Pudor


Su piel desnuda sigue oculta bajo la sábana, y no puedo evitar irritarme ante su inesperado pudor. Pudor que no creí posible en alguien como ella y menos después de lo que hicimos, no cabe duda que aunque trate de mostrarme lo contrario aun logro intimidarla y eso es un hecho que me gusta en demasía, así como toda ella.

Deseo con todas mis fuerzas perderme en ella, perderme en la pasión que su cuerpo junto al mío enciende en mí pero para mí desagrado solo alcanzó a ver sus ojos, esos mismos orbes negros que me hacen perder la razón con solo verla.

Mi deseo por ella cada vez es más intenso, más despiadado incluso, pero sin embargo su sorpresivo pudor sigue siendo un obstáculo entre los dos, pero no puedo evitar tomármelo como un juego al ver la profundidad con la que sus ojos brillaban y su impenetrable mirada intentaba decirme algo que simplemente no podía descifrar.

— ¿Desde cuándo es tan pudorosa, señorita Son?

Sin prisa alguna le quito las sábanas de encima, pero ella detiene mi mano y se sigue cubriendo el cuerpo, excepto que esta vez puedo ver su rostro y su cabello desparramado sobre la almohada, y esa imagen ante mis ojos azules es de lo más seductora aunque ella fuera de lo más inocente.

—…desde que perdí mi virginidad contigo.

Al oír su respuesta me quede en shock ¿qué acaba de decir? ¡¿Por Dios que había hecho?! No sé cómo ni por qué pero el remordimiento fue implacable conmigo, y en un arrebato de desesperación coloque mis manos sobre la cabeza, lamentándome por el momento que antes ame vivir. Sus palabras fueron como un baldazo de agua fría para mi ¡¿cómo pude ser tan idiota?! ¡¿Cómo?! En ese instante de confusión no me atreví a verla a la cara, ni a decir una palabra, solo baje la cabeza lleno de dudas y miedos.

—Tranquilo. —Me dijo ella y se recostó sobre mi espalda para tranquilizarme pero nada de lo que ella digiera podría lograr que me dejara de sentir como una basura.

Depositó un suave beso sobre mi espalda y se volvió a recostar sobre la misma.

—Ya tengo 19 años, Trunks, ya no soy ninguna niña y la verdad es que no cambiara por nada del mundo el maravilloso momento que hoy viví contigo.

¿Cómo?

— ¿No estás arrepentida?

Gire mi rostro para verla y Pan me abrazó con todas sus fuerzas, y ante ese movimiento las sábanas que la cubrían se corrieron mostrándome no solo parte de su desnudez sino también parte de las sábanas marchadas con sangre ¡Maldición!

—Por supuesto que no, ¿y tú?

—No, es solo que me has tomado por sorpresa.

—Ya me di cuenta por tu reacción de hace un momento pero teniendo en cuenta que somos novios…esto en algún momento iba a pasar.

—Supongo.

La tomo del mentón y la beso suavemente en los labios, demostrándole en ese beso lo importante que es para mí.

—Te amo, Trunks.


FIN