Notas de la autora (osea, yo 0w0): La tipa como las historias fumadas que ni ella sabe de dónde las saca, ha regresado xD tuve uno de esos llamados "bloqueo de escritor" de esas que no te sacas ni con un buen café cargado... Aun después de haber dicho que no dejaría historias inconclusas, bueno... Todos sabemos que los propósitos de año nuevo no suelen durar más allá de tres semanas, tal vez menos _

Ya que! mi inspiración volvió y hay que aprovecharla ^o^/

Advertencias: Esta es una Historia AU, slash Hiccup/ Toothless - humano. Si no es de su agrado, pinchen el botón Atrás, a todos los demás Disfruten ^u^/

Disclaimer: HTYD no me pertenece, sino a DreamWorks y a Cressida Cowell.

yusefan halackti fanny alejo: Gracias por tu comentario, y sigues siendo el primero xD

El que no publique muy seguido los capítulos hace que no sea tan popular mi fic, pero con tener pocos lectores me conformo. Al menos sé que a alguien le está llegando mi historia y disfruta de ella. Y gracias por tus bendiciones c:

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Capítulo 2 / Un día demasiado largo

"Cuando sientas que te perdiste en el camino, respira y observa a tu alrededor. Tal vez no estés viendo desde todos los ángulos posibles."

No podía evitar pensar en la mala suerte que me asediaba. Soy como un imán para los problemas. Primero, la cena no funciona y por primera vez en la vida se me quemó la casa ¡LA CASA! Desde que tengo memoria nunca había pasado algo así, mis padres estaban muy asustados. Cuando llegaron a la casa, los bomberos ya tenían controlado el fuego de la cocina y avisaron que lo que había causado el incendio fue un cortocircuito en el alambrado y miraron sospechosos como mis padres llegaron apresurados. Evidentemente viendo el problema de dejar un niño solo en casa.

Mi madre estaba muy ocupada ahogándome en su abrazo y mi padre tenía problemas para hablar, me deshice de los brazos de oso que me encerraban y me adelante a mi padre diciéndole al bombero que ellos acababan de ir a comprar unas cosas para la cena, y que sólo habían pasado diez minutos antes de que él fuego iniciara, y que afortunadamente yo estaba en mi cuarto -lo cual era una mentira obviamente- y como mis padres me enseñaron, marque el número de los bomberos y les di mi dirección, luego salí de la casa esperando que llegaran mis padres. El bombero dio una larga mirada de escepticismo a mi padre quien afirmaba lo que yo dije, pero después de un rato acepto que eso solía pasar, y le recomendó que revisaran el cableado además de otras cosas.

Con eso tuve un punto a mi favor, le salve el pellejo a mis padres además de que no quería ir parar a una "casa hogar" donde me retuvieran hasta solucionar lo de dejar a un niño solo en casa. No, definitivamente no me conviene. Mis padres entraron para ver lo que quedaba de nuestra cocina, para ver sólo paredes chamuscadas, estantes con el vidrio roto, cenizas por todas partes y un estofado en el horno ennegrecido. Mi padre se sintió más triste por el estofado que por los daños en la cocina y lloró y maldijo al cable que creo chispas y el fuego. Y yo también culpe al cable, aunque en realidad se haya quemado por mi culpa, pero nadie podría alguna vez saberlo.

Mi madre propuso comer afuera y después de que le quitara la olla con el estofado quemado de entre las manos a mi padre, salimos y nos decidimos por comida china.

Me debatía en cómo debía decirles lo del traslado de colegio por un mes, nada había salido según lo planeado. Mi madre estaba pensando en cambiar de trabajo o por lo menos al turno nocturno en la emplasticadora. Así por lo menos ella pasaría en día conmigo y después por la noche estaría mi padre mientras ella se iba.

Los interrumpí en medio de sus planes para hablarles de lo del colegio, decidí que era mejor morir en ese momento que estar en el suplicio de la espera.

-Hoy... Verán, intente invitar a mis compañeros a mi cumpleaños, y pues...

-Oh cierto ¿y qué tal fue todo?

Mi mamá tenía una gran sonrisa, y eso solo me hacía recordar lo de las tarjetas. En serio, de algo de lo que no me arrepentía era de golpear hasta el cansancio a Snoutlot.

-En realidad nada bien.

-¿Qué Paso?

Mi padre solo mi miraba esperando a que terminara.

-Primero fue Snotlout, luego los niños. Se burlaron de mi fiesta, de que era pobre y luego… Bueno, rompieron las tarjetitas que me hizo mamá y pues yo no aguante y golpeehataelcansancioaSnoutlotypuesmeexpulsarondecolegioyahoratengoqueiraotroporunmes…

-¿Qué? Dijeron al unísono -No te escuchamos bien, podrías repetirlo por favor, pero esta vez más lento.

Con un largo suspiro acepte mi destino y volví a decir todo un poco más alto y también lento.

-Golpeé a Snoutlot y provoque que me llevará a la dirección, entonces como el director cree que soy un buen chico me traslado a otra escuela por un mes, así parecería que estaba suspendido y como si fuese castigado por lo de pelear en clase. Lamento romper la regla papá, pero él se lo merecía, me gustaron mucho las tarjetas de mamá y tampoco tenía derecho a decir lo de pobres, yo no soy pobre, los tengo a ustedes, eso me basta.

Esperaba de todo, una escena de regaños de esa que no para hasta dos horas después, por parte de mi padre, o tal vez una mirada de decepción por parte de mi madre, y lo único que encontré fue amor. Mi madre me acarició el cabello y me dijo que no pasaba nada, que ya hablarían ellos con el director. Mi padre después de asegurar lo dicho por mamá, comenzó a reír estrepitosamente y a pedirme los detalles de cómo le rompí la madre a Snotlout, eso me dejo choqueado. Pero mi mamá le pego en el brazo para que se calmara. Después de eso la cena transcurrió normal. Pero mi tranquilidad nunca dura, eso debí suponerlo cuando me dormí esa noche con un extraño presentimiento.

Y definitivamente así fue. El día siguiente empezó mal. Me desperté tarde. Mi padre tuvo que desconectar el gas y todo lo que tenía que ver con el cableado eléctrico para poder trabajar en la reparación de la cocina. Mis padres pidieron el día libre y pasarían haciendo los arreglos necesarios para que no hubiera más problemas. Eso estaba bien.

Lo que no estaba bien era el hecho de tenerme que bañar con agua – putamente – helada. Esperaba no enfermarme. Luego como iba tarde, perdí el recorrido o más bien me dejo. Aun así mis padres me dijeron que no me desanimara, de todas formas se suponía que estaba expulsado. Eso me relajo un poco y al mismo tiempo me dejo nervioso. Estudiaría en un nuevo colegio por todo un mes, y mis padres hablarían con el director hoy.

Desayunamos fuera de casa, en una pequeña cafetería y pase un rato agradable con mis padres en un día de semana, de esos que solo disfruto los sábados. Pero como dije, mi suerte había echado patitas andar y me dejo a la intemperie. No sé quién dejo entrar a un gran pastor alemán, en serio que era gigante, estando dentro de la cafetería comenzó a hacer un desastre total y yo no salí impune.

El perro empujo a uno de los camareros el cual llevaba una bandeja con panqueques, miel y café. Ya se imaginaran donde cayó. Después de terminar bañado de miel y con aroma de café en el pelo, lo único que logre fue enjuagarme la cara porque ya íbamos tarde al colegio para hablar con el director.

Cuando llegamos mis padres se portaron muy razonables y escucharon las indicaciones del director, quien les dio la dirección de la nueva escuela, una carta explicando todo que debían entregar al director de la otra escuela y les dijo por cuanto tiempo estaría asistiendo. Empezaría al día siguiente.

Cuando estábamos por irnos, el director me llamo aparte y me entrego las tarjetas que creí no tenían reparación, eso me sorprendió, no sé cómo lo hizo pero estaban como si nunca las hubieran hecho pedazos. Casi me pongo a llorar. Le agradecí y luego se las mostré a mi madre, ella también estaba impresionada, al punto en el que llego a dudar que realmente las rompieran, pero el director afirmo que si habían sido hechas pedacitos.

Salimos de la oficina del director y esta vez nos dirigimos a al centro comercial para buscar una nueva cocina y algo de utensilios para poder comenzar a cocinar, mi padre estaba sufriendo sin mi cocina (según él). ¿Me pregunto qué comía cuando yo aún no nacía? Ammm, tendría que preguntárselo a mama.

Ya estando en el centro comercial y en el área de electrodomésticos elegimos una cocina con horno económica, que venía con descuento y además una vajilla de cerámica, fue una ganga. Compramos algunas pailas y ollas, también cubiertos y vasos, solo lo básico para tres personas. Y de nuevo era hora de comer y el estómago de papa lo sabía. Nos ubicamos en el foodcourt y nos decidimos esta vez por mariscos. Mi papa andaba con antojos de paella.

Muy rico. Después de ese almuerzo familiar, seguimos con el resto de compras para reparar la cocina. Todo iba de maravillas hasta que… los perdí. ¿Cómo es posible perder de vista a alguien tan grande y llamativo como mi papa? Ni idea. Di como cinco vueltas por los lugares en donde podían estar pero no conseguía localizarlos, y luego de la nada, volvió a salir un infernal perro del demonio que me salto encima y comenzó a lengüetearme. Me acorde de la miel y el café que me cayeron en la mañana, y entendí porque el perrito adorado creía que era una croqueta. Al parecer era mi día de perros. Literalmente.

Cuando por fin logre quitármelo, el perro me quedo viendo como si quisiera saltar sobre mi otra vez, pero se quedó quieto. No llevaba collar así que supuse que era callejero, pero se miraba muy limpio para serlo. Ignore al perro y me dispuse a buscar a mis padres de nuevo, pero el perro no me dejo, más bien me siguió. Intente perderlo un par de veces pero no resulto. Sabía que debí haberme lavado mejor el caballo, con este aroma llamaría a toda una horda de animales hambrientos. Me resigne a los quince minutos de caminar y no poderme despegar del can. Y mis padres seguían sin aparecer.

Me senté en una de las bancas que están por todo el centro comercial y mire pasar a la gente. Estaba cansado. El perro que me siguió se acostó a mis pies y también miraba a la gente caminar de un lado a otro, en realidad no me caía mal, pero sabía que no podía encariñarme con él, ya tenemos muchos problemas como para que a eso le agregue una mascota. Es por eso que nunca las tuve en un principio, pero ahora no sabía como alejarme de él, y por el momento no me importaba, me estaba haciendo compañía y me alegraba de no estar solo.

Después de otros veinte minutos esperando, al fin pude distinguir la típica cabellera rojiza de mi padre, se miraban desesperados y como no, sería la segunda vez que descuidaban a su tesoro más preciado, o sea: yo. Corrí hacia ellos y detrás de mí venia Alexander. Si, sé que dije que no estábamos para mascotas, pero siempre quise una y para mientras esperaba, algo tenía que hacer, y se me ocurrió ponerle un nombre. Alexander es un buen nombre. Volviendo con mis padres, me lance a abrazar a mi madre, estaba muy contento de verlos de nuevo y ellos igual a mí. Les pregunte dónde se habían metido y mi mamá me dijo que había una especie de feria de comida y mi padre salió corriendo hacia el lugar, creyendo que yo iba detrás de ellos. Se disculparon y yo les dije que ya no importaba. Luego repararon en la presencia de Alexander.

-¿Puedo quedármelo? – No sé de dónde salió eso, pero en serio estaba esperanzado en poder tenerlo, para que negarlo me había encariñado del perrito infernal.

-Hiccup… - Mi madre fue la primera en hablar. – Sabes las reglas. No podemos mantener a una mascota, son más gastos y ya tenemos demasiados con lo de la cocina.

Y yo lo sabía, pero en serio quería a alguien con quien pasar tiempo en compañía. La soledad a veces me da miedo, aunque no lo admitiera en voz alta

-Podemos llevarlo. – Levante el rostro. Mi padre me miraba con una gran sonrisa y yo la copié.

-¿Podemos?

-Stoick…

-Para mientras Hiccup aprende a hacer amigos, puede tener de compañero a este precioso de acá. Además parece haber cumplido su primera misión cuidando a nuestro hijo haciéndole compañía.

-Oh bien, pero tú te encargas de que no haga desastres en la casa. – Dijo señalándome.

-¡Lo prometo!

-Necesitara un collar y una correa. – Mi padre hablo después de un rato.

-Cuando pasamos por la tienda de zapatos vi una tienda de mascotas, podemos ir y de paso le compramos comida y las cosas que necesites para cuidarlo ¿Eh Hiccup?

-Eso sería estupendo.

Bueno, tal vez no todo era tan malo. Algo que aprendí de pequeño es que, nada puede ser tan malo, ni nada bueno puede durar tanto. Y de que las situaciones siempre pueden cambiar para mejor o para peor. El modo en que las tomes es lo que hará que al final del día sientas que has vivido plenamente un día más, y que has aprendido algo nuevo del mundo que no conocías.

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Bueno, al fin conseguí subir este capítulo. En realidad no sé por qué me costó tanto, bueno tal vez si lo sé, pero es es que es tan… ahhhh!

Ok, no importa. Espero que lo hayan disfrutado. Y espero pronto tener el siguiente capítulo. Me gustaría saber que les parece. En el próximo, Hiccup ya entra a su nueva escuela.

xD Quién no estaría nervioso? Hiccup debería.

Cuidense. Besos y abrazos.