Quería agradecer a todas las personas que se tomaron su tiempo en leer esta historia y que luego me escribieron un comentario, también a las que la incluyeron en su lista de favoritos y de alertas.

VARITA DE SAUCO

—Bueno, creo que es hora de que nos retiremos, Arkaitz tiene que descansar y nosotros habíamos quedado con su madre para hacer algunos recados.

— ¡Es verdad! ¿Recuérdame porque vinimos aquí?

—Porque Loren quería ver a su hijo y tu aprovechaste para que viera también a su nieto, hijo desconsiderado.

Todos estaban siguiendo los comentarios con diversión y a la vez con curiosidad, en pocas ocasiones habían visto a Harry tan distendido y amigable con nadie que no fueran ellos.

—Harry, me gustaría que…

—No te preocupes, Draco, esta noche podemos quedar para cenar y terminamos con todo, además no es como si nos pudiésemos librar de vosotros, seguro que me ibais a poner un hechizo localizador para que no saliera de vuestra vista.

Todos se sonrojaron por esa afirmación, dándole a entender a Harry que en verdad iban a cumplir con lo que él solo había dicho en broma.

—Bueno, creo que os daré mis direcciones y teléfonos para no llegar a ese extremo. Quedamos esta noche en casa de Darion, y así cogemos el coche para irnos a algún lugar, ¿os parece bien?

—Si, todavía nos tienes que contar unas cuantas cosas— contestó Neville.

Después de despedirse y que Harry les diera su localización se fueron para que Arkaitz durmiera su siesta, que después de toda la mañana de un sitio para otro estaba un poco cansado.


Eran las 8 cuando llamaron a la puerta de la casa de los padres de Darion, abriéndola Loren, extrañada por tener visitas a la hora de la cena. Al abrir la puerta se encontró con un rubio, un moreno y un pelirrojo, el que se adelantó para hablar fue el rubio.

—Hola señora, veníamos por Harry y Darion. Somos amigos de Harry.

— ¿Amigos de Harry? No sabía que tuviese amigos aquí, en San Francisco.

—Oh, no somos de aquí, somos de Inglaterra, estudiamos juntos en el mismo internado.

— ¡Oh, que descortesía! Pasad, por favor, no os quedéis ahí, iré a avisarles de que estáis aquí.

Se retiró de la puerta, instándolos a entrar en la casa y guiándolos al salón, ella fue en busca de sus chicos.

—Parece agradable— comentó Ron.

—Sí, se notó que se preocupa por Harry, debe de venir seguido con Arkaitz

—La verdad es que solemos venir al menos una vez al mes, depende de lo que Arkaitz eche de menos a sus abuelos, Nev.

Se dieron la vuelta y al encontrarse a toda la familia detrás suyo, se pusieron de pie con expresión avergonzada. Draco se adelantó para hablar otra vez, parecía que era el orador del grupo.

—Lo sentimos mucho, señores, solo nos preocupábamos por nuestro amigo.

—No te preocupes, querido, lo comprendo perfectamente, por lo que me dice Harry hace 10 años que no os veis, es más que razonable.

—Gracias, señora.

—Bueno, mamá, nos vamos, que tenemos mucho de qué hablar, cuídanos a Kaitz, por favor, no sabemos a qué hora vamos a volver.

—Claro hijo, es lo que esperábamos cuando os invitamos a venir, poder pasar más tiempo con nuestro nieto, vosotros no os preocupéis por nada y divertíos.

Salieron de la casa y se metieron en el coche de Darion, que los llevó al sitio donde iban a cenar. Una vez allí, pidieron la cena y mientras, continuaron con la conversación que habían dejado pendiente por la tarde.

—Creo que será mejor que continuemos por donde estábamos, a pesar de que quiero saber que fue lo que hiciste en este tiempo, se que si nos saltamos eso, Darion luego no comprenderá nada, así que, continúa con tu historia.

Harry estuvo de acuerdo con Ron y comenzó su narración.

—Fue a partir de nuestro 4º año que todo cambió, solo algunos de nosotros sabíamos que el mago que mató a mis padres, Voldemort, había vuelto, ya que aunque el director de nuestra escuela y yo mismo lo dijimos muchas veces, nadie nos quería creer, nadie quería que el tiempo de paz se acabase y así siguió hasta el año siguiente, en el que murió la primera persona importante para mí: mi padrino Sirius Black.

A partir de ahí tuvo que seguir Ron, porque Harry se quedó callado, seguramente recordando los pocos momentos que había vivido con su padrino.

—Lo que también me gustaría saber es que relación tuvisteis vosotros dos— preguntó Darion cuando Ron acabó de contar el 6º curso y todos se quedaron callados recordando, señalando a Harry y Draco.

Éstos solo se miraron, como si no supieran que decir o por dónde empezar a contar, al final con un suspiro, Draco se adelantó.

—Fue en nuestro 6º año, cuando la pelea que contó Ron, el fue a la enfermería ese mismo día, bastante avergonzado y culpable por lo que había pasado, me dio un buen discurso en el que decía que no sabía de los efectos del hechizo, que no había sido su intención… al final, después de tanto oírlo le dije que se metiera en sus asuntos y que se fuera, que no lo quería ver más de lo estrictamente necesario. Pero ya lo conoces, es terco, demasiado para su propio bien. Además, por todos los accidentes que había ocasionado ese año, me estaba replanteando mis creencias: si lo que mis padres decían era cierto, o por el contrario estaba mal… así que después de 15 días viéndolo hasta en los sitios más inimaginables, acepté sus disculpas casi por aburrimiento, con lo que no contaba fue con que también quería mi amistad, amistad que había rechazado a los 11 años, pero bueno, para resumir, hicimos una tregua temporal, que se volvió indefinida por los acontecimientos y nuestro respectivos sentimientos. Mientras estábamos en guerra, en la cual yo me fungí como uno de los espías de la luz, planeábamos un futuro para cuando terminara la guerra, pero con las pérdidas que ambos tuvimos, las personas externas y la partida de Harry no se pudo realizar. Ahí tienes tu historia.

—La verdad es que no es la típica historia de amor cliché. Bueno, ya podéis continuar con la historia central— añadió un poco jocoso, lo que estaba intentando era aligerar el ambiente, pero al ver la mirada de H, decidió no seguir, por lo visto lo estaba empeorando.

Fue Harry en esta ocasión quien siguió con historia, contándoles pocos detalles, ya que nadie con excepción de Ron y Hermione sabían lo importante, lo que fue su 7º año, aunque en realidad el no lo tuvo.

—Y gracias a la entrada en la casa de Draco, me hice un uno de los objetos más poderosos que existen en el mundo mágico, la Varita de Sauco, aunque en realidad hasta mucho después no averiguamos que yo la tenía ni como la había obtenido, pero fue esa varita la que consiguió que yo ganara la guerra matando a Voldemort y obtuviéramos la paz que todos deseábamos. Esta, Darion, es la historia de mi vida, obviamente no toda, solo lo principal y lo que necesitas saber para entender porque soy como soy.

—Si…

Darion en ese momento estaba pensando en todo lo que le habían contado, en lo que su amigo había pasado en la vida y llegó a la conclusión de que se merecía con creces la vida que tenia ahora, que con tesón y valentía había conseguido tener una vida que, a pesar de su pasado, era un orgullo. Él, de hecho, se enorgullecía muchísimo de él.

—Bueno, vasta de cosas serias, es hora de que vayamos a divertirnos, vinimos para pasar unas noches de fiesta, y creo que después de todo lo que hemos escuchado, nos lo merecemos. Vamos, os llevaré a las mejores discotecas de San Francisco.

Los ingleses intentaron decir algo, pero la mirada de Darion, les dijo, que por esta noche, los temas escabrosos se habían acabado, y la verdad es que mirando a Harry, tenía razón, el joven necesitaba un descanso. Aunque no todos pensaban de esa manera, como le dio a entender Draco a Harry, su conversación iba a tener lugar más pronto que tarde, y la verdad es que H también quería hablar con él.

Al llegar, Ron, Neville y Draco se maravillaron por la discoteca en la que estaban, era enorme y de bastante clase, seguro que la entrada costaba mucho dinero.

—Bueno, vamos a empezar por esta, se llama Claro de Luna, ya lo sé, el nombre no la acompaña, pero esperad a que la veais por dentro, es una pasada, por cierto, el dueño es amigo mío, por lo que siempre puedo entrar gratis con mis acompañantes, así que tranquilizaos.

Les hizo un guiño divertido y los condujo hacia la entrada, donde estaba el guardia de seguridad, diciéndole quien era y enseñándole un pase VIP, entraron sin problemas, una vez ahí, entendieron el nombre perfectamente, la iluminación era perfecta, y la decoración igual, era una pasada. Se sentaron en una de las mesas para tomar una copa, mientras observaban el ambiente, hasta que Draco le ofreció la mano a Harry.

— ¿Quieres bailar? Sé que mañana tendré los pies molidos, pero me apetece bailar contigo.

—No sabes dónde te has metido, ya no soy ese joven que no sabía bailar.

Aceptando el reto con una sonrisa divertida, Harry lo guió hacia la pista de baile, donde le demostró con creces, que no solo había cambiado su personalidad y su físico, también su forma de moverse con la música.

—Me rindo, eres demasiado para mi

H solo sonrió con travesura y se acercó más a él, quedando dentro de un abrazo.

—Tengo una pregunta para ti, ¿Qué hacéis en San Francisco?

—Estaba esperando esa pregunta desde que nos vimos la primera vez: Ron, Nev y yo trabajamos juntos como aurores, cada uno en una especialidad, Ron es forense, Nev se especializó en hechizos defensivos y yo soy, como dirían los muggles, el investigador, reúno pruebas y consigo un caso. Normalmente no trabajamos juntos, pero este fue un caso especial así que nos mandaron a ayudar a los aurores estadounidenses durante las dos semanas anteriores, como acabamos el viernes, decidimos quedarnos a disfrutar el fin de semana, aunque Ron y Nev estaban deseado llegar para estar con sus novios. En fin, al final no salió nada mal, te encontramos, así que esta visita tuvo más éxitos de los planeados.

Harry solo asintió a lo dicho por Draco, no comentó nada más hasta pasado un rato, todavía pensando en lo dicho por el rubio.

— ¿Me buscaste?

—No

— ¿Y los demás?

—Si, ellos tenían la esperanza de encontrarte y que volvieras, yo te conocía mejor, y estaba seguro de que no había nada que pudiéramos hacer. La mirada que me dirigiste nuestra última noche me lo dijo todo y por mucho que no quería que te fueras, porque te amaba más que a nadie, y porque te necesitaba, sabía que era demasiado egoísta, que tú necesitabas tiempo para poder sobreponerte. Todavía no había perdido la esperanza de encontrarte, pero sabía que eso tenía que ser cuando ambos estuviéramos preparados.

—Nunca te olvidé.

—Lo sé, yo tampoco.

—Siempre te llevé conmigo, en mi corazón, esperando lo mismo que tu, pero yo tenía el miedo de que encontraras a alguien más que consiguiese que me olvidaras, pero al verte ayer, supe que tu corazón seguía siendo mío.

—Siempre lo fue.

Se abrazaron fuertemente, y solo se separaron cuando ambos se besaron, sintiéndose en ese momento las personas más dichosas del mundo.

—Sabes que no te separaras de mi, ¿verdad?

—Como te dije, me tienes que compartir con Arkaitz.

—Ya verás cómo me ganaré a ese bichillo, pronto lo tendré comiendo de mi mano.

Harry solo rio, estaba feliz, muy feliz.


Esa había sido una de las mejores noches de su vida: después de haber bailado durante varias horas en la discoteca Claro de Luna, Darion los llevó a otra que estaba todavía mejor: tenía un ambiente estupendo, y además, ofertas de bebidas a poco precio, por lo que todos menos Darion, que era el que conducía, quedaron un poco tocados por el alcohol.

Al acabar la noche, los ingleses se fueron a su hotel, y Harry se fue con Draco, no quería separarse de él para nada. Y esa noche pasó lo que ambos llevaban deseando 10 años, fundirse en un solo ser, ser parte el uno del otro.

—Tenemos que ir a recoger a Arkaitz, nos tenemos que ir hoy, y tiene que dormir bien. La próxima vez te esperaré en nuestra casa, no es tan grande como lo que planeábamos, pero está bien, creo que te gustará.

—Tengo que mirar el traslado al cuartel de aurores de aquí, ahora quiero estar contigo, aunque sea precipitado por eso de acabar de reencontrarnos, pero siento que si me espero, te perderé, y no estoy dispuesto a eso.

—Aunque estuvieses en Inglaterra no me perderías, solo que tendrías que venir aquí mucho más a menudo.

Harry le sonrió tiernamente y le acarició el pecho, todavía estaban en la cama, después de haberse dormido de madrugada.

—Lo peor de todo fue dejaros atrás, sobre todo a ti, pero como le dije a Ron, era esto o irme para siempre, y por respeto a vosotros me fui de allí. Estuve un año sacándome el curso de adaptación al mundo muggle para poder acceder a la universidad y fue allí donde conocí a Darion, y fue lo que me salvó. Me empujaba a hacer cosas que yo no quería, que tenía que hacer pero que no tenía los ánimos para hacerlas, me hizo vivir de nuevo.

—Se ve que te quiere mucho.

—Al igual que yo le quiero a él, el es como Ron, un hermano, de hecho la primera vez que fui a su casa, me pasó como en la de los Weasley, me adoptaron como a uno más, sin preguntas, sin vacilaciones. Pasó mucho tiempo antes de que me pudiese abrir a D, pero cuando lo hice, me sentí liberado.

—Hizo mucho por ti, le estoy muy agradecido, aunque al principio no me cayó muy bien.

—Normal, os parecéis en el carácter— Harry sonrió burlón, y le dio un beso en la mejilla, haciéndose perdonar por la broma— cuando acabamos la universidad, no sabíamos que hacer, teníamos nuestro trabajo de medio tiempo, con el que habíamos ahorrado mucho, porque además vivíamos en un piso juntos en el que el alquiler era bastante barato, así que, gracias a una idea de Loren, fundamos la Guardería Días Felices, que es donde va Arkaitz. Fue la mejor cosa que pudimos hacer, el enseñar a los niños los conocimientos que necesitarán en un futuro, las cosas que luego podrán utilizar, me hace sentir genial, útil para la sociedad.

—Ya lo eras antes, lo fuiste para una sociedad entera, aunque fuera por tu titulo no por tu persona, pero para algunos, eras lo más importante del mundo. Por cierto, ¿Dónde conociste a Arkaitz? ¿Cómo es que decidiste adoptarlo?

—La Guardería tiene un contrato con el Orfanato de Los Ángeles, todos los niños que entren dentro del rango de edad que se dicta en la guardería puede acceder a ella con un precio que el orfanato pueda pagar, en una de las veces que fui al para negociar, lo vi en una cuna, tendría una semana de nacido, fue verlo ahí, tan pequeño, tan vulnerable, me hizo pensar en lo que habíamos planeado, en nuestra familia, y eso fue lo que hice, tramité los papeles para la adopción y al año conseguí a Arkaitz, lo que pude conseguir antes de ese año fue cuidarlo yo en mi casa, al tener la guardería y experiencia con los niños, no tuvieron razón para no dármelo, aunque fuese padre soltero.

—Supongo que Darion te ayudaba a cuidarlo, se ve que Arkaitz le gusta mucho y que el sentimiento es mutuo— se quedó callado un rato, como si no supiera si era correcto o no decir algo— espero poder hacerlo tan bien como él, la verdad es que desde el momento en el que lo vi sentí algo hacia él, como si estuviese destinado a mí, no sé, algo raro.

—Yo sentí lo mismo, esto nos confirma que pronto seremos una familia, ya lo verás.

Después de esta conversación, se fueron a desayunar y después de avisar a Ron y Nev, se fueron a la casa de Darion, para poder hacer el equipaje y que Draco, mientras Harry se ocupaba de los bártulos del viaje, hiciera una toma de contacto con Arkaitz.

—Hola Loren, quiero presentarte un poco más formalmente a Draco Malfoy, mi novio, Draco, Loren Floyd.

— ¿Tu novio? Que rápido os movéis los jóvenes de hoy, en mi época se tardaba más en empezar una relación.

—Normalmente si sería así, pero nosotros ya salíamos juntos antes de irme de Inglaterra, solo hemos vuelto a retomar lo que teníamos juntos.

Loren se los quedó mirando un tanto curiosa, pero respetuosa como era, no dijo nada.

—Arkaitz te ha estado esperando toda la mañana, ve a verlo, que tienes además que recoger todo lo el equipaje.

Subieron las escaleras juntos, hasta llegar al cuarto del niño.

—Hola, mi niño, ¿Qué tal estás? ¿Me extrañaste?

—Siiii, dijo Ion que ibas a llegar tarde, así que se quedó jugando conmigo hasta que la Abu Loren le dijo que se fuera a recoger.

—A veces no sé quién es el niño de los dos— suspiró con resignación y se volvió a Draco— Draco, quiero presentarte a alguien, Kaitz, preséntate.

Pero el niño sólo lo miró extrañamente, ese era el hombre rubio que el día anterior quería separarlo de su padre, aunque luego él le dijo que nadie lo iba a conseguir, pero aunque no sabía que pensar del hombre, sabía que si no le saludaba, su padre lo iba a castigar, y tampoco quería eso.

—Hola, soy Arkaitz Potter y tengo 5 años, ¿Tu quien eres?

—Soy Draco Malfoy, una persona muy importante para tu papá, por lo que me verás muy seguido a partir de ahora, espero que nos llevemos muy bien, porque dentro de poco, viviremos cerca.

Kaitz pensó en lo que el hombre le había dicho y llegó a una de las mejores conclusiones que podía haber sacado.

— ¡No te vas a llevar a mi papá contigo!

—Claro que no, ya te dijo tu papá que su vida estaba contigo en Los Ángeles, no se me ocurriría nunca separaros, pero si que me gustaría que nos hiciésemos amigos. Así que, enséñame tus juguetes, que hace mucho que no juego y tengo ganas de recordar viejos tiempos.

Sin importarle nada, se sentó en el suelo al lado del niño, que enseguida le enseñó cómo se jugaba con los juguetes. Harry no pudo hacer otra cosa que sonreír por esa tierna escena, dos de las personas que más querían juntas y llevándose bien, en ese momento nada podía hacerle bajar de la nube de felicidad en la que estaba.


Meses más tarde

— ¡Draco! ¡Estás aquí!

Draco solo pudo cogerlo en el aire cuando se lanzó contra él y le dio unas cuantas vueltas, haciendo que se riera a carcajadas.

—Si, campeón, y esta vez ya no me iré, me tendrás que ver aquí ya para siempre, ¿Qué te parece?

—Muy bien, me encanta cuando estas con nosotros, hacemos un montón de cosas divertidas juntos.

—Solo me quieres porque juego contigo, eso no es justo, Kaitz

Él lo miró y le sonrió traviesamente.

—Por supuesto que no, Draco, te quiero también porque me compras cosas que papa no me deja tener, porque cuando papa no me deja ver la tele tu me dejas igualmente, porque cuando papa no me deja comer dulces tu me los das…

—Vale, vale, solo me quieres por el interés, ya lo he visto.

—Así que eres su cómplice.

Esa voz los dejó un poco asustados, las cosas que habían dicho eran un secreto entre los dos y Harry no tenía que enterarse de nada.

—Hola amor, ¿que tal el día?

Solo recibió una mirada furiosa de su novio, por lo que dejó a Arkaitz en el suelo y se acercó a él para intentar disuadirle del castigo.

—Te tengo que decir una cosa muy importante, ¿vienes a la habitación para que podamos hablar, por favor?

Harry solo lo miró sospechosamente, pero de igual manera se dirigió hacia el dormitorio, dejándole tiempo a Draco para guiñarle un ojo a su pequeño cómplice.

— ¿Y bien?

—¡Oh vamos! Harry… no seas así, sabes que lo he hecho desde el primer momento y no era por eso por lo que te hice venir, ven, siéntate en la cama— una vez ambos estuvieron sentados y más relajados, Draco empezó a hablar— desde hace meses hemos estado juntos, redescubriendo nuestra relación, a nosotros mismos, y entre eso, cuidamos de Arkaitz, tu mas que yo, obviamente, y conseguí trasladar mi trabajo aquí para que podamos estar juntos. También hablamos con nuestros amigos y nos reunimos una vez al mes con ellos. Nuestro hijo crece sano y todo es perfecto. Sabes que hoy me mudé definitivamente y quería enseñarte algo para celebrar este feliz acontecimiento— del bolsillo del pantalón sacó una pequeña caja, que hizo a Harry ponerse de los nervios al imaginar lo que habría dentro, y sobre todo al ver a su pareja arrodillarse delante de él— quiero que seamos la familia con la que soñamos de jóvenes, aquella que era feliz sin importar nada ni nadie, así que Harry James Potter, ¿Quieres casarte conmigo?

El rubio abrió la caja y en ella se encontraban un par de alianzas de oro blanco con símbolos en ellas, perfectas para ellos: sencillas y masculinas.

—Draco…

—Solo tienes que contestar a la pregunta.

Harry lo miró a los ojos, perdiéndose en lo que en ellos se podía ver, el amor que sentía por él, el cariño, la confianza, el deseo de formar su familia y Harry no tuvo duda alguna.

—Si, Draco Malfoy, me casaré contigo. Es lo que más deseo en el mundo.

Con una sonrisa se abrazaron y aunque el abrazo no duró mucho porque fue interrumpido por Arkaitz, que se abalanzó sobre ellos, ese nuevo abrazo, fue mucho mejor, más significativo, ya que la familia estaba al fin completa.


Gracias a todos los que hayan seguido esta historia hasta el final, espero que os haya gustado y ya nos veremos por ahí.