You had me at hello


Summary: — Es tu culpa… Fui tuyo desde el «hola».


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Sasuke nunca había sido un niño que tuviera la buena fortuna de su lado. Su nacimiento fue prematuro a causa de un accidente automovilístico en el cual no sólo se vio obligado a nacer antes de término sino que, también, a ser huérfano de madre.

Su padre, un hombre que vivía para el trabajo y la familia, se abandonó a sí mismo y a su pequeño hijo ante la pérdida de su amada esposa y de su hijo mayor, resbalando Sasuke de sus manos; su presencia era invisible para su padre, criándose entre extraños que no le brindaban el amor y la protección que requería.

Fugaku murió y Sasuke se quedó sólo en el mundo.

El hogar de niños fue una de las opciones que habían quedado para él, pero Sasuke no tenía poder de decisión así que quien se hizo cargo durante un tiempo fue un familiar, alguien que no tenía tiempo para los niños ni tampoco el instinto paternal para criarlo. Sasuke sólo era una fuente de poder, el único heredero de toda la fortuna de Uchiha Fugaku.

Faltarle cosas nunca le faltó, su nana se encargaba de él y Sasuke aceptaba todo como siempre.

No sabía que era el amor ni que era sentirse querido.

Madara le había enseñado a ser insensible. Frío. Despiadado.

Pero en el fondo, Sasuke siempre había tenido buen corazón. Él siempre había valorado la vida, no importaba si se trataba del ser más pequeño en insignificante de la Tierra, Sasuke siempre respetó la vida de los demás seres vivientes.

Supo que la vida era una sola y también que nada es para siempre.

La felicidad es efímera.

Entonces, lo volvió a perder todo. Madara se hizo de su dinero y se deshizo de él como si fuera un perro…

Sasuke no lloró, pero vagó unos días sin saber donde caer muerto.

Y sólo tenía nueve años.

Hola…

La dulce voz lo distrajo y observó a su dueña. Ignoró aquellos ojos que lo observaban con un extraño y cálido brillo, y siguió enfrascado en sí mismo. Como siempre.

¿Estás perdido?

¿Cómo te llamas?

¿Necesitas ayuda?

¿Tienes hambre?

¿Quieres que te lleve a casa?

¿Cuántos años tienes?

¿Quieres?

Una mano se extendía frente a él y ésta poseía un dulce de cereza. Sasuke odiaba las cosas dulces por lo que la ignoró y siguió sumergido en su mundo, abrazándose a sus piernas y pegándose a la pared.

Hacía frío, el invierno estaba atacando duramente y él no tenía más que una chamarra negra que había metido en su pequeño bolso de mano. El hogar no era su lugar favorito, pero por lo menos tenía techo, comida y una cama donde dormir.

Amigos no había hecho, pues ese hogar era más un reformatorio y/u hogar transitorio para chicos como él hasta que una familia decidiera adoptar o ya tuviera la edad suficiente para labrar su futuro solos. Sasuke ya estaba grande, sabía que nadie lo adoptaría y tampoco le importaba mucho.

¿Me dirás algún día tu nombre?

Siempre quise contar todas las estrellas… suena tonto, pero algún día las terminaré de contar.

Vamos, no seas aguafiestas y dime tu nombre…

Empiezo a dudar… ¿eres sordomudo?

Ok, ya me cansé… ¡Dime cómo te llamas!

Sabes, cuando creas todo perdido, ven conmigo…

Si no tienes donde ir, ven conmigo…

Ven conmigo…

Ven conmigo…

Unos pequeños brazos rodearon su cuerpo y él se abalanzó sobre ella, se aferró con fuerza ante el contacto. Había tenido una pesadilla bastante extraña y escalofriante y lo único que se encontró en medio de la noche fue a esa extraña que siempre lo perseguía y no dudó en refugiarse en sus brazos.

Jamás se preguntó qué demonios hacía en su cuarto, en medio de la madrugada porque lo único en lo que podía pensar era en que sentir el calor de otro cuerpo era la gloria. Nunca había sentido otro contacto humano más que algún cachetazo o zamarreo.

Esa extraña emanaba calidez y un peculiar perfume a cerezas.

Y sintió el amor de parte de otro ser humano por primera vez.

¿Por qué no vienes conmigo? Estarás mejor que aquí.

Su nombre era Sakura y era muy habladora. Él sólo se dedicaba a escucharla, aquello le recordaba que aún había una realidad y no el mundo de sus fantasías; la dura realidad ocasionaba que volara a lugares inimaginables donde tenía vidas sumamente diferentes y que él deseaba vivir fervientemente.

Pero Sakura era su ancla, ella lo mantenía "despierto".

Sasuke-kun ¿quieres venir conmigo? Te prometo que serás muy feliz.

¿Y qué más daba? No tenía nada que perder.

Y la siguió.


¿Qué te parece divertido, jovencito? ¡Esto no es nada gracioso! ¡Con el Jesús en la boca me tuviste! ¡Malagradecido!

Sakura jamás insultaba. Desde que la conocía no la había escuchado decir ni una mala palabra y cuando hablaba parecía ser de otra época pues los términos que utilizaba o las frases que decía eran antiquísimas, y Sasuke conoció lo que era la risa a partir de ellos.

¡Ni Madara hablaba así! Y eso que el hombre ya era un anciano.

Tranquila, ya volví.

Pues ya me doy cuenta, jovencito — chilló colocando sus manos en sus caderas. Inclinó el pecho hacia adelante y aproximó su rostro al niño de once años —: La próxima te pongo una correa en el cuello — luego gimoteó —: ¡Por Dios! Creí morir cuando no te vi en tu cuarto — lloró, abrazándolo.

Sakura era menuda y siempre se mantenía igual; de una belleza única y despampanante, cabello rosa y ojos verdes, tez pálida, rasgos delicados y una personalidad bastante ciclotímica. Todas esas cosas y otras cualidades componían a la mujer que le enseñó que el mundo no estaba perdido y que había personas que aún tenían corazón y valían la pena.

Sakura — murmuró abrazándola más fuerte. Ya no era un niño, pero Sakura seguía sobreprotegiéndolo.

La próxima avisa, o juro que te ato a un poste… — lloró abrazándolo más fuerte. Ella era como una niña siendo la adulta a cargo de él.

Procuró darle todas las comodidades así como una educación, un futuro en el cual creer y el cual se le hubiera visto prohibido en el hogar de acogida.

Sólo te pido que avises, Sasuke-kun… todo es muy peligroso… no quiero perderte.

¿A cuántos habrás perdido? — murmuró acogiéndola en su pecho. Ella no había crecido mucho, pero su rostro demostraba su madurez y su veintena.

Ella se había vuelto demasiado sobreprotectora. Si Sasuke no estaba antes de la medianoche en la casa, ella no dormía y lo esperaba junto a la puerta por horas; si Sasuke no aparecía a las seis, hora a la que llegaba a la casa después de la escuela, ella tomaba sus llaves e iba a buscarlo. La ropa planchada, el cuarto siempre aseado, sábanas limpias día por medio y las tres comidas siempre calientes.

Sasuke no podía quejarse. Con ella lo volvió a tener todo y hasta algo más; el amor y el calor de un hogar lo conoció con esa extraña chica que lo había seguido desde aquel hola en el frío callejón detrás del orfanato.

¿Cómo va la novia? — dijo en forma de chiste al recibirlo en la puerta. Sasuke había llegado empapado y ella lo recibió con unas cuantas toallas y una muda de ropa limpia y sutilmente perfumada.

A veces comienzo a dudar de tu edad…

¿Por qué lo dices?

Por la forma en que hablas… como si hubieras vivido muchos años… — sonrió de lado —: Además que siempre te mantienes hermosa y joven, debes decirme cómo lo haces... — tomó la toalla que ella le tendió.

Oh, eso… bueno, mami tiene sus secretos — le guiñó un ojo y Sasuke gruñó, haciéndola carcajear.

Mami podría enseñarle a papi muchas cosas…

¿Como qué? — cuestionó divertida y curiosa. Sakura ocultaba muchos secretos y Sasuke ya no era un niño ingenuo, sabía cuando Sakura mentía, cuando obviaba detalles y más si se trataba de su vida. No sabía cómo demonios se mantenían si ella no trabajaba y él tampoco, pero nunca faltaba nada y tuvo varias hipótesis, pero ninguna podía corroborarse ni refutarse.

Sakura era el misterio personificado…

¿Algún día me dirás tus secretos?

Eres muy pequeño Sasuke-kun — murmuró acariciándole la mejilla. Él asintió y dejó un pequeño beso en su mejilla como saludo.

Eres muy pequeño

¡Maldita sea!

Los pasos apresurados no se hicieron esperar y la puerta se abrió de golpe. Sakura estaba en el suelo, temblando, toda roja y volando en fiebre.

¿Qué necesitas?

Sólo ve a ese mueble y saca el frasco azul… — murmuró.

No era la primera vez, se sabía ese procedimiento. Una vez cada seis meses Sakura ardía en fiebre y para calmar su dolor tomaba lo que había en ese frasquito.

¿Por qué me mientes, Sakura? ¿Acaso no confías en mí? — le murmuró cuando se recostó a su lado y la abrazó a su pecho como siempre que enfermaba. Recordaba que cuando él se enfermaba, ella se acostaba a su lado y lo abrazaba a su pecho, dándole calor y contención; Sakura le había dado todo lo que quería y aún tenía mucho más que pedirle.

¿Mentir? Jamás Sasuke-kun — sonrió escondiendo su rostro entre las sábanas.

Ya no soy un niño — murmuró. Ella asintió.

Lo sé perfectamente… estás hecho todo un hombre… ¿y la novia?

No cambies de tema.

Pe-

Ni lo intentes…

Pero — hizo un puchero y se envolvió entre las mantas.

No debes mentir… siento que te hace daño…

Siempre tan perceptivo mi pequeño niño — murmuró saliendo a la superficie y enfocando sus ojos hacia el chico. Ambas miradas se encontraron y Sakura sonrió aliviada —: Siempre lo supe… eres especial — acercó su mano a la mejilla del muchacho y la acarició con ternura.

Muéstrame como eres, Sakura — murmuró, tocando la mano que le acariciaba la mejilla —: Ya no hay necesidad de que mientas — murmuró besando la delicada palma.

Sakura se encogió…

Literalmente.

La Sakura de veintiuno se volvió más joven y menuda, un pequeño diamante color lila se dibujó en su frente y sus facciones se aniñaron un poco. Sasuke sonrió y le besó la frente.

Así está mejor — murmuró acercándose más a ella. Sakura susurró exhausta. Aquel sello consumía toda su energía por lo que su sistema enfermaba ante el abusivo uso continuo.

Siempre seré joven — murmuró con voz quebrada.

No te preocupes por ello… sólo quiero verte bien — Sasuke la envolvió en sus brazos y cerró los ojos —: Duerme… después hablaremos.

Viviste casi un siglo… eso es impresionante — sonrió divertido.

No te rías, no estoy bromeando — hizo un puchero. Definitivamente, la Sakura de quince años era preciosa, eso no quería decir que Sakura adulta no lo fuera, pero a Sasuke le podían las mujeres con rasgos aniñados e inocentes y Sakura poseía ambos y muchos más.

No me río de eso… es que ahora, ahora entiendo — rió de nuevo —: Ahora entiendo tus antiquísimas frases célebres — y volvió a reír al recordar a la Sakura de "dieciocho" años hablando como una vieja al comentarle sobre la reproducción humana, el sexo y la menstruación. También sobre chicas y sobre otras cosas que comentaba tan sabiamente haciendo que comenzara a dudar de su edad y de ella, realmente.

Y estaba en lo correcto…

Sakura no era un ser humano común y corriente.

Ni ella sabía que demonios era, sólo le había comentado que en un momento estaba agonizando y al otro había despertado en una cama junto a una extraña mujer que le sonreía dulcemente.

- . - . - . -

¿Qué…?

Estás a salvo… espero que mi regalo te haga feliz, ahora debo irme pero procura no hacer nada tonto…

Espera — quiso detener a la rubia voluptuosa.

Recuerda que debes tomar eso — le señaló un frasco azul —: Es para cuando el sello te consuma tu energía… lo que quieras saber — mostró un cuaderno de tapa café y algo viejo —: Lee esto… es todo lo que necesitas…

¿Quién eres?

Mi nombre es Tsunade… espero, algún día, volver a verte… en otras circunstancias.

Sakura — murmuró y asintió con una sonrisa. La mujer se fue y ella se quedó allí, dormitando un poco más hasta el otro día.

En el libro había aprendido sobre su nueva condición. Sabía que tendría una larga vida, pero no por ser casi eterna significaba que sea inmortal. Podría morir ya sea por algún accidente o por el consumo excesivo de su energía vital.

Por eso procuró llevar una vida tranquila y sabia con ella misma. Disfrutó los mejores años; también pasó por malos momentos y situaciones bastantes riesgosas. Acusada de bruja, hechicería y un montón de cosas de las cuales ella no tenía ni idea, pero aceptaba el racionamiento que la gente tenía acerca de su virtud extraña y procuraba desaparecer cuando la gente comenzaba a murmurar su eterna juventud.

Jamás volvió a encontrarse a Tsunade, tampoco descubrió algo que pudiera hacer con respecto a sus habilidades, aunque lo único que le proveía dicha habilidad era la juventud en la cual se veía esclavizada.

- . - . - . -

Sasuke le tomó la mano y se la besó con mucho cariño, Sakura sonrió y apretó con fuerza sus dedos. El chico le guiñó un ojo y se acercó para robarle el beso que ella siempre le negaba. La tibia y suave piel de su boca lo enloqueció en cuestión de segundos, forzando delicadamente con su lengua los labios de la chica para poder profundizar el contacto.

Ella frunció el ceño y gimió ante la invasión, agitándose su corazón como las alas de un pequeño colibrí en verano. Lo atrajo más hacia ella posando sus manos en la nuca del muchacho y dejando que la invadiera con su húmeda y apetitosa lengua todo el interior de su pequeña boca.

Sakura — jadeó Sasuke recostándola de nuevo en la cama. Ella intentó frenarlo, pero era tanta la pasión y el deseo en su interior que se rindió al tercer intento de apartarlo.

Hacía muchos años que no hacía el amor porque no sentía la necesidad. Al principio había tenido la vida de cualquier adolescente, viviendo deliberadamente y a su gusto, sin temer al que dirán ni nada. Tuvo muchos novios de distintas épocas, vivió en diferentes lugares y disfrutó todas esas vidas que ahora las sentía tan lejanas.

Con el tiempo maduró y esa vida se le hizo monótona y aburrida, comenzó a proyectar en otras cosas hasta aquel día que rescató a un pequeño bebé y lo cuidó hasta que éste creció y decidió hacer su vida.

Jamás pudo tener hijos, no de humanos comunes y corrientes. Había investigado mucho y no había encontrado resultado alguno, decepcionándola completamente. Se dedicó a criar niños, darles una buena vida, cuidarlos y darles un futuro para que luego volaran lejos del nido.

Sasuke era uno más, pero desde la primera vez que lo había visto, él fue especial. No sabía porqué, pero lo sentía así, él era todo lo que ella había buscado por años en un hombre cuando tan sólo era un niño. Pero jamás lo adoptó con esas intenciones, ella deseaba que él progresara y volara fuera del nido, como los demás, aunque le doliera, ella no iba a cortarle las alas.

Viviría una vida plena y larga hasta el día que encontrara el descanso eterno, entonces ella iría a visitarlo en su lecho y le dejaría unos cuantos claveles como a todos los demás.

Déjame hacerte el amor Sakura — murmuró. Sakura le acarició el rostro y besó su mejilla.

No, Sasuke… no podemos — le susurró. El chico la miró fijamente sin expresar emoción alguna.

Ya no soy un niño…

Lo sé, cariño… lo sé — besó su frente y lo acomodó en su pecho —: pero aún falta mucho por crecer…

Sasuke no contestó y se quedó allí, durmiendo sobre el pecho de la mujer que más apreciaba en su vida, la que le dio todo para que pudiera vivir de manera cómoda y feliz.


¡Sasuke! — gritó furiosa la pequeña pelirrosa. El chico apareció al primer grito y se acercó sin miedo a la peligrosa chica —. ¡¿Cuántas veces te he dicho que no quiero que traigas chicas a esta casa!?

Hmp…

¿¡"Hmp"!? ¡¿Es todo lo que me vas a decir?! Recuerda que esta es una casa decente, si traes a la chica procura que no ande desnuda por la casa… no me molesta que traigas a tus novias aquí, pero me jode que se crea dueña de la casa como para salir al jardín sin nada puesto.

Sasuke la observó fijamente y alargó la mano tocándole la mejilla, desconcertándola por el actuar del chico. Éste sonrió divertido y se acercó abrazándola por la cintura. Sakura arqueó las cejas y lo miró confundida hasta que él se dispuso a hablar.

Has dicho una palabra que nunca te he podido escuchar decir en estos años.

¿Cuál?

— "Jode".

¿Y eso te parece importante? — se apartó un poco encontrándose con la cara del chico a escasos centímetros.

Es que es un momento único en la vida… tu primera mala palabra.

Con los años he dejado de decir tantas groserías… antes era muy mal hablada, pero para criar niños debo tener un buen vocabulario… ¿acaso crees que les enseñaría esas cosas?

No, amor… pero es todo una gran emoción escucharte decirlas — acercó su boca a la de ella y le arrebató el hálito.

Para… Sasuke… para por Dios — habló sobre los candentes labios del chico que se apartaban sólo escasos momentos para dejarla decir algo.

No…

Eres mi hijo.

No, no lo soy y hasta aparento ser mayor que tú, soy mayor que tú — sonrió de lado.

Sólo tienes tres años más en apariencia, pero yo tengo más en vida… Sasuke, te expliqué porqué te adopté, te merecías una vida mejor y quise dártela porque podía…

Entonces dame lo que quiero… — la apretó contra su cuerpo y ella jadeó al sentirlo tan duro y caliente.

Por favor Sasuke — rogó, pero Sasuke no la oyó y la besó con toda ternura, volviéndola loca.

Vamos Sakura, tú también quieres… por favor, di que si — Sakura tembló entre sus brazos y lo abrazó por el cuello —: Te cuidaré, seré todo lo que necesites y no tendrás que estar más sola, no voy a dejarte nunca… no me iré, no creceré…

No eres Peter Pan — rió Sakura sin humor.

Hazme Peter Pan, entonces… — la miró a los ojos con tanta seriedad que la dejó helada. Ella dudó y Sasuke la siguió observando.

No puedo… — Sasuke no se inmutó y ella tragó con dolor —: No puedo hacerlo.

Si puedes…

No — negó con la cabeza y él la abrazó más fuerte cuando sintió que lo empujaba para apartarse —: No quiero que vivas esto… por favor, tienes que vivir y perecer cuando sea el día — le rogó —: Yo no soy feliz así, no lo serás tú Sasuke si vives para siempre.

Si te tengo a ti a mi lado, sí lo seré… seré feliz, hazlo y seremos sólo tú y yo… piénsalo, pero no tanto.

Sasuke tienes dieciocho ¿no quieres llegar a los treinta, tener una esposa e hijos? Yo quizás ni hijos pueda darte y no quiero atarte a esto… estaba pensando, buscar una manera de irme…

Sasuke apretó los dientes, tensándosele la mandíbula. Sakura lo miró y notó que estaba enojado, furioso. Como pudo sacó su mano de entre los brazos del morocho y la acercó a la mejilla para pellizcarle.

Auch — se quejó y ella le sonrió.

Te pones feo cuando te enojas…

Algunas dicen que soy sexy — sonrió forzadamente.

No lo niego — devolvió divertida y le acarició el colorado que le dejó en la mejilla derecha —: Pero estoy cansada Sasuke.

Dame la oportunidad de hacer de tus días los mejores.

Como quisiera… — murmuró cerrando los ojos y apoyando la mejilla en su pecho.

Esa mañana Sakura estaba exhausta. Había iniciado el día limpiando la casa de arriba abajo, ordenado su cuarto y el de Sasuke que había dejado todo tirado porque llegaba tarde a su primer empleo. Sonrió, ya era todo un hombre independiente que había decidido trabajar para poder pagarse sus estudios.

¡Llegué! — gritó Sasuke azotando la puerta y apresuró el paso hacia la cocina, dónde ella estaría. Y así fue.

¿Cómo te ha ido? — sonrió ella cuando él se aproximó y besó su mejilla.

Excelente — sonrió quedito —: Me gusta mi pequeña oficina… es un cubículo, pero tengo los paneles que me mantienen encerrado en mi mundo — miró la olla de la cual salía un aroma delicioso —. Tenía pensado llevar una foto tuya para que me haga compañía…

Awww más lindo — pellizcó su mejilla y besó sobre el colorado, luego volteó y caminó hacia la despensa para sacar la vajilla.

Sasuke tomó el cucharón y lo hundió en la olla para sacar un poco de caldo y probarlo. Se relamió los labios y volvió a repetir el acto.

Amo tus comidas…

Fue difícil… años de prácticas… podría decir un siglo — la pelirrosa carcajeó y volvió a acercarse con ambos platos hondos —: Ve a la mesa, yo llevaré la cena.

La cena transcurrió tranquila y amena. Sakura parecía distraída mientras que Sasuke la observaba cada tanto y fruncía el ceño curioso.

Sakura ¿Qué ocurre?

Ella lo miró y negó con la cabeza, probando otro bocado pero sin vaciar la cuchara. Regresó el poco contenido al plato y revolvió el líquido. Ya se había enfriado.

Estuve haciendo un experimento…

¿Experimento? ¿De qué?

Estuve… — estaba tensa y algo asustada. Sus ojos se enfocaron en Sasuke un segundo, luego los desvió —: Yo… creo que ya encontré la forma de mo-

Ni se te ocurra decirlo… ¿Me escuchaste? ¡Te vas olvidando de ello! — gritó molesto lo último. Empujó el plato de mala gana, volcando un poco de sopa en la mesa, y se puso de pie —: Se me fue el apetito…

Sasuke… entiende — quiso razonar Sakura, pero él la silenció con una mirada tenebrosa y fría.

¡No! ¡Tú escucha! — volteó hacia ella y caminó hasta donde estaba —: Si se te ocurre buscar una manera de dejarme… juro que haré lo impensable…

No bromees Sasuke.

Si tengo que vender mi alma al diablo o hacer cosas prohibidas, lo haré Sakura — le sonrió de forma perversa —: Sabes que por ti soy capaz de matar…

¡Lo que tú sientes por mí es proyección! ¡Entiéndelo!

¡Proyección y una mierda! ¡Quiero que seas mías, Sakura! — bramó furioso —: ¡Me importa una mierda si quedo como un enfermo, un psicópata! ¡Te he dicho miles de veces que me hicieras como tú para ser los dos y no solo tú en el mundo…

¡Por favor! — suplicó Sakura.

¡No! ¡Por favor tú! — la voz salió algo ahogada. Su rostro se suavizó y se arrodilló frente a ella, tomando sus manos y besándolas con ternura —: ¿Te dije que te amo?

Sakura cerró los ojos, oyendo con los oídos del alma las palabras de Sasuke. Sus mejillas eran surcadas por lágrimas y una tenue sonrisa se dibujaba. Él estaba obsesionado con aquello y ella no quería que Sasuke se perdiera todas las etapas que ella se perdió y seguiría perdiendo.

Sakura… — tomó su rostro entres sus grandes manos e hizo que sus ojos se clavaran en los de él —: ¿Te dije que te amo? — su voz fue un susurro que Sakura oyó perfectamente.

Si, Sasuke… lo sé y yo también te amo — murmuró. Los pulgares de Sasuke secaron las lágrimas de Sakura y atrajo su rostro para poder rozar los labios de la chica.

No lo pienses más… por favor — rogó —: No quiero que sufras más.

Entonces déjame ir…

Sasuke negó con fuerza y la miró a los ojos con determinación.

No es la manera… yo puedo hacerte feliz… si quieres, puedo esperar hasta los veintiuno y luego me vuelves como tú… ¿si?

No…

Si no lo haces… me haré daño y tendrás que hacerlo sí o sí… no me dejarías morir joven ¿no?

Nunca — murmuró resignada. Él sonrió y besó sus labios con ternura.

Lo sabía — la ternura de su voz, la hizo sonreír tenuemente —: Sino no serías mi Sakura…


Es hermoso…

¿Crees que le gustará?

Sakura miraba a Sasuke y frunció el ceño, observó nuevamente el pequeño anillo de diamantes y carcajeó. Sasuke se había estado viendo mucho tiempo con una chica muy mona llamada Karin y que parecía estar muy colada por él. Sakura estaba feliz porque esa chica era muy buena persona y aunque estuviera un poco loca, siempre la hacía reír con sus ocurrencias; era muy dulce con Sasuke y muy simpática con ella.

¡Le encantará! Sabes que Karin está que muere por ti… sería extraño que diga que no — sonrió con ternura acariciando su mejilla. Los ojos de Sasuke se clavaron en los suyos, acariciándolos con el alma.

Él la miraba con intensidad, rozando con sus ojos su pequeño y ovalado rostro en forma de corazón; observó su cabello rosa, acariciándolo y separando un mechón que lo llevó hasta su nariz. Olía a cerezas, muy ella y eso lo hizo sonreír.

Me hace muy feliz que lo hayas decidido… yo… — tragó con fuerza, le duele saber que se irá de su lado, pero sabía que eso algún día y debía ser fuerte, Sasuke había crecido y debía irse de su lado. Así que lo único que puede hacer es suspirar al enfocar su mirada de nuevo en él; tenía los ojos llorosos y la garganta ardiendo. Sin dudarlo, se lanzó a sus brazos y le besó la frente con mucha ternura —. Se feliz, Sasuke-kun… sólo eso te pido…

Oh Sakura — susurró abrazándola a su pecho y tratando de fundirla con él, porque siempre quiso que ella supiera lo muy importante que era para él, que gracias a ella era el hombre que es y que había podido ser feliz, feliz de verdad.

...

Pasó una semana y Sasuke se había ido. Nunca se había sentido tan sola en su casa.

Pero aún así sonrió porque él iba a vivir como debía ser. Observó su alrededor y como en el pasado, comenzó a guardar las cosas en cajas que tenía en uno de los armarios junto a la puerta de entrada. Ya había vivido mucho tiempo allí y para no levantar sospechas, iniciaba la rutina de empacar y buscar su nuevo hogar en un lejano y desconocido lugar.

Recogió las cosas poco a poco, tarareando una canción. Fue encontrando cosas de Sasuke como su sudadera de la escuela, algún que otro pañuelo y calcetines. Tomó la sudadera azul que le había regalado para su cumpleaños y no pudo evitar mirarla con cariño, llevándola a su nariz y encontrándose con que aún olía a él. Sonrió mientras la doblaba y colocaba sobre la cama para guardarla como un recuerdo de uno de sus hijos más queridos.

Otra semana pasó y en su mano sostenía un boleto, su identidad falsa y un destino desconocido esperándola. Aún no decidía si dejar el país, pero por el momento estaba dejando el pueblo, el cual había robado su corazón, ese que vio crecer a uno de sus trocitos de cielo y ese que le había dejado muy gratos recuerdos.

¡Eres estúpida, mujer! — se detuvo de golpe, sintiendo un escalofrío al oír una voz que se le hizo conocida.

Hola Sasuke-kun ¿has venido a desearme buen viaje? — sonrió aparentando indiferencia, fue tanta dulzura con la que lo hizo que creyó que el chico iba a golpearla por ser tan melosa.

No, vine a obligarte a que me lleves… ¿Qué opinas?

Que no tienes boleto y que no puedes viajar — le respondió con una pequeña carcajada.

No sé de qué te ríes… yo no le veo el lado gracioso a esto… — frunció el ceño contrariado; Sakura levantó su mano posándola en la frente del azabache para suavizar las líneas duras que se habían formado.

Sasuke-kun es lindo cuando se enoja… pero es más lindo aún cuando sonríe… nee…

Sasuke no pudo evitar sonreír y tomó la mano para acercarla a su pecho y robarle un beso. Ella lo aceptó, pero no respondió a él.

¿Vamos a casa, Sakura? Vamos — murmuró en su oído, queriendo que le obedeciera, que lo siguiera, pero la encontró quieta y muy seria.

¿Qué quieres?

Volver a casa con mi chica — le guiñó coquetamente el ojo —: Karin quiere presentarte a alguien…

¿Mh?

Vamos y lo verás…

El chico de cabello blanco le sonrió y le tocó el sello que tenía en su frente. Se rió cuando ella se puso roja como un tomate y la observó fijamente con esos ojos violetas que a la chica le parecían muy dulces y burlones.

La zanahoria me dijo que eras muy bonita, pero no creí que tanto… pareces una muñeca de porcelana de las que coleccionaba mi madre…

Felicitaciones por su matrimonio — lo dijo de corazón. Estaba bastante apenada por haberlo malinterpretado todo, pero Sasuke era un maldito cabrón que se reía a sus espaldas y a ella no le causaba gracia en absoluto.

Duérmete… y me reiré yo cuando esté a miles de kilómetros y sólo sea un vago recuerdo para ti…

Nunca te desharás de mí — susurró besándole los párpados con suavidad mientras la estrechaba entre sus brazos sobre la cama.

Que mala suerte — fingió horror, pero muy en el fondo feliz de poder estar un poco más con él.

Ámame…

Lo hago… siempre…


Desde que Sasuke era un adolescente que no sentía esa horrible sensación en el pecho. Tenía un lazo muy fuerte con él porque no sólo se habían unido en cuerpo – aún se sonroja por ello – sino que también en alma y ella sabía que él era el amor de su vida aunque lo negara todo el tiempo.

No le importaría vivir con un Sasuke adulto ni uno viejito, ella iba a amarlo siempre y no le molestaría hacer el amor con un abuelito… después de todo sería Sasuke.

Rió ante ello. Cuando se ponía a pensar en esas cosas lograba calmar un poco su dramático corazón, pero al instante recordaba que era tarde y él aún no llegaba a casa y esa mala sensación en el pecho, justo en el corazón, la volvía loca.

Un fuerte golpe y el ruido de algo caer al suelo la asustaron de muerte. Su corazón desbocado la aturdía un poco pero no tanto como lo que sus ojos veían.

Sangre… mucha de ella y Sasuke era su dueño.

Corrió hacia él sin pensarlo y lo levantó con mucho cuidado para llevarlo al sofá. Está muy asustada, pero aún así logró peguntarle que le había ocurrido pero él apenas podía hablar y ella lloró desesperadamente.

— No llores… vamos… vamos… tranquila y ayúdame — le murmuró gimiendo cuando ella logró sacarle la chaqueta de cuero y lo recostó entre los cojines.

— ¿Qué ocurrió? ¡Dime, por favor!

— No… no grites… me aturdes — se quejó y con toda sus fuerzas le mostró donde estaba herido —: Estaba llegando… al… a la parada de transportes… unos tipos me… me acorralaron… querían dinero y me… — gimió de dolor —: me resistí… ¿a que… a que no soy… un genio? — rió entre dientes, sufriendo.

— ¿Por qué lo has hecho? — murmuró ahogadamente, su mano estaba sobre la herida, punzando para que no se desangrara.

— Porque si no lo hacía, no me darías lo que quería… — sonrió adolorido, era una vil mentira, pero sabía que eso la tranquilizaría y quizás le sacaría una sonrisa.

La transfusión no sería para nada indolora, al contrario, sentiría como si se estuviera desgarrando por dentro. Sakura intentó serenarse y poner todo de sí.

— Eres un idiota.

La pelirrosa corrió por unas toallas, agua limpia y trató de limpiarlo lo mejor posible, aliviarlo un poco, y se puso manos a la obra.

Mordió con fuerza su dedo logrando cortar la carne y que ésta comenzara a punzar y a sangrar. Posó el dedo en el suelo y dibujó el sello de la regeneración y – contra su voluntad – el de la inmortalidad.

Tomó a Sasuke con cuidado llevándolo hacia allí; si no hacía eso moriría, ya había perdido mucha sangre y aunque lo regenerara, eso no lo ayudaría mucho. Lo recostó sobre el sello y se puso de pie frente a él. Volvió a morder su dedo para hacerlo sangrar más y dibujó unos extraños símbolos en las palmas de sus manos. Luego manchó su frente allí en donde estaba el pequeño diamante y juntó sus palmas.

Murmuró unas palabras en una extraña y antigua lengua. De repente, la habitación se volvió un caos, haciendo volar cosas por todos lados y muchas otras cayeran de sus sitios. El sello brilló y la luz iluminó al chico que trataba de no caer en la inconciencia.

— Sólo un poco más — murmuró Sakura apretando los dientes; estaba exhausta y carente de energías para ello.

Siguió luchando con todas su fuerzas para poder mantener a Sasuke con ella cuando un extraño símbolo se dibujó en él y cubrió todo su cuerpo con manchas negras, brillando como llamas. Luego éstas fueron escurriéndose hasta concentrarse en el hombro izquierdo.

Los ojos que se habían cerrado se abrieron de golpe mostrando un destello rojizo y un extraño dibujo en sus irises. Eran aspas.

«Sharingan»

Sakura se dejó caer con fuerza y golpeó su cabeza contra el pie de una de las sillas dejándola inconciente en el acto.

Los ojos de Sakura temblaron y se abrieron de golpe. Miró a su alrededor, no se encontraba en la sala sino que en su habitación. No llevaba puesta su ropa, nada más la interior y estaba cubierta con el cubrecama.

La puerta se abrió y por ella entró Sasuke quien traía una bandeja con unas cuantas cosas que olían deliciosas. Cerró la puerta con el pie y se acercó con todo hacia la cama, posándola sobre le mesa de luz y tomando asiento junto a ella con sumo cuidado.

La miró a los ojos, ella sufría tanto que se sintió culpable por un segundo. Pero luego sus ojos se determinaron y la miraron con suma atención.

— Te amo.

— ¿Qué he hecho?

— Me has dado la oportunidad de vivir a tu lado… para siempre.

— No debí…

— ¿Ibas a dejarme morir? — arqueó una ceja, ella negó y él sonrió tomando su mano para besarle con mucho cariño los nudillos —: ¿Sabes lo feliz que estoy por poder compartir el resto de mi vida junto a ti? ¿te das la idea de cuan feliz estoy?

— No podrás tener hijos y no tendrás…

— Shh — posó un dedo en sus temblorosos labios —: Me importa poco… podemos hacer lo que siempre has hecho… adoptarlos…

— No es lo mismo…

— Si es contigo, será lo mismo… los amaremos y seremos felices…

— A veces tengo la sensación de que tu obsesión por ser inmortal era lo único que te importaba de mí — dijo dolida. Pero Sasuke negó y tomó sus manos, apretándola hasta el dolor.

Sus ojos carmesí se clavaron en los de ella. Su duro rostro mostraba el desacuerdo total con sus palabras, tomándola como injustas y dolorosas por pensar así de él.

— Te lo he dicho miles de veces… te amo y es por eso que quería esto, porque no quería verte sufrir y porque quería vivir contigo por mucho, mucho tiempo… no sé que hacer para que me creas, no lo sé… pero no renunciaré a ti. No.

Sakura suspiró exhausta. Acarició las manos del moreno y las llevó a su cintura mientras que las suyas las entrelazaba en el cuello de él para atraerlo y poder abrazarlo. El calor de su cuerpo era tan abrumador que tuvo que apartarse para poder respirar un poco.

— Yo lo sé… pero no quería que pasaras por lo que sufro…

— Hey — la abrazó con fuerza —: Contigo seré muy feliz… y será para siempre… lo juro.

— ¿Lo juras?

— Con mi corazón… — sonrió dejando un pequeño beso en su cuello —: Ahora come un poco para recobrar fuerzas… salvarme no habrá sido nada fácil…

— No, no lo fue… porque tú siempre eres muy complicado…

— Es tu culpa… Fui tuyo desde el «hola».

Fin.


N/A: Cindy feliz cumple atrasadoooooo! Mejor tarde que nunca. Este fic es algo muy extraño, tenía otra finalidad pero como siempre mi cabeza trabaja como se le da la regalada gana y no colabora con la idea original, pero espero que te guste. Te quiero loca =)

Espero que les haya gustado y nos leemos pronto, espero actualizar de nuevo en estos días la reedición de Matar Dragones ya que me estoy tomando un tiempo, dejé de escribir porque ando de vaga. Intentaré terminar lo que tengo y traer nuevos proyectos (esta historia la tengo guardada hace tiempo xD)

Besos y...

~Una nueva fic hace feliz al lector y un review al escritor~

Ja'ne!

Cualquier error me avisan y lo corregiré ewe


Editado.

PD: No les comenté, cuando la comencé a escribir, sólo tenía el título, la historia tenía otro nombre anteriormente, pero escuché la canción de A Day To Remember y me gustó el nombre. Escribí la historia y cuando me dio curiosidad prestar atención a la letra de la canción, en cierto modo, me di cuenta que la letra tenía algo parecido a la fic, no sé, yo creo eso. Desde ya, les recomiendo esa banda si nunca la han escuchado, se imaginarán que escucho ese estilo xD

Bye!