AMOR SENTIMENTAL
TAKARI
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Hola a todos, ésta es mi primera historia acerca de mi pareja favorita desde que era una niña XD (Kari y Tk), de Digimon Adventure... Espero les guste
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CAPITULO 1 El Inicio.
Anochecer... el día había terminado...
Era una primavera lluviosa. Sin embargo las gotas eran tibias y provocaban, al verlas, estar en medio de un espejismo de las lágrimas del cielo.
Había sonado la última campanada del reloj indicando las siete en punto. La escuela estaba vacía, a excepción de ese par que dejaba a hurtadillas el salón...
-Dime una vez más, ¿por qué estamos haciendo esto?-preguntó el rubio de ojos azules, era probablemente tan alto como su compañero. Quería simular ser la víctima de tan pesado acto de... llamemosle "venganza justiciera".
-Tranquilo-el castaño se resistía por reírse, -ésto le va a enseñar a no meterse con nosotros.- miraron el resultado de su travesura: Había cuerdas atadas por todo el techo, en el ventilador y la lámpara, enfocadas en un lugar en específico, de donde se sujetaba un enorme globo, chorreando de líquido extraño.
-Está hecho.
-Solo espero que nadie vea hacia arriba- discrepó Matt, aquel rubio que estaba dudando desde que empezaron a colgarlo.
-Ya está, ¿quieres que lo quitemos?-le dijo Tai, también estaba comenzando a arrepentirse.
Matt negó con fuerza, -¡¿Y perderme de una humillación memorable?! ¡Jamás! ¡Además debe aprender a no burlarse de mi-!
-¡Shhh! ¡Alguien viene!-cerraron la puerta y corrieron a refugiarse detrás de la máquina expendedora.
Una luz de una linterna, junto con unos pasos, se acercaban.
-¡Tai, no me respires en el oído!
-¡¿Qué?! Yo no te estoy respirando.
El rubio se viró, para ver unos ojos brillosos detrás de ellos, casi pega el grito de su vida pero se tranquilizó de inmediato al distiguir que era un perro. -¡vete de aquí!
"¿Quién anda ahí?" preguntaba el guardia nocturno de la escuela.
Ellos volvieron a guardar silencio, pero con el perro era casi imposible. Matt se puso de discutir con el animal, mientras Tai daba por perdido su plan. El guardia les apuntó la luz, cuando el rubio estaba a punto de darle una patada al perro...
-¿Qué hacen ustedes aquí?
-Em, pues... ¡Tai, dile a este amigo lo que estabamos haciendo!
-Ejem...- al momento estaba armando una excusa, -paseabamos al perro, ¡quería que conociera la escuela en la que estuve!
Mientras escuchaba los balbuceos de Tai, Matt se salía por la ventana.
-Oh, ya veo. ¿Qué tal si tú y tu mascota me hacen un rato de compañía? Necesito hablar con alguien, luego del susto.
-Pues nosotros- giró la cabeza, para notar el lugar vacío a su lado,
-¡YAMATO!
Al cabo de unos quince minutos, Tai salía de la escuela, refunfuñando tantos insultos como podía.
-¿Y bien... cómo te fue?-Matt surgió detrás del árbol junto a la salida.
-No me trago que me hayas dejado solo.
-Tenía que hacerlo, una urgencia.
Tai suspiró, -Pues en resumen, no se dio cuenta del plan. Lo deje hablando con el perro, con tu misma excusa.
Así dejaron la escuela preparatoria, en la que estuvieron hace unos años, pero que no dejaban de frecuentar porque tenían amigos en ella.
La escuela de Odaiba era quizás tan grande como la universidad, y también divertida, podían entrar a su antojo, sin miedo a ser castigados ¡pues ya eran adultos!
Tai y Matt, mejores amigos desde la primaria, llevaban una vida desenfrenada y para opinión de sus amigos, aún se comportaban como críos. Aunque eso no quería decir que no fueran responsables...
Les divertía hacerle bromas a un chico con el que se llevaban, habían sido tantas experiencias diferentes, que hasta estaban planeando hacer un álbum de fotografías del asunto. Era fácil escabullirse, puesto que el mejor antiguo alumno, Izzy, tenía las llaves, y con varias excusas lograban convencerlo de que se las prestara, o simplemente las tomaban sin avisar, como el día de hoy.
-¡Vaya! Me muero por ver la cara que pondrá Davis.
-Ya tengo listo el celular, con memoria vacía-le hizo coro Tai.
-Oye, tengo un ensayo mañana muy temprano, ¿crees que si le decimos a tu hermana...?
-Por favor, Matt. Sabes la respuesta a eso.
El rubio alzó los hombros, -Bueno, tenía que intentarlo.
-Recuerda, la "venganza justiciera" será liberada a las 8 en punto.
-Entendido.
Matt miró su reloj, seguramente su casa estaría vacía, pues su padre trabajaba a tiempo completo. Era reportero del canal más conocido en la ciudad. No le molestaba vivir solo con su papá, eso quería decir que tenía muchas libertades y tiempo de sobra en casa. Podía invitar a quien quisiera o irse de parranda. Por otro lado... le vino la imagen de una fotografía familiar, donde estaba ese par de familiares por el que tanto pensaba a diario...
-Matt, te estoy hablando.
-¿Qué?-le prestó más atención, no sabía por qué, pero se sentía más preocupado de lo normal durante estos últimos días.
-¿Quieres ir a mi casa? Podemos jugar videojuegos hasta que nos duelan las manos y se nos enrojezcan los ojos.
-¿O hasta que la cabeza nos estalle?-le siguió el comentario,
-pues no sé. La última vez que fui tus padres me sacaron a patadas.
-¡No seas exagerado, Matt!-le palmeaba la espalda. -ya sabes que son un poco... temperamentales. Además, no te sacaron a patadas, solo llamaron a la fea vecina que está loca por ti y le pidieron que te llevara al cine.
-Ni me lo digas, me da escalofríos con tan solo pensar en lo horrorosa que fue esa cita.
-Bueno, vamos a comprar un paquete de esas sodas con mucho gas.
-No se te olvide la cerveza.
-¡Ya vas!
Llegaron a la linda residencia Yagami, un barrio de lo más tranquilo y sereno. La casa era de madera, techo de tres aguas y de dos pisos.
Estaba pintada de color blanco y sus ventanas eran largas y curvas.
Tenía un pequeño patio con un jardín de rosas bien cuidado. El gato estaba dormido en el pórtico. Tai tuvo que buscar debajo de la banca de la entrada, en un compartimiento secreto que solo personas muy apegadas a la familia conocían, la llave de la puerta.
-Tai, ¿no dijiste que no iba a haber nadie?-le preguntó Matt, que ya estaba bebiendo una lata de cerveza.
-Sí, ¿por qué?
Su amigo le señaló hacia el segundo piso, en donde había una terraza, la luz del ventanal estaba encendida, pero la cortina rosa pastel no dejaba ver el interior.
-Seguramente debe ser mi hermana, tal vez no quiso visitar a los abuelos.
Al entrar, los recibió una voz dulce, perteneciente a una chica:
-Bienvenido, hermano. Ah, y Matt.
-Kari- la llamó Tai.
Era una hermosa joven castaña, delgada y muy linda. Blanca, de cabello corto, con un par de broches que le sujetaban un mechón de su cabello. Como aquellas chicas que solo podían ser sacadas de un anime. Muy sencilla y dedicada. Matt conocía a la hermana menor de Tai, y sabía que eran una de esas chicas muy especiales. Si el no fuera mayor, (y si Tai no fuera tan sobreprotector con ella), quizás la hubiera invitado a salir.
Kari daba una sonrisa especial al recibir a su hermano mayor, y traía un delantal, lo que indicaba que había estado cocinando.
-No creí que estuvieras en casa.
-Ah, eso- daría una explicación, cuando hizo aparición una peli morada, vestida en pijama, que más bien era el disfraz de un conejo.
Tanto Tai como Matt hicieron una cara de verguenza.
-¡Hola! ¡Taichi, Yamatto! ¡Decidimos quedarnos en casa de nuestra amiga Kari, ya que nos enteramos de que sus papás no estarían!
-¿Decidimos?-preguntaron al mismo tiempo.
Su pregunta fue contestada cuando de las escaleras bajó a toda prisa otra chica, gritando quién sabe qué cosas sobre un programa de televisión.
-Luna.
Era una chica con gran belleza. De cabello largo y rubio, como el oro, y ojos verdes como joyas. Su rostro era delicado, una muñeca hecha para admirar. Sin embargo, lo que tenía de belleza no se comparaba con su carácter juguetón y algo atrevido. Algunas veces podía hablar sin parar sobre cualquier tema, y otras prefería jugar con las emociones de otros. Luna era la mejor amiga de Kari, y se conocían desde el jardín de niños. Su casa estaba a una calle de ahí, por lo que prácticamente eran vecinas.
Kari y Luna eran las dos chicas lindas del barrio. Ajenas a sus cualidades, una más que otra. Además de unas amigas inseparables. Yolei se había unido al grupo hace un año, y era la más honesta y atrevida de ellas.
Luna usaba una pijama de vestido demasiado corta, que le causó un sangrado de nariz a los chicos.
-¡Kari, no dijiste que tu hermano estaría en la pijamada!-corrió a abrazar al castaño con una sonrisa traviesa.
-Em, no. De hecho, deberíamos subir. Seguro Tai quiere pasar el rato con su amigo.
Luna alzó los hombros, perdiendo el interés en ellos.
-Está bien.
-¡Ya llevo la comida para la película!- Yolei y Luna subieron por las escaleras, hasta la segunda habitación, que era la de Kari.
-Perdona, hermano. No te causaremos problemas.
-¡No te preocupes!-dijo Matt, -nosotros somos los de los problemas.
Le mostró la cerveza que bebía empedernidamente.
Ella sonrió como respuesta, -preparé algo de comida, la deje en la estufa. Ya me voy. Y que la pasen bien.
Con esto se despidió. Era una noche lluviosa muy tranquila, nada fuera de lo normal, y esas eran las expectativas tan positivas que tenía la castaña. Pasar el rato con sus amigas, la escuela y el club de tenis, eran la razón de su vida. No podía pedir otra cosa... se hizo una pregunta demasiado difícil de contestar: "¿Soy completamente feliz?"
Sin saberlo, alguien más se había hecho esa pregunta, al mismo tiempo que ella... ¿el destino?
Continuará...
Este es el final de la introducción, espero les haya gustado. Tengo muchas ideas en mi cabeza así que probablemente haga los capítulos algo largos XD