N/A: ¡Levante la mano quien crea que me tardé un montón!

Summary: El mundo se derrumbó frente a sus ojos con aquella simple frase. Con sus orbes azules claros llorosos de aceite, sonrió de manera infeliz, pero no por ella, si no por aquél castaño de sonrojo, que le miraba expectante. Ella sabía que estaba cometiendo un error. Era la hora de empezar a autodestruírse.

12.-La Teoría del Todo: [Toy Freddy/Frederick Fazbear x Toy Chica/Chirp] [Toy Freddy/Frederick Fazbear x Lynda M./OC]

Rated: +K

Tipo de Fic: One-Shot [1576 Palabras]

Género: Drama/Romance.

Disclaimer: FNAF no me pertenece. Sólo me pertenece la trama de la mayoría de las historias, y los OC Lynda y Lydan Murtons. Los diseños le pertenecen a BlasticHeart. No gano dinero ni nada de ésto.

Advertencias: Hetero [Hombre x Mujer], Yaoi [Hombre x Hombre], Yuri [Mujer x Mujer], OC insert, Lenguaje Vulgar, Faltas Ortográficas, Escenas fuertes, Romance, Azúcar, Diabetes, Etc.

PD: El siguiente es Yuri, y, como saben. Nada de Toy Chica x Lynda. Elijan a las dos féminas, ¡ y elíjanlas bien!

Notas: Si no te gusta el Yaoi, Yuri, Hetero y los OC, ¿Entonces qué mierdas haces aquí? Y si empiezas a joder con que no te gusta lo que escribo, te maldeciré zukulenthamente.

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—¿Frederick?

Toy Chica se arregló con cuidado su cabello rubio, amarrándoselo en una coleta alta. Sus orbes azules amables se dirigieron a los del Toy de brillantes cabellos castaños, que estaba en su mundo, pensando. Ante aquél llamado, el robot parpadeó varias veces, saliendo de su trance. Sonriendo de manera nerviosa y pasando una mano detrás de su cabeza, posándola en su nuca, Fazbear le regresó la mirada, un pequeño rubor de vergüenza reemplazando el original.

—Lo siento, Chirp.—Se disculpó el castaño, sinceridad rosando sus palabras mientras reía de manera entrecortada. La alta chica de cabellos negó con la cabeza, cerrando los ojos y sonriendo para sí misma por unos momentos, antes de volver a mirar de nuevo al líder de los Toys.—He estado pensando en varias cosas.

—O-Oh, está bien. No necesitas disculparte.—La jovencita llevó una de sus manos a su mejilla, sorprendiéndose de sentirla un poco caliente. Era extraño, porque era de metal. Pero bueno, ella sabía que el amor era así.

Sí, ella se sentía atraída hacia su líder. Toy Freddy era el hombre ideal para ella. Encantador, caballeroso, con dotes por canto y cocina, amante de la música clásica y lo mejor de todo, era su belleza. De cabellos castaños claros cortos y una mirada azulada hipnotizante capaz de enamorar a cualquier chica, piel metálica ligeramente bronceada y de estatura y musculatura perfecta. Era un crimen que ése ser robótico fuese tan perfecto.

—No necesitaré, pero hacerlo me hace sentir mejor.—Toy Freddy llevó una de sus manos enguantadas a la coronilla de la cabeza de la rubia y le dio una palmada en señal de amistad, no notando el ligero sonrojo de la rubia aumentar considerablemente.—Trataré de que no me pase tan seguido.

Toy Chica vaciló un momento, insegura.—¿Pues qué piensas que te pasa tan seguido, Frederick?—Se atrevió a preguntar, sin pensar en la posible respuesta.

Chica 2.0 miró al castaño apartar la mano de su coronilla, su pequeño sonrojo aumentando. Sonrió al ver al chico comenzar a balbusear varias palabras, trabándose con sus palabras una y otra vez, avergonzado. El poderoso y serio líder de la banda lucía adorable avergonzado, pensó ella. Y el que fuese la única -Junto a BonBon y Mangle- en verlo así era lo mejor de todo.

—C-Chirp, e-es un secreto...—Susurró el cantante, trabando un poco sus palabras. La hermosa chica rió con ternura, avergonzando al chico aún más.—¿De qué te estás riendo, jovencita?—Regañó, aún intimidado por la anterior vergüenza.

Dejando de lado sus pequeñas carcajadas, la rubia mantuvo de nuevo la compostura, sonriendo simplemente.—No, no es nada. ¿No vas a decirme de qué se trata, Frederick? ¡Soy tu mejor amiga!

—No va agradarte lo que te diría, Chirp.—Duda y tensión eran visible en sus ojos.—Déjalo así.

Con su sonrisa amable ampliándose, Toy Chica negó con la cabeza.—¡No pasa nada! Somos mejores amigos, Frederick. Un simple secretillo no me iría a hacer daño, ¿verdad?

No sabía el enorme error que estaba cometiendo...

Tras la mirada dudosa del castaño que miraba a todas partes, tomó de la mano de la robot y jalándola a pasos veloces, se dirigió a Game Area, ignorando por completo el rojo intenso que adornó la cara de la chica.

El camino fue corto, pero una corta eternidad para la de cabellos dorados, que miraba con suma sorpresa sus dedos siendo fuertemente sostenidos por los ajenos cubiertos en tela blanca. Sus pensamientos volaron hacia muchas partes, pero, logró volver a la tierra al ver el carrusel de Game Area, donde no había nadie a la vista.

—Escúchame, Chirp.—Toy Chica parpadeó varias veces al sentir su mano ser liberada del agarre con Fazbear, pero, al instante, sus hombros ser sujetos con una fuerza descomunal. Toy Freddy le miraba de manera extraña, sus orbes mostrando sentimientos jamás reconocibles a los ojos de la rubia.—Prométeme que nuestra amistad no se esfumará con lo que voy a decirte.

Esa frase le llenó de esperanza. Porque decir algo como eso, posiblemente significaba que Toy Freddy poseía sentimientos por alguien. Sentimientos románticos por ella. Y eso, significaría que tendría el amor de aquél castaño que llevaba tiempo amando, desde la primera vez que lo vio.

¿Era normal ilusionarse de esa manera? Toy Chica quería saber...

—Lo prometo, Frederick.—Pudo evitar sonreír como idiota, pero, aquél sonrojo todavía no quería largarse. Llevó sus manos a las que estaban posadas en sus hombros, notando al Toy tensarse. Parecía buena señal, y por eso, una ligera sonrisa escapó de sus labios pintados de rosa.—Siempre voy a quererte como el buen amigo que eres.

No mentía, pero tampoco decía por completo la verdad.

Observó al castaño suspirar, y, apretar el agarre de manera dolorosa, bajando la cabeza de manera que su flequillo marrón evitase el contacto de los ojos azules cielo de Chirp y sus propios ojos océano. Era la hora de saberlo. Era la hora de que oyera los sentimientos de su casi suyo Fazbear.

—Sé tus sentimientos por mí...—Pausó varios segundos y, Toy Chica esperó con esperanza el "Y yo también te amo". Pasaron varios segundos y no llegó. Pero no estaba preocupada, es decir, ella era el único prospecto decente para merecer los sentimientos del líder 2.0...—Lamento decirte que actualmente estoy interesado en alguien más. Realmente lo siento.

...O eso es lo que había querido pensar todo este tiempo.

Toy Chica se quedó con los ojos realmente abiertos, incapaz de decir algo por varios segundos, antes de aclarar su garganta y hablar de nuevo.—O-Oh, está bien... —Dijo con sinceridad, sus orbes brillantes de esperanza opacos.—¿Quién es la afortunada?—Preguntó con algo de picardía, a pesar de haberse derrumbado oor dentro.

—¿Conoces a la guardia del turno matutino?

Oh. Su mirada se volvió agria. La conocía. Era la guardia de unos diesiocho, de cabellos castaños oscuros, asquerosos ojos color cacao y piel blanca. Era la definición del desastre femenino. Sin arreglarse, bajita y a pesar de tener buena figura, se empeñaba a lucir masculina. Tanto que a la rubia le causaba repulsión tener a la castaña a un metro cerca de ella. Lo cual pasaba a menudo porque era la mecánica que reparaba a los Toys y le daba mantenimiento a los Old para mantenerlos con vida.

Ahora que lo pensaba, ¿era esa la razón del por qué Toy Freddy decía estar tan descompuesto en las tardes?

Todo comenzaba a cobrar sentido.

—Sí, la conozco.—Repulsión era escupida de sus palabras.—¿Es ella la que te gusta? Es un desastre femenino, Frederick. Estaba bien si era Puppet o Mangle, ¡incluso si era la estúpida Old! Pero ella es humana y peor, ¡No tiene sentido de lo que significa la palabra moda!

El castaño le miró totalmente ofendido.—Chirp, la apariencia en una persona no es lo que define el amor. Si así fuera, yo me habría enamorado de ti hacía mucho.—La rubia gruñó ante esa frase, pero no tuvo tiempo para decir nada más, porque Fazbear continuó hablando.—Es lo que posee por dentro lo que me atrajo de ella. Tú eres todo por fuera y Lynda será una chica a la que no le guste arreglarse, pero te juro, que por dentro iguala la belleza que posees por fuera.

—¿Bella por dentro? No me hagas reír, Frederick.—Rodó los ojos, con enfado.—Soy agradable, soy hermosa, soy amorosa y me arreglo bien. ¡Básicamente soy perfecta para tí! Y tú, como imbécil sales a caer por una humana estúpida que no merece ni a una mosca.

El castaño negó con la cabeza.—No, Chirp. Tu crees ser completamente perfecta para mí, pero aunque esté muy consciente de tus puntos buenos en tu persona, no siento nada por ti más que el cariño de una amiga.—Con una sonrisa dulce adornando sus facciones, posiblemente por pensar en la castaña, Frederick soltó el agarre que tenía con la rubia. Sus ojos determinados encontrándose con la de la rubia.—Quizás tengas razón respecto a Lynda; quizás sea una humana estúpida que no merece ni a una mosca. ¿Pero sabes qué? Así la amo, Chirp. Ni más, ni menos.

El mundo se derrumbó frente a sus ojos con aquella simple frase. Con sus orbes azules claros llorosos de aceite, sonrió de manera infeliz, pero no por ella, si no por aquél castaño de sonrojo, que le miraba expectante. Ella sabía que estaba cometiendo un error. Un romance entre la castaña y Frederick sería casi imposible.

—¿Cómo planeas salir con ella, Frederick?—Ésa era su única carta de su baraja, y la que le podría dar la victoría. Aún con esa sonrisa falsa, tenía esperanza. Aún podría convencerlo de-...

Cuando vio la sonrisa de idiota y el sonrojo rojizo natural de las mejillas del castaño, fue que lo vio entonces. Ya había algo entre los dos. Tonta ella por no notarlo antes.

—Ya estoy teniendo una relación con ella, Chirp.—Y además de romperle lo que quedaba de su mundo, le quitó toda esperanza de reconstruírlo. Frederick se dio media vuelta y, antes de comenzar a caminar, volteó su cara para verla.—Te dije que no te agradaría lo que te iba a decir.

Y, marchándose de Game Area, dejó a una Toy Chica arrodillada, llorando a mar de aceite abierto. ¿Quién diría que una simple campesina le arrebataría el príncipe a la princesa?

Lloriqueando, se abrazó a si misma, sus orbes azules llenos de aceite.

—¿Quién lo diría...?

Era la hora de empezar a autodestruírse.