Descargo de responsabilidad: Harry Potter y casi todos los personajes son propiedad intelectual de J. K. Rowling.

Traducción al castellano, autorizada por la autora, del original en inglés "A Gryffindor and a Slytherin".

Autora: Furiosity

Esta traducción participa en "La gala del Dragón" del foro Las lágrimas del fénix.

Resumen de la autora:

La Guerra contra Voldemort ha comenzado. Las lealtades se ponen a prueba y se forman nuevas alianzas. Una soleada mañana de septiembre Draco, por casualidad, escucha a Harry confesar un secreto muy personal. ¿Qué va a hacer Draco al respecto? Empezar a planear cuidadosamente, por supuesto.

Universo alternativo posterior al Libro V. La redacción de la historia se completó varios meses antes de la aparición del Libro VI. Slash Harry/Draco. Habrá algo de romance pero ése no es el tema central de la historia, se trata más que nada de un estudio de la personalidad de Draco y de la dinámica de la Casa de Slytherin.

Calificación R.

Gryffindor y Slytherin

Capítulo 1 – Los planes mejor urdidos…

Draco Malfoy ya se sentía extenuado… y el año escolar apenas si comenzaba.

Había pasado su primer verano desdichado en la mansión Malfoy. Su madre, Narcissa, que siempre lo había consentido y mimado, parecía haberle echado la culpa de que Potter hubiera podido sobrevivir más de lo necesario… al punto de que Lucius, el padre de Draco, había terminado arrestado y encerrado en Azkaban. Obviamente no se lo había dicho en la cara y en voz alta… pero se lo había dado a entender con insinuaciones sutiles y sonrisas amargas.

Era la primera vez que había detestado tener que quedarse solo en la mansión. No le gustaba compartir el tiempo con Crabbe y Goyle, eran buenos como auxiliares, pero era poco lo que tenía en común con ellos… aparte de que los tres eran Slytherin. Pansy Parkinson se había ido con su madre a pasar el verano a un centro turístico en una lejana isla tropical y Blaise Zabini se había ido a Sicilia, a la casa de uno de sus tíos que vivía en Palermo y al parecer había ocupado el verano aprendiendo sobre la política local. Habían intercambiado algunas lechuzas… las cartas de Blaise habían sido mucho más interesantes y entretenidas… porque Draco tenía muy poco que contar.

Hola Blaise:

Hoy me pasé todo el día mirando crecer el césped. Creo que no alcancé a notar que hubiese crecido nada. Quiero que me cuentes más sobre tu Familia, resulta fascinante leer al respecto; yo me aburro como una ostra encerrado casi todo el día en mi habitación. El único con quien a veces intercambio algunas palabras es uno de los elfos domésticos, Kreacher, que no está del todo bien de la cabeza… pero ya te había contado de él. No veo la hora de que vuelvan a empezar las clases.

Cordiales saludos,

Draco

Para combatir de algún modo el aburrimiento, Draco había empezado a escribir un diario donde anotaba sus pensamientos. Y encaraba la redacción con entusiasmo. Siempre había considerado que era una cosa propia de chicas… lo de escribir un diario, entiéndase. No obstante, le permitía revisitar y revisar sus pensamientos y sus planes… que cobraban mayor y mejor entidad una vez volcados sobre el pergamino.

Cuando las vacaciones llegaron a su fin, Draco tenía planificado prácticamente todo… con respecto a mantener su posición de liderazgo entre los Slytherin de sexto, planes para vengarse de Potter y toda su claque de amigos, planes para hacer quedar en ridículo a Dumbledore, planes para liberar a su padre de Azkaban… bueno, quizá eso último no era algo que fuera a poder conseguir en el corto plazo.

El sexto año había empezado como siempre el 1º de septiembre en el Expreso de Hogwarts, con las reuniones de prefectos en el tren mismo, como el año anterior. Luego el traslado al castillo en los carruajes sin caballos, la ceremonia de selección, los discursos y recomendaciones, el banquete… la misma mierda de todos los años.

El 2 de septiembre, Draco había salido y estaba almorzando debajo de una de las tribunas del estadio de quidditch. Crabbe y Goyle habían sido llamados por Snape y habían ido a la oficina del profesor. Pansy estaba enojada con él porque Draco la había insultado llamándola "puta de cuarta" y Blaise estaba enfurruñado porque, una vez más, Draco había rechazado sus avances. Alzó una comisura y le dio otro mordisco a su sándwich.

Sinceramente, Blaise era insufrible. Draco le había dicho que nunca volvería a haber nada entre ellos porque Blaise era muy promiscuo y Draco no quería pegarse una peste. Blaise había argumentado que Draco no podía darse el lujo de ponerse tan exigente y meticuloso dado que ellos eran los únicos chicos gay en Slytherin… y que dado que Draco se consideraba demasiado superior como para intimar con chicos de otras Casas… Draco le había replicado con su sempiterna comisura en alto que si Ravenclaw era aceptable para Blaise también podía serlo para él. Blaise se había ofendido y se había ido muy fastidiado. Ya se le va a pasar, pensó Draco masticando su sándwich.

Había decidido que era mejor evitar sentarse a la mesa de Slytherin ese mediodía. Cuando estaba resentida, Pansy era muy capaz de cualquier cosa… hasta de meterle algo en la comida… En ese momento oyó voces… alguien se acercaba, desde el lugar en el que se encontraba no podía llegar a ver quiénes eran, aguzó el oído.

—…y no me animé a decírselo. —dijo una voz masculina que reconoció de inmediato.

—¿Y si lo intentaras mañana después de la práctica de quidditch? —replicó una clara voz femenina que tampoco le costó ubicar— No puedo entender que te cueste tanto…

—No podés imaginarte lo difícil que me resulta, Hermione. —dijo Potter.

Draco recordaba de años anteriores que solían salir a almorzar cuando el tiempo estaba agradable. ¿Estaría también el Weasel con ellos? Dejó caer el resto del sándwich y con mucho sigilo se les fue acercando para poder escucharlos mejor, podía enterarse de algo que podría resultarle útil más adelante.

—Tarde o temprano vas a tener que contárselo, Harry. ¡Es tu amigo!

—Amigos o no, sé que no le va a gustar para nada. Seguramente se va a decepcionar. —suspiró Potter. Draco tuvo que hacer un esfuerzo para contener una risita, ¡Gryffindors!, pero se le había suscitado una gran curiosidad por saber más.

—Nadie espera nada de vos, Harry… —dijo ella con tono consolador. Draco revoleó los ojos… Granger era siempre tan insoportable.

—¿¡Que nadie espera nada, Hermione?! ¿Dónde estuviste los últimos cinco años? ¡TODOS tienen expectativas respecto de mí! —se sulfuró Potter alzando la voz. —Dumbledore espera que cumpla con mi deber de buen chico y que vaya a enfrentar a Voldemort. Los otros adultos esperan que sea valiente y arrojado como debe ser todo buen Gryffindor. Snape y Malfoy esperan que termine muerto y aplastado como le corresponde a todo Potter. —escupió. Draco asintió con un esbozo de sonrisa, Potter no era tan estúpido después de todo. —Lo que nadie esperaba de mí era que terminara siendo un maldito maricón… y acá me ves echando por tierra las expectativas de todos.

Los ojos de Draco se desorbitaron… ¡se trataba de una revelación histórica! Y la estaba escuchando de los propios labios de Potter, reconocía una inclinación igual a la de Draco… una inclinación que muchos consideraban una debilidad.

Lo cierto era también que el haberse enterado le confería un arma muy poderosa contra Potter… un arma que nunca había soñado lograr obtener. Un arma que iba a saber usar muy efectivamente… él sabía muy bien lo que se sentía cuando uno se descubría gay.

Realmente había sido una gran suerte haber salido a almorzar, los otros dos seguían hablando pero Draco había perdido interés en seguir escuchado los lamentos de Potter o las consolaciones y los consejos trillados de Granger.

Con precaución se alejó de regreso al castillo sin ser notado. A mitad de camino se puso a silbar Weasley es nuestro rey al tiempo que en su mente iba elucubrando nuevos planes.

oOo

Crabbe y Goyle lo estaban esperando a la puerta del aula de Pociones. Se habían visto obligados a perderse el almuerzo, Snape estaba muy enojado con ellos porque no habían obtenido calificaciones suficientemente altas como para seguir con la materia. Como una forma de castigo los había asignado como ayudantes en la preparación de unos folletos sobre Pociones que iban a ser un regalo de navidad para los Slytherin de primero. Draco se esforzó por contener la risa mientras los dos le contaban sus pesares con voz quejosa.

—¿Y ya empezaron con el proyecto? —inquirió alzando una comisura.

Crabbe frotó los pies contra el suelo, Goyle desvió la mirada hacia la pared.

—Bueno, de todos modos creo que debería agradecerles por su espectacular fracaso en Pociones… porque acabo de pasar una hora de almuerzo de lo más interesante. Más tarde seguimos hablando. —dijo, entró y fue a ocupar su lugar habitual en la parte posterior del aula. Le tocaba trabajar con Blaise, lo que no le había parecido una buena prospectiva hasta poco antes… pero ahora que tenía nuevos planes seguramente iba a necesitar de la ayuda experta de Blaise en algún momento.

Blaise entró en ese instante y vino a sentársele al lado sin dignarse a volverse para mirarlo. Draco fijó la mirada en él durante largos segundos, era evidente que Blaise estaba decidido a ignorarlo olímpicamente. Suspiró y recorrió con una rápida mirada el recinto, para asegurarse de que nadie les estuviera prestando particular atención, y le deslizó a continuación una mano sobre el muslo. Blaise reaccionó sobresaltándose, los rizos negros se le sacudieron, los ojos le relampaguearon. —Oh, vamos, Blaise… ¿hace falta que te pongas tan difícil? —preguntó con deliberado y estudiado tono de súplica.

Blaise suavizó la expresión y posó una mano sobre la de Draco, enlazando los meñiques. —¿Me estás diciendo que cambiaste de parecer entonces?

Draco retiró su mano sin brusquedad y le guiñó. —Quizá sí, quizá no… pero lo cierto es que adoro tu compañía… ¿no te parece que deberías ejercitar un poco más la paciencia?

Blaise revoleó los ojos pero sonrió. Draco se dio cuenta de que había logrado ablandarlo… un poco cuanto menos.

Desvió la mirada hacia la puerta, Granger y Potter acababan de ingresar. Draco todavía no podía explicarse que Potter hubiese obtenido el sobresaliente indispensable para poder continuar con el curso. Seguramente no lo había logrado pero McGonagall debía de haber presionado a Snape para que lo aceptara de todos modos. Pero quizá era más importante saber para qué necesitaba Potter obtener un NEWT en Pociones. Debía de ser indispensable para la carrera que pensaba seguir. Iba a tener que averiguar de qué se trataba. Hizo una nota mental, iba a tener que agenciarse de algún modo el horario de clases de Potter.

Potter lucía pensativo, Granger le dirigía miradas preocupadas de tanto en tanto. Fijó la atención en los cabellos negros… ¡cómo lo exasperaba esa mata salvaje eternamente despeinada! ¿Acaso Potter desconocía que había pociones que podían solucionar eso? Justo en ese momento entró Snape y Draco trasladó la mirada hacia el profesor.

—Espero que todos hayan almorzado bien. —comenzó a decir Snape con tono aburrido— Uno de los ingredientes que tendrán que usar hoy, el percebe granulado, emite vapores que aceleran el proceso digestivo, los que no hayan comido bien van a estar famélicos para cuando termine la clase.

Dos Ravenclaw intercambiaron miradas inquietas entre ellas. Draco alzó apenas una comisura. Realmente no le gustaba tener que compartir las clases de Pociones con alumnos de otras Casas. Ya había tenido que aguantar a los Gryffindor los cinco años anteriores… Pero eran tan pocos los estudiantes que accedían al curso superior que sólo había un grupo integrado por alumnos de las cuatro Casas.

Snape agitó la varita, la puerta del armario de ingredientes se abrió y el procedimiento de la poción empezó a escribirse en el pizarrón.

Draco se concentró en la poción de curación que les tocaba preparar y dejó de prestarle atención a Potter. Snape parecía mostrarse con los Gryffindor menos acerbo que en años anteriores. Muy decepcionante, a Draco le encantaba ver sufrir a Potter bajo las torturas de Snape. En un momento alcanzó a oír la voz susurrada del profesor, levantó la vista para ver con quién hablaba… con Potter nada menos. Y Potter le estaba respondiendo, también en susurros, y Snape no tenía en la boca ninguna mueca desdeñosa… sorprendente. Potter tenía una mirada urgente… ansiosa… y parecía estar hablando rápidamente.

Cuando terminó, Snape mostraba una expresión extraña en el semblante. Empezó a contestar algo pero se detuvo y desvió los ojos en dirección a Draco. Draco se apresuró a bajar la vista a su caldero pero ya era tarde… Snape se había dado cuenta de que había estado observándolos. El profesor no agregó nada más, volvió a su escritorio y se sentó a redactar algo en un folio de pergamino. Potter se había puesto a conferenciar en secreto con Granger.

Draco dejó escapar un largo suspiro mientras revolvía la poción. ¿Qué estaba pasando? La escena de la que había sido testigo poco antes… había algo que estaba mal… Potter había estado hablando con Snape como con un igual… ¡y Snape había estado escuchándolo con tanta atención! ¿Qué era lo que le había dicho Potter? ¿Por qué Snape no había reaccionado con su desdén habitual?

Un rato más tarde Snape volvió a dirigirse a la clase en voz alta. —La poción debería haber adquirido a esta altura una tonalidad celeste… si ése no fuera el caso, no obtendrán puntos por el trabajo de hoy. Voy ahora a iniciar una recorrida por las mesas para supervisar la adición de la sangre de dragón.

El aspecto de la poción de Draco era impecable, como siempre. Snape se les aproximó y posando una mano sobre el hombro de Draco dijo: —Quisiera que fueras vos, Blaise, el que agregue la sangre. Me consta que Draco sabe cómo hacerlo.

Blaise obedeció y con mucho cuidado dejó caer las tres gotas necesarias y de inmediato obturó con un dedo el pico del gotero. La poción empezó a burbujear y unos segundos después entró en ebullición. Snape asintió aprobador y pasó a la mesa siguiente. Por el momento sólo les quedaba esperar hasta que la poción volviera a asentarse, Draco aprovechó para observar a Potter.

Visum proximus. —susurró apuntando discretamente la varita hacia Potter. Obtuvo una aproximación visual con la cabeza del Gryffindor ocupando todo el plano.

El profesor Snape se les acercó en ese instante para supervisar la adición. Potter estaba de perfil y a punto de agregar las gotas. Pero Draco tenía toda la atención concentrada no en la mano sino en el rostro de Potter. El cutis era sorprendentemente diáfano y estaba ligeramente bronceado. Draco torció apenas los labios, incluso en algo tan simple como eso, Potter le ganaba. Draco toleraba muy mal el sol, se ardía enseguida y luego la piel se le despellejaba durante días. Al menos y por suerte no le salían pecas.

Sacudió la cabeza para apartar los pensamientos de la última vez que había estado en St. Tropez y volvió a concentrase en Potter que sostenía el gotero ligeramente inclinado por encima del caldero. Tenía las facciones tensas, la boca ligeramente abierta, Draco alcanzó a divisar el rosado ápice de la lengua asomando apenas entre los dientes. De la boca pasó a los ojos, una perla de sudor se iba abriendo camino por el costado y mejilla abajo. A Draco le entraron unas ganas tremendas de lamérsela. ¡¿Cómo?! ¡Claro que no! ¡¿Cómo podía ocurrírsele algo tan ridículo?! Divertido, sacudió ligeramente la cabeza. Éste es Harry Potter, no un blanco potencial de interés romántico. Tenía que controlarse.

—¡Cuidado, Potter, hay un dementor a tus espaldas! —advirtió burlón en voz alta.

Potter giró la cabeza y lo fusiló con la mirada… pero no malogró la poción. Oh, lástima, pensó Draco alzando una comisura. Snape asintió conforme y prosiguió hacia la mesa contigua, la de un Hufflepuff y una Ravenclaw.

Un rato más tarde la poción de Draco y Blaise estuvo lista. Llenaron dos frascos con ella y se pusieron a ordenar la mesa de trabajo. Draco etiquetó cuidadosamente las botellas y lavó el caldero. Cuando compartían una preparación sólo usaban un caldero, "favorece el trabajo en equipo" era lo que había dicho Snape.

Draco contuvo una risa al acordarse, probablemente estaba relacionado con el discurso que había dado Granger en el banquete de bienvenida. Snape los había instado a que formaran grupos con alumnos de otras Casas, pero Draco se había mostrado inflexible al respecto, él sólo formaría grupo con otro Slytherin, aunque tuviera que ser Blaise… que en ese momento se sentó a su lado y se estaba pasando una mano por los rizados cabellos negros. Blaise era muy atractivo, Draco tenía que reconocérselo, pero muy poco selectivo a la hora de elegir compañeros sexuales, se encamaba con cualquiera. Incluso ahora que supuestamente me está haciendo avances para conquistarme… le hace ojitos a Zacharias Smith… ¡un Hufflepuff, nada menos! Daphne Greengrass, a quien todos llamaban Queenie desde primer año, estaba enfrascada en una conversación muy animada con Macmillan, uno de los prefectos de Hufflepuff.

Unidad de las Casas, pensó Draco sarcástico, yo más bien lo llamaría fornicación cruzada.

Sonó la campana, Draco se puso de pie, se colgó la mochila al hombro y le indicó a Blaise que fuera a entregar los frascos.

—Nos vemos en la cena. —le susurró Blaise al oído.

Draco sonrió, asintió con un parpadeo y enfiló hacia la salida. De pronto se topó con los ojos de Potter, inmensos y muy próximos. Dos esferas violentamente verdes y de un brillo cegador. Los iris mostraban como un diseño de hojas alrededor de las pupilas, con algunos puntos dorados aquí y allá.

—¿Qué me estás mirando, Malfoy? —lo increpó Potter con brusquedad. Draco se dio cuenta entonces de que se había olvidado de cancelar el encantamiento de visión próxima. Bajó de inmediato la mirada.

—Nada especial… sólo tu hermoso rostro. —respondió Draco enfatizando con intención cada sílaba al tiempo que volvía a alzar los ojos. Los ojos de Potter se habían abierto como platos, un labio le temblaba y el rubor le había brotado en las mejillas. Draco sintió como un vacío en el estómago… la cara de Potter era casi… bella… Del pecho de Draco se elevó un cosquilleo que trepó hasta la garganta provocándole una constricción.

—No le prestes atención, Harry. No vale la pena. —murmuró Granger y agarrándolo del brazo prácticamente se lo llevó a la rastra hacia la puerta. Eso fue muy interesante, pensó Draco sonriendo para sí, al mismo tiempo que cancelaba el encantamiento. Salió del aula con muy buen ánimo, determinado a olvidarse por completo de esa fracción infinitesimal de segundo en la que había deseado fervientemente quedarse mirando y disfrutando de los encantadores ojos de Potter… ¡No! Ése había sido un momento de debilidad… y que Potter le pareciera atractivo no tenía por qué interferir con sus planes… no iba a interferir con sus planes para nada.

Diario de Draco Malfoy

2 de septiembre

Harry Potter es gay. ¿Por qué recién ahora me entero de esta información crucial? Bueno, no importa… ahora he diseñado un nuevo plan. Quizá no sea uno de mis más logrados… pero tuve que improvisar. Ya habrá tiempo para perfeccionarlo en el corto plazo. Es preciso que obtenga una copia de los horarios de Potter. Tengo que pensar alguna forma para castigar a Granger por haberle dicho a Potter que yo no valía la pena. ¡Yo sí que valgo la pena… y Potter va a ser mío! Bueno… esa sí que fue toda una declaración rotunda… pero la voy a dejar tal cual. Si me empiezan a asaltar pensamientos como ése sería mejor que me acostara a dormir… me hacen sentir… sucio.

oOo