Renuncia: todo de papá Hajime.

Para el kyojin-tón de este mes en la comu de snk_esp, LJ. Fic rápido y sinsentido. Algún día seré capaz de escribir cosas que valgan la pena.


Él

(es un soldado de las tropas de reconocimiento),

(un amigo de la infancia, con ojos de caleidoscopio que refulgen—cual bosque en primavera antes de que pase una catástrofe),

(el niño que se ve obligado a enfundarse en traje de hombre y socorrer a la humanidad aun cuando apenas aprende a andar por sí mismo—y que tropieza varias ocasiones debido a ello—para levantarse otra vez e intentarlo con más ganas),

(la débil luz detrás de la desesperanza),

un montón de cosas de las que no se percata. Pero que ella sí. Pues le observa. No porque no confíe en Eren, sino porque le tiene tanta fe que no le supone problema alguno seguirle. Y es que tras tantos años de convivencia sabe —saben— que sus pulmones respiran el aire por él. Todo en ella le pertenece sin pedir nada a cambio. Así de sencillo resulta, para Mikasa, así de incomprensible es, para todos los demás. Aunque Eren lo entiende. En el fondo.

Él

(es un poco denso, más no estúpido; puede diferenciar lo que más les conviene de lo que no tanto),

(listo, quizá demasiado, sigue su intuición sin rechistar—y esta le conduce a los lugares más inesperados, como una cabaña olvidada entre los árboles),

joven, muy joven. Inexperto en el arte de la vida y de la guerra también. Sin embargo, tiene el conocimiento necesario para sobrevivir y ser curioso; el apetito suficiente para devorar el mundo entero (las colinas, y los mares, y los desiertos) y verla con una chispa de incertidumbre. Ella tiene claro todo eso. Traza un sendero en las manos de Eren, con una caricia imperceptible, los dos con la respiración acompasada, y la interrogante sobrevolándolos—: Mikasa, ¿por qué estás conmigo?

Él

(posee cabellos de avellana, suaves al tacto y que le provocaban cosquillas en esas noches de antaño donde solían dormir juntos),

(piel de cacao adornada con cicatrices, muchas, demasiadas. En el alma y el cuerpo. Cicatrices que no se curan y que posiblemente nunca lo harán—aunque Mikasa está dispuesta a mitigar su dolor, dividiéndolo entre ambos),

(una mirada que quema más que el fuego de los cañones y un sentido de justicia que le pesa en los hombros),

y tantas lágrimas atascadas que urgen por salir, que Eren se niega a mostrar—como a sus sentimientos— tras una coraza fragmentada de frialdad que cae, día a día.

Quizá por esa razón Eren no la detiene al tomarlo de la mano, ahí, y Mikasa no le pregunta al respecto. Permanecen en silencio, con las luciérnagas pululando en los alrededores y las estrellas brillando en lo más alto. Eren afianza su agarre, siendo un tanto hosco y ella piensa todo eso. Lo que Eren significa.

Ya que él

— ¿Por qué permaneces a mi lado, Mikasa? —Reitera.

él es–

(un simple humano),

(el regazo en que siempre podrá recargar la cabeza),

(la bufanda que le mantiene calientita),

(la espada que empuña para luchar),

— Porque eres tú.

Eren Jaeger.