TE GUARDO UN BESO

Veinteavo beso: Beso apasionado

Por Okashira Janet

Gracias por acompañarme hasta el final, por sus comentarios y los sentimientos que compartieron conmigo, me hacen muy feliz, nos vemos en las notas finales.

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Bien, había sido gracioso al principio, Naruto juraba que sí, aún lo recordaba, su noche de bodas, kimonos tradicionales, su hermosa esposa esperándolo en el futón matrimonial, él retirándole las prendas, despacio, con tiento, él que empezaba a tocar el camisón interior, ella que se desmayaba… ah, sí, juraba que había sido divertido… al inicio…

No pasaba nada, podía intentarlo, el día siguiente y el que seguía, el fin de semana, el lunes por la mañana, tomada por sorpresa, en la tarde, por la noche, no importaba. Desmayo, desmayo, desmayo. Y había sido gracioso, al inicio, sus mejillas sonrojadas y la cabeza pesada que se iba para atrás, Naruto la había sostenido antes de que se diera contra el suelo tantas veces que sus reflejos superaban a cualquier ninja de Konoha y sus alrededores.

Lo habían intentado con calma, hablándolo primero, luego pasando a un tranquilo contacto físico, por desgracia en la etapa en la que Naruto hacía avances más atrevidos, bueno… empezaba a encontrar desesperante que su esposa fuera tan tímida.

La amaba, claro que sí, con toda la fuerza de su ser, con cada fibra de su cuerpo, amaba despertar y notar que su departamento olía a comida recién hecha, amaba el beso que le daba antes de que cada quien fuera a entrenar con su respectivo equipo, amaba que siempre llegaba antes que él y su hogar estaba limpio y agradable desde que se habían casado, amaba que lo escuchaba con atención, le daba consejos y lo reñía suavemente cuando era necesario, por encima de todo amaba cuando al girar la mirada ella siempre estaba a su lado, siendo su familia, su apoyo y su amiga… pero Hinata aún no era del todo su esposa… eso le había dicho Shikamaru, que un matrimonio que no se había consumado podía volverse nulo, que era nulo en realidad, Naruto se lo había preguntado como quien no quiere la cosa, como una duda pasajera, pero la respuesta lo había dejado asustado, Hinata y él llevaban dos meses sin estar casados en realidad.

Y no era solo que Hinata era bonita y se había llenado de admiradores al casarse con él, como si solo hasta entonces se dieran cuenta de lo maravillosa que era, cualquiera podría venir y querer quitársela, decir que lo suyo no era legal, ¡Hinata era suya!, no podían quitársela, la amaba más de lo que había amado cualquier cosa en toda la vida, a veces la amaba más a ella que a sí mismo (aunque ella siempre lo regañaba diciendo que su vida iba primero), no podían quitársela, no dejaría que se la quitaran y con semejante propósito estaba decidido, clasificaría aquella misión de rango S de ser necesario, pero Hinata y él iban a consumar ese matrimonio de una vez por todas, con o sin desmayo de por medio.

—Naruto… —La escuchó desde su habitación, al parecer doblando su ropa en los cajones—. ¿Eres tú?

—Sí. —Contestó con un carraspeo, mitad nervioso, mitad decidido.

—Anochece más rápido en invierno, ya está oscuro. —Naruto entró a la habitación, el reloj marcaba las 7 de la tarde pero la habitación estaba en penumbras, Hinata estaba inclinada contra la cajonera, su cabello negro azulado cayendo hasta su cadera y su redondo y bonito trasero llamándolo.

—Así parece… —Sintió las manos húmedas, como cuando iba a iniciar una batalla que pelearía hasta el final sin importar el resultado.

—¿Qué quieres cenar Na…? —Hinata no pudo continuar, sintió como su esposo la tomaba de la cintura y lo siguiente que supo es que se encontraba tendida en la cama, él encima, con unos ojos azules que denotaban decisión y los brazos torneados cerrándole el escape.

—Quiero cenarte a ti. —Naruto atrapó sus labios en un violento y húmedo beso, Hinata intentó, por todos los medios intentó resistirlo, pero apenas él la sujeto con posesión por la cintura sintió como todo su ser, pese a su frustración, se perdía en la nada, un sentimiento que reconocía desde pequeña… se había desmayado.

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Hinata despertó ligeramente desorientada, como le sucedía siempre, pero además de aquel leve mareo había algo más que le apretaba el corazón sin que pudiera remediarlo, una vez más le había fallado a Naruto, ¿no lo deseaba también ella?, poder tocarlo, era su esposa después de todo, se suponía que eran libres de hacerlo, que tenían que hacerlo en realidad.

—Na… Naruto… —Susurró al tiempo que se frotaba un ojo para borrar las lágrimas que pudieran aparecer ante su incapacidad de cumplir su deber como esposa, pero al hacerlo notó algo extraño, que en realidad Naruto seguía ahí, encima de ella, a cuatro patas, que sus ojos azules seguían siendo tan hermosos y decididos como siempre, eso y que… bueno, estaba completamente desnudo…

Dio un grito tremendo, Naruto dio un bote asustado y luego volvió la oscuridad.

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La segunda vez que Hinata despertó su mente ya tenía listos los argumentos necesarios para la alucinación anterior, por supuesto, ver a Naruto desnudo era una fantasía que ella, como su esposa, mantenía en algún lugar de su interior, claro, había sido particularmente entusiasta con respecto al tamaño de ciertas cosas, pero bueno, siendo la ingenua princesa Hyuuga que era debía aceptar que el grado de realismo de aquella anatomía masculina era para espantar a cualquiera.

Apenas abrir los ojos sacudió la cabeza, tener fantasías de un esposo al que no podía tocar sin caer desmayada hacía todo incluso más deprimente.

—Naruto… —Susurró con un suspiro.

—Siempre que despiertas dices mi nombre. —Hinata chilló con terror cuando notó que él seguía a cuatro patas sobre ella tan desnudo como cuando había venido al mundo—. Para avanzar las cosas también te quite la ropa a ti. —Hinata soltó un jadeo cuando notó que su cuerpo, voluptuoso y sin ropa apenas era cubierto de su vista por una sábana blanca y fina—. No sabía lo difícil que era quitar un sujetador. —Naruto hizo morros, Hinata chilló, alto, tendido, confuso, la mente en negro, lo vio gritar algo como "¡Hinata!", aunque también pudo haber sido "Si te desmayas de nuevo voy a violarte", aunque quizás eso ultimo era lo que su mente hubiera querido escuchar.

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La tercera vez despertó por estímulos externos más que por que su cuerpo hubiese decidido llevar oxígeno a sus neuronas, Naruto se había metido debajo de la sabana y jugaba a besarla en la boca, separarse y exclamar "¿ya despertaste?", Hinata tuvo una serie de pequeños desmayos antes de poder enfocarlo con claridad, darse cuenta que efectivamente estaba desnudo encima de ella y que era más sexy de lo que nunca jamás en la vida pensó que sería; en su último beso Naruto le metió la lengua, volvió la oscuridad…

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La cuarta vez despertó porque Naruto la estaba lamiendo y le había dado cosquillas, le lamió el cuello, la boca, los hombros y los pechos… ¡los pechos!, Hinata chilló intentando quitarlo, pero él la sujetó de la cintura y siguió en lo suyo, fue tan vergonzoso que estuvo a punto de llorar, pero él no le hizo caso. Hinata apretó las piernas cuando contrario a sus sentimientos se arqueó hacía él, Naruto casi se ahoga, ojos azules muy abiertos…esa vez lo más seguro es que los dos se desmayaron.

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La quinta vez despertó porque Naruto había superado su ahogamiento y estaba duro como palo entre sus muslos.

—¿Puedo? —Hinata sabía que si intentaba hablar apenas le saldría la voz así que solo asintió con la cabeza intentando agarrarse de donde fuera para que ni ella ni su consciencia pensaran en huir. Naruto, que había parecido muy relajado y seguro hasta el momento se hizo un nudo de nervios, con mucha teoría y nula practica no sabía el cómo aunque intuía el dónde.

Finalmente se dejó ir tan bruscamente que del dolor Hinata no pudo desmayarse y lo apretó tan fuerte de los hombros para no gritar que seguro le dejaría una contractura.

—Lo siento, lo siento, lo siento. —Naruto repitió lloriqueando, pero Hinata dudaba de que alguien que seguía tan firme pudiera estar lloriqueando en realidad.

—Pa-para… —Adolorida en lo más profundo Hinata intentó quitárselo de encima, pero él se enredó en ella como un pulpo.

—Espera, u-un poco… —Estaba sudado, sexy y la iba a partir en dos si no salía ya.

—Po-por favor. —Hinata se estremeció.

—Espera, —Naruto intentó mantener la respiración en niveles calmados—, aun no te desmayas, solo un poco más. —Hinata sabía que era solo el dolor el que le impedía perderse en la oscuridad, pero se sujetó de él esperando que aquello pasara pronto.

—Bi-bien.

—Ahora, tengo que mo-moverme… —Naruto inició un suave movimiento de caderas que terminó en un brutal movimiento que al parecer era incapaz de controlar, primero Hinata intentó ¡y sí que lo intentó!, desmayarse y listo, pero aquello era tan caótico que le enredo las piernas en la cadera para no sucumbir al dolor, para su desgracia Naruto era un shinobi perfectamente capaz de cargar con su peso y el de ella, de hecho la nueva posición pareció gustarle porque se encabritó como un caballo bronco.

—¡Hinata, Hinata! —Ella quiso decirle que se callara o lo oirían los vecinos, para entonces el dolor y la vergüenza eran uno solo, eso hasta que él hizo algo, no supo bien qué, pero sintió como si su cuerpo entero se volviera una revolución.

—Uh… —Ino había dicho que se sentía bien, Sakura había dicho que se sentía bien, pero esto, esto era casi el nirvana—. Na-ru-to… —Al escuchar su nombre el rubio alzó la cabeza y la besó, Hinata sintió un cosquilleo que le subía por los pies, recorría sus piernas, le volvía flojos los muslos y explotaba en su vientre, luego vino la oscuridad.

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Cuando despertó la sexta vez Naruto estaba sentado con ella rebotando sobre él como un perverso juego del caballito, aguanto despierta media hora antes de explotar en colores y volver a desmayarse.

La séptima vez ella estaba encima y Naruto decía algo como "venga vaquera, venga vaquera" que era algo así como un comic de otra parte del mundo, en esa ocasión había aguantado cuarenta minutos, pero en el último reparo de su incansable corcel había regresado a mundo de la oscuridad.

La octava vez había una cabeza de rubios y hermosos cabellos en medio de sus piernas y había aguantado dos minutos consciente… una lástima.

La novena vez Naruto le había anunciado contento que aquello se llamaba "perrito" y Kiba le había comentado los pormenores para poder llevar semejante posición a cabo, Hinata lanzó un agradecimiento fervoroso a su compañero de equipo, no poder ver la sensualidad de su esposo pero si poder sentir su firmeza dentro de ella estaba volviendo aquella su posición favorita… hasta que a Naruto le dio por ponerse rabioso y tanto ímpetu acabo por desmayarla.

La décima vez empezaba a amanecer y Hinata se dio cuenta cabal de que estar casada con el ninja más poderoso del mundo tenía sus desventajas, no se veía cansado ni un pelo y encima había hecho una pequeña multitud de clones, clones por aquí, clones por allá, clones que chupaban, clones que besaban, clones que susurraban y el verdadero que recibía porras de sus congéneres mientras la hacía agitarse en sus brazos, cuando Naruto le susurró que podía darles a sus clones la apariencia que quisiera, ¿quería a Kiba, quería a Shino, quería a Shikamaru?, incluso podía cumplir una fantasía con Sasuke siempre que fuera él en realidad, Hinata supo que, si pasaba la prueba de aquella fantasía perversa nunca, jamás de los jamases, volvería a desmayarse.

Naruto soltó una carcajada cuando supo que, después de él, muchos, muchos escalones por debajo, había alguien pelirrojo a quien podían invitar.

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Ultimas notas de Okashira Janet: Pues bien, el ultimo reto de este fanfic era "beso haciendo cositas" al que le cambie el nombre por "Beso apasionado" y ahí lo tienen, que pervertido, me voy a esconder debajo de la cama.

Muchas gracias por leer este fanfic, me hicieron muy felices, el ultimo enunciado es un guiño a "Latidos sepultados" que por fin voy a retomar (cae tormenta).

Quisiera decirles que estoy haciendo un sorteo navideño en el que el ganador se llevara un oneshot de la pareja que desee del fandom que prefiera, para mayor información por favor pasen a mi blog, dirección en mi perfil.

NaruHina para todos, los quiero.

21 de Noviembre del 2015 Sábado.