¡Hola! Bueno, este es el primer fic que subo a internet, es un One-shoot (muy corto), amé esta pareja desde el primer momento y sinceramente no hay muchos fics que leer sobre Nishijima x Minene (eso fue lo que me hizo querer escribir uno). En fin leanlo y díganme que les pareció .

Estoy de tu lado-

Ni cuando la vio caer entre bolsas de basura en ese oscuro callejón bajo la lluvia, ni cuando le arrojó en la cara una de esas bolsas y se fue corriendo, ni siquiera cuando más tarde le disparara sin piedad, nada de eso hizo que al tocar sus manos por primera vez mientras la esposaba, dejara de sentir al menos una de todas las sensaciones que brotaron desde el fondo de su alma.

Su trabajo fue lo único que siempre le importó, le era totalmente devoto y siempre seguía al pie de la letra las órdenes de su jefe, siempre hasta que, en ese callejón oscuro, conoció a la única persona en el mundo que le hizo cuestionar su forma de hacer las cosas

. -¿De que lado estás, Nishijima Masumi?-

Lo primero que al joven policía le vino a la cabeza (sin razón aparente) fue aquella vez en que ella le arrojó la bolsa en la cara, tal vez fue porque así se sentía, como si le hubieran pegado, y sin la opción de dejarla ir, por más que le hiciera daño ¿que se supone que debo hacer? Era obvio, ¿acaso estaba por dejar de lado su trabajo, su vida, todo por Uryuu Minene?.

Le costo tiempo decidir, pero aunque pareciera una persona fácil de manipular, era la imagen que el elegía dar, el era totalmente fuerte, capaz y cuando tomó la decisión, fue totalmente serio, jamás se daría por vencido, tal vez, hasta que la muerte los separe.

-¿Por qué me salvaste?- Le dijo ella mientras se separaba de el detrás de los arbustos.

-Ya decidí, estoy de tu lado- Le dijo sin poder evitar soltar una sonrisa, a pesar de todo el caos en el que se encontraban.

-¿Que fue lo que te hizo cambiar de opinión?-

Nishijima sacó de su bolsillo la pequeña caja que marcaba la firmeza de su desición. Y sí, Minene no reaccionó del todo bien cuando le pidió que se casase con el, ni cuando la rodeó con sus brazos felíz de saber que ahora sería suya, pero le bastó con que no lo haya alejado cuando estuvo a punto de tocar sus labios, y le bastó también, que se negara a dejarlo y lo sostuviera entre sus brazos después de caer herido, pero no, no le gustó que llorara por el, ni ver su cara de terror cuando el, dijo su nombre por última vez, sálvandola, sin saber que más tarde ella también moriría, diciendo su nombre.