Todos bien espero. Ando buscando alguien que esté aprendiendo Francés (ó que sepa) y quisiera practicar un poco. Mi voz es rara y mi acento más, así que no se cohíban. Si, sé que este medio no es para eso, pero uno tiene que aprovechar los recursos que tiene. Soy Leo por si creen en la compatibilidad de los signos.

En otras noticias, estoy escribiendo de nuevo.

A mí me gustó este capítulo. Espero que les provoque alguna emoción, de preferencia positiva pero negativa es mejor que nada.


Año 3278. Abril 4 Hora 05:47 c.u.

Complejo de retención Sur-Oriental TSAB.

Mid-childa.

Llevaba quien sabe cuánto tiempo mirando el techo de su celda intentando en vano conciliar el sueño. La tenue luz que se filtraba por la única y diminuta ventana apenas despejaba las tinieblas, pero no era particularmente interesante y por ende incapaz de distraerla de esos pensamientos que le mantenían despierta.

La certeza de que no lograría escapar esta vez de la TSAB se había ya instalado en su pecho, esa angustia inicial de no saber exactamente qué ocurriría con ella se transformó en tranquila resignación cuando el personal médico restauró una gran parte de sus perdidos recuerdos y concluyó que no tardarían en subirla a la dichosa nave. Sin embargo, desde que vio a la teniente en la puerta del departamento había empezado a resignarse y con el paso de los días terminó por aceptar su destino, lo único que la hacía sonreír en los momentos en que estaba segura nadie podía verla era la esperanza de que Nanoha estuviera a salvo. Aunque solo fuera una pequeñita llama que se negaba a extinguirse en su corazón, con la TSAB no se podía estar segura jamás de que ella estuviere completamente fuera de la ecuación. Era esa la principal razón por la cual no solo se presentó a primera hora del día siguiente sino que no había opuesto resistencia en ningún momento, la otra, la escueta información sobre el paradero de su madre y hermana.

Como fuere, estaba agotada. El entrenamiento intensivo para recordar su instrucción previa al dejaba muerta pero ni así podía esa noche descansar.

La teniente coronel había ido a verla la noche anterior, tenía la misma expresión de siempre al llegar pero al ir estableciendo conversación notó que algo parecía estar fuera de lugar. Por lo general sus conversaciones giraban en torno al incidente aquel, información muy limitada sobre lo que haría en su nueva misión y una que otra pregunta suelta sobre su familia. Por lo tanto, cuando el interés de la mujer se centró en Nanoha, en su familia, su trabajo y cosas por el estilo su instinto le advirtió que algo sucedía. Quizá era solo su paranoia pero tanto interés en Nanoha era definitivamente inusual, a menos que la Teniente Coronel estuviera explotando su clara debilidad con otro interés. Pero entonces no tenían sentido varias interrogantes ya que era obvio que la TSAB tendría bien vigilado su departamento e incluso tendrían personal pendiente de ella en cada momento. Giro nuevamente en su litera y continuó cavilando, pero esta vez procuró poner algo de orden y cabeza fría al asunto.

Cada vez se convencía más que era solo una mentira de la TSAB, para ellos era muy conveniente que perdiera aquello que la hacía rehusarse a volver a la vida que llevaba al servicio de la Administración, aunque Fate no estaba segura de la razón por la cual parecía serles tan útil. No recordaba más que fragmentos de lo ocurrido en la nave de reparación y antes apenas tenía la noción de que había ido hasta allí por una señal de auxilio. La misma TSAB había eliminado esa información de su memoria y puesto en custodia domiciliaria, pero esa era otra acción que tampoco comprendía. ¿No era más sencillo mantenerla encerrada en alguno de sus calabozos? Seguramente si, pero quizá no contaban con que hubiera decidido escapar y desaparecer tan bien durante tanto tiempo, considerando las capacidades de la TSAB más de una vez se detuvo a pensar si supieron todo el tiempo dónde se encontraba y solo esperaron el momento justo. Aun así, Nanoha era más útil para ellos sana y salva, por tanto no cabía duda que sus palabras era mentira. Nanoha estaba con vida.

Al final, el cansancio de sus magullados músculos y su agotada mente pudieron tener unas cuantas horas de descanso antes de ser despertada bruscamente por la misma Teniente Coronel.

-Arriba Testarossa.

Fate gruño, entrecerró los ojos intentando adaptarse a la luz lo más rápido posible en tanto se levantaba lentamente. La Coronel esperó apenas que se incorporara para lanzarle un cambio de ropa, jabón y otros efectos para su aseo personal. Normalmente eso lo hacía alguno de los asistentes pero esa mañana estaba allí con la intención de comprobar que el procedimiento programado fuera un éxito.

-Cinco minutos Teniente. Aproveche que hay agua caliente.

Sin ánimo de empezar el enfrentamiento tan temprano la rubia caminó hasta el pequeño cuarto de baño y se duchó rápidamente. El agua tibia fue bien recibida por su magullado cuerpo, pero no tenía tiempo para disfrutar del efecto relajante por lo que colocándose la ropa salió con el cabello empapándole la espalda, un par de mujeres entraron en ese momento y obligándola a tomar asiento en la cama procedieron a secarlo. Fate se sorprendió, pero la mirada seria de Signum fija en ella la obligó a encontrar el piso muy interesante. No es que ella le intimidara, pero de verdad no deseaba otro enfrentamiento con ella, durante esos días su vida había sido poco menos que un infierno. La cantidad de ejercicio que había sido obligada a hacer, los cuestionarios que había tenido que responder y el poco descanso que lograba encontrar en las noches por culpa de sus comentarios la tenían exhausta.

Cuando tuvo el cabello seco caminó tras la Coronel hasta una habitación en dónde el personal médico tenía ya preparada una camilla. Sin hacer preguntas se recostó y esperó, no había nada que pudiera hacer para evitar lo que le iban a hacer, por lo tanto era mejor apresurar el asunto lo más posible. El personal médico conecto varios dispositivos a sus brazos, piernas, abdomen y pecho, una maraña de delgados cables se extendía por todo su cuerpo, cuando estuvo lista cada conexión clave el médico activo la máquina y una corriente de energía muy leve que apenas le produjo un cosquilleo recorrió todo su cuerpo. Al ir aumentando sus músculos empezaron a contraerse a un ritmo constante. Sentía un dolor muy leve hasta que la corriente se estabilizó y su cuerpo se acostumbró, la dejaron allí por varios minutos hasta que apagando nuevamente la máquina, la obligaron a sentarse en la camilla. Conectaron un par de tubos a su dispositivo en la espalda y le inyectaron una sustancia que le quemó intensamente haciéndola gritar durante algunos segundos, luego simplemente se desmayó. Para cuando despertó todos habían abandonado la habitación, menos la Teniente Coronel que la observaba apoyada en una silla al otro lado de la habitación.

-En tres días nos iremos.

Fate se mantuvo en silencio. No tenía nada que decir.

-Su cuerpo responde bien al entrenamiento. No hay razón para retrasar el embarque.

-¿Qué me hicieron?.

-Estimulación muscular y mantenimiento al sistema de soporte de vida. Rutina antes de una misión.

Signum se levantó y caminó hasta quedar frente a ella. Le miró esbozando una sonrisa de superioridad y habló.

-Espero no tener problemas a bordo Teniente, pueda que la doctora haya fallecido. Pero aún tenemos formas otros estímulos que no le interesa pongamos en práctica.

Fate apretó los puños con fuerza cerrando los ojos y luchando para mantener la boca cerrada. No sacaría absolutamente nada cayendo en su juego y dejándose provocar de esa manera, ella estaba segura que Nanoha estaba viva y pensaba que también la Coronel por lo que únicamente buscaba alguna reacción suya que pudiera dar fuerza a esa teoría. Aun así, le fastidia enormemente que dijera con esa ligereza que la doctora ya no existía más. No soportaba la forma, el desprecio que percibía en su voz y esa sonrisa socarrona le producía un deseo casi incontenible de tomarla por el cuello y ahogarla. Esos impulsos agresivos sin embargo, quizá eran un efecto secundario de todo lo que le habían estado inyectando, además que andaba demasiado irascible y a Signum le resultaba en extremo fácil de provocar. Hizo su mejor esfuerzo por mantenerse a raya, respiró profundamente y abrió los ojos, clavando su mirada firme y decidida en los ojos azules de la Coronel. Durante varios minutos solo se miraron, una silenciosa batalla de voluntades se libró por lo que parecía una eternidad hasta que finalmente la Coronel sonrió pero esta vez con claro fastidio, Fate no diría nada.

-Bien Teniente. Tendrá labores mixtas, mantenimiento y reparaciones como es natural y también estará en batalla de ser necesario. Por lo que, si intenta sabotear algo usted será la primera que sufra las consecuencias. ¿Entendido?.

Como la rubia continuaba en silencio Signum recogió su chaqueta del respaldo de la silla y saliendo dejó que el personal médico reingresara. Durante toda la mañana continuaron aplicando en intervalos de tiempo la dichosa estimulación muscular, para ser franca no le dolía y hasta le gustaban las cosquillas iniciales e incluso era mejor que la rutina de ejercicio que le habían impuesto desde hacía una semana. Cuando terminaron la llevaron hasta su alojamiento dónde estaba ya su alimento esperando, la dejaron estar por un par de horas y durante la tarde estuvo familiarizándose con las placas de circuitos estándar que manejaba la TSAB para las nave crucero.

Las naves de reconocimiento, reparación y exploración de menor tamaño usaban placas integrales que tenían una gran vida útil aunque eran complejas y por lo general viejas, lo bueno era que un ingeniero con buena habilidad era capaz de ajustar piezas de otras matrices para que funcionaran casi a la perfección. Las naves de guerra, invasión y escape tenían placas mixtas, por lo general la gran mayoría de sus partes era de fácil y rápido reemplazo con componentes más bien comunes, de manera que si una parte de una placa se dañaba otro componente de características similares funcionaría como una reemplazo temporal. Pero las naves crucero, esas que estaban divididas en varios sectores de acuerdo a la función que cumplían tenían casi todos sus sistemas funcionando con placas pequeñas, removibles con relativa facilidad pero cada placa debía ser reemplazada por una idéntica ó no funcionaría y la mayoría de sus componentes estaban soldados. Aunque sería la primera vez que trabajaría en un crucero estaba familiarizada con el tipo general por lo que le fue más sencillo aprender la clasificación, era el mismo estilo que veía en las mercantes que solían reparara en el taller. Aunque claro esas tenían usualmente un montón de años y eran algo más difíciles de reemplazar completamente por lo que siempre se daban la forma de separar el componente averiado y reemplazarlo.

Sonrió ante el recuerdo de sus pacíficos y ordinarios días. Continuó instruyéndose hasta que cayó la noche y luego de comer un raro preparado gelatinoso sin sabor por fin pudo ir a la cama. Es noche a diferencia del anterior cayo profundamente dormida más fuerte su agotamiento.

El día la encontró casi incapaz de moverse, el cuerpo le dolía como si le hubiere dado la vuelta al planeta en tiempo records y con peso extra. Gimió al intentar sentarse y los músculos le reclamaron el esfuerzo, la puerta se abrió revelando la sonriente figura de la Coronel. Pero a diferencia e los días anteriores se sentó en la pequeña porción de cama disponible y le miró sin ocultar la diversión que le provocaba verla en ese estado.

-Lo ve Teniente es usted como todos los reclutas. Aunque reconozco que no ha empezado a llorar pidiendo algo para el dolor aún.

-Se quedara esperando… Coronel – dijo forzando un poco la voz.

Si, el dolor era intenso pero el verdadero problema es que al intentar moverse cada músculo le quemaba con una intensidad que desistía a los pocos segundos. Si la Coronel le pedía levantarse, lo más seguro es que sería una completa agonía si es que podía hacerlo, porque en esa condición no creía que le fuera posible ó al menos no sin terminar en efecto derramando algunas lágrimas. Para su alegría Signum sonrió con simpatía, a pesar de las circunstancias y las órdenes que tenía empezaba a agradarle la Teniente Testarossa.

-No se preocupe Testarossa por hoy puede quedarse allí tirada disfrutando del día libre. He venido a decirle que mañana pasarán para devolverle su memoria ¿No le agrada la noticia? – al ver la cara de horror imposible de esconder en la mujer rio con ganas -. En tres días a partir de la fecha nos embarcaremos, a su disposición estarán dos ingenieros certificados que han trabajado antes en ese tipo de naves, como tengo entendido que usted no cuenta con tal experiencia, cuento con que aprenda de ellos rápidamente.

Fate gruñó pero no hizo el menor intento por moverse. Solo el ritico subir y bajar de su pecho al respirar y no tardó mucho en quedarse dormida de nuevo. Ese día lo pasó durmiendo por momentos, evocando los recuerdos felices de los años que tuvo la fortuna de compartir al lado de Nanoha y temiendo lo que enfrentaría no solo en la nave sino lo que recordaría. Si con los pequeños fragmentos que conservaba tuvo pesadillas horribles que afortunadamente también olvido, recordar todo lo que ocurrió en esa pequeña nave de servicio seguramente sería angustioso.

Tal como lo dijo la Coronel la mañana siguiente la pasó en una sala rodeada de personal médico recuperando su memoria. Y lo que recordó le heló los huesos en la soledad de su celda. Apenas pudo dormir unas dos o tres horas en la madrugada, las imágenes venían a su mente como si se tratara de alguna película y no fragmentos rescatados de su memoria. Lo que había vivido en esa nave era ciertamente digno de haber sido olvidado pero ahora que lo recordaba el miedo se apoderaba de cada fibra de su ser, una angustia difícil de describir la invadía ante la certeza de que posiblemente no lograría regresar y finalmente una oleada de rabia contra al TSAB le quemaba el alma. Los días pasaron, las noches eran lo peor pero la mañana del embarque se hallaba observando su pálido reflejo en el espejo cuando se decidió a no regresar al precio que fuera. Si tenía que convertirse en la más leal servidora de la TSAB lo haría, si para regresar al lado de la persona que amaba debía sobrevivir pues así sería.

El sencillo uniforme de la TSAB era un pantalón negro con botas también negras a media pantorrilla, camiseta del mismo color con manga cortas, guantes de un material resistente y una chaqueta en cuya solapa del bolsillo anterior derecho estaba bordado con brillantes colores el escudo de la TSAB. Era el mismo uniforme que había usado cuando era más joven y ciega, pero ahora el mirarse con ese atuendo no le emocionaba sino más bien provocaba que se le revolviera el estómago. En la plataforma le entregaron su equipamiento y escuetamente le presentaron a sus dos subalternos, esperaron en silencio ya listo para iniciar el viaje dentro de la nave hasta que Signum apareció para instalarse en el puesto de mando. Con una orden el personal de navegación se dispuso a partir y una vez en ruta esperó el hiper salto antes de empezar a cavilar un plan que le permitiera regresar con vida.

Ya en el espacio los pilotos tomaron control de la nave, encendiendo la navegación con destino dirigido rápidamente se concentraron en los radares y demás medidores. Si bien el área en que se encontraban era un espacio relativamente seguro las naves de transporte como esa eran blanco fácil para los piratas. Los diez soldados que conformaban la avanzada militar se levantaron para ir en perfecto orden hasta el compartimiento en que se encontraban las literas, Fate y sus dos subalternos se quedaron allí pero apartándose a un rincón aprovecharon para al menos saber el nombre de cada uno. Erio tenía 19, recién egresado de la facultad únicamente había trabajado en los talleres de la TSAB por un par de meses, aunque estaba muy emocionado de haber sido escogido para una misión real y sus facciones todavía infantiles lo hacían bastante agradable a la vista, la mujer de nombre Shari era claramente de su edad si no un poco mayor, era seria y reservada, tenía el cabello castaño y bastante largo. Contaba con más de diez años de experiencia en naves crucero por lo que a pesar de estar Fate a cargo la única que iba saber con exactitud que hacer sería ella, hasta que la Teniente se pusiere en forma claro estaba.

-Teniente Testarossa – llamó Signum desde la puerta – venga conmigo.

Fate asintió recordándose a sí misma que debía mantener una relación por menor cordial con la Coronel. La siguió en silencio hasta el depósito. Allí habían apiladas un montón de cajas metálicas selladas con seguros digitales, Signum tomó tres y las colocó en el suelo, luego se hizo un pequeño corte en el dedo dejando una pequeña cantidad de sangre sobre cada lector, segundos después los seguros cedieron y abriendo una de ellas se giró para mirarla.

-Prototipos.

La Teniente se acercó y observó con cautela lo que había en el maletín. Un traje enterizo negro doblado en la parte superior, en la mitad había una coraza a ambos lados descansaban protecciones para piernas, pantorrillas y brazos, también guantes acorazados y un casco completaban el juego. Deteniéndose en los detalles notó su apellido tallado justo arroba del corazón y un número abajo el número con el cual se identificaba, sin pensarlo dos veces destapó los otros dos encontrando el mismo uniforme pero con el apellido y código correspondiente a sus dos sub alternos.

-Pueden cambiarse aquí. Tienen diez minutos, si tiene problemas para colocarse el traje pídale ayuda a alguno de mis hombres, estaré en mi compartimiento cuando todos estén listos avíseme.

Dicho eso abandonó el lugar, Fate la siguió y regresó para cumplir sus órdenes. Cuando estuvieron los tres listos caminó hasta el compartimiento de la Coronel y golpeó u par de veces, Signum salió ya enfundada en su propio uniforme que era similar pero con algunos galeones en los hombros en honor a su rango. La disimulada sonrisa al llegar y ver también a sus soldados allí confirmó que Fate había interpretado bien su orden, fue hasta dos grandes cajas y las abrió de la misma forma que antes, dentro habían armas, munición y un tipo de granada especial que era muy efectiva para luchar dentro de naves enemigas, aunque en este caso sería usada para retomar el control de una propia. A cada soldado le entrego un rifle mixto con cinco cartuchos de doscientas cargas, cinco granadas y una pistola con tres cargadores de veinte rondas, a los ingenieros únicamente la pistola junto a dos cargadores y dos granadas, para la teniente el rifle con tres cartuchos y tres granadas pero en lugar de la pistola le dio un cortador laser con dos cambios de batería. A prisa explicó el funcionamiento de las armas y el sistema de recarga, claro que era en consideración a los ingenieros allí presentes, bueno más bien a la Teniente y el chico pelirrojo que no paraba de mirar la pistola con la boca abierta, continuó con la forma correcta de activar y lanzar la granada para terminar con la pistola. No dijo nada del cortador pero Fate había tenido uno artesanal hacía años y se tampoco era un instrumento, porque esa no era en realidad un arma, difícil de utilizar. Una vez finalizada la explicación los mando a las literas sin removerse los trajes, en sus palabras se convertiría en su primera piel por lo que más les valía irse acostumbrando a ellos.

Horas después la voz de la comandante los despertó, al parecer había llegado ya a su destino, el flamante crucero de investigación Al-Hazard podía verse desde la ventana ubicada en el centro de mando. Era una nave gigantesca, el nombre pintado en su costado bajo el emblema de la TSAB era el único detalle visible en cubierta, desde esa distancia era difícil distinguir las compuertas bajo las cuales se alojaban los cañones exteriores pero el Capitán ordenó a su piloto acoplarse con la bahía de desembarque rápidamente. Una vez estuvo la nave enganchada el sistema hidráulico la acopló en el espacio justo antes que el enorme casco exterior se cerrada y la tripulación ya en el puente esperaron hasta que los niveles de presión se estabilizaran, luego empezó el conteo regresivo para acoplar la atmósfera artificial y finalmente las puertas se abrieron.

Los soldados iban delante seguidos de cerca por la Coronel, sus armas listas para activarse ante el más mínimo movimiento. Fate iba atrás con sus dos subalternos, el joven Erio temblaba y ella misma tenía el corazón a punto de salir expulsado de su pecho, esperaron a la señal de los soldados que rápidamente aseguraron la sala. Era una habitación amplia, había algunos catres, cajas de munición a medio usar, suministros médicos y electrónicos, incluso había cascos y otras piezas pero el lugar le producía una incómoda sensación. Cuando la Coronel determinó que el perímetro era seguro distribuyó sus hombres para hacer un inventario rápido de lo que había allí, tres se quedaron a su lado y Fate mando Erio hacer lo mismo con los suministros electrónicos más para mantenerlo ocupado que por verdadero interés. Junto a Shari se reunieron con la Coronel en la compuerta que conectaba con la siguiente había, según el plano había tres bahías de descargue como esas conectadas entre sí por un corredor amplio que desembocaba en un compartimiento más grande en el cual el personal clasificaba y separaba los envíos para ser llevados a las diversas zonas de almacenamiento.

Signum probó incluso las contraseñas maestras que la TSAB le había dado pero la puerta seguía rechazando todo código y permanecía firmemente sellada. Finalmente se cansó.

-Ábrala Teniente. No tengo tiempo para perder con una compuerta averiada.

Fate asintió, con ayuda de una herramienta removió la parte inferior de la placa descubriendo la tarjeta de circuitos, lo que encontró la dejo inmóvil. La tarjeta fue alterada manualmente, especialmente trucada para mantenerse sellada y por un segundo creyó que era mejor dejarla así. Pero sabía bien que la Coronel no aceptaría un no por respuesta, por lo que antes de empezar a deshacer el daño, aun arrodillada giró y levantando la vista directo a su superior habló con seriedad.

-Coronel, será mejor para todos que sus hombres valgan por un ejército entero.

Signum sonrió y liberó el seguro de su rifle. Sus limitadas tropas le imitaron. Fate cerró los ojos durante un momento, reunió valor y procedió a deshacer el candado. Cuando el color del tablero cambió indicando que era posible abrir la puerta utilizando el mando Fate se colocó el casco y tomó el arma retrocediendo lo suficiente para que el personal militar tomara la delantera, aunque también contaba con entrenamiento militar e incluso rango de Teniente en ese momento su credencial era de ingeniera.

La puerta se abrió, el silencio era sepulcral y solo al cabo de unos segundos pudieron distinguir el sonido de algo arrastrarse lejanamente.

Año 3278. Abril 13 Hora 27:16 c.u.

Sector Omega II-B104.

Mid-childa.

Yuuno entró en la habitación, dejó las bolsas en la mesa y tarareando una melodía que había escuchado por esos días empezó a organizar los víveres en el congelador. Apenas había acomodado un par de bolsas cuando Zest apareció frotándose el cabello mojado con una toalla pequeña, al verlo lo saludó escuetamente y pasando por su lado tomó un par de plátanos que procedió a comer dejándose caer en una silla cercana.

-¿Y cómo va? – preguntó el ingeniero sin cesar su labor.

-Igual, sigue devolviendo todo lo que come. Si no mejora para mañana tendrás que hacer venir al médico de nuevo – contestó con voz preocupada.

Yuuno notó de inmediato el detalle y como conocía muy bien a Zest sintió que podía aligerar un poco el ambiente molestándolo un poco.

-Cualquiera diría que estas preocupado por ella.

-Lo estoy. Cuando la trajiste pensé que renunciaría a los dos días, pero a pesar de mis métodos ha resistido, creo que se ha ganado el derecho a que me agrade y me preocupe por ella. Es una buena chica – dio una mordida más a su plátano -. No comulgo con su razón para hacer todo esto, me parece un poco estúpida pero ya empieza a convencerme que tiene posibilidad de logarlo.

Yuuno rio. También él empezaba a creer que Nanoha podía tener éxito. Desde que su entrenamiento empezó no se quejó ni una sola vez del riguroso régimen que Zest le impuso, incluso cuando el mismo Yuuno le explicó que harían para perder la pista de la TSAB apenas preguntó si incluso su familia debía creerlo pero no se opuso ó protestó. Las largas y exigentes jornadas de acondicionamiento, las pocas horas de sueño y más recientemente la cirugía para implantar el sistema de sustento de vida le habían hecho perder un par de kilos, aunque claro había ganado una muy atractiva tonificación muscular que además de sentarle bien proveía credibilidad para el papel que debía interpretar. Dentro de unos días debía presentarse en la central de la TSAB, aún tenían que teñirle el cabello un par de tonos más castaño y lidiar con los suplentes pero con los principales problemas solucionados solo les restaba esperar que el cuerpo de Nanoha se terminara de adaptar al dispositivo.

Era normal que el cuerpo reaccionara así, sobre todo después de haber recibido una dosis de vitaminas por el sistema de soporte. Además, aún estaba bajo los efectos del sedante y los medicamentos que debía tomar para evitar posibles complicaciones eran bastante fuertes también, si no había mejora alguna tendría que llamar al médico y ya él determinaría si Nanoha podía o no continuar el acondicionamiento. Si su respuesta era negativa tendría que dejarla descansar por lo que no tendrían tiempo para terminar de acostumbrar su organismo y si recibía algún tipo de suministro seguramente se pondría igual, solo que entonces tendría que vérselas sola porque estaría ya en el cuartel de la TSAB. Si por el contrario mejoraba debían administrarle dos a tres ampollas más en la próxima semana que con un poco de suerte asegurarían un aceptable acoplamiento con el sistema de soporte y dadas las forzadas condiciones se daban por satisfechos.

De momento, lo único que podían hacer era monitorear el estado de Nanoha. Terminó de acomodar los víveres en el congelador en tanto Zest veía las noticias con desgano, fue hasta la improvisada habitación que habitaba su amiga y se sentó en la silla que habían dispuesto para vigilar su estado. Nanoha dormía, de cuando en vez, daba pequeños respingos y fruncía el ceño, también se movía en la cama y balbuceaba algo inentendible. Pero en general parecía que ya no tenía fiebre por lo que estaban un poco más tranquilos. Revisó archivos en su dispositivo hasta que sintió la mirada somnolienta y cansada de ella sobre sí.

-Vaya siesta ¿Eh?.

-Yuuno, me siento faltal… -contestó con un hilo de voz que apenas pudo identificar como propia-. Creo que mi cuerpo no lo acepta.

-Es una reacción normal, ya te bajo la fiebre y has podido dormir un poco. Tendremos que aplicarte un par de ampollas para verificar si estas rechazando el sistema ó si te vas adaptando.

Nanoha cerró los ojos con fuerza, evacuó el aire de sus pulmones tomando a continuación una gran bocanada y hundió el rostro en la almohada.

-Fate-chan tuvo que pasar por todo esto…

Dejando el dispositivo sobre la mesa se acomodó como pudo, la espalda comenzaba también a pasarle la factura.

-No realmente. Has pasado por un periodo de acondicionamiento físico muy fuerte, ahora con la cirugía es normal que tu cuerpo agotado reaccione negativamente, por lo que seguramente, Fate con mayor tiempo de acondicionamiento y un periodo de adaptación-recuperación más extendido no la paso ni cerca de lo mal que tú ahora.

Ninguno dijo nada por varios minutos. Yuuno no quería parecer desconsiderado restándole importancia al hecho que su amiga se preocupare con tanta vehemencia por Fate cuando ella misma no estaba en una buena posición, pero poco podía hacer para sentir empatía. Después de lo que había estado leyendo le parecía que la rubia había tenido muy buenas razones para mantener su pasado bien oculto, quizá si le explicaba con cabeza fría a Nanoha que exactamente era el motor para su reciente desaparición pudiera hacerle entender la verdadera peligrosidad del plan que llevaría a cabo pero probablemente no la haría cambiar de opinión. Sin embargo, podía intentar persuadirla una última vez.

-Nanoha he estado investigando sobre tu novia, hay muchos archivos con su nombre. Archivos poco agradables… - al no obtener respuesta continuó – no me fio de la TSAB por eso no sabría decirte si lo que dice allí es o no cierto, pero aunque solo una parte de todo lo fuera, lo que ocurrió con ella es un asunto muy serio.

-Sé que la han estado buscando durante mucho tiempo Yuuno, ella no recuerda bien que ocurrió en esa nave, pero ha hecho lo posible por ser honesta conmigo y yo creo en ella.

-Lo sé, pero entiende que también yo me preocupo. Si algo te pasa no creo que pueda dormir durante mucho tiempo, algo así como el resto de mi vida.

Nanoha giró un poco el rostro para ver directamente a su buen amigo. Había cosas que deseaba saber pero una en particular la estaba carcomiendo lentamente, estaba segura que Yuuno tenía la respuesta ó que la encontraría.

-¿Cómo la encontraron?.

-Llevaban años buscándola Nanoha… -respondió tratando en vano de evitarse la respuesta.

-Lo sé, me lo dijo. Pero también todo lo que había hecho durante mucho tiempo para evitar que eso ocurriera, entonces como es que ahora lograron dar con ella. Si lo sabes, por favor Yuuno dímelo.

Si, en efecto conocía la respuesta. No era culpa de Nanoha, quizá era de la misma Fate por no haberle advertido jamás revelar su actual domicilio, ó solo era como el destino disponía que fuera pero en cualquier caso era poco lo que él podía decirle para evitar que ella se sintiera culpable. Nanoha era muy testaruda y cuando se le metía una idea era casi imposible hacerle cambiar de parecer.

-De acuerdo, no lo tomes fatal. Fue por ti.

Un silencio sepulcral se hizo en la habitación. Tal como él esperaba el rostro de Nanoha perdió varios tonos, la culpa era un aura invisible pero palpable que de ella emanaba. Sintió el impulso de justificarla, de argumentar que no había motivo real para que empezare a cargar con una cruz que no le correspondía pero sabía que era en vano, sabía que era mejor para la misma Nanoha purgar su inexistente culpa y seguir adelante. La verdadera pregunta sería como dieron con Nanoha y como se enteraron de su relación con Fate, para ello tenía dos teorías: en la primera la TSAB jamás había perdido por completo el rastro de la ingeniera y solo esperaban el momento en que realmente la necesitaran para movilizar sus recursos. En la segunda, el azar les jugó una mala pasada permitiendo que la suerte no estuviera de su lado. Ó posiblemente era un poco de ambas. Esperó un poco, hasta que sintió era suficiente tiempo de auto culpa infundada.

-Mira Nanoha, es posible que los archivos estén adulterados, la TSAB tiene mucho que ocultar. Tiene, por decirlo de alguna forma, fuentes poco convencionales y por tanto es imposible que consignen la verdadera vía por la cual adquieren mucha de su información. por lo que, es probable que hayan contratado algún grupo para que se diera a la tarea de buscarla desde hace algún tiempo. Quizá de alguna forma dieron contigo…

-No importa Yuuno… pero gracias.

-¿Estás… bien?

Por primera vez en semanas Nanoha pudo sonreír con franqueza. Quizá no estaba tan mal como podía aparentar, ó era al contrario y se veía mejor de lo que se sentía. Estar bien no era la respuesta que pudiera dar, pero quizá argumentar que no tan mal era más sincero.

-No, me duele todo el cuerpo. Me siento culpable aunque sé que no es directamente mi culpa, de una u otra forma la iban a encontrar estoy convencida que lo piensas también. Pero sabes Yuuno, esto solo me da más motivos para levantarme de esta cama, ir hasta la TSAB y recuperar a mi novia.

-De acuerdo, por ahora concéntrate en lo primero. ¿Te sientes mejor?

-Algo. ¿Cuándo tendré que tomar una segunda dosis?.

En lugar de responder llevó su mano diestra hasta el bolsillo de la chaqueta y extrajo una ampolleta lista para aplicar. Nanoha hizo una leve mueca de dolor pero asintió tras unos segundos. Acercándose para aplicar el contenido al sistema de soporte de su amiga intentó aliviar un poco la tensión del momento.

-No te preocupes si te pones peor juro que llamaré al médico y te de algo para el malestar.

-Yuuno, si no estoy en peligro de muerte no hagas nada. Si haces que me inyecten algo intravenoso mi cuerpo se va a confundir y el proceso tardará aún más, no tenemos tiempo.

Infortunadamente tenía razón. Con cuidado retiró la cubierta e insertó la diminuta aguja en el receptor, tras un par de segundos el líquido comenzó a distribuirse lentamente en la pequeña antecámara para luego entrar en el cuerpo de Nanoha. La reacción fue casi inmediata y sus gemidos de profundo dolor le obligaron a apartar la vista, pero se quedó allí hasta que la mujer agotada por el impacto inicial colapsó.

Una vez fuera se reunió con Zest quién con cara de circunstancia lo esperaba al lado de un emparedado recién preparado.

-Dicen que los locos son siempre los mejores… - dio una mordida al pan, mastico y trago rápidamente-. ¿Les has hablado ya de ella?.

-No. Es personal no tiene nada que ver.

El otrora instructor emblema de la TSAB rio sonoramente.

-Si se va a embarcar en ese crucero es su asunto, ya lo sabes Yuuno. Te aprecio, pero no insultes mi inteligencia.

-No lo hago Zest. Lo que ella va a hacer allá, no guarda relación con los intereses que les importan. Es un asunto completamente aislado…

-Yuuno una vez en Al-Hazard no tendrá opción. No he podido averiguar gran cosa, están siendo demasiado reservados con el asunto y por eso sospecho que hay mucho en juego. Esa chiquilla está metiéndose en la boca del lobo…

Pero a ella no había nada que pudiera hacerle cambiar de parecer. Incluso si entre los dos le explicaban que ese crucero era por sí mismo una trampa mortal Nanoha no daría su brazo a torcer. Estaba determinada a rescatar a Fate incluso si eso significaba el mayor peligro de su vida. No había caso, por lo que quizá era mejor si no se enteraba de nada. Había una mínima posibilidad de que lograra llegar a Fate y pudiera utilizar alguna de las capsulas de extracción para escapar con ella, había arreglado con ciertos personajes su posterior desaparición y la mirada decidida de su amiga le hacía pensar que ese era un suceso posible. Además, en el momento necesitaba mantenerse calmada y centrada en su adaptación al sistema de soporte, saber que en el Al-Hazard había un brote pandémico de consecuencias aun indeterminadas no ayudaría en lo mínimo a mantenerla relajada, era seguro que aprovecharía la menor oportunidad para presionar su adaptación y además de fracasar podía lastimarse severamente. Por tanto, Nanoha no se enteraría de nada hasta que fuera estrictamente necesario ó inevitable.

-Voy a dormir Zest. Si pasa algo despiértame.

Esa noche Yuuno logro dormir más de cuatro horas seguidas. Nanoha no despertó hasta la tarde del día siguiente con un semblante inmejorable (para la situación) y Zest no mencionó durante el resto de semana el espinoso asunto del Al-Hazard.

La doctora Takamachi tuvo sus obras fúnebres en compañía de sus familiares y amigos cercanos, todos muy afligidos por su inesperada partida y la Sargento Starks se presentó en los cuarteles generales a tiempo para que la influencia de Yuuno pudiera enrolarla en la siguiente misión.

Como cualquier soldado recién transferido le fue asignado un pabellón y un diminuto cubículo que sería su residencia a partir de la fecha. En tanto los preparativos para la misión se completaban todos los participantes fueron llevados a una pequeña sala de conferencias, al parecer antes de ellos habían partido dos naves más todos pertenecientes a su propia misión, ellos (el personal miliar) serían el último complemento ya que el personal médico y había partido hacía dos semanas. Se había registrado un estable flujo de información por lo que era pertinente enviarlos, viajarían sin armamento, una vez en el crucero el oficial a cargo de la misión la Teniente Coronel Wolkenritter les asignaría su equipamiento y armamento junto a la función que desempeñarían. Habría tres escuadrones: el primero bajo el mando directo de la Teniente Coronel se encargaría principalmente de la seguridad de la misión. El segundo estaría disposición del personal médico y debían encargarse de mantenerlos con vida a toda costa. Y el tercero, más pequeño, bajo el mando de la ingeniera en jefe la Teniente Testarossa que cumpliría funciones mixtas. Aunque en sí todos estaban a disposición de la Teniente Coronel Wolkenritter.

Escuchó con atención, pero no pudo rescatar información que le fuera de utilidad. Resignada Nanoha cenó con sus ahora compañeros y luego se fue a su cubículo ansiando que los días pasaran con rapidez.

El tiempo transcurrió como debía. Sus días eran similares a los que pasó entrenando con Zest y a pesar de que fueron solo unas semanas no había diferencia entre ella y la gran mayoría de los soldados que la rodeaban. Unos como era natural tenían mayor destreza con las armas, eran capaces de armar y desarmar con gran rapidez el rifle estándar, otros expertos en explosivos lanzaban con precisión y puntería, también los expertos en combate cuerpo a cuerpo se hacían imbatibles en los duelos que los entrenadores proponían. En su caso, habilidad aceptable era suficiente para no despertar sospecha. Los momentos de descanso los pasaba mayormente pensando en lo que dejaría atrás. Ahora que estaba más reposada había estado reflexionando mucho en su familia, en el dolor que le había procurado a sus padres tener que asistir a su funeral sin haberla visto en más de tres años. No es que se llevara mal con ellos ni mucho menos, pero con la agitada vida que llevaba en la ciudad nunca había hecho un gran esfuerzo por sacar tiempo para ir a visitarlos en el pueblo. Ahora se arrepentía de siempre haber pensado que tenía todo el tiempo del planeta para hacerlo, seguro que su hermana Miyuki había hecho lo posible por consolar a su madre, ó que Kyouya habría dado un sentido discurso como el ejemplar hermano mayor que era, incluso que su cariñoso padre había sido incapaz de llorar intentando mantener la compostura. Entonces le entraba a ella también el deseo de permitirle a sus lágrimas correr libremente, pero se contenía, llorar no le sería de ayuda alguna y en cambio sería un fastidio con los lentes que debía llevar en casi todo momento.

En ocasiones le costaba reconocer la imagen que le devolvía el espejo hasta el punto de pasar horas muerta de la noche acostumbrándose de a poco a la desconocida que le devolvía la mirada. Su cabello que por años llevado extremadamente largo había desaparecido, ahora lo lucia apenas por encima de los hombros, de un castaño oscuro y no rojizo como era su tonalidad natural. Sus ojos azul claro eran ahora oscuros y con la pupila levemente dilatada en todo momento. También su cuerpo había sufrido una considerable transformación que a pesar de todo lo hacía sentirse bien, siempre pensó que tener un cuerpo tonificado sería imposible para ella, pues la saludable vía del ejercicio era un camino que no tenía deseo de recorrer. Y era que de cuando en vez, en esas ocasiones que el bichito le picaba siempre terminaba tan adolorida que determinaba no valía la pena. Pero ahora, el dolor del que tanto había huido estaba en el pasado y las marcas en los músculos de su cuerpo era la única evidencia de que alguna vez lo había sentido. Era surreal que su imagen pudiera distorsionarse tanto con cambios tan simples como podían ser el color de sus ojos y cabello, pero también había tenido que perder su nombre y eso solo incrementaba la sensación de extrañeza que su reflejo le trasmitía. Era ella, pero a la vez era alguien más. Nanoha Takamachi seguía viva muy dentro de sí misma pero había muerto para todos y se preguntaba de cuando vez si, Fate sería capaz de reconocer esa pequeñita porción que continuaba existiendo ó si llegaría a convertirse por completo en Stern Starks .

El esperado día llegó. Subieron a la nave un total de 28 soldados, el piloto y su asistente de vuelo más el ingeniero de la nave. Era difícil ocultar su nerviosismo, era la primera vez que viajaría fuera del planeta, máxime cuando se suponía que era un militar para quién esa acción sería rutinaria y apenas le consoló un poco que otros estuvieren también visiblemente afectados. Una joven, Lanster su apellido, le sonrió diciendo que a pesar de la costumbre siempre se ponía algo nerviosa antes de cada despegue pero una vez en ruta era cuestión de enfocar la mente en la misión para retomar la tranquilidad. En su caso no funcionaría, era seguro, pensar que dentro de unas horas finalmente estaría cara a cara con ella solo había que el estómago se le revolviera de alegría y miedo. ¿Cómo reaccionaría Fate cuando la viera?. ¿Acaso se alegraría tanto como era seguro que ella lo haría ó se molestaría porque había ignorado su petición de seguir con su vida?.

Ese era otro de los pequeños detalles que la afligían.

La carta que ella le escribió la misma noche que se fue ahora solo existía en su memoria.

Pero Nanoha no podía, ni quería resignarse a que su separación fuera de esa manera. Si lo suyo iba a terminar tendría que ser por algo importante, algo relevante ó algo que solo les incumbiera a las dos: quizá porque ella no deseaba adoptar un perro y Fate se moría de ganas por un cachorrito de peluda colita que la recibiera alegremente todas las tardes, ó porque Nanoha terminare por obsesionarse con la limpieza en tanto a Fate le daba más o menos igual que hubiere una muy leve capa de polvo en los estantes superiores de la cocina. Esas eran razones válidas, pero no porque el largo brazo de la TSAB se la hubiera arrebatado cuando aún había mucho que quería decirle. Entre eso una respuesta que había dudado tontamente.

Aunque a causa del hiper salto terminó devolviendo el desayuno se sintió más segura que nunca de lo que haría. Por ello, el viaje se le hizo demasiado corto y al acoplarse en la segunda bahía del Al-Hazard el corazón le latía a ruidosamente a toda marcha ante la expectativa. Sin embargo, fue la Coronel quién los recibió con un rostro impasible. Descargaron las cajas que habían llevado consigo, uno a uno fueron recibiendo su equipamiento y aunque la mirada azul penetrante de la Coronel se detuvo unos segundos de más en ella no ocurrió nada extraño. Ya con sus trajes puestos les fue ordenado formar, al azar la Coronel escogió cinco soldados que asignó para el cuidado del personal médico, un tercero les ordenó seguirlo.

-¿Nombre?

Escuchó la voz de la Teniente Coronel muy cerca de sí, pero la pregunta fue respondida de inmediato por la joven que intentó tranquilizarla durante el viaje y tras escoger tres soldados más habló nuevamente.

-Con Testarossa. Llévenlos.

Eso significaba que Nanoha junto al resto del personal estaría atascado con la Teniente Coronel. Maldijo para sí, por un lado suponía una gran dificultad para su objetivo principal pues tendría que buscar una manera discreta de reunirse con Fate, es decir, el momento oportuno para escapar de la Coronel y rogar que la Teniente no estuviera atareada o bien vigilada. Por otra parte, no pudo evitar pensar que sería ella quién se encontraría en la primera línea lo que le preocupaba, pues a pesar de la teoría que hubo aprendido con Zest, la sola idea de tener que luchar hacía que las piernas le temblaren. Sin embargo, encontraría la forma de sobreponerse a su miedo y escapar de allí con Fate tal como lo había planeado, aunque en realidad no supiera como iba a hacerlo.

Año 3278. Abril 19, Hora 23:17 c.u.

Complejo Epsylon IX-C035.

Mid-childa.

La música era aceptable, el grupito que cantaba en vivo no parecía tener mucha experiencia con el público por lo que era normal que la mayoría de los presentes estuviera mucho más interesado en el fondo de sus copas que en sus letras. A decir verdad a Yuuno no le desagradaban del todo, verdad que eran demasiado ruidosos y el bajo estaba terriblemente desafinado pero el vocalista cantaba con convicción, aunque la letra era bastante superficial y no tuviera un mensaje más allá de palabras animosas en rima. Había escuchado peores presentaciones así que estaba conforme, además tenía un coctel bastante sabroso y la mesa que había conseguido estaba alejada del bullicio de la tarima, podía relajarse un poco y disfrutar su distracción temporal. No paso mucho hasta que alguien tomó la silla a su lado y se dejó caer uniéndose a la rechifla al baterista que había dejado caer uno de sus palillos.

-Este lugar es mejor que ver una película de comedia. Siempre traen grupos horribles.

-Verdad, pero es mejor que quedarse en casa ¿No?. Y los cocteles son buenos.

Haciendo una señal a una de las meseras que pasaba por allí ordeno para Hayate una bebida idéntica a la suya. No estaba seguro si le gustaría, pero francamente poco le importaba. Esperó que estuviere lo suficiente lejos para reanudar la conversación.

-¿Y bien, qué quieres?.

-Que poco galante, ni siquiera preguntas como estoy – dijo con tono burlón-. Bien, bien. Supongo que es mal general el querer siempre centrarnos en los negocios ¿Eh?.

-Llevo prisa Hayate, tengo un montón de gente que está dispuesta a darme su dinero a cambio de lo que puedo hacer por ellos, así que si no te importa apresurarte.

Hayate rio pero no apresuró en lo mínimo la conversación. Le gustaba fastidiar al rubio de cuando en vez, eran muy divertidas sus muecas, sus expresiones de impaciencia le daban verdadera risa pero en esa ocasión además de un poco de diversión no tenía más que ir a dormir y eso último no le apetecía. Además, Yuuno solo fingía estar muy ocupado, ella sabía que a esa hora el chico no trabajaba y que había hecho –como siempre- una excepción para reunirse con ella en ese bar cerca de su hogar. Hasta era probable que a pesar de su actitud la estuviera pasando bien, aun con el mar de diferencias que se había extendido entre ellos. Además, ambos tenían ciertos intereses comunes en los que podían brindarse colaboración mutua, a cambio claro de algún favor, que por cierto el rubio había cobrado un par a algunos contactos que si bien alegó ser para un asunto personal no dejaba de ser peculiar dado el momento que transcurría.

Aunque ese era un tema que le interesaba poner en la mesa no era el motivo por el que le pidió reunirse con ella. Necesitaba algo de información de buena calidad para apaciguar al impaciente Vice-Almirante y si había alguien que podía conseguirle justo lo que necesitaba en poco tiempo era él. Por otra parte Carim estaba ocupada hasta las pestañas con los preparativos para el aniversario del Santo y apenas habían hablado unos minutos en semanas. En consecuencia también su vida sentimental era inexistente.

-Necesito información sobre el predecesor de Carim Gracia.

-¿Qué tipo de información?.

-Del tipo… - calló y esperó hasta que la mesera se alejara -… que no encuentras en los archivos súper encriptados de la TSAB ó la SIB.

Yuuno la miró durante varios segundos, con toda parsimonia dio un par de tragos a su bebida y se rasco la barbilla pensativo. Hayate también bebió saboreando el fuerte sabor a menta de su coctel, no presionó y se entretuvo observando la gente a su alrededor hasta que el ingeniero finalmente habló.

- Deckard fue una rara elección para sumo sacerdote, cuando murió no creo que a nadie le hubiera dado verdadera pena. Pero creo que lo que deseas saber es cómo logró casi armar una revolución que hizo temblar a la misma TSAB y tu amada SIB.

-Si. Es obvio que el tipo no tenía suficiente cabeza para armar nada, estoy segura que no fue más que un títere de alguien más pero no he logrado obtener información suficiente fuerte para apuntar mi bello dedito en alguna dirección.

Riendo Yuuno se acomodó en la silla.

-Tengo algunas fuentes que hablarían a cambio de algo…

-Nunca es gratis ¿No? – lo interrumpió adoptando ella también una posición más cómoda.

Una de las cosas que siempre le satisfacía de hacer negocios con Yuuno (ó de solo pasar el rato con él) era lo rápido que podía relajarse el ambiente, aunque ambos se aseguraban de mantener la conversación en un plano estrictamente laboral no podían evitar relajarse y dejar que la misma fluyera con naturalidad.

-Van a querer más que solo dinero, a estas personas el efectivo les va bien, pero prefieren tener un favor que cobrar cuando lo necesiten. Si estas segura que puedes pagar su precio, entonces yo me hago cargo de ponerte en contacto con ellos…

Pasando la palma abierta de su mano derecha por la barbilla el rostro alegre de Hayate se tornó serio y pensativo. Deseaba la información, quizá estaba en condición de pagar el precio de la misma pero no quería que quien fuera la fuente pudiera relacionarla alguna vez con el asunto, la mayor parte del éxito de su silenciosa labor en la SIB radicaba en ser no más que una sombra. El Vice-Almirante podía ser codicioso pero no comulgaba del todo con ciertas filosofías, él creía que la TSAB podía conseguir lo que se proponía por caminos más bien legales ó al menos en apariencia. Pero ese no era el caso, por lo que admitir que para llevar ese reporte a su mesa había hecho uso de las fuentes que él no aprobaba podía afectar mucho su imagen y en ese punto no se podía permitir caer del pedestal. A menos claro que Yuuno lograra dar con algún agente retirado que pudiera aportar evidencia física.

-No me dirás, estoy segura pero… ¿La fuente es fiable?.

-Ex agente de la SIB, entrenador estrella de la TSAB, no me ha fallado ni una vez en todo el tiempo que lo conozco.

-Zest Grandgais, gran tipo…

Por unos segundos Yuuno perdió color, pero luego ambos rieron y brindaron para acto seguido pedir otra ronda y continuar así con su conversación.

-Está bien, no debería sorprenderme que sepas de quién se trata. Asumo que sabes bien lo que sucede con él y que puedes encontrar la forma de ayudar con su problemilla.

-Si él puede darme información útil…

Hacía unos años investigó un caso que se relacionaba con el de Zest. Uno de los almirantes de la TSAB estaba bajo sospecha de traición, nada muy grave, solo vender información de poca importancia a grupos rebeldes en un par de colonias. Investigando junto a dos brillantes y recién egresados agentes lograron determinar que en efecto el hombre había revelado un par de mal llamados secretos a los insurgentes. Sus dos compañeros que eran jóvenes e idiotas dejaron inflados su pechos mientras le presentaban a Lindy y Letty su gran descubrimiento, en tanto ella se mantuvo en silencio, evaluando la completa ausencia de reacción en los rostros de las mujeres. Pero sus dos compañeros muy preocupados que sus trajes no fueren a arrugarse con la exagerada gesticulación que acompañaba sus argumentos no cayeron en cuenta de nada. Era obvio que ellas lo sabían, bastaba con observarlas mirarlos con esa mezcla de aburrimiento y fastidio con cada arremetida de los sujetos en contra del Almirante. En fin, cuando concluyó la exposición ambos estaban orgullosos de su labor pero fue Hayate quien tomó la palabra, caminó hasta la mesa dónde el dispositivo de almacenamiento y lo destruyó con sus propias manos, como era apenas natural los dos sujetos estaban escandalizados y poco les faltó para saltar sobre ella y estrangularla con sus propias manos. Hayate rió y miró a la directora General de la SIB con detenimiento, como si quisiera hacerle saber que no era necesario seguir con la farsa, que ella había notado como desde el principio el acusado no había hecho otra cosa que no fuera seguir las instrucciones de alguna de las dos. La razón de la SIB y la TSAB para incitar a los rebeldes no era de su incumbencia y le bastaba con saber que había malgastado su tiempo descubriendo que el agua moja. Dos semanas después fue ascendida y sus dos relucientes compañeros despedidos. Así aprendió que en la SIB la clave del éxito no se encontraba en lo bien que hicieras tu trabajo, sino en lo mínimo que estorbaras el de otros.

Con respecto a Zest. Había sido, tal como Yuuno lo dijo, uno de los entrenadores estrella de la TSAB. Un hombre de recio carácter y con firmes políticas sobre que hacía un recluta formidable, la forma como debían ser entrenados con el mayor rigor para obtener no solo soldados de alta calidad sino guerreros fieles a los ideales de la TSAB. Quizá su mayor obra fue la Teniente Coronel Signum Wolkenritter, el mejor ejemplo de un letal sabueso entrenado que jamás se atrevería a morder la mano de su amo. Era por si solo una pieza de gran valor para los engranajes de la agencia, por lo que su repentina desaparición fue algo más difícil de enmascarar que otras tantas. Se dijo que luego del horrible accidente en el que fallecieron su esposa y su hijo el Instructor se sumió en una gran depresión que lo llevó a ausentarse durante varios días de sus labores, cuando finalmente lograron hacer contacto con él no era el mismo hombre y debido a su estado mental era mejor que tuviera un retiro prematuro. Aunque con más palabras constaba así en el registro oficial, la verdad en cambio era mucho menos agradable: El horrible accidente no había sido sino lo primero, al parecer el hombre debía ir en ese avión pero un contratiempo con el sistema de transporte en la ciudad no le permitió llegar a tiempo para abordar por lo que partió sin él. Los días que no se reintegró a sus labores luego del funeral los pasó fuera de casa, entregado a una cruzada personal por descubrir como exactamente ocurrieron los hechos y aunque jamás se mencionaron los tres cadáveres que hallaron por esos días no era difícil determinar cómo es que él descubrió la verdad. Aunque Zest era un gran elemento, también suponía un riesgo enorme, uno que los altos mandos no estaban dispuestos a tolerar por mucho más. Él conocía mejor que cualquier otro que tipo de operaciones secretas se llevaban a cabo en las colonias, la naturaleza de las investigaciones que desarrollaban en los cruceros y como las pandemias en varias colonias eran todo menos accidentales. En resumen, Zest era un peligro y por tanto tenía que ser neutralizado.

Con lo que la TSAB no contaba es que el Instructor fuere a contar con tanto apoyo por parte de varios grupos, que para las circunstancias del momento, no era conveniente provocar. Por ello durante varios años se hizo intocable sin tener que vivir precisamente escondido, únicamente debía revelar algún secreto de cuando en vez para mantenerse con vida. Entre esos protectores anónimos estaba la iglesia del Santo bajo el mando de Deckard, si alguien podía darle información detallada de como un tipo tan poco inteligente como él pudo sentar las bases para una rebelión seguro que era Zest.

Dejando su historia de lado. Hayate había desarrollado cierta admiración por él cuando se hubo enterado en detalle de su historia, es que no cualquiera era capaz de enfrentarse tan directamente a la TSAB y vivía para recordarles permanentemente que no todo estaba bajo su control.

-Nada de lo que él te diga puede ser inútil Hayate. Últimamente la TSAB no parece estar tan encima de él como antes, pero ya sabes que no está de demás tomar precauciones. Mis amigos y yo hemos hecho lo que podemos pero me temo que no vamos a lograr mantenerlo fuera durante mucho tiempo… - dejó la frase sin terminar con la esperanza que la mujer interpretare su silencio a la perfección.

-Escucha Yuuno – empezó bajando significativamente la voz – el problema es que… no hay forma de decirte un lugar y una fecha, pero cuando se pongan en contacto conmigo seguro que estaran enterados de todo. Sabes como funciona.

Hizo una pausa considerando sus palabras. Si bien no era necesario ser tan cuidadosa tratándose de Yuuno era siempre una buena idea mantener las apariencias, después de todo esa era la clave para la supervivencia, la de ambos.

-Zest les interesa eso es evidente, te han dejado actuar con libertad y supongo que también a mí al encontrarnos esta noche sin que ninguno de sus mensajeros apareciera. Quizá mi querido amigo estemos jugando con fuego, quizá vayamos a resultar quemados ó quizá no pase nada y cada quién irá por su lado impune – con un rápido movimiento quedó a solo centímetros de su vaso, observándolo con suma atención -. Chrono es un tipo difícil pero sabe bien que nada es gratis y para lograr su objetivo es probable, si juego bien mis cartas, que acepte ayudar a Zest en su cruzada personal pero Carim no va a entregar a nadie de la Santa Iglesia sin que haya pruebas irrefutables de su culpabilidad.

Yuuno permaneció bebiendo en silencio. En menos de cinco minutos terminó su trago, sin levantarse se acomodó la bufanda y el gabán. Él no debía tener tanto cuidado como Hayate pero la conocía desde hacía mucho y le agradaba lo suficiente para no presionar. Esperaría el tiempo que fuera necesario, solo aspiraba que no les tomara mucho terminar de decidir si valía la pena.

-Averiguare todo lo que pueda sobre los contactos de Deckard en la TSAB, SIB e incluso en la Santa Iglesia, no puedo prometerte que sean pruebas irrefutables pero te aseguro que tendrán un mal rato comprobándolo.

Luego se levantó despidiéndose con una seña escueta y pasando por la caja se aseguró de cancelar la cuenta dejando además una generosa propina.


Hayate… te extrañe tanto en Fatum, pero espero que pueda compensar.

Digan lo que digan, si hay un apocalipsis zombi, a mí que me salve Nanoha.