigan aquí o bajar al restaurante.

—Prefiero pedir y comer aquí, por favor.

—Está bien, pequeña. Como prefieras. ¿Algo en especial que quieras comer?

—Lo que elijas estará bien.

—Como desees. Si quieres puedes dar un vistazo a tu habitación, es la puerta de la derecha. Me señaló una puerta de color azul oscuro.

—No quiero molestar, Anthony, puedo volver a…

—Ni si quieras termines esa frase, pequeña. No puedo permitir que vuelvas por esos lugares, mucho menos en tu situación, nunca me lo perdonaría. Así que, por favor, acepta quedarte conmigo, por lo menos hasta que tengas una respuesta a mi proposición.

No debería aceptar, pero Anthony tenía razón, no podía regresar al callejón, si vuelven los tipos de la otra noche no tendré la misma suerte que aparezca Anthony para salvarme una vez más.

—Está bien, Anthony, acepto su oferta de quedarme, pero solo hasta que tenga mi respuesta.

Mientras Anthony pedía algo para comer, me dirigí hacia la puerta que me señaló. Al abrirla, me encontré con una habitación muy linda, totalmente acorde a la elegancia del hotel. En el piso había una alfombra esponjosa de color blanca, un sillón individual negro con rayas blanca y un cojín sobre él. Había un cuadro grande que se encontraba entre dos ventanas, ambas selladas con cortinas negras y blancas. El techo era blanco, pero lo llamativo era el candelabro que colgaba de ella; era hermoso, resaltaba mucho en la habitación. Mi parte favorita era la cama; constaba de dos plazas y media, con un respaldo negro y sábanas blancas, un acolchado violeta y muchos cojines en ella. Lo primero que se me vino a la mente era tirarme en ella, pero me dolía un poco la cabeza y la espalda, por lo que era mala idea.

Me acerqué a la cama, me recosté suavemente entre los cojines y cerré mis ojos para descansar la vista.

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Al día siguiente, Anthony me dijo que me llevaría de compras, a pesar dd mi insistencia en que no lo necesitaba Así que aquí nos encontrábamos, en el Mercedes-Benz yendo al centro comercial más próximo.

—¿Por cuál tienda te gustaría comenzar? preguntó Anthony.

—No sé, la que usted diga estará bien.

—Por favor, Bella, tutéame. Me siento más viejo de lo que ya estoy. Además, no sé cuáles son tus gustos sobre la ropa. ¿Qué marca te gusta?

—No tengo ninguna marca en especial, Anthony. La que siempre me compró la ropa f-fue mi mamá.

—Bueno, si aceptas mi propuesta tendrás que acostumbrarte a muchas cosas, Bella.

—¿Como cuáles?

—Como los autos caros, ropa de marca, casas lujosas. No es por nada, pero me gusta lo mejor; no es que sea un ricachón que lo único que le importa es el dinero, pero si lo tengo dinero y una sola vida, qué mejor que vivir lo mejor que se pueda, ¿no crees?

—No sabría decirle, no sé de esas cosas. Pero como dijo, si acepto, tendré que acostumbrarme. ¿Le puedo hacer una pregunta, Anthony?

—Claro, Bella.

—¿Usted no tiene familia? ¿Esposa? ¿Hijos? Usted me está proponiendo adoptarme pero, ¿su esposa no se va a oponer? ¿O sus hijos?

—Esposa no tengo, falleció hace diez años.

—Lo siento.

—No te preocupes. E hijos tengo uno. Su nombre es Carlisle, ya es un hombre mayor y tiene su familia formada, aunque hace mucho no lo veo. La última vez que lo hice fue justamente para el velatorio de su madre, pero no cruzamos palabra. Con decirte que tampoco veo a mis nietos, su padre les prohibió verme. Así que, desde la muerte de mi esposa estuve solo. Y a mi Kristie le hubieses caído bien, me hubiera hecho adoptarte desde la primera vez que te vi. Ella era hermosa.

—Me hubiese gustado conocerla, por su mirada veo que estaba muy enamorado de ella.

—Claro que sí, Bella. Sabes, me enamoré de ella a los quince años, y desde esa vez la empecé a cortejar, a los dieciocho le propuse matrimonio.

—Se casaron jóvenes. ¿A qué edad tuvieron su hijo?

—Dos años después de casarnos, a los veinte.

—¿Solo uno?

—Luego que naciera Carlisle, a los cinco años empezamos a buscar un segundo, sin embargo no sucedía, hasta que cuatro años de buscarlo se dio el embarazo, una niña.

—¿Y con ella tampoco se habla?

—A los siete años de edad los médicos le detectaron leucemia, fue cuando me di cuenta que el dinero no te soluciona todo. Visitamos médicos de todo el mundo con tal de obtener otras opiniones y encontrar uno que nos diera una mínima oportunidad de que mi hija se salvara, pero la leucemia que tenía Kate ya era terminal y solo nos quedaba pasar los últimos momentos con ella.

—Lo siento mucho, Anthony.

—No te preocupes, Bella, por eso te digo que mi Kristie te hubiese adoptado desde el primer momento que te viera. Ella siempre quiso una niña, y cuando la tuvo no fue por mucho. Kate era la luz de mis ojos al igual que mi esposa.

Fue en ese mismo momento en el que algo en mí me dijo que acepte la proposición de Anthony. Él estaba completamente solo, al igual que yo, teníamos eso en común.

No sabía cómo lo iba a llevar, pero lo que sí sabía era que tenía mi decisión tomada.

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Estábamos cenando en un restaurante a cinco minutos del hotel, muy elegante por cierto. Anthony pidió unos calamares rellenos en salsa de tomate con una ensalada, por mi parte pedí un filete de merluza con ensalada también.

—Esto está muy rico comentó Anthony señalando su plato—. ¿Lo has probado, Bella?

—Sí, lo probé una vez y no me gusta dije con repulsión.

¿Tu comida está rica?

—Sí, lo está.

La cena transcurrió en silencio, el mesero se acercó a retirar nuestros platos y nos ofreció la carta de postres, la verdad estaba un poco llena pero podría hacer un espacio para un postre.

—Mmm... Todos los postres me gustan, pero voy a optar por un Lemon Pay de limón dijo Anthony al mesero.

—¿Y usted, señorita? me preguntó el mesero.

—Un volcán de chocolate, por favor.

—Enseguida anunció el mesero y se marchó.

Este era el momento para hacerle saber mi decisión.

—Anthony, quiero decirle que…ya tengo mi decisión.

—¿Sí? ¿Y cuál es?

—Lo estuve pensando muy bien estos días…

—Aquí les traigo sus postres. Nos interrumpe el mesero, deja los postres y se retira.

—¿Y bien? dice Anthony impaciente, parece un niño pequeño a la espera de un regalo, y sé que mi respuesta lo hará feliz.

—He decidido que…acepto su propuesta, Anthony, me gustaría muchísimo que usted me adopte y ser…ser su hija.

—Bella...muchas gracias, pequeña. Te juro que no te vas arrepentir, es la mejor decisión que has tomado. Te haré muy feliz, pequeña, al igual que lo has hecho conmigo ahora mismo. No sabes cuánto te lo agradezco dijo riéndose y yo lo acompañé. Espero nunca equivocarme de esta decisión que tomé.

Comimos nuestros postres y Anthony pagó la cuenta. Al salir del restaurante Méndez nos esperaba con el coche, subimos y tomamos rumbo al hotel. Desde que le di mi respuesta a Anthony, la sonrisa no había abandonado su cara, hasta Méndez no dejaba de mirarlo.

A la mañana siguiente, nos hallábamos desayunando en la suite cuando interrumpió Méndez.

—Disculpe, señor Cullen. Señorita dijo Méndez haciendo una reverencia con la cabeza.

—¿Qué pasa, Mendez? preguntó Anthony.

—Señor, quisiera hablar con usted a solas, ya averigüé lo que me pidió.

—De acuerdo, vamos a la oficina. Discúlpanos, Bella.

—No hay problema, yo ya termino y voy a la habitación.

Méndez y Anthony se retiraron hacia la pequeña oficina que tenía la suite. Yo terminé mi desayuno y me dirigí a mi cuarto, miré un poco de televisión y luego me fui a bañar. Al salir, me puse un jean negro ajustado, un suéter color gris con un corazón negro en el centro y una zapatillas gris; me dejé el pelo suelto y me puse un gorro de lana en blanco.

Estaba terminando cuando golpearon la puerta.

—¿Sí?

—Bella, permiso dice Anthony abriendo la puerta y pasando.

—¿Qué pasa, Anthony?

—Necesito hablar y decirte algo.

—¿Qué es lo que sucede? digo sentándome en la cama, Anthony toma asiento en el sofá individual que está enfrente de mí.

—Bien. Desde que me dijiste que aceptabas, estuve hablando con mi abogado para que haga todos los papeles correspondientes. Bueno, mi abogado me informó que hay un inconveniente, no estás oficialmente huérfana, Bella, tu aún tienes a tu madre que se hace cargo de ti.

¿Cargo de mí? Anthony, ella me abandonó.

—Lo sé, Bella, pero para los ojos de la ley ella es tu madre, y es la que se hace cargo de ti. La única opción es que tu madre firme unos papeles en los cual renuncia tu patria potestad y permite que yo te adopte. Si tu madre no firma estos papeles, ni yo ni nadie te puede adoptar e irías a un orfanato.

¿Entonces qué va a pasar?

—Lo que te voy a decir puede que no te guste, pero es la única manera de poder adoptarte, Bella.

—¿Acaso habló con ella?

—Le dije a Méndez que averigüe el paradero de tu madre y ya tengo los datos de ella para hablar. Pero antes de hacerlo quería que estuvieras al tanto de todo. ¿Está bien?

—No sé qué decir. La verdad no quiero verla, Anthony.

—Y no lo harás, pequeña. Yo hablaré con ella y haré que firme.

—¿Y si ella no quiere firmar?

—Lo hará.

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Luego de hablar con Anthony, el fue nuevamente para la oficina y llamó a la que se hacía llamar madre, por mi parte los nervios invadían mi cuerpo, por lo que decidí dar una vuelta con Méndez.

—¿A dónde quiere ir, señorita?

—Méndez, llámame Bella, ¿sí? Por cierto, ¿cuál es tu nombre de pila?

—No me siento cómodo llamándola por su nombre, señorita, mucho menos cuando sé que será la hija del señor Cullen. Mi nombre es Taylor, señorita.

—Todavía no soy su hija, falta que Anthony hable…con mi madre.

—No se preocupe, el señor Cullen siempre consigue lo que quiere, téngalo por seguro. Méndez me abrió la puerta trasera del coche y subí, él dio la vuelta y se sentó en el asiento del copiloto—. ¿A dónde, señorita?

—No lo sé, Taylor, lléveme a una heladería, me gustaría un helado.

Méndez tomó rumbo hacia una heladería, bajamos del coche y me acerqué para realizar mi pedido, un helado de chocolate y frutilla a la crema, riquísimo. Méndez pagó y nos sentamos a las afuera del local.

¿Anthony habrá hablado ya con mi madre? ¿Qué le habrá dicho ella? ¿Aceptaría? Una parte de mí deseaba que se negase, al menos eso significaría que aún me quería... La otra quería que sí, Anthony era una buena persona y se merece mucha cosas.

Si ella decía que no, ¿qué sería de mí? ¿Volvería a la calle?

Si ella aceptaba, mi vida daría un giro radical, pasaría de ser una niña de la calle a una niña rica, prácticamente una princesa.

No podía más con la intriga, necesitaba saber de qué hablaron, así que le pedí a Taylor que regresáramos nuevamente al hotel.

Al llegar, todo estaba en silencio. ¿Seguiría Anthony en el estudio hablando? La puerta se abrió y por ella apareció Anthony, él me ve y me da una breve sonrisa, ¿será buena señal?

—Hola, mi niña saluda Anthony.

—Hola, ¿ya hablaron?

Anthony asiente y me hace una seña para sentarme en el sillón, camino hacia él y me siento. Estoy nerviosa, tengo mis manos sobre mi regazo y las estoy apretando tanto que se están poniendo blancas, Anthony lo nota y se sienta a mi lado.

—Bien, pequeña, ya hablé con ella.

—¿Y?

—Bueno, tuvimos una larga charla, pero al final ya me dio su repuesta.

—Por favor, Anthony, no le des más vueltas, necesito saber qué te dijo.

—Es que no sé cómo lo vas a tomar. Pero ahí te va: ella me dijo que si tenía tanta ganas de adoptarte, ella renunciaba a tu custodia y dejarme el camino libre.

Anthony tenía razón, no sabía cómo reaccionar, si feliz o triste. Sin embargo, veo los ojos de Anthony y no tengo dudas. Me abalanzo sobre él y lo abrazo fuertemente, una pequeñas lágrimas escapan de mi ojos, estoy segura que son de felicidad.

—Hey, pequeña, ¿lo tengo que tomar como felicidad o tristeza? me dice mientras saca unas lágrimas de mi ojos.

—De felicidad exclamo abrazándolo nuevamente.

Luego de quedarnos por varios minutos abrazados, nos separamos y ambos lo hacemos con una sonrisa enorme en nuestros rostros. Hasta Taylor tiene una.

—Bueno, pequeña, ahora solo queda que ella firme un papel y podré empezar con los trámites de adopción.

—Entonces todavía no es un hecho, ella aún puede no firmar.

—No te preocupes, Bella, ella firmará.

¿Lo prometes?

—Lo prometo, pequeña. ¿Por qué no vas a tu habitación, te duchas y te preparas? Tenemos que celebrar y tú decides qué quieres comer.

Me levanto del sillón y voy rumbo hacia mi habitación, no sin antes girarme y abrazar a Anthony. Me voy a mi habitación y preparo la ducha para meterme en ella. No lo podía creer. sería hija de Anthony, mi felicidad no daba a basto.

Luego de ducharme y cambiarme, salí de la habitación y me dirijo a la de Anthony, toco la puerta y, cuando lo escucho decir qur pase, entro a Su habitación.

—Estoy lista.

—Muy bien. ¿Ya pensaste qué quieres comer?

Lo pienso por unos segundos y recuerdo hace un tiempo largo tengo ganas de comer mi comida preferida.

—Sí, tengo ganas de comer mi comida preferida.

¿Y cuál es, pequeña?

—¡McDonald's!

Salimos del hotel y nos dirigimos a McDonald's, ordenamos nuestras comidas y nos sentamos en una mesa a comer, hasta Taylor se nos unió a la celebración. Estábamos muy contentos, hasta que Anthony fijó la vista a otro lado del lugar, le pregunté si estaba bien y él me dijo que sí; terminamos de comer y nos dirigíamos a la salida cuando llaman a Anthony.

—¿Qué haces acá? le pregunta un hombre rubio.

—Si estás pensando en que te seguí o alguna otra cosa, pierde cuidado, no sabía que estabas acá y mucho menos en Los Ángeles.

—Pues no parece.

—Hola, Anthony. ¿Esta niña quién es? pregunta una mujer que se acerca y se pone a lado del señor rubio.

—Muy pronto la conocerán, no se preocupen. Anthony se gira y toma mi mano—. Vámonos, pequeña.

Asiento y nos subimos en el auto, Taylor ya nos esperaba.


Se que es un capitulo corto, pero bueno lo importante es que actualice jajaja

¿Que piensan de la repuesta de bella? ¿Les gusto que aceptara?

¿Volverá o no volverá la mama de bella? Y lo mas importante si firma los papeles. Nose nose, la averiguaremos muy pronto.

Y una cosa mas ¿Con quienes se encontraron en Mcdonald's cuando salían? Mmm.

Hasta la próxima, le mando muchos besos y gracias por su apoyo.

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