Hay dos tipos de fanfictions a mi parecer, uno que trata de escribir lo que el autor dejó en el aire pero que no interfiere en nada con la trama principal o trata de escribir una continuación, es decir, es fiel a la historia. Otro que es un universo alterno que puede cambiar incluso la esencia de los personajes o la historia que se desarrolla… yo en lo personal siempre me inclino a ser fiel a la trama, pero en este fic haré un universo alterno, es que ya me muero literalmente por ver acción en estos dos personajes… y no hay modo ;-;
Entonces, este fic tratará de un universo alterno desde el capítulo 118 del manga… donde los mandamientos aún no han atacado y justo luego de la destrucción del Albión que atacó el Bosque del Rey de las Hadas, no sé si Gowther manipuló los recuerdos de Diane sobre Harlequin, pero en este fic tomaré en cuenta como que no y todo sigue igual, también omitiré el ataque de Galán en Camelot.
Insisto, el fic inicia justo al finalizar el capítulo 118 del manga y es un universo alterno, no sé qué tal largo será, pero no planeo que sea muy extenso.
CAPÍTULO I
Decisiones importantes
Ende y los demás habitantes del bosque observaron completamente asombrados la destrucción del monstruo que los atacaba, ya sabían que su rey los protegería pero incluso ellos pensaban que era demasiado poderoso para él, por eso querían alejarlo del peligro, aunque su rey se había negado a huir.
De pronto Gerharde se abalanzó hacia el lugar donde Harlequin caía a gran velocidad- ¡Lord Harlequin! –exclamó mientras lo atrapaba en el aire evitando así una caída mortal, inmediatamente más hadas se apresuraron a socorrerle preocupados por su rey, murmullos de preocupación se hicieron cada vez más sonoros, Gerharde suspiró aliviada- solo ha perdido el conocimiento –dijo para tranquilizarlos- el esfuerzo ha sido demasiado y sus heridas necesitan tratamiento –añadió mientras llegaba al nivel del suelo, con un rápido movimiento de su mano hizo aparecer varias raíces que formaron una especie de cama donde colocaron a Harlequin.
Ustedes, vayan por hierbas curativas para sanar las heridas de Lord Harlequin y los demás heridos –ordenó Gerharde a un grupo de hadas, que asintieron y con premura se alejaron- el resto, que aún pueda luchar, protejan las fronteras del bosque… no sabemos si el clan de los demonios tiene preparada una invasión mayor… ¡protegeremos el bosque y al rey! –sentenció y la gran mayoría de los presentes se alejaron determinados a no permitir que nada ni nadie entrara al bosque.
¿Estará bien? –Un humano se aproximaba al grupo y con su interrogante llamó la atención de los presentes.
Lord Ban… -murmuraron las hadas que se quedaron al lado de Gerharde, ésta se separó de Harlequin y encaró al recién llegado.
Lord Harlequin estará bien, pero ya no permitiremos que otros clanes ingresen al bosque… tú y esa humana deben abandonarlo inmediatamente –acotó.
¡Maldita! Si no fuera por Ban este bosque no existiría... –exclamó Jerico interponiéndose entre Ban y Gerharde- ¡no pueden simplemente echarlo lejos! Además... tú lo…
¡Basta Jerico! –le interrumpió Ban mientras la tomaba del brazo y la separaba- abandonaré el bosque tal como lo pides… -dijo a Gerharde, quien le veía desafiante- pero volveré de vez en cuando a dar mi sangre como hasta ahora para que el bosque vuelva a ser lo que era hace veinte años… solo quiero que prometas que cuidarás del cuerpo de Elaine -Gerharde asintió.
Ban se giró dispuesto a alejarse, pero un pensamiento repentino le obligó a volver- ¿qué pasará con King? –inquirió mientras dirigía su mirada hacia Harlequin que yacía ensangrentado en la improvisada cama de raíces que Gerharle le había preparado.
Lord Harlequin está en su hogar… no olvides que es nuestro rey –dijo el hada sin dudar, Ban desvió su mirada de King y posó sus ojos en Gerharde, había algo en sus palabras que le hacían sentir inquieto.
Bien, entonces me retiro… -susurró Ban mientras comenzaba a alejarse, no sin antes voltear su mirada una última vez al lugar donde descansaba el cuerpo de Elaine.
Espera, ¡Ban! –exclamaba Jérico mientras corría tras él, aún incrédula que tan pasivamente fueran a marcharse.
Gerharde los seguía con la mirada hasta que pronto ambos desaparecieron entre los árboles- ¡Ende! –llamó de pronto y el hada que tomaba con devoción la mano de King, se separó de él y se dirigió hacia ella.
¿Sí? Lady Gerharde –respondió.
Síguelos, hasta que salgan del bosque, si se desvían ven inmediatamente a avisarme… -ordenó sin apartar aún la mirada del punto donde Ban y Jerico habían desaparecido.
Pero… -comenzó a dudar Ende, sin embargo Gerharde le interrumpió.
Tu lealtad debe ser hacia tu rey y tu clan, no debo recordártelo… -respondió y se volteó hacia Ende y las demás hadas- nuestro verdadero rey es lord Harlequin, ese humano nunca lo fue…
Ende asintió y con determinación siguió la orden de Gerharde.
En Camelot, luego de haber derrotado al Albion que había atacado el reino, Meliodas había dispuesto esperar por algún otro posible ataque… sin embargo Diane tenía otra preocupación en mente, así que al nomás tener la oportunidad, buscó hablar con Merlin.
Merlin, necesito pedirte un favor… -susurró llamando la atención de la hechicera.
¿Otra vez me pedirás que busque a King? Ya te dije que cuando menos lo esperes él regresará… -dijo Merlin restándole importancia.
Sí tiene que ver con King, pero lo necesito es que me transportes a Liones, quiero esperarlo allí… -explicó y sus mejillas adquirieron un tono más rojizo al decir esto último.
Merlin sonrió e inmediatamente chasqueó los dedos logrando que Diane desapareciera de Camelot sin darle tiempo siquiera de despedirse.
Mientras tanto, al finalizar el día en el bosque del Rey Hada y luego de que se había comprobado que no había otro enviado del Clan de los Demonios que quisiera invadirlos y que Ban y Jerico habían abandonado el bosque, Gerharde reunió a todas las hadas a los pies del árbol sagrado y se dispuso a hablarles.
Hace setecientos años nuestro rey abandonó el bosque al enterarse que Helbram y un grupo que se habían aventurado en el mundo humano habían sido capturados, dejando a lady Elaine como encargada de proteger el bosque en su lugar… les recuerdo que en ningún momento él nos traicionó –dijo con seriedad mientras muchos intercambiaron miradas avergonzadas al recordar la forma como habían tratado a Harlequin cuando lo vieron de vuelta, incluso hubo quienes le arrojaron piedras y palos- hace veinte años sufrimos el ataque de un demonio que incendió el bosque y mató a lady Elaine… como bien saben, ella otorgó a Ban la fuente de la eternidad y le confió la semilla del árbol sagrado para renovar el bosque… pero eso no lo volvía nuestro rey…
Algunas hadas bajaron la mirada, Gerharde prosiguió- ahora nuestro rey ha regresado pero nuevamente hemos sufrido el ataque del clan de los demonios, el bosque casi fue destruido otra vez, pero lord Harlequin nos ha salvado, arriesgó su vida por nosotros… nuestra obligación ahora es protegerlo a él y al bosque… por eso tomé una decisión que es la mejor para nuestro clan –añadió y absolutamente todos le miraron.
Protegeremos a nuestro rey incluso si él rechaza nuestra protección… ¡NADIE ENTRARÁ O SALDRÁ DEL BOSQUE! ¡INCLUYENDO A NUESTRO REY! –exclamó con seriedad y los murmullos que se escuchaban se silenciaron.
Gerharde puso frente a su rostro su cetro- estas son las bayas del árbol sagrado –explicó mientras arrancaba una y se las mostraba a las hadas- una de sus propiedades es borrar las memorias… –Ende se llevó ambas manos a la boca mientras unas gruesas lágrimas comenzaron a deslizarse de sus ojos, presintiendo lo que estaba a punto de decir Gerharde.
Prepararé una poción con ella y se la daré a lord Harlequin –prosiguió el hada- lo que sea que haya pasado en estos setecientos años de ausencia será olvidado y así no habrá ninguna razón para que él abandone el bosque otra vez… le diremos que los otros clanes dispusieron atacarnos y en dicho ataque Helbram y lady Elaine fueron asesinados y el bosque original fue destruido, así que eso garantizará que nadie abandone el bosque o se le permita ingresar… ¿alguno de ustedes está en contra? –inquirió, pero nadie protestó, a lo cual Gerharde sonrió complacida.
Había caído ya la noche mientras Ban y Jerico caminaban de vuelta a Liones, el semblante de Ban era taciturno y Jerico no había querido interrumpir sus pensamientos, pero al ver a la distancia las luces de la ciudad, decidió romper el silencio.
¿En verdad esta ha sido la mejor decisión? –Inquirió- ellos no querían a King… y estaba herido…
Ban no se inmutó y continuó caminando, cuando ya estuvieron a la entrada de la ciudad observaron que una persona estaba haciendo guardia, al verlos y reconocerlos corrió a su encuentro.
¡Ban! –Exclamó con júbilo mientras miraba a ambos lados en busca de alguien más, no pudo ocultar su tristeza al corroborar que no había un tercer miembro en los recién llegados- King… ¿no estaba ustedes? –Inquirió apesadumbrada- tenía puestas mis esperanzas de que él estaba con ustedes…
¡Sí estaba con nosotros! –exclamó Jerico logrando una sonrisa de alivio en Diane.
¿Entonces dónde está? –Preguntó la gigante y Jerico apartó su mirada de ella y la dirigió hacia Ban provocando un semblante preocupado nuevamente en la chica- ¿ocurrió algo? –Nadie respondió- ¿ocurrió algo? –volvió a preguntar más desesperada.