Ahora si, este es el último capitulo de A Gritos. Gracias por seguir esta historia y apoyarla. Ah, lamento terminar esto pero verán más adelante más proyectos. Espero que este final satisfaga a todos. Mil gracias y recuerden nunca dejar de gritar...bueno si...pero griten aunque sea en sus corazones.


-Ah…-se quejó tirado en el frio suelo del gimnasio. Nishinoya quien estaba a su lado tenía una mirada decidida.

-Necesito una toalla húmeda – Tanaka apareció corriendo como vil mariposa haciendo mohines exagerados y le entregó una pequeña toalla humedecida. Nishinoya se la estampó en la cara a Hinata y este se quejó.

-¿Es necesaria tanta brutalidad? –dijo quitándose la toalla.

-Nah, pero tampoco seré amable. Tú tienes la culpa por ser tan "accesible" –dijo abriéndole las piernas.

-¿Qué? Nishinoya-senpai! –dijo muy rojo mientras el otro le ponía el enorme suéter de Asahi (que el traía puesto porque son cosas de novios) cubriéndole las separadas piernas.

-Lo que quiere decir Noya es que estás en ese estado por ceder –Hinata se sentía avergonzado. Cuando le dijeron que era hora de simular el parto no esperó recibir "regaños" por "haber cedido" ante Kageyama. No había hablado con nadie sobre eso aparte de Suga pero si "estaba embarazado" es por que hipotéticamente ellos habían tenido algo, cosa que no era falsa ni imaginaria del todo.

-¿De verdad están hablando de esas cosas a esta hora del día? –dijo Tsukki mirando la escena con desaprobación. Hinata en el suelo con las piernas abiertas, el suéter aun cubriéndole y Nishinoya fingiendo ser un medico revisando debajo del suéter. -¿Qué rayos hacen?

-¿No es obvio?

-No para mi…-respondió mientras Yamaguchi estaba detrás de él sin decir nada.

-Está a punto de dar a luz. Yamaguchi, a falta de Kageyama tendrás que tomar su mano y darle ánimos –le señaló Nishinoya y el pecoso se alertó.

-¿Ah? Pero yo…no…- era la orden de sus senpais y asustado tuvo que acceder sentándose a lado de Hinata y tomando su mano.

-No puedo creerlo –dijo Tsukki desaprobatorio.

-Tsukishima, tu toma su otra mano…ahora –dijo la "enfermera" mirándole con cara de matón. Tsukki no tenía ánimos de discutir y menos por tonterías así que se sentó al otro lado tomando con cierta repulsión la mano de Hinata.

-Ew, no tomes mi mano con tanta confianza –dijo el pelinaranja.

-Esto va en contra de mis principios –respondió el megane decidido a arrancarse la mano después de eso mientras Yamaguchi lanzaba una tormenta de preocupados quejidos y "tsukkis" incluidos.

-Quería esperar a Kageyama pero ya está saliendo así que tendremos que empezar. –retiró solo un poco el suéter y empezó con el proceso- a la de tres quiero que respires profundo y pujes…solo hipotético, no queremos accidentes.

-He…!ossu! –dijo Hinata gritando, como siempre.

-…tres! –el chico apenas reaccionó y tomo aire fingiendo que empujaba, apretando las manos de Tsukki y Yamaguchi.

-Aaah….-se quejaba mientras la cara de Tsukki era de molestia total y Yamaguchi se quejaba del dolor de sentir su mano aprisionada por la ajena.

-Vamos Hinata, más fuerte – un "ossu" más apareció y Hinata empezó a quejarse con fuerza apretando los ojos.

-Suéltame, me largo –dijo el rubio intentando soltar la mano de Hinata pero este lo tenía aprisionado con fuerza.

-No te puedes ir Tsukishima, no ahora –dijo Tanaka rápidamente al ver como el otro en vano seguía jaloneando para soltar la mano del chico.

-No apoyo sus locas ideas, yo si tuve una infancia saludable y no me tiraron de la cama cuando bebé…ahora con su permiso.-le era imposible librarse de él – este sujeto me tiene muy sujetado…tch.

-¿Realmente no te gusta hacer esto? Dentro de poco seguirás tú, recuerda que Yamaguchi también está en cinta – Tsukki alzó una ceja y miró desaprobatorio a las palabras de Noya mientras Hinata seguía pujando -¿Qué te molesta? ¿Acaso te echaras para atrás? ¿Eres tan mal padre?

-¿Quién dijo que quería serlo? –respondió seco, sin pensar. Yamaguchi se sorprendió y los únicos ruidos que se escuchaban era de la respiración de Hinata – no…no me agradan los niños pequeños.

-Oh, lo sabía –dijo Hinata para inmediatamente volver a fingir el parto.

-Ts…Tsukki…-lloriqueo Yamaguchi por el dolor de su mano apretada y de conocer esa parte de su pareja – lo siento por dejarme llevar por el juego, no seguiré con esto.

-Eh, está bien…-dijo el rubio mirando a otro lado.

-¿Está….bien? –mientras ellos tenían un extraño "momento mágico" Hinata en medio de los dos seguía "pariendo".

-Está bien si son hijos …nuestros –un leve carmesí. La cara de sorpresa de Yamaguchi no se hizo esperar mientras los senpais orgullosos estaban sonriendo.

-¿Ustedes están saliendo? –miraron a Hinata y les pareció increíble que no lo notase antes, eso se olía a kilómetros de distancia.- ¡Aaaah!

-Vamos Hinata, un poco más –la puerta del gimnasio se abrió y todos alzaron la vista. Papá Kageyama había llegado al rescate – ¡Kageyama! ¡Tu hijo está por nacer apresúrate!

-¿Ah? –vio la escena, de lo más rara. No estaba preparado psicológicamente para ser padre ese día, su plan era despertarse, comer, dormir en clase, jugar, ir a casa con Hinata, besarlo intensamente e ir a dormir. Ver nacer a su hijo no estaba en su agenda pero se acercó tirando la mochila hasta donde estaba el grupo.

-Hinata idiota ¿no pudiste esperar más? –le reprendió, una nueva batalla aun en esa situación.

-¿Qué? ¿Cuándo es el momento adecuado para ti, Bakeyama? –respingó y se quejó nuevamente muy metido en su papel.

-Ah, dame –el moreno tomó ambas manos del chico, este no se negó pero Tsukishima y Yamaguchi estaban adoloridos revisando que no les hubiese roto un hueso.

-Ahora, ya casi está fuera, un último esfuerzo –Hinata asintió, Kageyama estaba ¿nervioso? Un quejido más fuerte, el moreno sufrió del apretón de manos de su pequeño novio, ya después lo golpearía porque podría haberlo lesionado. – vamos más fuerte.

-Aaah…-se arqueo y Tanaka junto con Nishinoya pusieron una cara de felicidad tras ver lo que ocurría. Tanaka empezó a fingir ruidos de bebé y tanto como Tsukki, Yamaguchi y Kageyama parpadearon.

-Ya está aquí –Tanaka se quitó la camisa, como lo hacía a veces y envolvió al "bebé" entre su camisa – es un hermoso pequeño cuervo…-los chicos vieron como Tanaka entregaba "la criatura" a Hinata y este lo recibía. Destapó su carita y lo vio.

-Se parece a ti, Kageyama-kun…-el moreno mostró una venita en la frente al ver que su hijo era un peluche de un cuervo con cara de pocos amigos.

-Pff... tiene razón –se burlaron Tsukki y Yamaguchi.

-Silencio, ya les tocará a ustedes- y el rubio puso cara de pocos amigos al saber que eso era cierto. El gimnasio pronto se llenó de sus compañeros y se acercaron a ver al pequeño cuervo que "nació" justo ahí. Felicitaron al "médico", a los nuevos "padres" y a los "tíos" Tsukishima y Yamaguchi.

-Esto es muy emotivo –dice Tanaka llorando a montones. Suga estaba impresionado junto a Daichi y todo se respiraba en felicidad.

-Gracias…-susurró Hinata aferrando al peluche entre sus manos- …gracias por todo, chicos. –y su equipo le miró, todo lo que pasó hasta ese momento, hasta ese instante. Tanto que vivieron juntos, tantos momentos y apoyo por parte de esos locos… los conservaría para siempre. Ahí tomando la mano de Kageyama supo que ellos tenían una hermosa conexión que no necesitaba ser consanguínea para ser poderosa, eran una familia y ellos lo sentían así, eso era suficiente para Karasuno.


A gritos : 10 años después

La respiración tranquila, suave. Estar ahí en medio de la sala sentado en su sillón individual. Su rostro no había cambiado mucho, seguía luciendo rasgos infantiles pero era un poco más grande. Sus hebras naranjas igual de despeinadas y las mejillas adorables seguían justo como hace 10 años. Una cobija le cubría parte de las piernas y un enorme bulto en lo que debía ser su vientre.

La puerta de la casa se abrió, Kageyama ya había llegado. Ahora era todo un hombre, seguía en los deportes y había crecido aún más mostrando su madurez. La casa que ahora compartía con su pareja estaba llena de fotos de torneos, de viajes, de momentos, de recuerdos con Karasuno y otros equipos que vinieron después de ese, porque todos eran ciclos, todos fueron importantes. Entre tantos cuadros en la pared destacaba uno de ellos usando trajes blancos, hace un par de años, ahí tomados de la mano haciéndose una promesa eterna. Dejó de lado su bolsa deportiva y giró el rostro al ver a su pareja dormir tan apacible con la mano encima de ese bulto. Se talló los cabellos y caminó a paso lento hasta llegar cerca de Hinata. Sonrió ladino y se inclinó un poco.

-Ah, así que Shouyo está indefenso – el pelinaranja abrió un ojo, solo fingía estar dormido y le hizo un mohín para que guardase silencio. Kageyama asintió divertido. –significa que puedo atacarlo justo ahora.

El bulto se movió insistentemente y la cobija fue removida mostrando a un pequeño pelinegro que saltó a los brazos de Kageyama. Este le atrapó en el aire y lo cargó con facilidad soltando una risa mientras el pequeño le impedia el paso para que no "atacara" a Hinata.

-Me has descubierto ..-se quejó Kageyama.

-No dejaré que ataques a papi, papá…-le puso las manitas en las mejillas. El pequeño tenía entre tres o cuatro años. No tenía rasgos como ellos, quien lo viera sabría que no estaban relacionados en sangre pero ese pequeño era su hijo, de ambos, desde el día que decidieron adoptarlo y hacer crecer la familia. Y aun cuando él no entendía que pasaba rápidamente le tomó cariño a sus padres, los quería por que jugaban vóley con él y le daban helado; los admiraba mucho.

-Casi logras cometer tus fechorías, criminal –le siguió el juego Hinata poniéndose de pie y tirando la cobija de lado. Se levantó de puntitas, ahora Kageyama era mucho más alto. Un beso, uno corto que su pequeño permitió solo por esta ocasión- bienvenido.

-Eh….-asintió Kageyama. Los años podían pasar pero sus ojos brillaban cuando veía a Hinata ante él. Aún estaba enamorado como aquella época en donde eran jóvenes y más intensos, donde pasaban los días haciéndolo o solo viendo las estrellas o jugando vóley. Aun suspiraba por él. La puerta sonó insistentemente, un grito a lo lejos se escuchó de varias personitas, voces infantiles.

-Tio Tobi…-gritaba una de las criaturas. Hinata tomó a su hijo en brazos y con fastidio Kageyama fue a abrir la puerta. Ahí estaban, los tres pequeños demonios que saltaron a sus piernas. Unas adorables melenas rubias corrían alrededor de Kageyama, adoraban a su tío.

-Tsukishima, Yamaguchi –dijo Kageyama saludando a sus visitas. El rubio había crecido un poco, Yamaguchi se mantenía igual. Ambos se habían casado aún más jóvenes y ahora tenían una enorme familia, cortesía de los padres de Tsukki. Ellos querían tanto ver a su hijo feliz que les permitieron vivir en su casa cuando terminaron la preparatoria y les apoyaron cuando ambos decidieron hacerlos abuelos, aunque la cosa se salió de control.

Una joven dentro de un programa de apoyo para parejas incapaces de concebir les prestó de su vientre. Un proceso sencillo, su hijo tendría la sangre de Tsukishima pero Yamaguchi los sentiría como suyos también, era decisión de ambos que así fuese. Estaban emocionados, el rubio no lo admitiría pero lo estaba hasta que el médico revisó a la joven y ¡sorpresa! Eran tres. Ella se disculpó mucho, en sus años prestando su vientre jamás había pasado eso.

Dulce karma, a Tsukishima Kei quien no toleraba a los niños le salieron tres pequeños de golpe. Ese día casi se desmaya mientras su familia alrededor celebraba, mientras Yamaguchi le besaba las mejillas. Había tres pequeños que alegrarían su vida. Los tres nacieron con bien, apenas tenían 20 años y ya eran padres de tres criaturitas. Cargarlos fue hermoso, les llenaban los brazos y el corazón. Ahora eran los famosos "Demonios Tsukishima". Hiperactivos y asustadizos a la vez, hasta parecía tener esa parte de Yamaguchi cuando lloriqueaban pues sus primeras palabras fueron "Tsukki" mientras lloraban a todo pulmón.

Ese es un relato que nadie sabe pero cuando el rubio de lentes miró a sus retoños llorar diciendo su nombre decidió llorar con ellos abrazándolos. Cuando Yamaguchi los encontró tampoco pudo contener las lágrimas, era la familia que siempre soñó, una grande llena de pequeños rubios imitándolo.

Los pequeños se llevaban bien con el hijo de Kageyama y Hinata. Los visitaban seguido para charlar de cosas casuales, su amistad se había reforzado. Poco veían al resto pero siempre estaban en contacto. Asahi y Nishinoya viajaban mucho, a veces Tanaka les acompañaba. Suga y Daichi fueron los primeros en casarse, tenían una casa con muchos gatos y habían hecho más amigos en la universidad por lo que se partían en mil para verlos a todos.

Posiblemente ese verano se verían, como en otros. Hablarían de mil cosas, como siempre y recordarían aquella loca época en la que los de primero fingieron ser padres y ahora entre broma y broma tenían una gran familia llena de amor y gritos de felicidad.

En uno de los muebles de la casa de la familia Kageyama reposaba el peluche del cuervo y a lado la foto de todo el equipo de Karasuno. A lado de la foto de esa familia que los unió para siempre.