Disclaimer: Total Drama series no me pertenece, sino que a Jennifer Perth y Tom McGill. Escribo por diversión, no por dinero y blah, blah, blah...

Resumen: Scarlett poseía un poder único que la hacía diferente y especial. Pensó que nunca conocería a nadie cómo ella. Hasta que encontró a Max, y con él, un mundo que jamás imaginó. / AU. Scax (Scarlett/Max)


4


Todo lo que había escuchado en esa clase, resonaba ahora en su cabeza. Sin parar. Una y otra vez.

Chris McLean les había contado con una pequeña parte de su vida.

Su madre y su padre se habían conocido en un circo ambulante. El señor McLean era un ilusionista famoso por crear fuego literalmente de la nada, sólo con sus manos.

Luego de conocer a la futura señora McLean, no pudo ocultarle ningún secreto. Y por eso le confesó la verdad. Él provenía de un mundo fantástico y usualmente pacífico: Pahkitew.

Una isla paradisíaca, oculta del mundo mortal. Un lugar dónde sus habitantes eran uno con la naturaleza, respetándola y ganándose el privilegio de su manipulación.

A pesar del miedo y desconfianza inicial, ambos lograron mantenerse juntos. Y fruto de su amor, nació un niño con el extraño poder de controlar el fuego, heredado de su padre.

Pero no era algo nuevo. Muchos originarios de Pahkitew llegaban al mundo mortal, y al acostumbrarse al lugar, encontraban el amor. Y daban vida a los mestizos, hijos del romance entre la naturaleza y la humanidad.

Y entonces todo quedó claro. Ellos, todos ellos, eran mestizos. Todos los estudiantes en aquella Secundaria lo eran.

Sus padres lo sabían todo. Y se habían mantenido callados, por distintas razones.

La clase terminó, y aún quedaban muchas preguntas por responder. Con una sonrisa tranquila, Chris les había aconsejado hablar con sus padres y que ellos aclararan sus dudas. Era su responsabilidad, no suya, se excusó.

Al salir del salón de clases, todos se movían en uniforme armonía y en completo silencio. Al parecer enterarse de todo eso los había dejado bastante aturdidos.

Se cruzaron en el camino con los alumnos del curso 5-A. Ellos también acababan de enterarse. Pero no intercambiaron palabras, sólo miradas nerviosas antes de continuar sus caminos.

Apenas salieron de allí, todos se dispersaron rápidamente. Scarlett se sobresaltó cuando alguien la tomó del brazo, y suspiró aliviada al notar que era Sky.

—Oye... ¿tuviste que ver con esto?

Ante la seria pregunta de la muchacha, la pelirroja frunció los labios. Asintió apenas, y se sorprendió al ver una sonrisa como respuesta.

—Gracias—aseguró Sky, dándole a su brazo un cariñoso apretón—. Necesitaba saberlo todo.

Scarlett asintió nuevamente, formando una sonrisa apenas perceptible. Alzó la vista un momento, y notó que desde el estacionamiento, al lado de su Prius, Max la llamaba por medio de señas.

Sky también lo vio.

—Creo que me toca ir sola en el autobús hoy, ¿eh?—cuestionó, con una pequeña sonrisa pícara en su rostro

—Oh, no. No hagas eso...

—¿Eso qué?

—¡Esa sonrisa!

—Oh, ¿ésta?—dijo, volviendo a sonreír de la misma manera que lo había hecho segundos antes—. Es mi sonrisa de "Oye, sí..."

—Pues busca tu sonrisa de" Oye, no"—aclaró la pelirroja, frunciendo el ceño para disimular su ligero sonrojo—. Porque no. Simplemente no.

Sky soltó una risita traviesa, y sólo la empujó ligeramente hacia el estacionamiento. Scarlett rodó los ojos, pero aún así se dirigió hasta el Prius.

Max abrió la puerta para dejarla pasar.

—Tu nivel de caballerosidad aumenta día a día.

Él soltó una carcajada socarrona, y se encogió de hombros antes de rodear el auto para subir también. Estando dentro, no perdió el tiempo y encendió el motor.

Y en ese mismo instante, se oyó un sonido extraño. Cómo un grito agudo y aterrador.

Scarlett se sobresaltó en su asiento, asustada, sólo para que Max comenzara a reírse de ella enseguida. Al voltearse al asiento trasero, lo entendió todo. Allí estaba Beardo.

—¡Me asustaste!—le reclamó, pero el muchacho moreno simplemente rió un poco ante eso

—Sólo fue una broma—aclaró Max, intentando dejar de reír—. Para romper un poco la tensión.

Scarlett suspiró hondo, intentando regularizar su respiración. El auto arrancó, y para entonces, tuvo que bajar la ventanilla rápidamente. Sentía mucho calor.

De repente, tuvo una pregunta en la punta de su lengua, luchando desesperadamente por abrir sus labios y escapar.

Y así sucedió, eventualmente.

—¿Puedo preguntarte algo?—cuestionó entonces, volteando apenas hacia Beardo, quien asintió levemente—. ¿Por qué recurres al mutismo selectivo?

El muchacho arqueó una ceja, y luego se volvió hacia Max, quién sonrió apenas.

—Beardo no se siente cómodo con desconocidos, y prefiere callar. Hasta entrar en confianza, al menos—explicó tranquilamente, sin apartar su vista del camino—. Hace un rato no dejaba de hablar... de princesas.

Beardo frunció el ceño y le dio un zape en la cabeza. Max sólo volvió a reír.

—Bueno... yo soy una persona digna de confianza, modestia aparte—admitió Scarlett, con una pequeña sonrisa—. Puedes hablar, si quieres.

El chico hizo una mueca, y pareció pensarlo por unos momentos. Terminó por asentir una sola vez.

—De acuerdo.

Scarlett volvió a sobresaltarse, pero muy ligeramente. Sólo se había sorprendido al escuchar su voz por primera vez. Tenía sin dudas la voz de un cantante de jazz.

Pero aquello fue todo lo que dijo, y Scarlett decidió no insistir. Estaba muy cansada, en realidad. Y sabía que al llegar a casa, no le esperaba ningún descanso.

Porque tenía muchas preguntas que hacer, y muchas respuestas que escuchar.

Al llegar a su destino, se bajó silenciosamente y agradeció el viaje con un ligero asentimiento. Recibió una sonrisa como respuesta, antes que el auto con ambos muchachos se alejara rápidamente.

Scarlett suspiró hondo. Tenía que prepararse para una charla reveladora, que seguramente cambiaría su forma de ver a su familia.

Entró en su hogar silenciosamente, y no se sorprendió al encontrar a sus padres en la cocina. Suspiró hondo, y dejó que sus labios actuaran solos.

—Lo sé todo.

Ellos le dedicaron miradas que iban desde la sorpresa a la confusión. Vio a su padre sentarse junto a su madre, y rodear sus hombros con su brazo.

—¿A qué te refieres, cariño?

Ante la pregunta de su madre, Scarlett hizo un gran esfuerzo por no rodar los ojos. Se acercó, y tomó asiento frente a ellos, dejando claro con una expresión seria que no estaba para juegos.

Su padre pareció entender.

—Creí que les dirían el viernes—comentó, logrando que su esposa se tensara en su lugar—. Debieron avisarnos.

—¿Joseph...?

—Sí, Linda. Ya era hora.

Linda tembló ligeramente, y cubrió su rostro con sus manos. Al parecer, estaba llorando. Su esposo intentó consolarla, acariciando su espalda, antes de volverse hacia su hija.

—¿Qué te dijeron?—cuestionó, con cierta desconfianza

—Me dijeron que uno de ustedes... es...—Scarlett no sabía exactamente cómo expresarse, y eso no le ocurría muy seguido—. Tú sabes... así.

—Soy yo. Soy nativo de Pahkitew—aseguró él, y con eso logró que los sollozos de su esposa aumentaran—. Seguramente tienes muchas preguntas.

—¿Sheldon sabe de esto?

—No. Tu hermanastro no tiene por qué enterarse.

Scarlett asintió. Ya suponía que él no sabría nada. Su madre había conocido a su padre con Sheldon en su vientre. Aquello significaba que él no poseía ningún poder, y al parecer, tampoco ningún conocimiento.

Una pregunta aún más importante llegó a su cerebro, y supo que era ahora o nunca para enterarse.

—¿Dónde está Pahkitew? ¿Cómo se puede llegar allí?

Joseph pareció palidecer un momento, antes de suspirar pesadamente. Soltó a su esposa un momento, y posó sus manos sobre la mesa, pensativo.

—Es una larga historia—admitió entonces—. Pahkitew no es parte de éste mundo. Pahkitew es otro mundo.

Antes de que Scarlett pudiera decir nada más, él se levantó de su asiento y le pidió con una seña que esperara. Se retiró con paso ligero.

Scarlett suspiró, observando a su madre. No tenía idea de por qué lloraba de esa manera. ¿Acaso había algún evento trágico del cuál nunca le habían hablado? Sintió que debería acercarse y consolarla, pero entonces su padre regresó.

Traía en sus manos una caja mediana, cubierta en terciopelo negro. La posó sobre la mesa, antes de regresar a su lugar.

—Para llegar a Pahkitew, se necesitan portales. Antes, había un portal en el hogar de cada nativo, pero luego los prohibieron. Quedan muy pocos en el mundo—relató, abriendo la caja con parsimonia—. Tú ya estuviste allí, aunque no lo recuerdes.

Entonces, sacó de la caja una prenda. Una pequeña túnica, en tonalidades rojas. La observó un momento, con un intenso aire de nostalgia, antes de entregársela a su hija.

Scarlett observó con atención esa delicada prenda de ropa. Efectivamente, no recordaba que eso fuera suyo.

—¿Por qué no puedo...?

—Le pedimos a una curandera nativa que... te quitara esos recuerdos—explicó su madre, aún hipando un poco—. ¡Creí que era por tu bien! ¡Creí que podíamos huir de esto...!

—Obviamente eso es imposible—sentenció Joseph, suspirando hondo—. Pero no te preocupes, puedes recuperar tus memorias... en Pahkitew. Estoy seguro de que llevarán a toda tu clase allí muy pronto. Se estaban tardando.

Scarlett sintió la imperiosa necesidad de preguntar más, saciar sus dudas hasta la última de ellas. Pero al ver a su madre abrazar a su padre para esconder su llanto, decidió dejar el asunto. Por el momento.

Silenciosamente se puso de pie, y rodeó la mesa. Abrazó a sus padres a la vez, fugazmente. Era poco común en ella demostrar afecto físicamente.

Se dirigió a su habitación sin decir ni una palabra más. Al llegar allí, se lanzó sobre la cama y se quedó allí, viendo el techo.

Pensó en dormir un poco, pero descartó la idea cuando su celular vibró en su mochila. Al sacarlo, reconoció el número. Y sonrió inconscientemente.

—¿Max?

—No.

Scarlett soltó una risita ante eso. Le sorprendía que su voz pudiera hacerla reír en un momento así. Se quitó sus sandalias con pereza, aún sosteniendo el celular en su oído.

—Dame tu número, dijiste. Será por emergencias, dijiste—canturreó con voz traviesa, escuchándolo reír un poco del otro lado de la línea—. ¿Cuál es la emergencia, maestro del mal?

—¿Terminaste?—cuestionó él, aunque no había seriedad en su tono—. Sólo quería saber cómo te fue... tú sabes con qué.

La pelirroja suspiró, y dejó por un momento el celular sobre la cama para poder quitarse su suéter. Enseguida volvió a hablar.

—Bien. Mi padre es fuego—informó, escuchándolo chasquear la lengua—. Al parecer intentaban "huir" de esto...

—... y por eso te quitaron tus recuerdos.

Silencio.

Scarlett se quedó perpleja. Ella apenas se enteraba... ¿y él ya lo sabía? ¿Por qué no había dicho nada? Sintió sus manos acalorarse debido al enfado, y respiró despacio para tranquilizarse.

—¿Max...?

—No quiero hablar de eso.

Y ése fue el límite.

—¡No hagas eso! ¡No te atrevas!—reclamó, furiosa, y sin importarle su tono de voz—. Primero dices algo, y luego ya no quieres continuar... ¡es injusto! Si tienes algo que decir, dilo, ¡maldita sea!

Otra vez silencio, en el cuál sólo podía escuchar su entrecortada respiración. Notó que él estaba esperando pacientemente a que se calmara. Intentó relajarse, sólo para que volviera a hablar.

—Scarlett, esto es algo que yo no puedo contarte. Tienes que verlo—explicó entonces, con voz pausada y conciliadora—. Y para que veas que... confío en ti, responderé cualquier pregunta que tengas, aparte de eso. Lo que sea. Apunta y dispara.

La pelirroja frunció un poco el ceño, pero consideró la oferta. No necesitaba que Max le probara su confianza, pero sí sentía cierta curiosidad sobre su persona. Mucha curiosidad, en realidad.

Finalmente, se decidió.

—Cuéntame sobre tu familia.

—Eso no es una pregunta.

—¿Me cuentas sobre tu familia?

Luego de un momento de silencio, oyó su risa rasposa y socarrona. Esperó a que hablara, ansiosa por saber.

Max suspiró.

—Mi madre es... o era nativa de Pahkitew. Tengo una hermana mayor llamada Karma. Vivo con mi padre—resumió, sin mucho interés en el asunto—. No hay mucho que agregar.

—¿Vives sólo con tu padre? ¿Qué hay de tu madre y tu hermana? ¿Por qué dudaste al hablar de tu madre?—Scarlett se soltó el cabello y se dejó caer sobre su cama nuevamente, descansando su cabeza despacio en su almohada—. Dijiste cualquier pregunta, y no especificaste una cantidad. Ahora responde.

Escuchó que él bufaba, y eso la hizo sonreír sin motivo aparente. Pasaron unos minutos, y Scarlett creyó que él ya no respondería. Hasta que volvió a hablar.

—Sí, vivo sólo con mi padre—continuó, y ella pudo adivinar que rodaba los ojos mientras hablaba—. Mi hermana vive en Pahkitew, desde que ella tenía siete años, y yo cinco.

—Vaya...—Scarlett no pudo evitar expresar sorpresa en su voz ante lo que acababa de escuchar. Suspiró—. ¿Y tu madre...?

—No. En serio, de verdad no quiero hablar de eso. Por favor.

Scarlett distinguió el tono triste y apagado de su voz, por lo que asintió a pesar de que él no podía verla. Supuso que aquel era un tema demasiado delicado para él. Sintió la bizarra y sorpresiva necesidad de abrazarlo. Negó rápidamente con la cabeza, aclarando sus ideas.

—Está bien—aseguró, tranquilamente—. Gracias por responder.

—Meh. No hay problema, supongo.

Scarlett lo oyó soltar un bostezo, y sonrió otra vez. Ella también estaba cansada, y sin dudas una noche de sueño reparador ayudaría a mejorar su humor.

—Vamos a dormir—propuso, desperezándose un poco—. Ya tendremos tiempo para hablar.

—Estoy ansioso por regresar a Pahkitew.

Scarlett suspiró.

—Yo también.

—Lo sé—aseguró él, y soltó otro bostezo, más prolongado que el anterior—. Buenas noches, asistente.

Y colgó enseguida.

Scarlett frunció el ceño, bastante confundida. ¿Por qué la habría llamado así? Nunca antes lo había hecho... ¿o sí?

Entonces se dio cuenta de que tal vez aquella no era la primera vez. Tal vez aquellos recuerdos que le habían robado tenían algo que ver.

Decidió dejar de pensar en eso. Se acomodó en su cama, sin siquiera molestarse en ponerse su pijama. Suspiró hondo, cerrando sus ojos.

Esperó a que el ficticio Morfeo decidiera visitarla.


¡Hola!

Capítulo 4. Varias dudas fueron aclaradas en éste capítulo... y se plantearon otras. ¿Qué pasó con la madre de Max? ¿Cuáles son los recuerdos que Scarlett "perdió"? En fin...

... ¡espero que éste capítulo les haya gustado!

Ahora, responderé sus reviews.

RG1998: ¡Muchas gracias! No te preocupes, a mí a veces se me olvida también... lo importante es acordarse 7.7 (?) ok, no xD En fin... ¡shalom! x3

Umeki-Nara: ¡HEEEEEY! Pues sí, algo tenía que guardar 7u7 Scarlett es valiente, y no le importa lo que piense la gente (?) xD No queremos un terremoto... pero sí que erupcione un volcán 7u7 (?) ¡Saludos! *O*

Ringo-Tensai: Bueno, acá hay un poquito sobre Max... ¡pronto habrá más, lo prometo! *U* También ahora se sabe lo de los mestizos... y otras cosas. Espero que te haya gustado x3 PD: ¡Bien hecho!

Tinta-Radioactiva: ¡Me alegro muchísimo! Aquí está lo de los mestizos, ¿te lo esperabas? Pues... ahora que lo pienso... ¡Beardo debió ser tierra! Fuck! Dx Diablos... bueno, ahora es fuego xD Pero tienes mucha razón, fue una observación excelente x3 ¡Nos leemos!

Princesa Twilight Sparkle 1: ¡Muchas gracias! Síp, hay muy pocos fics Scax. Gracias a ti, aquí está el capítulo. ¡Espero que te guste! ;)

Recuerden, queridos lectores, pasar por el perfil de Umeki-Nara y leer "El Tesoro Perdido de Pahkitew"... ¡se está poniendo increíble! *O*

En fin... creo que eso es todo. Espero poder continuar pronto.

¡Nos leemos!


_-*-_-*-_KovatePrivalski97._-*-_-*-_