Summer of the Dragon - por Lena Phoria

-El Verano del Dragón -

Disclaimer: Harry Potter no me pertenece. Todo es de J.K. Rowling, ¡quien es magnífica!

Aclaración de la Traductora: esto es una TRADUCCIÓN, totalmente autorizada por su autora. ¡A disfrutar, y nos leemos abajo!

Summary: Tres años después de la guerra, Hermione se toma un tiempo de su relación con Ron y acepta un trabajo de verano recolectando elementos para la fabricación de las varitas de Ollivander. Pero lo que ella no se esperaba era tener que trabajar con Draco Malfoy, quien está más perseguido por su pasado de lo que ella se habría imaginado. Juntos viajarán por el mundo, lucharán contra dragones, conquistarán demonios y quizás, encontrarán exactamente lo que estaban buscando.


Capítulo 1.

El sol apenas comenzaba a elevarse, y ya las calles del Callejón Diagon estaban a estallar de actividad. Los niños estaban llenándose de provisiones de Grajeas Bertie Bott's de todos los sabores, pasteles de calderos y orejas extensibles para que les alcanzara por todo el verano, mientras sus padres compraban elementos más esenciales –al menos desde su punto de vista – como Polvos Flú, libros de cocina mágica y túnicas de verano.

Cuatro jóvenes en los tempranos veinte acababan de llegar vía Red Flu, ninguno con más prisa por lo tarde que estaban llegando que la primera de ellos, una chica con cabello castaño tupido peinado en una desordenada coleta y de ojos marrón chocolate. La seguía una bonita pelirroja con pecas y, detrás de ella, un chico ligeramente mayor de iguales características. El último en venir era otro muchacho con cabello negro desordenado, ojos verdes y anteojos. Muchas personas lo miraban mientras él pasaba, todos deseosos de ver al Niño-Que-Vivió -¡Dos veces!- en carne y hueso. El muchacho se sonrojó, muy consciente de que tenía uno de los rostros más conocidos en todo el mundo mágico.

Las chicas se miraron entre sí y rodaron los ojos.

-De verdad, Harry, sabes que te seguirán con la vista siempre que te aparezcas por aquí, así que realmente deberías trabajar en un aterrizaje con más gracia – dijo la chica con el cabello tupido.

-Lo siento, Hermione – el sonrojo de Harry se intensificó.

-Yo opino que su torpeza lo hace entrañable. Demostrando que en realidad es humano, como todos nosotros – dijo la pelirroja, tomando la mano de él con la suya y asegurándose de que todo el mundo notara el brillante diamante colocado en su dedo anular izquierdo – Después de todo, no queremos que todo el mundo piense que el gran Harry Potter tiene una gran cabeza, ¿verdad? (1)

- En realidad se ve bastante grande para mí, Ginny – bromeó el otro pelirrojo.

Ginny le dirigió una mirada afilada. Él inmediatamente se encogió dónde estaba.

-Honestamente, Ron, no es momento de tontear con Harry. Vamos a llegar tarde – espetó Hermione.

-Pero tú acabas de hacer lo mismo.

Ya era tarde. Hermione no llegó a escucharlo. Ella ya estaba apresurándose calle abajo hacia su destino. Ron, Harry y Ginny corrieron detrás de ella, Ron tomó la pequeña maleta que ella cargaba y le agarró su mano mientras caminaban.

Todos miraban dentro de las tiendas a medida que pasaban por ellas, recordando los días en los que ellos solían venir cada año antes de partir a Hogwarts. Bueno, excepto por el séptimo año de Ron, Hermione y Harry, dado que ninguno había asistido. Como resultado, vencer a Ya-Saben-Quién les garantizó una graduación instantánea. Y mientras ellos algunas veces se arrepentían de haberse perdido su último año de colegio, nada podía compararse a la gratificación que sintieron al presenciar el resultado de lo que habían logrado.

Ya habían pasado tres años desde la guerra, y finalmente todo el mundo mágico estaba como debería. El Ministerio estaba dirigido por magos y brujas decentes, nadie más efectivo para el cargo que Kingsley, aquellos acusados injustamente habían sido liberados de Azkaban, y aquellos que habían sido juzgados y acusados justamente habían sido mandados allí; los dementores se habían desvanecido y los lugares como Hogwarts y el Callejón Diagon volvían a recuperar su gloria inicial. El mundo mágico estaba en paz.

Los recuerdos inundaron sus ojos mientras caminaban por las calles, recordando los días en los que habían comprado libros en Flourish & Blotts, o helados en la Heladería de Florean Fortescue. Hermione tuvo que tomar la mano de Ron con más fuerza y retenerlo mientras él comenzaba a dirigirse hacia la tienda de Elementos de Quidditch para mirar a la escoba más nueva en el escaparate. Miró hacia atrás y notó que Ginny estaba haciendo lo mismo con Harry. Ambas rodaron los ojos hacia la otra. Chicos.

Finalmente, alcanzaron el destino final. Los cuatro se detuvieron y miraron el letrero que rezaba: Ollivanders: Constructores de Varitas Elegantes desde 382 D.C, con letras doradas brillantes sobre la puerta.

-Esto es todo – dijo Hermione, volteando a mirar a sus amigos, con los ojos comenzando a llenarse de lágrimas – Por los próximos tres meses estaré bajo el mando del Sr. Ollivander.

-Solo me gustaría saber qué significa realmente estar bajo su mando – dijo Ron. Todos lo ignoraron.

-Vamos a extrañarte, Hermione – dijo Ginny, siendo la primera en abrazarla como despedida – Asegúrate de mandarnos una lechuza todos los días.

-Si – dijo Harry, yendo justo después – No será lo mismo sin ti. ¿Quién nos avisará a Ron y a mí cuando estemos siendo pesados?

-Estoy segura que Ginny es suficientemente buena para relegarme – dijo Hermione, limpiándose una lágrima. Miró hacia Ginny, quien asintió con seriedad. Ella sabía que mantener un ojo en Harry y Ron no sería nada fácil.

Todos permanecieron en silencio por un momento antes de que Ron pateara una piedrecita, evitando los ojos de Hermione a toda costa.

Luego de esperar incómoda por un minuto, Ginny tomó la mano de Harry y lo arrastró lejos. Ella no estaba ciega ante la inquietud de Hermione, que miraba repetidamente su reloj, al contrario de los chicos.

-Iremos a ver algo por ahí por un minuto. Tómense su tiempo ustedes dos.

Una vez que ellos se fueron, Hermione se acercó a Ron. Cuando ella estuvo justo a su lado, puso su mano dentro de la de él y dejó descansar la cabeza en su hombro. Cuando la electricidad circuló a través de ellos, Ron se inclinó y besó su frente.

Él suspiró – Quisiera que no tuvieras que irte.

-Lo sé – dijo ella – pero, al final, creo que esto será bueno para nosotros. Nunca tuvimos un tiempo lejos del otro.

-Eres tú la que lo quiere, no yo.

Quitando su cabeza del hombro de él, Hermione lo miró severamente – No seas así, Ron. Sabes que tengo razón.

-Siempre la tienes – él rodó los ojos.

La mandíbula de Hermione cayó. Él no le había hablado así de rudo en años – No tenías que ser tan cruel – dijo ella, limpiando más lágrimas.

Ron suspiró – Lo siento, Hermione. Es solo que no entiendo por qué quieres terminar todo de repente. Las cosas marchaban bien, ¿verdad? – preguntó él.

-Sí, por supuesto – dijo ella sonriendo – Pero aparte de mi breve romance con Viktor durante nuestro cuarto año, y tus… asquerosas sesiones de besuqueo con Lavender Brown durante gran parte de nuestro sexto año, no estuvimos con nadie más, ¿o no?

Ron sacudió su cabeza –No, supongo que no.

-Y eso es exactamente la razón por la que tenemos que terminar por el verano. Para… explorar nuestras otras opciones.

-Pero yo no quiero explorar otras opciones. Solo te quiero a ti.

Hermione puso una mano amablemente en la mejilla de él – Eso es muy dulce. Pero solo quiero que estés seguro, antes de apresurarnos a cualquier cosa.

-¿Apresurarnos? – dijo él, frunciendo las cejas – Hemos estado juntos por tres años. George y Angelina solo estuvieron juntos por un año antes de casarse, y Ginny y Harry se comprometieron justo después de la guerra. A este punto, diría que una tortuga se apresura más que nosotros.

-Ya te lo dije. Necesito tiempo – dijo ella – Es una decisión muy grande. Y si ambos nos sentimos de la misma forma cuando el verano termine, ahí tendremos nuestra respuesta.

-Bien – gimió él, pateando la misma piedrita en la calle.

Hermione rió – Honestamente, Ron, no sé qué te preocupa. Probablemente estaré demasiado ocupada durante el verano como para pensar en romance. El Sr. Ollivanders me prometió una agenda llena.

-Más le vale – dijo Ron, atrayendo a Hermione por un beso.

Las rodillas de ella se sintieron débiles mientras el calor de la pasión la recorría a lo largo del cuerpo. Cada beso que compartía con Ron era igual de estimulante que el primero. Habían estado al borde de la muerte y Ron había mostrado preocupación por los elfos domésticos por primera vez. Fue un momento mágico que nunca olvidaría. Incluso con Harry parado junto a ellos, recordándoles que estaban en medio de una guerra, no se reducía lo especial que fue. Solo lo intensificaba.

Sintieron una briza de aire frío, mandando escalofríos por toda la columna de Hermione. Ella trató de seguir concentrada en el beso, pero era difícil con ese frío pinchándola.

-Desagradable – dijo una cruda voz – ¡Búscate una habitación, Weasel! – una pausa – Pensándolo mejor, por favor evítenme esa imagen.

Hermione volteó para ver a Draco Malfoy parado directamente detrás de ellos. Las cejas de él se elevaron cuando la vio.

-¿Eres tú, Granger? Me confundiste con tu denso cabello peinado hacia atrás. De verdad deberías dejarlo suelo. Es sexy – dijo con una sonrisa sarcástica.

-¿Qué haces aquí, Malfoy? – preguntó Harry, inmediatamente acercándose para auxiliarlos.

-Bien, bien. Miren qué tenemos aquí. Potty y Weasel juntos nuevamente. E incluso trajiste a la Weaselette – agregó, mirando a Ginny. Sus ojos se desviaron inmediatamente hacia el diamante en su dedo – Oh, mis disculpas, Pottyette – rió él. (2)

-No hasta Septiembre. A partir de ahí podrás llamarme Señora Potty – sonrió Ginny, dándole besitos de conejo a su futuro esposo, quien no tardó en devolverlos.

-Asqueroso – dijo Draco con voz contenida. Se veía como si fuera a vomitar.

Desviando la mirada de su prometida, Harry miró a Draco y repitió -¿Qué haces aquí, Malfoy?

-¿Qué te importa? ¿Acaso te gusto o algo? ¿Tienes que seguir todos mis movimientos? – todos parpadearon. Draco rodó los ojos - ¿Acaso un tipo no puede entrar en una tienda de varitas sin ser sometido al tercer grado? (3)

-Dudo que el Sr. Ollivander quiera verte después de lo que le sucedió en la Mansión Malfoy – gruñó Ron, obviamente el más amenazado del grupo por la presencia de Draco.

-Oh, el no tiene problemas con eso. Fue él quien me pidió que viniera. Vamos, Ruskle – dijo Draco con un golpe de manos. Un pequeño elfo doméstico se apresuró detrás de él cargando una maleta extremadamente grande.

Cada músculo en el cuerpo de Hermione se tensó al ver a la pobre e indefensa criatura tambalearse detrás de su amo, pero se mordió la lengua. Este era su último momento con Ron, Harry y Ginny por tres meses. No dejaría que alguien como Draco Malfoy lo arruinara.

-Ya perdimos mucho tiempo con estos rufianes – Draco desapareció dentro de la tienda de varitas con el elfo detrás.

Ron comenzó a gritarle algo en respuesta – Si nosotros somos rufianes, no quiero ni siquiera pensar en lo que tú… - pero Hermione presionó su dedo contra sus labios.

-Ron, no – dijo ella severamente – Solo bésame una última vez antes que tenga que irme.

-Pero Hermione, él cargaba una maleta. No piensas que…

-¡Ron! – espetó ella.

Él inmediatamente calló y la besó. Solo fue un beso rápido, dado que ella ya estaba llegando extremadamente tarde.

-Adiós, Ron – dijo ella, apretada entre sus brazos por última vez, respirando el dulce olor de su despeinado cabello rojo – Te amo – le susurró ella al oído antes de finalmente alejarse. Tomando su maleta de la mano de él, Hermione caminó hacia atrás, hasta la puerta de la tienda.

-Adiós, Hermione – dijo Ron – Mándame una lechuza todos los días. ¡Dos veces por día!

-Lo haré – rió ella.

Mientras pasaba hacia la tienda de Ollivanders, Hermione se dijo a sí misma que no le importaba que Ron no le hubiera dicho que también la amaba. Pero en realidad, si le importaba.

Dentro de la tienda, el Sr. Ollivander estaba parado detrás del mostrador mientras dos jóvenes magos y una bruja estaban sentados en incómodas sillas al otro lado. Uno de ellos era Draco Malfoy. Qué sorpresa.

-Ah, Hermione Granger. Me alegra que se haya unido a nosotros – dijo el Sr. Ollivander, mirando descaradamente al reloj en la pared – Por favor tome asiento.

-Disculpe la demora, Sr. Ollivander. No pasará de nuevo – juró ella, sentándose como si aun estuviera en el colegio.

Draco rodó los ojos. Seguía siendo igual de aduladora que lo que él recordaba.

-Sí, sospecho que no lo harás – dijo él tímidamente.

El Sr. Ollivander se detuvo para frotar su barbilla. Hermione se tomó un momento para inspeccionar a las otras dos personas. Una era una bruja muy bonita de cabello azabache que inmediatamente reconoció como una antigua estudiante de Beauxbatons. Ella era una de las postulantes para el Torneo de los Tres Magos, pero por supuesto, había perdido contra la futura cuñada de Hermione, Fleur. Pero ella nunca había visto al mago antes. Se veía un poco mayor, quizás en los últimos veinte, y estaba duro como una roca, desde sus músculos bien esculpidos hasta su cabeza que parecía de hierro. No era feo, todo lo contrario en realidad, solo un poco intimidante.

Lo que la llevó hacia Draco. Su cabello estaba más largo que la última vez que lo había visto y caía suelto, haciendo a sus facciones menos agudas. Sus ojos seguían igual de feroces y grises que antes, pero apenas hundidos, magnificando la frialdad que lo caracterizaba. Como el mago de piedra junto a él, Draco Malfoy se había endurecido con el paso del tiempo, solo que no en el exterior. Aunque, el exterior no se veía tan mal tampoco.

-Bien, primero déjenme darles la bienvenida – dijo el Sr. Ollivander, sosteniendo sus manos delante de él con un gesto amigable – Segundo, necesitaré que todos firmen este acuerdo de confidencialidad antes de que lleguemos a hablar sobre todo – desenrolló un pergamino extremadamente largo frente a ellos – Asegúrense de leerlo con cuidado. Y si hay algo con lo que no estén de acuerdo, me temo que este será el fin de nuestro tiempo juntos.

Los cuatro miraron el pergamino gigante del sr, Ollivander. Casi inmediatamente, la bruja de Beauxbatons protestó - ¿Solo una lechuza a casa pogg semana? ¡Eso es absuggdo! – proclamó con amplios ojos verdes.

Hermione se sorprendió ante lo mucho que sonaba como Fleur. Quizás era una cosa francesa.

-Esas son las reglas. Y tendré que controlar todas sus cartas para asegurarme que no divulguen información sobre su localización. Este es un trabajo encubierto de total secreto.

-Como James Bond – dijo Hermione, sonriendo. Los otros la miraron inmutados. Sus mejillas se sonrojaron con un brillante color fucsia, mientras bajaba la mirada nuevamente al pergamino.

-Nadie debe saber hacia dónde van o lo que están haciendo – continuó Ollivander, como si no hubiera sido interrumpido.

-Sr. Ollivander – dijo el mago sin nombre levantando una mano - ¿Qué es exactamente lo que vamos a hacer? – preguntó antes de que le concedieran el permiso para hablar. Hermione estaba espantada. Ella jamás mostraría semejante signo de falta de respeto frente a un profesor... y luego recordó que ya no estaban en el colegio. Él levantando la mano era solo un hábito, no una formalidad.

-Ah, mi querido muchacho. Les diré eso… tan pronto como firmen el pergamino. Y no se preocupe, señorita Granger. No hay ninguna maldición en él – dijo el sr. Ollivander, mirando tímidamente a Hermione. Ella dejó escapar risitas mientras recordaba la visión de Marietta Edgecombe con la palabra 'Soplón' escrita con puntos sobre su frente, justo luego de traicionar al Ejército de Dumbledore. ¿Pero cómo sabía el Sr. Ollivander sobre eso?

Draco fue el primero en tomar un tintero de Ollivander y firmar el pergamino. Hermione lo miró con curiosidad, sabiendo que él no podría haber terminado de leer el pergamino completo en tan poco tiempo. Y se preguntó cómo había conseguido este trabajo. La publicidad decía que el sr. Ollivaander buscaba a los mejores, y los más brillantes. Y Draco no era ninguno de ellos.

Sintiendo los ojos de ella sobre él, Draco inclinó su cabeza y le dedicó una amplia sonrisa antes de terminar su firma con una ostentosa 'y'.

Los otros magos inmediatamente tomaron el tintero. La letra de su otro compañero era similar a un arañazo de una gallina, pero pudo descifrar el nombre Phillip. Su apellido era completamente ilegible, pero quiso pensar que comenzaba con una 'c'.

La bruja de Beauxbatons aún estaba concentrada en la línea sobre las lechuzas. Pasó un largo minuto antes de que jadeara, tomara el tintero de Phillip y firmara su nombre. Sophie Labelle decía, con una hermosa e inclinada letra. Su mano se movía con tanta gracia y elegancia que se volvía difícil no mirarla.

Cuando ella terminó, Sophie le empujó el tintero a las manos de Hermione antes de que ella se estirara por él. Tomándose un último minuto para leer sobre lo que se le permitía en la semana, Hermione se rindió ante las miradas que la presionaban y firmó su nombre.

Una vez que terminó, Ollivander enrolló el pergamino y lo puso detrás del mostrador.

-Ahora bien. Hablemos de negocios. Como ustedes podrán notar, no soy el joven mago que solía ser.

Draco se rió entre dientes. Esa era una forma de decir.

Ignorando la interrupción ruda de Draco, Ollivander continuó – Por los últimos años contraté jóvenes brujas y magos, como todos ustedes, para que viajaran y recolectaran los materiales que utilizo para la construcción de mis varitas.

Todos jadearon, pero ninguno más alto que Hermione. Lo que sea que ella había esperado para este trabajo, no era esto. Ella inmediatamente levantó la mano. Draco se burló . Ella lo ignoró y esperó a que Ollivander le cediera la palabra.

-Sí, ¿señorita Granger?

-¿A qué materiales se refiere, exactamente? ¿Las maderas que usa o… - tragó – o los otros materiales que utiliza dentro de las varitas?

-Ambas – dijo él brillantemente – Comenzaremos por cosas simples, por supuesto. Los cuatro trabajarán juntos por el primer mes recolectando principalmente madera. Dependiendo de su progreso, podrían recibir encargos más importantes antes de separarse.

La mano de Hermione volvió a levantarse inmediatamente, pero antes de que ella pudiera hablar, Sophie se le adelantó - ¿Por qué nosotros cuatro? – preguntó mirando hacia Hermione, quien bajó la mano.

-Los elegí por las singulares características que cada uno de ustedes aporta al grupo. El cerebro de la señorita Granger, los músculos del señor Prior… -parecía que Hermione se había equivocado con la 'c' - … la señorita Labelle con su…

-Belleza – terminó Draco por él con un rápido guiño hacia Sophie. Y mientras ella trataba de parecer tímida, Hermione no era ciega ante la sonrisa satisfecha escondida debajo.

En realidad, iba a decir sigilo – dijo Ollivanders, sin perder el tiempo.

-Fui la Cazadogga más ggápida en el equipo de Quidditch de mi colegio – dejó escapar ella, con la nariz levantada en el aire. Hermione no estaba impresionada, pero Malfoy sí parecía estarlo.

-Y el señor Malfoy con su…

-Encanto – dijo Hermione, con un tono de voz semi divertido.

Draco le dedicó una sonrisa enseñando todos los dientes – Cómo me halagas, Granger.

-No, astucia – terminó Ollivander – Cada uno de ustedes muestran una fuerte característica necesaria para completar estas misiones. Había sido bueno encontrar a alguien que las tenga todas, pero me temo que Harry Potter no estaba disponible.

Draco se estremeció. Incluso Hermione se encogió un poco. Harry era su mejor amigo, así que nunca hablaría mal de él, pero llamarlo inteligente, musculoso, sigiloso y astuto era un poco exagerado.

Una vez que Ollivander terminó de responder la pregunta de Sophie, Hermione volvió a levantar su mano - ¿Sí, señorita Granger?

-Mencionó antes que después de un mes juntos nos dividiríamos. ¿Eso significa que trabajaremos individualmente después de eso? – ella esperaba que así fuera. Un mes con Draco era más que suficiente.

-Oh, Merlín, no – rió él – Ninguno de ustedes trabajará solo, nunca. Cuando llegue el momento los dividiré en parejas de acuerdo a como los vea. Pero, juzgando por cómo los conozco, probablemente ponga a la señorita Labelle y al señor Prior juntos, y a usted y al señor Malfoy.

-¿QUÉ? – exclamaron tanto Hermione como Draco, saltando de sus asientos.

-Sr. Ollivander, ¡no puede hablar en serio! – dijo ella.

-Oh, sí, hablo muy en serio, señorita Granger. La señorita Labelle y el señor Prior trabajaron juntos antes con resultados excelentes, y usted y el señor Malfoy fueron al mismo curso, en el mismo colegio. Seguro tuvieron que trabajar juntos en algún momento durante su tiempo allí.

-Solo en detención en nuestro primer año – dijo Draco – E incluso entonces fuimos separados.

-Inteligencia y astucia son habilidades mentales, mientras que la fuerza muscular y el sigilo son físicas. No puede poner ambas mentales y físicas juntas – dijo ella racionalmente – Necesitan estar separadas para ser aprovechadas.

-O fusionadas para mejorar sus talentos personales. ¿Acaso espera que la señorita Labelle la agarre y corra con usted cuando su inteligencia falle para capturar un dragón?

¿Dragones? Hermione se sintió desfallecer.

-Eso no es pensar inteligentemente. Querrá a alguien con quien podrá formular un plan – dijo él – Pero estas parejas no están decididas. Si realmente no pueden trabajar juntos, pruébenmelo. Pero no afectando el verdadero objetivo de la misión. Si lo hacen, ambos estarán fuera.

-Pero, señor Ollivander, ¿por qué está Malfoy aquí, de todos modos? Él no es alguien de confianza. Eso lo sabe igual que yo, incluso mejor – dijo Hermione cruzando los brazos.

Los ojos de Ollivander se entrecerraron mientras él volvía hacia el tiempo oscuro que había pasado en la mansión Malfoy. Hermione se arrepintió inmediatamente de lo que había dicho. Lo último que ella quería era que regresara a ese horrible lugar, incluso si se trataba solo de su mente. Merlín sabía que ella misma odiaba volver allí.

-¿Qué sabes de ello, Sangresucia?

Hermione miró a Draco. Tenía la mueca más feroz que alguna vez ella hubiera visto en su rostro.

-Señor Malfoy, ¡no toleraré nada de ese lenguaje aquí! – gritó Ollivander, finalmente regresando del pasado. El rostro de Draco inmediatamente se suavizó, con la vista cayendo al suelo – Ahora, señorita Granger, incluso alguien tan inteligente como usted sería lo suficientemente sabia como para saber que muchas cosas pueden cambiar en tres años. El señor Malfoy fue tan víctima de la guerra como usted y yo. Usted no sabe los horrores que él presenció, y viceversa. Pero, si ustedes absolutamente no pueden trabajar juntos, dado que el señor Malfoy se presentó voluntariamente, usted tendrá que retirarse – el corazón de Hermione se hundió – La decisión es suya. Le sugiero que la haga ahora, y deje de hacernos perder el tiempo. No es una estudiante ahora. Es un adulto y será tratada como tal.

Hermione no respondió inmediatamente. Le dirigió una buena mirada a Draco. El muchacho que alguna vez se parara orgullosamente con la nariz alzada, seguro de su propia sangre y superioridad, era el mismo muchacho que ahora estaba aquí, con los hombros caídos y los ojos hacia el suelo, su anguloso rostro escondido por el cabello desordenado. Era verdad. Mucho podía cambiar en tres años.

-Quiero quedarme – dijo Hermione con voz baja. Draco levantó la mirada hacia ella, quien inmediatamente se sonrojó. Él rió entre dientes.

-¿Cómo dijo, señorita Granger?

-Quiero quedarme – dijo más alto esta vez – Me disculpo por mi mal comportamiento.

-Adular no la llevará a ninguna parte conmigo, señorita Granger – dijo Ollivander – por favor, ambos ocupen sus lugares. Tenemos mucho de qué hablar y poco tiempo para disponer.

Hermione se sentó, tomando un pergamino, pluma y tintero de su bolso para tomar notas adecuadas, todo el tiempo mirando de costado al mago rubio que también la miraba de reojo.

(1) Cuando Ginny habla sobre la 'cabeza grande de Harry' hace referencia a que los humos no se le suban a la cabeza. Por eso Ron usa el juego de palabras para burlarse después.

(2) Los apodos son utilizados con fin insultante, por lo que para Harry, Draco utiliza el Potty (orinal), para Ron usa el Weasel (Comadreja), y para Ginny primero utiliza Weaselette y luego el Pottyette, que no tienen una traducción oficial pero vendrían a ser los diminutivos de los anteriores, con un fin desdeñoso.

(3)Someter a alguien al tercer grado es una expresión utilizada en la jerga policial al someter a un sospechoso a un arduo interrogatorio.


Nota de la Traductora: ¡Bienvenidos! Estoy muy contenta de comenzar esta nueva traducción, justo después de haber terminado A Wonderful Caricature of Intimacy. Para quienes no la conocen, entrando a mi perfil encontrarán el link. Ya está finalizada, y ahora tengo muchas, muchas ganas de comenzar este proyecto con todas las pilas!

Como dije anteriormente, esta es una traduccion totalmente autorizada por su autora, Lena Phoria, y para quienes quieren visitar la historia original en inglés, les dejo el link aquí. Solo recuerden quitar los espacios: www. fanfiction s / 7810469 /1/ Summer-of-the-Dragon

Por favor, no apoyen al plagio. Si en algún momento saben que ésta o mi otra traducción están siendo publicadas en otra página, avísenme. Le dedico mucho tiempo y esfuerzo como para que otros no lo tengan en cuenta.

Bueno, es una historia de 36 capítulos si no me equivoco, y actualizaré regularmente. Por ahora, solo Lunes y Jueves. Quizás, cuando pasen los exámenes parciales de la facultad, pueda acomodar un poco mejor los horarios y agregar un día más.

Si notan algún error en la redacción, por favor me avisan así lo corrijo al momento.

Espero que este capítulo inicial al menos les haya llamado la atención. Prometo que es una historia muy emocionante, con el grado de aventura y magia que nos quedamos deseando desde que terminó la saga, y con ese plus Dramione que todos amamos :)

Pueden agregarme a Facebook: Pekis Fletcher (FF), o pasarse por mi otra traduccion, aquellos que no la conozcan. Encontrarán el link en mi perfil.

Muchas Gracias por leer, los veré el Lunes próximo!

Pekis :)