Capítulo 7

Antes que el sol asomara, la última casa de la Calle de la Hilandera ya estaba activa. Se preparó rápidamente el desayuno, seguido por el café. Luego siguió una ronda de sexo, una ducha y luego la búsqueda de ropas decentes que ponerse. Solo entonces, el sol comenzó a levantarse sobre el horizonte.

Cuando finalmente el astro rey decidió mostrar los primeros rayos, Hermione y Severus no se enteraron. Se encontraban ocultos en la sala de la casa, compartiendo el sofá, con el servicio de té en la mesita y las piernas de ella enredadas con las de él.

"¡Me siento tan aliviada!" Seguía repitiendo ella. "Ese hechizo es una mierda. Me sentía como si estuviera súper sensible a todo, como si tuvieras una baliza que me llamaba, pero sin saber que eras tú al que buscaba. Me alegra mucho saberlo ahora."

Él le dio un apretoncito en la pierna. "Yo también. A pesar de sentirse raro."

"Sí. Una parte se siente rara, pero la otra se siente perfectamente normal."

Severus asintió.

Entonces, ¿concordamos que, aunque esto no haya tenido el comienzo más auspicioso, el resultado es favorable?" Preguntó Hermione.

"Estoy de acuerdo. Aunque me asusta pensar en lo que hubiera pasado si la cura, por llamarla de alguna manera, no hubiese estado cerca. Sirius no puede salir indemne de esto." Severus sonaba muy calmado mientras frotaba lentamente la pierna de ella, pero Hermione podía sentir la furia que yacía bajo la calma superficie.

"¿Qué es lo que tienes en mente?"

"¿No deberías ser tú la que planee?" Preguntó él.

"Oh, claro, estaría en mi derecho. Podría clamar derecho a vengarme, sí. Sin embargo, creo que tú, como jefe de Slytherin, tendrías lecciones mucho más…educativas que ofrecer."

Severus sonrió con malicia y Hermione sintió que la recorría un placentero cosquilleo.

Sirius no iba a saber qué lo golpeó.

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

La cena del sábado en el viejo cuartel había sido un evento regular desde poco antes de la caída de Voldemort y su régimen de terror.

A veces solo se reunían dos o tres, pero la mayoría de las veces, se juntaba un buen grupo de personas, reunidos alrededor de la mesa, esperando por las famosas delicias d Kreacher.

Esta noche no era diferente. Harry y Ginny hablaban bajito en un rincón. Ron estaba cerca, haciendo de cuenta que no intentaba escuchar lo que decían.

Sirius traía la comida de la cocina, junto a Molly, ayudando a Kreacher. Arthur observaba. Kingsley se preparaba un trago, y Severus y Hermione se habían sentado muy tranquilos a la mesa, hasta que todo estuviera dispuesto.

Sirius no había hablado casi con Hermione, desde que había llegado con Severus a sus espaldas, quien lo miró como retándolo a decir algo contra su presencia en el lugar, pero el idiota había cerrado prudentemente la boca. Aquella podía ser su casa, pero atacar a Severus tenía sus consecuencias, y no quería echar leña al fuego… no mientras los otros estuvieran presentes, al menos.

Nadie parecía notar la tensión que aumentaba más de lo normal, entre los dos hombres, así que las conversaciones fluían mientras comían.

Sirius nunca vio el rayo que lo alcanzó cuando regresaba de la cocina con el asado, pensando que solo había tropezado con la alfombra, al perder el equilibrio y necesitar sostenerse de la mesada. "¡Necesito asegurar esa maldita cosa!" Murmuró, pero no volvió a pensar en ello.

"El asado está sublime Kreacher." Dijo Sirius al elfo, mientras se lamía los dedos. "Huele absolutamente fantástico." Aspiró largamente sobre el asado y las papas.

"Es muy bueno, sí." Comentó Arthur. "Casi tan bueno como el de Molly."

Hermione miró a Severus por el rabillo del ojo, pero él la ignoró olímpicamente. No le había comentado cuál era el plan, pero la castaña comenzaba a tener una idea.

Al finalizar la cena, se retiraron a la sala por unos tragos, conversando como lo hacen los viejos amigos. Severus y Hermione compartían un sofá, recibiendo la inquisitiva mirada de Harry, solo para recibir una mirada similar como respuesta, al sentarse junto a Ginny. El muchacho solo encogió los hombros.

Sirius se sirvió una medida de brandy, y fue cuando vio su reflejo en una bandeja de plata. Se acercó más, pasándose una mano sobre el cabello y revisándose los dientes, evidentemente concentrado en la imagen.

"No lo hiciste." Susurró Hermione.

"Claro que sí." Contestó Severus. "¿Por qué no habría de hacerlo?"

Ella bufó. "¡Pero si es una experiencia terrible! ¿Qué sucederá si su verdadero amor no está cerca? ¿Y si lo está? ¡Entonces le habrás obsequiado la misma felicidad que nosotros compartimos y así no aprenderá nada!"

"No creo que tengamos que preocuparnos mucho por eso." Respondió él, totalmente despreocupado por la próxima locura de Sirius Black.

La velada continuó y pronto parecía que todos tenían los ojos puestos en la excéntrica conducta del dueño de casa. Era bien sabido que Sirius era un poco, bastante, narcisista, pero ahora parecía que no podía evitar mirarse en cada objeto brillante que encontraba. Hubo un embarazoso momento en el cual derramó un poco de brandy sobre su mano y luego no paraba de chuparse los dedos.

"¿Está todo bien Sirius?" Preguntó Harry, quien estaba bien apretujado contra Ginny.

"Perfectamente, Harry. Aunque me siento un poco inquieto hoy. ¿Alguien más se siente así?"

"¿Sabes?" Comenzó a decir Hermione pensativa. "Me sentí así la semana pasada. Fue horrible. Mi piel comenzó a arder, y me picaba mucho, como si tuviera cosquillas, pero más molesto. Muy desagradable. Posiblemente hubiera terminado en San Mungo si Severus no hubiera estado allí para ayudarme. Sinceramente espero que no hayas pescado lo mismo que me dio a mí."

Harry miró a Sirius con los ojos grandes. Una mirada turbulenta se había apoderado de su padrino, desde el momento que comprendió lo que ocurría.

"¿Dices que Severus fue capaz de curarte?" Preguntó Black, mirando furioso a su rival. "Tal vez puedas convencerlo de contarme qué es lo que él recomienda."

"Estaría encantado." Retrucó Severus con solo un par de onzas de sarcasmo.

Sirius pasó rápidamente a la etapa del aura. Se puso a conversar con todos animadamente, e incluso, trajo un par de álbumes familiares y no tuvo problemas para contar historias sobre algunos de sus peculiares familiares.

Hermione se preguntó si el tiempo que se tardaba en aliviar cada etapa del hechizo, afectaba la intensidad y el tiempo que pasaba entre una y otra. Recordó haber pasado horas, e incluso días hasta que una etapa se disipaba y comenzaba otra. Sirius, en cambio, se ponía más agitado con cada segundo. Arrastraba los pies sobre la alfombra, se rascaba los brazos y se frotaba la cara.

"De verdad no te ves bien Sirius. Tal vez debas recostarte un rato." Ofreció Molly.

"Tonterías. Solo estoy un poco fuera de mí esta noche. Estoy seguro que estaré fresco como una lechuga en la mañana."

Sirius pudo permanecer calmado por un rato más. Y no fue sino hasta que se quitó con la mano un pelo que había quedado atrapado en sus pantalones, que su voluntad se quebró.

"¿Sirius?" Preguntó Harry.

El hombre en cuestión, gimió con fuerza.

"¡Severus! ¡No podemos dejarlo así!" Exclamó Hermione. "¡Se volverá loco! ¡Podría morir!"

Severus permaneció impasible. No sentía ninguna simpatía por ese tipo, mucho menos después de lo que le había hecho a Hermione, incluso si su sospecha resultaba errónea.

"Harry…" Comenzó a decir Sirius. "Creo que necesito ir a…"

Antes de poder finalizar lo que estaba diciendo, se escuchó un suave 'pop'. De pronto, un perro negro de gran tamaño tomó el lugar de Sirius.

"¡Oh, dios!" Dijo Molly. "¿Pero qué es lo que le pasa? Hermione, ¿acaso esto te pasó a ti también?"

"No." Contestó ella, mientras el perro daba vueltas alrededor de la habitación. "Sirius pensó que Harry y yo deberíamos estar juntos. Como una suerte de James y Lily modernos. Así que se le ocurrió lanzarme un hechizo que encendiera mis sentidos, que solo pudieran ser calmados por la persona a la que amo. Sin embargo, parece ser que no se dio cuenta que tenía que ser mi verdadero amor, de otro modo, permanecería insatisfecha y los síntomas solo empeorarían, hasta terminar en la sala Janus Thickey o muerta. Gracias a los dioses, mi amor estaba cerca." Era evidente que Sirius estaba haciendo un esfuerzo para escuchar la historia de Hermione, y gimoteó al ver cómo la chica ponía su mano en la pierna de Severus.

"¡Severus!" Exclamó Arthur

Severus encogió los hombros. "Estás tan pasmado como yo lo estuve. Así que, como retribución, Sirius está experimentando la misma agonía por la que hizo pasar a Hermione."

"¡Hermione! ¡No puedo creer lo que veo! ¿Sabías que era peligroso y aun así le lanzaste el hechizo?" Preguntó Molly con indignación.

"No fui yo." Retrucó la chica.

"Fui yo." Admitió Severus.

Nadie se atrevió a discutir con él. Lo único que hizo Molly fue lanzarle una mirada de reproche.

Sirius aulló una vez más para luego sentarse en la alfombra y comenzar a lamerse desesperadamente sus intactas partes masculinas caninas.

"Oh, por Merlín…" Dijo Hermione, repentinamente sintiendo náuseas. Se volvió para darle la espalda al babeante perro en el suelo. "Esto lo que esperabas que sucediera, ¿no? ¿Qué el verdadero amor de Sirius fuera él mismo?"

Severus tan solo sonrió antes de desaparecerse con el enloquecido perro, para dejarlo en las habitaciones de arriba. "No creo que tengamos que ver más de esto."

"Eso fue…eso fue… ¡terrible!" Dijo Harry. "¿Y estaba tratando de hacer que termináramos juntos?"

Hermione hizo un gesto. "Sí. Trató de empujarnos en esa dirección."

"Oh, no. No lo hizo." Dijo Ginny. "Lo siento Harry, siempre supe que era un poco raro, pero siempre se lo atribuí a los doce años que pasó en Azkaban. Pero si alguna vez vuelve a intentar algo como eso, ¡le lanzo una maldición!"

Harry sintió calosfríos. "¿Cómo se termina el hechizo?"

"Copulando." Respondió Severus llanamente.

Harry se puso verde. "Eso significa que él tiene que…que ustedes dos tuvieron que…necesito salir."

Harry salió huyendo del lugar y Ginny lo siguió de inmediato. "¡Aguarda Harry! ¡Voy contigo!"

Severus y Hermione se apresuraron a largarse, también, asegurando que Sirius estaría bien por la mañana, y dejando a Molly con un trapo, limpiando frenéticamente el área en el que el perro había estado.

"Eso fue de verdad muy Slytherin, Severus." Le dijo Hermione le dijo a su amor. "Apropiado, pero muy Slytherin."

"Tal vez necesite guardar ese recuerdo en mi pensadero, para poder verlo más tarde." Comentó él con una expresión un poco aterradora invadiéndole el rostro.

"Tengo una mejor idea." Susurró Hermione. "Vayamos a mi casa y fabriquemos un recuerdo mejor." Propuso, deslizando los dedos sobre la gruesa lana de la chaqueta de él.

Y Así lo hicieron.

FIN

N/T: ¡BWAHAHAHAHAHAHAHAHAA! ¡Cómo me gustan los finales felices!

Muchas gracias por todos los comentarios y los alertas. Este fic fue más corto, pero lo compensaré, publicando rápidamente uno nuevo, en breve. Se llama Vivir como muggle. Espero que les guste también. ¡Una abrazote enorme de mi parte! ¡Y muchas gracias por seguir conmigo!

¡Hasta la próxima!