Bueno... Lo prometido es deuda, así que aquí va... Con dedicación especial para mi mejor lector: arianagrande.
XXXXXX
El aroma a tierra humeda y dulces, acompañados de tanto gritos como llantos, eran sin duda los elementos para decir, que, estabas en un parque repleto de niños, con los rayos del sol de verano rociando con lus y ondas de calor todo L.A.
En un pequeño columpio colocado casi al final del lugar, una pequeña de piel pálida entrecerraba los ojos tratando de evitar los directos rayos, ella odiaba tanto ruido a su alrededor, pero era mejor que solo estar en casa escuchando gritos. Su castaño cabello caía como una pequeña cascada en sus hombros, tapando un poco de su piel, protegiendo debílmente su délicada piel de la interperie.
Un ligero llanto llamó la atención de la pequeña con piel pálida, era más como una queja, o una suplica desesperada, la pequeña alzó la vista para ver a una niña de piel medio morena y cabello castaño rojizo intentando obtener de vuelta una jirafa de felpa raptada por dos niños de estatura mucho mayor que la de ella, los niños solo se burlaban de los intentos fállidos que la niña hacía para alcanzar el muñeco. La pequeña de ojos como el hielo solo bufó fastidiada ante la acción de los tres, sin muchas ganas, pero con intención de terminar la escena, se paró de su lugar dirijiendose a los dos mocosos.
-¡Denle el muñeco, ahora!- La niña de ojos avellana alzó la mirada un poco, secando las lágrimas en sus ojos. Pero la advertencia solo brovocó una carcajada en los mini rufianes.
-¿¡A si!? ¿¡Pues qué vas a hacer al respecto si no lo hacemos!? Eres solo una niñita.- La pequeña rodó sus grandes ojos azules en fastidio, uno de los chicos intento jugar con un mechón de su cabello, pero instantaneamente ella empujo la mano del mocoso.
-Vamos, ella no les ha hecho nada. Dejenla en paz.- Los niños sonrierón traviesos el uno al otro y después voltearón a la niña de piel como la nieve.
-Aja... Claro que la dejaremos en paz, pero antes... ¡Qué busque su muñeco por ella misma!- Uno de los niños lanzó el muñeco a larga distancia antes de que la pequeña de ojos hielo pudiera hacer algo, la pequeña casi pelirroja sollozó aún más tirandose en la grava del parque.
-¡Oye idiota eso no se hace!- Con fuertes palabras para su edad y un aún más fuerte pie, la pequeña de delicada piel rompió la carcajada de los dos pesados con un puntapie para cada uno. Los dos niños comenzarón a soltar algunas lágrimas tomando cada uno su respectiva rabadilla. -¡Largo!- Los mini rufianes solo necesitarón un aviso para correr con una señora rubia sentada en una banca platicando con tres mamás más. -Ya parate. Me deshice de esos dos. No llores.- La niña de ojos azules miraba expectante a la casi peliroja aún sollozando en la arena.
-Pero ellos lanzarón mi jirafa...- La niña sorbió levantando la mirada. -Y... No sé dónde está, aún...- La niña volvió a sollozar provocando un respiro profundo de la pequeña de piel nieve.
-Si dejas de llorar, prometo ayudarte a buscarla...- La pequeña castaña miro de reojo a la morena que, en cuestión de segundos paró de llorar y se abalanzó en una abrazo hacia su salvadora.
-Gracias! Gracias! Gracias! Gracias!...- Aún cuando la pequeña de ojos hielo intentó luchar el abrazo de la pequeña semi morena era más fuerte de lo que se podía imaginar. La niña más pequeña soltó a su nueva compañera con una gran sonrisa. -Creo que cayó en el arenero. ¡Vamos!- La encantadora de ojos avellana tomó a su aún extrañada por la reacción, salvadora hacia más dentro del parque.
Las dos niñas se pararón frente a un pequeño cuadrado lleno con arena, paletas aún mojadas con saliva, algunos juguetes sucios y... Un orrendo olor a pipi.
-Amh... Dudo que esté aquí, mejor vamonos a otro lugar.- La niña de cabello castaño intento uir, pero su acompañante de ojos avellana solo necesitó de hacer un puchero para convencerla de quedarse. ¿Cómo lo hacia? -Bien...- los encantadores ojos avellana de la pequeña se llenarón de un encantador brillo con una sonrisa única, inmediatamente se incó dentro de la caja escarvando entre la arena y los juguetes, su compañera de ojos topacio tomó asiento junto a ella para ayudar, pero no fue hasta que despistó un poco su mirada para observar que justo ahí estaba la adorable jirafa morada... Cerca de un árbol, apunto de ser tomada por una niña dos años menor que ellas, La niña de piel cremosa corrió hasta lugar acercandosé a la niña de 3 años y espántandola con un"Boo" la pequeña de dos volvió hacia su mamá provocando una sonrisa en el rostro de la pequeña con ojos topacio.
-¡La encontraste!- La pequeña de cabello castaño rojizo corrió hacia la jirafa morada robando la atención de su compañera, ella abrazó el peluche antes de volver a sofocar a su (al menos para ella) nueva amiga. -¡Gracias! ¡Eres la mejor amiga!- al oir estas palabras la niña de piel cremosa fruncio el ceño en desacuerdo.
-Yo no soy tu amiga. Ni siquiera conozco tu nombre.- La pequeña arrugó su nariz hacia los ojos avellana de la pequeña con el peluche.
-Me llamo Cat, como gato en inglés. ¿Y tú?- Cat sonreía deslumbrante esperando una respuesta de su nueva amiga.
-No seré tu amiga. ¿entiendes? ¡NO!- la mirada de Cat bajó, tomando asiento de nuevo en la grava.
-¿Por qué todos dicen eso?- La niña de hipnotizante mirada volteó hacia la pequeña que comenzaba a tener los ojos llorosos.
-¿Qué?...- Cat sorbió un poco intentando calmarse para poder responder la pregunta.
-Nunca nadie me habla, siempre me dicen que soy muy molesta... O ni siquiera me hablan...- Cat sorbió una vez más para ver a la niña de piel vainilla. -¿Tienes muchos amigos?- la pequeña piel vainilla hizó un movimiento de cabeza para negar. Cat bajó nuevamente la mirada hacia su jirafa haciendo a la pequeña piel vainilla exalar y sonreir un poco.
-Jade...- Cat volvió a mirar hacía los fríos, pero cálidos para ella, ojos de Jade. -Mi nombre es Jade...- Cat sonrío con luz en su mirada.
-¿Eso significa qué somos amigas?- Jade movió un poco su cabeza alzandose de hombros.
-Tal vez.- Cat se levanto de un salto abrazando a Jade con más ánimo qué cualquiera lo ha hecho en su vida.
-¡Yay! Tengo una mejor amiga, una PARA SIEMPRE...- Cat aflojó un poco más el abrazo, pero Jade solo le devolvió el gesto abrazandola aún más con una pequeña sonrisa en su rostro.
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Pequeños trocitos de papel, esparcidos alrededor de una enorme alfombra café que adornaba la sala de los west, como pequeños asimétricos copos de nieve.
En la soledad de su casa, la niña de ojos hielo jamás se imaginaría ser sorprendida de la manera en le esperaba...
Con pequeños pasos silenciosos, entre risitas mal controladas, su nueva amiga caminaba cada vez más cerca, aún sin robar la atención de la concentrada niña en sus tijeras.
-¡Boo!- Unos hermosos ojos llenos de jovialidad se encontrarón con los sorprendidos ojos cristal de su victima que, inmediatamente se alejo varios centimétros sin lograr safarze de la niña apoyada en sus rodillas. -Tengo... Una... ¡Sorpresa para ti!- las pequeñas cejas castañas en piel cremosa se levantarón con extrañesa.
-Cat, ¿Cómo llegaste hasta aqui?- Cat se bajó de las rodillas de su amiga para incarse frente a ella en la alfombra, con una sonrisa, levantó sus hombros.
-Caminando, Jadey.- Jade rió un poco ante la obvia respuesta y dejó de prestar atención a cómo su amiga ayanó el lugar. -¡Wow...!- La mirada de Cat viajó a cada rincón de la habitación con curiosidad. -Jamás había visto tu casa por dentro... ¿Puedo ver tu cuarto? Podemos conseguir algunos juguetes para mi sorpresa...- La pequeña de ojos brillantes y oscuros se meseó en sus propias piernas con un sonrisa impaciente por una respuesta. Pero solo obtuvó una mirada baja seguida de una negación con la cabeza.
-Estas...- Jade levantó las brillantes tijeras a la altura de su rostro. -Son mis únicos juguetes.- Cat levantó una sola cejas hacia su amiga que volvió a cortar trazos de papel sin mucho afán.
-Mis padres probierón las tijeras. Desde que mi hermano una vez intento cortar una parte de él... Mis padres no querían decir que parte...- Jade alzó la mirada un poco asqueada, frunciendo su tierno ceño.
-¡Cat!-
-¿Qué...?- Jade bajó la mirada negando en frustración. -¡Vamos! Hay que ver mi sorpresa, porfis... No te vas a arrepentir.- La niña de piel blanca bajó sus tijeras mirando fijamente a la alegre pequeña frente a ella.
-¿Tengo opciones?- Cat sonrió negando, tomó del brazó a Jade arrastrandola por la sala hasta el recibidor y... Obligandola a salir por la puerta para mascotas. La pequeña de ojos cristalinos calló por las escaleras después de su atrevida amiga que solo la miró inclinandose con una enorme sonrisa marcada. -Entonces así entraste... No sé para que tenemos esa entrada. Mi padre odia los animales.- Cat se alzó de hombros ofreciendole una mano a su amiga, pero esta la negó parandose a si misma. -Yo puedo. No necesito ayuda.- Cat la miró curiosa un momento parpadeando.
-¿Y a ti te gustán los animales?- Jade volteó a ver a su amiga pensando un poco y sonriendo.
-Me encantan los conejos... Son lindos...- Cat vitoreó con un chillido.
-¡Yo amo los conejos! ¡son tan eshponjosos!- Los lindos ojos avellana quedarón vagando un poco en pensamiento hasta que... -¡Sierto! Mi sorpresa.- Cat tomo la mano de Jade arrastrandola nuevamente, fuera del patio. Corriendo por el parque más cercano, el mismo dónde se conocieron, las hojas de otoño volando por la onda de aire que provocaban las pequeñas al paso que daban, por entre árboles e incluso algunos bulevares, las dos pequeñas pararó jadeantes frente a una casa rojo cereza con un único árbol como decoración en la entrada. -Y esta, es mi casa... - La diminuta mano de la pequeña Catherine señaló la construcción frente a ellas -Vamos entra.- Cat guió a su amiga de piel como la leche hasta el frente de la casa. -¡NO VEAS!- Jade frunció un poco el ceño, pero después obedeció cerrando los ojos. -Mi hermano se volvió a... Poner con sus ataques... Mis padres no están, pero... Me cuida mi nona y... Antes de que papá se fuera. Me construyó un... Espera... Estoy arruinando la sorpresa.- Los pequeños ojos hielo se asomarón un poco por los dulces parpado que diminutas y cálidas manos cubrierón al instante. -¡NO VEAS...! Y como mi nona se quedó, y tus padres... Umh... Nunca los veo. Bueno... ¡Tenemos cuentos de nona y galletas por una semana entera!- A pesar de la emoción que desbordaba el tono de su amiga, Jade solo hizó una mueca de confuesión ¿Quié era nona? Al parecer Cat había olvidado mencionar un dato tan importante como ese. -Ahora, la sorpresa es... Tan, tan, tan, tan... ¡Tenemos un castillo! Abre los ojos ya.- Jade fue abriendo poco a poco para presenciar lo que estaba delante de su vista.
-Eso no es un castillo. Es una casa del árbol... Ni siquiera tiene forma de castillo.- Jade miró hacia arriba entrecerrando los ojos por el fastidioso sol, pero Cat solo exaló molesta.
-Es Nuestro Castillo... Además... Todos los lugares en los que haya princesas, son castillos, no importa si lucen como casas.- Jade bajó la mirada para encontarse con los cremoso ojos nuez de su amiga, cruzandose de brazos.
-¿Y dónde están las princesas qué tu dices?- Cat sonrió posandose frente a Jade, se acercó más y más hasta tocar su nariz, aún con una bonita sonrisa, pero esta vez, retadora.
-Estoy viendo una de ellas justo ahora, justo en frente de mi, tocando mi nariz con su nariz...- Jade se alejó un poco rodando sus ojos.
-Yo. No. Soy. Una princesa!- Cat abrazó a su amiga una vez más antes de alejarse unos centímetros.
-Lo eres para mi. Es más... - Con la cabeza arriba y un brazo estendido -Yo, princesa, Cat Valentine, declaro a Jadey...- La niña de ojos almendra miró de reojo a su amiga esperando una respuesta.
-West...-
-Jadey West, la princesa de este reino en el patio de mi casa. Y está escrito que debe reinar conmigo, quiera ser princesa o no.- Después del largo decreto por parte de Cat, Jade caminó hacia la pequeña construcción de madera siendo la primera en subir, Cat volteó con una risita eufórica haciendo segunda de su, ahora, princesa.
-Acepto el reino, pero prefiero ser la bruja malvada.- La hábil niña de piel clara se sostuvó de una mano para darse la vuelta y voltear a los ojos profundos y claros de Cat.
-Bien, pero esta bruja, en vez de dormir princesas, que despiertan por un beso... Es rescatada de su frío corazón... Por un beso...- La pequeña innocente de 6 años al terminar la frase le dió un rápido beso en los labios a su amiga de ojos cristal.
-¡Cat!...-
-Ahora eres libre de sufrimiento has sido rescatatada.- Cat dió unas risitas que contagiarón a Jade de inmedato. Sus suaves labios riendo al compás. Complementandose la una a la otra.
Las dos pequeñas entrarón a la pequeña construcción de madera, parte de las paredes era solo un aburrido marrón tipíco de los árboles, mientras que en algunos sitios de estas había pequeñas huellas de manos en tonos azul, rojo y amarillo.
Los ojos azules de Jade vagarón por el completo lugar haciendola sonreir; posó su mirada en el centro, una pequeña mesita, igualmente de madera, con un juego de té de porcelana colocado en el medio.
-¿Te gusta? Yo lo decoré, pero aún no esta terminado, si quieres... Puedes ayudarme.- La mirada de Cat tornó sugestiva en la manera más linda que Jade jamás haya visto, con sus delicados brazos colocados en su espalda, pavoneandose un poco de lado a lado. -Solo tienes que...- La encantadora criatura se acercó a unas sucias latas de pintura sumergiendo sus brazos en ellas, una en amarillo otra en rojo. - ...Tomar un poco de pintura y... ¡Pintar el lugar que quieras!- La pequeña colocó una mano en una parte marrón de la pared, seguido de la otra y deslizandolas por toda las superficie, provocando un anaranjado por cada zona que sus manos pasaban. -Pruebaló- Cat volteó a ver a su amiga parada a casi un metro de ella con una mirada suave y curiosa, la pequeña de piel como la nieve solo negó tranquila, causando un puchero en su amiga, sin embargo, esto inmediatamente cambió a una cara iluminada de sorpresa que exaló un pequeño grito. -¡Aah! Casi lo olvido, ¡tenemos qué hacer una fiesta en honor a tu coronación de hoy! Pero no tenemos invitados... O comida... Prepararé pastel de lodo... Mi especialidad.-
-¿Una fiesta de coronación?-
-Sip, ¿Qué no sabías qué todas las princesas tienen una fiesta de coronación?- Jade se levantó de hombros, más que negandolo, finjiendo no tener intéres. -Aquí espera, voy por las cosas para la fiesta.- Con gran ánimo y agilidad, Cat bajó de la pequeña casa de madera dejando a Jade sola, quién exaló un poco concentrando su mirada a las latas de pintura en el piso, con mucho sigilo, como si evitará ser notada, se acercó a una lata para sumergir solo la palma de su mano, comenzó a pintar en un angosto espacio entre naranja y azul, con una pequeña mueca queriendo ser sonrisa en su rostro...
-¡Aja! ¡Sabía que querías pintar tú también!- La pequeña voz de su amiga hizó a Jade voltear para prestar más atención a los brillantes ojos frente a ella, aunque intentó defender su punto, la pequeña de ojos cristal fue terriblemente derrotada por su amiga, quién por sierto, comenzó a vaciar la tierra de un alcatraz en la pequña mesa, sobre el juego de té. Jade se acercó para unirse a la preparación de su "fiesta de coronación", concentrando más la vista notó pequeños gusanos rosados retorciendose en la tierra, ella tomó un montoncito de tierra repleto de ellos, con una reluciente sonrisa.
-Cat, mirá qué lindos.- Jade ofreció los gusanos a su amiga, quién aún seguía intentando sacar toda la tierra de la pequeña maseta de barro, qué dejó a un lado para tomar uno de los pequeños gusanos y sonreir también.
-Perfecto. ¡Ya tenemos invitados Jadey!- Jade asintió con un pequeño movimiento de cabeza, mientras que Cat caminaba de nuevo hacia las latas de pintura; formando una pequeña cuenca con sus manos, la niña de ojos almendra tomó una buena cantidad de pintura roja, dejando un rastro de descuidadas gotas, llegó hasta la mesa para vaciar por completo lo que había quedado en sus manos, el par de ojos cristal se abrierón a un más con la acción de la pequeña.
-¿Qué haces?- El dulce tono era más preocupado qué curioso o molesto.
-Pues siempre uso agua para hacer los pasteles de lodo, pero no tenemos agua, así que usé pintura, qué es como el agua... O algo así...- Una mueca extraña se plasmó en el rostró de Cat mientras mezclaba la pintura con la tierra como si fuera masa. -Los invitados amarán esta nueva reseta, es relvelvet... Parece...- Los hermosos ojos avellana se conecntrarón en la extraña masa semi café semi roja.
-Los gusanos no pueden estar ahí... ¿Y si se mueren?- Jade acercó el pequeño montón de tierra hasta su pecho, con una expresión preocupada y un poco triste.
-¿Por qué?- El suave cabello semirojizo hizó una diminuta honda cuando su dueña inclinó unos grados su cabeza.
-No lo sé, la pintura es mala si la comen los humanos... Supongo que también en los gusanos...- Los rizos cataño-rojizo volvierón a hondearse en señal de asentimiento, la dueña de los suaves rizos hizó a un lado la extraña mezcla de color indefinido, después sacudió sus pequeñas manos para deshaserse de los restos.
-Bueno... Ya que no habrá buffé, creo que... Debemos pasar al baile...- La delicada mano de Cat se posó frente a Jade, quién con un pestañeo sorprendido dejó a un lado los revoltosos gusanos, hermosos ojos cremosos, sonrisa como mil soles, su cita la esperaba para bailar. Las dos manos se estrecharón fineza. Cat tomó a Jade de la cintura en un movimiento brusco, llevandola por todo el "castillo", vuelta tras vuelta, las dos encantadoras comenzarón a dar dulces carcajadas con el fuera de lo común "baile de coronación". Un estruendoso ruido paralizó a las dos, pero Cat fue la primera en identificar el sonido, que compararía con... -¡Un dragón! ¡Jadey, hay un dragón que quiere destruir el castillo!-
-¿Un dragón? Pero eso no...- Unas suaves manos, pero llenas de tierra se posarón sobre los labios rosas de Jade.
-Shh... El dragón puede ofenderse y enojarse más...- Un aleteó de pestañas fue la única respuesta a cambio, Cat con sus manos aún tapando los labios de Jade. -Pero no tenemos principes que nos salven del dragón.- Jade hizó a un lado la mano de su amiga para pararse frente a ella con aire de valentía.
-Los principes son tontos, yo seré tu caballero que te proteja, y juntas evitaremos que nuestro reino sea robado, por el málvado dragón... Del mal.- Jade posó sus manos en sus (aún) pequeñas caderas y levantó la vista como si hubiera dado un gran discurso antes de una guerra. Cat aplauidó con entusiasmo y se lanzó a los brazos de su amiga.
Con la espalda contra la pequeña cerca de madera pintada con blanco, las dos niñas estaban esperando el "momento adecuado" para derrotar al temible "dragon". La pequeña de piel pálida tapaba sus oidos mitigando el molesto ruido de la "bestia" -Cat, este dragón es muy ruidoso.-
-Shh... Es por eso que tenemos que acabar con él.- Jade rodó los ojos segundos antes de que el sonido cesará y Cat se diera la vuelta levantandose para atacar, su princesa la siguió mirando de reojo a travez de la blanca serca. Un chico de piel apiñonada, unos dieciseis años, limpiaba el sudor que quedó en su frente mientras maldecia, lo que para ellas, no tenía un aparente sentido, después de la sesión de insultos entró por la puerta de cristal perteneciente a su casa, dejando una podadora roja completamente sin supervición, en el cesped. -Ese, es el dragón.-
-¿Ese chico?-
-No, Jadey. Ese...- El pequeño y sucio dedo de Cat señaló la roja podadora olvidad en el verde e incompletamente podado cesped. -Pero necesitamos una espada. No podemos atacar un dragón sin una espada.-
-¿Qué tal esta?- Una sujestiva sonrisa se formo en los rosados labios de la pequeña con piel pálida, sosteniendo una bara en el aire.
-Perfecta... - En un movimiento más que rápido, Cat tomó a Jade por el brazo llevandola a travez de una pequeña comisura en la blanca cerca.
-Cat, tienes que parar con eso de arrastrarme.- Jade miró a su amiga, quién se estaba lamiendo el dorso de su mano como un pequeño gatito hérido. -¿Qué haces, Cat?-
-Me raspé, y estoy curandome como mis hermanos y padres originales lo hacen.- Jade levantó una ceja curiosa y verdaderamente extrañada. -No mi hermano humano, mi hermano de verdad. Gatos, yo sé que soy uno, mi nombre lo dice...- Jade volvió a rebolotear sus pestañas aún más confundida. -Algún día encontraré mi verdadera familia.- La pequeña de ojos cristal exhaló un poco incómoda ante la revelación de su amiga.
-Entonces, el dragón...- Cat despertó de su pequeño sueño para recordar nuevamente su primer objetivo.
-¡Sierto! Pero estaba pensando... Creo que sería muy grosero matar al dragón mientras duerme... Creo que sería mejor despertarlo.- Los dos enormer ojo como el oceano se abrierón con terror mientras las delicadas y medio morenas manos le daban cuerda nuevamente a la podadora roja. Un estruendo so ruido comenzó, las pequeñas ruedas del aparato comenzarón a girar y...
-¡Cat! ¡Corré!- Las dos niñas se movieron de su lugar rápidamente para huir de las aspas del aparato, por todo el jardín, dejando aún más disparejo el cesped las pequeñas traviesas corrian en un intento de huida.
Mesa de mármol blanca, un regadero de comida alrededor, todo para hacer un sandwich ¿Qué tan díficil sería?... El muchacho de 16 intentaba iniciar a hacerse cargo de si mismo cuando... Unos gritos y un ruido bastante conocidos lo hicierón levantar la mirada y encontarse con su vecina de 6 años y una niña de pelo castaño oscuro... ¡Huyendo de su podadora encendida!
En una esquina que, aparentemente ahora la jugaba de callejón sin salida para estas niñas. Jade y Cat abrazandose mutuamente mientras cerraban los ojos esperando lo peor, la roja, y ahora peligrosa, podadora estaba a unas minímas pulgadas del travieso par cuando... Dos brazos las arrebatan y rescatan de su aparente final... O tal vez nope.
Una agraciada mujer de rostro suave y dulce, pelo rojizo y rosadas mejillas caminó hacia la puerta de cristal y caoba para abrirle a un muy enojado adolescente de pelo castaño y todo sudoroso.
-¡Oh! Thomas, que gusto. ¿Cómo han estado tus padres?...- El suave rostro de la mujer bajó la vista cuando un par de bracitos le abrazarón la pierna, temblando un poco, escondiendo la cabeza en la rodilla de la mujer.
-¡Su nieta y la nueva amiga de su nieta estaban juagando con mi podadora!- Al oir el que no solo Cat había sido la involucrada volvió a mirar hacia bajo para ver a una niña de piel cremosa y culpables ojos cristal con un hermoso tono verde, cabeza agachada y aún muy cerca del mucahcho -¡Su niña siempre juega con mis cosas!- El dieciseañero volvió a robar la atención de la mujer.
-Vamos, pero ella no roba nada ¿O si?-
-¡Una vez jugó con mi manguera! ¿¡Sabe en cuanto salió la tarifa por consumo!?-
-Le diré a sus padres que te lo paguen. Perdonala, es solo una niña.- El muchacho bufó enfadado marchandose lejos del porche de la casa rojo cereza, la pequeña de ojos como gemas quedó desprotejida y frente a la mujer de pelo rojizo. -Estos niños de hoy. Creyendo que pueden vivir ellos solos, y apenas si comprenden a un niño...- La mujer volteó a ver a la pequeña en su porche, con una sonrisa se acercó a ella y a su nieta. -Preparé brownies y redvelvet, están en la cocina.- Esas palabras auyentarón inmediatamente cualquier párticula de miedo en Cat, tomando a su amiga hasta la cocina con ella.
Un desastre de colores marrón, negro, rojo y un poco de blanco invadierón la cocina de los valentines, La mujer de pelo rojizo entró a la gran cocina antes blanca para encontrar a dos tiernas y llenas de migajas. -Bastante por ahora, vamos a comer.- Las dos niñas se quejarón a coro.
-Nona... Pero Jade y yo comeremos brownies y cupcakes para la cena, no necesitamos otra comida.- Al oir el nombre con el que se dirigió Cat a la señora, hizó a Jade murmurar un "oh" para ella misma, entonces ella era Nona. Nona se rió sirviendo dos platos de lo que parecía ser una crema de champiñones, cremosa y humeante en dos platos.
-¿Tú eres Nona?- La señora de suave mirar pusó los platos en la mesa frente a cada una de las niñas.
-Sí, hermosa. Así es como Cat me llama; soy su Nona, y tú puedes llamarme así también, si quieres.- Cat jugaba con su plato de crema mientras hacia gestos de desagrado, Jade solo asintió levemente incómoda. -¿Tus padres te dejarón visitar a Cat?- Inmediatamente los ojos como gemas fuerón tapados por tristes parpados.
-¡Nona! Sus papás..- Antes de que Cat pudiera continuar Nona paró a su nieta. -ellos no están mucho en casa- Cat dijo eso último en casi un susurro. Nona sonrió comprensiva hacia la niña, quién solo hizó una mueca y comenzó a comer de la sopa hecha por Nona.
-Cat ¿Por qué nunca me dijiste qué tenías una nueva amiga? Ya no confias en tu Nona?- Cat asintió con la cabeza.
-Si lo hago... Mira: Nona, ella es Jadey, mi princesa.- Jade frunció el ceño ante lo de "princesa".
-Cat, yo no soy tu princesa.-
-Si lo eres...- Cat abrazó a su amiga con una enorme sonrisa, y Jade no pudó evitar devolverle el gesto.
-Entonces tú también eres la mía.- Cat solo asintió con la cabeza. Nona sonrió sin problema ante la dulce innocencia de las pequeñas. -Cat, tú eres mi princesa.-
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Hata ahí por ahora. Creo qué a pesar de todo estuvó un poco extenso, espero no haya aburrido. Creo que perdí la chispa desde la última vez...
En fin, pensé en lo de la casa del árbol, porque bueno... Es algo cliché romántico, quizás. Pero más que nada creo que es encantador como Cat vé a Jade de una manera diferente a los demás; más dulce, más noble... Más como aquella parte de Jade especialmente reservada para algunos.
Creo que lo del muchacho fue información basura, pero se me ocurrió que sería divertido, no shé.
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