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Disclaimer: No me pertenecen los personajes, solo la historia.
Advertencia: Universo Alterno (Época medieval), lemmon y un Sasuke un poco OOC (lo explicaré en la nota de autora)
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Fighting
· I ·
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Cambié mi vestido verde favorito por uno de color marrón. Si quería salir a verlo, tendría que ser muy discreta. Tenía que aprovechar que mis padres habían ido a Londres para hacer unos negocios y no volverían hasta dentro de un par de semanas. Odiaba hacerles esto, pero no podía evitarlo. Tenía que hacerlo. Lo extrañaba demasiado.
Salí sigilosamente de mi habitación y bajé descalza las escaleras. Juugo había preparado una pequeña carroza para mí, pero tendría que ir hasta la reja principal. Le había dicho que quería ir un rato al pueblo para comprar unas telas. Pero esa era solo una tonta excusa. Era el plan perfecto. No sospecharía absolutamente nada. Solo tendría que ser muy cuidadosa con el tiempo, algo que realmente me costaba.
— ¿Lady Sakura?
El llamado de la señora Chiyo, la dama de llaves, me tomó por sorpresa.
— Iré al pueblo a comprar unas telas, señora Chiyo. — le expliqué con mi mejor sonrisa.
— ¡Oh! — exclamó. — Vaya con cuidado. Estoy segura de que encontrará unas telas maravillosas y tendrá un vestido muy bonito. A Lord Sai le encantará.
El solo escuchar el nombre de mi prometido, hizo arder mi sangre. Mi papá estaba obsesionado con la idea de que los horizontes de la familia Haruno debían de extenderse y qué mejor que casarme con Lord Sai de Holbrook. No les negaré que Sai era un hombre apuesto, pero... Era muy orgulloso y egoísta; trataba con desdén a la servidumbre —como si fueran seres inferiores a él— y coqueteaba abiertamente con otras señoritas a pesar de estar comprometido conmigo. Era un completo idiota.
— Sí... Eso espero. — mentí con facilidad. Ya me estaba acostumbrando a hacerlo.
Hizo una pequeña reverencia y me abrió la puerta principal de la mansión. Me sonrió como un gesto de despedida y no pude evitar hacer lo mismo. Noté la carroza en la entrada y caminé rápidamente hacia ella. Los nervios se iban adueñando lentamente de mi cuerpo. Juugo me ayudó a subir y tras asegurarse que todo estaba en su lugar, subió al frente. Escuché los relinches de los dos caballos que me llevarían hasta mi destino y pronto emprendimos la marcha.
Mi corazón empezó a latir cuando mis ojos notaron los paisajes que se me empezaban a hacer familiares. Las calles anchas y el ambiente colorido nos dio la bienvenida al pequeño pueblo de Ridgeway. Los niños correteaban despreocupadamente por todos lados con sus espadas de madera en mano y las niñas jugaban con sus muñecas de trapo sentadas en las escaleras. De alguna manera, los envidiaba. Mi infancia había consistido en ser regañada constantemente por una institutriz y leer textos aburridos.
— Lady Sakura, ya llegamos. — anunció Juugo, abriendo la puerta del carruaje caballerosamente.
— Muchas gracias, Juugo.
— ¿Desee que la espere, señorita?
— Oh, no te preocupes. Ven a recogerme en dos horas. — le pedí.
— Por supuesto. Estaré aquí mismo. — me sonrió haciendo una ligera reverencia.
Me despedí de Juugo agitando ligeramente la mano y mis pies me llevaron inconscientemente a la panadería. Mi estómago reclamaba algo de comer y estaba de que el estómago de Sasuke también. Me adentré en la pequeña tienda y pedí unos panecillos pequeños. Se veían realmente deliciosos. Pagué con un par de monedas que había guardado en mi mano durante todo el viaje y agradecí con una sonrisa cuando me entregaron el paquete.
— ¿Busca a alguien, mi lady? — una voz muy familiar susurró en mi oído.
— ¡Sasuke! — exclamé muy emocionada por verlo finalmente.
Él era el chico que se había robado mi corazón y con quien quería estar por el resto de mi vida. No con el idiota de Sai. Sasuke Yamazaki era un chico apuesto, de una humilde familia granjera. Vivía en Ridgeway desde siempre y desde el primer día que lo había visto, no había dejado de pensar en él. Sasuke tenía unas pestañas largas que escondían unos hermosos orbes del color de la noche y una piel pálida que emanaba un delicioso olor masculino. Su sonrisa era la más bella que había visto en mi vida y su cabello azabache, el más sedoso de todos.
Pero, ¿sabes qué era lo mejor de todo? Él me amaba a mí, como yo lo amaba a él.
— Te extrañé. — me confesó, finalmente atrayéndome a sus brazos.
— Yo también. Y mucho.
Me puse de puntitas y besé sus labios. Eran unos labios suaves que nunca me cansaría de besar. Me tomó suavemente por la cintura y para mi sorpresa, desató el moño que sujetaba mi cabello.
— Ahora se ve muchísimo mejor. — dijo cuando mi cabello suelto cayó sobre mi espalda. Lo acarició con cuidado, sin dejar de mirarme fijamente a los ojos.
— ¿Vamos al establo?
— Eres una chica muy traviesa, Sakura. — murmuró contra mis labios, antes de volver a besarme.
Me tomó de la mano y, como si fuéramos unos niños a punto de cometer una travesura, corrimos hacia su establo.
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¿En qué momento Sasuke me quitó el vestido y yo le quité su camisa y pantalón? No lo sé con exactitud. Sólo sé que estaba muy húmeda ahí abajo y que su boca chupaba uno de mis pezones, mientras que sus manos recorrían todo mi cuerpo desnudo. Mi boca emitía gemidos inconscientemente y mis caderas se movían contra las de él con desesperación. Mis manos estaban perdidas en su pecho, acariciando sus abdominales y acercándose peligrosamente hacia su pene.
— ¡Ah! ¡Sasuke! — chillé cuando adentró uno de sus largos dedos entre mis pliegues.
— Estás... Tan apretada... — gruñó contra mis senos, mordisqueándolos y besándolos. Su mano hacía maravillas en mi vagina. Con su pulgar apretaba mi clítoris y su dedo índice y corazón hacían movimientos circulares dentro de mi estrecho canal.
No podía quedarme con los brazos cruzados y no hacer nada, así que tomé su erecto pene entre mis manos y lo empecé a mover de arriba abajo. No aguantaba. No lo podía aguantar más. Llevé su largo y grueso pene hacia mi entrada y lo restregué contra ella.
Gemía y gemía. Mi vagina chirriaba por los fluidos que no dejaban de salir.
— Sakura... Mételo ya.
Y lo hice. Finalmente, metí su pene dentro de mí en una sola estocada. Estaba tan húmeda que se deslizó con facilidad hasta el fondo. Abrí mis piernas lo más que pude y él empezó a embestirme duro. Sacaba su pene y me volvía a penetrar, una y otra vez. Nuestras caderas se movían al compás de los gemidos que nuestras bocas emitían desesperadamente.
Sentía cómo mi vagina apretaba su pene con fuerza. Y con un gruñido, él libero su semen en mi interior. Una sensación de hormigueo me recorrió de pies a cabeza, haciéndome estremecer involuntariamente. Nos besamos apasionadamente. Nuestros corazones latían como locos y nuestros rostros estaban sonrojados.
— Te amo. — susurró en mi oído como si de un secreto se tratase.
— Yo también te amo, Sasuke.
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Tras vestirnos mutuamente —yo abotoné su camisa y él ató los cordones de mi vestido—, comimos los panecillos que yo había comprado en un cómodo silencio. De vez en cuando, intercambiábamos miradas nerviosas y no pude evitar recordar la primera vez que nos conocimos.
Había sido un día realmente ajetreado. ¿La razón? Su mamá la había llevado de compras. En un principio, había pensado que sería relajante. Ridgeway era un pequeño pueblo al que yo solía ir de pequeña junto a la señora Chiyo para comprar pan. Nunca imaginé que comprar telas y bocaditos para una pequeña reunión sería tan agotador.
Mi mamá se quedó charlando con la dependienta del lugar acerca de las nuevas tendencias de la temporada y yo miraba aburridamente por la ventana.
— Madre, iré a dar una vuelta.
No recibí su respuesta, pero le resté importancia. Estaba tan distraída conversando que no se daría cuenta de mi ausencia. Salí de la tienda, y empecé a caminar por las alegres calles de Ridgeway. Era un día perfecto para un picnic. El día estaba soleado, pero el viento fresco rozaba mi rostro. Cerré mis ojos por unos momentos para disfrutar aquella sensación y choqué sin querer con un desconocido. Pero un apuesto desconocido.
— Perdóneme. No me fijé por donde iba. — me disculpé nerviosamente, sin poder esquivar su mirada. Aquel extraño tenía unos ojos negros muy bonitos.
— Discúlpeme usted a mí. Yo... Me distraje por unos momentos.
Nos quedamos mirando un largo tiempo. Mi corazón latía como un loco y no sabía exactamente por qué.
— Eres muy bonita... — murmuró, con un ligero sonrojo en sus mejillas.
— Sakura. — dije mi nombre sin pensar. — Me llamo Sakura.
— Usted es muy bonita, señorita Sakura. — me respondió con una ligera sonrisa.
— Y usted es un joven muy apuesto.
— Sasuke. Me llamo Sasuke.
Él acarició mi rostro y besó mis labios tiernamente. Me acurruqué en sus brazos y llevé mis manos a su cabello, para despeinarlo un poco.
— ¿En qué piensas? — me preguntó con curiosidad.
— En la primera vez que nos conocimos. Fue un día muy especial.
— Lo fue. — me sonrió levemente, besando mi frente.
— Me tengo que ir... — susurré apenada, al ver en su reloj que las dos horas estaban a punto de cumplirse.
— ¿Cuándo te volveré a ver? — me preguntó con una expresión triste en su rostro.
— No lo sé. Pero te prometo que será pronto. — le aseguré, besando su mejilla con delicadeza.
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6 de febrero del 2015
¿Y qué tal les pareció? Les presento mi nuevo short-fic Fighting. Tendrá cinco capítulos y realmente estoy emocionada por escribir el resto.
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Respecto al OOC de Sasuke —gracias Meli por hacerlo notar— en realidad es un poco necesario. Personalmente a mi no me gusta cuando hacen a un Sasuke frío, sin sentimientos (osea, un cubito de hielo) porque en realidad no lo es. Sasuke simplemente es un chico que ha sufrido mucho en el manga y eso lo volvió introvertido, calculador y egocéntrico. No un robot sádico sin sentimientos. Pero en esta historia, él no va a tener un pasado tan trágico y por lo tanto no vi la necesidad de hacer un Sasuke tan frío —que, para aclarar yo hago muy rara vez—. Me gusta ver a un Sasuke con secretos —créanme que los tiene en esta historia— pero a la vez ligeramente coqueto. Eso no quiere decir que voy a hacer que Sasuke grite a los cuatro vientos el amor que siente por Sakura o que le diga cursilerías.
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Este fic no se alimenta solo. Tu review es más valioso de lo que piensas. (Y no, no hablo de los "conti plz", "lindo! síguelo", etc)
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*Hatsumi está a favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario, es como manosearle la teta y salir corriendo*