Disclaimer: Los personajes pertenecen a J. K. Rowling y la trama a camnz.
Draco no perdió tiempo planeando la boda. Hermione sabía que le preocupaba que ella se arrepintiera de nuevo y no le iba a dar la oportunidad.
–Te ves despampanante –dijo Ginny–. Estas luces simplemente te hacen brillar. ¿Por qué está tan brillante aquí? –Ginny miró los alrededores de la sección de novias de Selfridges en Oxford Street. Hermione podía decir que Ginny se sentía rara sentada en la tienda departamental muggle.
–A los muggles les gusta lo brillante –dijo Hermione mirando el resplandor de la brillante iluminación de LED por todas partes. En realidad no notaba esas cosas, pero Ginny estaba acostumbrada a las ventanas o a las luces mágicas. Eran raras las cosas que los magos notaban en el mundo muggle, pero definitivamente había una sensación de sobrecarga sensorial ya que todo era más brillante, rápido y ruidoso. Oxford Street sería un desafío para cualquiera, pero afortunadamente el departamento de novias era más tranquilo y apacible.
Hermione se había probado tres vestidos. Todos se veía bonitos, todos se veían estrafalarios en ella. La idea de que se iba a casar era surreal, como lo era verse en un vestido de novia.
–No puedo creer que te vas a casar con Draco –dijo Ginny–. Todo por un estúpido beso en un club parisino. ¿Estás segura que quieres hacer esto?
–No –admitió Hermione–; todo lo que estás pensando, ya lo pensé yo cien veces. Estoy demasiado asustada.
–¿Entonces por qué lo haces?
–Porque lo amo y no creo que llegue el momento en que no me asuste hacer esto. Pero él es para mí, él es el indicado. Obviamente me rehusé a creerlo por un tiempo, pero creo que lo sé.
–Pffft –dijo Ginny–, aún creo que te echó un Imperio, sigo investigando… Creo que debo encontrar ese giratiempo y regresar a la escuela a informarte que vas a terminar casándote con el hurón. Puedo imaginar tu mirada de horror vil. ¿A qué momento crees que debo ir? ¿Qué tal la vez que te arrojó a la pared? ¿O la vez que "por accidente" derramó esa poción en ti? ¿Qué tal cuando le pegaste? Ese sería un buen momento. El máximo horror en tu cara. ¿Tal vez la primera vez que te llamó sangresucia? O sólo alguna de las tantas veces que en clases taladraba tu espalda con los ojos –dijo Ginny con una mirada agria–. Oh, por Merlín, me acabo de dar cuenta, él ha estado jalándote de las trenzas por años. Eso es más que perturbador.
–Claro que no –dijo Hermione volteando los ojos.
–Luego de repente, estás fuera de ti en ese club y lo besas como si ahí hubieras encontrado ambrosía. ¿Crees que él lo haya planeado todo?
–No, claro que no. Estás diciendo puras ridiculeces.
–Estamos hablando de Draco Malfoy. Ciertamente es lo suficientemente taimado, o ¿es que te tiene tan enamorada como para que te des cuenta? –dijo Ginny.
–Primero que nada, él nunca tendría la paciencia para algo que durara tanto. Y en segunda, ¿en serio ves a Draco en la escuela viéndome y pensando "algún día me voy a casar con esa chica"? –Hermione no iba a mencionar la extraña fascinación que Draco había admitido sentir por ella en ese entonces. Solo le daría leña a Ginny. Hermione también estaba agradecida de no haberlo sabido en esa época, habría trastornado su mente por completo durante esos años sensibles y formativos. Mirando hacia atrás, ella debía haberlo sabido en cierta forma. Siempre había estado al pendiente de él.
–Admito tu argumento. Aunque creo que lo hubiera hecho en un abrir y cerrar de ojos. Tú no lo viste en la pista de baile en París, en su rostro no había consternación ni sorpresa. Él sólo tomaba todo lo que tú le dabas.
Hermione no resaltó que había ido tras él como un misil teledirigido. Pero no importaba, lo que importaba era lo que tenían ahora. Que se habían atraído mutuamente en cierta forma estaba en el pasado y no era quizá sorprendente ya que ahora resultaba que planeaban una vida juntos. Si acaso, la consistencia de Draco era reconfortante. Él siempre la había querido y la había manipulado para obtener lo que quería. Era parte de su naturaleza.
Se puso un vestido que tenía un material transparente sobre seda. Se le deslizaba perfectamente y tenía un listón negro en la cintura. Hermione se miró en el espejo y contuvo el aliento.
–Ese es –dijo Ginny detrás de ella. Hermione sabía que era cierto, en ese instante supo que ese era su vestido. Este era el vestido que quería que él le viera puesto–. Te ves hermosa –dijo Ginny suavemente–; van a tener bebés perturbadoramente hermosos, unas criaturitas de aspecto élfico.
Hermione aún no podía pensar en bebés. Menos se atrevía a pensar cómo se verían, le angustiaba porque si se lo permitía, sabía que le entraría ansiedad por tenerlos ya. Y la asustaba. Sentía instintivamente que los amaría por completo y sin condiciones, y conocería el miedo, el miedo de verdad. No había nada que temer cuando no había nada que perder. Porque sufriría una muerte en vida si algo les llegara a pasar, a cualquiera de ellos.
Hermione estaba de pie y se miraba en el espejo de cuerpo completo en una de las habitaciones de la Mansión Malfoy. Tenía el vestido puesto, su cabello lucía perfecto y su maquillaje era de buen gusto. Había cedido y la ceremonia tendría lugar en la Mansión Malfoy. Sus padres no estaban encantados con la idea, pero prometieron comportarse. Sabía que ellos pensaban que se conformaba al quedarse en el mundo mágico. Draco tenía razón, sí eran un poco esnobs, al ver el mundo mágico como retrógrada y estático. Tenían algo de razón, pero también sabía que no entendían del todo lo que significaba ser una bruja y nunca lo harían.
Narcissa había admitido a regañadientes que su vestido era moderadamente bonito, pero la mujer estaba indignada porque Hermione se había negado a usar su vestido. Narcissa aún no había entendido cuan obstinada y tenaz era su nueva nuera. Hermione sabía que Narcissa creía que los hijos de muggles eran débiles y maleables, un estereotipo que por alguna razón se había perpetuado entre los de sangre limpia.
Hermione había decidido considerar a sus suegros como una desafortunada carga. Sus padres y sus suegros nunca se verían a los ojos. Ambos se sentían extremadamente incómodos al estar en la misma habitación y a Hermione eso le parecía entretenido. Cada pareja viendo a los otros hacia abajo, ambos enfurecidos de saber que el sentimiento era recíproco. Los prejuicios no servían de nada y decidió que si ellos querían comportarse de esa manera, estaban solos y ella no tomaría parte de ello. Tenía suficientes problemas reales en qué pensar y uno de ellos entró por la puerta.
Blaise cerró la puerta detrás de él. Se veía fantástico como siempre en su traje italiano hecho a la medida.
"Dios, ¿alguna vez se dará por vencido?", se preguntó ella.
Él se volvió y la miró y pareció congelarse.
–Te ves deslumbrante –declaró él con descaro.
–Gracias.
–No es demasiado tarde para cambiar de opinión –dijo él–; Malfoy no te merece. ¿Por qué tiene que ser él quien se case contigo?
Hermione no quería sostener esta conversación. Ya lo había escuchado todo antes.
–Debería ser yo –dijo Blaise.
–Nunca ibas a ser tú.
–Cometí un pequeño error y te rehusaste a perdonarme. Y luego vas y te entregas a él de entre toda la gente.
–Él me ama –dijo Hermione. Él se acercó y quedó detrás de ella en el espejo. Había algo que él quería decir, pero tenía problemas para articular las palabras.
–Yo te amo –dijo finalmente en voz baja–. ¿Por qué él te merece y yo no? Él no es mejor que yo. Si acaso es peor.
Hermione pudo ver que debajo de la arrogancia y la fanfarronería de Blaise, él estaba en verdad herido y confundido. Ella frunció el entrecejo.
–¿Es porque es más rico?
–No.
–No lo entiendo. Te ofrezco lo mismo que él, pero ni siquiera volteas a verme. Nos iba bien juntos, ¿por qué lo escoges a él?
Hermione cerró los ojos y maldijo en silencio. Algunas veces deseaba que los Slytherins en realidad fueran tan superficiales como pretendían. No era como si rascaras la superficie y se revelaran a sí mismos, tenías que escarbar profundamente, pero finalmente se mostraban si estaban acorralados.
–Porque siempre ha sido él, sólo que no lo sabía.
Blaise miraba sus propias manos.
–Incluso si nada hubiera salido mal con nosotros –continuó ella–, finalmente hubiera sucedido. Incluso si nunca hubieras hecho nada mal…
–Él siempre hubiera estado ahí –finalizó Blaise; ella podía escuchar el desprecio en la voz de Blaise.
–Nosotros nunca hubiéramos quedado verdaderamente bien –dijo Hermione tratando de hacerle entender que no sólo Draco se interponía entre ellos. Era ella.
–Nosotros quedamos perfectamente.
Hermione guardó silencio. No supo cómo responder a eso. Por un tiempo les había ido muy bien juntos.
–Draco ha estado en mi cabeza desde que tenía once años –dijo ella. Y era verdad, había ocupado una parte significativa de su mente desde el momento que lo conoció. Su presencia y sus opiniones habían sido parte integral de la formación de su propia identidad, de sus valores y de su perspectiva del mundo. Él había sido su principal detractor y retador. Ella podía haberlo ignorado por muchos años, pero el lugar en su cabeza siempre estuvo ahí, se abría con impacto visceral cuando él estaba cerca, conectándose con todo lo que la hacía ser la persona que era.
No tenía la certeza de que ella y Blaise podrían haber sido la pareja perfecta. En el papel les iba bien, tenían la misma profesión e intereses. El sexo era genial, pero en eso sucedió Draco. Al principio ella lo había descartado por completo.
–Tal vez podríamos haber sido una pareja ardiente si las cosas hubieran sido distintas, pero como están, no puede ser de otra manera –su declaración pretendía cimentar las cosas en la mente de él, pero también lo hacían en la suya. Finalmente entendía que las cosas no podían ser de otra manera. Draco era la gran curva de su vida, más de lo que Harry había sido. Harry sólo la había aceptado tal cual era, Draco había desafiado todo y como resultado ella se había moldeado a la luz de su aguijoneo.
–Nunca fue mi intención herirte –dijo ella–; pero tal vez fue afortunado que terminara en ese momento.
–Te podría haber convencido si sólo me hubieras dado la oportunidad.
–Necesitas encontrar a alguien a quien convencer –dijo ella–. Alguien con quien desarrollar un profundo entendimiento y con quien encajes bien.
–¿Quieres decir alguien a quien haya torturado desde primer año? –dijo él sarcásticamente–. Porque sabes, no todo el que te tortura te ama, yo esperaría que hubieras madurado para entender eso. Según tu razonamiento, debo reconsiderar a la persona que sufrió mi completo y total desdén –dijo él con cáustica incredulidad–. Con toda sinceridad, preferiría meter mi verga en un tipo que en ella. Tracey Davis, incluso su nombre es común.
"Oh Dios", pensó Hermione mientras Blaise se convertía en un chico de dieciséis años frente a sus ojos. –Huyó a Australia después de sexto año. Aunque… ya regresó. He escuchado que bajó algo de peso.
"Lo siento tanto", Hermione dijo en silencio a la chica que nunca conoció. –No, creo que definitivamente debes dejarla en paz –dijo ella, pero pudo ver un brillo en sus ojos–. Porque ahora somos mucho más maduros, ¿no? –Blaise asintió distraídamente.
"¿Qué he hecho?", se preguntó Hermione cuando hubo despachado a Blaise de la habitación. Ya era la hora y no podía pensar en Blaise y su inquietante reacción hacia esa chica.
Hermione caminó al salón donde todos estaban sentados. Hubo suspiros entusiastas cuando entró. Pansy no suspiró, Pansy estaba sentada mirándola con ojos asesinos, y Hermione esbozó una sonrisa radiante. "Pero ya estuvo bueno de Pansy", pensó Hermione y volvió su atención al centro del salón. Draco la miró y pudo ver alivio en sus ojos.
–No tenías la certeza de que yo aparecería –dijo ella cuando llegó a donde estaba. Él le dirigió una mirada desafiante y supo que era verdad. Ella sonrió.
–Y aquí estás ahora –dijo él–. Ya no puedes escapar.
–Ahora para la unión de las manos –dijo el Ministro. "Claro que tenía que ser el condenado Ministro", pensó Hermione. Ella tomó la muñeca de Draco y él tomo la suya. Su muñeca se sentía sólida y cálida.
"Te amo", dijo sólo moviendo los labios muy ligeramente de forma que nadie viera más que ella. En respuesta ella parpadeó lentamente mientras el Ministro pronunciaba su discurso sobre la importancia del matrimonio y la familia. Luego lanzó un hechizo que flotó alrededor de sus muñecas y se hundió en su piel cuando dieron su consentimiento para la unión.
Estaba asombrada que sus nervios hubieran aguantado. Se acercó a su abrazo cuando todo terminó, necesitaba que él la sostuviera mientras ella suspiraba para dejar salir la tensión.
–También te amo –dijo ella. Él la sostuvo por un momento mientras los demás se ponían de pie y comenzaban a platicar.
–Vamos a bailar. ¿Tienes hambre?
"No de comida", quiso decir ella. Sólo quería estar con él, quería que la velada terminara para que pudieran estar solos, pero en lugar de eso tenía que estar en la masiva fiesta que los Malfoy habían planeado. Asintió mientras se dirigían al gran salón que había sido preparado para las festividades principales. Narcissa sí que sabía planear una fiesta, concedió Hermione.
Agitó su mano a Harry, Ginny, Ron y Katie, quienes se veían geniales. Incluso los Weasley estaban presentes y la Directora McGonagall. Vio a Hagrid también. Todos los Slytherins. Y sus padres, que eran guiados por los Weasley, quienes en verdad les caían bien.
–Nuestra familia –dijo ella–. Oh, ¿qué hay entre Blaise y Tracey Davis?
–Ugh, no preguntes –dijo Draco.
–Aparentemente ella está de regreso.
–No por mucho tiempo, puedo apostar.
Hermione se preguntó si necesitaría platicar con Harry, hacer que vigilara a la chica hasta que descubrieran qué pasaba.
Estuvieron de pie solos por un rato hasta que Draco la llevó a la pista de baile. Todos los observaban mientras bailaban la primera pieza.
–¿No te arrepientes? –preguntó él.
Ella le sonrió. –No.
–Bien, porque no iba a terminar de ninguna otra forma.
Hermione no quiso saber exactamente a qué se refería, pero eligió reconocer el hecho que se amaban lo cual hacía esto inevitable. Si él había querido decir algo más calculado, ella no necesitaba saberlo.
–Creo que ahora necesito un beso –dijo ella y él la complació para la alegría de la multitud.
Fin.
Gracias principalmente a Camille (camnz) por escribir esta fabulosa historia y por dejarme traducirla.
Gracias a todas las que comentaron: calabaza-azul, miri, Alona, LylyanneBlack, Caroone, SilvanaLuci, NeiNei, MagicisFidem, Amorgen Lestrange, Friditas,, Nuleu Strack, Vale Malfoy, vic lemoine, marianatika, sammR, Ana, LaChicaRiddle, Cucharita, alexamalfoy97, Reira Tendo, Hermionita, , Akemiii, lalunaroja, Yo, Luna White 29, sasuhina-itahina 100, Ana Malfoy Lestrange, dana-weasleygranger, Bliu Liz, BlackAthena66, Malaka black, anguiiMalfoydark, Sally Elizabeth .HR, MaiVegeta, Karenzita d' Malfoy, AliceMlfy, Zhang96, Valery Ryddle, Dani, Duhkha, AntaresMalfoy, MioKathx Malfoy Granger y PatriciaD.
Gracias a las que siguieron la historia y a las que la agregaron a sus favoritas.
Gracias también a Blackcat2010, Lady Lyuva, Stear's Girl, Friditas, Abi de Brower, Chiquita Andrew e Ishy, quienes colaboraron con la traducción.
Si les gustó el fic les recomiendo que lean Vida equivocada, también es de camnz y fue traducida por Betzacosta. También traduje un libro original de Camille, en español se titula Las reglas del juego y la pueden encontrar en la página de Amazon de ella. Es el principio de una serie y pronto estará la segunda parte.
