Disclaimer: Todos los personajes de "El Silmarillion" le pertenecen a Tolkien, no son míos ni gano nada por este fanfic.
Nota: Este fic participa en el reto del fandom de El Señor de Los Anillos: "Tu Personaje Favorito" del foro La Revolución de los Fandoms.
Segunda Nota: Obtuvo el segundo lugar en el reto.


El Silmaril le quemaba en la mano.

Todo había terminado, al fin después de tanta sangre, tanto dolor, perdidas y sufrimiento. Se había terminado; habían cumplido su juramento. Su hermano tenía el otro Silmaril, el producto de su padre, una de aquellas piedras que tanto sufrimiento habían traído.

No estaba seguro de donde estaba ni hacia donde se dirigía; había perdido de vista a su hermano, corría sin rumbo fijo. A lo lejos pudo escuchar las órdenes de Eonwë, que nos los persiguieran; pero a él no le importó, si moría a manos de algún soldado del ejercito enviado por Manwë o después.

Lo habían conseguido al fin. Ya nada le importaba, su mundo se centró por completo en el Silmaril y el ardor que este le provocaba; ardía como si tuviese su mano al fuego. Ardía como el espíritu mismo que su creador alguna vez fue dueño. Un fuego tan potente que los había consumido por completo.

Seguía corriendo y el dolor en su mano se volvía más intenso cada momento. Tal vez era cierto lo que había dicho Eönwë, que no eran dignos de los Silmaril; pero si fuese digno o no, ya no importaba. Había cumplido el juramento hecho doblemente, una junto a su padre aún en Valinor y otra vez repetido a su moribundo padre. Todo había terminado, no más muertes innecesarias, no más guerras; Melkor mismo había sido derrotado.

El dolor de la mano lo estaba volviendo loco (aunque estaba seguro que muchos ya lo consideraban loco), si seguía aumentando tendría que soltarlo. Y quedarían marcas, pero eso le importaba poco, las marcas sería prueba fiel que había cumplido su juramento.

El calor del Silmaril comenzó a expandírsele por todo el cuerpo; le corría por cada fibra de su ser, sentía la sangre hervir en sus venas. El dolor lo volvió casi ciego, seguía sin rumbo fijo y tropezaba con cualquier cosa, pero seguía adelante. Se terminó, todo se había terminado y ya no le quedaba nada. Trató de buscar a Maglor, pero no lo encontró y deseó en el fondo de su ser que su hermano estuviese bien.

No estuvo consiente de como llegó al cráter, pero se encontró a si mismo parado en el borde. Y por un momento, el dolor se detuvo y tuvo conciencia del calor que emitía la lava ardiente. Podía sentir el vapor en su piel, como una caricia de alivio.

Y por un momento logró sentir una paz que no había sentido en milenios, miró al Silmaril y sonrió; había cumplido su juramento. Él era un hijo de fuego y al fuego regresaría, un justo final para el primogénito del Espíritu de Fuego. Cerró los ojos y apretó el Silmaril llevando a su pecho, volvió a abrirlos y ver la magna burbujear, este sería su fin. Tomó un profundo respiro, cerró los ojos y saltó.


A/N: Toda crítica constructiva, comentario o review es bienvenido; gracias por leer.