Género: Romance
Personajes Principales: Hinata Hyūga y Naruto Uzumaki.
Autor: Sasha545
Rank: M
Cantidad de Capitulos:
20
DISCLAIMER: Los Personajes de Naruto y el mundo creado en él pertenecen a Masashi Kishimoto. Se utilizan sin ningún fin comercial.


NOTA: Aunque adoro escribir fanfics, y el Naruhina es mi OTP, nunca escribo sobre ellos. La razón era simple... a mi punto de vista, no había nada que escribir. La historia de Kishimoto en el manga era tan linda, que aunque me esforzara no lograría escribir algo mejor. Ahora que el manga acabó, siento que puedo completar algunos vacíos que hubo en el manga en torno a lo que pasó el periodo del flash forward, con lo que hay en mi mente de como quizás pudo desarrollarse todo eso. Y aprovecho de que encontré un challenge sobre "Besos", y lo usaré como inspiración para escribir. No sé aún si los capítulos estarán ligados entre sí o no, pero... espero que se diviertan leyendo.

Dedicado a todos los fans del Naruhina que nunca abandonaron su convicción y esperanza, en especial a Okashira Janet y Fangirlx.x

Pondré el challenge de los besos en mi perfil, y reto a ambas autoras a quien está dedicado este fic para que escriban su versión de los besos, con los personajes que ellas escojan. JAJA!


BÉSAME MUCHO

CAPÍTULO 1

BESO DE BUENOS DÍAS

No estaba del todo segura si seguía durmiendo o estaba despierta. Se encontraba dentro de ese extraño periodo en la mañana en el que recobramos la consciencia pero aún nos sentimos parte del mundo de los sueños. Su cuerpo estaba totalmente relajado, casi adormecido, negándose por completo a reaccionar.

Si no hubiese sido por el ruido que emitían las avecillas de la Villa, hubiese seguido en ese pacífico y feliz sueño en que se encontraba. No obstante, si los recuerdos de la noche anterior eran ciertos, prefería volver a la realidad lo antes posible, y así retornar con su amado.

Se forzó a sí misma a abrir los ojos para asegurarse de que todo aquello no era su imaginación jugándole bromas, sino que era verdad. Había soñado tanto tiempo despertar de ese modo, que ahora que estaba de verdad ocurriendo, le costaba un poco asimilarlo. Sin embargo, tan pronto sus párpados se despegaron y vio aquella mata de cabello rubio recostada sobre su pecho, supo que no estaba soñando, que todo aquello era realidad.

Naruto estaba de costado contra ella, abrazándola con piernas y brazos, como si se tratara de una almohada. Estaba casi segura de que el joven estaba babeando sobre su piel en cuanto roncaba con suavidad, pero lejos de molestarse, sonrió. Era tal como se lo había imaginado todos esos años, despertar junto al hombre que amaba, envueltos en los brazos del otro.

Apenas se movió ligeramente para acomodarse cuando sintió que él se aferraba aún con más fuerza a su cuerpo, impidiendo que se moviera o se alejara de él.

―Aún no ―balbuceó su esposo con la voz somnolienta, negándose a despertar―. Aún es temprano.

―Sí ―murmuró Hinata en un susurro, obediente y complaciente como lo había sido toda su vida.

Volvió a cerrar los ojos en ese momento, sin poder dejar de sonreír. Estaba tan llena de felicidad que podría haberse puesto a llorar. Estaba despertando junto a la persona por la cual había arriesgado su vida tantas veces, aquel que la había salvado de su soledad y desespero. Era demasiado bueno para ser verdad que después de tantos años amándolo, sus sentimientos hubiesen sido correspondidos con la misma intensidad.

Sintió a Naruto bostezar entonces mientras se acomodaba sobre sus pechos. Al parecer los consideraba una mejor almohada que aquella que tenía. Miró a su alrededor y notó el esfuerzo que él había puesto en que su habitación estuviese ordenada y limpia. No había tazones de ramen por todas partes, ni ropa sucia (como la primera vez en que había entrado ahí durante una cita). De hecho, había muchos detalles que indicaban que ahí había habido intervención de Sakura, como las hermosas flores sobre el velador, las sabanas limpias con olor a lavanda, y las velas con que se había encontrado durante la noche, todas iluminando la habitación para ellos.

―¡Espera! Debo cargarte cuando entremos. Sakura dijo que debía hacerlo, que era de buena suerte ―dijo Naruto, antes de que Hinata se adentrara al departamento que ahora sería su hogar.

―Sí ―había respondido ella con las mejillas sonrojadas, momento en el cual su ahora esposo la había cargado estilo princesa para hacerla pasar por el marco de la puerta

―Bienvenida a casa, señora Uzumaki.

Por mucho que amaba a Naruto, sabía que si hubiese dependido de él habrían pasado la noche en cualquier lugar, con tal de haber estado juntos. Y era eso precisamente lo que ella deseaba también, no le importaban esos detalles, pero sí los apreciaba y se sentía infinitamente agradecida de que él se hubiese preocupado de hacer aquello algo memorable para ambos (o quizás Sakura y Sasuke hubiesen tenido algo que ver con ello, pues era muy improbable que Naruto hubiese pensado en todos esos detalles por sí mismo).

―Hinata… ―balbuceó Naruto entre sus sueños, aún roncando― Déjame ir por ella, Sasuke... ¡Teme! Me está llamando.

No tenía idea que habría estado soñando su esposo, pero la hizo sonreír que hasta en sus sueños pareciera estar peleando con su mejor amigo.

Estaba a punto de quedarse dormida nuevamente, cuando el estómago de Naruto la despertó. Era evidente que él tenía hambre y había estado tan relajada en esa posición con él que se había olvidado de sus labores como esposa, entre ellos, preparar el desayuno.

Intentó moverse lentamente para que de esa forma pudiese escabullirse a la cocina para preparar algo de comer para Naruto. Lo sorprendería con una bandeja con desayuno a la cama, adornado con alguna flor o algo por el estilo, tal como había visto en las películas. Fue en ese momento que Naruto volvió a despertarse al sentir que ella se movía.

―¿Qué sucede Hinata? ―preguntó sentándose sobre la cama y restregándose los ojos― ¿Necesitas ir al baño? Lo limpié y todo eso, y hay velas aromáti...

―Iba a preparar el desayuno, Naruto-kun ―respondió ella con timidez antes de que continuase, mirándolo un poco avergonzada. Aunque estuviesen casados aun no estaba lista para hablar de sus hábitos intestinales con él―. No quería despertarte. Lo sien...

―¡Claro que no! ¡Absolutamente no! ―dijo él despertando de golpe y negando con sus brazos― ¡Yo te haré el desayuno! Es nuestra primera mañana juntos. Se supone que debía traerte el desayuno a la cama―se rascó la cabeza como si estuviese recordando algo― Eso dijo Sasuke… ―susurró para sí mismo, un tanto perplejo.

―Pe-pero…

―¡Espérame aquí! ―exclamó mirándola con seriedad y tomando sus hombros para que ella no se levantara. En un rápido movimiento, buscó los restos de su ropa entre las sábanas para salir de la cama sólo en boxers y así desaparecer rápidamente por la puerta― ¡Volveré con el mejor desayuno que hayas probado en tu vida, Hinata!

La Hyūga se quedó enrollada entre las sábanas un tanto confundida. Realmente había querido preparar el desayuno para él, pues tenía en mente todo lo que haría para su esposo. Aunque estaba segura de que comer ramen a esa hora de la mañana era bastante inapropiado si quería que él viviera una larga y saludable vida, estaba dispuesta a cocinar el mejor ramen que Naruto hubiese probado en sus 20 años, tanto así que le había pedido a Ayame, la hija de Ichiraku, que la instruyera para ello. Exprimiría algunas naranjas dulces también, para preparar un vitamínico jugo de frutas natural para que él rebozara de energía durante el día y quizás también cocinaría huevos o algo por el estilo, sólo en caso de que Naruto no sólo quisiera comer ramen. Aunque, Sasuke le había asegurado que mientras le diese al usuratonkachi un bol de ramen, nunca se quejaría de la comida.

Suspiró sonriendo mientras se sentaba en la cama, abrazando sus piernas, enrollándose un poco más en las sábanas para cubrir su desnudez. Aún no podía creer que Naruto la hubiese visto desnuda la noche anterior, y mucho menos que hubiesen hecho el amor. Sonrió sonrojándose, recordando los sonidos, las sensaciones, el tacto húmedo de la lengua de su amado contra su piel, la manera en que se sentían aquellos dedos curiosos que habían recorrido cada rincón de su cuerpo. Había sido un tanto torpe al comienzo, pues ninguno de los dos sabía realmente lo que hacía… pero luego, cuando dejaron los nervios de lado y los besos comenzaron a fluir con mayor naturalidad e intensidad, el instinto se había apoderado de ellos y habían terminado haciendo el amor como si lo hubiesen estado haciendo juntos toda su vida.

Había sido maravilloso observar el rostro de Naruto mientras terminaba, susurrándole cuanto la amaba, diciéndole que ella era la mujer que había esperado toda su vida, repitiendo lo estúpido que había sido por no darse cuenta antes de lo que sentía por ella. Se habían besado todo el tiempo, aferrándose de las manos justo cuando el clímax llegó, para finalmente dormirse entre los brazos del otro, aun temblando por el cúmulo de emociones.

Estaba perdiéndose en esos recuerdos cuando de pronto comenzó a oler a quemado y fue entonces que notó que había un poco de humo entrando en la habitación. Puso un poco más de atención a lo que ocurría y escuchó como Naruto maldecía y gritaba horrorizado.

Curiosa y un poco preocupada, se levantó de la cama tomando la camisa de Naruto (aquella que había usado el día anterior durante su matrimonio) para cubrirse mientras caminaba con rapidez hacia la cocina.

―¿Naruto-kun? ―preguntó cuando se asomó, observando el desastre alrededor de su esposo.

Había muchos huevos quebrados en el piso, la mezcla para panqueques había saltado en todas direcciones desde la licuadora, incluyendo las paredes y techo, había algo quemándose en un sarten ―seguramente la mezcla de panqueques― y se había derramado una botella de jugo de naranja.

―¡Te digo que seguí todas las instrucciones en la caja, maldita sea! ―se quejaba Naruto con el teléfono contra su oído― ¡Te estoy diciendo que lo hice, teme! ¿Cómo hago para que deje de quemarse esto? ¡Ahhh! ¡Ya sé que debo apagar la cocina! ¡Lo puse a esa temperatura pero aún así se quemó! ¡Claro que estaba mirando los panqueques, no es como si fuese tan difícil hacer panqueques y huevos al mismo tiempo! ¡Por supuesto que no quiero que vengas! ¡Puedo preparar un desayuno por mí mismo!

Mientras Naruto sacaba el sartén en llamas y lo ponía en el regadero, se dio cuenta de la presencia de su esposa ahí. Hinata lo observó a los ojos, ruborizándose, sonriéndole con un poco de vergüenza, cerrando rápidamente la camisa con sus manos. El rubio le sonrió de vuelta, olvidándose del desastre que acababa de hacer.

―Después hablamos, Sasuke ―dijo calmadamente, para colgar el teléfono y ponerlo sobre la mesa. Caminó lentamente hacia Hinata, parándose frente a ella, mirándola con intensidad, poniendo una mano en su mejilla y acercándose a su rostro―. Lo siento, arruiné nuestro primer día de casados. Sólo quería que todo fuese perfecto para ti. Tan perfecto como anoche.

―No está arruinado, Naruto-kun. Puedes intentarlo de nuevo ―dijo Hinata con suavidad―. El hombre con que me casé, no dejaría que un intento fallido lo detenga.

―¿Ah? ―preguntó Naruto un poco confundido- Pero arruiné todo. La cocina está hecha un desastre.

―No importa, podemos limpiarlo. Me enamoré de ti, porque aunque fracasabas, volvías a intentarlo una y otra vez. Lo hacías las veces que fuese necesario hasta que lo lograbas ―Hinata lo miró con seriedad―. Mi corazón se llenaba de fuerza cuando te veía levantarte una y otra vez para volver a intentarlo. Ese es el Naruto que yo conozco.

―Eso fue hace mucho tiempo ―dijo un tanto avergonzado―. He madurado desde entonces, ¿Sabes? Aprendí que, a veces, no es malo pedir ayuda. No es necesario cargar con todo solo, si ahora te tengo a ti Hinata ―abrió los ojos con sorpresa al escuchar sus palabras. No esperaba que él le dijera algo así―. Tou-chan podía hacer todo lo que hacía, porque Kaa-chan estaba a su lado, siempre ayudándolo. Espero que nosotros seamos de esa forma también. Es por algo que mi madre me pidió que buscara una mujer como ella... alguien que siempre estuviese dispuesta a darme fuerza cuando la necesitase.

Se inclinó hacia Hinata y con delicadeza besó sus labios. Fue un beso corto, nada apasionado, pero sí lleno de ternura y afecto. Apenas se separó de ella acarició suavemente su mejilla mientras movía uno de sus largos mechones azulados atrás de su oreja.

―Lo siento Hinata, estaba tan ansioso por prepararte el desayuno que olvidé hacer eso ―dijo sonriendo como cuando era un niño.

―¿Qué… qué cosa? ―preguntó ella avergonzada.

―Pues, darte un beso de buenos días ―respondió casualmente, mientras se agachaba para recoger los huevos rotos― ¿Entonces, lo hacemos juntos esta vez? No fracasaré nuevamente.

―Por supuesto, Naruto-kun ―respondió Hinata con determinación mientras se ponía a limpiar la mezcla de panqueques que había desparramada por toda la pared― Esta vez lo haremos juntos.

Fue de esa manera, que desde ese día en adelante, Naruto y Hinata prepararon juntos el desayuno cada día, para ellos y eventualmente para sus hijos también, recordándose que podían depender el uno del otro, pues ya no estaba solos en la vida. Cada vez que uno de ellos fracasara en algo, volverían a intentarlo, después de todo, ninguno de los dos retrocedía en lo que se proponían, era su camino del Ninja.


Okashira, Isabel, el desafío está ahí! Amo leerlas, así que denme un regalito de navidad jajaja. VENCIMOS!