Me da vergüenza escribir algo aquí… Creo que no hay suficientes palabras para pedir perdón por haberme retrasado tanto, o por haber abandonado por tanto este proyecto. Solo perdón y espero que lo disfrutéis tanto como yo recuperándolo.
"We know what we are, but not what we may be."
William Shakespeare
Jackson estaba siendo arrastrado hacia el escondite de Derek, el antiguo metro de Beacon que quedó abandonado tras un fallo de presupuesto. El Alfa se había instalado en los viejos vagones hasta que se aclarara el tema de los asesinatos y dejara de ser culpable, por la misma razón Isaac había tenido que trasladarse también allí –de momento era el principal sospechoso en el asesinato del señor Lahey. El Whittemore tenía a cada lado a uno de los betas del Hale, a la derecha se encontraba Erica que lo sostenía de un brazo mientras que a la izquierda estaba Isaac que lo agarraba del otro y también del cuello.
.-¿Qué te pasó la noche de luna llena? –Preguntó Derek en cuanto el joven jugador de lacrosse estuvo más cerca. El alfa estaba sentado en un pequeño asiento improvisado hecho de ladrillos viejos e inservibles. Jackson le miró confundido, al principio sin entender a lo que se estaba refiriendo… Pero rápidamente algo cruzó su mente, se refería a la que debería de haber sido su gran noche, su renacimiento, su despertar como hombre lobo.-
.-¡Nada! –Estalló para rechistarle. ¿Era para eso para qué lo había hecho venir a la fuerza? ¿Para qué le contara lo muy decepcionado que estaba? Se había despertado tal cuál se había ido a dormir… Sin rastro de colmillos, fuerza, oídos desarrollados… Solo decepción.- ¡No pasó nada! –Siguió insistiendo hasta que al fin el alfa alzó el rostro, pues lo había mantenido gacho todo el tiempo. No acababa de creérselo, la expresión de su rostro no auguraba nada bueno y Jackson tragó saliva con dureza.-
.-Mientes… -Masculló el Hale con ojos severos, clavando su fiera mirada en los ojos claros del Whittemore que enseguida se intimidó, encogiéndose en el agarre de Erica e Isaac. Derek buscó algo que había dejado a un lado, un par de guantes negros que bien podría haber usado para conducir la motocicleta. Jackson le miró extrañado, pero sabedor que no se los estaba colocando para nada. Intentó retroceder, pero la loba lo tenía bien sujeto.-
.-¡No…! –Suplicó y le echó un vistazo tanto a un beta como a otro, ninguno le prestaba la menor misericordia… Sino que parecían estar disfrutando de su terror.- ¡Espera… espera…! –Quiso pararlo de lo que tuviera pensado para él, después de todo Jackson apreciaba todo su cuerpo tal y como estaba. Íntegro, sin ninguna herida ni hematomas.- ¡Puedo demostrarlo! –No se lo había contado a nadie y hubiera preferido que siguiera siendo un secreto, pero situaciones desesperadas requerían medidas aún más desesperadas…- Me grabé con una cámara… -Admitió, ahora más avergonzado que asustado. Dicho en voz alta, le parecía una gran estupidez… Pero gracias a esa estupidez podría demostrar que decía la razón, y si eso bastaba para que no le rompiera ningún hueso entonces afrontaría cualquier tipo de humillación. Enseguida tanto Erica como Isaac se echaron a reír, unas carcajadas sincronizadas. Derek simplemente sonrió con sarcasmo, pero no dijo nada.-
.-¿Te grabaste? –Preguntó el Lahey, más dispuesto a ofenderlo que ha comprobarlo. Mantenía una sonrisa maliciosa en su rostro mientras observaba al Whittemore. De no ser superior en fuerza, de no ser porque era un ser sobrenatural capaz de despedazarlo ahí mismo, Jackson le hubiera golpeado en la cara con el puño cerrado. Pero el daño físico realmente no era su especialidad y pronto se vio dispuesto a jugar sus mejores cartas, Jackson se enderezó con orgullo mientras no despegaba la mirada del divertido Isaac. Quién ríe el último… Ríe mejor.-
.-Sí, había luna llena y mientras tú estabas sufriendo una crisis existencial causada por el cabrón de tu padre y la zorra de tu novia… -Cada vez alzaba más el tono de voz, se crecía en las palabras, lo desafiaba con la mirada a pesar de estar en peores condiciones. Isaac lo miraba, ahora ya sin parecer divertido… Sus ojos se habían oscurecido ante el recuerdo de su padre, pero también ante la traición de Catherine. Jackson se aprovechaba de todos los detalles, de toda la información que debía de haber recolectado como buen estratega.- Y te transformaste en un monstruo, en el monstruo que eres en realidad… -El agarre en su brazo izquierdo se intensificó, Isaac lo estaba agarrando aún con más fuerza… Las uñas humanas habían desaparecido y en su lugar se encontraban las garras, que amenazaban con abrirse paso por la ropa de Jackson y rasgarle la piel.- Yo esperaba el regalo de tu gran y feroz alfa, ese que me había prometido y… ¿Qué conseguí? ¡Nad-! –No acabó la frase, el beta lo lanzó al suelo haciendo que Erica lo soltara abruptamente. Jackson se golpeó contra el suelo, quedando tendido mientras veía las fauces del Lahey abrirse de manera amenazante y sus ojos brillaban con un color dorado.-
.-¡Isaac…! –Derek lo llamó, en un gruñido, y su voz fue suficiente para que el chico se detuviera, a escasos centímetros de la garganta de Jackson. Erica se agachó e incorporó al Whittemore hasta sentarlo en el suelo, la preocupación tintaba el rostro de la rubia mientras observaba a su compañero de manada.- Sé que estás enfadado… Pero no es a él a quién le debes toda tu rabia. –A pesar de lo ocurrido, Derek no parecía muy alarmado. En realidad se le veía bastante tranquilo, como si Isaac no hubiera estado a punto de matarle. Jackson sentía su corazón latir con fuerza en el pecho, aterrado.- Tengo una idea mejor que esperar a que nos traigas ese supuesto video tuyo…
Ya tenía los dos guantes puestos y mostró entonces para que los iba a necesitar. Estaba sosteniendo un trozo de vidrio… No, el cristal de una ventana rota. Si los lobos se curaban tan deprisa, ¿por qué necesitaba los guantes? Fue cuando se acercó un poco más cuando descubrió que sobre la superficie del vidrio había una substancia transparente y viscosa. ¿Qué demonios… Era eso…?
.-Mira, Jackson… -Empezó a decir Derek, sin despegar la mirada de él.- Siempre has sido un poco víbora… -Sonrió con desdén mientras se acercaba un poco más.- Y todos sabemos que una serpiente es inmune a su propio veneno.
De repente Erica e Isaac, un poco más calmado y centrado, lo sujetaron con fuerza. Derek se acercó un poco más y Jackson empezó a temer que decidiera rasgarle la garganta con el vidrio… Pero esa no era su intención, lo que hizo fue dejar que unas pequeñas gotas de esa extraña substancia se deslizaran en su boca abierta. Isaac aprovechó su fuerza para hacérsela cerrar y evitar que lo escupiera.
Al principio no sintió nada… Pero de repente convulsionó y cayó al suelo cuando los dos betas lo soltaron de golpe. No podía incorporarse. Ni gritar. Ni suplicar. Nada. Estaba paralizado. Derek había usado el rastro del veneno del Kánima que había quedado en los cristales de la ventana rota, la que había destrozado cuando el monstruo había escapado tras la llegada del McCall a la piscina. El alfa desvió la mirada hacia Isaac y emitió un suspiro, no había tenido el resultado que había esperado… Se sentía decepcionado, había creído que Jackson era el Kánima.
.-Sigues siendo una víbora, Jackson. –Espetó, con crueldad, y se dio la vuelta para desaparecer en los vagones del tren. Retirándose para pensar, pues ahora era el momento de idear un nuevo plan. Un plan B… Y ya tenían pensado quién era la segunda opción si Jackson no pasaba la prueba.-
.-Tendrás que hacer una cosa más por nosotros… -El Lahey se había acercado a dónde se encontraba el Whittemore, se agachó para poder verlo a la cara. Mantenía una expresión de espanto, con los ojos muy abiertos y ahora clavados en el Beta.- Esto… Es decir… Una cosa para mí. –Sonrió y enseguida supo que no era algo que le iba a favorecer en absoluto. Alzó la vista, mirando a su compañera de manada. Le echó un vistazo entonces al vagón, desde allí no podían ver a Derek pero su presencia quedaba suspendida en el aire y estaba bien seguro de que estaría escuchándoles.- Si ese monstruo es la zorra de Lydia…
.-Lo haremos después de clase. –Se adelantó Erica y echó una mirada al Jackson, que aunque paralizado seguramente podía oírles.- Aunque antes hay que comprobar si es o no la Kanima.
Stiles entró corriendo como una exhalación dentro de clase de matemáticas. Lanzó la mochila que aterrizó cerca de la mesa situada detrás de la que ocupaba el joven McCall. Se encontraba más nervioso de lo habitual, más alarmado. Se sentó solo una milésima de segundo, luego se incorporó y se adelantó sobre la mesa para poder susurrar a la oreja de su amigo. Seguro que Scott podía escucharle perfectamente a cualquier distancia, pero no quería que nadie más se enterara salvo él.
.-Mi padre me ha dicho que ha hablado con Jackson Whittemore. –Hizo una mueca que Scott no pudo ver, era de fastidio. Le hubiera gustado estar presente para escuchar palabra por palabra… El sheriff no le había dado ningún detalle, pero no era nada bueno.- Son malas noticias… Seguro… Malas malas de verdad. –De repente Scott se giró por completo sobre su asiento. Entonces por primera vez pudo ver su expresión preocupada y su semblante contraído en una expresión tensa.-
.-Lo sé… -Señaló a sus espaldas. Stiles reparó en que el sitio de delante suyo estaba ocupado… Pero no se trataba de Allison, ni de Lydia, ni de ninguna cara conocida… Su corazón le dio un brinco, pero no por una buena sorpresa.- Ya me he enterado y no, no es nada bueno. –Isaac Lahey estaba sentado enfrente del McCall… El mismo Isaac Lahey que había estado apunto de matarle en la primera luna llena. El mismo Isaac Lahey que había sido detenido… y que posteriormente había escapado. El mismo Isaac Lahey acusado del asesinato de su padre. El Isaac Lahey que había salido con Catherine… Ese Isaac.-
Y justo delante de él, justo en la mesa de enfrente, se encontraba la gemela de Scott. Encogida en el asiento, nada inusual en ella. Parecía atemorizada, como una niña pequeña asustada por el hombre del saco. Mantenía la vista al frente por lo que ni Stiles ni Scott podían ver su expresión, aunque a juzgar por cómo estaba el McCall seguro que presentía que su gemela no estaba pasando por un buen momento… Ni se alegraba por ese súbito reencuentro.
.-Deja de mirar a mi amiga. –Stiles reparó en la persona sentada en la mesa contigua a la de Cathy. Se trataba de la joven Harris, Kim tenía una expresión en el rostro que mezclaba rabia y preocupación a la vez. El Stilinski parpadeó, confundido, nunca la había escuchado ser tan tajante como ahora. Isaac desvió los ojos hacia ella y le sonrió divertido, como si estuviera viendo un conejito defender sus zanahorias frente a un feroz zorro. No tenía nada que hacer.- Como te vea cerca de ella…
.-¿Qué vas a hacerme? ¿Ir corriendo a Jackson para pedirle que me dé una paliza? –Contestó con sarcasmo, con un tono de voz que estaba destinando a herirla. Todos sabían allí que Kim pisaba el suelo por dónde el Whittemore caminaba pero que él solo la usaba como una muñeca, a nadie le importaba, nadie había hecho nada para impedirlo, todos dejaban que el capitán de lacrosse se saliera con la suya… Del mismo modo que todo vecino ignoraba los gritos y los golpes que salían del hogar de los Lahey.-
.-A lo mejor la paliza puedo dártela yo misma. –Y al decirlo sus mejillas se iluminaron de rojo, entre vergüenza y timidez. Nunca había tenido que mostrarse protectora con nadie, ni siquiera lo había hecho con Erica cuando más la había necesitado, pero estaba dispuesta a ser todo lo intimidante que fuera necesario… Solo que Isaac no parecía afectado, solo divertido.-
.-Adelante, lo voy a estar esperando… -Su mirada volvió a Cathy, que se mantenía en el sitio, encogida, sin parecer inmutarse. Pero Scott sabía que temblaba por dentro.-
El resto de alumnos iba entrando gradualmente, poco a poco el resto de asientos se iba ocupando… Stiles vio de reojo que el contiguo al suyo era ocupado de repente por el mismísimo Jackson, no pudo evitar que en su rostro se dibujara una mueca de horror. Era justo la última persona que quería ver en ese instante… Seguramente había acudido a su padre para cambiar la declaración y que así Isaac quedara liberado de toda sospecha. Por su culpa ahora tenían otro lobo del que preocuparse.
.-Eh, capullos uno y dos. –El Whittemore miró alternativamente a Scott y a Stiles, esperando captar sus atenciones. Pero ambos se hacían los distraídos, ignorando su presencia como si jamás hubiera ocupado ese sitio cercano al suyo. Jackson arqueó una ceja.- ¿Qué narices es una Kánima? –La reacción fue la esperada, tanto el Stilinski como el McCall alzaron sus cabezas de manera sincronizada, en sendos rostro se formó una mueca de sorpresa y alarma y con gran coordinación voltearon para mirar a Jackson. Estuvieron a punto de decir algo, cada uno ya había abierto la boca, pero entonces el entrenador, que se ocupaba de las horas muertas entre clase y clase en las que los alumnos debían de repasar el temario por su cuenta, dejó caer un grueso libro sobre la mesa, llamando la atención de todos.-
.-Una advertencia antes de repasar… -Miró por encima a la clase, aún con el chándal y el silbato colgando del cuello.- Alguno de vosotros, al igual que Scott McCall, -Scott puso los ojos en blanco, que lo nombrara como mal ejemplo se estaba convirtiendo en algo habitual…- querrá hacer sus propios grupos de estudio… Porque el examen es tan exageradamente difícil que tal vez ni yo aprobaría. –Se pasó una mano por el pelo, no se creía ni sus propias palabras y los alumnos pronto dejaron de prestarle atención.- Dicho esto… ¿Algún voluntario para salir a la pizarra a responder la primera pregunta? ¡Empezaremos por…. Historia! –Automáticamente Lydia levantó la mano, ofreciéndose para ser la primera. No había nada que ella no pudiera responder.-
.-Usaron algo… Derek y los suyos… Una substancia rara y viscosa… -Scott y Stiles se habían vuelto de nuevo hacia Jackson ahora que la pelirroja cogía la tiza para escribir la respuesta.- Me quedé paralizado de cuello para abajo. –Se echó hacia atrás en la silla.- ¿Tienes idea de qué se siente? –Stiles bajó la mirada… A él le había pasado. En el taller mecánico, cuando aquel chico había sido asesinado frente a sus narices sin que él pudiera hacer nada.-
.-¿Por qué Derek te ha hecho una prueba? –Scott era el primero en poner en palabras lo que los dos pensaban. Jackson desvió los ojos claros hacia él y se encogió de hombros sin saber que responder.- ¿Es que cree que eres tú…?
.-No. –Contestó de inmediato y de manera seca. Ya había tenido suficiente con Derek como para ahora tener que enfrentarse a las sospechas de Scott y los suyos.- Creen que es Lydia. –Automáticamente los tres alzaron su vista, buscando a la pelirroja que se encontraba frente a la gran pizarra. Había escrito la respuesta… Más o menos. Un par de líneas, repetidas una y otra vez en todas direcciones. Letras que se juntaban sin decir nada. Palabras inventadas. Toda la clase se había echado a reír mientras la Martin seguía escribiendo una y otra… y otra… Y otra vez lo mismo.- ¿Qué es eso? ¿Griego? –Su voz sonó más alta, resonando por toda la clase. Pareció despertar a Lydia, que volteó con ojos llorosos, sosteniendo la tiza. Abrió los ojos al máximo, acababa de ser consciente de lo que sucedía… Como si despertara repentinamente de un trance.-
.-No. No es griego. –Una voz se alzó como respuesta a Jackson. Nadie se esperaba su intervención… Nadie la había escuchado hablar jamás en clase. Hasta el entrenador parecía pasar la vista por todos los alumnos, buscando el origen de la voz sin detectarlo.- En realidad si se entiende. –Cathy volteó la vista, mirando a Kim que parecía absorta en las palabras escritas por Lydia. Tenía la vista perdida y aunque hablaba, no parecía dirigirse a nadie más que a la propia Lydia.- "Que alguien me ayude."
Tanto Stiles como Scott se reunieron nuevamente a la siguiente hora, que pertenecía a la asignatura de química –aquella que impartía su adorado profesor Harris. Al Stilinski le hubiera gustado tener un tiempo reservado con Catherine, poder hablar de cómo se sentía ante la llegada del Lahey y porqué parecía más tensa que de costumbre… Pero su gemelo, Scott, lo arrastró hacia él antes de que pudiera encontrar ese tiempo. Además, no iba a negar que estaba preocupado por Lydia… Que Derek y los suyos tuvieran puestos la mira en ella no podía significar nada bueno.
.-¡Stiles…! –Lo llamó Scott, a su lado, aunque de repente le parecía de lo más lejano cuando veía atravesar la puerta del aula a Cathy como un muerto viviente… seguida siempre de Kim, que botaba a su lado con alegría. Realmente eran la noche y el día.- Derek no va a matarla sin pruebas… -Se dio cuenta de en la dirección que miraba, desde el punto de vista de Scott seguramente parecía que tuviera la vista clavada en la Martin. Pero lo cierto es que había estado viendo a su gemela junto a Kim.-
.-Entonces… -Trató de ordenar rápidamente sus pensamientos y se encogió de hombros, volviendo esta vez sí la atención a Lydia que estaba sentada sola en uno de los pupitres.- Entonces seguramente le va a hacer una prueba… Como le hizo a Jackson. –Se mordió el labio inferior, ahora tenía tantas cosas de las que preocuparse…- ¿Pero dónde y cuándo? –Entonces, justo en ese momento, atravesaban la puerta Erica e Isaac. Rápidamente tanto las miradas de un chico como las del otro vagaron hasta el asiento libre contiguo al de la pelirroja.-
.-¡Tal vez la vayan a hacer aquí…! –Isaac ya estaba avanzando en dirección al sitio libre al lado de Lydia cuando Scott y Stiles reaccionaron a la vez, el primero ocupó el asiento y el segundo arrastró velozmente otra silla para custodiar el otro lateral. Lydia se vio rodeada de los dos amigos y su expresión de confusión, aunque también de fastidio, no se hizo esperar.-
Harris entró en la clase y con un carraspeó hizo que todos los presentes le atendieran, era un profesor al que preferías no tener en tu contra… Stiles desvió la mirada hacia otro rincón de la clase, Isaac se había sentado justo detrás de Catherine y de Kim. La McCall no hacía una buena cara, la veía pálida mientras que sus manos se aferraban con fuerza al bolígrafo que sujetaba.
.-Einstein dijo una vez… -Empezó a decir el químico, echando un vistazo en general a la clase… Aunque Stiles hubiera jurado que su mirada lo taladraba a él en particular.- Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro. –Se estaba moviendo por toda la clase, con la mirada perdida a lo lejos en su mesa. Kim trataba de buscar la mirada de su padre, pero éste la ignoraba al pasar por su lado.- Yo solito me he topado con la estupidez infinita… -Y le dio unos golpes en el hombro a Stiles, aclarando a quién se refería… Aunque ya muchos sabían su antipatía crónica por el joven.- Así que para resistir la oleada de ineptos en mi clase… Vamos a unir esfuerzos para hacer experimentos en grupo. –Enseguida se hizo presente un cuchicheo común, la gente decidía con quién quería empezar.- Así veremos si dos cabezas piensan más que una… O en el caso de Stiles, menos que una. –Lydia rio por lo bajo y parecía asentir de acuerdo con Harris mientras le echaba una mirada a Scott de reojo. Stiles arrugó el entrecejo y bajó la mirada mientras el profesor alzaba su mano.- Veamos, yo haré los equipos… Erica, empiezas con Catherine McCall. Veamos… Otros dos…
El Stilinski sintió como se le helaba la sangre en cuanto Harris nombró a su compañero de equipo: Isaac Lahey. No pudo refunfuñar… Miró como una pobre víctima desolada al McCall, que se encontraba al lado de la Martin como un perro guardián –o en este caso un fiel lobo, y arrastró los pies hasta el pupitre del ojiazul, que ya lo esperaba con una sonrisa de suficiencia en el rostro. Estaba disfrutando de aquel cambio repentino de planes. Lo único bueno que encontró de aquello fue que justo delante se encontraba Kim, que de vez en cuando se giraba dando un bote en la silla y Stiles podía jurar que le enseñaba los dientes rabiosos a Isaac –en esos momentos, le recordaba a un Chihuahua que ingenuo de él trataba de enfrentarse a un poderoso león. Aquel gesto le podía hacer replantear la idea que tenía de la Harris… Agradecía enormemente que tratara de proteger a la McCall, aunque Stiles creía que tristemente no tenía las de ganar.
Un par de mesas más allá se encontraba Erica, la loba se contoneaba mientras fingía inspeccionar los ingredientes con sumo interés. Pero lo cierto es que se lo estaba pasando en grande viendo temblar a la gemela de Scott. Catherine parecía tan pálida como el papel y se aferraba a la mesa como si se fuera a caer. No era una contrincante dura, la Reyes lo sabía. Sonrió para sí y se inclinó para posar la mano en el muslo de la McCall, Cathy dio un bote de sorpresa y alarma pero trató de mantener la calma. Aún no había ocurrido nada… -pero quizás se trataba de eso, de que aún no había sucedido. Tragó saliva duramente y miró de reojo a Erica, que parecía de lo más complacida con su reacción.
.-No le quitas ojo de encima. –Aventuró y movió la cabeza para señalar en una dirección muy concreta. A Catherine no le hubiera hecho ninguna falta seguir sus indicaciones… Tenía claro a quién se estaba refiriendo. Se mordió la mejilla por dentro, manteniéndose en el más sepulcral silencio.- Me recuerdas un poco a mí… Pareciendo una mosquita muerta en el interior, pero escondiendo a una auténtica depredadora en el interior. –Fingió un suspiro a la par que sus garras se extendían aún más y Cathy notó un ligero pinchazo en el muslo dónde una de ellas se clavó con demasiada fuerza.- Y luego me van llamando a mí zorra por la espalda… Si supieran lo que tú escondes…
.-No es asunto tuyo. –Gruñó la McCall, pero sin moverse. Su cabeza gritaba para que moviera la mano y apartara a la de Erica de encima suyo, pero no había ni un mínimo de acción por su parte. Estaba paralizada… Pero no por un veneno, sino por miedo a que alguien pudiera prestarles atención y escucharla.-
.-Claro que lo es. –Dijo risueña la loba, enseñando su perfecta dentadura al sonreír.- Ahora Isaac es mi compañero y tengo que preocuparme por él.
El susodicho, sin embargo, no tenía puesta la atención en lo que sucedía a sus espaldas. Isaac estaba disfrutando viendo a Stiles actuar de manera nerviosa, el Stilinski había empezado a abrir botes en un intento de calmarse y encontrar un pasatiempo para no tener que dar con la mirada traviesa del ojiazul. Lo que el Lahey no podía imaginar, es lo que se estaba cociendo dentro de la mente del chico.
.-Si le tocas un solo pelo de su maravillosa melena… -Isaac arqueó una ceja ante las palabras precipitadas de Stiles, que finalmente habían abandonado su cabeza para materializarse verbalmente. La amenaza había empezado y el Lahey seguía teniendo esa sonrisa de suficiencia en el rostro.- Haré de tu culito de hombre lobo, un abrigo de piel y se lo regalaré para su cumpleaños. –Cogió aire, hinchándose de orgullo por haber tenido el valor de decirlo y no verse influenciado por la imponente figura del lobo a su lado. Quién podía matarlo ahí mismo de un zarpado de haberlo querido (hecho que Stiles prefería no pensar). La carcajada del Lahey resonó en sus oídos antes de escuchar su voz.-
.-¿En serio? –Preguntó de manera burlona mientras sonreía y enseñaba los dientes. Stiles quiso alzar su puño y romper unos cuántos de ellos… Pero seguía apreciando su integridad física y, además, no era tan estúpido como para enfrentarse a un lobo sin refuerzos ni un plan A.- Ella nunca me ha invitado a ninguna fiesta de cumpleaños… Y eso que le pedí salir, hace tiempo. –Meneó la cabeza como si estuviera rememorando un antiguo momento. La información no le trajo de nuevas a Stiles, había muchos que habían tratado de ganarse una cita con la Martin y fracasado en su intento. El Lahey sonrió al no escuchar una contradicción por su parte.- Te referías a Lydia… Por supuesto.
Stiles se quedó con la palabra en la boca. Había estado a punto de añadir algo acerca de lo patético que se veía Isaac al traer a colación el tema de su cita frustrada con Lydia… Cuando dichas palabras le golpearon en la boca del estómago con fuerza. Había caído en su trampa. Había jugado sin saberlo y había perdido. Isaac tenía intención de provocarlo, llevarlo al límite para sonsacarle la elección entre dos posibilidades. Stiles cerró los puños. Aquello no significaba que pusiera la integridad de la pelirroja por encima de su mejor amiga… -¿o quizás sí y no era capaz de admitirlo?
Antes de poder hallar una respuesta, un timbrazo indicó un cambio de equipo. Stiles dio un bote, levantándose como si le hubieran dado una descarga eléctrica. Debía de adelantarse a los movimientos de los betas del Hale y ocupar el lugar contiguo al de Lydia, solo así se aseguraría de que nada malo le ocurriera. Sin embargo otro fue más rápido, para su pánico y horror. Isaac se había deslizado sigilosamente y de manera rápida al lado de la Martin, quién no daba señales de estar disconforme.
Stiles hizo una mueca, dispuesto a apartar a Isaac de una patada de ser necesario… Pero el profesor Harris le barró el paso de repente, con una mirada pétrea y una regla larga y amplia sujeta en la mano, que usó posteriormente con gran maestría para golpearlo finamente en la cabeza.
.-Si pretende poner a prueba mi paciencia… Le aseguro que tendrá una mala nota, Stilinski. –Señaló con un dedo acusador al asiento libre, justo al lado de Kim. Stiles apretó los dientes con fuerza y se arrastró hacia esa silla con aires de perdedor. Buscó rápidamente la mirada de Scott, él debía de tener un plan B… Pero no le prestaba atención. Tenía que enfrentarse a las acusaciones e insinuaciones de Erica Reyes.- Veamos. –Llamó la atención del alumnado el profesor. Ninguno se atrevió a mirar dónde no debía, todos le prestaron atención absoluta.- Si habéis catalizado bien la muestra, os debería de haber quedado un cristal.
Scott desvió la mirada hacia su experimento… Con asco comprobó que dentro de su recipiente había una masa viscosa y de color verde que nada tenía que ver con el resultado final. Stiles rio por lo bajo al verlo. Desvió su mirada hacia el suyo, el que compartía ahora con Kim, y se sorprendió ver que no era una masa mucosa. Quizás no estaba tan bien definido como el de Lydia, un cristal perfecto, pero era el que más se acercaba. Agrandó los ojos, sorprendido. La chica se encogió a su lado, haciendo lo posible para que nadie viera que había obtenido un logro. No le fue difícil, nadie le estaba prestando atención –ni siquiera su padre.
.-La finalizad de este experimento es va a encantar. –Prosiguió Adrian Harris, más que maravillado por los resultados obtenidos por la pelirroja.- Se puede comer. –Hizo un ademán con la mano para incitar a que todos dieran un mordisco a aquella maravilla. Scott apartó de inmediato el recipiente de delante suyo, negándose a probar semejante mejunje.-
Stiles tenía curiosidad por averiguar a qué sabría… Esperaba su turno, dejando que Kim diera un pequeño mordisco primero –dado que el mérito era prácticamente suyo. Mientras, desvió la atención hacia la mesa de Lydia e Isaac. Lo que vio lo dejó helado. Agrandó los ojos e emitió un gemido de horror que llegó a los oídos de Scott, quién de inmediato se puso en guardia. Isaac había untado de veneno de Kánima el cristal que la Martin estaba a punto de comer. Dio un salto para ponerse en pie, el McCall avanzó un paso con la mano extendido para impedirlo…
Pero fue tarde. La lengua sonrosada de la pelirroja había saboreado ya el cristal, chupó un trozo primero y luego se atrevió a dar un mordisco.
Nada.
Ninguna parálisis, ninguna señal de que el veneno la estuviera afectando… Nada. Scott contuvo la respiración y buscó a su mejor amigo con la mirada, Stiles ya lo estaba observando con el corazón en un puño. Lydia era la Kánima. Notando un ligero aroma conocido, el McCall movió su atención lentamente por la ventana. Los problemas aumentaban… Derek Hale se encontraba fuera, en el aparcamiento… Y lo había visto todo.
Catherine McCall fue la primera en abandonar la clase de química, se levantó y salió rápidamente sin ser detenida por ninguno de sus compañeros. Su gemelo seguía con la vista fija en la ventana, en la silueta de Derek en el exterior, y su mente ya formulaba un plan mientras el Hale se movía tras indicarle una dirección con un gesto de cabeza. Stiles se encontraba tras de él, hecho un manojo de nervios. Sus ojos intercalaban a los del McCall y a la pelirroja. Lydia, que ajena a todo lo que sucedía, recogía sus cosas tranquilamente… Fue detenida repentinamente por Allison, que era la que lucía un rostro más preocupado. Ninguno de ellos se percató de la salida precipitada de la castaña, que entró a trompicones en el lavabo de chicas.
Se encerró en un cubículo y se sentó en la taza del váter con la tapa bajada. Contuvo un sollozo y bajó la mirada al muslo. Una zarpa de loba se dibujaba en la tela de su tejano, desgarrando y clavándose en la piel. Cogió un poco de papel higiénico para secar el rastro de sangre seca, por suerte no había sino una herida profunda… Sin embargo no podía decir lo mismo de su sensibilidad. Erica la había atacado dónde más le dolía.
Nunca había pretendido hacerle daño a Isaac… Al menos no físico ni psíquico. Apretó los labios conteniendo el llanto. No iba a empezar a lloriquear por unas palabras maliciosas. Erica no la conocía… No sabía nada de ella. No entendía sus motivos, las razones que la habían llevado a hacer lo que hizo. Isaac era una persona importante para ella… Pero en ese momento se había convertido en un monstruo y ese monstruo amenazaba la vida de su mejor amigo. ¿Qué iba a hacer? ¿Quedarse con los brazos cruzados y esperar que le desgarrara la garganta? Sabía que no había sido la decisión más acertada… Pero tampoco había tenido más recursos en su poder.
Scott se dirigió al campo de Lacrosse, allí Derek lo esperaba junto a Boyd, otro de sus betas. El McCall avanzó a paso lento, midiendo cada avance y asegurándose de estar en una zona segura. Estaba allí en son de paz, en un intento de arreglar las cosas hablando. Imaginaba que el Halo no lo vería del mismo modo… Pero no podía tirar todas las posibilidades de salvar a Lydia por la borda antes de probarlas. Antes de abrir la boca, Derek se adelantó para hablar con voz autoritaria. Parecía un jurado que acababa de dar una sentencia inamovible.
.-Ella no ha pasado la prueba.
.-¡Pero eso no demuestra nada…! –Intervino Scott de inmediato, exaltado. Avanzó un paso más, tratando de ser todo lo imponente posible para hacer frente al alfa.- Lydia es… peculiar.
.-Lo sé. –Derek alzó una ceja y cruzó los brazos. Por un segundo el McCall tuvo la esperanza de que estaba a punto de recapacitar… Pero entonces el Hale abrió la boca, toda posibilidad quedó derrumbada al instante.- De noche se convierte en una serpiente andante y asesina. –Chasqueó la lengua. Mantenía su semblante serio, con ese enfoque gruñón que solo él podía darle. Scott apretó la mandíbula y los puños, dispuesto a defender a la pelirroja con fuerza bruta de ser necesario.- No sé por qué tienes que protegerlos… -Su mirada glacial se clavó en el McCall.- Lydia ha matado gente y lo volverá a hacer. –El menor de los dos se encogió sobre sí mismo ante esa realidad. Nadie podía rebatírsela al Hale.- ¡Y la próxima vez podría ser uno de nosotros…!
.-¿Y si te equivocas? –Se pronunció, volviendo a tomar el testigo de la esperanza. Quería pensar que no estaba todo perdido. Que no se enfrentaban a un rostro conocido bajo la forma de serpiente. Quería creerlo a pesar de todas las pruebas que indicaban lo contrario. Derek emitió un suspiro pesado que llenó el silencio antes de la respuesta.-
.-La mordió un alfa. –Recordó, pues Peter Hale se había encargado de hundir sus fauces en la piel porcelana de Lydia. Scott bajó la mirada ante aquel hecho, era algo que tampoco podía contrariar. Todos lo habían visto… Así como la extraordinaria recuperación de la Martin, la cuál seguía siendo altamente sospechosa.- Todos cambiamos de forma. –Hizo una pausa y lo miró con ojos curiosos, dejando a un lado por un segundo aquel tema. Scott no se dio cuenta… Ni tampoco imaginó que Derek estaba pensando en el cambio que se había producido entre los hermanos.- No sabes a qué te enfrentas… Y ya no es solo la Kánima, Scott.
.-¿Qué? –El McCall alzó su mirada, repentinamente confuso por aquello. Había estado interpretando su papel a la perfección, ganando tiempo con la conversación de Derek para que Stiles y Jackson tuvieran tiempo de sacar a Lydia del edificio. Ya contaba con que Isaac y Erica no estuvieran con el alfa… Ellos serían los verdugos.- ¿A qué te refieres…? –La confusión era genuina, la preocupación aún mayor. No se esperaba que hubiera otro factor a tener en cuenta en aquella ecuación.-
.-Aunque me quites de en medio… -Derek le miraba muy seriamente, directo a los ojos. Su expresión no cabía en duda. Estaba siendo sincero… No era una artimaña, sino una advertencia.- Ellos la encontrarán. Y entonces desearás que hubiera acabado con ella uno de los míos.
Si bien Catherine había sido la primera en abandonar el aula… Una persona resultó ser la última. No se trataba de Adrian Harris, el profesor, en este caso el capitán no era el último en abandonar el barco. Su labor hubiera consistido en deshacerse de todos aquellos experimentos fallidos y acertados a medias… No obstante, había derivado tal tarea a una persona que sabía que no iba a fallarle, librándose él de tal tarea y teniendo pues más tiempo para ahogar sus penas en el culo de una botella.
Kim pasó por los pupitres, tirando a una bolsa de basura el contenido de los recipientes. Después debería de encargarse de limpiar minuciosamente cada uno de ellos… Era importante, pues no podía quedar rastro o sino la siguiente reacción química podría ser un desastre. Su padre enfatizaba mucho en ese detalle. Suspiró y pasó al siguiente… Ah, aquel tan perfecto. Aún quedaba un poco del cristal, ni Lydia ni Isaac se lo habían acabado de comer (de hecho, solo Lydia lo había probado, ahora que lo pensaba bien).
Lo examinó de cerca con curiosidad y comprobó que sus paredes estaban recubiertas de una especie de ¿baba?. Era sin duda algo líquido que resbala por la superficie. El suyo no había tenido algo similar. Lo extrajo con cuidado. Aquella substancia era pegajosa y cuando se lo acercó para olerlo, no desprendió ningún aroma en particular. Como Alicia bebiendo del pequeño tarro de cristal o comiendo las galletas de agrandar y encoger, Kim mordisqueó el cristal y pasó la lengua por aquella substancia.
.-Mmhmm…
Se encogió de hombros. No tenía ningún sabor especial, ni tampoco nada del otro mundo. Tiró el resto a la basura y siguió con su trabajo.
Nada había ocurrido allí.
Stiles sacó a Lydia de la biblioteca prácticamente arrastras, Allison iba detrás y se cercioraba de que el camino estuviera despejado de amenazas. Jackson se mantenía en una posición intermedia, apretaba los dientes y se preguntaba con envidia porque la pelirroja si había mutado en algo más cuando él tenía que conformarse con nada. A la salida, Catherine McCall les dio alcance. Cojeaba un poco, pero todos tenían tanta prisa que no fue un dato del que se percataron.
.-Si tenemos que estudiar… -Lydia refunfuñó molesta, no le gustaba que la trataran con tanta brusquedad y sobre todo con tal falta de información.- ¿Por qué nos estamos yendo de la biblioteca? –Jackson gruñó y se adelantó a Stiles para agarrarla con fuerza por los hombros, la empujó para que siguiera caminando.-
.-Calla y camina.
El hogar de los McCall era el destino seguro que todos habían acordado. Allí condujeron a Lydia mientras Scott retrasaba todo lo posible la llegada de Derek y sus secuaces. Jackson arrastró a la pelirroja hasta el interior de la casa sin decir una palabra, a pesar de que la Martin estaba muy dispuesta a obtener respuestas –fuera como fuera.
.-Si venimos a estudiar con Scott… ¿Él dónde está? –Y con una mirada acusadora se dirigió a Catherine, que enseguida levantó las manos en son de paz. Ella no había tenido nada que ver con aquello… Y de hecho, de no haber sido la única de los McCall disponible con llave mucho se temía que hubiera quedado fuera del plan. Entró en casa con el rostro bajo y aunque resultó tentador subir las escaleras para encerrarse en su cuarto, se quedó en la entrada en silencio.-
.-Vendrá enseguida. –Stiles se encargó de decir y salvar la respuesta. Le echó una mirada rápida a Cathy, resentido de que no hubiera hablado… Hubiera sido mucho más sencillo, más viable la excusa.- Eso creo… -Suspiró y echó un vistazo por la ventana, preocupado. Allison lo acompañó, tenía la frente arrugada de tensión.- Eso espero… -Se separó un segundo y se dirigió a la puerta ya cerrada dado que la Argent fue la última en entrar. Se apresuró a cerrar todos los pestillos… Dio gracias al cielo de que la señora McCall tuviera tanta obsesión por mantener la seguridad en su hogar. Cuando Stiles se quiso dar cuenta, Lydia lo miraba con miles de preguntas en sus ojos y Jackson a su lado emitía un resoplido exasperado.- Ha habido unos robos en el barrio…
Allison movió su cabeza y el Whittemore captó la indirecta. Con la excusa de tener que hablar con la pelirroja de su relación (o ex relación en cualquier caso), logró sacar a Lydia de su estado de interrogadora. Catherine los siguió con la mirada. Ellos si subían las escaleras y se alejaban de todo aquello… Stiles, por su parte y en un arrebato de nervios, barró la puerta de la entrada con una de las sillas del salón. En su fuero interno sabía bien que nada de aquello iba a conseguir pararles, pero se sentía más tranquilo si estaba en constante movimiento… Por irónico que pareciera.
Los minutos que pasaron antes de que el coche del Lahey hiciera presencia frente al hogar los McCall pareció una eternidad. Finalmente el momento estaba allí. El lobo bajó del vehículo acompañado de la despampanante rubia, avanzaron unos pocos pasos pero sin embargo se detuvieron antes de alcanzar si quiera la entrada. Stiles sintió un escalofrío por dentro y se apartó un segundo de la ventana para poder mirar a Catherine. La McCall no se había acercado a mirar… Se mantenía reservada y apartada, como si aquello no tuviera nada que ver con ella.
.-Debería de avisar a mi padre. –Stiles giró automáticamente la mirada hacia Allison como si acabara de perder completamente el juicio.- ¿A qué crees que han venido? –Enfrento su mirada a los ojos castaños del moreno.- ¡Están aquí para matarla…! No van a- -No terminó su frase, con una fuerza sobrenatural fue agarrada de los hombros y tiraron de ella hasta estamparla contra el suelo. Allison se retorció de dolor mientras Isaac ahora saltaba hacia Stiles, se había colado por la ventana mientras ellos discutían.-
Antes de poder reaccionar, Isaac lo golpeó con un puñetazo en el rostro. Tambaleó hasta caer al suelo. Imaginaba que no había usado toda su fuerza, porque de haberlo querido seguramente habría podido partirle la mandíbula. El Stilinski se frotó la mejilla y volteó para quedar de espaldas al suelo. Isaac estaba frente a él con las fauces abiertas, totalmente transformado. Garras extendidas y ojos brillando de un dorado potente. Stiles contuvo la respiración, aquella transformación siempre lo dejaba sin aliento… y sin reacción.
Los dedos de Isaac se contrajeron, adoptando una forma grotesca, preparado para dar un golpe que seguro que no le iba a gustar nada al Stilinski.
.-¡No…! –Stiles sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo de cabeza a pies. Tembloroso desvió su mirada hacia la dueña de aquella voz. En efecto, Catherine se encontraba a unos pocos centímetros de él. Mantenía la mirada fija en el rostro del lobo… Y algo en ella también había mutado. Sus ojos, el cambio. Aquel dorado que compartía con Scott, solo que en una mitad.- Basta. –El quejido lastimero del lobo tomó por sorpresa a Stiles, que automáticamente dirigió la mirada al Lahey. Isaac se retorcía, retrocediendo. Fuera lo que fuera lo que lo estaba atemorizando, no era palpable ni visible para el hijo del policía.- Basta, Isaac… -La voz de Cathy sonó, de repente, dudosa y en aquel flanqueo hubo una oportunidad.-
.-¡Cathy! –Sino había sabido reaccionar ante el golpe, si lo supo hacer ahora. Stiles se levantó lo más rápido que pudo, lanzándose sobre su amiga para apartarla del recorrido de unas garras que no dudaron en desgarrar el aire, allí donde apenas unos segundos se habían encontrado. Unos sonoros golpes le advirtieron de que otros enfrentamientos se daban en el interior y exterior de la casa. Allison peleaba contra Erica, usando todas sus armas para mantener a raya a la loba. Scott se enfrentaba a Derek y a Boyd fuera del hogar, barrando el paso del alfa al interior y por tanto a Lydia.-
Isaac no se iba a contentar con aquella oportunidad desperdiciada… Por lo que estaba ya preparado para seguir. Su mirada se clavó en sus presas, que se encontraban aún en el suelo en una posición favorable al depredador. No tenían dónde escapar, se habían quedado atrapados contra las escaleras… No subirían y le darían a Lydia en bandeja de plata. Sonrió… Antes de que la hoja de un cuchillo le advirtiera que no era buena idea dar un paso más.
.-Ya has oído a la dama… Ha dicho basta.
En un acto reflejo, Stiles se preguntó cómo era posible que esa persona se encontrara de repente dentro de la casa… Su mirada vagó hasta la puerta principal, ahora ésta restaba abierta de par en par. Sin importar cerrojos, ni sillas, ni impedimentos. La apertura daba una imagen clara de lo que sucedía fuera. Scott se mantenía agazapado, defendiendo la entrada con todo lo que podía. Boyd estaba a punto de cargar contra él… Pero Derek lo detuvo con tan solo alzar una mano. Su aspecto, ante la sorpresa de Stiles, era el de siempre. Sin garras, sin bello facial de más, sin colmillos u ojos rojos… De aspecto humano y expresión gruñona. No obstante comprobó que en sus ojos ahora había algo más, solo que no supo descifrar. ¿Era respeto… o una especie de temor oculto?
Aquel pensamiento le llevó directamente a la mujer que sujetaba el cuchillo contra la garganta del Lahey. No era mayor, pero tampoco joven. Debía de estar cerca de la treintena si es que no los había cumplido ya… O quizás los había traspasado y su aspecto no era identificable con la edad. Tenía ese rostro que se le hacía familiar… Pero que sus recuerdos no eran capaces de ubicar por algún motivo. Puede que el tiempo hubiera borrado sus facciones de la memoria.
Pero había alguien que sí que la reconocía… ¿Cómo no hacerlo? Había sido su flotador salvavidas por muchos años. La universitaria que hacía de canguro en las noches más oscuras. La futura doctora que se iba a comer al mundo. La nueva adquisición de su familia fracturada. La que le había regalado aquel libro tan importante para ella…
.-¿Rory…? –La voz de Catherine se quebró, haciéndola aún más vulnerable de lo que ya la hacía aquella posición, arrinconada contra las escaleras con una expresión de terror pintada en el rostro. Pero Lorelai no estaba asustada de esas criaturas, ni tampoco sorprendida. Sostenía aquel cuchillo con destreza y habilidad, como una profesional. Como una guerrera.-
No hubo explicaciones, tampoco preguntas. El silencio que se había formado se rompió en el mismo instante en que el desgarrador alarido del Kánima partió la noche. Lorelai chasqueó la lengua y de inmediato se reunió fuera del hogar de los McCall con Derek, Boyd y Scott. Aquella bestia trepaba por el tejano, habiendo salido de una de las ventanas del piso superior. Un nombre apareció en la mente de todos, ninguno de ellos imaginaban que estaban equivocados.
.-Te dije que ellos vendrían… -Murmuró Derek, cerca del McCall, y dejó aquel comentario suspendido en el aire sin ningún dato más a añadir. Tampoco hubo tiempo para ello.-
Una persona de repente cruzó el umbral de la puerta como una exhalación. Sus caminares eran decididos aunque había temor en ellos, solo que lo escondía bien. Tenía los puños apretados y su rostro dejaba claro que esta vez sí iba a obtener explicaciones, fuera como fuera.
.-¿Quién demonios va a explicarme qué está sucediendo aquí? –El Kánima desapareció en la noche de un salto, alejándose del hogar de los McCall. Lorelai se movió en consecuencia, marchándose tal como había venido. Nadie la había visto llegar, ni nadie la vio partir. Todas las miradas estaban puestas en la pelirroja… Y solo Scott fue capaz de poner en palabras lo que todos ahora pensaban.-
.-¡Es Jackson…!
¡Y aquí está! Año más tarde, Way Out sigue. Comprenderé que ya se haya perdido el interés, sino pues me gustaría mucho recibir vuestros comentarios. ¡Gracias por los que me habéis apoyado con este proyecto desde el principio! :)
