Disclaimer: Los personajes pertenecen a J. K. Rowling y la trama es de camnz.

Esta historia la escribió camnz, su nombre original es Who needs friends, si la quieren leer en inglés está en mis historias favoritas. Lo hago como un pequeño tributo a camnz a quien admiro por su creatividad y disciplina para escribir y terminar sus fics.

Los primeros capítulos están tranquilos pero la clasificación es M por una razón.


¿Quién necesita amigos?

Hermione conoció a Blaise en el trabajo. Obviamente, lo conocía de la escuela, pero en realidad no lo había tratado. De hecho no podía recordar haber hablado con él alguna vez, o haber reparado siquiera en él. Pero lo notó en cuanto él entró en su oficina. Era perfecto. Moreno, encantador e impecablemente vestido. Esto no era algo que a ella normalmente le importara, pero el cuadro completo le hacía sentir mariposas en el estómago. Al principio la tomó por sorpresa.

Él era abogado defensor, sus clientes usualmente eran ricos de familias de abolengo. Hermione era administradora legal, un puesto que era en realidad mucho más emocionante de lo que sonaba. Su trabajo consistía en gestionar y promulgar nuevas leyes, junto con todas las ya existentes. Esta era una posición que le permitía elegir muchas de las leyes arcaicas y someterlas a la deliberación del Wizengamot. Ella se las había arreglado para que muchas leyes sumamente injustas fueran desechadas. La paga no era grandiosa, pero tenía la oportunidad de mejorar la sociedad y las condiciones de algunos de sus miembros más vulnerables.

Tanto Harry como Ron trabajaban también en el Ministerio, un piso abajo en el departamento de Aurores. Sus caminos profesionales rara vez se cruzaban, pero seguían frecuentándose tal y como solían hacerlo. Muchos de los Gryffindors aún se reunían cada fin de semana en alguno de los bares a lo largo del Callejón Diagon.

Las divisiones del mucho mágico seguían ahí, más sutiles, pero presentes. No era precisamente aceptable mencionar esas divisiones, pero había resultado difícil eliminarlas y se habían dado grandes pasos. A las antiguas familias que habían apoyado a Voldemort se les había censurado fuertemente y a muchos de los mortífagos más desquiciados se les había encerrado en Azkaban por el resto de sus vidas. Aquellos más inteligentes y cuerdos habían hallado la manera de evadirlo. Con mostrar un poco de remordimiento y algo de súplica, se les perdonaba hasta el asesinato.

Esto le molestaba a Hermione, pero la sociedad se encaminaba hacia rumbos mejores, por lo que valía la pena el esfuerzo para lograr la integración. No había sido nada difícil intentarlo con Blaise. Él era agradable, listo e innegablemente sexy. Y obviamente no la odiaba. Ella había estado muy distraída con sus propios nervios como para darse cuenta que él pasaba por su oficina más de lo estrictamente necesario.

Y entonces un día, la invitó a almorzar. Hermione aceptó, después de todo era el almuerzo, la gente almorzaba todos los días. Pero después de comer, la invitó a cenar el viernes. Ella se sintió avergonzada de la alegría que le dio que la invitara. Había estado coqueteando con Oliver Wood, pero eso no parecía ir a ningún lado.

La cena había ido bien, era un restaurante mucho mejor que cualquiera de los que ella conocía del mundo mágico. Iba a restaurantes finos con sus padres en el mundo muggle, pero en el mundo mágico, consumía principalmente comida de bares. Durante la cena, Hermione había desarrollado un intenso gusto por los largos dedos de Blaise. Él tenía unas manos hermosas. También tenía una sonrisa increíblemente sexy.

Se acostó con él en su segunda cita. Simplemente no podía esperar. No tenía caso hacerse del rogar, ella lo deseaba y él a ella, y el sexo era fabuloso.

A partir de ahí empezaron a almorzar juntos todos los días. Pasaban juntos los fines de semana en el departamento de ella. A Harry y a Ron no les enloquecía la idea de que ella estuviera saliendo con un Slytherin, pero si tenía que salir con uno, estaban de acuerdo que tal vez él fuera lo más decente. Se mostraron algo reservados cuando lo llevo con ellos un viernes por la noche.

–¿Estás segura de esto, Mione? –dijo Ron mientras él y Hermione esperaban sus bebidas en la barra–. En la escuela nunca lo hubieras visto con alguien que tuviera menos que sangre limpia y mucho dinero.

–Ya no es así –contestó Hermione–. Si alguna vez lo fue, no es como que nos hubiéramos dado cuenta. Y es una buena señal que la gente como él ande con gente como yo. Y, ¿quién lo puede culpar? Soy lista, bella y genial, recuérdalo, y no te atrevas a discutírmelo.

–No me atrevería. Tu profesión es discutir. En primer lugar, no es que esté en desacuerdo con tu argumento. Solamente no quiero que te hagan daño. Esos bastardos se esforzaron mucho cuando estuvimos en la escuela.

–Esos eran Malfoy y sus compinches, y Blaise no es para nada como Malfoy.

–Sólo digo que podrías conseguir algo mejor –añadió Ron.

–Nada más estamos saliendo, divirtiéndonos –dijo Hermione–. Y me trata muy bien. No soy idiota, Ron, ¿cuánto crees que aguantaría a alguien que me tratara poco menos que bien?

–Pero, ¿qué hay de Wood? –preguntó Ron–. Ustedes se veían bien juntos, y él es jugador profesional de quidditch. Las chicas prácticamente se desmayan cuando pasa.

–Bueno, yo no me desmayo tan fácilmente y en realidad nunca estuvimos tan juntos. Eso no se oyó como pretendía, es sólo que Blaise entró en escena y nos estamos llevando muy bien. Ambos disfrutamos de nuestra compañía, no es como que nos vayamos a casar.

–Sospecho que Harry está pensado en proponer matrimonio –dijo Ron como confidencia–. Ojalá que no lo hiciera, Katie empieza a mirarme como esperando que yo haga lo mismo. ¿Cuál es la prisa? Tú no tienes prisa. Desearía que más chicas fueran como tú.

–Estudiosas, sabelotodo con tendencia a seguir todas las reglas habidas en la humanidad.

–Sí, bueno, excepto en eso.

–A veces me pregunto si hay algo que en verdad te agrade de mí.

–Eres mi mejor amiga –dijo Ron–. No eres perfecta, nadie lo es y, aparentemente, tienes un gusto atroz en hombres.

–¿Quién tiene mal gusto en hombres? –preguntó Ginny, mientras se unía a ellos en la barra.

–Hermione –contestó Ron.

–No es cierto –corrigió Hermione.

–¿Quieres decir altos, morenos y guapos? –dijo Ginny volteando a ver a Blaise que estaba sentado platicando con Lavender Brown.

–¿Cuánto tiempo piensas que un tipo así pasa frente al espejo? Tendrías que pelear por ello cada mañana. Aunque, tú probablemente no pases más de lo necesario frente al espejo. Es que no parece tu tipo, ni viceversa.

Hermione miró a Ginny buscando apoyo, ya que sospechaba que Ron no tenía idea de todas las diferentes maneras en las que la había insultado.

–Míralo –continuó Ron–. ¿Quién usa ropa así? Alguien debe haber trabajado horas para lograr esos pliegues en sus pantalones.

–Viene del trabajo –Hermione lo defendió–. Es abogado. Necesita verse profesional.

–Ron está celoso porque no podría lograr ese look aunque tratara –dijo Ginny–. Apuesto a que se ve aún mejor cuando se está quitando todo.

Hermione ahogó un grito y le pegó a Ginny en la mano por ser tan atrevida, pero era verdad, se veía estupendo cuando se desvestía. Hermione no pudo evitar sonreír.

–Sucia –dijo Ginny, con una sonrisa irónica.

–Me niego a tomar parte en esta conversación –dijo Ron mientras agarraba sus bebidas y les dedicaba una mirada de desagrado al volver a su mesa.

–Es que está como quiere –afirmó Ginny. Hermione se sonrojó un poco y solamente logró asentir.

–Debo llevar una pareja –dijo Blaise a la mañana siguiente, mientras se estiraba en la cama–. Si no, las esposas de los socios me van a estar emparejando para todo lo que queda del año. Me rehúso a cometer el mismo error que el año pasado.

–Oh pobrecito. ¿Acaso esas señoras te han estado persiguiendo? –bromeó Hermione.

–Me han presentado a toda mujer soltera que haya, por lo menos, pasado por la oficina. No acepto un no como respuesta, vas a ir conmigo así tenga que chantajearte.

–¿Con qué me chantajearías? –preguntó Hermione.

–¿Qué tal esos hoyuelos justo arriba de tu coqueto traserito? –dijo y acarició el sitio nombrado en su piel–. ¿O qué tal ese lunarcito en la parte interna de tu muslo?

–No te atreverías.

–Soy un hombre desesperado –dijo con su sonrisa más sexy. Esa que ella no podía resistir.

–Está bien –aceptó con fingida resignación–. Iré.

–Por supuesto que tendré que mostrarte mi agradecimiento –dijo y tiró de ella para ponerla debajo de sí–. Tal vez empiece ahora mismo –añadió y la besó. Llevaban juntos ya algún tiempo y sus besos y caricias se sentían tan agradables, tan perfectos y tan excitantes.

Blaise se quedó ahí todo el fin de semana y prácticamente no dejaron la cama. Parecía que no había nada en el mundo que les interesara fuera de esa cama. El lunes por la mañana Hermione se desperezó y observó el amanecer. Blaise se había ido a su casa hacía casi media hora a prepararse para el trabajo.

No se verían durante el resto de la semana, excepto para comer, lo que lo hacía más emocionante. Toda una semana de expectación y ensoñación. No podía evitar sonreír. Se preguntaba si acaso podría evitarlo en algún momento de la semana.

El fin de semana iría a un evento de la firma de él. Tenía que hallar tiempo para comprar algo apropiado. En realidad no tenía mucha ropa para ese tipo de ocasiones. Tenía algunas prendas que había usado en las celebraciones que siguieron a la caída de Voldemort, ya que el "Trío Dorado" era bastante popular en esa época; pero en ese entonces ella era más joven y sus gustos habían cambiado un poco en esos cinco años.

Las cosas habían sido bastante sombrías en aquel tiempo, se sorprendía de cuan diferentes eran los tiempos ahora. No creía que su vida pudiera ser mejor de lo que era en ese momento. Un trabajo estimulante, si bien no exactamente lucrativo, un pequeño y acogedor departamento propio y un hombre encantador al que adoraba. Todo había resultado mejor de lo que alguna vez esperó.


Actualicé este capítulo con correcciones menores.