Esta es un historia que espero les guste, más abajo, en el final les hare una pregunta, y desearía de todo corazón que la contestaran, esto me ha rondado por la cabeza hace mucho tiempo que ya no me deja ni dormir, espero que les guste y la comenten… besos y abrazos fuertes… por cierto, esto no me pertenece, sino al maravilloso universo de JKR. A quien yo realmente admiro

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Hermione Granger vivía una vida normal, y eso es mucho decir, ya que su vida era mágica, y no el tipo de esa vida que crees que es "mágica", si no es que ella era una autentica bruja, si ella hacia magia, formaba parte de el trió dorado, que venció al mismísimo Lord Voldemort, con la edad actual de 27 años, ella era una mujer exitosa, tenía un muy buen puesto en el Ministerio de Magia, rodeada de buenos y muy afectuosos amigos, una hermosa casa, reconocimiento en todo el mundo mágico, una cámara en Gringotts repleta, si, muchas cosas había pasado en su vida, pero como se sabe no todo es un cuento de hadas; Hermione Granger, no era feliz, se sentía sola. Sola. Si, la soledad en su vida sentimental abundaba mucho en ella, cuando acabo la guerra, comenzó a salir con Ron Weasley, después de su "gran" beso en la cámara de los secretos, luego de eso, se dio cuenta un día, que ellos, su relación, no tenía un futuro, no podía soportar ser excluida totalmente por un tonto deporte como lo era el Quidditch para ella, o los lugares donde frecuentaba, mucho menos las personas que asistían; poco tiempo después salió con, !quien lo diría¡ Severus Snape… si Hermione salía con Severus y al parecer, estaban muy enamorados, ella había hecho nacer sentimiento al ex-mortifago que creyó nunca tenerlos, de hecho el le iba a pedir matrimonio, habían comprado una mansión en las afueras de Londres, cerca de la frontera de Escocia, era hermosa, muy grande para tener muchos niños, pero por alguna razón, que ninguno de los dos quiso decir, se separaron y por mucho tiempo, ninguno no quería saber nada del otro, o eso aparentaba… luego de dos años, tuvo una que otra cita con Viktor Krum, salieron, hasta llegaron a besarse dos veces, pero luego de eso, solo fueron amigos, y él regreso a su país…

Si, la vida amorosa para ella fue un gran fiasco, dejo de un lado todo eso, y decidió concentrase en su trabajo, en sus lindos ahijados, hijos de sus amigos Harry y Ginny, solían almorzar juntos los fines de semana, hasta que un día comenzó tener unos malestares que no le importo, no había cambiado nada de ella, sus ojos miel seguían igual de hermosos, sus cabellos aun estaban algo enmarañados, pero no se notaba, había crecido unos cuantos centímetros, pero su piel estaba mas pálida de lo normal… en este momento, dormía muy tranquila en su cama, había pasado un día muy estresado ayer, ya que el hijo de su jefe, iba a tomar el cargo de su departamento en donde ella trabajaba, él la odiaba y ella también, en eso sino una alarma que la hizo despertar de un brinco, y muy malhumorada…

-BIP, BIP, BIP, BIP… - el sonido seguía, ella se volteo y con su mano encontró su despertador muggle, lo toco para que se apagara, pero eso no funcionaba, lo golpeo y lo golpeo - APAGATE MALDITA COSA - le decía y lo desconecto, el sonido seguía, se volvió a voltear, y cogió su móvil, un BlackBerry color negro, esa era la alarma, la apago, se froto los ojos y en la pantalla de su móvil decía - "cita con el doctor de San Mungo", hay, demonios lo había olvidado, ¿Qué hora es? - se volvió a frotar los ojos y vio su celular, eran las 7:30 a.m. Era tarde, la iban a matar, nunca había llegado tarde en su vida, sintió un pequeño malestar en su estomago, eso era normal, desde que se puso pálida, todo los días sentia un dolor, había querido ir a San Mungo, pero como ella siempre decía "no tenía tiempo"; todos los días, Harry le decía que debía ir, pero cada vez que planeaba la cita, ocurría algo y nunca iba, ya había hecho cita unas 12 veces, y las 12 veces las tuvo que cambiar, hoy sería su cita numero 13…

Se levanto y de forma rápida lleno la bañera y se dio un rápido baño, seco su cabello, se cambio, se maquillo, y se peino con magia, bajo hacia la cocina, su gatito, Crookshank lo espera al costado de su plato, encendió su máquina de café, y mientras lo preparaba, daba de comer a su gato, se preparo un par de tostadas, y comió como un rayo, apago todo, y se apareció cerca de Ministerio, corrió y uso la entrada pública, corrió lo mas rápido y pudo entrar en uno de los ascensores, vio su reloj de muñeca y movía rápidamente su pie, la puerta del ascensor se abrió y salió de él, camino rápido y llego hasta donde estaba la recepcionista de su oficina - Buenos Días, Gladys - le dijo a una joven rubia de ojos verdes - Buenos días, Hermione…llegas tarde, si el hijo del jefe te descubre te echara- me dijo algo preocupada - claro que no, su padre, Boris Birdwhistle, me adora, no me haría eso- entro en la oficina y !Oh, sorpresa¡, en su escritorio estaba repleto de papeleo para todo el día, genial otro día, otro papeleo, otro estrés, otro irse a casa, dormir y volver a empezar… - genial, justo lo que me encanta… yupi – dejo en forma sarcástica, dejo su bolso en un mueble cercano, su móvil encima de su escritorio, y comenzó con su trabajo, al cabo de unas dos horas, cuando su puerta se abrió y su jefe, Boris, entro en ella con un cortes saludo, el tenia el cabello corto cano, barba al ras, ojos verdes oscuros, piel blanca, un ligero acento, vestía un impecable saco y pantalón a juego color gris con camisa blanca, el hombre era bien simpático y siempre sonreía, saludo dándole un beso en la mejilla como tenia costumbre, y se sentó delante de ella, era hora de su charla habitual. Hermione trabajaba para él unos 4 años había sido muy bueno con ella, desde su primer día, cualquiera que los viera diría que eran padre e hija, sin duda el se sentía mejor con ella que con su hijo, que solo pensaba en negocios…

-Buenos días Hermione, ¿Cómo estás? ¿Cómo has dormido? – pregunto jovial.

-bien, si estoy bien, y he podido dormir algo, pero sigo con el mismo nivel de estrés –

-eso explica porque estas tan pálida esta mañana ¿no es así? –

-no, no, es porque me he estado sintiendo mal estos ultimas meses, pero no es nada, de hecho ya me acostumbre a esto, Harry me dice que tengo que ir a San Mungo, pero estoy muy ocupada, y no lo necesito, esto lo tenga desde hace mucho tiempo y míreme, estoy de maravilla, jajajaja… cambiando de tema, debe ser increíble, al fin retirarse ¿no? Ya no tener preocupaciones, descansar, dicen que las playas del Caribe, están divinas en esta época del año, yo desde hace tanto que voy…

- ¿y qué planes tienes para tu fin de semana? –

- bueno, iré a ver la obra en donde actuaran los hijos de Harry, es un musical, me dicen que estará muy bonita, se van a disfrazar y todo eso, no dejan de hablar del tema, de hecho… - la castaña fue cortada brutalmente por el vibrar de su celular, Boris pudo ver lo que estaba en la pantalla del aparato muggle… "cita en San Mungo a las 12:00 A.M." Ya era las 11:30, no iría, tenía mucho trabajo, después se acumularía, y sería peor, ya lo cambiaria para otro día, la castaña ignoro y apago la alarma, y siguió con lo que hacía, Boris intervino…

- bueno, no te quito tu tiempo, ya debes prepararte para ir a San Mungo y… -

- no te preocupes Boris, no iré, tengo mucho trabajo, esto se acumula rápido, ya lo cambiare, no es la primera vez que hago eso, esto es más importante que… -

- Hermione, querida, tu salud, siempre va a ser más importante que cualquier otro trabajo, mira esto, son solo papeles, que se hacen todos los días, pero solo hay una Hermione, debes ir, anda, yo te excuso, pero vuelve para la junta que tienes que entregar los informes o ¿prefieres que yo los lleve?...

- no, tranquilo, yo vuelvo para la junta, bueno ya regreso, gracias – le dio un fuerte abrazo a su jefe, y salió de la oficina llevándose sus cosas…

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Hermione estaba sentada en la sala de espera de San Mungo, esperaba nerviosa a que le llamasen, miraba a cada momento su celular haber si recibía una llamada, los minutos pasaban lentos, cada segundo parecía una eternidad, si fue difícil hacerse los exámenes, imagínense como seria ver sus resultados, al fin sabría que era lo que le producía esos dolores, ella creía que era el estrés…

- Hermione Granger… - ella se levanto en la mención de su nombre, una enfermera de cabello negro con ojos azules le llamaba – el Dr. Watson, la vera en su consultorio, sígame… - la castaña cogió su cartera y móvil, siguió a la enfermera y esta se detuvo a pocos pasos de la puerta, le indico que pasara; en el consultorio no había nadie, todo estaba de color blanco y muy limpio, había una ventana en el fondo de la habitación, un escritorio, unos estantes con gabinetes de utensilios médicos, unos cuadros de la anatomía humana, etc. Hermione se sentó en una de las sillas y espero, un minuto después llego el doctor, era un hombre de unos 30 años, tenía el cabello castaño, ojos azules, piel blanca, alto y delgado, vestía una bata blanca, se saludaron con un "buenos días" y se estrecharon las manos, luego cada uno se sentó, el Doctor le hablo:

- bueno Hermione, me alegro de que hallas podido venir, si no, esta sería la treceava vez que cambiarias una cita… bien, creo que deberías… - no pudo continuar porque fue cortado por un golpetear de la ventana, una lechuza café, picoteaba la ventana, con una carta atada en su pata, el doctor abrió la ventana, esta entro y se paro en frente de Hermione, la lechuza era del Ministerio, le pago y se retiro, se volvió a cerrar la ventana, el doctor se sentó.

-lo siento, esto no suele pasarme – le dijo, la carta informaba que debía ir de inmediato al trabajo, guardo la carta – continúe por favor… -

-de acuerdo, bueno Hermione tus resultados han sido difíciles de interpretar, y quiero que sepas que esto es difícil de asimilar en algunas personas, tú tienes… - lo volvieron a cortar, esta vez, el teléfono de Hermione sonaba, era una llamada de Gladys, la castaña se apresuro a contestar, le dijo que no era un buen momento, pero ella insistía… el doctor ya no aguanto más, le quito el teléfono de las manos y lo apago, el era un hijo de mago y muggle, por eso sabía cómo funcionaban esas cosas, y le dijo con voz fuerte y clara – Hermione… tienes una enfermedad que te provocara la muerte… - esas palabras resonaron en la mente de la castaña. Morir. No, no podía ser, ella estaba bien, ¿cómo era posible? no lo creía.

- NO, No, no es posible – le dijo casi gritando al Doctor, mirándole con sufrimiento – yo no puedo… no tengo tiempo para estar enferma, tengo una agenda muy ocupada, ¡¿Cómo es posible?! - se estaba desesperando, alguien que la viera en ese preciso momento, diría que era una persona que sufría de depresión, ella no estaba preparada, de hecho, ni se lo imaginaba, creía que sería un caso de estrés o algún dolor muscular por no dormir, etc.

-Mira, Hermione… esto es inusual, es muy raro que pase, esta enfermedad ataca a una de cada cien personas, y al parecer es una enfermedad degenerativa, por lo que también veo es que esta enfermedad, has tenido indicios desde hace dos años, tal vez si hubieses venido años antes, creo que igual no te la hubiésemos podido detectar, tiende a tener casi los mismos sintomas que son normales para algunas personas, como dolores por el estrés, etc. esto confunde mucho… Te seré sincero, no quiero darte falsas esperanzas, a la mayoría, bueno de hecho todas a las que les da esto, terminan muriendo… lo siento… - le dijo el doctor con la mirada baja, evitándola, Hermione seguía en un estado de shock, quería llorar, sus ojos se estaban llenando de lagrimas, pero no lloraba, con el hilo de voz que le quedaba articulo una simple pregunta.

- ¿Cuánto tiempo me queda? - lo dijo sin mirarle, casi aceptando lo que estaba pasando.

- Aproximadamente, un mes por lo mucho, con cuidados especiales, podrás pasar un buen mes, te quiero avisar que los últimos días, tu cuerpo se irá degenerando, y poco a poco iras muriendo, aquí están tus exámenes, toma - y le entrego un folder con la insignia de San Mungo, no se atrevió a abrirlo, volvió a preguntar.

- ¿Cómo se llama mi enfermedad? - seguía sin mirarlo, una pequeña lagrima se resbalo por su pálida mejilla, en ese momento sus ojeras se hacían evidentes.

- ese es el problema, no tiene nombre, se esta reservando el nombre, para la persona que encuentre la cura, o la primera que la sobreviva, casi nadie sabe de que existe esta enfermedad, solo a las familias de los damnificados, y los doctores, lo siento por no poder darte mas información Hermione, pero te diré lo que yo haría, eres muy joven, de seguro hay muchas cosas que aun deseas hacer, yo que tu, haría una lista con todo lo que quisiera hacer y lo realizaría, después de todo, igual moriría, que mejor forma de irse, cumpliendo un sueño… lo siento Hermione, lamento no poder ayudarte, pero si te sientes mal y no puedes venir, toma - le entrego su tarjeta, con un numero telefónico en ella - si llegas a tener dolores muy fuertes, llama, soy tu doctor y es mi obligación ayudarte… lo siento, cuídate… adiós - le dijo el Dr. Watson muy apenado por la joven, le dio un abrazo que ella no correspondió y salió de la habitación, la castaña soltó unas lagrimas mas, sabía que el Dr. Watson, no le diría a nadie, luego se retiro y camino hasta su trabajo, no tenía prisa de llegar, junto a su pecho, llevaba sus resultados médicos.

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Hermione llego tarde a su trabajo, no le importo que el hijo de su jefe, le esperara en su oficina y le gritara, tampoco le importo cuando este empezó a zarandearle, ella no era consciente de nada, el joven, cogió los informes de su oficina y la arrastro hasta la junta que ya estaba retrasada por más de una media hora, cuando entro, Boris, la miraba muy preocupado, ella estaba ausente, tenía la mirada perdida, el joven, después de volverla a humillar con uno de sus ácidos comentarios se sentó junto, todos esperaron a que ella hiciera lo mismo, mas no lo hizo, cuando le volvieron a gritar, ella reacciono, se dio cuenta del que le gritaba era el joven que le hacía imposible la vida, y ella también le grito, le dijo su vida entera y que podía meterse su varita por un lugar nada apropiado, salió corriendo a su ex-oficina, ella había renunciado, cogió sus cosas, se despidió de Gladys, y de Boris, este le dijo que cualquier cosa que necesitara no dudara en acudir a él, le había contado lo de su situación, este juro guardar silencio, di un ultimo vistazo a su oficina que le había visto pasar tantas penurias, pero no le importo, salió por el corredor con la mirada baja, todo el mundo la veía pasar, la mayoría sabia que ella había renunciado, cuando salió, una lagrima corrió por su mejilla, sabía que ya no volvería a ver el ministerio, el lugar por el que ella había dado tanto, y se apareció en su casa… Al entrar en ella, tiro la caja que traía en las manos al suelo, y se dejo caer en el frio suelo de madera, se coloco en posición fetal y empezó a llorar como nunca en su vida lo hubiese hecho, ya eran las 3:30 pm cuando ella llego, su gato la recibió y ronroneando a su lado intentaba en vano de calmarla, ese día solo se la paso llorando, apenas comió bocado, solo pensaba en lo que le dijo el Dr. Watson, le quedaba un mes de vida, ella no quería morirse, había muchas cosas que quería hacer, ¿la pobre sufriría en silencio sin que nadie lo supiera? Ni ella misma lo sabía, derrotada subió las escaleras y se durmió. Eran las 4:00pm.

Al despertar, unas horas más tardes, creyó que era un sueño lo que había sucedido, mas no, se dio cuenta ya que traía puesta su ropa de trabajo, comenzó a soltar sus lagrimas cristalinas, entro rápidamente al baño, y preparo un tibio baño con suaves esencias y sales que a menos le calmarían, se metió en ella, y se dejo relajar por el agua que le cubría totalmente el cuerpo, luego de estar una hora se dio cuenta de que eran las 8:00 pm. Se cambio y se puso algo muy, pero muy cómodo, unos pantalones y una sudadera blanca con un lindo gatito bordado en uno de los lados, su cabello estaba mas enredado que antes y sus ojeras eran muy marcadas; bajo y saco algo para comer, su estomago le estaba exigiendo alimento, dio de comer a su gato, luego se puso a meditar un rato, no quería morir así, no sin que nadie se enterase, no quería estar sola, ella era la que siempre apoyaba a todos, era el momento de que alguien le apoyara, cogió un abrigo de lana y llamo por la red flu a la chimenea de la casa de Harry, este no tardo en contestarle.

- Hola Harry, ¿estás solo? – le dijo con voz ronca por haber llorado

- Hola Mione, si estoy solo ¿sucede algo? – dijo preocupado

- no, quería preguntarte si podía ir para hablar –

- claro ven – le dijo, Hermione pasó por la red Flu hasta la casa de su amigo de ojos verdes…