Géneros: Romance, Drama y Humor.

Descargo de responsabilidad: Naruto y sus personajes no me pertenecen; las ocurrencias y demás, así como la historia, sí son producto de mi descabellada imaginación.


Capítulo 7: Pánico en el aire.

Nos encontrábamos en un "pequeño" pueblo, caminando por las muy concurridas calles de ese lugar.

Yo NO estaba caminando, creo que debo aclararlo... y no, tampoco estoy volando. Pues me estaban cargando, era tan obvio que seguro se lo imaginaban y... quien lo hacía era nada menos que: Sasuke Uchiha; quien se había rehusado a permitirme desplazarme por mí misma.

Ya que estaba aburrida, me puse a pensar en tonterías ––Y muy seriamente–– si realmente, son necesarias las piernas hoy en día. No pude evitar preguntármelo, y creo que deberían investigarlo.

Estaba tan avergonzada, que mi cara ardía de la peor forma posible. La gente, al pasar por "mí" lado, me observaban detenidamente, y valla uno a saber qué era lo que pasaba por sus mentes al verme con esa expresión, que no supe reconocer. De verdad, era nuevo para mí.

Miré a Sasuke-kun; él observaba todo con una mirada curiosa en su rostro.

Los civiles decoraban el lugar, con guirnaldas y colgantes de muchos colores en los techos de sus casas o negocios. Estaba todo muy bien hecho e hizo que me preguntara por qué lo hacían.

Tal vez algún festival se llevará a cabo en este lugar o... simplemente, lo están decorando para que se vea bien. Después de todo, parece un lugar turístico.

––Ooh... cuanta gente–– Suigetsu miró hacia todos lados y a cada persona que pasaba por su lado.

––Sí, tienes ra...–– Karin decía antes de que chocara contra Juugo y cayera al suelo. Pareció muy doloroso.

––Ugh... oye Juugo, fíjate por donde vas–– le regañó ella y se acomodó sus gafas.

––Lo siento–– se disculpó él.

––Oye Sasuke-kun... creo que ya soy capaz de utilizar mis piernas... umm–– dije algo avergonzada. Él no dijo nada y me dejó bajar lentamente hasta que yo pude sentir por primera vez en todo el día, el suelo bajo mis pies. Aunque no voy a negar el hecho que me agradaba que él me lleve... je.

––¿Qué estará ocurriendo aquí? ¿Por qué éstas decoraciones tan extrañas?–– preguntaba Suigetsu a la nada.

––Creo que harán un festival–– dijo Juugo, tal vez respondiendo a la pregunta que Suigetsu había hecho a nadie en realidad... al menos eso creo.

––¿Un festival? Eso suena divertido–– dijo Karin–– ¿Verdad, Sasuke-kun?–– preguntó mientras lo miraba.

––Hn... no–– él respondió simplemente.

––¿Por qué?–– pregunté.

––No me agradan ese tipo de cosas–– respondió.

––¿Por qué?––repetí la misma pregunta––Es divertido–– agregué.

––Porque me parecen una pérdida de tiempo–– contestó mirando al frente.

––Pero dije que es divertido–– esta vez mi tono salió más cómo uno de súplica.

––Y yo dije que son una pérdida de tiempo–– respondió sin darle demasiada importancia.

Levanté una ceja y miré hacia adelante. ¿Por qué los Uchihas tienen que ser tan aburridos? ¿Acaso no se divierten? ¿Qué hacen para pasar el tiempo? ¿Nada?... Nah, de seguro entrenan hasta desmayarse... ¡Por favor! ¿Qué clase de vida es esa? ¡No es para nada divertida! ¿O sí lo es...? ¡¿Y por qué demonios me estoy preguntando todo esto que es extremadamente estúpido?!, creo que yo especialmente, debería conseguirme una vida y dejar de pensar en tantas estupideces.

Esto puede sonar tonto pero... ese Uchiha definitivamente, debe divertirse, y yo personalmente, me ocuparé de que lo haga y que abandone de una buena vez esa ideología ridícula de "Prohibido divertirse" y "Entrenar hasta desmayarse es lo más saludable"

Miré a Karin. ¡Sí! ¡Ella tal vez pueda ayudarme y de esa forma no tendré que hacerlo sola!

––Pss... Karin–– llamé. Ella me miró y levantó una ceja.

––Ven–– dije e hice unas señas para que se acercara. Ella lo hizo.

––¿Que sucede pelo de chicle?–– preguntó Karin una vez que se encontraba a mí lado.

––Umm, tengo algo estúpido en mente que tal vez nos divierta.

––¿Eh? ¿Y qué es?––preguntó, al parecer interesada. Eso me hizo sonreír.

––Convencer a Sasuke-kun para que venga al festival con nosotras–– respondí y sonreí más ampleamente al ver que ella se sonrojaba ante el nombre. Eso significa que aceptaría.

––Yo... bueno... si se trata de Sasuke-kun... ––dijo mientras se tambaleaba de una manera extraña––, ¿Y por qué quieres hacer esto?––preguntó de repente y me entrecerró los ojos.

––Amm, en realidad, quiero convencerlo de que lo que piensa acerca de los festivales, es todo lo contrario... y que deje de comportarse de esa forma, o sea, que la diversión no está en su diccionario, por lo que habrá que hacer algunas modificaciones e introducirla–– respondí.

––¿No crees que estás exagerando un poco?–– preguntó Karin.

––¿Tú crees?––llevé una mano a mi barbilla y luego le dí una mirada a Sasuke-kun y me dí cuenta que él, junto con los demás hombres del equipo, nos esperaban a unos cuantos metros de nosotras, lo cual nos habíamos detenido en medio de las concurridas calles para charlar sobre nuestro "plan".

Me sonrojé y me acerqué rápidamente a ellos, seguida por Karin.

––Lo siento, nos distrajimos un poco–– me disculpé.

––Oigan, ¿De qué hablaban ustedes dos?–– preguntó Suigetsu una vez que estábamos junto a ellos.

Yo iba a responder, pero Karin lo hizo por mí.

––¡De algo que no te interesa, cara de pez!

––Mmm... si lo pregunto es porque me interesa–– él respondió rascándose la barbilla–– Y... ¡Oye! ¿Por qué me insultas?

–Ne... no se trata de nada importante, sólo... vámonos que nos están esperando– me apresuré a decir, antes de que una pelea surja entre ellos dos.

–Eeh... sí, tienes razón, creo que...– Suigetsu volteó y dejó de hablar– Agh... esos malditos ya no están... ¡Se fueron sin avisarnos!

Parpadee un par de veces y miré hacia todos lados, y sólo pude ver a la gente pasando por mí lado, y nosotros nos encontrábamos en medio de la multitud.

–Pero... hace sólo unos momentos, ellos estaban con nosotros– dije algo confundida.

–Mm, sí... es verdad– Karin dijo pensativa– Pero... ¿Donde pudieron haberse ido entonces?

–Vamos a buscarlos– dije antes de dar media vuelta y comenzar a caminar.

–E-espera– voltee hacia un lado, donde Suigetsu se encontraba parado.

–¿Qué?– cuestioné con una ceja en alto.

–Ne... ¿Tienes idea de donde se encuentran? Digo, con tanta gente podrías llegar a perderte– dijo él, y no pude evitar burlarme.

–Pff... eso no pasará– le aseguré.

Él levantó una ceja– ¿Y cómo puedes estar tan segura de eso?– me preguntó y yo vacilé.

–Ne... ¡Está bien! ¡Acompáñenme entonces!– exclamé con exasperación– Aunque eso no asegura que no nos perderemos– dije por lo bajo.

–Mmm... déjame pensarlo.

Una vena se hinchó en mi frente, mientras fulminaba con la mirada a Suigetsu.

–¡No bromees conmigo!– chillé e ignoré la mirada de sorpresa que él me dirigió, antes de dar media vuelta y comenzar a caminar nuevamente.

–¡Espera!– rodé los ojos y apreté los dientes, completamente irritada.

Voltee de nuevo, y podía jurar que mi ojos brillaban de un rojo intenso, aunque naturalmente, son jades y no poseo el Sharingan como Sasuke-kun.

–¿Que-quieres?– pregunté en un tono tétrico que hasta a mí misma me hizo estremecer.

–¡Era una broma! ¡Por Kami! ¿Por qué te lo tomas tan enserio?

Di un suspiro, dándole la razón.

–Está bien... lo siento– me disculpé y Suigetsu sonrió como si no hubiese pasado nada.

–Bueno, entonces ya podemos irnos de una maldita vez, ya comienzo a tener hambre y quiero ir al baño...

Miré a Karin... y ahora que lo pienso, yo también quería ir al baño.

Entonces, y finalmente, emprendimos nuestra caminata por el pueblo.

–¡Sasuke, Juugo!– gritaba Suigetsu como si los buscáramos en un bosque o en un lugar deshabitado.

–¡Cállate idiota! Este es un lugar muy poblado como para gritar como un estúpido– le regañó Karin y yo sonreí. Ella era muy parecida a mí, y su forma de regañar me recordaba mucho a mis días de Gennin, donde yo solía hacerle lo mismo a Naruto por sus actos infantiles.

Y como siempre me pasa, me encontraba tan sumida en mis pensamientos, que no me había percatado que alguien había tirado de mi brazo hacia un lado.

No pude evitar dar un grito mientras era arrastrada entre la multitud, sin saber hacia donde me llevaban.

En otro lugar...

–Y eso fue lo que pasó con ese idiota que se atrevió a meterse conmigo– terminó su historia Suigetsu.

–Sí claro... tú no tienes ni la fuerza suficiente como para matar una insignificante mosca– se burló la pelirroja.

–Hn... ya comenzaste con eso de nuevo... y además, las moscas son difíciles de matar, ya que son muy rápidas, pero eso no significa que no pueda hacerlo– explicó el pelinegro– ¿Verdad, Sakura?

–¿Sakura?– llamó nuevamente, pero al no recibir respuesta alguna, detuvo su andar y miró hacia atrás, pero la multitud de civiles fue lo único que pudo ver , ya que la pelirrosa nunca apareció en su campo de visión.

–¿Qué sucede?– preguntó Karin, imitando al peliblanco y mirando hacia atrás.

–N-no está– murmuró Suigetsu.

–¿Que?– Karin miró hacia todos lados, pero no hubo señales de la Haruno.

–¡Simplemente genial! Yo estaba seguro de que esto ocurriría– el chico de agua frunció el ceño y cruzó los brazos sobre su pecho.

Con Sakura...

–¿Q-quien es?– a penas pude articular palabra.

No me respondieron, y yo estaba nerviosa y algo asustada. Aunque, la mano que me sujetaba era firme, pero a la vez endeble, eso no significaba que yo pudiera zafarme fácilmente del agarre.

Aunque yo pudiera defenderme sola –Y tengo la suficiente fuerza para hacerlo– eso no descarta el hecho de que estaba preocupada, ya que alguien completamente desconocido podría estar llevándome a un lugar aún más desconocido.

Llegué a un lugar donde había menos gente. Cargué mi puño de Chakra, dispuesta a noquear a quién sea que me haya traído hasta aquí.

–¡SHANNAROO...!– detuvieron mi puño, y yo que tenía los ojos cerrados, los abrí de golpe pensando en quién demonios sería capaz de detener eso. Me encontré con un par de profundidades Ónix.

–Sakura, cálmate, soy yo– dijo quien reconocí rápidamente como...

–Sasuke-kun– murmuré con un leve sonrojo en mi rostro– ¿Donde has estado?– pregunté y fruncí el ceño– Te has ido sin esperarnos y nosotros los hemos estado buscando por mucho tiempo, sin resultados... hasta ahora– lo sermonee mientra lo apuntaba con el dedo.

Él simplemente se encogió de hombros.

–Ustedes no mostraban señales de que en algún momento se moverían, y nos habíamos cansado de esperarlos– respondió cómo si fuese lo más obvio del mundo.

Le entrecerré los ojos– Ahora Karin y Suigetsu no sabrán lo que pasó conmigo y creeran que fui secuestrada o algo parecido– dije.

–No te preocupes por eso, Juugo los está buscando ahora.

–Ah... bueno, en ese caso, está bien– sedí finalmente y reí con levedad.

–Entonces, vamos– dijo él y comezó a caminar y obligándome a ir con él, ya que no había soltado mi mano, lo cual hizo que me sonrojara.

–¿A-adonde?– pregunté confundida.

–No lo sé... salgamos de aquí o busquemos a los demás.

–Está bien– dije y asentí con la cabeza.

Estaba atardeciendo, y cada vez había menos gente, eso era bueno, ya que nos sería más facil movernos y encontrar a Karin y Suigetsu... si es que Juugo no se perdió también.

Miré hacia un lado mientras caminábamos, y pude divisar un hotel a unos pocos metros de nosotros. Decidí que nos quedaríamos allí por una noche, puesto que para poder lograr mi objetivo junto con Karin, debíamos quedarnos un día más en este pueblo. Así que, sin previo aviso, me alejé de Sasuke-kun caminando en dirección contraria a la que estábamos tomando. Pude sentir su mirada en mí mientra me alejaba de él, pero la ignoré.

–Sakura... ¿Qué estás haciendo?– él me preguntó. Yo no respondí, en cambio, me adentré al pequeño hotel. Acercándome a la recepcionista, pregunté por alguna habitación disponible. Ella me respondió que sólo quedaba una, aunque se trataba de una bastante grande, por lo que dejé escapar un pequeño suspiro de alivio, que de seguro la recepcionista escuchó.

La puerta principal del establecimiento se abrió lentamente. Sasuke-kun entró mirando a su alrededor con cautela, cómo si se tratase de un lugar sospechoso. Luego posó su mirada en mí, interrogante.

–Lo siento Sasuke-kun, debí de haberte avisado antes– me disculpé– Pedí una habitación para quedarnos esta noche.

Él elevó una ceja, y supe por qué lo hacía.

–Por favor Sasuke-kun, sólo esta noche, además, quiero ver el festival que se llevará a cabo mañana, por favor– supliqué.

–Dije que esas cosas son una pérdida de tiempo– él me respondió.

Me esperaba esa respuesta, pero no iba a darme por vencida, no tan fácilmente.

–Por favor– rogué, poniendo mi mejor cara de perrito mojado.

Entonces noté algo que me hizo sonreír.

Sasuke vaciló.

~Pov Sasuke~

–¡Maldita sea!– fue lo que se me pasó por la mente.

¡Había dudado!, eso no podía permitírmelo, no... esto era inaudito.

La miré. Ella me devolvió la mirada. Esa cara que puso... no pude evitar pensar que era lindo... adorable.

Abrí mi boca y pronuncié dos palabras involuntarias.

–Está bien...

Me golpié mentalmente. Mierda. ¡Lo había dicho!

Acepté.

Acepté para ir a esa porquería sin sentido, esa fiesta absurda.

Pero no podía negarlo... no si ella sonreía de esa forma. No podía retroceder en mis palabras, ya no lo haría, no debía darle una negativa a eso.

Verla así, feliz por esa respuesta que le había dado, una muy simple; sentí un calor en mi pecho y no supe el por qué... pero era una sensación que no sentía desde hace tiempo... y sin duda, era agradable, pero desconocido.

~Pov Sakura~

Parpadee un par de veces, lo miré por un momento y luego sonreí amplia y radiante. Obviamente, estaba sorprendida, ya que no creí que él aceptaría en el segundo intento o tal vez jamas lo haría; pero ahí estaba él, frente a mí, dijo esas dos palabras que me hicieron feliz, aunque él también parecía sorprendido de sí mismo.

Entonces me abalancé a sus brazos antes de que yo pudiera darme cuenta. Mis pies se movieron solos, pero ahora los estaba abrazando con fuerza. Cualquiera creería que mi reacción había sido exagerada, pero cómo si me importara de todos modos.

Sentí sus brazos rodearme lento y vacilante, pero correspondió al abrazo. No pude evitar sonrojarme , pero no lo dejé ir.

Alguien carraspeó detrás nuestro. Gruñendo me di la vuelta y vi a la recepcionista, que nos miraba algo sonrojada. Entonces, rápidamente rompí el abrazo, mirando sonrojada a la mujer, arrastré a Sasuke-kun fuera del hotel.

Suspirando pesadamente, lo miré, mi cara ardiendo como el infierno.

–Lo siento– me disculpé.

–¿Por qué te disculpas?– él me preguntó, mostrándose apacible, pero curioso.

–Eeeh...– no sabía cómo responder. A él no pareció molestarle que lo abrazara, pero por mi foma de actuar eeh... no quería que pensara nada raro de mí...

–Yo... bueno... creo que deberíamos buscar a los demás... ya sabes– reí nerviosa. Él no dijo nada, sólo asintió con la cabeza tranquilamente.

¡Mierda! ¿cómo lo hacía?, ¡Por él podía mandar todo al diablo! ¿Por qué yo no podía ser igual? ¡Me maldigo a mí misma!

–Sakura...

Lo miré, aún sonrojada.

–¿Pasa algo?– me preguntó, parecía preocupado.

–¿Eh?... ¡Nada, nada! No me ocurre nada– dije rápidamente.

Levantó una ceja. Ugh... me sentí estúpida, condenadamente estúpida.

–Yo... olvídalo– dije, más bien le supliqué, pero no sé si él se lo tomó de esa forma– Vámonos, está atardeciendo y debemos encontrar a los demás– agregué, tratando de parecer normal.

¿Por qué actúo de esta forma? ¿Por qué estoy tan nerviosa?

–Bueno...

Miré a Sasuke-kun. En ese momento me di cuenta que me había quedado parada en mi lugar, sumida en mis pensamientos.

–¿Qué?– pregunté algo perdida.

–Vamos a buscar a los demás, tú me lo habías pedido hace aproximadamente unos cinco minutos.

Me sonrojé de la vergüenza– Sí... lo siento, vamos entonces– dije y comencé a caminar. Él me siguio y pude sentir su mirada en mí. ¡Agh! ¡De seguro debe de pensar que soy una idiota loca!

Mientras tanto...

Juugo caminaba por las ahora no tan concurridas calles del pueblo. Frunciendo el ceño, miró hacia ambos lados buscando indicios de sus compañeros de equipo.

–¡Juugo!– alguien gritó en la distancia. Volteó para ver, y fue recibido por un Suigetsu que se le abalanzó, gritando como un desquiciado.

–¡Juugo, Juugo! ¡Sálvame de la zanahoria andante! ¡Está loca!– gritaba aterrado el hombre de agua mientras se aferraba al pelinaranja que miraba indignado.

Karin se les tiró encima, apareciendo de la nada.

–Valla, ¿Quien lo diría? ¡El cara de pez idiota tiene miedo!– dijo y comenzó a reír a carcajadas.

Juugo abrió los ojos desconcertado; pensaba que sus compañeros habían perdido la cabeza por haber estado perdidos tanto tiempo vagando por el pueblo. Peor aún que eran ellos dos sólos en ese gran lugar. No sabía en realidad si debía sentir preocupación o simplemente internarlos en un psiquiátrico.

–Karin, puedes matarlo luego, ahora debemos ir con Sasuke– dijo el pelinaranja, tratando de quitárselos de encima.

Lo dejaron respirar, pero de repente, la pelirroja le dio un puñetazo en la cara a Suigetsu, haciendo que su cabeza estallara en agua.

–Hmp... ese te pasa por subestimarme– Karin se cruzó de brazos mientras miraba con el ceño fruncido al cuerpo de Suigetsu, que movía sus brazos de un lugar a otro, intentado encontrar su cabeza inexistente.

–Oye Juugo... ¿La pelo de chicle está con Sasuke-kun?– preguntó la pelirroja confundida– Ella había desaparecido de la nada– agregó.

Él se encogió de hombros– Es lo más seguro– respondió simplemente– Vamos a buscarlos.

Karin asintió, al igual que Suigetu, una vez que tuvo una nueva cabeza en su lugar.

Con Sakura...

Caminábamos nuevamente, yo algo avergonzada por lo que había ocurrido previamente. Aunque aún no comprendo por qué me ocurre eso, me refiero a lo del nerviosismo, los sonrojos y mi extraño comportamiento junto con mi –también rara– actitud que adopto ante él. Me parece preocupante.

Pude divisar las siluetas de Karin, Juugo y Suigetsu a lo lejos, entonces apresuré mi andar para poder llegar rápidamente a ellos. Sasuke-kun me imitó, hasta que llegamos a ellos.

–¡Oigan!– llamé mientras me acercaba. Ellos me miraron sobresaltados, tal vez porque Karin y Suigetsu peleaban de nuevo y se encontraban distraídos.

–Aah, pelo de chicle– exclamó Karin.

–Así que te encontrabas con Sasuke ¿eh?– dijo Suigetsu. No sé, pero ese tono me sonó algo extraño.

–Sí– me limité a responder– He pedido una habitación en un hotel, era la última que quedaba libre, pero es lo suficientemente grande para los cinco– informé.

–Aah... eso está bien, ya estaba cansado y con un poco de sueño– dijo él– ¿Donde se encuentra ese lugar?– me preguntó con impaciencia.

–Bien, bien, síganme– respondí y comencé a caminar en dirección contraria a la que estábamos tomando.

Sasuke-kun bufó y yo no pude evitar reír en voz baja ante su expresión ligeramente fastidiada.

Al llegar al hotel, todos nos dimos una ducha y luego nos fuimos a la cama.

Yo no tenía sueño, me pareció extraño. Miré el techo blanco, apenas iluminado por la luna, cuya luz se colaba por la pequeña ventana de la habitación. Mi mirada cambió de dirección, ahora hacia un costado; todos dormían tranquilamente y sin interrupciones, nada parecía que iba a despertarlos de sus sueños, y yo era la única aquí que se desvelaba.

En cierta manera, eso me molestaba. Aunque no tenía mucho sueño –tenía, pero muy poco–, cerraba los ojos, y simplemente no podía conciliar el sueño. ¿Por qué era eso?. Esta vez los cerré con más fuerza para ver si eso funcionaba –aunque eso no tenía sentido–, y una vez más, no sirvió de nada.

¡Demonios! ¿Qué iba a hacer las próximas siete horas con treinta minutos, mientras tanto?, nada, eso estaba claro. Con la llegada de la noche, de inmediato se había trasformado en una especie de pueblo fantasma, lo cual daba un poco de miedo. Las calles estaban desiertas; apostaba que siquiera un insecto debía de andar por ahí cerca.

Con un suspiro, aparté de mí las blancas sábanas y me puse de pie. Dándole una mirada rápida a los demás miembros del equipo Hebi, para procurar que no hayan despertado. Tomé mis sandalias ninjas con ambas manos y comencé a caminar en dirección a la puerta para salir de la habitación.

La madera bajo mis pies rechinaba por cada paso que daba. Hice una mueca y caminé más despacio, con cuidado de no despertar a nadie. Al llegar, abrí lentamente la puerta, y esta soltó un chirrido desagradable. Me mordí el labio con frustración, ¿Ahora, en estos momentos tenía que ponerse todo tan ruidoso?

En un movimiento rápido, salí de la habitación, cerrando con fuerza la puerta. Al estar fuera, me apoyé en la misma y suspiré. Dar un portazo no había sido una buena idea, pero con todo el desastre que había causado, y aún así no se despertaron, supuse que esto no haría mucha diferencia... bueno, al menos eso esperaba.

Salí del hotel, y sentí la suave brisa fresca acariciar mi nívea piel.

Caminé sin un rumbo fijo, sólo me dediqué a mirar a mis alrededores, notando que no había nadie; bueno, no es que tendría que haber alguna persona en las calles a estas horas de la noche.

–Miau~ ((patético intento de maullido de gato))–.

Un gato se atravesó en mi camino. Me miró y se lamió una de sus patas delanteras. No pude evitar agacharme y acariciarlo.

No sé cuanto tiempo estuve de esa forma, pero luego noté algo en el felino.

¡Demonios! ¡Era de color negro!

Me aparté de él como si su pelaje ardiera. Él me miró y yo hice los mismo. Bostezó aburrido y se fue por su camino. Me quedé estática, y me sentí idiota. O sea, ¿Ustedes creen eso de que los gatos negros son de mala suerte? Yo simplemente, no lo hago.

Entonces, con ese pensamiento. Seguí caminando, pero pude oír un par de voces en la distancia.

–Senpai, aquí no hay nadie, ¿Que pasó con la gente?

–¿Y yo como voy a saberlo idiota?, ¿No sabes que hora es hm?

–¡Pero Tobi tiene miedo!

–¡Agh!

Me escondí en un pequeño callejón y miré de nuevo. No podía creerlo, ambos eran miembros de Akatsuki; pude saberlo por sus capas de nubes rojas. A los dos los conocía, yo los había visto en alguna parte. El chico rubio, él utilizaba arcilla o algo así, pero el de la máscara...

¡No puede ser!

Enmascaré muy bien mi Chakra para evitar que se dieran cuenta de presencia. Yo era más que consciente que no podía ser rival para ellos. Mi fuerza era monstruosa como la de Tsunade-shishou, pero era Akatsuki del que estábamos hablando, y peor aún. ¡Ese hijo de puta de Madara estaba allí!, tenía un deseo inmenso de salir y destrozarlo de la manera más dolorosa posible; hacerle saber que nadie se mete con Sakura Haruno sin salir con un par de huesos rotos a cambio. Pero no podía hacerlo, sería más que suicida, y serían dos contra uno y eso definitivamente, no era veneficioso y no podría satisfacer mis deseos.

Me golpee mentalmente. No debería de haber salido del hotel, y sabía que ese gato era una señal, una mala señal.

Ellos se acercaban, y podía sentir el pánico en el aire... mi propio pánico.

Me pegué a la pared del callejón, y ambos pasaron por mi lado, hasta que se alejaron. Suspiré aliviada y me asomé ligeramente para ver que tan lejos estaban de mí.

¡Oye, Tobi te conoce!

Palidecí por completo. Mis Jades ojos se abrieron en estado de shock absoluto y no me atreví a mirar hacia atrás. Sabía que no tenía suerte.

–¡Te maldigo gato negro!– mascullé.


N/A: Holaaa gente! ¿Cómo han estado? Espero que bien :)

Sí, lo sé, me tardé mucho, por favor espero que me perdonen, no tengo escusas; estaba escribiendo y de repente, la imaginación se me esfumó *Agarra cosas del aire*

No siento que este haya sido el mejor capítulo que haya escrito, creo que pudo haber sido mejor... pero igualmente, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo lo hice escribiéndolo :)

Si les soy completamente sincera, no recuerdo donde estaba ubicada la batalla entre Sasuke y Deidara; o sea, sé que era un poquito antes de la pelea con Itachi, pero aún así... toda la situación no lo recuerdo bien... perdón.

Por favor... ¿Alguna opinión, queja, sugerencia y demás? Voy a esperarlo con ansias. Y muchas gracias por sus Reviews, favoritos y seguidores; realmente soy muy feliz. ¡Muchas gracias por leer!

¡Feliz Navidad... atrasada! ¡Y muy feliz Año Nuevo para todos! :D

Sayonara! Y que estén bien...

Miss Haruno...