Nombre del fic: Sherlock: Él sí que está bastante guapo

Nombre original: Sherlock: He does look quite dashing

Autora: IBegToDreamAndDiffer

Traductora: Lilu's Michiefs

Fandom: Sherlock

Pareja: Mycroft Holmes/Greg Lestrade un poco de Sherlock/John

Resumen: D.I. Lestrade está harto de los rumores. Su esposa piensa que está siendo infiel, Sherlock Holmes cree que está en una relación y John Watson sólo le sonríe con complicidad. ¿Y por qué eso es tan molesto? ¡Todos piensan que Greg está con Mycroft Holmes! Pero no lo está… ¿verdad?

Disclaimer: Los personajes originales le pertenecen a Arthur Conan Doyle, esta versión le pertenece a Steven Moffatt y Mark Gatiss.


NdT: Esto es algo completamente nuevo para mí, recién estoy descubriendo este fandom a pesar de haber sabido de él desde hace muuuuuuuucho, pero siempre temerosa de las cosas incompletas nunca me adentré. Gracias a NatLB que me dio el empujoncito para hacerlo y gracias a Runa97 quien me beteó la historia.


Capítulo 1: Discusiones


—¡Maldita sea, Millie! ¡El hecho de que salga con Mycroft Holmes no significa que durmamos juntos, joder! ¡No soy gay, y él tampoco lo es!

Greg Lestrade suspiró. Estaba cansado de tener esta conversación con su esposa. Greg había estado pasando gran parte de su tiempo con el mayor de los Holmes últimamente, pero solamente eran amigos. Greg nunca se había sentido sexualmente atraído hacia un hombre y a Mycroft le sucedía lo mismo. Sólo que dos hombres pasaran un tiempo juntos no significaba que estuvieran saliendo.

Millie Lestrade bufó y se cruzó de brazos.

—Sí claro, Greg. Puedo ver la forma en que ustedes dos se miran.

— ¿Qué? ¿Así que ahora si veo a un hombre significa que quiero acostarme con él? ¿Entonces cada vez que veo a Sherlock o a John, o incluso a Dimmock, significa que quiero follar con ellos?

—¡No —siseó Millie—, porque ellos no son el maldito Mycroft Holmes!

Greg se pasó las manos por su canoso cabello.

—Millie, ya hemos pasado por esto cientos de veces, ¿está bien? ¡No estoy teniendo una aventura!

Quería gritarle que él no era como ella, pero el pensamiento de Millie con otro hombre lo hirió. Sabía que ella le era infiel, había visto todas las pequeñas pistas. Pero se mordió la lengua y cruzó sus brazos.

Millie lo miró fijamente.

—¡No me mientas, Greg! ¡No lo hagas! ¡Admite que estás con él!

—¡NO ESTOY CON ÉL! —explotó Greg. Millie se encogió mientras que Greg cogió su chaqueta y sus llaves. Ya había tenido suficiente, no iba a quedarse allí.

Que Millie piense la mierda que quiera, gruñó cuando cerró la puerta del apartamento. Me importa un carajo.

{oOo}

Greg se encontró deambulando por Londres sin rumbo. Después de dos horas de tratar de convencerse de no hacerlo, compró un paquete de cigarrillos y un encendedor. Prendió uno rápidamente y exhaló con un suspiro, la nicotina empezaba a fluir a través de su torrente sanguíneo.

—¿Comenzando nuevamente, Gregory?

Greg sonrió y se volvió. De pie, detrás de él, en la oscura calle estaba el mismísimo Mycroft Holmes. Era más alto que Greg, se vestía mejor, y era mucho más apuesto según Greg.

En realidad, los dos hombres no podían ser más distintos. El cabello de Mycroft era marrón oscuro, el de Greg gris. Mycroft tenía gélidos ojos azules, Greg tenía ojos color marrón oscuro. Mycroft era muy alto, Greg solamente era alto.

Y Mycroft Holmes era un hombre muy, muy inteligente. Y peligroso.

A Greg ni se le permitía llevar un arma encima.

—Hola Mycroft —Greg sonrió y miró a su cigarrillo—. Sí, empecé de nuevo.

—¿Puedo preguntar por qué? —preguntó la suave voz conforme su dueño se acercaba. Mycroft se detuvo junto a Greg y lo observó.

—Millie y yo tuvimos una pelea —admitió Greg.

—¿Oh? ¿Qué sucedió? —Mycroft sonaba como si realmente se preocupara y Greg se encontró sonriendo.

—Ehm, nada. Solamente algo estúpido.

Mycroft alzó una ceja.

—No estarías deambulando por las calles de Londres la noche de un sábado si se tratara de nada, Gregory.

Mycroft era la única persona que lo llamaba Gregory. Bueno, sin contar a su madre, que sólo lo llamaba así cuando estaba molesta.

—Fue… nada, de verdad —dijo Greg de nuevo.

Mycroft continuó mirándolo escépticamente, pero lo dejó pasar. Respirando profundamente miró alrededor y dijo:

—Es una bonita noche.

—Sí —gruñó Greg.

Mycroft rió entre dientes.

—Que buena pronunciación, Gregory.

Greg sonrió.

—Ella cree que estamos durmiendo juntos, ¿no es así? —musitó Mycroft.

Greg balbuceó y dejó caer su cigarrillo. Miró fijamente a Mycroft, quien se veía bastante petulante ante su reacción.

—Yo… ¿Q-qué?

—Tu esposa —dijo Mycroft—. La Sra. Lestrade tiene la impresión de que tú y yo estamos teniendo una aventura.

Se quedó mirando a Greg, sus ojos brillantes y penetrantes. Greg sabía que no tenía sentido mentir.

Con un suspiró recogió su cigarrillo y dijo:

—Sí, eso cree. No dejo de decirle que deje de ser tan estúpida.

Mycroft emitió un sonido divertido.

—Sí, bueno. Cuando dos hombres pasan mucho tiempo juntos es inevitable que haya rumores.

—Sí —bufó Greg—, basta con ver a Sherlock y John.

—Mi hermano y el buen Dr. Watson son el ejemplo perfecto —Mycroft asintió con la cabeza—. Mi hermano es un asexual y el Dr. Watson definitivamente es heterosexual. Sin embargo, sólo porque viven juntos y coquetean sin cesar, deberían de estar durmiendo juntos. Desafortunadamente ese no es el caso.

—¿Desafortunadamente? —preguntó Greg.

Mycroft asintió nuevamente y se apoyó en su siempre presente paraguas.

—A mi hermano le haría bien tener una relación amorosa. Pero no parece importarle mucho nada que tenga que ver con el sexo, sea con el género que sea. A menos que la persona esté muerta; no le interesa nadie… seas tú, el Dr. Watson o yo.

Greg asintió.

—Uhm. Probablemente se calmaría un poco si consiguiera un buen polvo.

Mycroft rió.

—Muy cierto.

Ambos hombres quedaron en un agradable silencio. Habían pasado muchas noches juntos, la mayoría de ellas en restaurantes, cafés o incluso en el apartamento de Mycroft. Habían encontrado su mutua compañía refrescante, además que les daba la oportunidad de quejarse sobre el trabajo y Sherlock.

—Bueno, no es que esto no sea encantador —dijo Mycroft repentinamente—, pero tengo una cena esperándome en casa. ¿Te gustaría unirte, Gregory? ¿O planeas regresar a casa?

La idea de pasar otra noche en silencio en el sofá hizo que el corazón de Greg doliera.

—Nah, no iré a casa —dijo—, y sí, me gustaría ir.

Un coche negro se deslizó hasta detenerse frente a ellos y Greg sonrió.

—Exhibicionista.

Mycroft soltó una risita.

{oOo}

Greg terminó en la habitación de invitados de Mycroft (la cual era en realidad más grande que el dormitorio de su casa). Millie intentó comunicarse por su teléfono móvil, pero Greg la ignoró.

Se puso una ropa de repuesto en su oficina y fue llamado hacia una escena del crimen. El muchacho había sido apuñalado doce veces y Sherlock Holmes revoloteaba alrededor, observando como John Watson echaba un vistazo al cuerpo. Greg tomó un sorbo de su café y se movió inquietamente. Se había fumado todos sus cigarrillos la noche anterior y estaba ansioso por comprar otro paquete.

—¿Fumando de nuevo, Lestrade? —preguntó Sherlock.

Greg lo ignoró.

—Y no fuiste a casa anoche.

—Sí, sí —murmuró Greg—, mis dedos se estremecen, huelo a humo y estoy usando mi ropa de repuesto.

Sherlock alzó ambas cejas.

—Muy bien, detective inspector. Aún hay esperanzas para ti —dio media vuelta y John se acercó a decirles que es lo que había encontrado.

—Fue el tío —anunció Sherlock—, trató de violarlo y el muchacho se defendió. Encontrarás el ADN del tío debajo de su zapatilla. Ahora vete, Lestrade, ve a encontrar al tipo malo.

—Gracias John —dijo Greg—, y supongo que gracias a ti también Sherlock —sonrió cuando Sherlock entrecerró sus ojos.

—¿Ya estás acostándote con mi hermano?

La boca de Greg se abrió y John fulminó con la mirada a su compañero de piso.

—¡Sherlock! —dijo.

—¿Qué? —preguntó Sherlock, su rostro era una máscara de inocencia—. Simplemente le hice una pregunta al buen Inspector.

—¿Qué… de qué… cómo… de qué diablos estás hablando? —exigió Greg.

—Simplemente pregunté —dijo Sherlock lentamente, como si Greg fuera un estúpido—, si ya has tenido relaciones sexuales con mi hermano mayor, Mycroft. ¿Te gustaría que deletree su nombre completo? Puedo hacerlo, es un nombre bastante divertido.

Si fuera posible, la mandíbula de Greg hubiera bajado incluso más.

—¡Yo… ¿qué?… no!

—Oh —dijo Sherlock, mirándolo de arriba a abajo—. Como pasaste la noche en su apartamento, simplemente pensé que ustedes dos finalmente lo habían decidido…

—¿Cómo sabías que estuve allí anoche? —demandó Greg.

Sherlock chasqueó la lengua.

—Detective inspector, por favor. Ya has confirmado mi deducción de que no fuiste a casa la noche anterior. Durante los últimos meses tú y mi hermano se han vuelto considerablemente cercanos. Supuse, naturalmente, que pasaste la noche allí como consecuencia de que mi hermano te encontrara deambulando las calles de Londres anoche después de haber peleado con tu esposa. Y, por supuesto, pude oler el champú que Mycroft mantiene en el baño de invitados.

Hizo una pausa.

—Uhm, supongo que debí deducir que tú y Mycroft aún no han dormido juntos por el olor del champú. Si hubieran tenido relaciones sexuales, sin duda alguna olerías a esa horrible colonia que Mycroft usa.

Greg lo miró fijamente. La colonia de Mycroft no era horrible. En todo caso, olía bien para Greg. John suspiró nuevamente al ver la expresión de ira que cruzó el rostro de Greg.

—Sherlock, esto no es asunto tuyo —murmuró John.

—¡No estamos durmiendo juntos! —Siseó Greg—. ¡Estoy casado, joder! ¡Y ninguno de los dos es gay!

—Sí, claro que no —dijo Sherlock rodando los ojos—. Todo el mundo está muy feliz con sus pequeños títulos sexuales y a la mínima mención de cambiar de dicho título se recibe con enfado. John, vayámonos antes de que Lestrade explote.

Y se dio la vuelta, con un remolino dramático de su abrigo. John miró a Greg.

—Siento eso —murmuró.

—Está bien —dijo Greg—. Ya estoy acostumbrado.

John sonrió débilmente antes de seguir a su compañero de piso.

{oOo}

Sherlock tenía razón, obviamente. Greg y Sally Donovan tocaron la puerta y cuando el tío vio quienes eran echó a correr. Greg lo derribó pero el hombre lo pateó, golpeando la parte posterior de la cabeza de Greg. Hizo una mueca de dolor y el hombre escapó hacia arriba por las escaleras.

Greg se puso de pie y lo persiguió, Donovan siguiéndolo rápidamente. El tío estaba intentando escapar por la ventana cuando Greg lo derribó nuevamente, ambos cayendo al suelo. El hombre dio puñetazos al estómago de Greg y él gruñó pero no lo soltó.

Greg giró al hombre y le puso las esposas.

—Norman McNeill, quedas bajo arresto por el asesinato de Scott William McNeill. Todo lo que digas podrá ser usado en tu contra.

Cerró las esposas y Donovan lo ayudó a ponerse de pie.

—Estás sangrando —dijo Donovan cuando lo arrastraban escaleras abajo.

Greg se llevó una mano a la cara. Su nariz estaba quebrada, su mejilla magullada y sentía que había sangre corriendo por su barbilla, Se había manchado la camisa y Greg suspiró. Ahora tenía que ir a casa.