CAPITULO 2:
Un nuevo suspiró salió liberado de sus labios; el tercero en una misma noche. Sin embargo, no se trataba de un suspiró que expresara fastidió; todo lo contrario, era más bien uno que emanaba cansancio hasta inclusive destilaba algo de… ¿Nostalgia? Sí, nostalgia. No por el hecho de que últimamente las cosas no le estuvieran saliendo tal como él quisiera que fueran. Eso sería ridículo. El motivo de este sentimiento que empezaba a sucumbirlo cada vez más, hasta el punto de atentar con ahogar su corazón, era aquello que había hecho y ahora ocasionaba que le quitara el sueño. Nunca se había imaginado que acarrearía consecuencias de este tipo.
Distinguió su reflejó a través del cristal de la ventana. Observó la imagen que esta le reproducía: mismos ojos profundos, oscuros y penetrantes; pelo levemente desprolijo de un tono negro azulado, piel nívea, sin ningún tipo de rasguño aparente y finalmente su rostro, el cual ya hace mucho tiempo escaseaba de expresión alguna.
Nunca dejaba que nadie atravesara su defensa, tanto en el campo de batalla como a lo que concernía a sus sentimientos, y nunca más lo haría. Porque sí, él en algún momento de su corta vida se había animado a derrumbar las paredes que rodeaban su corazón y creía impenetrables. Pero, ¿de qué sirvió? Solo provocó que su ya tan estropeado corazón interactuara con los cálidos sentimientos que sus compañeros de equipo le proporcionaron para luego verse obligado a abandonar todo aquello, y una vez más volver construir las barreras que lo envolvían.
Se permitió, una vez más, recordar aquel secreto que celosamente guardaba solo para él y nadie más.
-Flash Black-
Las nubes se habían esparcido por todo el cielo, y ahora la única presente entre ambos era la luna misma: grande, redonda y luminosa. La luz plateada que irradiaba en ese momento alumbraba el pavimento de cemento como las copas de los árboles que se alzaban a los costados de la calle. Al mismo tiempo, aquella luz, actuaba como una manta abrazadora que iluminaba sus pieles.
―"Sakura… Gracias por todo" —Fueron las últimas palabras que le dedicó para luego golpearla y dejarla inconsciente.
El frágil cuerpo de ella no alcanzó a tocar el empedrado suelo, puesto que él detuvo su caída aferrándola contra su pecho. Suavemente la tomó en brazos para depositarla en la banca que se hallaba a un lado del camino. La recostó cuidadosamente en el banco de cemento, el cual para su gusto, estaba un tanto helada. Luego, se colocó en cuclillas para estar a la misma altura de ella y así tomarse unos minutos más para contemplarla en silencio.
Quería, necesitaba y deseaba grabarla en su memoria hasta tal punto de que esa última imagen jamás se borrara de su mente. Por más que esa escena no fuera uno de sus mejores recuerdos.
―…" ¡Te amo tanto que ya no puedo soportarlo!"
Esas habían sido sus palabras minutos antes. Sentía como su corazón latía tan fuerte que llegaba a temer a que no se mantuviera por mucho tiempo más en su lugar.
No podía, no debía, no quería dejarse ablandar por ella. No en estas circunstancias. No ahora. Podía sentir la voz de ella repetirse en su mente.
―…"Sí tú te quedas conmigo, te prometo que no te arrepentirás. Cada día será de alegría. ¡Yo puedo darte felicidad! Haré todo por ti, Sasuke. Así que por favor, quédate conmigo ¡Te lo imploró!..."
Sentía tan tentadora aquellas palabras. Pero no podía evitar preguntarse una y otra vez ¿Por qué? ¿Por qué él? Estaba más que seguro que cualquier hombre en Konoha le daría mucho más amor y cuidaría de ella mejor que de lo que él podía hacerlo.
Inclusive el inepto de Naruto. Para él, era de sobra sabido los sentimientos que Naruto le tenía a Sakura.
Por más que pensara y pensara a tal grado de rebanarse los sesos pensando, no comprendía que era lo que Sakura había visto en él. No conseguía entenderla.
Era frio, distante, jamás compartía nada con ella ni tampoco había sido amable. Siempre destacaba sus debilidades o directamente pasaba de su persona ignorándola olímpicamente. Nunca le había dedicado un: "Hola ¿Cómo estás?" Sólo vivía para sus propósitos. ¿Cómo es posible que siempre hubiera estado tan pendiente de él, y pesar de todo, siempre estuviera ahí? Con una de sus sonrisas lista para dedicársela. Sólo para él.
Realmente no entendía que era lo que le pasaba a esa chica.
¿No comprendía que a su lado sólo le esperaría una vida llena de sufrimiento y decepciones? Tenía que entender que no se iba precisamente para hacer el bien. ¿A quién le gustaría estar junto a alguien que solo vivía para el odio y la venganza? A raíz de esto era por lo que no podía permanecer ni un día más en Konoha. Era su sed en busca de poder y venganza que lo impulsaban a marcharse.
Él no era bueno. No para ella que necesita de alguien mejor que él. Jamás podría cuidarla y amarla como en verdad se lo merecía.
Todos estos pensamientos, y más, lo acechaban ahora como una sombra en la obscuridad. Dudaba que pronto salieran de su mente, y de seguro varias semanas permanecerían alojados en su cabeza. Molestando.
Centro sus orbes negros más intensamente sobre ella. Un mechón de cabello rosa caía en su rostro cubriendo parte del mismo. Obstruyendo su vista. Elevó su mano izquierda, quedando suspendida en el aire, sólo a centímetros de rosar la suave piel de su rosto, vacilando entre si debía tocarla o no. Pensó que eso ya no importaba. Desde el momento en que la alzó en brazos para recostarla sobre aquella banca de cemento, ya había traspasado la pared imaginaria que existía entre ambos.
Una pared que él mismo había construido.
Tomó el mechón de cabello rosa que se había escapado de su sitio y cuidadosamente lo colocó detrás de su oreja. Al momento de tener una visión más clara de su rostro, pudo apreciar las finas lágrimas que bañaban su rostro de un líquido transparente.
Su corazón dio un vuelco. Sentía como algo, que no podía explicar bien, se clavaba en su pecho. Una sensación inexplicable creciendo dentro sí, que avisaba a paso lento que no se detendría si continuaba mucho tiempo más ahí.
No sabía dar con certeza en qué momento Sakura había comenzado a derramar aquellas lágrimas, pero apostaba que no fue ni bien le había dado la espalda dispuesto a seguir con su camino. Sí bien, durante toda su conversación, había percibido un quiebre en su voz y luego, el incesante sollozo que hacia juego junto con su respiración agitada, el no haber estado frente a frente con ella causó que se le hiciera mucho más fácil el abstenerse de cualquier estupidez que se le hubiera pasado por la cabeza hacer al verla en tal estado.
Él sabía que este momento llegaría. Era inevitable. Ella no se quedaría de brazos cruzados y saldría, al igual que Naruto, a tratar de convencerlo para que se abstuviera de su partida. Pero se había imaginado todo tan fácil.
Debía irse ahora. Antes de que complicara más las cosas. Pero… El deseo encaprichado lo llamaba.
De un momento a otro, se sorprendió dirigiendo sus labios a los rosados y carnosos de ella. Un simple tacto que devastadoramente no obtuvo respuesta. Un beso que lo quemó por dentro y lleno de ambición por no tener esa piel suave solo para él. Su respiración agitada marcaba la ansiedad que lo caracterizaba en ese momento. Apoyó su frente en la de Sakura, volviendo a sentir el hilo de aliento que se escapa de su boca entreabierta. La penetro con la mirada, y en ese instante se reprochó de la inconsciencia de ella, anhelando que volviera a abrir esos esperanzados ojos esmeraldas para así concretar aquel beso.
Una ráfaga helada sopló, meciendo sus cabellos, golpeando de lleno sus mejillas y aventurándose entre sus ropas. Sintió la brisa colarse bajo su piel. Supo que era hora, no tenía nada más que hacer. Como última despedida, beso la frente de Sakura.
Se alejó a paso lento por el asfalto que conducía a las puertas de la salida principal. Un bosque rodeado por grandes árboles se dibujada frente a él. No lo pensó ni un minutos más y se adentró en el, alejándose de lo que alguna vez había llamado hogar.
Una mirada curiosa se ocultaba entre los árboles de la noche. La misma acababa de presenciar tal escena con asombro plasmado. Antes de desaparecer de su posición, o escondite, procuró ajustarse las gafas y acomodar la capucha que cubría su rostro. Jamás en su vida pensaría que Uchiha Sasuke tendría sentimientos románticos para su compañera de equipo. Esto era una bomba. Una bomba que podría usar a su favor. Una sonrisa tóxica tiro de sus labios antes de emprender viaje.
-Fin del flash back-
Los primeros destellos anaranjados del cielo anunciaban el inicio de un nuevo día. Las estrellas, al igual que la noche, se habían desvanecimiento del mismo modo que se evapora un suspiro. ¿Cuánto tiempo había pasado? Tres, cuatro horas, no lo sabía. Le pareció ilógica su pérdida de noción del tiempo.
Frunció el ceño, haciendo acopio de paciencia. Esto tenía que terminar. No pensaba seguir perdiendo noches de este modo.
Centro su mirada en los rayos que salían a relucirse por el horizonte dando comienzo al amanecer. Analizando bien lo sucedido aquella noche, todo aquello le parecía imposible. No, le parecía una locura. Por Kami, la había besado. ¡La beso! Cómo diablos se había atrevido; era un profanador de besos, y lo peor era que no le importaba. El dulce y suave toque de sus pieles en contacto, le irradiaba una corriente eléctrica que comenzaba su recorrido desde las puntas de los pies hasta el último tramo de su cabellera azabache. Una sensación nunca antes experimentada por su persona; una sensación extraña, desconocida, pero agradable y apetecedora.
Sus labios eran como un néctar que al ingerir solo un poco, provocaba que quisieras más y más.
Una oleada de pensamientos emergieron a su alrededor; era como una llamada atrapante. Una idea. Quizás no muy cuerda y algo disparata para su personalidad, pero aún así, muy tentadora… Agitó la cabeza hacía ambos lados, apartando aquellas ideas infernales. ¿En qué estaba pensando? Él no era así. No le bastaba con perder gran parte del día que ahora también perdía su noche. Que estúpido. Aunque…
Con una decisión marcada a fuego en su mirada, se alejó a grandes zancadas de la ventana. En cuestión de minutos se despojó de sus prendas para armarse de sus ropajes diarios, y sin perder tiempo, salió de su habitación rumbo al exterior de la guarida. Allí, con la fresca brisa de la mañana golpeando sus mejillas, y los primeros rayos de luz bañando su piel, dio inicio a su pequeño viaje.
En un principio, pensó en deshacerse de tales ocurrencias, pero el deseo era más fuerte que el uso de la razón. Necesitaba verla, por más que solo fueran unos meros minutos. Estaba cerca de Konoha, era una oportunidad única. No podía desperdiciarla dudando, tenía que actuar. No faltaba mucho para que su trayecto terminara; pronto la vería de nuevo. En ese instante, un solo pensamiento se balanceaba en la superficie de su mente: el cálido sabor de sus labios. Era aquel beso que lo perseguía constantemente; se hallaba empecinado en volver a sentirlo. Y cuando Sasuke Uchiha quiere algo, lo tiene. Cueste lo que cueste.
Al fin y al cabo, ahora era un prisionero de la efímera sensación de aquel tacto único.
Siento Muchísimo la demora, en serio. Para los que ya habían leído el capítulo anterior, perdón por tardar en subir. Pero bueno, lo importante, para los fans Sasusaku, es que SOMOS CANNON :D 3. Así que disfruten su canonidad, y espero que les haya gustado este viejo escrito mio.
¿Review? Son gratis. Me harían muy feliz :3.