Desde que algunos de mis fieles lectores (y otros nuevos lectores) supieron que escribo sobre Haikyuu me pidieron rápidamente un KageHina subido de tono y pues aquí complaciendo como siempre. Espero que sea de su agrado.


Hasta la punta de los dedos del pie tensos a más no poder haciendo que la curvatura desapareciera y se mostrara una pierna en línea recta apuntando al techo. Le temblaban las extremidades, tenía las piernas erizadas y unas manos ajenas le sostenían con fuerza de los muslos dejando unas ligeras marcas rojas, caprichosas y territoriales.

Aquellas marcas decían "yo estuve aquí y tú no" pero no eran las únicas que decoraban el cuerpo del pelinaranja pues el pecho tenia moteados besos en carmesí y mordidas por doquier. La espalda en curva a causa del dolor, de la incomodidad de esa experiencia, las manos del pasivo aferradas a donde se supone que estaba, oh si… la colchoneta del gimnasio era un buen lugar.

Gemidos, gritos, incoherencias, frases incompletas como si de una sonata fallida se tratase. Ahí bocarriba solo podía ver a través del hombro de su profanador el techo del lugar pero no podía pensar en lo descuidado que estaba cuando aquel falo le desgarraba con la pretensión de darle placer.

—No grites —le dijo en una orden y Hinata solo atinó a cubrirse los labios con ambas manos, con los ojos lagrimeantes y una explosión de placer y miedo por ver a Kageyama por encima de su cuerpo semidesnudo, con esa mirada tan seria y hablándole con voz ronca.

—Es que…por ahí…duele —dijo como pudo. Ese no era el lugar más apto para hacer las cosas y aquel sitio que Kageyama vio que podía usar para su placer era la tortura de Hinata cuyo cuerpo yacía cálido, tembloroso y vestido únicamente con una falda.

¿Cómo llegaron a ese punto? Pues fue culpa del pequeño. Ese día por ser problemáticos les ordenaron acomodar las cosas del cuarto del gimnasio. Entre escobas, calcetas, balones y demás sentían que nunca acabarían y más por qué Hinata duraba la mayor parte del tiempo distrayéndose con cualquier cosa que veía. Después de ver tres piedras en forma de pan, camisas del equipo de dudosa procedencia y mil gritos de Kageyama por su falta de enfoque encontró algo interesante: una falda, una de porrista. Usarla estaría bien, oficialmente no era de nadie y estaba aburrido además si usaba un short tan corto una falda no sería problema (lógica de Hinata). La deslizó sutilmente, con esfuerzo la subió por su cadera hasta la cintura. Vio como los holanes se amoldaban y la acomodó en la posición correcta para después dar un par de giros como colegiala con vestido nuevo. Las faldas eran divertidas, frescas y tenían formas diferentes. Era un gusto exclusivo de las chicas pero en la privacidad de ese gimnasio podía hacer de lado su masculinidad y disfrutar del placer culposo. Reía mientras giraba pero entre giros vio una sombra y se detuvo helado, temeroso y perturbado… Kageyama le había visto.

Gritos, insultos, discusiones y un par de jaloneos los llevaron a caer contra el colchón del gimnasio. Ahí estaba Hinata con un pelinegro entre las piernas, la falda caía por los lados y su expresión denotaba impresión, ansiedad y confusión. Kageyama encima de él le observaba, esa pasividad que emanaba, las mejillas sonrosadas y el cabello desordenado. No, Hinata no tenía nada de chica pero aun así tocó la puerta de sus bajos deseos y descubrió el fetichismo que tenía por ese chico en falda.

Hinata intentaba quitárselo de encima, el otro no cedía y le propinó un beso en el cuello…justo donde el pelinaranja solo tenía como opción temblar, sucumbir ante él. Un primer movimiento, directo y certero ¿Cómo el Rey de la Cancha sabia su debilidad? Se aferraba de sus ropas, Kageyama le exploraba con las manos las piernas, con maestría y elegancia le desprendía de lo que podía, la camisa, el short, le tocaba cada rincón. Le besaba con fiereza el cuerpo, mordía y presionaba con la yema de los dedos, esos mismos que usaba para las majestuosas levantadas.

Hinata gritaba, gemía, cedía al igual que sus prendas y permitía que el otro le mordiese y lamiera con descaro esos botones rosados. No conocía todo eso, posiblemente Kageyama tampoco por qué en momentos dudaba y luego dejaba que el instinto le guiara. Le arrancó el bóxer y solo la falda le tapaba su intimidad pero aun así su virilidad relucía entre los tablones. Era un chico, si lo era y aun sabiéndolo Kageyama era incapaz de detenerse.

Desabrochó de su cierre, bajó torpemente sus propias prendas y mostró la altiva erección al chico quien lanzó un pequeño grito de terror. Ya conocía eso, tenía uno pero es diferente ver el propio a ver el de otro y más si ese otro es su archirrival y más fiel aliado.

—Agh… ¿Qué haces? —gritoneó nervioso Hinata.

—Calla, eres muy escandaloso —respondió tomando del falo del otro y frotándolo junto con el suyo. Hinata tuvo que morderse el labio inferior para contener sus gemidos pero le fue imposible. Con una mano tomó ambos moviéndolos y con la otra tomó las muñecas del chico que cabían perfectamente en su palma y las colocó por encima de su cabeza viéndole tétricamente, como siempre pero ahora había más deseo que enojo. Eso solo lo había estremecerse más.

—P..por favor, para —dijo sintiendo como el pelinegro se separaba en un movimiento torpe y cae rozando la entrada del otro lo que provocó que lanzara una queja. Entonces Kageyama guiado por el instinto lo tomó por las caderas, el pelinaranja se quedó quieto y observó las intenciones del otro – no, Kageyama detente.

—mgh..—intentaba entrar pero le era imposible — muy estrecho —aquello casi le arranca el corazón a Hinata. Esa frase sonaba vulgar, repugnante pero excitante de igual forma. El pelinegro lamió sus propios dedos e introdujo uno, lento, seguro y exacto haciendo gruñir al más bajo.

Los movió, se abrió paso y observaba las reacciones del otro. Sus gestos, siempre tan expresivos, sus manos apretándolas con fiereza y sus ojos entreabiertos evitándole la mirada, sentía vergüenza de permitirle tales tratos Kageyama. Uno más entró, otro quejido que se ahogó en sus labios las piernas tensas y el cuerpo estático le imposibilitaban al pelinegro prepararle.

—Relájate — ordenó —te seguirá doliendo si no lo haces —Hinata tragó fuertemente y suspiró. No tenía escapatoria, había llegado lejos para retroceder e intentó aflojar los músculos aunque aquella zona doliese intentaría controlar sus impulsos. Un dedo más, una pequeña lagrima, temor y un panorama diferente. No pensaba en cosas así y menos con el pelinegro. Tenía miedo, estaba ansioso pero con miedo de lo que esto provocaría. Sintió el vacío, no estaban esos dedos tocándole las paredes internas y eso le relajó pero pronto sintió algo más, algo un poco más grande y con forma. Abrió los ojos de golpe y se aferró a los hombros del otro; dolía y le punzaba pero a la vez se sentía bien, se sentía asombroso ver a los ojos a Kageyama y que él le observase con profundidad, con un montón de cosas más que no podía describir.

Gritos y más gritos que se volvía gemidos, quejas, embestidas y esos ojos observándole mientras por encima de él tenía los labios entreabiertos, las mejillas ardientes y la expresión seria. Hinata lloriqueaba un poco y después todo miedo se fue, después sintió los labios del otro besarle, sus manos entrelazaron las suyas y le transmitió cierta confianza, le transmitió tanto de todo. Le enredó las piernas en las caderas, se dejó llevar por el vaivén y pronto todo ese dolor se volvió un placer en la parte baja del estómago.

Besos, caricias, susurros y demás, ahí estaban en la colchoneta de aquella oscura habitación donde solo se podía escuchar el golpeteo y los placenteros sonidos que emitían. Después solo quedó dejar ir todo eso en un grito, terminar justo ahí. Las telas de la falda de porrista manchadas en blanco y su interior con el líquido del otro bajando lentamente por su trasero. La respiración agitada, un Kageyama vencido encima de un agotado Hinata aun entrelazándole las manos, llenos de preguntas y dudas ¿Cómo terminaron así? Pues fue culpa de Hinata y su falda de porrista.


!Hey! ¿Les gustó? Mientras lo hacía pensaba si estaría bien hacer varios capitulos, una chispa de drama, comedia ¿y por que no? un mpreg. Es una formula que funciona con las/los fans de Kurobasu (en su mayoria) pero el fandom de Haikyu es muy nuevo y no se que ideas traigan con respecto a esto. Igual si quieren comentar y decirme "no Yisus, dejalo asi" o "Si Yisus, desatate y haz un fic largo...pero sin mpreg" o "si si si que tengan un hijo sería hermoso" estoy para escuchar sugerencias. Saludos!

-Yisus