Thank you so much to the amazing author Edward's Eternal for let me share this beautiful story with you. Thanks Melanie!

Ya conocen la rutina :) Los personajes son de Stephanie Meyer y la autora de la historia es Edward's Eternal, yo solo soy la traductora.

Gracias también a mi amiga y Beta Erica Castelo por seguir soportando mis horrores, ahora en esta nueva historia.


~Bella~

"¡Hola!"

Levanté la vista de mi libro, mis ojos encontrándose con los muy abiertos y entusiasmados verdes de mi amiguito.

Sonreí al ver su dulce rostro mirándome. "¡Hola a ti también, Teddy!" Me subí las gafas para leer distraídamente al mismo tiempo que miraba alrededor, frunciendo el ceño. "¿Dónde está tu niñera?"

Sonrió y señaló hacia el carrito de helados, donde un hombre alto usando una gorra de béisbol nos miraba detenidamente. "¡Mi papá está aquí hoy! Me está comprando un cono."

"Ya veo. ¿De qué tipo?"

Sonrió y casi se retorcía del placer. "Uno de los dos. Chocolate y vainilla."

Le sonreí en respuesta. "Eres afortunado."

Asintió. "Es mi cumpleaños."

"¡Bueno, Feliz Cumpleaños, Teddy! ¿Cuántos años tienes?"

Inclinó su cabeza hacia un lado, levantando su mano con todos sus dedos extendidos. "Cinco."

"Wow, son muchos."

"Eso es lo que dice mi papá. Dice que cinco es especial, así que hoy voy a recibir cinco deseos por mi cumpleaños." Se sentó junto a mí y se acercó, su voz en un susurro. "Me gustan los deseos."

"¿El cono es uno de tus deseos?"

Asintió. "Y venir al parque con mi papá. No fue a trabajar hoy."

"Ya veo. Eso te hace muy feliz, ¿verdad?"

"Me gusta cuando mi papá está en casa. Es lo mejor."

Tuve que sonreír. Teddy hablaba mucho de su padre.

"Apuesto a que sí."

"¿Ese es un nuevo libro?"

Asentí, impresionada por lo observador que era este niño. "Lo es. Leo mucho."

"Lo sé. Siempre tienes un libro. ¿Tu sobrina no vino hoy?"

"No. Está en casa con su mamá y papá."

"Tú vienes de todos modos. Te he visto todos los días."

Sonreí. Que niñito tan extraordinario. "Es un lindo parque y me gusta leer. Además, también puedo verte."

Su sonrisa era amplia. "Sí, eso es bueno. Mi papá me lee. Yo todavía estoy aprendiendo."

"Teddy, no molestes mucho a la amable señorita. Aquí está tu cono."

Los dos levantamos la vista hacia el padre de Teddy, de pie allí y tendiéndole a Teddy el cono con dos bolas que tomó con una sonrisa. Luego estiró su mano por el de vainilla que su papá sostenía en su otra mano y se volvió hacia mí, poniéndomelo enfrente. "Este es tuyo."

Fruncí el ceño y miré a su padre, que se encogió de hombros y sonrió. "Es su cumpleaños. Uno de sus deseos era comprarle a la mujer que lee un cono." Su voz era seria. "No puedo negarle un deseo de cumpleaños."

Me reí y tomé el cono que me daba Teddy, inclinándome mientras lo hacía para darle un beso en su mejilla regordeta. "Bueno, entonces, yo tampoco puedo. Gracias por incluirme en tus deseos de cumpleaños, Teddy."

Sonrió ampliamente. "¡Recibí un beso de cumpleaños, papá! ¡Y ni siquiela tuve que usar un deseo!"

Su padre se rio y se sentó, extendiendo su mano. "Hola, soy Edward. Veo que mi hijo ya se ha puesto muy cómodo junto a ti. Espero que no te estemos perturbando…"

Sonreí cuando estreché su mano, su enorme palma abarcando la mía fácilmente. "Para nada. Soy Bella."

Su sonrisa en respuesta fue cálida. "Bella."

Agaché mi cabeza, lamiendo mi cono mientras me preguntaba por qué mi nombre sonaba tan bonito cuando él lo decía.

"Entonces, viniste al parque, te compraron un helado, y ahora te quedan tres deseos, Teddy. ¿Sabes lo que quieres?" Le pregunté.

Frunció el ceño frente al helado que estaba ocupado comiendo. "Solo tengo dos. También pedí que tú recibieras un helado."

Edward se inclinó hacia adelante, sacando un pañuelo y limpiando el rostro de Teddy con una sonrisa. "Tranquilo, peque. No tienes que engullirlo. Los columpios todavía van a estar allí para cuando termines."

Sonreí mientras los observaba. ¿Quién cargaba pañuelos ahora? Parecía un gesto tan anticuado y caballeroso. Edward se había quitado su gorra, y estaba inclinado sobre Teddy mientras limpiaba el helado de su rostro. Su cabello era exactamente del mismo tono cobrizo, brillando bajo la luz del sol, en alborotadas ondas sobre sus cabezas. Cuando levantó la vista, vi que también compartían el mismo color verde en sus ojos, aunque a los de Edward les faltaba la chispa traviesa que tenían los de su hijo. Los suyos eran cálidos, pero cansados, y sentí el extraño deseo de hacer que se vieran más como los felices de Teddy.

"No creo que el que quieras darme un cono de helado debería contar como uno de tus deseos, Teddy. ¿Qué tal si te devuelvo un deseo? Entonces, todavía te quedarán tres. Si tu papá está de acuerdo, por supuesto."

Miró a su papá. "¿Puedo, papá? ¿Por favor? ¡Porque mi otro deseo es uno grande y estoy guardando dos para él! ¿Por favor?"

Edward se rio. "Todavía no me has contado de este gran deseo, peque."

Teddy negó con su cabeza. "Es un secreto, papá. No puedo decirte."

"¿Pero cómo voy a hacer que se convierta en realidad?"

Teddy se echó hacia atrás, con una amplia sonrisa. "Ya lo estás haciendo."

Edward frunció el ceño y me miró, encogiéndose de hombros confundido. "Bueno, si Bella te está devolviendo un deseo, supongo que puedes guardar los otros dos para el secreto, Teddy."

Sonrió y volvió a lamer su cono felizmente. "Aunque, no lo voy a recibir hoy."

Miré a Teddy. "¿Lo estás guardando para algo?"

Asintió con seriedad. "Es mi deseo más grande."

"Ya veo."

Se levantó de un salto, entregándole el cono a su papá. "Ahora voy a jugar, papá. Puedes quedarte con mi cono."

Edward se rio. "Gracias, amigo."

Me miró suplicante. "No te vas a ir, ¿verdad, Bella? ¿Me vas a ver?"

"Te voy a ver."

"¡Bien!" Se fue corriendo alegremente, yendo directamente hacia los columpios.

Nos quedamos callados por un momento. "Es maravilloso," murmuré.

Edward me miró, asintiendo al mismo tiempo que se terminaba el cono de Teddy. "Es un buen niño. Me disculpo si se ha entrometido o te ha molestado."

"No lo ha hecho. Jugó con mi sobrina el día que la traje aquí, y ha venido a hablar conmigo todos los días desde entonces. Todos los días estoy esperando verlo."

Se recargó, sonriendo. "Ha estado hablando de la señorita que lee desde hace un tiempo, todas las noches. Realmente esperaba que estuvieras aquí hoy. Kate, su niñera, dice que su parte favorita del día es hablar contigo."

Me sonrojé por sus palabras. Me encantaba conversar con Teddy. Era lindo y divertido, y muy inteligente para ser tan joven. Siempre tiene muchas preguntas, y parece que realmente escucha cuando se las respondo. También era lo brillante de mis tardes de soledad. Había descubierto el parque hace un par de semanas, aun cuando he estado viviendo aquí por casi seis. Ahora, vengo aquí todos los días después del trabajo a leer y disfrutar del aire fresco antes de volver al pequeñísimo y sofocante departamento en el que vivía. Teddy me hacía sentir menos… sola. "Él también es mi parte favorita."

Me miró desconcertado antes de volver su atención de nuevo a los columpios. "Hemos estado viniendo al parque por años, y no te había visto aquí antes," me dijo en tono conversacional. "¿Te mudaste recientemente a la zona?"

Pasé saliva. "Sí."

"¿Tienes familia cerca? ¿Teddy mencionó a una sobrina?"

"Viven en un pueblo pequeño como a unas tres horas de aquí. Mi hermana vino en una visita rápida—solo por el día. Pero ella, ah, tuvo que irse a casa, por supuesto."

Asintió, pero no indagó más. Los dos nos quedamos callados por un momento mientras comía mi cono y veía a Teddy en los columpios.

"Él ama el parque," observé.

"Siempre ha sido así. Nuestra casa tiene un lindo patio trasero en el que juega, pero le gusta estar con otros niños." Se giró y me sonrió. "Me dijo que apenas si puede esperar a empezar la escuela y ser un 'niño grande todos los días'." Su rostro se tornó casi triste. "Tiene tanta prisa por crecer."

"Mi sobrina, Laura, es igual. Es unos meses más chica que Teddy. Jugaron juntos el día que la traje aquí."

Edward me sonrió. "¿Eres cercana a ella?"

Sonreí en respuesta. "Lo era. La echo de menos, pero espero verla pronto de nuevo." Hice una pausa. "Um, tienes un poco…"

"¿Qué?"

"Helado. En tu cara." Señalé su mejilla.

Pasó la mano por su rostro, fallando totalmente en quitarse el helado. Cuando levantó sus cejas preguntándome en silencio, sonreí y sacudí mi cabeza. Sin pensarlo, levanté mi mano. Él se inclinó hacia mí, y limpié cuidadosamente el helado, tendiéndole mi dedo para mostrarle. "Lo tengo."

Su mano cubrió la mía, y antes de que pudiera reaccionar, sus labios se abrieron y puso mi dedo en su boca, su lengua arremolinándose en mi piel, recogiendo la dulce sustancia derretida. Sus ojos permanecieron fijos a los míos a medida que se apartaba. "Gracias," dijo con una sonrisa, su voz un poco ronca. "Demasiado bueno para desperdiciarlo."

Asentí sin decir nada, de pronto consciente de lo cerca que estaba y cómo estaba reaccionando a él. Todo mi cuerpo estaba vibrando, deseando estar más cerca. El deseo de sentir esos suaves labios y lengua en otras partes de mi cuerpo era intenso.

Parpadeé cuando se apartó, mirando hacia Teddy cuando gritó de repente.

"Disculpa." Se puso de pie y corrió hacia Teddy, mientras yo me quedaba sentada mirándolo.

¿Qué fue eso?

*()*

Levanté mi libro, pretendiendo leer, pero mis ojos continuaban desviándose hacia Edward y Teddy. Podía escuchar su risa mientras jugaban, pasando de los columpios al tobogán, y luego al pasamanos. Me reí bajito viendo a Edward levantando sus piernas mientras seguía a Teddy, balanceándose de barra a barra, sus pies todavía arrastrándose a veces, al jugar sigue al líder con su hijo. El parecido entre ellos era formidable—incluso su risa se escuchaba similar, la única diferencia siendo que la de Edward era más profunda y pronunciada. Los dos se reían con todo su cuerpo, sus rostros arrugándose con alegría, sus hombros sacudiéndose y sus manos rodeando sus estómagos mientras continuaban riendo. Finalmente se movieron a la caja de arena, y me sorprendí del regalo de Edward de jugar con su hijo. Le gustaban tanto los castillos y los reinos imaginarios como a Teddy. Era maravilloso verlos, y mientras les daba vistazos, sentí la tristeza invadirme poco a poco. Parpadeé rápidamente y supe que era hora de irme. Miré de nuevo sus cabezas juntas cubiertas de luminosidad y suspiré. Me levanté para irme y noté que la gorra de Edward seguía en la banca. No quería interrumpirlos, así que me acerqué en silencio y coloqué la gorra en el borde de la caja de arena y me di la vuelta para irme. Solo di unos cuantos pasos cuando escuché mi nombre en voz alta.

Dándome la vuelta, vi a Teddy salir disparado hacia mí, con Edward pisándole los talones. "Bella, ¿a dónde vas?" Demandó Teddy.

Le sonreí, su pequeño rostro sucio de arena y sudor, sus ojos verdes muy serios mientras me miraba. "Tengo que irme a casa, Teddy."

"¿Por qué?"

"Teddy, eso no es asunto nuestro," lo reprendió levemente Edward. "Recuerda tus modales."

"¡Pero papi… si Bella se va, no voy a recibir mi tercer deseo!"

Miré a Edward, que miraba a su hijo confundido. Me arrodillé frente a Teddy. "¿Cuál es tu deseo, Teddy?"

Mordió su labio al mismo tiempo que respiraba profundamente. "Es uno importante."

"Bien."

Edward se arrodilló junto a mí. "Dinos."

Dinos. Solo el sonido de esa pequeña palabra dicha por él me hizo estremecer.

"Vas a hacer espagueti para la cena, ¿verdad, papi? ¿Tu espagueti?" Hizo una pausa. "¿Es ese un deseo?"

Edward alborotó su cabello y sonrió. "Nop. Ese es un regalo, hombrecito. Así que puedes usar tu deseo y guardar los dos que quieres para el especial. ¿De acuerdo?"

Teddy me miró, sus ojos suplicantes. "Quiero que Bella cene con nosotros."

Pasé saliva y miré a Edward, sin saber cómo responder. Sus ojos verdes encontraron los míos por un momento antes de sonreírle a Teddy.

"Regresa a la caja de arena, ¿está bien, Teddy? Estaré allí en un momento. Voy a darle a Bella toda la información sobre la cena."

Teddy aplaudió y corrió de vuelta a la caja de arena. Los dos, Edward y yo nos pusimos de pie.

"Um, Edward…"

Levantó su mano. "Escúchame, Bella. Sé lo que estás pensando. No me conoces o a mi hijo—o nada sobre nosotros. Puedo entender que te sientas nerviosa de acceder a venir a mi casa sola para cenar. Si pudiera tranquilizar tus nervios, ¿vendrías? ¿Por Teddy?" Hizo una pausa. "Obviamente significa mucho para él. Este es el segundo de sus deseos que él usa que te involucra a ti."

"Está bien," susurré.

"Mi nombre es Edward Cullen. Tengo treinta y tres años, y vivo con mi hijo a dos cuadras de aquí. Mis dos padres viven, y tengo una hermana, Rose, que es muy mandona y un dolor en el trasero, y la adoro. Soy arquitecto, lo que me encanta, pero viajo mucho, lo que odio porque echo de menos a mi hijo." Sacó una tarjeta y me la entregó. "Puedes llamar a este número, y ellos te confirmarán quién soy, si quieres. Pregunta por Heidi."

Vi la tarjeta en silencio.

Se dio la vuelta y miró alrededor. Señaló una mesa de picnic. "Esa es la señora Cope y su esposo. Viven en la casa al lado de la nuestra y han conocido a Teddy desde que nos mudamos allí hace cuatro años." Su dedo se movió. "Esa es Victoria y su hijo James; Teddy juega con él a menudo. La pareja que está por allá son Irina y Garrett, no tienen hijos, pero vienen al parque cada fin de semana." Se detuvo, tomando un respiro. "Puedes preguntarle a cualquiera de ellos sobre mí, y te dirán lo que sea que necesites saber para que te sientas lo suficientemente cómoda para acompañarnos en la cena."

Había una pregunta que quería hacer. "¿La madre de Teddy? Está, um, quiero decir…" Mi voz se fue apagando.

Edward negó. "Murió cuando Teddy era un bebé— él ni siquiera la recuerda."

"Lo siento," fue mi respuesta automática.

Una sombra cruzó por su rostro. "Fue hace años, Bella, y ya nos estábamos divorciando. Soy el único padre que tiene Teddy."

"Oh. ¿Estás seguro que estás de acuerdo con esto? Tú tampoco me conoces."

Asintió. "Teddy te adora. Él no se apega mucho a las personas—jamás. Quiere que vengas a cenar, y estoy de acuerdo con ello." Titubeó de nuevo. "Porque aunque mi hijo dijo que era su deseo… a mí también me gustaría eso." Extendió su mano y agarró la mía con fuerza. "Mucho, Bella."

Bajé la vista a nuestras manos unidas. Su mano se sentía tan bien envolviendo la mía, reconfortante y segura. Me sorprendió lo mucho que deseaba cenar con Teddy… y para ser honestos, también con Edward. Me encontré con su firme mirada, sin ver nada más que honesta emoción mirándome.

Asentí. "Me gustaría eso—con una condición."

"Dila."

"Yo llevo el postre."

Una gran sonrisa cruzó su rostro. "No tengo ninguna objeción."

"¿Cuál es el pastel favorito de Teddy?"

Su sonrisa creció aún más. "¿Pastel? ¡Nos encanta el pastel!"

Esperé.

"Teddy es muy sencillo. Le encanta el chocolate y la vainilla—por igual. Por eso pidió una bola de cada uno esta mañana—nunca puede elegir. De modo que cualquiera de los dos lo hará feliz."

"Está bien."

Edward tomó su tarjeta de presentación de mi mano y escribió algo en la parte de atrás. "Aquí está la dirección y mi número de celular. ¿Puedes venir como a las cuatro? Teddy despertó tan temprano que sé que tendremos que cenar como a las cinco y él va a quedarse dormido como a las siete." Me devolvió la tarjeta. "Y hablo en serio, Bella. Llama a mi oficina. Habla con alguna de esta gente. Llama a tu hermana y dale mi dirección y celular. Dile dónde vas a estar. Quiero que te sientas cómoda."

Asentí, planeando detenerme en la mesa de picnic, a sabiendas que no tenía que hacerlo.

Por alguna razón, ya confiaba en Edward… lo que, dado mi pasado reciente, me desconcertaba.


Pues, sorpresa! Sí, ya sé que algunas estaban esperando ver la secuela de B&G y vendrá, pero créanme que está también es una bella historia. Edward's Eternal junto con Drotuno son mis autoras favoritas, y si ya les gustó la historia de una de ellas, estoy segura que también les gustará esta. Dejaremos descansar un poquitín la acción y vamos con esta ternura que es Teddy. ¿Qué les pareció? Es hermoso, ¿verdad? Y se enamorarán más de él, ya lo verán. Espero como siempre que me dejen su review diciendo que les pareció, y que esperan de la historia. Y no crean que no voy a traducir la otra, ya estoy en ello. Saludos y recuerden usar el cuadrito de abajo ;)