Disclaimer: Los personajes y la historia de Naruto le pertenecen a su autor.

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Shisui salía de Ichiraku en dirección a su puesto cuando vio a cierta distancia una chica castaña hablando con Konohamaru. Estaban ocultos por unos árboles, así que no pudo entender del todo el intercambio. El chico castaño parecía explicar con gestos algo, la chica sólo le dijo unas palabras y luego se marchó por su lado. Él parecía apretar los puños enfadado. De repente la chica volvió la cara hacia el lugar dónde estaba el Uchiha «Hanabi» murmuró Shisui al captar la mirada blanquecina. Mirar demasiado tal vez la atraería hacia él, así que apartó la mirada. Empezó a caminar lentamente para no ser presa del byakugan «Demasiado tarde»

— ¿Qué miras? — preguntó la Hyuga llegando hasta su lado.

Él sólo siguió caminando sin prestar atención, ni mirarla. La Hyuga no estaba acostumbrada a ese tipo de reacción. Él se dio cuenta pues enseguida percibió su enfado.

— Eh, ya estoy cansada de esto, ¿no me vas a hablar?

Shisui hizo una mueca de burla pero continuó andando.

— Mmmm... — dijo pensativo — creo que no.

—¿No qué? — preguntó la Hyuga.

— No voy a hablarte más — dijo marchándose por su camino, sin verla.

Sin embargo la Hyuga continuó siguiéndolo, mientras la gente que pasaba,chocaba con ella.

¿Porqué siempre estás donde estoy yo? ¡no he hecho nada malo! ¡ya no me pelearé más con Sasuke! — dijo casi llorando— ¡lo prometo! ¡yo no soy una delincuente!

Corrió unos metros hasta colocarse cara a cara con el Uchiha. Éste no la miraba, pero activó su sharingan. Un estremicimiento corrió por el cuerpo de la Hyuga al verlo. Estaban en un lugar muy concurrido. Se sintió avergonzada, como si su temblor fuese palpable por todos. El Uchiha desapareció con un parpadeo, se frotó los ojos. Hanabi pensó «¿Qué qué fue eso?».

Al día siguiente por la mañana, Hanabi estaba cruzada de brazos ante los miembros del Bouke. Tenía el cabello trenzado y rematado con una flor y vestía un kimono púrpura. En verdad su aspecto había mejorado. Incluso se notaba el maquillaje.

— ¿Nos presentará pronto a su prometido, Hanabi-san? —aventuró un valiente.

Hanabi suspiró, e hizo crujir los dedos.

Una gota corrió por la frente del Hyuga.

– En verdad, que son taimados ustedes...mi...vida... no les ha de importar.

Dos de los Hyugas se miraron con inteligencia e intercambiaron opiniones sin ser oídos.

– Hanabi-san, se cree que ese Uchiha Sasuke-san vendrá a pedirla. Paloma ingenua.

– Mientras que el cuervo no pida más de 300.000 ryos me da igual. No quiero quedarme en la indigencia por el capricho de los Uchiha.

– Si supera los 300.000, me interpondré yo mismo, no llenaré el bolsillo de Fugaku-sama mientras yo viva.

– Pero, Sakomo-san, usted ya tiene 40, es viejo para Hanabi-san...

Hanabi levantó una ceja peligrosamente y ambos callaron.

La castaña comenzó a carraspear.

– Es mi deber, informarles que no he sido pedida en matrimonio, por nadie, en lo sucesivo, todo lo que atañe a mi matrimonio está en manos de mi padre. Ambos lo hemos resuelto de esta manera con mi entera satisfacción y completa disposición para todo lo que mi padre decida sobre mí — La Hyuga miraba a ambos lados para ver si había calado la indirecta. Suponía que sí pero los rostros de los hombres eran contenidos.

Una esperanza que uno de los Hyuga parecía alarmado ante esta idea.

– Hanabi-san – dijo el joven Hyuga, el que parecía más temeroso – en verdad todos estamos de acuerdo en que usted debería ser pedida como Kami-sama manda. Ya no son los tiempos de antes. ¡Su padre no debería tener la última palabra a la hora de decidir con quién casarla!

Más de una gota de sudor se impregnó en la frente del joven Hyuga.

Hubo más rumores. Dos Hyugas cuchicheaban.

– ¡Nuestro hermano sabe lo que se hace! ¡Hiashi-sama siempre ha dicho que casaría a Hanabi con uno de nosotros!

– ¡Por todos los dioses! ¡no quiero más jukens contra mi precioso cuerpo! ¡casarse con ella si es como molino de viento! ¡prefiero abrazar una hélice electrificada por las noches!

A Hanabi le saltó una vena, mientras apretaba la mandíbula.

– ¡No crean que no los entiendo! ¡A mí también me resulta difícil estar aquí!¡pero es mi deber! Mi hermana necesita nuestra ayuda. — Hizo una leve inclinación con el cuerpo, fingiendo que el haori le era estrecho para continuar — Una unión entre Souke y Bouke sería ventajosa para ambas partes.

Todos contuvieron una lágrima y comenzaron a abrazarse haciendo mucho ruido. La chica apretó los labios reprimiendo su enfado naciente.

– ¡Hanabi-san! En el fondo es una tierna... – se decían suspirando unos contra otros. Tras unos minutos hubo un silencio en que se escuchó caer algún alfiler. Hanabi estaba tan confundida y ofuscada que había perdido el hilo de su argumentación. Sonó el gong que dio por concluida la reunión y todos salieron, chocando unos con otros.

A la castaña le saltó otra vena. Volvió a apretar la mandíbula al ver el panorama.

– No canten victoria...– dijo ella mientras se levantaba. Su bella silueta quedó a la vista, y alguno de los miembros del Bouke se arrepintió de dejarla irse y quiso hablar pero milagrosamente recordó los retos y jukens de la castaña y se abstuvo. No convenía jugar con fuego.

Hanabi salió a tomar el fresco fuera de la mansión, agobiada por todo lo que acaba de escuchar. Vio a Sasuke Uchiha paseando cerca de territorio Hyuga y pensó en marcharse. Desde su último encuentro, la chica se sentía confundida respecto a cómo debía ser su comportamiento con él. El chico jamás le había tomado inquina, aunque ella le había hecho mucho daño. Un perdón no arreglaba toda la confusión.

— ¡Eh Hanabi! — llamó Sasuke acercándose rápido a la Hyuga.

— Hola Sasuke... — la chica ahora no sabía que decir se lo encontraba con la mirada perdida de siempre.

— Ha...hace buen día...— dijo él, tendiéndole un ramo.

— ¿So-son para mí? — musitó la chica Hyuga tomando las flores. Sasuke estaba sonrojado como una amapola. Ella tembló ligeramente, al ver que se había quedado quieto.

— Maña...mañana me voy a una misión ...— dijo él procurando no mirarla a los ojos — quizá no te vea en algún tiempo...yo-yo...no sé...

Hanabi lo miró sonrojada, en realidad ahora el Uchiha estaba muy guapo.

— Ahora... — dijo ella con un mohín — ahora no estoy saliendo con nadie.

— Ah...— dijo Sasuke con la mano en la nuca — pensé que salías con Konohamaru.

— Oh no, no —se apresuró a decir la Hyuga — rompimos hace mucho. No hubo química.

Sasuke la miró, y una mezcla de miedo y deseo se fundió en su expresión. Hanabi lo miraba interesada y aún sorprendida.

— Ah, pues... — dijo el chico turbado hasta la médula — espero hablar más contigo cuando vuelva de la misión.

— Sí...— dijo ella oliendo las flores.

— Sí, ha sido agradable — dijo tartamudeando el Uchiha, luego salió corriendo.

Hanabi abrió la boca como si fuese a decir algo pero se encontró sola. Miró en derredor, por suerte, parecía que nadie los había visto juntos. Suspiró.

Esa tarde Uchiha Itachi descubrió a Hinata Hyuga en el patio uchiha.

— Hinata...— dijo el Uchiha — ¿Qué haces aquí? — salía de un entrenamiento. Miró a la Hyuga con curiosidad.

La chica no le respondía.

— Hinata, ¿me oyes? — preguntó el Uchiha, tomándola de los hombros y obligándola a enfrentar su mirada.

— ¡Déjame en paz! — gritó la chica.

— ¿Qué dices? — preguntó el Uchiha, consternado— ¿qué te ha pasado? ¿qué te he hecho?

Como no se marchaba, la Hyuga le dio una mirada de odio que se le clavó.

— ¿Aún lo preguntas? ¡Ya sé que te vas a casar con una chica!

— ¿Quién te ha dicho eso, Hinata? — preguntó él.

— A tí no te importa.

— Claro que sí. Hinata tú sabes lo que es pertenecer a un clan, yo tengo mis responsabilidades. Es algo normal tener prometida.

— Por supuesto que es normal tener prometida. No te juzgo por tenerla, sino por no habérmelo dicho. Y ahora quieres que te hable como si no hubiera pasado nada.

La chica simplemente le dio la espalda. Cerca de los límites del patio pudo ver a su hermana Hanabi. Corrió hacia ella dejando al Uchiha.

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— ¿Casarse fuera del clan una de mis hijas? — decía Hiashi mientras se paseaba de un lado a otro de la habitación. Su sobrino estaba sentado en el suelo sorbiendo té de raíz en frente de uno de los viejos del Consejo Hyuga.

— Es lo que esperaría después del alboroto que ha armado Hinata...— respondió el anciano, vestido de yukata y con bastón esmaltado.

— Hinata-sama no ha armado ningún alboroto... — dijo Neji, tranquilo, frunciendo los párpados.

— Basta, Neji, no intentes defenderla. Ha sido inaceptable — dijo Hiashi, haciendo callar al más joven mientras el viejo tosía asintiendo con la cabeza — No la eduqué para que se escapara y diera qué hablar a toda la aldea.

— Hinata-sama ha demostrado una gran vulnerabilidad, me pregunto si sirve para un arreglo tan serio como el que se propone en el testamento de tu padre, Hiashi.

Hiashi extendió un largo pergamino, que tocó los pies de Neji. Se apoyó en un saliente de la gran mesa.

Al empezar la lectura, el anciano y Neji, lo acompañaron con unos mantras muy antiguos de la familia.

— Está todo claro — dijo Hiashi, concluyendo — mi padre dejó escrito que una de mis hijas se casase con alguien del Bouke. Al parecer fue un acuerdo que se dió cuando mi madre salió del Bouke para casarse con mi padre. Mi abuelo materno le hizo jurar que uno de sus descendientes, si era niña, se casase con alguien del Bouke. Es obvio que ningún clan la aceptará.

— Tú, joven, ¿sabes lo que quiere decir? — dijo el anciano hacia Neji. Éste se puso colorado.

— Hace dos años, la actual Hokage prohibió los matrimonios entre parientes de cuarto grado.

— Esa puta...— gruñó el anciano.

Hiashi se pasó la lengua por los labios. — No podemos precipitarnos, aquí está Neji, nos puedes decir si Hinata o puede que incluso Hanabi, son amigas de alguno de los del Bouke.

El jefe del clan y el anciano pusieron el oído para escuchar al joven. Neji sentía estar en una reunión de Pervertidos Anónimos.

Suspiró. — No, que yo sepa.

Aunque la probable amistad que Hanabi pudiese tener con alguien del Bouke le hacía gracia. Le hubiese gustado verlo, con o sin herencia.

A lo lejos Hanabi pudo ver que unas Nara estaban molestando a una Hyuga. Se interpuso entre ambas combatientes.

— Esta Hyuga es igual a Hinata —dijo Kagura.

— En realidad todos los Hyugas se parecen — rió la prima de Kagura.

Extrañamente no se metieron con Hanabi y se fueron en paz, dejando a la Hyuga herida en el suelo. La Hyuga miró en todas direcciones, sin ver a nadie más.

— ¿Estabas sola, Kobane-chan? — preguntó Hanabi. La otra meneó la cabeza a uno y otro lado.

— ¿No te han hecho daño? — preguntó kobane.

— No. Ya estaba preparada para darles en el trasero pero parece que me tuvieron miedo.

Kobane, con sangre en el labio ahogó una risa. — No creo, Hanabi-chan...

Con bastante esfuerzo Hanabi logró levantarla del suelo y llevársela. — Pienso que puedes caminar, aunque ese pie tiene mal aspecto, creo que hay que cortar.

Kobane rió la broma. — Hanabi-chan, déjame en mi dormitorio y vete por tu hermana.

Hanabi abrió los ojos, sorprendida de que ya se hubiese enterado todo el mundo de que su hermana se había escapado.

— Gracias Kobane, — tuvo suerte que Ko apareció junto al portón Hyuga y se hizo cargo de la chica herida.

— Hanabi-san, — llamó Ko,— si busca a su hermana, Hinata-sama está en el patio uchiha.

Hanabi se encaminó hacia allí. Al llegar vio que su hermana se despedía de un hombre moreno, sin duda Uchiha.

— Neesama — gritó corriendo hacia ella. Hinata la abrazó con fuerza.

— ¿Quién era, neesama? ¿era Itachi?

— Vámonos Hanabi-chan, no es seguro hablar aquí —dijo Hinata.

De uno de los portales pudo ver que salía Sasuke Uchiha, protestando porque una pelirrosa le tiraba de la manga. Sasuke se quedó mirando a Hanabi como esperando algo, pero la Hyuga fingió no verlo. Hinata se dio cuenta y tampoco miró al Uchiha.

Apenas sin hablar, las hermanas comenzaron a caminar. Hanabi estaba pensativa e Hinata parecía enfadada, algo extraño dado su carácter afable.

Hinata miró de repente a su hermana pequeña. — Ummm...Hanabi-chan, casi no te reconozco, estás muy hermosa.

La otra giró sobre sí misma enseñando su arreglo, mientras guiñaba un ojo. — Gracias, neesama.

Hinata la miró de reojo. — Siempre te había visto en ropa de lucha. — le señaló un lugar animado, que resaltaba entre las fachadas sombrías de la aldea.

A Hanabi le brillaron los ojos y miró a su hermana. — Sí, aprovechemos que estoy arreglada para entrar, sí por favor.

Hinata consintió y fue arrastrada dentro del local. Pronto tuvieron muchas miradas encima, ya que no era habitual que las Hyugas se pasearan por allí.

— Neesama, ¿me dirás quién era el que hablaba contigo? — preguntó Hanabi, con gesto mimoso.

— Ummm...nnnn

— ¿Te ves con Itachi? ¿eres su novia? ¿vas a...?

— Ko, te la encargo — dijo Hinata en voz alta al Hyuga, que pasaba con alguien del brazo.

Cuando Ko llegó al lado de Hanabi, le tendió la bebida a la chica.

— Arigato, Ko — dijo ella.

— Está bien, Hanabi-san — dijo él — yo también tengo que agradecerle lo que ha hecho por Kobane-chan. Ella puede ser un poco torpe a veces.

Hanabi rió. — No me tienes que dar las gracias porque mi hermana te haya mandado quedarte a mi lado en la fiesta. Te libero — dijo haciéndole una señal en la frente— puedes irte.

Ko asintió mientras miraba en derredor a la gente.

— Sí será mejor que me vaya, Hanabi-san, si nos ven demasiado juntos pueden pensar lo que no es.

— Si ése el motivo, te sigo adónde vayas y que piensen lo que quieran.

— Pero usted... —dijo Ko, con asombro. Calló sus pensamientos y sonrió.

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— Está muy tranquila, Hinata-sama — dijo Neji, mirando a su prima — me alegro de que haya hecho las paces con Hanabi-san.

Hinata parpadeó confusa ante las palabras de su primo. — ¿Qué dices, Neji? ¿porqué habría de sentirse disgustada conmigo, Hanabi?

Neji se cruzó de brazos, sonriendo. — Nunca deja de impresionarme su inocencia. El escándalo de su «huída» del hospital, ha obligado a Hanabi a buscar marido fuera del clan Hyuga.

Hinata tomó el brazo de Neji, desconcertada. — Hanabi no me ha dicho nada.

Neji cabeceó riendo. — Hanabi-san preferiría morir antes que causarle a usted algún disgusto, por mínimo que fuese.

— No puedo creerlo — dijo Hinata — yo me siento tan culpable. La Hyuga hizo de ademán de ir a hablar con su hermana pero su primo la detuvo por el brazo negando con la cabeza.

— No, Hinata-sama — estaban en un lugar semioscuro, y Neji acercó su cara a la de su prima con los ojos entrecerrados. — Es ya demasiado, tarde y usted no tiene derecho a pisotear las buenas intenciones de Hanabi. No lo hará, nunca... — Los labios de Neji se acercaron a la mejilla de la Hyuga, rozando apenas su tersa piel y provocando un temblor sorpresivo en la joven. Ésta se apartó como si le hubiesen sacudido un rayo.

— ¿Qué haces, Neji? — dijo, ofendida, apartándose de su primo. Neji sólo se enderezó mientras clavaba con seriedad sus ojos en ella – ¡No me toques jamás! — y salió corriendo del lugar.

El Hyuga sólo se quedó mirando a su prima huir. «No puedes estar escapando eternamente, Hinata. No puedes.»

«¿Cómo se atrevía a hablarle en ese tono, su propio primo?¿Es que acaso se había vuelto loco?¿ o quizás estaba realmente interesado en ella? ¿En qué estaba pensando?» Mientras lloraba no era capaz de pensar con lucidez, así que se detuvo lo suficientemente lejos de todo rastro humano, para descargar su llanto. Lloró, y lloró. Estaba cerca de los límites de la aldea, aquéllos que vigilaban los Uchihas. Este pensamiento la hizo cubrirse el rostro tras un árbol.

— Hinata, ¿eres tú? — dijo una voz conocida.

— Shi-Shisui — respondió ella, tratando de mantener la distancia.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó el moreno, para luego sonreír como era su costumbre.

— Yo-yo.

— No pasa nada, te llevaré de vuelta al recinto — dijo el hombre tomándola de la mano. Hinata dió un brinco, cuando él empezó a tirar de ella para encaminarse de nuevo al recinto de la fiesta. Logró soltarse de la mano del Uchiha, no sin dificultad — Sumimasen, Shisui, he de volver a la mansión Hyuga.

Él la miró extrañado. — No me lo creo, tampoco me has respondido qué haces aquí.

Ella comenzó a temblar y él la miró aún más detenidamente, al final dibujó una sonrisa.

— ¿No vas a decirme qué pasó, Hinata? — dijo, acercándose, y flexionando los párpados — ¿o acaso quieres ver a alguien en especial?

— Yo...yo — Hinata comenzó a jugar con los dedos, de repente sintió una opresión contra su boca. El Uchiha le había estampado un beso en los labios. Ella se alejó, sorprendida y muy sonrojada, con las manos contra el pecho.

— ¿Te gustó, Hinata? — dijo él, sonriendo aún más ampliamente y luego pasándose la lengua por los labios — ¿te gustan los Uchihas?

La mano de Hinata describió una parábola en el aire y aterrizó con fuerza en la mejilla del hombre. Shisui la miró sorpendido, llevándose una mano a la mejilla golpeada. Ella tenía los ojos brillantes, como dos lunas redondas y perfectas plagadas de lágrimas.

— Gomen, Hinata, yo mismo me lo había buscado — dijo el hombre con la mano aún en la cara. Tomó de nuevo la mano de la chica. Ella intentó deshacer el agarre pero esta vez debía tener algún jutsu extraño. Al final fue arrastrada hasta el recinto.

Hanabi y Ko vieron llegar a Hinata de la mano con Shisui. Ko sólo miró hacia los lados, y desapareció sin decir nada a Hanabi. Ésta se dio cuenta minutos después de que estaba sola, y se fue donde Kobane.

Dos horas después en la casa Hyuga había un nuevo escenario: Hanabi llevaba media hora maldiciendo, otra media hora profiriendo insultos, y una hora completa con el byakugan activo. Afuera de la mansión Hyuga, Uchiha Sasuke no se daba por vencido. Llevaba tocando el portón algo más de cincuenta y cinco minutos.

– ¡¿Van a atenderme, señores-de-la-nada?! – gritó a pleno pulmón el menor Uchiha hacia la fachada principal del Souke.

Una ventana de la mansión se abrió de par en par y la cabeza de Neji con gorro de dormir lo increpó.

– ¡Vete a dormir la mona! – gritó en genio Hyuga.

– ¡No te entrometas, Neji! Dile a Hanabi que me abra la puerta...– replicó Sasuke, gritando a su vez– he de decirle algo – dijo el Uchiha con una sonrisa malvada.

– ¿Algo? – dijo Neji ahogando la risa – ¿Tienes idea de la hora que es, Uchiha? Esto es una casa decente.

— Mierda, Neji...no quiero hablar contigo — gritó de nuevo el Uchiha.

Neji hizo una señal de calma con la mano mientras sonreía sarcásticamente, apoyado en la esquina de la ventana. Luego dijo:

– Mañana serás el hazmerreír de Konoha...

– ¡Quiere guerra! ¡la tendrá! – resolvió Hanabi, siendo a duras penas bloqueada por Hinata y Neji, quienes no estaban dispuestos a pasar la noche en vela.

– ¿Qué hacen, gritando por la ventana a estas altas horas de la noche? – dijo Hiashi, entrando en la habitación de su hija. Luego sus ojos pasaron a su hija menor que se ruborizó – ¿y parece que gritan por tí, Hanabi?¡nunca lo hubiese creído! ¡tan discreta fuiste siempre! ¡me traerás más problemas que tu inútil hermana mayor!

La castaña dio un gemido de impotencia.

Las venas de Hiashi saltaron como ciervos en su frente. – ¡Sal ahora mismo y arregla este asunto! – y se volvió a su habitación empotrando la hoja de la puerta en el dintel tras de sí.

– ¡No! – negó Hanabi, moviendo la cabeza hacia Neji e Hinata. Ésta le acariciaba el cabello.

– ¡Vamos Hanabi-chan! – dijo la mayor – queremos dormir...tienes que aclarar este embrollo...

– Estoy seguro que no es apropiado acosar a una muchacha de esta manera – terció Neji, cruzándose de brazos.

El Uchiha menor dio una patada de impaciencia a una pared desnuda. La sombra que iba con él, se adelantó y negaba con la cabeza.

– Sasuke, ¿en serio quieres continuar con esta broma?

– ¡Para tí es una broma! ¡para mí no! – replicó Sasuke con una mirada peligrosa.

– Sasuke, es ridículo exigirle a una mujer que cumpla con su palabra...no conoces a las muje...

El otro se volvió con una sonrisa malvada hacia su compañero.

– ¡Hanabi-chan es distinta! ¡Sé que hay algo entre nosotros! — todo esto lo decía en voz casi inaudible.

El otro seguía negando con la cabeza.

– Tal vez hayas malinterpretado sus palabras, Sasuke.

Sasuke lo miró contrito y sentenció.

– Es cierto. Entonces yo sí puedo reprocharle el que me haya dejado con cara de tonto en la fiesta.

– Entiendo, «quieres decirlo»...– dijo el otro reprimiendo la risa.

En ese momento se abrió la ventana del Souke y una castaña con el cabello enmarañado y la cara endemoniada los miró con furia.

– ¡Por fin estás aquí! – dijo Sasuke señalándola, a la vez se pone de rodillas y comienza– Te...tengo que hablar contigo, baja por favor.

Un silencio sepulcral siguió a la declaración.

– ¡Cretinos! – escupió la Hyuga con mala baba.

– ¡Cuidado Hanabi con lo que sale por tu hedionda boca! – gritó Shisui, que saliendo de la sombra, avanzó hasta que la luz le dio de lleno.

– ¡No he hablado contigo niñera estúpida! – respondió Hanabi– No tienen otra cosa que hacer que venir a mi casa a deshonrarme delante de mi querida y hermosa neesama, mi primo y mi retrógrado señor padre.

– Me tocó hacer guardia aquí, que quede claro, enana fea – replicó Shisui cruzándose de brazos – a veces pienso que un par de latigazos no te vendrían mal como correctivo.

– ¡Te rompería el látigo y te lo haría tragar maldito Uchiha!

– Eso habría que verlo – dijo el Uchiha con una sonrisa malvada.

– ¡Hey! – se quejó Sasuke mirando a ambos – ¡se supone que soy yo el que viene a hablar con ella!

Una ventana superior mucho más amplia se abrió de par en par y la cara del líder del byakugan se notó más tensa que nunca.

– Regresen mañana por la mañana a tiempo para la orden del día con un contrato de matrimonio, uno, no dos...pero ahora, por favor...– siguió cortante – váyanse. Los Hyugas necesitamos el dormir más que el kekkei genkai...

Los Uchihas callaron. Shisui puso una mano en el hombro de Sasuke y le hizo una seña con la cabeza, el otro asintió. Luego el mayor puso el dedo en los labios y señaló hacia la reja, el menor asintió y señaló hacia la puerta.

– ¿Qué demonios hablan esos dos? – dijo Hanabi con una vena en la frente. Se dirigía a Neji y éste se inmutó.

– Hanabi-san, – contestó su primo con un suspiro – le dije que no era buena idea enfrentarse con ellos. Son capaces de convertirla a usted en una gran broma para la aldea.

– Hanabi, por favor, luego tengo que hablar contigo – dijo Hiashi, cerrando su ventana.

– Yo, me voy a dormir – dijo Neji, cerrando la suya – estos Uchihas viven la noche, yo el día.

– Yo también me voy – replicó Hanabi.

– ¡No! – dijo Hinata desde dentro– Hanabi-chan, espera a ver que te dicen, escúchalos no tienes porqué contestarles con una afirmación, puedes escurrir el bulto. Te estás jugando la posibilidad de un marido.

– ¡Vaya neesama! No sabía que conocías tantos trucos... contigo a mi lado, estoy segura de ser cada día más sabia.

Los dos Uchihas habían terminado de hacerse confidencias y ahora miraban hacia arriba.

– ¡Nos vamos, Hanabi! – dijo Sasuke con una media sonrisa. A su lado Shisui se partía literalmente el culo. – Todo ha sido una broma para que sueñes conmigo...

Se fueron alejando poco a poco, aunque seguían departiendo ambos ahora con mirada seria.

Hanabi apretó los puños y miró de reojo a su hermana. Hinata le dijo con la mirada «cálmate». Hanabi sólo tomó aire y cerró el pestillo de la ventana.

– Esos dos... traman algo... – dijo Hinata con la mano en el mentón – pero, ¿qué?

– Los cuervos son manipuladores en potencia...lo peor que podemos hacer es relacionarnos con ellos, ¿verdad, neesama? – La mirada entrecerrada de Hanabi pasó hacia su hermana, la cual se encogió de hombros.

– Hmpf...

Sasuke caminaba a trompicones, apoyado en Shisui, era indudable que no aguantaba el alcohol. El Uchiha mayor miró la luna, calculó que era muy tarde para él, chasqueó la lengua. Aquellas noches solía pasarlas con Itachi, entrenando. Habían cambiado mucho las cosas desde aquellos días. Cierto que en su apartamento ya no estaba solo pero echaba de menos a Itachi.

Por el camino se cruzaron con una chica pelirrosada y dos amigas, una rubia de figura hermosa y otra insignificante con dos moños y cabello castaño.

– Chao, Sasuke- kun y compañía...– saludaron entre risitas a los Uchihas.

Shisui se volvió mientras Sasuke escondía la cabeza.

– Adiós señoritas – respondió con una sonrisa el mayor y guiñó un ojo a la rubia, la cual se ruborizó.

– Shisui-san es un atrevido – se quejó la pelirrosa, enfadada porque ella no había captado su atención.

Shisui hizo una mueca y señaló a Sasuke con la cabeza.

– Mañana te lo dejo delante de la puerta – dijo el Uchiha, sosteniendo al chico.

– A las siete por favor, antes no estoy preparada – dijo Sakura echando a andar. Las otras la siguieron, llamándola atrevida y otras cosas.

Shisui sonrió al verlas irse. No necesitaban su escolta, puesto que Itachi estaba por allí, había sentido su chacra, pronto tendría que relevarlo.

Sasuke pareció despertar un poco de su sueño.

– Shi...Shisui...– abría lentamente los ojos, viendo al Uchiha en el que se apoyaba – ¿y Hanabi?

– Hanabi– Hanabi, ¿no tienes otra cosa en la cabeza? – gruñó el Uchiha mayor, acalorándose al instante. Incluso Sasuke se extrañó de su comportamiento, pues Shisui era siempre tranquilo, apacible – Sakura es una excelente compañera, no sé qué le ves a esa Hyuga altanera.

– Hmpff...– soltó Sasuke, rodó los ojos y miró hacia el Uchiha sin mediar palabra.

Pasó un rato de silencio en que ambos caminaban por calles solitarias, barridas por el viento.

Shisui soltó un suspiro cuando llegaron al hogar de Sasuke.

– En serio, ¿qué quieres con esa muchacha Hyuga? – preguntó Shisui mojándose los labios y pasando la mano por el cabello. Parecía un poco nervioso pero su voz era firme y con un timbre agudo.

Sasuke lo miró con los ojos entrecerrados.

– No me parece tan mala chica...– empezó Sasuke mirando hacia los lados.

– ¿Y Sakura? ¿acaso no es mejor Sakura? – dijo Shisui con las manos en jarra, parecía impaciente. La hora era desacostumbrada y tendría poco tiempo de descanso.

– ¡Por supuesto que no! ¡Sakura es molesta y engreída!

– ¿Entonces quieres salir con Hanabi? – siguió el mayor, levantando una ceja.

– No pienso contarte lo que voy a hacer...pero mañana no iré por Sakura – Casi no se podía tener en pie, los ojos se le cerraban de sueño.

Despidiéndose Sasuke entró en la casa y cerró la puerta tras él.

Shisui empezó a bajar por la cuesta pensativo.

– ¿Has oído Sakura? – dijo el Uchiha con voz bien modulada. Hacía rato que oía pisadas tras él.

– Sí – dijo la pelirrosa saliendo de detrás de un contenedor de basura – lo he oído – bajó la cabeza en señal de rendición.

El Uchiha puso su mano sobre su cabeza y sonrió.

– ¡Mujer no te preocupes! – dijo en tono animado – mañana te llevaré a la casa de Sasuke para que conozcas a Mikoto-san. – Luego con cariño, le acarició la mejilla, los ojos de Sakura brillaron de felicidad con lo que él le dijo – y además haré todo lo posible para que tú y Sasuke estéis en el mismo grupo de jounin, moveré hasta el último hilo si es necesario.

– Gra– gracias – dijo la Haruno, con los dedos entrelazados.

Como Shisui seguía acariciando su mejilla y bajaba más y más la cabeza hacia la cara de ella, Sakura se apartó repentinamente. El movimiento no cogió desprevenido al moreno que la dejó ir, mientras sonreía a la chica, ladino.

«Sakura...» se dijo a sí misma, mientras se alejaba de la zona Uchiha « vas a tener que perfeccionar la cobra si Shisui te sigue ayudando con Sasuke– kun...»

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N/A_ Hola, hace ya mucho que empecé a escribir esta historia y tuve una nueva idea. No sé qué tal resultará. Espero que les haya gustado la continuación y dejen review para dar críticas y lo que se les ocurra. Me gustaría colocar alguna pelea pero creo que no soy buen narrando peleas de naruto, al final el autor hizo lo que quiso con personajes a los que puso en un nivel inalcanzable así que este tipo de narraciones no me dan mucha seguridad. Gracias a todos los que han seguido esta loca historia, nos vemos.