Un padre le dijo a su hijo… "Ten cuidado por donde caminas".

El hijo le respondió: "Ten cuidado tú, recuerda que yo sigo tus pasos"

ULTIMO CAPITULO

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— Señorita… está anocheciendo. Debemos regresar—

Hermione giró la cabeza y observó con atención al mortífago. El hombre, totalmente vestido de negro, permanecía serio e inexpresivo. Parecía realmente molesto de estar allí, cuidándola. La bruja sonrió levemente y volvió a centrarse en el sosegado rio.

— Señorita, por favor…—

— ¿Por qué no te vas? Estoy perfectamente…—

—…No puedo hacer eso— la interrumpió el hombre de forma cortante. Escuchó sus pasos acercándose un poco — Tome—

Hermione volvió a darse la vuelta y vio como le tendía una pequeña toalla. La chica la sujetó y sacó sus pies del agua. Estaba tan tranquila en ese lugar, pero las cosas buenas duraban poco tiempo.

Se secó rápidamente y se puso en pie con pereza. El mortífago no había despegado sus ojos de los de ella. Hermione alzó una ceja y se alejó un poco de él. Realmente quería quedarse un rato más.

— Señorita… ¿A dónde va?—

Escuchó como el hombre la seguía rápidamente. Se detuvo de pronto y respiró profundamente. Le hacía mucha gracia ver a esos hombres estar haciéndose cargo de ella, sin embargo, llegaban a ser muy molestos.

— Te dije que te fueras— le contestó con frialdad.

El mortífago apretó los labios — Y yo le repito que no puedo hacerlo. El Señor Oscuro me ordenó estar aquí y devolverla sana y salva a la mansión Malfoy—

Hermione sonrió socarronamente — ¿Y te mandó a ti a cuidarme? No me sentiría muy segura si tú tuvieras que protegerme—

Vio como el mortífago enfurecía, pero por supuesto tenía que contenerse a responderle de forma irrespetuosa— Lamento decepcionarle, mi lady—

Hermione no despegó su mirada burlona de la del hombre. Habían pasado ya dos meses desde que lord Voldemort había notificado oficialmente su unión. Sin embargo fue solo a un grupo cercano de mortífagos en los que estaban incluidos Travers, los Malfoy, los Lestrange y algunos otros que Hermione no conocía.

En sus miradas se podía ver el terror, la confusión y la indignación. Pero como bien le había dicho Voldemort ¿Quien podría llevarle la contraria a algo que él deseara?

Lo único que lamentaba profundamente era que desde entonces no había podido salir sola. Estaba escoltada por mortífagos de forma continua. Según el mago oscuro era por resguardo, pero a veces la chica pensaba que el hombre desconfiaba de ella.

— De acuerdo. Vámonos— accedió de mala gana.

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Estiró las piernas y se desperezó. Estar sentada en el suelo le parecía cómodo, pero se tornaba fastidioso después de un tiempo. Estaba concentrada leyendo el libro que no había terminado el día anterior. Pasó las páginas rápidamente mientras soltaba un bostezo.

Levantó la vista al escuchar un siseo. Asomó los entrecerrados ojos por encima de borde del libro. Vio a Nagini salir de debajo de la cama y acercársele lentamente. Tuvo el impulso de ponerse en pie rápidamente, ella no confiaba en ese animal. Sin embargo le lanzó una mirada retadora antes de volver a centrarse en la lectura.

Notó como el poderoso y musculoso cuerpo del reptil le rozaba levemente la punta del zapato y trató de no temblar. Llevó la mano al bolsillo del pantalón y sujetó la varita mágica con fuerza. Volvió a observar al animal con curiosidad, Nagini le devolvía la mirada sin parpadear.

Se sintió idiota, pero lo intentó — ¿Necesitas algo?—

Siempre tuvo la impresión de que ella podía entender el lenguaje de los humanos. Nagini no hizo ningún gesto o movimiento que le indicara una respuesta. Dejó el libro en el piso y con mucha lentitud se puso en pie. No quería perder de vista a la serpiente.

Se acercó hasta la cama y se sentó sobre ésta. Por obvias razones no podía hacerle daño a la mascota de Voldemort, pero igualmente tenía que estar alerta. Respiró profundamente cuando escuchó la puerta abrirse.

El señor oscuro entró con la elegancia de siempre mientras dejaba unos pergaminos sobre una de las butacas con expresión adusta— Buenos días, querida esposa— saludó con sencillez.

Hermione lo miró atentamente sin responder nada. Llevaba ya un tiempo viviendo con él, y sin embargo, todavía no podía acostumbrarse que lord Voldemort fuera, precisamente, quien la llamara de esa manera. El hombre se aflojó la corbata mientras que con un simple movimiento de la mano, la chimenea empezaba a crepitar.

Hermione lo detalló con curiosidad y sin nada de disimulo. Estaba vestido con un sencillo traje negro y una camisa gris plomo debajo de éste. Tenía una gabardina azabache que le llegaba a las rodillas, y estaba cubierta de nieve en los hombros.

— ¿Está nevando?— le preguntó ella sin dejar de observarlo. Era una pregunta tonta, pero no importaba.

— Y lloviendo— respondió él con fastidio, empezando a quitarse el pesado y empapado abrigo.

Hermione miró de reojo a Nagini — ¿Tu serpiente me está vigilando?— preguntó bruscamente.

Vio como Voldemort se giraba y alzaba las cejas de forma interrogante — ¿Por qué tendría que hacer eso?—

— Estaba escondida debajo de la cama— replicó ella. Vio como Voldemort sonreía sarcásticamente.

— Muchas veces se queda ahí, no creo que lo haga precisamente para vigilarte—

Hermione asintió despacio con la cabeza— Lo comento porque como tus mortífagos hacen lo mismo últimamente—

La sonrisa desapareció de la cara del Señor Oscuro — No te están vigilando. Solo te cuidan—

— Después de todo lo que he pasado, no creo necesitar que me cuidan, no soy una niña—

El hombre entrecerró los ojos y se acercó hasta la chica — Te estás comportando como una. Yo hago lo que quiera, y si ordeno que todos mis mortífagos estén detrás de ti las veinticuatro horas del día, lo harán; y tu estarás tranquila y dispuesta, solo haciéndome caso ¿entendido?—

Hermione se encogió de hombros —Pues si es lo que te complace—

Voldemort sonrió sutilmente — Muy bien—

La bruja lo vio agitar la varita y como su humedecida ropa se secaba en el acto, mientras Nagini se deslizaba y le rozaba los pies. El hombre se agachó y le acarició la cabeza con suavidad. A veces parecía increíble que un hombre como él pudiera tener una mascota y hasta sentir ese cariño por ella.

— Harry sabe que Nagini es un Horrocrux. Dumbledore se lo dijo—

El hombre levantó la vista, sus ojos estaban sumamente enrojecidos, cosa que pasaba cada vez que la bruja mencionaba a Harry Potter — Ese maldito niño…- — musitó con aspereza— Bueno no importa, ella no se separará de mí de ahora en adelante—

Hermione se quedó en silencio durante unos segundos. Finalmente se acercó hasta el borde de la cama y quedó sentada sobre éste — Si necesitas ayuda para protegerla… puedo ofrecerme—

No podía evitar que su tono fuera tranquilo y relajado, Voldemort la miró una vez más — Si piensas que ella desconfía de ti…—

— Creo que lo exageré— admitió la bruja.

Voldemort asintió despacio — ¿No entiendes que Potter y algunos de la Orden (si es que están juntos) pueden estarte buscando?… no creo que la información de que esta mansión es nuestro cuartel general sea un secreto para ellos… ¿Qué pasará si te llevan con ellos? ¿Qué sucederá si estás sola y te encuentran por casualidad?—

Hermione tragó con dificultad — No me harán daño… —

— Por supuesto que no… Les dirás que te escapaste… pero ¿Cómo te recuperaré luego?—

— Volvería por mi cuenta…. ¿Por qué estás previendo eso? Harry no hace planes, él solo actúa, y si quisiera buscarme, lo hará de frente… Date cuenta, ya hace una semana que publicaste que me tenías de rehén y no han venido… no lo harán, ya lo verás—

Voldemort sonrió fríamente — Si vendrá… Tiene complejo de héroe, lo conozco muy bien, mejor que nadie, me atrevería a decir—

— Entonces no tienes nada que temer por mi… Si llega a venir, lo tendrás atrapado—

El mago oscuro se acercó hasta donde estaba y se quedó arrodillado en el suelo, justo al frente de ella. La chica bajó sus ojos hacia él, no podía evitar que una expresión de sorpresa se asomara en sus facciones.

—La victoria será mía… — susurró con un dejo de placer en la voz— Y después nos casaremos—

Notó como el corazón se le aceleraba, pero aun así, mantuvo su expresión impasible. Asintió suavemente con la cabeza, como quitándole importancia.

— ¿Qué pensará el mundo cuando vea que tu rehén ahora será tu esposa?—

— Dirán que te obligué— aseguró como si la idea le divirtiera mucho.

La chica rió. Voldemort puso ambos manos sobre sus piernas sin dejar de observarla. Se hizo un silencio profundo y tenso, pero agradable, cargado de deseo por parte de ambos.

— Ya he conseguido el anillo que usarás—

Hermione abrió los ojos estupefacta haciendo que el hombro ladeara su cabeza y la mirara de forma interrogante — ¿Un anillo?—

— ¿Por qué pareces tan impresionada? Obviamente tienes que usar un anillo ante nuestra unión—

—Si, por supuesto… Es solo que… no importa, olvídalo— se sonrojó. ¿Cómo podía sentir tanto pudor?

— ¿Que ocurre, Hermione?—

La chica lo observó con fijeza — Siempre te escuché decir que nos casaríamos… Pero nunca pude entender por qué quieres eso. Es decir, no me lo tomé tan en serio, ni aún ahora, pero eso del anillo es…. — Se interrumpió — sin embargo… ¡ya tienes todo preparado!… ¿Por qué quieres casarte conmigo? ¿Todo esto es en serio?—

Voldemort entrecerró los ojos — Por supuesto que es cierto, yo no miento ni digo las cosas por decir, mi palabra es ley. Me quiero casar contigo por todo lo que ya hemos discutido, tu quieres estar conmigo y yo contigo, no voy a dejar que cambies de opinión… ¿Prefieres que te mantenga oculta? ¿Piensas que yo soy hombre de tener una "novia"? No, Hermione… Si tú estás conmigo será como mi esposa, y debe ser algo oficial, tanto para el mundo mágico como para mis mortífagos—

— ¿Crees que eso me dará más libertad?—

Voldemort sonrió pérfidamente — No tienes idea de lo que podrás hacer—

El hombre se alzó y la besó posesivamente, logrando que la chica se inclinara hacia atrás y cayera sobre la cama — ¿Acaso has claudicado? ¿Ya no deseas hacerlo?—

—Quiero hacerlo… solo quería saber por qué…—

El hombre la calló besándola nuevamente — Deja de cuestionar todo, esposa—

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Esss una inssolente—

— No digas eso, querida—

¿Qué tienesss? ¿Por qué te esstass comportando así?— Nagini se alzó unos centímetros del suelo y observó a su amo con reproche.

Voldemort estaba inclinado sobre el respaldo de su sillón mientras mantenía sus ojos fijos en la puerta.

¿Qué quieres decir?

Mírate, hass perdido el sssentido de todo, te esstáss dejando llevar—

El hombre miró a su mascota, aunque sus rostro estaba sereno, sus ojos habían soltado unos destellos rojizos, clara indicación de que empezaba a enfurecerse. Sin embargo, Nagini no se acobardaba por eso.

— ¿Dejándome llevar? ¿De qué demonios hablas?—

Por essa estúpida niña. ¿Ess que no lo vess? ¡No ess de confiar!—

— ¿Por qué piensas eso? ¿Y por qué estabas vigilándola?—

Le estáss dando tantass cossass, ella no te quiere… no va a esscogerte a ti por encima de ssuss amigoss, tú tieness que saberlo ¡Debess darte cuenta!—

Voldemort se movió hasta quedar al frente de la encolerizaba serpiente — ¡Por supuesto que lo sé! Y por eso los voy a matar, aniquilaré a todos sus amigos, descubriré a todos los que lo fueron en Hogwarts y ordenaré que los masacren… Así, ella será solo mía—

Penssé que mataríass al chico Potter por lo que te había hecho, por sser tu enemigo, ahora lo haráss para quedarte con una mujer… Abssurdo—

— ¡No hables de lo que no sabes!— No se había dado cuenta que estaba levantando la voz, menos mal nadie podría entender lo que hablaba — Por ser Potter, ese estúpido niño… o por quedarme con Hermione, el resultado será el mismo, su muerte me traerá doble placer… Lograré que ella se enamore de mí y se olvide de él, ya lo verás—

Pero ssi tu no la amass…. —

—No importa... No sé qué es eso, y no tengo intenciones de saberlo, no soy débil y ella no conseguirá que lo sea, sin embargo, la deseo, la quiero conmigo, que ella me ame, me idolatre y me adore… Y todo eso lo conseguiré—

No deberíasss confiar en nadie… —

— ¿Tampoco en ti?— refunfuñó el mago oscuro interrumpiéndola con un tono helado.

Nagini se sulfuró aún más — Yo nunca te traicionaría, tu eress parte de mi… Essa chica esstúpida te ha cambiado, esspero reaccioness y vuelvass a ser el de antess… esssta ssituación ess inssoportable—

— Nagini, querida… — Suspiró, no podía creer que de verdad estuviera discutiendo con el ser más preciado para él — Te voy a rogar que me dejes manejarlo, no soy estúpido, ni ella me ha cegado ¿de acuerdo? —

La serpiente relajó su cuerpo y se recostó en el suelo — Como prefierass, amo

El mago dio por zanjado el asunto. Se recostó nuevamente en el sillón y se quedó mirando su escritorio con fijeza. Su mano viajó hasta el bolsillo de su pantalón y sacó un deslumbrante anillo de oro. Lo observó con detenimiento, se lo imaginó puesto en los delgados y perfectos dedos de su bruja. Una señal irrefutable que ella le pertenecía.

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Hacía tanto tiempo que no se ponía un vestido, ya se había olvidado de cuándo fue la última vez que se había maquillado o se peinaba de una forma aceptable. Era pura vanidad, pero se sentía bien aunque fuera unos minutos.

Se miró en el espejo y se sintió complacida. Su cabello aún seguía insistiendo en desordenarse, escapando algunos mechones de su control, pero ya había desistido de intentar sujetarlos. Se giró al escuchar la puerta abrirse y vio a Voldemort entrar totalmente distraído.

El mago oscuro se paró en seco al verla. Hermione se sonrojó un poco al darse cuenta de la mirada penetrante que el hombre le dirigía.

— Estás muy hermosa, esposa— le susurró embelesado acercándose a ella.

—Gracias… ¿no estabas en una reunión? — preguntó confundida.

Voldemort asintió — Ya terminó. Ya todos se han ido, y yo también debo irme, será por unas horas—

— De acuerdo, hoy no saldré, me quedaré leyendo un libro—

Voldemort se le acercó un poco más — Te falta algo… espera aquí—

Hermione vio como el hombre desaparecía por la puerta y volvía al rato con algo en sus manos. La chica trató de ver que era, pero no pudo distinguirlo.

— Date la vuelta — Le dijo con voz baja. Hermione obedeció y ambos quedaron frente al espejo. El hombre se le aproximó hasta que su pecho le rozó sutilmente la espalda. La bruja lo vio inclinarse y besar su cuello con suavidad.

— Estoy totalmente loco por ti, esposa ¿lo sabes?— Lo dijo sutilmente, casi esperando que ella no lo escuchara. No podía olvidar las palabras de Nagini, le estaba dando muchas vueltas al asunto. Clavó sus ojos en la nívea piel de la chica y soltó un suspiro, lo mejor que podía hacer era ignorar las advertencias de su serpiente, total, ¿ella que iba a saber?

Hermione no respondió. Solo cerró los ojos al sentir los labios del hombre acariciarla con sutileza. Notó como los brazos del hombre se elevaban y le rozaban los senos de forma casual. La chica abrió los ojos al notar como éstos llegaban a su cuello y le colocaba un hermoso collar de perlas a su alrededor.

Los dedos de Voldemort abrocharon la joya y buscó la mirada de la chica a través del espejo. Hermione parecía muy apenada por haber recibido semejante regalo. Se giró rápidamente y lo besó dulcemente. Voldemort la tomó por la cintura y la apegó a su cuerpo.

— Es muy bonito— le dijo mirándose en el espejo y tocando el collar con la punta de sus dedos — ¿Ocurre algo?— preguntó dándose la vuelta y mirando al hombre; algo en la expresión de su rostro la motivó a hacerle esa pregunta.

— Nada, esposa— le respondió con suavidad — Tengo que salir ya, si necesitas algo, solo pídelo. Nos vemos en unas horas— Se inclinó para besarla, antes de dar media vuelta y salir de la habitación.

Hermione se miró una vez más en el espejo antes de llevar sus manos a su espalda y empezar a desabrochar el vestido. No podía dejar de ver el collar en su cuello, era realmente hermoso, nunca le habían regalado algo así.

Se colocó su ropa de siempre y se tiró en la cama con pereza: estiró el brazo y se dispuso a terminar el libro. Ese pequeño y breve paseo la había relajado, lamentaba haberse tenido que ir, realmente esperaba que esa obsesión de seguridad de Voldemort terminara rápidamente.

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Se levantó sobresaltada al escuchar unos gritos lejanos. Miró a su alrededor nerviosa, no sabía en qué momento se había quedado dormida, pero estaba segura que esas exclamaciones y bramidos no las había soñado. La mansión seguía estando en silencio.

Se levantó de la cama y tomó su varita. Arregló su ropa y salió de la habitación con paso rápido. Todo parecía estar tranquilo, pero ella estaba segura que había escuchado gritos. La explicación podía ser tan simple como que los mortífagos hubiesen capturado nuevos prisioneros y los estuvieran torturando, pero aquellos alaridos eran más bien discusiones, voces de hombres y mujeres que parecían estar disputando algo.

Bostezó con fastidio mientras seguía bajando las escaleras. Sus ojos se llenaron de lágrimas de sueño frustrado; se sentía muy tentada de dar media vuelta y regresar a su deliciosa y cómoda cama.

— ¡Tú!—

Se giró dando un brinco. Un hombre de aspecto feroz se le acercó con rapidez, tanto que casi estuvo a punto de derribarla. Hermione dio un salto hacia atrás y se separó lo más que pudo. Levantó la vista y una sonrisa autosuficiente le contorsionó los labios. Reconoció al hombre de inmediato.

— Al fin apareces— murmuró sin dejar de sonreír.

Greyback le devolvió el gesto. Su rostro estaba cambiado, lleno de cicatrices y quemaduras que lo habían deformado en cierto grado. Sin embargo, su asquerosa presencia era imposible de no reconocer. El hombre le sonrió mostrando unos pequeños colmillos que le sobresalían notablemente. El olor que desprendía su cuerpo era repugnante.

— Ya me habían dicho que seguías viviendo aquí y que eras la mascota del Señor Oscuro, es una lástima que piense vengarme de su pequeño juguete— declaró con regocijo.

Hermione rió — ¿Vengarte, dices? Patético…—

— ¿Se te ha subido la cabeza el ser la marioneta del Señor Oscuro? No creas que resultas indispensable para él…—

— Deja de mencionarlo, no tienes idea de lo cobarde que te ves…— le espetó al bruja con aversión — En este momento me has hecho muy feliz, ¿Sabes por qué?, porque por fin podré acabar contigo, lo he estado esperando tanto… —

No le importaba si sus palabras sonaban tontas o su tono no era muy conveniente. La aparición repentina del hombre lobo la había tomado totalmente por sorpresa, honestamente no se sentía preparada para una batalla, estaba muy aturdida. Sin embargo, tampoco iba a acobardarse.

Greyback soltó una risa que más bien parecía un rugido — ¿Acabar conmigo? Eso lo veremos…—

Sin que Hermione se lo esperara tan de repente, el hombre se le lanzó encima tumbándola al suelo con una fuerza superior a cualquier otra que la chica hubiese sentido. Su mente se paralizó por un momento cuando se golpeó la cabeza contra el piso.

La vista se le nubló y lo único que pudo distinguir fue al hombre lobo encima de su cuerpo, con su cara muy cerca de su cuello. Su mano buscó la varita rápidamente en su bolsillo, pero Greyback, anticipándose a lo que iba a hacer, colocó su rodilla sobre la mano de la chica, aplastándola con fuerza contra el suelo y haciendo que un dolor insoportable le atravesara los nudillos.

— Esta vez no te dejaré hacer nada— le gruñó en el oído — Voy a destrozarte, no dejaré ni un solo trocito de tu cuerpo… igual que con tus amiguitos—

Hermione reaccionó a la fuerza — ¿Ami… amiguitos?— gimió al notar el dolor llegarle a todo el brazo derecho, entumeciéndose.

— Oh ¿no sabías que Potter y el pelirrojo están en el calabozo?— rió guturalmente — Este es su fin, y el tuyo también… niños estúpidos, creyendo que podrían vencer al Señor Oscuro—

Hermione intentó moverse para sacarse el robusto hombre de encima, pero con su mano atrapada y apenas pudiendo controlar los mareos que la atacaban, le era casi imposible. Levantó la mano izquierda y golpeó a Greyback en el pecho, pero fue algo tan débil que debió sentirse más bien como una caricia. No podía creer que después de todo ese tiempo, de todos los planes que había ideado en las solitarias noches, de todo su odio y rencor… ese hombre la hubiese vencido con un solo empujón.

No se sentía capaz de coordinar nada, todo le daba vueltas y el putrefacto olor que la inundaba la hacía revolverse ante las arcadas. Notó un golpe en el rostro que la obligo a girar la cabeza, el hombre lobo la estaba golpeando con salvajismo, pero a ella eso no le dolía, solo hacía que su falta de orientación empeorara.

— Esto es por todo lo que me has hecho… ¡¿pensaste… que… ibas… a salir… librada…?!— A cada pausa que hacía, le propinaba otro golpe en el cuerpo. Hermione empezó a sentir el dolor. Levantó la cara y miró al hombre con odio.

Y de repente todo el peso había desaparecido. Greyback fue expulsado hacia atrás y había caído aparatosamente en el suelo. Hermione se quedó acostada sin ser capaz de levantar un solo músculo. Cerró los ojos y se sintió como si estuviera girando en el aire.

— ¿Qué crees que estás haciendo?— gritó Greyback son furia.

Hermione abrió los ojos rápidamente, pensó que había sido Voldemort quien la había salvado, quizás hubiese regresado y la había encontrado en esa situación. Pero el tono del hombre lobo no era de miedo o respeto… Entonces ¿quien la había ayudado?

Se incorporó como pudo y vio una sombra pasar por su lado con la varita levanta, era un hombre alto y fuerte, aunque su cara estaba borrosa. Hermione apoyó la frente en el suelo intentando volver en sí.

¡Avada kedavra!—

La chica apoyó ambas manos en el piso y probó levantarse. Notó como el piso vibraba bajo sus pies al caer el cuerpo del hombre lobo de forma tan brusca. Se separó cuando unas manos intentaron ayudarla.

— ¿Quién eres?— gimió ella alejándose del hombre sin siquiera mirarlo.

— Déjate de juegos, Granger—

Hermione se giró y vio la puntiaguda y fría cara de Travers. El mortífago se le acercó nuevamente y la sostuvo entre sus brazos. Hermione lo alejó de un empujón.

— No me toques— gruñó con desprecio.

— ¿Sabes lo que acaba de suceder? Mira lo que me has forzado a hacer—

Hermione miró el cuerpo inerte del hombre lobo y notó una presión en la garganta. Vio como Travers se alejaba unos pasos y se daba la vuelta.

— ¡Espera…!—

Vio como Travers se giraba aparentemente sorprendido. Hermione se le acercó — Gracias… por salvarme…—

El mortífago hizo un gesto desdeñoso con la cabeza — Igual estaba obligado a hacerlo… si te hubiese ocurrido algo y no hubiera hecho nada para impedirlo, el Señor Oscuro es seguro que me mataría—

Hermione sonrió aliviada, al menos no se sentía en deuda con ese idiota. Travers pareció pensar lo mismo puesto que le había devuelvo la sonrisa de forma irónica y sin decir palabra, dio media vuelta y se desapareció.

Hermione quedó en una especie de limbo durante unos instantes. No podía dejar de mirar el cadáver de Greyback, era increíble que al final ella no hubiese sido quien acabara con su miserable vida. Le lanzó una mirada de asco antes de apoyase en la pared intentado recobrarse del shock. Había recibido un golpe más fuerte de lo que había imaginado.

Pero algo la hizo dar un brinco. Las palabras del hombre lobo retumbaron en su oído ¿Harry estaba en mansión? ¿Harry y Ron? Miró en todas las direcciones y se dispuso a seguir bajando las escaleras con paso apurado. Tenía que ser mentira, ellos no podía haber sido capturados así.

Bajó los escalones de dos en dos tratando de mantener el equilibrio. Finalmente llegó hasta el gran salón que tenía la mansión. Escuchó voces adentro y abrió las puertas. Se hizo un silencio absoluto cuando la chica traspasó el umbral.

Vio a Bellatrix agachada frente a dos chicos. Los ojos de Hermione se abrieron de horror a ver a Harry y a Ron sujetos con cuerdas hasta el cuello. Alguien la agarró del brazo y se dio cuenta que era Lucius Malfoy.

— No te muevas— le susurró en un tono amenazador. Hermione se soltó, pero el mayor rápidamente la volvió a sujetar con más fuerza que antes. Una mano buscó en sus pantalones hasta quitarle la varita. Giró la cabeza y vio a Narcisa alejándose con su arma.

— ¿Qué demonios hacen?— les preguntó con rabia.

— ¿Piensas que nos vamos a arriesgar? El Señor Oscuro viene en camino — dijo el hombre señalando la marca de su brazo.

— ¡Hermione! ¡Hermione! ¿Estás bien?— Era Harry quien gritaba. Hermione volteó a verlo, estaba con heridas en todo su rostro. Ron se debatía con fuerza contra las cuerdas, su boca estaba cubierta con una mordaza, pero daba la impresión de que estaba gritando.

— Harry… ¿Qué haces aquí?— le preguntó en voz baja mientras Bellatrix reía como una demente.

— Tienes que huir, Hermione… no te preocupes por nosotros… ¡vete!— le gritó el chico en respuesta.

Hermione se liberó de Lucius Malfoy y avanzó con rapidez, esquivando los llamados de éste y su mujer; Bellatrix lanzó un hechizo que no dio el blanco, por lo que Hermione llegó a la altura de ambos chicos de inmediato.

— ¡NO! ¡No le hagas daño!— gritó el rubio con una voz potente.

La bruja no le hizo caso — ¡Maldita sangre sucia! Como se te ocurra hacer alguna estupidez…—

Hermione se levantó a una velocidad impresionante y la embistió con fuerza. No sabía porque hacía todo eso, pero si esa mujer pensaba atacarla e insultarla, ella no se iba a quedar quieta y sumisa. Bellatrix cayó hacia atrás y su varita salió volando por los aires. Hermione saltó y la sujetó rápidamente.

— No hagan nada… — bramó con histerismo.

— ¿Cómo te atreves a traicionar al Señor Oscuro?— le preguntó Lucius Malfoy con aparente tranquilidad. Hermione vio que sudaba mucho y parecía tenso aunque intentara disimularlo.

— ¿Traicionar?— Se extraño Harry.

Hermione los ignoró a todos — Solo…. Solo no se muevan… no intenten nada…— estaba muy nerviosa. Se agachó al lado de Harry y lo miró con fijeza.

— ¿Por qué has venido, Harry?—

El chico parecía muy sorprendido — ¿Cómo me preguntas eso? Fuiste secuestrada… ¡por mi culpa! Nunca debí dejarte ir… lo siento… no pensé bien las cosas… Hermione, ¡vete, por favor… ¡ Voldemort viene en camino—

— Harry… no puedo dejarte ir… y yo tampoco me iré—

Ron giró la cabeza todo lo que las cuerdas le permitieron y miró a la bruja con los ojos desorbitados. Harry frunció el entrecejo con extrañeza.

— ¿Por qué? ¿De qué hablas? Hemos venido aquí para sacarte, nos han atrapado… pero tú tienes una varita, puedes huir—

El sonido de un "Crack" hizo que todos se giraran. Hermione notó un nudo en el estomago a ver a Voldemort acercarse con una expresión colérica y fuera de sí. Hermione miró hacia Harry, y el chico le devolvió la mirada de forma suplicante.

— Me has hecho mucho daño, Harry…. No tienes idea de cuánto— le susurró aprovechando que los mortífagos habían empezado a farfullar en voz alta dándole explicaciones a su amo.

El chico parecía angustiado — Lo siento, Hermione… perdóname… te he buscado, la culpa no me dejaba dormir, no sabía dónde estabas… Lo único que quiero ahora es que te vayas, sálvate… —

Hermione bajó la vista a su varita. Harry ni siquiera le estaba preguntando por qué los mortífagos no la atacaban; o quizás por qué diablos tenía una varita y no los liberaba de las cuerdas…

— Tú sabías… ¿acaso tú sabías lo que estaba pasando? ¿Qué yo estaba aquí?— le preguntó en un susurró apenas audible.

Harry apretó los labios — Hay un traidor aquí… es difícil de explicar, pero nos enteramos de forma indirecta que pensabas casarte con él — dijo con rapidez apuntando a Voldemort con su cabeza.

— ¿Y aún así viniste?—

Harry asintió — Eso me motivó más, para serte sincero sentí más miedo… sabía que ese maldito te estaba manipulando, no podía permitir que te dejaras engañar, Hermione… y menos sabiendo que todo esto fue mi culpa—

— Harry… escúchame— respiró profundamente — Yo lo quiero—

— ¡Potter!—

Hermione se giró, sabía que faltaba poco para que Voldemort estuviera solo a unos palmos de distancia. Se levantó con lentitud sin dejar de observar el rostro hundido el dolor de Harry. Ron parecía a punto de llorar.

— Al fin en mis manos, Harry Potter… Dime ¿Qué se siente haber perdido todo?— Voldemort sonrió siniestramente mientras alzaba su varita y apuntaba al muchacho. Hermione se interpuso y la maldición cruciatus le impactó directamente en el pecho.

— ¿Qué demonios estás haciendo?— bramó Voldemort bajando su varita de inmediato.

— ¡Déjala, bastardo! ¡No la toques!— gritó Harry. Ron hizo el ademan de ponerse en pie, pero cayó hacia atrás.

Hermione, por su parte, se puso de rodillas y se levantó soltando un gemido lastimero. Voldemort se le acercó un poco con la intención de sujetarla. Pero ella se apartó dos pasos de él.

— Ellos… ellos vinieron por mi… sabían lo nuestro y…—

— ¡Cállate!— exclamó Voldemort — No sé qué ideas estúpidas te han metido en la cabeza, pero ¿ya has olvidado todo lo que me has dicho? ¡Ni se te ocurra interponerte entre mi maldición y él una vez más!—

Todo el salón estaba en silencio. Lucius y Narcissa no se movían, y Bellatrix apuntaba a Hermione en la cara sin que su amo lo notara. Voldemort parecía fuera de sí. Hermione jadeaba, los golpes recibidos por parte de Greyback y la maldición la habían debilitado mucho.

Voldemort intentó apuntar de nuevo a Harry, pero la chica se movió y volvió a quedar frente a él — No lo hagas… por favor…—

El Señor Oscuro se paralizó — Hermione… escúchame— se movió hasta quedar a unos centímetros de ella ante el asombro de todos los presentes. Voldemort había dicho su nombre con esa voz sedosa y suave que no empleaba de forma regular.

— No sé qué te dijo ese estúpido de Potter, pero no puedes echar para atrás todo lo que me juraste… Nos vamos a casar y te daré tantas cosas, tantas que no tendrás la energía para disfrutarlas todas… No puedes hacerme esto ahora…— No había un tono de suplica en su voz, pero tampoco era indiferente.

Hermione levantó la vista — Lo sé… pero yo confío en él… vino sabiendo que tú y yo… tienes que saber que yo te quiero... — Le costaba tanto hablar de forma coordinada— siento que es así de un tiempo hacia aquí, tengo que admitirlo…. Pero no puedo permitir que le hagas daño... no después de lo que me acaba de decir, tú no lo entiendes…—

Dio un salto hacia atrás y apuntó a Harry con la varita que le había robado a Bellatrix. Las cuerdas que sujetaban a Harry y a Ron desaparecieron, y ambos chicos se pusieron en pie rápidamente. Los presentes soltaron un grito de asombro y corrieron hacia ellos intentando detenerlos. Harry se acercó a Hermione con rapidez y la sujetó del brazo.

— ¡Vámonos, Hermione! — gritó el chico mientras Ron le daba un puñetazo a Draco en la cara y corría hacia ellos. La chica notó como sus pies se separaban del suelo, pero antes que la aparición se hiciera efectiva, la chica se zafó del agarre de Harry, cayó al suelo viendo como ambos chicos giraban sobre sí mismos y se desaparecían.

Hermione miró su mano y suspiró al notar que estaba intacta. Escuchó los gritos de furia de Bellatrix mientras la empujaba al pasar.

— ¡Maldita, sangre sucia! ¡Lo sabía! ¡Sabía que eras una traidora! ¡Los has dejado escapar! ¡Amo, déjeme castigarla como se merece!— aulló encolerizada.

Hermione se dio la vuelta y vio a Voldemort; estaba de pie y no parecía haberse movido en todo el alboroto. Miraba a la chica con una expresión difícil de descifrar. Hermione bajó la cabeza y soltó la varita de Bellatrix, cualquier cosa que fuera a pasar, no iba a defenderse. Por esa razón decidió no escapar, esa había sido su elección, todo era consecuencia de lo que ella había escogido.

Y estaba equivocada, no había perdonado a Harry… No iba a volver con él, eso jamás. Pero al menos si el chico había ido hasta allí, dispuesto a arriesgar su vida por ella, sabiendo que la chica ya no estaba de su lado, era algo increíble. Le consolaba la idea de que Harry todavía la considerara su amiga, a pesar de todo.

— Mi señor…—

Hermione volteó una vez más y miró a Voldemort con fijeza. Éste nunca podría entenderla, nunca podría ver la inmortalidad de una amistad, aunque ésta se hubiese resquebrajado, seguía ahí. No le importaba lo que el hombre le dijera, su consciencia a duras penas pudo superar el asesinato de Luna, aunque ella intentara olvidarlo. Jamás podría vivir sabiendo que había condenado a muerte a sus amigos, especialmente a Harry y a Ron. Eso debió tenerlo claro desde el principio.

Vio a Voldemort alzar la varita y apuntarla. En su rostro solo había determinación y frialdad. Muy dentro de sí, sabía que el hombre jamás le perdonaría una traición. Sonrió levemente y se colocó de frente al mago, logrando que la punta de su arma fuera dirigida a su pecho de forma directa. Lo miró una vez más, por su mente pasaron muchas imágenes, ella realmente lo quería… fueron unos meses que disfrutó como nunca en su vida, estar junto a él fue la mejor experiencia vivida. Sin embargo, como ya había pensando anteriormente, las cosas buenas duraban poco tiempo.

¡Avada Kedavra!—

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No crean que tengo fascinación por matar personajes, simplemente que en el mundo de estos protagonistas, pues es algo común. Bueno, este es fin de esta historia. Lamentablemente Voldemort no perdonó esa traición. Habrá personas que consideren que Hermione fue muy indecisa en la historia, pero solo se dejó manipular por sus sentimientos en ciertos momentos de debilidad. Yo creo que una amistad de tantos años es (en algunos casos) irrompible, a pesar de las cosas que pasen dentro de ella. Debo aclarar que Nagini si se equivocó en sus presentimientos, ya que Hermione si quería Voldemort de forma sincera. Y bueno, espero les haya gustado, ahora me enfocaré en mis otros dos fic. La segunda parte de "A Cara Descubierta" y mi nuevo fic llamado "El Amo del Juego" el cual tendrá un toque más fuerte en sus personajes. Espero disfruten ambos y nos leemos pronto.