Londres, Inglaterra.
Eriol entró de forma despreocupada a su despacho, de reojo miró como Spi dormía en el sillón rojo y orejón, parecía soñar con un helado con doble chocolate, su favorito, mientras avanzaba el mago se deshacía de su saco y su chaleco, debía vestir muy formalmente, así lo requería ser el presidente de las empresas Hiragizawa.
No le sorprendió encontrar una gran cantidad de correo sobre su escritorio, Nakuru cómo siempre había organizado la correspondencia profesional, la privada, facturas, publicidad y esta vez de forma particular un sobre permanecía apartado del resto, cuando tomo el sobre le llamó la atención reconocer en el remitente el reconocido nombre de una firma de abogados.
El contenido del sobre lo tomó por sorpresa, al menos toda la que se podía esperar del casi siempre inexpresivo rostro masculino, su mandíbula se apretaba tan fuerte que parecía hacerle daño, el mago arrugó el papel y lo tiro al piso, ¿Sería posible?
—No puede ser tan sencillo –musitó para sí mismo pero no lo suficiente para que el agudo oído de Spi no se diera cuenta de que algo le había perturbado.
La pequeña figura negra aleteó hasta posarse sobre el papel, con su pequeña y seseante vocecilla rompió el esquema del mago al decir:
—Por fin Eriol, el divorció con Tomoyo se hizo efectivo, ¿No estás feliz?
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FUEGO Y HIELO
INTRODUCCIÓN: PARTE I
POR: Gaiasole
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Personajes de CLAMP
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Tokio, Japón. Cinco años atrás.
— ¿Tomoyo, te marchas ya?
— Si madre.
— ¡Cielos! Este será… dentro de seis meses estarás en la universidad.
Observé a mi madre suspirar, de un tiempo para acá le da por siempre estar suspirando, si alguien viera a la poderosa Sonomi tan soñadora aprovecharía el momento para burlarla, suerte que solo yo viera esos ocasionales devaneos, en principio pensé que estaba así por problemas con el trabajo, luego le sugerí que tal vez era por salir con un hombre pero ella lo negó.
— ¿Tomoyo no te marchabas ya?
— Eh, si –respondí sonriendo—. Prometo mandarle tus saludos a Sakura como siempre.
— ¡Oh si, hazlo por favor!
Recogí mis cosas y salí rumbo a la escuela, la misma a la que el hermano mayor de Sakura y el joven Yukito habían asistido, el uniforme seguía siendo básicamente el mismo, lo que no me molestaba ya que desde pequeña me ha parecido encantador, es el primer día de clases, recién ha empezado un nuevo año y muy a mi pesar será la última vez que comparta salón con mis amigos de toda la vida, Sakura, Li, Chiharu, Rika, Naoko e incluso mi bobo amigo Takashi.
Tuve que detenerme en la entrada del salón al ver la escena familiar, en un pupitre estaba sentada Naoko conversando con Rika que a su vez estaba sentada en el pupitre de a lado, seguramente ambas conversaban de su tema favorito: estudiar en la universidad. La primera estaba decidida a elegir literatura, la segunda en cambio nos sorprendió a todos al elegir turismo.
Cerca de ella la pareja de Sakura y Li escuchaban interesados una nueva historia locuaz de Takashi que como siempre llenaba sus absurdos relatos con detalles ridículos y exagerados que solo mis crédulos amigos castaños creían ciertos, Chiharu tomaría el momento oportuno para intervenir y arruinar la invención. Ellos eran las parejas del grupo, y tanto Chiharu como Sakura eran muy populares por ser porristas.
—Aún observas a la gente, ¿Todavía puedes ver a través de ellos Daidouji?
Me giró curiosa al escuchar la voz grave y masculina, juró que debí abrir tanto los ojos que casi se me salieron, junto a mi estaba un chico de casi metro noventa y ojos azul grisáceo que nunca en mi vida había visto, su pelo era como las alas de los cuervos, negro con rastros de azul y encima estaba amarrado en una coleta que dejaba escapar numerosos mechones, como una muestra de rebeldía, quizá.
¿Lo conozco? Mi memoria parecía haber entrado en una espiral, él sonrió ligeramente, apenas una mueca a medias, lo reconocí entonces. Eriol.
—Nunca pude ver a través de ti –le respondí.
No necesitaba preguntarle que hacía en Japón, llevaba el uniforme y si ya de niños el me parecía arrogante, ahora lo tenía completamente asumido, ¿Qué tramaría esta vez? ¿Un nuevo reto de magia?
— ¿Eriol? –Interrumpió Shaoran—. ¡Así que por fin llegaste!
No me sorprendió verlos reír y saludarse como viejos amigos, finalmente eso es lo que eran. Ambos entramos al salón, muchos miraban con curiosidad a Eriol, yo en cambió, me limite a acercarme a Rika y compañía que se quedaron sentadas en las bancas, sin hacer caso del revuelo que estaba causando nuestro nuevo compañero de clases.
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Nada permanece igual…
— ¿Qué dices Rika?
— ¿Cómo? Yo no he dicho nada Tomoyo.
Mi amiga me miró con curiosidad, casi sentí vergüenza al ver que Naoko también parecía pendiente de mi reacción, las tres estábamos sentadas en uno de los numerosos cafés de Tomoeda, este en especial era muy femíneo, elección de Rika que seguía siendo incluso más delicada que yo.
— ¿Segura que estas bien Tomoyo? –insistió Naoko.
Yo asentí y bebí un poco del té que había pedido, tal vez había escuchado la conversación de alguien más, aunque era poco probable puesto que escuche claramente la voz de un varón, y por ahí cerca no se veía ninguno. A nosotras nos encantaba ese café pero a los hombres parecía producirles alergia. Su nombre bouton rose, igual que su apariencia lleno de color rosa parece mantenerlos alejados.
— Eriol parece ser la nueva competencia de Li –decía Naoko cuando por fin presté atención a la conversación—. Seguramente también se unirá al club de fútbol y es tan guapo que las niñas ahora suspiraran por él, ¡Y es tan misterioso! Me da ideas para escribir una historia de terror donde él sea el asesino en serie.
Escupí el té al escucharla, sólo a Naoko se le podía ocurrir volver a Hiragizawa un asesino. No pude evitar reír, ¡Incluso yo podía imaginarlo en Londres siendo un despiadado homicida!
—Me da la impresión que Eriol solo ha cambiado físicamente –dijo Rika—. Es tan serio, siempre sonríe y recuerdo que pasaba casi todos los ratos libres sobre un árbol observándonos al resto como si estuviéramos por debajo de él.
— ¿No te agrada Rika?
—Me cae bien Tomoyo, pero tengo la impresión de que le da exactamente igual lo que pensemos de él, ¿Por qué habrá venido aquí a terminar sus estudios?
Yo no me animé a responder, desvié la mirada y observé una mesa donde estaba una tasa humeante sin dueña o dueño. Cómo si alguien la hubiera abandonado ahí de forma deliberada.
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La elección del camino se traza en distintas direcciones…
— ¿Eh?
De nuevo esa voz. Presté atención para escuchar algo más pero en la librería solo se escuchaba el rumor de un ir y venir de las personas que compraban ahí y ocasionalmente rasgaban con la punta de los dedos las hojas.
—Tomoyo, ¿Comprando el libro para la clase de Química?
—Shaoran –sonreí al encontrarme con mi amigo—. Pues sí y por lo que veo, tú estás comprando el tuyo y el de Sakura.
Él se sonrojo. Tenemos dieciocho años pero él aún se sonroja, me dio gracia y empecé a molestarlo un poco, ya imaginaba yo que pasaría toda la tarde con su novia que también es mi mejor amiga, igual que Yamazaki estaría con Chiharu. Desde hace mucho ellos pasan casi todo el tiempo juntos, de ahí que yo ahora me hiciera más cercana a Naoko y Rika, las solteras del grupo.
—Tengo que irme Tomoyo. Me dio gusto verte.
—Mañana nos veremos en clase Li no tendrá tiempo de extrañarme.
El sonrió antes de marcharse, yo entonces me acerque a pagar en la caja el libro que había comprado.
— Son quince mil yenes.
— ¿Cómo dice? –mire en el mostrador dónde estaba mi libro de química y encima de este otro libro más—. Pero yo no tomé ese libro.
La cajera me miró con fastidio y detrás de mí sentí la mirada perforante de la fila que se alargaba a mi espalda.
—Lo pagaré –dije por fin. Los consumidores literarios son atemorizantes. Salí de la librería envuelta en mi abrigo y con sorpresa mire en la acera de enfrente a una pareja que paseaba del brazo, los reconocí de inmediato, eran Eriol y la que yo conocía como profesora Kaho. La sacerdotisa del templo.
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La muerte es el principio a derrotar…
— ¿Porqué?
— ¿Porque qué Tomoyo?
Mire a mi madre entrar, ella parecía buscar alguna señal del teléfono por algún lado, al menos este día más de quince personas me han estado mirando como si estuviera en lista de espera al sanatorio, incluso ahora mi propia madre.
—Tengo que escribir una reflexión sobre el discurso de Horacio en la antigua Roma, por eso hablo en voz alta madre, ya sabes, una forma de darme ideas…y como estoy en mi cuarto.
— ¡Oh claro! Entiendo el mensaje, como estás en tu habitación hablar sola es perfectamente normal –mi madre sonrió mientras se acomodaba su perfectamente acomodado peinado—. Bueno en cuánto termines tus reflexiones de hombres de túnica arréglate muy bien, esta noche vendrá a cenar mi nuevo socio, es alemán pero del tipo simpático, ¡Ocho en punto Tomoyo!
Yo asentí y seguí en mis deberes, no era inusual que de repente mi madre tuviera una cena de negocios en casa. Siete en punto empecé a prepárame para recibir a la visita. A las ocho en punto escuche el timbre sonar.
— ¡Me alegro que por fin hayas aceptado la invitación!
— Espero que la comida sea tan buena como prometiste Sonomi.
Escuché a mi madre reír y seguí bajando las escaleras, conversaban en japonés pero eso no era sorpresivo, mamá conocía a personas que hablaban hasta seis idiomas distintos, cuando baje todos los escalones me tope de frente con un hombre guapo. El tercero de ese día si contábamos a Eriol, Li y ahora este hombre vestido de etiqueta pero que usaba unas desconcertantes gafas oscuras. Era de noche, ¿Para que requería tal máscara?
—Caballero, permíteme presentarte a mi hija la señorita Tomoyo Daidouji.
Yo me acerqué para estrechar su mano pero el a su vez se adelantó y me beso en ambas mejillas, juró que me sonroje, sentí el calor golpeando mis rostro como si un fosforo se hubiera encendido de pronto y me enrojeciera la cara.
—Tú y tus saludos europeos querido –el celular de mi madre sonó en ese momento—. ¡Qué momento para llamar! Permítanme un minuto –dijo alejándose.
—Sonomi me habló de ti, me ha dicho que pintas, diseñas, cocinas y con todo ello sigues sin saber qué hacer en la universidad.
—Yo aún no sé qué estudiar, es verdad –el tema no me gustaba especialmente, empezaba a ser algo que me llenaba de frustración—. Me gusta pintar pero no creo decidirme a estudiar eso.
Entonces noté que seguíamos en el lobby, ¡Madre me ahorcaría!
— ¿Quiere tomar algo?
El asintió y seguimos hacía una pequeña sala, seguimos conversando hasta que una de las sirvientas nos sirvió unas bebidas y bocadillos.
— ¿Esa pintura de ahí la hiciste tú?
— No, todas mis pinturas y mis dibujos están en una habitación aparte.
— Comprendo –entonces se quitó las gafas y yo no deje de detallar todo su rostro. Debía ser lo más parecido a un ángel. Cabello rubio y mirada zafiro. Pero uno de sus ojos cubierto por un parche negro, tal vez por eso usaba gafas—. En los negocios me llaman mago, puedes preguntarle a tu madre si no me crees.
— ¿Por qué no iba a creerlo señor?
— ¿Señor? —sonreía lo hacía de medio lado, fue lo que noté—. Sólo llámame por mi nombre.
—Lo haré si me lo dice –al escucharlo me pareció un nombre igual de llamativo que él.
—Fye D. Flowright.
Continuará…
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¡Hola! Este es mi sexto fic de la pareja Eriol y Tomoyo, probablemente es el que más me ha emocionado hacer porque interviene un tercer personaje que apreció mucho que es Fye, realmente espero que hayan disfrutado con la lectura y se animen a continuar conmigo esta historia, que dividiré en dos partes, una del inicio del romance y otra etapa con los personajes más adultos jeje. Os agradezco mucho sus comentarios, nos veremos pronto :)
Próximo capitulo: 15 de julio del 2014 n_n