¡Hola! ¿Cómo están? Yo muy bien, aquí con una nueva idea loca XD. Este fic es de mi videojuego favorito "The Legend of Zelda", y basada en una película que me marco desde que era muy pequeña, "Anastasia", me encanto su trama, canciones y todo jejeje. Y además, se me prendió el foco cuando veía esta hermosa película (quien no la haya visto, ¿Qué haces aquí? Jajajaja naaah, es broma XD)

Se me ocurrió rehacer la película, pero con personajes de Zelda, (y si, tiene uno que otro arreglillo x3 ), pero lo hago porque me gusta muchísimo.

Bueno, sin más, los dejo con mi fic, que lo iré continuando de a poquito.

Gracias de antemano n.n.

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ONCE UPON IN DECEMBER.-

Capitulo n°1: "Crudo invierno".-

La nieve, tan blanca y pura, caía con gracia sobre Rusia. La noche era muy helada, pero nadie parecía notarlo; las calles llenas de gente, niños jugaban con la nieve, parejas iban de la mano y lanzándose mimos, y los carruajes, grandes y elegantes, transitaban por la calle, hacia el imponente Palacio de Catalina.

Dentro de este, muchas personas vestidas de elegante, bailaban al compás de la alegre música. Las mujeres usaban largos vestidos de diversos colores, los hombres con su traje de etiqueta. Entre ellos, una pequeña niña de cabellos rubios, que parecían de oro debido a las innumerables luces, de grandes y azules ojos, piel pálida y una muy linda sonrisa en su rostro, con sus mejillas ligeramente rosadas, bailaba con el Zar de Rusia, Nohansen. La pequeña al parecer, disfrutaba mucho bailar con su padre, pero disfrutaba de estas fiestas más aun cuando….

-¡Princesa!- la voz de una mujer la hizo voltear.

-¡Impa!- la pequeña princesa se bajó de los brazos de su padre, y corrió hacia la mujer.

La mujer, llamada Impa, era una mujer alta, de cabellos albinos, tomados en un moño, de ojos escarlata, la que la caracterizaba como una sheikah. Cuando la pequeña rubia llego, la tomo entre sus brazos y la cargo. Hace meses que no veía a la princesa, y se ponía muy feliz de poder reencontrarse con aquella niña.

-¿Cómo has estado? Que hermosa estas.- tomo su pequeña mano y le dio una vuelta, haciendo que su vestido se ondeara.

-¡Gracias, Impa!- la niña estaba muy feliz de verla, no podía ocultar su sonrisa.

Nohansen vio a la mujer y a la niña, sonrió. La princesa Zelda, futura emperatriz de Rusia, decía muchas veces que extrañaba a su tutora Impa. Se acercó a ambas, que estaban abrazadas.

-¿Tuviste buen viaje, Impa?

-Todo perfecto, gracias Majestad.- soltó a la princesa e hizo una pequeña reverencia.

Entre las personas, se asomó la carita de un pequeño niño, observando a la pequeña Zelda, bailando y saltando junto a la mujer, en su lindo rostro, había una sonrisa y no pudo evitar sonrojarse, al verla tan linda y radiante.

-¡LINK! ¿Qué haces ahí? ¡Tú no puedes salir!- le grito un hombre, mientras jalaba de su brazo.

-Lo-lo siento…- tartamudeo el chico, con algo de miedo.

La fiesta continuaba. Impa y Zelda bailaron por un largo rato y luego se sentaron para descansar. La pequeña aún seguía abrazada a Impa, la quería mucho…era como su segunda mamá.

-Impa…- dijo la niña, llamando la atención de la mujer.

-Dime, querida…- le dirigió una mirada.

-No quiero que te vayas, quiero que te quedes conmigo, para siempre…- le dijo Zelda, con un pequeño dejo de tristeza.

-Mi niña…

-No quiero…

Impa sonrió, tomo el rostro de la pequeña Zelda, por el cual corrían lágrimas de tristeza y emoción.

-Pequeña…tú sabes que siempre estaré contigo.- le dijo dulcemente, abrazándola.

-¿Tienes que volver a Francia?- la pequeña aun lloraba.

-Linda…

La mujer se separó y metió una mano al bolsillo de su abrigo, saco una pequeña cajita redonda de color turquesa con bordes dorados.

-¿Qué es eso?- pregunto Zelda, mantenía su mirada fija en el pequeño pero llamativo objeto.

-Es un pequeño obsequio…para que nuestra separación sea menos dolorosa…para ambas…- y sonrió.

-¿Para mí? ¿Un alhajero?- la pequeña se sorprendió.

-No es solo un alhajero…

Volvió a meter su mano en el bolsillo, para luego sacar un broche con una cadenita, pequeña y decorada a juego con la pequeña cajita.

-Escucha…

Impa introdujo la "llave" en un pequeño agujero y la giró, Zelda no despegaba su vista de la pequeña cajita. Abrió la boca en una expresión de sorpresa, al ver que la cajita se abría y salía una pareja miniatura girando y de música, tenía nada más y nada menos que su nana.

-¡Oh! ¡Es mi canción, Impa!- exclamo Zelda, sorprendida y contenta.

-La podrás oír en las noches antes de ir a dormir…y también…siempre pensaras e mi…- la mujer sheikah le sonrió, mientras dejaba la cajita en las manos de la niña.

Zelda miro con ternura su presente. Comenzó a tararear la canción, se sentía muy feliz, ya que siempre tendría un pedacito de Impa junto a ella.

Impa la miraba, esa niña era como la hija que nunca tuvo, la quería mucho, había cuidado de ella desde que era una bebe recién nacida. Estuvo con ella cuando la Emperatriz de Rusia, la madre de Zelda falleció por una enfermedad terminal, la consoló y dio apoyo. Muchas veces tuvo que ir tras ella cuando se escapaba a la ciudad a jugar, y al final la regañaba…pero a pesar de todo, la amaba con todo su corazón.

-¡Impa, muchas gracias!- agradeció la niña.

-Y eso no es todo…- quito la llave de la cajita, la cual podía llevarse en el cuello como un collar. –Lee esto…- diciendo esto, le dio el broche.

La pequeña princesa acerco el broche a sus cristalinos ojos, tenía una frase tallada en la llavecita en francés. No le complico leerla, estuvo algún tiempo en Francia, así que sabía habar algo en aquel idioma.

"Juntas en Paris"

Una enorme sonrisa apareció en su rostro blanco, eso quería decir que…nunca se separaría de su Impa.

-¿De verdad? ¡Te amo, Impa!- abrazo fuertemente a la mujer.

El sol se puso y la fiesta continuaba. Zelda seguía bailando con su tutora. La luna brillaba en el cielo como un faro, los copos de nieve habían cesado de caer, dejando un manto de blancura en el suelo. Link, el chico rubio, se escabullo de nuevo de la cocina, viendo a la pequeña princesa girar, saltar y reír.

-"Es…tan bonita…"- pensó el chico de ojos azul oscuro, sin dejar de mirar a la princesa de cabellos dorados.

La niña desvió su mirada, posándose en los ojos de Link. Esta sonrió y lo saludo con la mano. Las mejillas del chico no tardaron en tornarse rojas, y le devolvió el gesto.

-¡Link! ¡Con un demonio, vuelve aquí enseguida!- le grito de nuevo un guardia, esta vez, cargándolo y se lo llevo de ahí.

-¡Suéltame, ya voy!

La alegría del baile se detuvo bruscamente por un rayo. Fue de extrañeza, ya que hace un rato no había signos de tormenta por ningún lado, y además, no hay tormentas eléctricas los días nevados. Todo se quedó en silencio. Gracias a este silencio tan profundo, se escuchaban pasos, calmados pero a la vez, firmes y furiosos. Un hombre de ropas oscuras y extrañas, y una máscara muy rara en forma de camaleón, de ojos saltones y la lengua afuera se adentró en el palacio. Las personas se apartaban, dejándole el paso libre sin rechistar.

-Zelda, quédate detrás de mí…

Impa se puso delante de la pequeña princesa, protegiéndola en caso de cualquier cosa. Aquel hombre, venía acompañado de unas criaturas de color negro, y en lugar de rostro, tenían una especie de mascara aplanada y metálica, con un extraño símbolo tallado en ella.

-¡Zant! ¿Cómo osas regresar al palacio?- el zar se levantó de su silla, encarando al hombre.

Zelda no sabía quién era el, nunca lo había visto, pero al parecer su padre si lo conocía, y no se llevaban bien.

-Ah, mí querido amigo…- hablo Zant, posando una mano en el hombro de Nohansen, la cual fue retirada violentamente por el zar.

-¿Amigo? ¡Tú eres un traidor! ¡Fuera de aquí!- le grito el hombre, furioso.

Las oscuras criaturas se pusieron delante de Zant y por acto reflejo, el zar retrocedió un par de pasos, aterrado de que esas criaturas tan extrañas fuesen a atacar.

-No te libraras de mi tan fácilmente, Nohansen…- dijo Zant, mientras hacia un ademan con la mano y las criaturas volvieron atrás. –Cuídate mucho…y cuida mucho a tu familia…

Diciendo esto, formo una esfera de color rojizo y la arrojo en dirección al candelabro que colgaba sobre Zelda. La cadena que sujeta este, se cortó y el candelabro comenzó a caer rápidamente, pero algo, o más bien, alguien empujo a Zelda y el candelabro se estrelló contra el suelo, rompiéndose en mil pedazos y a la vez, todo quedo en penumbras.

-¡Princesa! ¡Princesa Zelda! ¿Está bien?- Link estaba sobre Zelda, la había salvado.

-Hm… ¿Link?- la princesa abrió los ojos.

-Uff, gracias a las Diosas…no ha pasado nada…

-Gracias por salvarme, Link…pero, ¿podrías bajarte?- le pregunto, mientras soltaba una risita tímida.

-¿Eh?... ¡AH! ¡Di-discúlpeme! ¡Por favor, discúlpeme!- le rogo el pobre chico, sonrojado, se levantó y ayudo a la princesa a levantarse.

-Je, je… descuida, descuida…

Impa se acercó rápidamente a ambos niños y se agacho para estar a la altura de ambos pequeños.

-¿Están bien los dos?- le pregunto la mujer, preocupada.

-Sí, Impa….todo gracias a Link…

-No fue nada de verdad…- el chico estaba apenado.

-Gracias, Link….muchas gracias.- Impa le agradeció y tomando de la mano a Zelda, se fueron.

El niño se quedó ahí unos segundos más. Luego de reaccionar, se fue, no tenía nada que hacer ahí. Nunca había estado tan cerca de la princesa.

Se sonrojo.

Esa misma noche, todos se fueron a casa, la fiesta no siguió luego de esa amenaza. Impa acompaño a Zelda en su cuarto, estaba muy asustada. Le puso un camisón de color rosa pastel y cepillo sus cortos cabellos rubios.

-Impa…

-¿Si?

-¿Quién era ese hombre? No notaban que papa y el…se odiaban.

La mujer suspiro y se sentó en la cama, al lado de la pequeña princesa. Tomo aire antes de hablar.

-Zant.

-¿Zant?

-Es un hechicero. Fue exiliado por sus hechizos, obviamente relacionadas con la magia negra…muchos dicen que vendió su alma al mismísimo Ganondorf…pero antes, era el confidente de tu padre, el zar de Rusia, pero su corazón se llenó de envidia y odio y… bueno, lanzo maldiciones a la familia real…y por esa razón, fue exiliado. – Impa relato.

-Ya veo… ¿Y por qué volvió?

-Tiene sed de venganza…

Zelda quedo perpleja, sus cristalinos ojos se llenaron de lágrimas. Impa se dio cuenta de ello y la abrazo, notaba el temor que sentía la pequeña.

-Calma, linda…todo estará bien…

-Impa, tengo miedo…- dijo entre sollozos.

-Mientras yo esté aquí, nada malo te pasara….tranquila.- la tranquilizo la mujer, mientras acariciaba sus hebras doradas.

Pasaron quince noches, Zelda aún vivía con temor; tenia pesadillas de esos horribles monstruos, pero Impa estaba allí para ella, consolándola.

Una noche…

-¡Zelda! ¡Zelda, despierta!- Impa la movió de una manera algo brusca.

Saco un vestido del armario, botas y un abrigo, afuera hacia muchísimo frio. Dejo las prendas a los pies de la cama.

-¿Qué…que paso?- dio un gran bostezo.

-¡Tenemos que irnos aquí!- le grito.

Impa saco muchos vestidos, diferentes prendas que pertenecían a la princesa y las echo sin cuidado en un bolso y maletas, luego los guardias se llevaron algunas maletas.

-¿Qué ocurre?- Zelda se puso su abrigo.

-¡LOS MONSTRUOS DE ZANT!

Se escuchaban gritos y estruendos. Impa tomo por la muñeca a Zelda y corrió, evadiendo a las criaturas oscuras.

-¡Mi caja de música!- exclamo Zelda, se soltó y corrió de vuelta a su cuarto.

-¡ZELDA! ¡No vayas!- la siguió. -¡REGRESA!

Link, que también huía junto a los guardias y cocineros, vio a Zelda regresar a su cuarto, corriendo y además, siendo seguida por dos monstruos de Zant.

-¡Princesa! – Link también la siguió, quería protegerla.

Zelda logro llegar a su habitación, y en seguida entro Impa, cerrando la puerta.

-¡Zelda, no corras así!

-Mi…mi caja…de música…- tomo aire y se acercó a su cómoda, abrió el cajón y saco la pequeña cajita.

Link entro a la habitación, apoyándose en la puerta. Afuera había monstruos que estaban forzando la puerta. Los golpes y rasguños en ella se escuchaban claramente.

-¡Link!

-¡Vengan, conozco un atajo! ¡VENGAN!- las guio hasta una pared, la empujo y se abrió una puerta secreta. -¡Rápido, entren!

Impa tomo del brazo a Zelda, e hizo que la caja resbalara de sus manos, rodo un poco en el suelo y se detuvo.

-¡Impa!

-¡Corre, Zelda!

-¡Mi caja de música!

-¡Corran rápido!- Link cerró la puerta y se apoyó en ella, justo cuando los monstruos entraron a la habitación.

Esas criaturas vieron al chico apoyado en la pared, saco la espada que tenía colgada a un costado y se puso en posición de ataque.

-¡VENGAN POR MI!

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Impa y la princesa Zelda corrían por el pasillo, les faltaba aire pero eso era lo que menos importaba, lo importante era huir de allí cuanto antes.

-¡Sigue corriendo, no te detengas!- Impa la alentó.

-Impa…n-no puedo…

-¡SI PUEDES! ¡Hay que alcanzar el tren! ¡Vamos!

Una luz se vía al final del largo túnel, y una ventisca helada las hizo temblar a ambas. La tormenta de nieva había comenzó y se esperaba que empeorara. Habían logrado llegar a las afueras del palacio, Link las había salvado a ambas.

-Todo…gracias…a Link…- dijo la princesa, a la vez que tomaba aire.

-¡SIGAMOS!

Siguieron corriendo, aunque esta vez era más difícil, ya que los pies de ambas se hundían en la gruesa capa de nieve, y de pronto, el suelo se volvió resbaladizo.

Estaban sobre el estanque congelado.

-¡Cuidado, Zelda!

Avanzaron como pudieron. Al pasar por debajo del gran puente de piedra, no se dieron cuenta cuando Zant se lanzó sobre Zelda, tomándola fuertemente por las piernas. La niña soltó un grito de terror.

-¡ZANT! ¡SUELTALA!

-¡SUELTAME! ¡Impa, por favor, ayúdame!

-¡No escaparas de mi niña, eso nunca!- Zant rio de manera maniaca.

Zelda forcejeaba, pero no esperaron que el hielo se debilitara y se agrietara, dejando caer a Zant y parte de las piernas de Zelda. Impa tomo a Zelda por la cintura y la sacó del agua, reanudando su marcha. Zant salió del agua helada, tosiendo.

-¡MALDITA PRINCESA!- grito al viendo, furioso.

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La estación rebalsaba de gente, huyendo despavorida. Impa iba en la cabeza y Zelda la seguida, aun tomando su mano, pero apenas si podía correr a la par de la mujer. Encargados ayudaron a Impa a subir al tren en movimiento, pero Zelda no pudo subir al tren, que poco a poco cogía velocidad.

-¡IMPA!

-¡Zelda, dame la mano! ¡NO TE SUELTES!- alargo más el brazo, tomando la mano de la pequeña.

-¡NO! ¡IMPA!

La velocidad aumento, y Zelda tropezó, cayendo a los rieles del tren. La gente grito, Impa gritaba desesperada. La niña se había golpeado fuertemente la cabeza contra la vía, quedando inconsciente.

-¡ZELDA! ¡ZELDAAAAAAAA!- Impa lloraba.

El pequeño cuerpo de Zelda quedo atrás, perdiéndose entre la gente. El tren se alejó y perdió de vista a la princesa.

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El día era gris. En todo San Petersburgo se escuchaban llantos y lamentos de gente, al haber perdido su vivienda o sus seres queridos. El zar había muerto esa noche.

Rusia estaba de luto.

Un chico rubio dormía en una cama, tenía la cabeza vendada y múltiples rasguños en su rostro bronceado. Poco a poco abrió sus ojos, azules como el mar. Cuando pudo enfocar su vista, se dio cuenta que no estaba en la habitación que usaba en el palacio, más bien era una especie de cabaña. Al intentar incorporarse, una punzada en su cabeza lo hizo detenerse.

-Que bien que despertaste, chico…

Volteo, y vio a un joven pelirrojo y de gafas, no sobrepasa los 20 años, sentado frente a una estufa mientras leía un libro.

-¿Dónde estoy?- Miro a su alrededor. El cuarto era pequeño pero acogedor, al lado de la cama había una mesa, y sobre ella una bandeja con algo de pan y una taza vacía. Miro hacia la ventana, esta estaba tapada por tablas de madera.

-Eso no importa…- lleno una tetara con agua y la puso sobre la estufa. –Lo que importa, es que ya estas a salvo. ¿Tu nombre?

-Eh…Link, señor…

-Shad, mucho gusto.- saludo, dándole la mano.

El chico suspiro. Al menos, había salvado a la princesa.

-Es una lástima lo que ocurre allí afuera… ¿verdad?

-Si…al menos…Zelda…la princesa Zelda…está a salvo…

-Link, no…la princesa, está perdida…

-¡¿Qué!?- exclamo el chico, ignorando el punzante dolor en su cabeza.

-Cuando huyo junto a su tutora, se perdió…muchos dicen que Impa, la mujer que cuidaba a la princesa, ya llego a Moscú, sin ella…nadie sabe su paradero.

-Solo espero…que este bien…- miro por una rendija de la ventana.

Los copos de nieve comenzaron a caer.

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El silencio del bosque se vio interrumpido por pasos lentos en la nieve. Una pequeña niña rubia caminaba abrazándose a sí misma, estaba completamente sola. Su vestido estaba completamente empapado, al igual que su abrigo y sus cabellos.

-"No…no se…dónde voy…"- pensó asustada, a la vez que sus dientes castañeaban.

Por una extraña razón, no podía recordar nada. Como había llegado al bosque, donde estuvo anoche, porque tenía un golpe en su cabeza…y por qué usaba un vestido, que parecía muy costoso.

Al parecer, no había nadie cerca, solo árboles que lucían muertos, por la nieve y las tormentas invernales, pero luego…se escuchó un ruido, al instante se escuchó otro, y otro.

-¿Qué es ese ruido?

Se acercó al lugar donde venía ese ruido. Una mujer robusta, usando una falda larga, botas y un abrigo de cuero desgastado estaba cortando un árbol a punta de hacha.

-¡OJALA ESTE INVIERNO SE VAYA PRONTO!- gritaba la mujer al viento.

Dio un último golpe y el árbol se inclinó, comenzando a caer. Hizo un ruido seco al llegar al suelo, había caído a unos cuantos centímetros de la niña. Esta, obviamente se había asustado.

-¡Eso es! ¡Tenemos leña para pasar el invierno!...- desvió la mirada y se encontró con la pequeñita, mirándola estupefacta. -¿Hmm?

-Di-discúlpeme…

La robusta mujer se acercó a la chica. Era mucho más alta que la niña, tenía la piel algo morena, su cabello estaba amarrado en una coleta y dos trenzas delante de sus orejas, que se balanceaban con el viento y cuando movía la cabeza.

-¿Quién eres, niña? Nunca te he visto por aquí…- se puso a la altura de la pequeña, analizándola. No parecía una campesina.

-Yo…no…no lo recuerdo…

Continuara…

¿Qué tal? ¿Les ha gustado?

Si les ha gustado, déjenme un review :D

No sean malos, no tengo mucha experiencia escribiendo fanfics :cc

Espero poder continuarlo pronto, (esta semana tengo exámenes y proyectos TT_TT)

Cuidense :3