Hey

Bueno, lean (?) disfruten y dejen sus quejas aquí o en otro fic que más les guste.

This is how I disappear

Habían pasado exactamente tres meses desde que se comprometieron y todo marchaba sobre ruedas, tenían algunas cosas completamente en orden, el lugar de la recepción, los invitados, contrario a lo que en un principio quería, Rita se decidió por algo más íntimo y es quería que eso diera la impresión de algo exclusivo y eso alimentaria la curiosidad y fama, tenía eso calculado.

Sus compañeros se quedaban admirados del control que ejercía sobre muchas cosas a la vez, seguía escribiendo, entrevistando y aun así se daba espacio para escoger la música, el menú y vestirse igual de bien, había momentos en los que la rubia incluso creía que si no lo pensaba olvidaría respirar, ir aquí y allá, transformarse en escarabajo para captar alguna noticia en específico, fue en este punto cuando supo que no todo iba bien.

La última vez después de volver a la normalidad se había mareado demasiado, cómo si el cambio de tamaño en verdad hubiera sido un problema, no entendía la razón pero la ignoró alegando que sería a causa del estrés.

Las cosas en el profeta iban de un modo satisfactoriamente acelerado, si entrabas era posible que no pudieras escuchar ni tus propios pensamientos, desde el rasgueo de la pluma con el pergamino hasta los murmullos y gritos de las personas corriendo con fajos de pergaminos en las manos. Las reuniones eran divididas entre reuniones de trabajo y reuniones con la familia política, si no había reunión en el diario, lo había en la casa de los padres de Robert, fueron en estos lugares donde comenzaron las tensiones.

Los padres de Rob parecían no aprobar que una mujer tan bella y educada como Rita pudiera trabajar y más en un lugar en el que exigía mucho tiempo, ella se excusó diciendo que podría hacer en casa todo el día y malgastar su talento, su futura suegra frunció ligeramente los labios y con una sonrisa maliciosa suspiró.

-Cuidar y criar a mis nietos ¿Qué más?

Eso fue como una bofetada para Rita y la dejó callada toda la velada y es que tenía un montón de cosas que decirle a esa mujer pero supo que algún día iba a necesitar de esa vieja, su prometido notó eso, pero esperaron a llegar a casa de Robert y próximamente su casa para hablar de eso.

-No creo que debiste decirle eso a mamá Janie, había otros modos.

Rita se giró para verlo, sus cejas estaban alzadas y ella lo veía como si en verdad se hubiera vuelto loco.

-¿Disculpa? Parece que no quiere una nuera, quiere simplemente una sirvienta para su hijo, una fábrica de niños, si quiere niños que los tenga ella- sabía que ese tema y esas palabras eran peligrosas pero ella nunca se había detenido para dar su opinión.

-Y qué acaso tener hijos no es algo que las esposas deben hacer?

No, no había dicho.

-Deber, ¿me hablas de deber? Cuando soy yo la que en verdad está llevando la administración del diario desde que a ti te pusieron temporalmente, no es el deber de las esposas lo hacen si quieren- siguió hablando ya que el tema de la administración había sido un golpe bajo y sabía el carácter de Robert, vio su cara pálida y luego cómo se iba enrojeciendo poco a poco, se acercó a ella y la tomó por los hombros, Rita de pronto sintió la diferencia de edades, de complexión y obviamente de carácter, Rita podía verse ingenua e incluso infantil pero sabía exactamente que cartas usar en situaciones de alta presión y Robert la había tomado desprevenida respecto a su acción, ella no hizo más que soltar un gritito de miedo y hacer una pequeña mueca de dolor, bajando la vista.

-Temporal o no soy y seré tu superior Jane, debes adaptarte, se supone que eso se le da bien a las serpientes.

Ella era una Slytherin pero esta vez no tenía nada que ver con las casas, ella forcejeó y pudo soltarse, recogió su bolso y vio que Robert seguía en el mismo lugar, ella suspiró.

-No quiero y no tendré hijos Robert, no soportaría a alguien con mis mismos defectos o incluso con los tuyos- dijo mientras cerraba la puerta de la casa de Robert y se aparecía en la puerta de su propia casa, dejó el abrigo en el mueble que tenía a su lado y se sentó su sofá vació sobre sus piernas el contenido del bolso buscando unos cigarrillos pero al lado de ellos había caído su agenda en la sección del calendario, lo miró con interés y frunció el ceño al ver la fecha de hoy, había tomado los cigarrillos pero los soltó al instante y pasó su mano por su vientre.

No, lo creía, no podía ser.

En cuanto pudo tener tiempo libre fue a ver a una amiga suya que era sanadora, a decir verdad, tenía más tiempo libre, Robert sólo la saludaba y se despedía de ella, le había contado a su amiga lo que pasaba por lo que le separó una cita inmediatamente, no era más que hacer un pequeño chequeo y rápido sabría si su miedo era cierto o no.

Al poco de una hora de espera en el despacho de su amiga, ella entró, tenía la mirada seria pero Rita creyó que así siempre lucían las personas de esa profesión. Se sentó y miró a Rita que parecía tener una sonrisa nerviosa.

-No sé cómo decírtelo pero no hay bebé y…- fue interrumpida por el suspiro de alivio de la rubia y una sonrisa de oreja a oreja.

-Gracias Mel, por un momento creí que tendría un pequeño monstruo arruinándome el momento- estaba por levantarse cuando su amiga carraspeó y miró a la rubia un poco triste.

-Rita, yo sé que amas tu trabajo, la vida que llevas pero en verdad no quisieras tener hijos?

-No, creí que tú y yo habíamos comentado esto muchas veces, si tienes algo más que decírmelo, dímelo, dije que iría a comer no a hablar con una amiga.

Mel suspiró y pasó unos pergaminos a Rita y ésta los leyó rápidamente y miró a los ojos a su amiga, sabía lo que Skeeter preguntaría y ella no quiso retenerla más y ser directa.

-Es enserio, no puedes y no podrás ser mamá.

Se quedó callada, no lloraría pero se quedó pensando, no es que odiara a los niños pero incluso ella sabía perfectamente su carácter y su forma de ser, sabía que no podría darle a un niño todo lo que merecía, se levantó, esto tenía que hablarlo con Robert de inmediato.


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-Parece algo en verdad importante- dijo a tono de broma Rob mientras se acomodaba en el sofá de la casa de Rita, parecía que la pelea se había enfriado, Rita no sabía si esto era bueno o malo, no sabía si quedarse de pie o sentarse, se lo diría sin rodeos, de eso no había duda.

-Fui a ver a una sanadora que es amiga mía, porque creí que pasaba algo –dijo poniendo una mano en el vientre y quitándola justo cuando Rob se sentó totalmente derecho en dónde estaba sentado, antes de que pudiera hablar, ella prosiguió.

-Al parecer es negativo pero no es sólo eso, resulta que yo no puedo tener hijos, soy estéril

Robert se puso de pie, Rita imaginaba lo peor, gritos, más discusiones pero ella lo veía incluso tranquilo, cómo si hubiera resuelto un muy difícil problema.

-Rob, yo te amo, esto tal vez no sea más que una señal, una prueba, existen muchas parejas que nunca pudieron tener hijos- jamás se había escuchado tan desesperada, con tantas ganas de consolar a alguien, Rob se acercó a ella y la tomó de las manos, la miró a los ojos y Rita sintió un escalofrío, le sonrió con tristeza y besó su frente.

-Tienes razón, es una señal y me siento bien de saberla a tiempo- dijo mientras sentía cómo tiraba suavemente de sus manos, Rita lo miró confundida y sintió cómo si le hubiera clavado un puñal en el corazón cuando vio a Rob sosteniendo en alto el anillo de compromiso, se dio media vuelta y la dejó sola en su casa, esa fue la última vez que Rita lo vio cómo su igual, la primer y última vez que lloraba hasta quedarse sin lagrima y lo más importante, la última vez que le rompían el corazón.