Disclaimer: Todos los personajes de Tolkien le corresponden. Tauriel es de Peter Jackson, Philippa Boyens y Fran Walsh (y posiblemente Guillermo del Toro). No gano nada por este fic.

Nota: Este fic participa en el reto 7# Desmarysurizando a Tauriel, reto del mes de Marzo del foro El Poney Pisador.


"No hay amor en ti."

Las palabras surgieron de su boca antes de que pudiese detenerlas. No transcurrió mucho tiempo para que viese los ojos del Rey (por que en esos momentos eso era, no el elfo que la había acogido, era el Rey) se enfurecieran y su rostro se llenara de rabia.

Con un movimiento su arco se rompió. El arco roto y su cabello volando fueron las únicas pruebas de la espada. Las palabras de Thranduil fueron como un golpe físico que la trajo a la realidad, como si el hechizo que la mantenía fija en Kili y el peligro que corría se quebrase.

Miró al Rey a los ojos y solo encontró furia y desprecio, miró detrás del Rey y vio a otros elfos que esperaban a su rey observándola casi con pena, miró alrededor y vio los cuerpos caídos de los elfos que alguna vez fuese sus hermanos en armas.

¿Qué había hecho? Amenazar al Rey y abandonar a su pueblo, ¿y por qué? Por un enano que apenas si conocía; que a diferencia de ella, mantuvo su lealtad a su Rey y tío a pesar de todo, Kili fue fiel a su gente, familia y Rey.

Tragó saliva, estaba segura que de haberlo querido, su garganta hubiese sufrido el mismo destino que su arco. Pero aún así, Thranduil se había detenido; como si quisiera darle un mensaje con acciones silenciosas y palabras duras.

Escuchó lo que Legolas le había dicho a su padre. Y de nuevo, miró a Thranduil, ya no había ira, él miraba a su hijo con confusión y dolor; fue entonces que ella entendió a ciencia cierta su error.

El amor, no se limita al de pareja. Thranduil tenía razón, ella no sabía nada del amor. Y ahora entendía todo con una claridad tan perfecta que fue doloroso, y todo su ser se llenó de vergüenza, no podía dar marcha atrás a sus acciones ya tomadas. Se había ganado el exilio a pulso.

No dijo nada, solo hizo lo único que pudo hacer en esos momentos, comenzó a correr hacía la Colina del Cuervo; el que había sido su rey no la necesitaba, alguien más tomaría su lugar, pero aún podía servir (aunque fuese solo un poco) a otro, al menos protegiendo a alguno de los suyos. O moriría intentándolo.

Ya no había vuelta de hoja, su camino se abría ante ella con dos opciones, el exilio o la muerte; y solo al final de la batalla se sabría cual de ellos el destino había decidido. Y ella aceptaría cualquiera que fuese, era hora de dejar de esconderse, de dar excusas, de fingir que era mejor que los demás. Pues le habían dado lecciones en que no lo era, Thranduil rompiendo su arco y con sus palabras y Kili siguiendo fielmente a Thorin Escudo de Roble.

Al final comprendió que había que caído en la trampa de su propio ego. Y debía enfrentar las consecuencias por ello.


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